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El destierro es un entrelíneas que no desciframos sino parcialmente.
Armando Uribe, Memorias para Cecilia.
- * Versión escrita de una ponencia leída el día 27 de octubre de 2011 en el marco de la mesa Palabra d (...)
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- 1 57 collages si se incluye el que aparece en la portada, y 52 textos si se incluye el epígrafe.
- 2 El lanzamiento del libro se realizó el día 17 de diciembre de 2001 en el marco de la exposición de (...)
3El libro titulado La inquietante extrañez reúne 56 collages de la artista visual Cecilia Echeverría Eguiguren (Santiago de Chile, 1930-2001) y 51 textos del poeta Armando Uribe Arce (Santiago de Chile, 1933).1 Fue publicado poco después de la muerte de la artista el año 2001 por Ediciones Beuvedráis.2
- 3 « El libro es verdaderamente de collages. Y yo estoy ahí de sobra, en el mejor caso, de yapa » (Uri (...)
4La confección de los collages que aparecen en el volumen abarca un periodo que comienza en 1978 y termina el mismo año 2001, aunque el origen de esa práctica artística se remonta al comienzo de la vida en el exilio de la pareja en la ciudad de París, en 1975 (Uribe, Entrevista). Los poemas, por su parte, fueron añadidos o escritos especialmente cuando el collage ya estaba terminado, según cuenta Armando Uribe, lo cual les confiere un carácter secundario o diferido con respecto a la imagen.3
5Aunque el trabajo en conjunto se habría producido sin plan ni programa alguno (Uribe, Entrevista), tanto Armando Uribe como Cecilia Echeverría coinciden en la semejanza que existe entre los collages y los poemas, en cuanto a « ver en un ángulo como de perfil, un ángulo como oblicuo, […] las mismas realidades, y expresarlas por medios distintos, por el medio de la tinta, y por el medio de los papeles o cartones […] de los collages » (Uribe, Entrevista).
6En uno de los escasos registros suyos que existen, Cecilia Echeverría deja entrever en qué consistiría esa misma realidad expresada por medios distintos, al referirse a los collages en términos de lo monstruoso: « Lo monstruoso tiene que ver con la brutalidad, con lo tortuoso vivido durante muchos años. A una la rodean los monstruos », concluye la artista (Uribe, Entrevista). Una idea semejante expresa Armando Uribe, aunque añade que los collages serían una suerte de sublimación artística de tales experiencias: « la belleza se alcanza por paradoja a través de lo atroz, a través del ludibrio y el sarcasmo, hay una crítica a la realidad, a las vivencias propias en muchos de los collages, por no decir en todos » (Uribe, Entrevista).
- 4 « Lo que produce es una inquietante extrañez. Es la versión en castellano y en francés (“une inquié (...)
7Por su parte, el epígrafe que abre el libro –escrito por Armando Uribe–, pone en relación esa experiencia de lo monstruoso con la noción de lo siniestro, al remitir el título del volumen, La inquietante extrañez, al célebre ensayo de Freud, publicado en 1919, y que se titula del mismo modo en francés (« Lo ominoso » o « Lo siniestro », en castellano).4
- 5 Freud enumera diversos objetos o circunstancias que despiertan el sentimiento de lo siniestro, aunq (...)
8Como se sabe, Freud propone diversas definiciones de lo siniestro. Afirma, por ejemplo, que « pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y dolor », que es « aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo », o bien, que es « un impulso emocional […] convertido por la represión en angustia [una de cuyas formas] es algo reprimido que retorna » (17: 219, 220, 240). Lo siniestro, entonces, definido como aquello reprimido que retorna, es algo que resulta familiar, porque pertenece a las etapas más tempranas de la vida anímica, pero que se ha vuelto extraño debido al proceso de represión. De ahí, afirma Freud, que el sentimiento de lo siniestro se exteriorice con una mezcla de familiaridad y de extrañeza.5
9Varios de los « motivos » siniestros enumerados por Freud en su ensayo pueden reconocerse a simple vista en los collages de La inquietante extrañez. Desde ya, el motivo del doble y la repetición de lo mismo aparecen en la imagen reproducida en la portada del libro (Fig. 1), la cual repite, a su vez, como en un espejo, la imagen invertida de un collage que vuelve a aparecer hacia el final, y que configura esa otra instancia del doble que es el género del « Autorretrato » (Fig. 2).
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11Fig. 1. La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, portada).
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13Fig. 2. « Autorretrato ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 119).
- 6 La cercanía de la muerte, la constatación de la caducidad de la carne, y la fe en la inmortalidad d (...)
14Por su parte, imágenes de « ojos dañados » aparecen en el collage titulado « Incógnita » (Fig. 3), y en aquel que se llama precisamente « Ojo », el cual, a su vez, remite a los genitales femeninos –lugar privilegiado de lo siniestro, según Freud–, mediante el epígrafe del poema que lo acompaña: « "… su sexo de pestañas nocturnas parpadea". Neruda, Materia nupcial » (Echeverría y Uribe, 24)6 (Fig. 4).
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16Fig. 3. « Incógnita ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 10-11).
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18Fig. 4. « Ojo ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 24-25).
19Sin embargo, a continuación, quisiera referirme a una instancia muy particular de lo siniestro, que llamaré –a la espera de una mejor formulación– lo siniestro político, y que creo puede plantearse –al menos especulativamente– a propósito de La inquietante extrañez como una clave de lectura que permite observar algunas de las modalidades que adopta la relación entre palabra e imagen en la obra de Armando Uribe.
- 7 En este sentido, se puede seguir la pista de esa reflexión en la publicación de títulos como El acc (...)
20La reflexión acerca de la noción de inquietante extrañez aparece en la escritura de Uribe estrechamente ligada al golpe de Estado de 1973, a la llamada « transición a la democracia » en Chile, y a la detención del dictador en Londres en octubre de 1998.7
- 8 Publicado con el título El fantasma de la sinrazón junto a otro ensayo titulado El secreto de la po (...)
21Creo que la formulación más precisa de esta relación se encuentra en uno de los ensayos leídos por el autor en la Universidad de la Sorbonne de París el año 2000, con el título El Fantasma pinochet8, y que, luego, junto con La inquietante extrañez, es el único libro suyo publicado el año 2001. Ahí, Armando Uribe afirma que la figura del dictador sería una manifestación o un arquetipo del inconsciente colectivo nacional –y acaso universal–, de sus impulsos más primigenios y reprimidos, que se exteriorizarían de manera compulsiva cada ciertos periodos de la historia.
22No conozco ningún chileno que no haya tenido sueños y pesadillas en que aparece su figura. […] Para nosotros Pinochet es “unheimlich” o “uncanny”, y nos produce “une inquietante étrangeté”; pero a la vez corresponde a algo que sentimos muy propio desde antiguo; lo percibimos oscuramente, con disgusto y placer ambiguos. Es un misterio de la psique chilena (y acaso de otras partes y épocas). (Uribe, El fantasma, 11-13)
23Y, algunas páginas más adelante, Uribe especifica cuál sería el contenido de esa representación inconsciente encarnada en la figura del dictador:
24Pinochet no es quién. Pinochet es un qué. Pero, ¿qué es ? Una emanación del gran secreto inconsciente […]. El contenido de tal fantasme […] sería […] el siguiente: […] la violencia que quiere ser legítima. La violencia que busca o trata de legitimarse. La violencia que se considera a sí misma legítima ». (48-49)
- 9 Los títulos de esos collages son: « Los marineros » (29), « Transatlántico de los años treinta » (4 (...)
- 10 Pienso aquí particularmente en las páginas de La interpretación de los sueños que Freud dedica a lo (...)
25Los collages de La inquietante extrañez cuya significación política resulta manifiesta no son numerosos. Diría que, aproximadamente, no son más de cuatro, y que la totalidad de los mismos está referida a las dictaduras europeas fascista y nacional-socialista de la primera mitad del siglo XX.9 Aunque, por cierto, tratándose de lo inconsciente, la representación directa no debiese constituir un criterio demasiado estricto.10
26Entre ellos, sin duda, el collage que se titula « Lo demoníaco » (Fig. 5) ocupa un lugar destacado. El poema, que aparece caligrafiado sobre el espacio de la imagen y que luego se reproduce mecanografiado en la página izquierda, dice: « Nacht und Nebel et Nihil. / “De noche en la neblina / vinieron a tocarme con la mano derecha” / dice la Virgen y echa / hecha ceniza a llorar anilina » (92).
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28Fig. 5. « Lo demoníaco ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 92-93).
29La imagen del collage, por su parte, muestra la fotografía y el dibujo de dos brazos alzados con la mano derecha extendida haciendo el conocido saludo nazi, a la vez que la figura de una mujer en posición atlética, y una banda musical de muchachos interpretando el ritual acostumbrado. Arriba, a la izquierda, el collage incorpora el cuerpo –ajeno a la imagen– de las palabras de un titular en francés que dice: « Les raccourcis de l’Histoire ».
30La frase alemana Nacht und Nebel –a la que el poeta añade et Nihil en latín como una suerte de condensación de las dos palabras anteriores– alude directamente al decreto hitleriano de 1941, conocido en castellano como Noche y Niebla, o como Decreto NN, que prescribió la represión y la eliminación física de los oponentes al régimen nazi, y que es considerado desde entonces por la justicia internacional como el principal precedente histórico de la organización de un sistema de desaparición forzada de individuos.
31En este sentido, el poema de Uribe –un conocedor del derecho internacional–, pone en relación este decreto con las desapariciones ejecutadas por la dictadura en Chile. Así es como, en El accidente Pinochet, señala:
32Las desapariciones no se conocieron exactamente de esa manera durante la Guerra Mundial en el continente europeo], aunque en verdad sí se atisbaron a través de aquel procedimiento alemán que tenía un nombre que significaba la desaparición de personas, que es el famoso decreto hitleriano Nacht und Nebel […]. Las experiencias de las muertes, de las crueldades, de las atrocidades de los fascismos europeos y el nazismo, todo eso estalla y restalla en las consciencias europeas con el arresto y el juicio a Pinochet. (Uribe y Vicuña, 79)
33En este caso, como se puede apreciar, la indicación del primer verso del poema dilucida de un modo determinante el sentido de la imagen. Lo reconduce, se diría, desplazando su significación a la realidad muy específica de las desapariciones ejecutadas por la dictadura en Chile. Sin el poema, que impone ese desplazamiento por la frase en alemán, las imágenes dispuestas en el collage difícilmente podrían ser incorporadas al relato histórico de las víctimas de la dictadura chilena.
34Ahora bien, creo que La inquietante extrañez pone en operación también otros mecanismos de referencia distintos al recién descrito, y que plantean el problema de la dialéctica entre palabra e imagen en términos del alcance de cada medio de expresión a la hora de representar lo « siniestro político ».
- 11 En este sentido, tal vez podría afirmarse que los poemas de La inquietante extrañez oscilan entre a (...)
35En este sentido, se puede afirmar que, dado su carácter secundario o diferido con respecto a las imágenes, los poemas de La inquietante extrañez son susceptibles de ser inscritos en la práctica de la antigua tradición de la ékphrasis, aunque esa inscripción resulte problemática y no exclusiva. Problemática, porque los poemas no pretenden describir en modo alguno las imágenes, representar verbalmente una representación visual (Heffernan, 3), ni mucho menos ofrecer una imitación o un equivalente verbal de los collages (Krieger, 9), aun cuando se propongan en ocasiones, de un modo tradicional, dotar de voz y de vida a esas imágenes (Hagstrum, 23). No exclusiva porque esos poemas ponen en operación otros recursos, distintos a aquellos propios de la ékphrasis, tales como la puesta en práctica de diversas combinatorias en la disposición espacial de palabras e imágenes sobre la página (Kibédi, 117), incluyendo la invasión por parte de la palabra escrita del marco propio de la imagen, y el aprovechamiento de la condición visual de esa misma palabra a partir del uso de la caligrafía o del caligrama. Sin abandonar, no obstante, su asedio permanente a las imágenes, pareciera que los poemas nunca dejaran de reconocer al mismo tiempo el carácter irreductible de ambos medios de representación.11
36En principio, los collages de La inquietante extrañez, tal como se presentan en el libro, están compuestos por cuatro elementos: las imágenes del collage, las letras o cifras que forman parte de la imagen del collage, el poema caligrafiado que integra el mismo espacio que la imagen del collage, y el poema mecanografiado que aparece en la página que enfrenta la imagen del collage.
- 12 La combinatoria completa sería la siguiente: 1) aquellos collages que no incluyen letras de ningún (...)
37A partir de la combinación de estos elementos, se puede establecer que existen seis tipos de objetos artísticos, según la presencia o la ausencia de letras al interior de la imagen, según la presencia o la ausencia de poemas caligrafiados al interior de la imagen, y según la presencia o la ausencia de poemas mecanografiados fuera de la imagen.12
38La dialéctica entre poema e imagen puede asumir formas muy diversas, desde el diálogo en que el poema parece hablar por la imagen –de manera semejante a la antigua tradición del epigrama–, pasando por el diálogo en que el poema parece hablar con la imagen –al modo de una meditación que recoge una suerte de interpelación por parte de la imagen–, hasta la introducción por parte del poema de un diálogo entre las mismas imágenes disyuntas que conforman el collage.
39En este sentido, los poemas suelen introducir un aspecto temporal en la figuración estática de las imágenes, es decir, las narrativizan, ya sea tematizando la diferencia temporal que media entre cada una de las imágenes fragmentadas que componen el collage –con lo cual las incorporan al transcurso de una historia–, o bien, problematizando la presunta permanencia de la imagen con respecto al paso irremediable del tiempo y la perentoriedad de la muerte, al modo del tópico del “ubi sunt ?”.
40Por su parte, los poemas mecanografiados no se limitan a reproducir los poemas y las palabras que propiamente forman parte del collage, sino que también pueden seleccionarlas, corregirlas-o-sustituirlas, o bien, agregar información. Dicho de otro modo, los poemas mecanografiados pueden decir menos de lo que dice la imagen; pueden decir más de lo que dice la imagen; o incluso pueden decir otra cosa en comparación con las palabras que aparecen en el collage.
41En este sentido, en los objetos artísticos propuestos por La inquietante extrañez siempre queda un resto mudo en la imagen y un resto ciego en el poema, es decir, un suplemento de sentido que nunca es actualizado, y que queda como flotando en el ámbito incierto entre ambas formas de representación.
- 13 Estos dos collages aparecen en páginas enfrentadas y son, además, los últimos del libro, si dejamos (...)
42Ahora bien, de entre los 56 collages que conforman La inquietante extrañez hay dos que constituyen casos límite de lo que vengo hablando, porque son las únicas imágenes mudas del libro, es decir, la únicas que no muestran letra, poema caligrafiado, ni poema mecanografiado algunos (Fig. 6).13
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44Fig. 6. « Imbunche » y « Autorretrato ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 118-119).
45Una de estas imágenes mudas es el collage « Autorretrato », que ya he tenido la oportunidad de comentar, y que dadas las circunstancias de la publicación del libro, está íntimamente relacionado con el fallecimiento de Cecilia Echeverría, como si la imagen nos dijera –o nos mostrara– que no hay palabras para la muerte, que la muerte es precisamente aquello sin voz.
- 14 En una versión anterior de este trabajo intenté describir la imagen, pero pronto me di cuenta de qu (...)
46El otro es aquel que se titula « Imbunche », cuya imagen parece sustraerse a cualquier descripción14 (Fig. 7).
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48Fig. 7. « Imbunche ». La inquietante extrañez (Santiago: Beuvedráis, 2001, 118).
- 15 « El imbunche [es] ese niño secuestrado o regalado a los brujos para convertirlo en el fetiche de s (...)
49Como se sabe, el imbunche es el protagonista de un relato importante en la tradición oral de la isla de Chiloé en el sur de Chile,15 y ha sido considerado como la representación de ciertos rasgos de una presunta identidad nacional marcada por la violencia: « Imagen de un modo de comprender ciertas características nacionales del encierro, lo contrahecho, lo monstruoso y la manipulación del poder », a juicio de Sonia Montecino (Mitos, 247); « angustia interior de una forma proteica de autoaniquilación », a juicio de Adriana Valdés (138); « falta, carencia, hueco o resto inasimilable », a juicio de Roberto Hozven (5).
- 16 « La ausencia de palabras siempre encubre una intención enigmática » (35), dice Barthes, a propósit (...)
50Aunque Armando Uribe ha planteado más de alguna vez que la poesía se caracteriza precisamente por la facultad de « traer a la consciencia las oscuras pulsiones del inconsciente personal y colectivo » (Uribe, El fantasma, contratapa), creo que esta ausencia de palabras puede interpretarse, al menos en el marco de La inquietante extrañez, como la delimitación de un ámbito al cual la palabra del poeta no ha podido o no ha querido acceder, un ámbito que el poeta ha dejado mudo, como si esa imagen del « Imbunche » resultara irreductible a la temporalidad del poema y al transcurso de la historia –transcurso con respecto al cual, entonces, esa imagen muda constituiría una interrupción16.
- 17 Por ejemplo, la exposición Imbunches (Galería Época, 1977) de Catalina Parra.
- 18 En este sentido, a la imagen del imbunche podrían sumarse desde ya esas otras imágenes ligadas a lo (...)
51Para terminar, creo que la imagen muda del imbunche plantea al menos dos desafíos. Primero, la posibilidad de extender la reflexión acerca del imbunchismo hacia un ámbito que incorpore sus representaciones visuales en la interpretación de los textos literarios17. Y, segundo, la imagen muda del imbunche abre un campo de investigación en la escritura de Armando Uribe que aún no ha sido estudiado, y que consiste en su reflexión en torno a la dialéctica, la valoración y el alcance de la palabra y de la imagen18.
52Como decía, Armando Uribe ha planteado más de alguna vez que la poesía se caracteriza por la facultad de « traer a la consciencia las oscuras pulsiones del inconsciente personal y colectivo », pero también, antes de publicar El secreto de la poesía, había escrito: « Sería necesaria la poesía auténtica para dar alguna cuenta de lo que realmente significa Pinochet. Pero él detesta la poesía (lo dijo hace unos diez años en entrevista). Ello define el hecho de que constituye algo que se resiste a ser expresado en palabras vivas » (Uribe y Vicuña, El accidente, 161).
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