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La recepción de la emoción violenta en el personaje trágico de Medea. Su hibridación en el ensayo y en la cinematografía

La réception de l'émotion violente dans le personnage tragique de Médée. Son hybridation dans l'essai et dans la cinématographie
Reception of the violent feeling in the tragic character of Medea. Her hybridization in essay and in cinematography
María Silvina Delbueno

Résumés

Une fois de plus, le personnage mythique de Médée nous revient dans de nombreuses réceptions et à travers les genres les plus dissemblables. Sa condition la plus dramatique, celle d'une femme-mère infanticide, lui a permis de migrer dans de nombreuses époques et de nombreux espaces pour être l'objet d'étude d'ouvrages de nature diverse. C'est le cas de notre travail, dont l'objectif est d'étudier, du point de vue des études de la réception, l'émotion de la violence de cette héroïne à travers l'hybridation de deux genres. Pour ce faire, nous aborderons l'essai La compassion difficile (2019) de Chantal Maillard et le film Médée (1988) de Lars Von Trier, ce dernier étant intertextuellement pris comme point de départ du premier, tous deux inspirés de la tragédie euripidienne. La particularité de cette hybridation générique continue de mettre l'accent sur les relectures imprévisibles des classiques.

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Texte intégral

Introducción

  • 1 Lorna Hardwick, Reception Studies, Oxford, Oxford University Press, 2003, p.2003.

1Una vez más, el personaje mítico de Medea vuelve a nosotros en numerosas recepciones y desde los géneros más disímiles. Desde el momento en que el poeta griego Eurípides le imprimió la condición ominosa de mujer filicida, su itinerancia la ha anclado en tiempos y espacios lejanos de la Antigua Grecia y le ha permitido migrar, de acuerdo con el concepto de Lorna Hardwick: “Movement through time or across place; may involve dispersal and diáspora and acquisition of new characteristics.”1

  • 2 Cf. Charles Martindale, “Reception”, Classical Reception Journal, in A Companion to the Classical T (...)

2De este modo, nuestro trabajo se sustenta en los estudios de recepción que se fundamentan en la reciprocidad y en la relación dual entre culturas, textos y contextos que involucran al lector en la apropiación de la obra, aprehendida como reelaboración dialógica de un texto griego y su mito desde el presente2.

  • 3 Francisco García Jurado, “Tradición frente a Recepción clásica: Historia frente a Estética, autor f (...)

3Según nuestro parecer el concepto de recepción involucra al de tradición 3, dado que tanto uno como el otro transportan aquello de lo que hablan a nuestra actualidad. Entonces, la recepción permite transformar ese pasado, transplantarlo, reescribirlo, reinventarlo de acuerdo con la mirada de cada lector y con la realidad contextual que le toca vivir.

  • 4 Chantal Maillard, La Compasión difícil, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2019. Nacida en 1951. Poeta y (...)
  • 5 El cineasta danés Lars Von Trier resemantiza al personaje mítico que nos compete en su film Medea, (...)
  • 6 Gérard Genette, Palimpsestes. La littérature au second degré, Paris, Editions du Seuil, 1982, p. 9- (...)

4Desde esta perspectiva, Chantal Maillard 4propone en su ensayo La Compasión difícil, un punto de encuentro con la heroína euripidea y con el film Medea de Lars Von Trier 5, tomados ambos en función de hipotextos en términos de Gérard Genette6. Ella ha logrado focalizar la emoción en torno de los hechos de violencia de la protagonista a partir del cruce de los géneros: trágico, ensayístico y fílmico, pues la literatura nos permite reflexionar y dialogar con otros discursos. Resulta innegable su deuda para con el cineasta danés cuyo film le ha concedido inquirir desde una mirada transformadora las zonas más oscuras, por un lado, en la particularidad de la protagonista trágica, por otro lado, en la generalidad de la violencia humana.

  • 7 Brian Stross, “The Hybrid Metaphor: From Biology to Culture”, The Journal of American Folklore, 199 (...)

5Si nos atenemos al concepto de hibridación, Brian Stross da cuenta 7:

The biological hybrid is a cross between different strains, races, varieties, species, or genera of animals or plants, indicating a range of degrees of difference which the parents can or must exhibit and therefore implying the existence of upper and lower boundaries for that range.

  • 8 Deborrah Kapchan and PaulineTurner Strong, “Theorizing the Hybrid”, The Journal of American Folklor (...)
  • 9 Néstor García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Barcel (...)

6En este mismo sentido, Deborrah Kapchan and Pauline Turner Strong lo definen: “Genres, like utterances, are permeable and unruly. Given to multiple interpretations, arising intersubjectively, they defy uniformity of response.”8 De acuerdo con las reflexiones anteriores, Néstor García Canclini, agrega que al trasladar este término del ámbito de la biología a los análisis socioculturales ganó campos de aplicación pero perdió univocidad. Entonces, denomina hibridación “[…] a los procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas.”9

7La complejidad de la hibridación nos permite estudiar en general enfoques transgenéricos como transdisciplinares, logrando subvertir las fronteras conceptuales. En la particularidad de las obras aquí abordadas focalizaremos el eje vertebrador en el que confluyen la tragedia, el ensayo y el film: la recepción de la emoción de los hechos de violencia que se imprime en nuestra heroína. Es decir, el modo en el que la tragedia se derrama y está latente en el ensayo desde la recepción de la alteridad de una mujer, la negación de su maternidad y la perpetración del crimen liberador. Del mismo modo, el ensayo recupera al film, al expresar gráficamente los silencios impuestos en las secuencias cronometradas del infanticidio, pautadas desde un giro totalmente innovador por parte Lars Von Trier.

  • 10 Aristóteles, Retórica. Libro II,1, 1378a20-23, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990.

8Por lo expuesto, nos será necesario enfatizar los términos aludidos anteriormente: emoción y violencia. Si partimos del sema emoción recordemos que en lengua griega hace referencia al término páthos. Ya Aristóteles lo ha definido como aquello por lo que los hombres son transformados, modifican sus juicios y a los cuales siguen dolor y placer.10 En este sentido, más recientemente, Claudia Fernández y Emiliano Jerónimo Buis apuntan:

  • 11 Claudia Fernández y Emiliano Jerónimo Buis, “Las emociones en el mundo griego antiguo: Debates y Pe (...)

Las emociones proveen juicios de valor sobre un ‘objeto’ externo percibido; constituyen un proceso cultural, social y colectivo que no puede reducirse a la espontaneidad […] regulan las relaciones sociales de evaluación, aprobación o rechazo de los otros. 11

  • 12 Victoria Camps, El gobierno de las emociones, Barcelona, Herder, 2011, p.35.

9Este es el caso específico de la recepción del personaje de Medea desde el mito hasta la actualidad en el que “su emoción acaece como consecuencia de un fracaso.” 12

  • 13 Aristóteles, Retórica. Libro 1,13, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990,
  • 14 Nick Fisher, Hybris. A Study in the Values of Honour and Shame in Ancient Greece, Aris &Phillips, E (...)
  • 15 Johan Galtung, “Cultural Violence”, Journal of Peace Research, Vol.27, n°3, 1990, p.292.

10Y si nos detenemos en el término violencia, Aristóteles también definió la “violencia desmedida o hybris como sinónimo de deshonor, honor herido.”13 En tanto, más tarde, Nick Fisher combina su filiación con la impiedad y afirma, “[…] hybris is essentially the serious assault on the honour of another, which is likely to cause shame, and lead to anger and attempts at revenge.”14 Por su parte, Johan Galtung analiza la tipología de la violencia en cuatro instancias: “Survival Needs, Well-being Needs, Identity Needs and Freedom Needs.” A cada una de ellas le corresponde un subtipo de violencia directa. Nos detendremos solamente en la primera y en la cuarta, las que aquí nos interesan por tratarse de los rasgos salientes de nuestra heroína. A la primera instancia le corresponde el subtipo “Killing” y, a la última: “Repression, Detention, Expulsion, Marginalization and Fragmentation.” 15

11Por tanto, el personaje de Medea corporiza la sintomatología de la vergüenza a partir del rechazo, la marginalización del otro social por la alteridad que su presencia provoca y desde allí comienza a operar en ella la furia vengativa que sobreviene y la lleva a actuar de manera irracional.

  • 16 Vilém Flüsser, “Ensayos”, publicado originalmente en el diario O Estado de S. Paulo, 19/8/67. Tomad (...)

12Comenzaremos con el primero de los géneros abordados, el ensayo, que entre otros autores, ha sido catalogado por Vilém Flüsser como una escritura en estilo vivo16. Entonces apunta:

Diré que la elección de hacer un ensayo es una decisión existencial en el sentido estricto del término. Marcará mi actitud ante mi tema y ante quienes leerán mi trabajo, mis otros […] El ensayo no es solamente la articulación de un pensamiento, sino la articulación de un pensamiento como punta de lanza de una existencia comprometida.

  • 17 Charles Segal, “El espectador y el oyente”, en Jean Pierre Vernant (ed), El hombre griego, Madrid, (...)

13Este compromiso al que alude la cita es el expresado por Maillard en La compasión difícil, obra dividida en tres libros. Cada uno de ellos se manifiesta en fragmentos, escritura típicamente ensayística, en los que inserta sugestivas titulaciones. Se trata del Libro Primero. El Hambre; Libro Segundo. Mérmeros o la Compasión; Libro Tercero. Conversaciones con Medea. A lo largo de todos ellos, la autora belga nacionalizada española, logra conciliar un texto sorprendentemente desgarrador que no deja de abrumar al receptor. Estructurado alrededor del círculo del hambre y de las dificultades tanto para comprender como para compadecer al otro, su entramado acentúa perspectivas filosóficas, interrogaciones ontológicas a causa de la crudeza de la existencia, la posibilidad de liberación en el suicidio, hasta llegar a la íntima condición de la maternidad y la negación de la misma. En consecuencia, dicho entramado ha permitido la hibridación de los distintos géneros a partir del conocido mito en los que Maillard ha abrevado, y tal como afirma Charles Segal: “Los mitos presentados por la tragedia ya no reflejan los valores tradicionales de una remota e idealizada época. En vez de esto, se transforman en el campo de batalla de los conflictos contemporáneos dentro de la ciudad […].”17

Libro I: El hambre convoca al sacrificio propio y ajeno

  • 18 Todas las citas están extraídas de Chantal Maillard, La compasión difícil. Barcelona, Galaxia Guten (...)
  • 19 Robert Wolff, “On Violence”, Journal of Philosophy, Vol 66, n°19, 1969, p.606.

14Este libro resulta el más extenso de los tres. En él comienza a atisbarse la ferocidad escrituraria de su autora. No es casual su título, El hambre, ya que se conforma en el eje vertebrador de la totalidad de este ensayo. El epígrafe compuesto por un extracto mesopotámico nos introduce en la ciclicidad del tiempo, emanado de la filosofía oriental a la que se haya adscrito Maillard. Entonces, vida y muerte conforman un mismo hilo y por esta razón, la escritora alude a la caída de los dioses quienes moldearon a los hombres y los abandonaron en una consecuente indefensión. Por ello, transmite la experiencia del abandono anclado en su protagonista. Desde esa orfandad anuncia: “La existencia, el resultado de esa violencia.”18 (p.13). Si nos detenemos en el campo semántico de “violencia”, ya aludido en la Introducción de este trabajo, la reforzaremos con la opinión de otros autores. El término aparece como un desborde, una fuerza extrema, excesiva, inseparable de lo humano, en la que el furor, el padecimiento, la desesperación, la locura, se hallan involucrados. A su vez, Robert Wolff nos dice: “Strictly speaking, violence is the illegitimate or unauthorized use of force to effect decisions against the will or desire of others.”19

  • 20 Cf. Adam Smith, La teoría de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 1996, con respecto al térmi (...)
  • 21 Cf. David Konstan, The emotions of the ancient Greeks. Studies in Aristotle and Classical Literatur (...)

15Desde la violencia de aquel abandono, el de los dioses hacia el hombre, subyace otra violencia, la concerniente a la rebeldía de Maillard al negar la vida, único acto de libertad posible, dado que los márgenes del nacimiento entretejen “el sudario del que ya empezó a morir.” (p.13). Entre tanto, y, a partir de la ciclicidad vida-muerte, un binomio imposible de escindir y con el que se vertebra el círculo del hambre, la autora nos conmueve con la alusión a la depredación del otro, la muerte del otro, corporizada en el sacrificio que conlleva el desgarramiento del parto. Ese ser que se aviene desde la animalización, lleva a Maillard a definir dos términos: Compasión: “la parte que heredamos de los ángeles caídos” 20(p.14) y Culpa: “ la parte que heredamos de los dioses” (p.14) en los que apenas se esboza el título de la pieza para ser definida en su totalidad posteriormente. Compasión y culpa conforman las emociones de la infanticida. En este sentido, David Konstan alude a tres tipos de procesos afectivos,21 entre los que se encuentran la presencia de emociones que experimenta también nuestra protagonista como la cólera, la vergüenza o el miedo. Entonces, la extranjera padece, semánticamente del griego (pásxw) y padece con, que traducida al latín cum-patior, cumpassio, (p.73) deviene en compasión.

  • 22 Cf. Chantal Maillard, Hilos, Barcelona, TusQuets, 2007.
  • 23 Cf. María Silvina Delbueno, “Images d`une antinomie: la dimensión aérienne de l`impureté de Médée d (...)
  • 24 Pascal Quignard, L´ origine de la danse, Paris, Éditions Galilée, 2013, p.24.

16Entre la compasión y la culpa aparecen insertos los hilos del parto22, que rememoran polifónicamente conocidas voces. Por una parte, las míticas: la reina griega Penélope, destructiva hilandera, y la mortal hinduista reina Kalí. 23Por otra parte, desde la actualidad, el autor francés Pascal Quignard 24interviene en la visión de la muerte desde una extraña comparación cuando afirma: “No hay gran cosa que diferencie a la reina Medea de la virgen María, ambas arrojan al mundo hijos muertos.” La alusión a estas cuatro figuras femeninas no es fortuito. Penélope aparece como la portadora del hilo de la vida, en tanto que el resto de los personajes femeninos conmina la alianza de un mismo soplo, un mismo dolor, el binomio del hilo de la vida y el hilo de la muerte, ciclicidad anteriormente aludida. La autora insiste, pertinazmente, en caracterizar la existencia como la repetición de un crimen. La antesala de este, ya estaba focalizada a través del círculo del hambre, del que deviene la antedicha compasión y la culpa porque “despertar es caer al mundo.” (p.32). Por tanto, abrirse a la luz con un nuevo nacimiento significa, a un mismo tiempo, abrirse al abismo de la oscuridad, metáfora de finiquitud.

  • 25 Sören Kierkegaard, De la tragedia, Buenos Aires, Editorial Quadrata, 2005, p. 24 sostiene: “Pero de (...)

17Podemos constatar que esta reflexión fusiona las imágenes fílmicas a través de las cuales Maillard pone de manifiesto la hibridación de géneros. De esta manera, en el film, la oscuridad sumerge a la protagonista en las secuencias a partir de las cuales atraviesa las aguas pantanosas frente a la luminosidad del campo abierto, al momento del ahorcamiento de los hijos. En consecuencia, la autora propone la liberación del que padece a partir de la transgresión, de saberse fuera de la normalidad desde la antinomia: “contravenir la orden, negarse a procrear.” (p.38). Desde dicha marginalización evoca y se asimila a dos destituidos, dos castigados que infringieron los presupuestos establecidos. Por un lado, la alusión a Prometeo, el portador del fuego brindado a los hombres y, por otro lado, y aunado con aquél, Shivá, el consorte de Kalí, el destructor del orden. Entre estas figuras masculinas, como en las figuras femeninas anteriores, podemos leer entre líneas la alusión a la trágica reina Medea, hiladora de magia como Penélope y tan letal como Kalí, portadora tanto de vida como de muerte. Recordemos que en la tragedia Eurípides dio voz a su personaje al momento en que finaliza la dubitación de matar o no a sus hijos y en el que prima el infanticidio como acto de emoción vengativa, (vv.1061-1062). Medea, la joven virgen, anteriormente se entregó por entero a Jasón, el que la ha abandonado en el presente de la acción dramática y, en consecuencia, la ira provoca en la mujer la sed de venganza y la direcciona irracionalmente a perpetrar el crimen de los hijos. En este sentido, Maillard logra fraguar la hibridación de su ensayo con la tragedia euripidea al aludir a todos estos personajes femeninos en los hechos de violencia emprendidos cuando escribe: “Saludo a aquella, capaz de contemplar de frente el abismo que circunda la existencia […].” (p.44). Según su parecer, demasiado peso porta el dolor en la vida que se erige en un sufrimiento extremo, y en esta reflexión la autora adhiere a la filosofía del sabio Sidharta Gautama como a la filosofía existencialista de Kierkegaard en el que la acción oscila entre “el actuar y el padecer.”25 En el vértice del dolor, la escritora considera el único acto libertario que posee el ser humano, al proponer la apología del suicidio, desde la metáfora “cortar el hilo.” (p.60).

18Los temas hasta aquí propuestos: la ferocidad del hambre, la ciclicidad vida- muerte, el desgarramiento sacrificial que produce el parto, la negación de esta nueva vida, la libertad hallada en el suicidio fueron los necesarios para recepcionar directamente al personaje de la tragedia euripidea, e indirectamente a Horacio en su Ars poética y del que Maillard hace eco: “Que Medea no mate a sus hijos ante el público” (p.73) y, agregamos, a fin de evitar el terrible espectáculo en torno a los hechos de violencia. En consecuencia, la asesina de sus hijos padece la emoción desvirtuada, el exceso pasional puesto de manifiesto en “el sentimiento de orfandad” (p.85), su incipiente vértigo, el abismo a partir del cual se entreabre el binomio vida-muerte. De alguna manera, esta parte del ensayo fusiona la mayor parte del hipotexto trágico en una contundente hibridación genérica. Los tópicos aludidos enajenan a la autora de cualquier creencia. Cierra este libro retomando sus inicios, el eje vertebrador del hambre, en su animalización interior que envuelve a la presa y a la que se dedica ampliamente en el Libro II.

Libro II: Mérmeros: la hibridación de géneros

  • 26 Roland, Roland, El grano de la voz, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2013, p.19.
  • 27 Este diálogo funcionará como epígrafe de la obra poética de Chantal Maillard, Medea, Barcelona, Tus (...)
  • 28 George Didi Huberman, ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2015, p.28.

19A partir del título de este Libro II Maillard anuncia una fragmentación del mito y lo hace desde la nominación de Mérmeros, el mayor de sus dos hijos. Esta vez, el epígrafe pertenece a Albert Camus que enclava, a modo de antesala, el hilo que une igualmente tanto a la víctima como al verdugo, aquel hilo del Libro I que entrelazó, a un mismo tiempo, la ciclicidad de la vida y la muerte. Desde el inicio, la autora referencia su compromiso con Lars Von Trier y lo hace a partir de las secuencias fílmicas perfectamente cronometradas en un claro refuerzo del ensamble de géneros. “El film que es montaje y todo en el cine es un arte metonímico”26 corrobora la instancia precisa del infanticidio durante el amanecer: “_¿Qué vas a colgar de esa cuerda?_ pregunta el más joven de los hijos./ _Lo que amo-contesta Medea”_(p.121)27. El estado anímico de la protagonista del ensayo como del film se encuentra asociado tanto al placer como al dolor y es entendido por Didi Huberman como: “ese callejón sin salida del lenguaje, ese movimiento fuera del mí.” 28La correspondencia entre este y el libro anterior vuelve a erigirse en el círculo del hambre, pues de aquel animal agazapado del final del Libro I surge la cepa del crimen en este Libro, al sostener la autora “[…] el daño que mutó en ira, la sangrante herida del desprecio y el abandono, la necesidad de devolver el golpe para seguir en pie […] el amargo placer de la venganza.” (p.124). En este enunciado nos volvemos a reencontrar con la heroína de la tragedia (vv. 817-818) y en este mismo sentido, René Girard nos dice:

  • 29 René Girard, La violencia y lo sagrado, Barcelona, Anagrama, 1983, p.17.

Medea sustituye con sus propios hijos el auténtico objeto de su odio, que queda fuera de su alcance. […] Medea prepara la muerte de sus hijos de la misma manera que un sacerdote prepara un sacrificio29.

20Si nos abocamos a la actuación de la violencia de la heroína como rito sacrificial el mismo Girard afirma:

  • 30 Walter Burkert, René Girard and Jonathan Smith (eds), Ritual Killing and Cultural Formation, Stanfo (...)

The three major pillars of human culture are myths, prohibitions, and rituals and the ritual action par excellence is the killing or expulsion of a victim, performed collectively as a rule, in the rites rightly regarded as “most primitive” by early anthropologists30.

  • 31 Cuando hacemos referencia al término “semiotización” se nos hace necesario recordar que el texto es (...)

21La soga, instrumento de ejecución semiotizado31, ha sido totalmente extractada de la innovación del crimen por parte del autor danés. Por consiguiente, a él está dirigido el agradecimiento, retomado luego en el epílogo de esta obra: “[…] pues nadie mejor que él ha sabido mostrar los elementos del crimen y darles a los hijos el protagonismo y la importancia que les corresponde.” (p.125). Nos resulta significativa esta apreciación, pues la autora no solo revive de la tragedia euripidea la alusión a la perpetración del infanticidio sino también logra rastrear, a partir de la hibridación con el fílm, la compasión por esta madre amorosa de parte de uno de los hijos al momento de su muerte. Por ello, la mujer define la dimensión de su sufrimiento al catalogarse como un ser monstruoso, el animal interior aludido en el Libro I, la mujer animalizada desde la visión de los otros, como en la tragedia, (v. 92); (vv. 1342-1343) y, para ello, retoma a Michel Foucault:

  • 32 Michel Foucault, Los anormales, Buenos Aires, Fondo de cultura económica, 2000, p.61.

La noción de monstruo es esencialmente una noción jurídica, lo que define al monstruo es el hecho de que en su existencia misma y su forma, no sólo es violación de las leyes de la sociedad, sino también de las leyes de la naturaleza. Es en un doble registro, infracción a las leyes en su misma existencia. El campo de aparición del monstruo, por lo tanto, es un dominio a la vez extremo y extremadamente raro. Es el límite, el punto de derrumbe de la ley y, al mismo tiempo, la excepción que sólo se encuentra, precisamente, en casos extremos. Digamos que monstruo es lo que combina lo imposible y lo prohibido32.

  • 33 Richard, Seaford, Reciprocity and Ritual. Homer and Tragedy in the Developing, Tragic Reprocity, Cl (...)
  • 34 Jacqueline De Romilly, La tragedia griega, Madrid, Gredos, 2011, p.25.

22El ser monstruoso que asesina considera el crimen un sacrificio y un sacrificio expiatorio33. Se espera, se teme, se asiste a él y luego se llora por él34. A fin de movilizarnos emocionalmente y constatar que este crimen resulta sacrificial, nos retrotrae fragmentariamente al mito del origen del vellocino de oro en el que observamos la salvación de Frixo y el sacrificio de Hele acaecido a un mismo tiempo.

23Cíclicamente asistimos a la perpetuación del daño en los tres géneros, dado que en todos ellos, la heroína ejecuta los crímenes desde el exterior hacia su interior, es decir, desde sus enemigos griegos, Creonte y Creúsa (en la tragedia y en el film) hasta llegar al peor de los hombres, Jasón, con los asesinatos que la involucran visceralmente (en la tragedia, en el film, en el ensayo). Ya desde el mito, el sacrificio de Hele es recepcionado por Maillard para funcionar como anticipo del sacrificio de los hijos, de dos inocentes.

  • 35 Podemos apreciar la diferencia que el ensayo como el film mantienen respecto de la tragedia griega, (...)
  • 36 Respecto del conflicto entre razón y pasión Cf. Galeno, De Placitis Hippocratis et Platonis, III.3, (...)
  • 37 Cf. Charles Segal, Euripides and the Poetics of Sorrow: Art, Gender, and Commemoration in Alcestis, (...)
  • 38 Anne Pippin Burnett, Revenge in Attic and Later Tragedy, Berkeley, University of California, 1998, (...)
  • 39 Como afirma Beatriz Sarlo, Borges, un escritor en las orillas, Buenos Aires, Seix Barral, 2007, p.1 (...)

24De este modo, por tratarse el infanticidio de un acto ritual, el sema compasión se renueva desde el parámetro de la debilidad, de la desesperación de la mujer traicionada. Compasión por la que Mérmeros se antepone a la actitud de la madre, no juzga a su verdugo, no se rebela. Por ello, la autora vuelve a recepcionar la palabra inmersa en la visualización fílmica: “Le tiende la cuerda. Su gesto es antinatural […] y Medea acepta el terrible acuerdo. Asume su cordura y su condena.”35(p.134). Tan anti-natura es la conducta de Medea como la de Mérmeros y, en consecuencia, ambos se homologan. La factoría euripidea respecto de la racionalidad o no del personaje femenino, su ’akracía ya ha sido extensamente debatida36. Sin embargo, Maillard la revitaliza y, en alguna medida, capta el comportamiento de la heroína por tratarse del sacrificio que perpetra una extranjera que no puede ajustarse a los preceptos normativos de la pólis. A este respecto, claramente recepciona los versos de la tragedia (vv.222-258). Mérmeros compadece a su madre, o padece con ella. A Maillard le interesa sobremanera reescribir la óptica de la secuencia fílmica 1:04:14, la mano de Mérmeros “posándose dulcemente en el hombro de Medea” (p.128) y no en las manos de la heroína como lo referencia la tragedia y que ha sido objeto de numerosos estudios37: “Mérmeros anuda la cuerda en la otra rama del árbol muerto. Pasa el lazo alrededor de su cuello […].” (p.122). Se trata de la Compasión difícil que ha dado lugar al título definitivo, quizá, de una mayor universalidad, pues nos cuenta la autora acerca de una titulación anterior: “Piedad por Medea” (p.144). Este título ha sido justamente transformado dado que la trama de este ensayo no concierne al perdón, ni a la absolución, en todo caso, el perdón lo otorga la víctima, este hijo: “El que compadece/El que accede” (p.153)38. Desde la filosofía budista, la escritora aborda el sema compasión entendido desde un ángulo interior: “la voluntad de quienes se debaten en las estancias más sombrías de la conciencia.” (p.157). Entonces, el título del ensayo se devela en su totalidad para ser constatado en la secuencia final de Lars Von Trier, la trepidación del horror. De este modo, Maillard atestigua el entrecruzamiento genérico al expresar con palabras la escabrosa imagen visual: “Medea ha pasado la soga alrededor del cuello de Feres. Lo ha mirado a los ojos mientras se asfixiaba, como hace una madre para tranquilizar a un niño, mientras Mérmeros le sujetaba […].” (p.161) La fuerza de Medea la conforma la violencia del crimen pasional, vengativo, infanticida, la misma fuerza denotada en la heroína trágica. Sin embargo, la heroína euripidea resuelve el crimen de ambas víctimas en el interior del palacio y prácticamente a un mismo tiempo, (vv. 1270-1276), con la abrupta diferencia del ensayo y del film, que desde un espacio abierto, el hijo mayor colabora con la muerte de su hermano y con su propia muerte. Las protagonistas de los tres géneros se hallan encaminadas hacia emociones respecto de la violencia sin retorno39. Para ello nos es necesario evocar la ya aludida vertebración del círculo del hambre puesto de manifiesto en la infaltable cuerda remitida por la autora a la que amarramos o no la existencia. Ritual sacrificial en el que Mérmeros “nos conduce al lugar donde la compasión es posible.” (p.162) desde la apreciación perturbadora de que su madre resulta su verdugo.

Libro III: Medea: confrontaciones dialógicas

  • 40 Paul Ricoeur, La memoria, la historia y el olvido, México-Argentina, Fondo de Cultura Económica, 20 (...)

25Este último libro, muy diferente a los anteriores, incorpora el formato teatral ya que se encuentra escindido en tres Actos. Con ello, una vez más, Maillard recepciona la tragedia euripidea y amplía el cruce de géneros. El epígrafe nos remite a la introyección de la protagonista desde su retorno de la muerte, luego de perpetrado el crimen. Este mismo epígrafe funcionará, aunque fragmentado y, a modo de intertexto, en el poemario Medea ya referido. Por ello, la autora en el Acto I, dividido en cuatro tiempos nos confirma: “Je suis un re-venant […] transparente, fantasmal.” (p.167). Inserta desde una breve narración la secuencia fílmica en su ciclicidad, inicial y final. En una primera persona, Medea se autodefine dirigiéndose a la pluralidad de un cuerpo social, a las otras mujeres involucradas en un “nosotras” desde la propia muerte. El yo se despoja de autoridad para deshacerse en el sufrimiento que ha sido conceptualizado en el Libro I. Dicho sufrimiento aúna la emoción de la violencia por el odio y la protagonista aparece espejada en sí misma como una anciana, como si fuera otra la mujer que ha matado a sus hijos. La recurrencia dialógica entre Medea-La Mujer, la dupla conformada desde el dolor del recuerdo de ese crimen40, entendido como una ofensa cuyo pago intenta redimir. Por tanto, no experimenta la emoción de la culpa, “[…] el sentimiento que deriva de un afecto.” (p.196). La heroína pretendía un crimen justiciero, aunque paradójicamente, no vengativo, tal como lo perfiló la protagonista euripidea. La oscuridad en la que se va adentrando en el ensayo se manifiesta tanto desde su propio interior como desde el exterior. Esa misma oscuridad aparece como la reescritura de una metáfora, la permanencia de la niebla, que atraviesa todo el film, excepto en la luminosidad insondable de la secuencia final. La protagonista no concibe el duelo, solo la intemperie porque todos llevamos la muerte dentro de nosotros mismos. Por ello, no es accidental la alusión a Parménides (p.189): “[…] Desengáñate: no eres más que un punto en una línea infinita de puntos sucesivos.” Por consiguiente, venir al mundo implica una permanencia en el dolor porque la vida conlleva el daño en sí misma, a fin de alimentar el círculo del hambre, tal como ya lo ha observado Maillard anteriormente. La heroína reflejada en esta Mujer asume su derrota y testifica la orfandad, presente y pasada cuando afirma “[…] Sirva de ejemplo mi impiedad. Sirva de ejemplo mi rebeldía. Y mi tristeza. Mi tenebrosa, lúcida, improductiva tristeza.” (p.203).

26Nuevamente la ciclicidad impera desde las fragmentaciones míticas alusivas al viaje a través del mar, la navegación de los argonautas y, en clara hibridación entre los géneros trágico como fílmico. Es necesario evocar que tanto en la secuencia inicial como final, la Medea de Lars Von Trier espera sentada en una barca mecida por atormentados pensamientos y por las leves olas del mar.

27En el presente de la acción ensayística, esta mujer se sabe en la desesperación y en la entrega de la última espera, la “de un animal agotado” (p.173), ralentizado, envejecido. Animalización monstruosa que interactúa antinómicamente con el Libro II desde la emoción de la violencia del deseo de caza insatisfecho. La perpetración del crimen metamorfosea la violencia de la madre en monstruosidad ya que sus actos de violencia arrastran la frágil humanidad y la destruyen.

  • 41 Recordemos que en la numerología esotérica, el número 7 se relaciona con la sabiduría, la introspec (...)
  • 42 Con respecto al espacio, Gastón, Bachelard, La poétique de l`espace, Paris, Presses Universitaires (...)

28En el Segundo Acto de este último libro incorpora no sólo la cronología de siete días sino, más importante aún, incorpora la voz de La mujer, su otro yo, cuando vuelve a afirmar: “He matado a mis hijos” (p.178)41. Maillard perfila en su protagonista movimientos introspectivos que pendularmente ciñen un afuera y un adentro42, exterior- interior de una cueva aporética que habita. La experiencia de su dolor se constata en el recuerdo del crimen más abyecto. Dicho crimen se halla instaurado en la niebla ininterrumpida, carente de amaneceres. Entonces, nuevamente convoca la hibridación del ensayo con el fílm, pero esta vez de manera inversa. Aquella orfandad determinada por el abandono de los dioses, a la que la autora hizo referencia en el Libro I, retorna en este con la aceptación de su intemperie. Y en esa aceptación subyace el perdón: “Hay muchas maneras de matar a un hijo. / Pero sólo hay una manera de perdonarse.” (p.189). Reanuda la ciclicidad de la vida y de la muerte, tantas veces aludida, que llevamos en nuestro interior y, por ello no hay daño mayor que la misma vida. El recién nacido corrobora el desgarro en las entrañas, inserto en el Libro I. La heroína no puede dejar de mencionar la continuidad del círculo del hambre en los seres nacidos para la muerte, vertiente netamente heideggeriana. Maillard ajusta la definición de culpa dada en el Libro I, pues en el Libro II la aborda desde la cadena de causas y efectos (p.196). Ónticamente la muerte revela vida cuando la autora asume: “ser testigo de orfandad” (p.202) desde una existencia demasiado prolongada, y por ello, nos dice respecto del crimen por causa de aquella orfandad: “[…] Sirva de ejemplo mi impiedad […].” (p.203).

29Finalmente, en el Acto Tercero, la voz de Medea involucra a un “nosotras” y aparece como trasfondo la música de “Medea” de A Filetta. Entonces, da cuenta de que ha traspasado la frontera, el borde de un mundo caotizado. Ella/s regresa/n a la cueva. Nada parece tener sentido porque “[…] Este es el lugar del Hambre […].” (p.211). El mundo resulta aporético, y en él se confunden o quizás deberíamos decir, se multiplican las Medeas, las Mujeres, las otras, las que seguirán naciendo, matando, muriendo y subyacen a la deriva, tal como podemos percibir a la protagonista, tanto al comienzo como al final de esta obra.

30A Lars Von Trier están dedicadas las palabras finales por internarse como nadie en el abismo de la compasión, en la inocencia sacrificial y “[…] su cuestionable utilidad.” (p.215).

A modo de conclusión

31Tres géneros aúnan al personaje mítico de Medea a través de Chantal Maillard. De manera decisiva, la escritora recepciona la emoción violenta de la heroína euripidea a partir de la hibridación de su ensayo y del film de Lars Von Trier, del que se manifiesta deudora incuestionable. Tanto el primero como el segundo de estos géneros abrevan en la tragedia griega tomada en función de hipotexto.

32Compasión difícil sondea el abismo cíclico del binomio: vida-muerte de la vida y la muerte y el eje troncal, el círculo del hambre, nos inserta en un mundo aporético en el que una madre se animaliza al perpetrar el crimen de “lo que ama”. La autora supo transcribir en palabras los silencios fílmicos que visualizan el horror. Para ello incorpora las secuencias cronometradas de dicho film en el transcurso final. El hilo de la vida, semiotizado en la soga del cineasta, se centraliza en el gesto, en la mano del hijo Mérmeros y su compasión difícil frente a esta Medea. En ello consiste la innovación de Lars Von Trier, recuperado por la autora, pues ambos dejaron de lado la emoción vengativa de la heroína clásica para afianzar la emoción disruptiva, anti-natura de este hijo. Dos términos prefiguran el título del ensayo sobre los que la mujer-madre halla cobijo en su víctima, su guía, puesto en él el acento y no ya en la mujer.

33Mientras tanto, la corporeidad de Medea se seguirá espejando y multiplicando en tantas otras voces y entre ellas, la perturbadora voz de Maillard nos interpela.

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Bibliographie

Ediciones y Traducciones:

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Notes

1 Lorna Hardwick, Reception Studies, Oxford, Oxford University Press, 2003, p.2003.

2 Cf. Charles Martindale, “Reception”, Classical Reception Journal, in A Companion to the Classical Tradition, C.W.Kallendorf (ed), Malden, MA, Blackwell, 2007, p. 297-311; Marteen De Pourcq, “Classical Reception Studies: Reconceptualizing the Study of the Classical Tradition”, The International Journal of the Humanities, Vol.9, n°4, 2012, p. 219-226, Moira Fradinger, “Medea in Argentina”, in Brill´s Companion to Euripides, Andreas Markantonatos (ed), Vol I, Brill, Boston, 2020, p.109-1133.

3 Francisco García Jurado, “Tradición frente a Recepción clásica: Historia frente a Estética, autor frente a lector”, Nova Tellus, Vol.33 n°1, 2015, p.14, sostiene: “[…]a la hora de comparar las etiquetas de “Tradición” y “Recepción clásica”, la primera característica que apreciamos es la de la desproporción temporal que hay entre ambas acuñaciones. Mientras que la primera data de finales del siglo XIX (gracias al ya citado Comparetti, 1872) y su acuñación definitiva y universal no tiene lugar hasta mediados del siglo XX (por obra de Gilbert Highet, 1949), la segunda proviene de finales de los años 60 del siglo XX (precisamente la Rezeptionästhetik de Hans Robert Jauss, 2000) y no se constituye como tal etiqueta (Classical Reception) hasta el silgo XXI. Por su parte, al tener el término “Recepción” un carácter general, el adjetivo “clásico” contribuyó asimismo a cerrar una nueva disciplina ligada, en principio, al ámbito de los Estudios Clásicos aunque no de manera excluyente […].”

4 Chantal Maillard, La Compasión difícil, Barcelona, Galaxia Gutemberg, 2019. Nacida en 1951. Poeta y ensayista. Entre sus libros se encuentran: La mujer de pie, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2015; La baba del caracol, Barcelona, Vaso Roto, 2015; La razón estética, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2017; ¿Es posible un mundo sin violencia?, Barcelona, Vaso Roto, 2017. Como poeta: Matar a Platón, Barcelona, TusQuets, 2004; Hilos, Barcelona, TusQuets, 2007; Hainuwele y otros poemas, Barcelona, TusQuets, 2009; La herida en la lengua, Barcelona, TusQuets, 2015 y Cual menguando, Barcelona TusQuets, 2018.

5 El cineasta danés Lars Von Trier resemantiza al personaje mítico que nos compete en su film Medea, 1988. Para ello, cuenta con el guión de Carl T Dreyer y Preben Thomsen y la interpretación protagónica de Kirsten Olesen. El film da comienzo en el momento de ruptura del matrimonio de Jasón con la hechicera y la concreción del otro, con la joven corintia, tal como lo diseñó el poeta griego.

Desde una óptica y desde un tiempo diferente, el cineasta enfatiza la concepción del trágico, retoma sus fragmentaciones míticas que lo llevan a gestar su obra a partir de una doble confrontación. Por un lado, la confrontación de los espacios, tal como aparece en Eurípides: espacio exterior-interior, abierto-cerrado y, subsumido a estos, las consecuentes luces y sombras. Por otro lado, hallamos la confrontación entre la metáfora del agua que atraviesa prácticamente toda la obra fílmica frente a la tierra firme, metáfora final. Desde la metáfora del agua Von Trier entrelaza el pasado mítico de la heroína junto con los Argonautas. Dicha metáfora resulta a su vez “un modelo perceptivo visual general y, en tanto tal, permite captar con claridad la especificidad de su mecanismo semiótico.” (Elena Oliveras, La metáfora en el arte. Retórica y filosofía de la imagen, Buenos Aires, Emecé, 2007, p.105). Brevemente, desde la metáfora de la tierra firme, y en la más absoluta claridad campestre, la protagonista ejecuta el filicidio.

6 Gérard Genette, Palimpsestes. La littérature au second degré, Paris, Editions du Seuil, 1982, p. 9-10.

7 Brian Stross, “The Hybrid Metaphor: From Biology to Culture”, The Journal of American Folklore, 1999, Vol.112, n°445, 1999, p. 258.

8 Deborrah Kapchan and PaulineTurner Strong, “Theorizing the Hybrid”, The Journal of American Folklore, Vol.112, n°445, 1999, p.243.

9 Néstor García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Barcelona, Paidós, 2013, p.14.

10 Aristóteles, Retórica. Libro II,1, 1378a20-23, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990.

11 Claudia Fernández y Emiliano Jerónimo Buis, “Las emociones en el mundo griego antiguo: Debates y Perspectivas”, Circe n°26, Vol. 2, 2022, p. 18 y 31.

12 Victoria Camps, El gobierno de las emociones, Barcelona, Herder, 2011, p.35.

13 Aristóteles, Retórica. Libro 1,13, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1990,

14 Nick Fisher, Hybris. A Study in the Values of Honour and Shame in Ancient Greece, Aris &Phillips, England, 1992, Introduction.

15 Johan Galtung, “Cultural Violence”, Journal of Peace Research, Vol.27, n°3, 1990, p.292.

16 Vilém Flüsser, “Ensayos”, publicado originalmente en el diario O Estado de S. Paulo, 19/8/67. Tomado de Flusser, Vilém, Ficçoes filosóficas, San Pablo, Editora da Universidade de São Paulo, 1998.

17 Charles Segal, “El espectador y el oyente”, en Jean Pierre Vernant (ed), El hombre griego, Madrid, Alianza, 1995, p.240.

18 Todas las citas están extraídas de Chantal Maillard, La compasión difícil. Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2019. Serán indicadas entre paréntesis con el número de página.

19 Robert Wolff, “On Violence”, Journal of Philosophy, Vol 66, n°19, 1969, p.606.

20 Cf. Adam Smith, La teoría de los sentimientos morales, Madrid, Alianza, 1996, con respecto al término compasión.

21 Cf. David Konstan, The emotions of the ancient Greeks. Studies in Aristotle and Classical Literature, Canadá, University of Toronto, 2006.

22 Cf. Chantal Maillard, Hilos, Barcelona, TusQuets, 2007.

23 Cf. María Silvina Delbueno, “Images d`une antinomie: la dimensión aérienne de l`impureté de Médée d`Euripide, dans la resignification de Laurent Gaudé”, Loxias, Euripide et l`imagination aérienne , Jaqueline Assël (ed), n°45, Paris, L`Harmattan, 2015, p. 93-117.

24 Pascal Quignard, L´ origine de la danse, Paris, Éditions Galilée, 2013, p.24.

25 Sören Kierkegaard, De la tragedia, Buenos Aires, Editorial Quadrata, 2005, p. 24 sostiene: “Pero del mismo modo que en la tragedia griega la acción oscila entre el actuar y el padecer, lo hace así también la culpa, y en esto consiste el conflicto trágico […].”

26 Roland, Roland, El grano de la voz, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2013, p.19.

27 Este diálogo funcionará como epígrafe de la obra poética de Chantal Maillard, Medea, Barcelona, TusQuets, 2020.

28 George Didi Huberman, ¡Qué emoción! ¿Qué emoción?, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2015, p.28.

29 René Girard, La violencia y lo sagrado, Barcelona, Anagrama, 1983, p.17.

30 Walter Burkert, René Girard and Jonathan Smith (eds), Ritual Killing and Cultural Formation, Stanford, University Press,1987, p.92-93.

31 Cuando hacemos referencia al término “semiotización” se nos hace necesario recordar que el texto es sólo el libreto de una obra teatral y en escena, todo significa: mobiliario, vestuario, iluminación, etc. Como afirma Anne Ubersfield, Semiótica teatral, Madrid, Universidad de Murcia, 1989, p.137-138: “El espacio teatral no está vacío, está ocupado por una serie de elementos concretos cuya importancia, relativa, es variable. Son estos elementos: -Los cuerpos de los comediantes, -los elementos del decorado, -los accesorios. […] No obstante, el uso de los objetos y la frecuencia relativa de los tres órdenes en que los clasificamos son características de determinadas dramaturgias. […] Por nuestra parte, definíamos al objeto teatral, en su estatuto textual, como aquello que es sintagma nominal, no-animado y susceptible de una figuración escénica. […].”

32 Michel Foucault, Los anormales, Buenos Aires, Fondo de cultura económica, 2000, p.61.

33 Richard, Seaford, Reciprocity and Ritual. Homer and Tragedy in the Developing, Tragic Reprocity, Clarendon Press-Oxford, University Press, 1995, p.391: “[…] As in Medea, the gift (of a garment) has created not amity but death, and has subverted the ritual by making into a reality the association with death from which, in the normal happy outcome of the ritual, its participants emerge. In both plays the gift, turning into its opposite, also turns the ritual into its opposite.”

34 Jacqueline De Romilly, La tragedia griega, Madrid, Gredos, 2011, p.25.

35 Podemos apreciar la diferencia que el ensayo como el film mantienen respecto de la tragedia griega, la emoción violenta que plantean en el espectador. Charles Segal, “El espectador y el oyente”, El hombre griego, Madrid, Alianza, 1995, p.237 afirma: “[…] lo más importante, la narración de la violencia que tiene lugar entre bastidores llama la atención sobre lo que no se ve. Así se le concede una posición privilegiada a este espectáculo invisible mediante el procedimiento de quitarlo de la vista. Se puede decir que un espectáculo negativo de esta índole crea una contraposición entre los acontecimientos que se ven a la clara luz del día que reina en la orquesta y aquellos otros que se ocultan entre bastidores. Estos últimos adquieren de este modo una dimensión añadida de misterio, horror y fascinación por el simple hecho de tener lugar fuera de escena. Este espacio entre bastidores, que a menudo representa el interior de la casa o palacio funciona como el espacio de lo irracional o lo demoníaco, las áreas de experiencia o los aspectos de la personalidad ocultos, oscuros y terribles.”

36 Respecto del conflicto entre razón y pasión Cf. Galeno, De Placitis Hippocratis et Platonis, III.3, 14-16 (306K); Cf.III.4, 23(317K) ss., III.7, 14-16(338K), IV.2, 27 (372K), IV.6, 19(408K) ss. Cf. Aníbal, Alejandro, Biglieri, Medea en la Literatura Española Medieval, La Plata, Decus, 2005, entre otros autores.

37 Cf. Charles Segal, Euripides and the Poetics of Sorrow: Art, Gender, and Commemoration in Alcestis, Hippolytus, and Hecuba, Durham and London, Duke University Press, 1993; Anne Pippin Burnett, Revenge in Attic and Later Tragedy, Berkeley, University of California, 1998, p.192-224; Aníbal, Alejandro, Biglieri, Medea en la Literatura Española Medieval, La Plata, Decus, 2005, entre otros autores.

38 Anne Pippin Burnett, Revenge in Attic and Later Tragedy, Berkeley, University of California, 1998, p. 213-214, con respecto a la mujer euripidea sostiene: “In the next few minutes, then, Medea can expect to be taken and stoned to death, along with her sons. That is where her emergent maternal pity has left her, and the chorus offers what bitter consolation it can find with a song about the inevitable griefs of parenthood.”

39 Como afirma Beatriz Sarlo, Borges, un escritor en las orillas, Buenos Aires, Seix Barral, 2007, p.159: “La violencia durante siglos puso un límite dónde sólo la resignación y el coraje eran virtudes adecuadas; pero, al mismo tiempo, la violencia formalizó un código que daba sentido a las relaciones privadas y públicas.”

40 Paul Ricoeur, La memoria, la historia y el olvido, México-Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2013, p.110: “Hay que citar como primera causa de la fragilidad de la identidad su difícil relación con el tiempo; dificultad primaria que justifica precisamente el recurso a la memoria, en cuanto componente temporal de la identidad, en unión con la evaluación del presente y la proyección del futuro […].” Más adelante, p.119: “¿qué falta al trabajo de memoria y al trabajo de duelo para igualarse con el deber de memoria? Lo que falta es el elemento imperativo que no está presente expresamente en la noción de trabajo: trabajo de memoria-trabajo de duelo. Más precisamente, lo que aún falta es el doble aspecto del deber, como lo que se impone desde fuera al deseo y que ejerce una limitación sentida subjetivamente como obligación. […] Es la justicia la que, al extraer de los recuerdos traumatizantes su valor ejemplar, transforma la memoria en proyecto; y es este mismo proyecto de justicia el que da al deber de memoria la forma del futuro y del imperativo […].”

41 Recordemos que en la numerología esotérica, el número 7 se relaciona con la sabiduría, la introspección y el conocimiento interior. Además, se cree que está relacionado con la conexión entre lo divino y lo cósmico. Cf. Ernesto Griego, El tarot de los bohemios, Buenos Aires, Humanitas,1889.

42 Con respecto al espacio, Gastón, Bachelard, La poétique de l`espace, Paris, Presses Universitaires de France, 1961, p.192-195: “ […] Dehors et dedans forment une dialectique d`écartèlement et de géométrie évidente, cette dialectique nous aveugle dès que nous la faisons jouer dans des domaines métaphoriques […] L`en-deçà et l`au-delà répètent sourdement la dialectique du dedans et du dehors […] On confronte alors l`être de l`homme à l`ètre du monde comme si l`on touchait aisément les primitivités. […] On fait passer au rang d`absolu la dialectique de l`ici et du […] la dialectique du dedans et du dehors se multiplie et se diversifie en d`innombrables nuances.”

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Pour citer cet article

Référence électronique

María Silvina Delbueno, « La recepción de la emoción violenta en el personaje trágico de Medea. Su hibridación en el ensayo y en la cinematografía »TRANS- [En ligne], 30 | 2024, mis en ligne le 03 octobre 2024, consulté le 07 décembre 2024. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/trans/9593 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/12ewb

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