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12 | 2016
Inv(i)erno 2016

Bajo la dirección de Emiliano Acosta

Notas de la redacción

En el presente número la Revista de estudi(o)s sobre Fichte reúne contribuciones de cinco de los especialistas sobre Fichte más relevantes en la actualidad. El lector encontrará en estos artículos no sólo nuevos modos de leer a Fichte, sino también argumentos consistentes contra interpretaciones que, a pesar de haberse vuelto obsoletas a partir de la publicación de la totalidad de manuscritos de Fichte, siguen siendo aquí y allá defendidas o reproducidas de un modo acrítico o conformista yendo así no sólo contra el espíritu fichteano sino también contra el del estudio filosófico en sentido estricto. En particular deben ser mencionadas aquí las lecturas que hacen a Fichte un fundacionalista, las que creen ver diferencias fundamentales o un progreso en las distintas etapas de la doctrina de la ciencia, y, por último, las que sostienen que el inacabamiento de la doctrina de la ciencia es o bien un defecto o un efecto no deseado de su autor.

Günter Zöller propone un estudio del propósito de Fichte de una “filosofía aplicada” llamada a reflejar el modo en que se relacionan el pensamiento filosófico (especulación) y la realidad externa a la filosofía (vida). Este artículo se concentra en la así llamada Doctrina del Estado (1813) de Fichte. En su artículo Zöller explica además de manera convincente la razón principal por la que tanto Reinhold, como Schiller, Fichte y Schelling entre otros, leyeron el programa kantiano de una filosofía transcendental como una mera crítica que necesitaba ser elevada a sistema. Por último, resulta una gran contribución a las investigaciones sobre Fichte el argumento que defiende aquí Zöller contra la lectura de la obra de Fichte en clave evolucionista.

En su artículo, que de algún modo puede ser considerado aporético, Tom Rockmore, por su parte, analiza la naturaleza y los límites en la capacidad explicativa de la noción fichteana de subjetividad en el contexto epistemológico del idealismo alemán. Este artículo dirige una crítica contra la revisión fichteana de la concepción kantiana de sujeto entendiéndola como una contribución defectuosa al problema del conocimiento. Rockmore sostiene que el modo fichteano de revisar la concepción kantiana de sujeto comete un error garrafal al hacer de lo objetivo algo excesiva o totalmente dependiente de la dimensión subjetiva.

La cuestión acerca de la incompletitud de la filosofía de Fichte es el tema de los artículos de Diogo Ferrer e Ives Radrizzani. Ferrer analiza distintas paradojas y formulaciones circulares en la obra de Fichte entre los años 1794 y 1805. La hipótesis de Ferrer es que este modo de formulación vienen exigidas por el carácter partículas de conceptos centrales del pensamiento de Fichte. El estudio de estas paradojas y circularidad argumentativa permite ver cierta legitimidad o necesidad en la naturaleza inacabada de la doctrina de la ciencia. Por su parte, Radrizzani ofrece dos razones por las que el proyecto de una versión definitiva de la Doctrina de la ciencia es estructuralmente imposible. En primer lugar, Radrizzani ve en la estrategia fichteana de conceptualizar y/o deducir ex negativo, un gesto ciertamente inspirado en la tradición de la teología negativa, el instrumento del que Fichte se vale para poner en tela de juicio la capacidad del lenguaje de ser performatividad pura. En segundo lugar, Radrizzani logra mostrar de manera convincente que la necesidad de este inacabamiento viene exigida por la apertura, que Fichte entiende necesaria, del sistema hacia la vida misma en sus diversas formas (libertad creativa cultural, científica y política, experiencia religiosa y experiencia de lo absoluto en cuanto saber absoluto).

La quinta contribución está a cargo de Mario Jorge Carvalho quien reconstruye con detenimiento, claridad y profundidad el significado y las implicaciones de la noción fichteana de cuerpo propio o cuerpo articulado en cuanto acción efectiva tal como se halla expuesta en el Sistema de la doctrina de las costumbres de 1798. Carvalho muestra que para Fichte la representación del cuerpo propio forma parte de la representación de cualquier actividad en primera persona o de mi actividad sin más. De allí que la consciencia de la acción propia no pueda darse sin la consciencia del cuerpo de uno mismo o del cuerpo que siempre es pensado y vivenciado como exclusivamente mío. Actuar, obrar en el mundo, entonces, significa algo más que un mero predicado del cuerpo, dado que la acción es inherente al cuerpo propio. El artículo concluye con un interesante estudio acerca de la dimensión espacial del cuerpo en cuanto efectividad.

Por último, el editor y los miembros del consejo de redacción de esta revista quieren agradecer tanto a los autores como a los evaluadores por su trabajo (en algunos casos bajo presión), paciencia y comprensión.

Emiliano Acosta
(Ghent University/Vrije Universiteit Brussel)

Blandijnberg, 7 de diciembre de 2016

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