1Pocos elementos dentro del ámbito del patrimonio arquitectónico tienen una trascendencia social tan importante como los castillos, más aún en territorios como el catalán, donde la presencia de estas construcciones, levantadas o transformadas en su mayor parte en la baja edad media, suponen aun hoy en día, un elemento muy significativo de los paisajes culturales de estas tierras.
2Por todo ello, cuando se estableció un acuerdo entre el Museu d’Arqueologia de Catalunya (MAC) con el Museo del Jade y de la Cultura Precolombina de Costa Rica para producir e intercambiar sendas exposiciones temporales, la parte catalana eligió este tema como elemento identificador no sólo de propias raíces sino también por reconocerlo como un elemento transversal a nivel europeo. Era, pues, idóneo para conmemorar el “European year of cultural heritage” que se celebró por iniciativa de la Unión Europea en 2018. Este icono podía despertar el interés de todo tipo de públicos salvando distancias geográficas y culturales, y resultó un factor decisivo para contar también con el apoyo del Institut Ramon Llull, dedicado a la promoción de la cultura catalana en el exterior.
- 1 - FONT; TORRES, p. 37-66.
3La idea básica sobre la que pivota la exposición es la siguiente: los castillos experimentaron una evolución arquitectónica, que va estrechamente ligada a su funcionalidad cambiante durante la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna, en un marco histórico mutable. Esta evolución se muestra al público en cápsulas temáticas que siguen un orden cronológico. También se explica que dentro de un castillo convivían muchas actividades y colectivos, de los que han perdurado objetos, fruto en su mayoría de recientes intervenciones arqueológicas, como los del Castillo de Montsoriu1 la principal fortaleza gótica de Catalunya.
4La museografía (a cargo de la empresa Iglesies i Associats) ha plasmado los contenidos, en una producción de estética minimalista, contemporánea, que evoca la silueta de un castillo, apta tanto para la sala del Museo del Jade (de 350 m2) como la del MAC-Barcelona, algo mayor (450 m2). Un muro continuo que responde al concepto del lienzo de la muralla, forma el perímetro de la muestra y sobre él se apoyan los textos (en castellano, catalán e inglés) e imágenes (una selección de castillos catalanes, y de las pinturas de la conquista de Mallorca por parte del rey Jaime I).
Fig. 1
Imagen promocional de la exposición
R. Vaqué © Museu d’Arqueologia de Catalunya
5Cada ámbito se inicia con un plafón inicial introductorio, en forma de pendón (otro elemento que evoca el medievo) y dispone de vitrinas que acogen unos 60 objetos (fechados entre los s. IX y XVII) procedentes de 16 prestadores catalanes (públicos y privados) así como del Musée de l’Armée de Paris.
6Los complementos escenográficos consisten en réplicas de indumentaria defensiva que son difíciles de entender a partir sólo de restos arqueológicos parciales: una capucha de malla y una brigantina, mientras que en la entrada de la exposición se han ubicado otras réplicas a tamaño natural de maquinaria de guerra: la de un couillard y de un fundíbulo -dos elementos físicamente imponentes- junto a un proyectil real de piedra.
7Del mismo modo que en otras producciones del MAC, hemos considerado fundamental el uso de recursos audiovisuales e interactivos para complementar la visita. Mediante el uso de las nuevas tecnologías, ésta se convierte en una experiencia lúdica de calidad, especialmente atractiva para niños y jóvenes, pero a la vez científicamente rigurosa. Los 4 audiovisuales, creados especialmente para esta ocasión, tienen distintos estilos y finalidades: El inicial, justo a la entrada, plantea una rápida síntesis para que el visitante se familiarice con el tema que desarrolla la muestra y las distintas etapas históricas que abarca. Otro, muestra la visión que ha dado el cine de los castillos al gran público para reflexionar sobre como la fantasía, y con el castillo como protagonista, ha incidido desde múltiples ópticas en el imaginario colectivo universal, vinculando a cuentos infantiles, leyendas, aventuras épicas, la guerra, la jerarquía social etc…. A mitad del recorrido dentro de un módulo cónico que simula la torre de una fortaleza, el visitante disfruta de la experiencia 3D en 360º. Usando un dispositivo móvil aplicado a unas gafas de 3D, realiza un paseo virtual por un castillo y circula entre personajes de la época que realizan las actividades propias del momento (reparaciones arquitectónicas, cocinar, disfrutar de un banquete, entrenarse para un combate etc…). Finalmente, en la salida un dispositivo de realidad aumentada opcional despide a los visitantes más jóvenes, a través de unos personajes medievales con los que se puede interactuar brevemente.
Fig. 2
Barcelona (España, Cataluña), espacio dedicado a la exhibición de máquinas de asedio y defensa dentro de la exposición
© Museu d’Arqueologia de Catalunya
8La importancia social de los castillos se traduce no solo en numerosas iniciativas de recuperación de estas muestras patrimoniales, llevadas a cabo por la iniciativa pública o privada, y frecuentemente a partir de las demandas de la población, sino también en el ámbito del patrimonio inmaterial, en aspectos como serían las leyendas vinculadas a estos castillos y la relación de las construcciones con la propia identidad de las comunidades humanas que los acogen en sus territorios.
9Sin embargo, es curioso observar como a pesar de estos vínculos, el conocimiento de los castillos y su evolución en un entorno social amplio continúa siendo en nuestros días muy limitado y condicionado por una imagen estereotipada de este tipo de construcciones.
10¿Cuál es la causa de esta aparente incongruencia?
11Seguramente deberíamos buscar su razón en la información que como ciudadanos recibimos. En este punto es indudable que la imagen que la mayor parte de la sociedad recibe, viene ofrecida por los grandes medios de masas como serian la televisión y el cine a partir de series de ficción, con ejemplos tan destacados como Game of throns, Harry Potter, The Lord of the Rings, etc.
12La realidad, sin embargo, como veremos es distinta, y sin obviar el punto de partida de lo que para mucha gente son los castillos, vamos a intentar ubicar estas construcciones en el espacio, tiempo y forma que les corresponde, en el marco cronológico de la Edad Media y en el ámbito geográfico que en nuestro caso es Cataluña.
13El territorio que geográficamente nos ocupa está situado en el noreste de la Península Ibérica, una zona que, durante buena parte de la Edad Media, entraría dentro del concepto de tierra de frontera, cosa que lo convierte en un espacio privilegiado de estudio en la evolución de los castillos.
14A este hecho cabe añadir una realidad compleja como es también el de la presencia y convivencia durante una parte importante del período medieval, de dos culturas muy potentes, la cristiana y la musulmana, en una dinámica de conflicto, pero también de estrecha relación, cosa que comportó al mismo tiempo un marco de intercambio de conocimientos y avances técnicos, que evidentemente veremos aplicados en la arquitectura militar.
Fig. 3
Arbúcies-Sant Feliu de Buixalleu (España, Cataluña), Castillo de Montsoriu. Siglos X-XIV. Se considera como una de las mejores muestras de arquitectura militar gótica de Cataluña
M. Rubio © Museu Etnològic del Montseny, La Gabella
15Cuando utilizamos el término castillo, normalmente estamos haciendo referencia a una construcción arquitectónica destinada al control, defensa, explotación de recursos y dominio de un territorio.
16A partir de este concepto amplio, su aspecto, dimensiones, ubicación, materiales de construcción, etc. pueden ser muy diversos y dependen de muchos factores: momento de su construcción, adaptación a un entorno topográfico concreto, disponibilidad de recursos económicos y de materia primera para su edificación, adaptación a unos usos concretos como puede ser la función residencial, alojamiento de tropas, etc.
17Estamos hablando por tanto de una realidad heterogénea en muchos sentidos, sin embargo en este artículo vamos a intentar trazar una línea evolutiva que nos va a llevar hasta los inicios de lo que conocemos como Edad Moderna, momento en el que se va a producir una transformación radical de este tipo de construcciones.
18Si nos trasladamos al período alto medieval (siglos V-X dC), las muestras de arquitectura militar que encontramos en el territorio que nos ocupa, van a tener su precedente más directo en las fortificaciones levantadas durante la romanización, a través de construcciones que mantendrán una continuidad de uso. En este sentido más allá de las espectaculares defensas de la ciudad de Barcino (Barcelona) o Gerunda (Gerona) o incluso parte del sistema defensivo de Tarraco durante el período visigótico, nos encontramos con ejemplos fuera del entorno urbano como el Castellum Fractum de Sant Julià de Ramis (Girona)2 A estos ejemplos podríamos añadir otras construcciones de origen romano reocupadas en el período medieval, como son la torre del Puig del Far o castellot de Falgars (Beuda), la Torre de la Mora (Sant Feliu de Buixalleu) o la Torrassa del Moro en el municipio de Llinars del Vallès.
19Dentro del período visigótico (segunda mitad del siglo V-inicios del siglo VIII) debemos destacar el poblado del Puig de les Muralles de Puig Rom (Roses), ocupado entre los siglos VI y VII y también la muralla visigótica del yacimiento arqueológico de l’Esquerda (Roda de Ter)3.
20Por lo que se refiere al período Carolingio, existe el testimonio de refortificaciones en la ciudad de Girona o reocupaciones de antiguas fortificaciones romanas como sería el caso que ya hemos comentado de la Torre de la Mora (Sant Feliu de Buixalleu) en el siglo IX. Al mismo tiempo se documentan otras construcciones militares correspondientes a este período en el Puig de Sant Andreu (Ullastret), Perelada, o en el también mencionado yacimiento de l’Esquerda (Roda de Ter).
21Sin embargo, debemos reconocer que el conocimiento que tenemos hoy en día, sobre las construcciones de este periodo, en el ámbito territorial que nos ocupa es muy limitado. Se trataría en todo caso de fortificaciones ubicadas en elevaciones con dominio visual sobre el territorio, de fácil defensa y levantadas habitualmente en mampostería, aunque también se conocen ejemplos de construcciones en madera como sería el caso de la torre de l’Esquerda.
Fig. 4
San Julià de Ramis (España, Cataluña), Castellum Fractum. Ejemplo de fortificación tardorromana que seguirá en funcionamiento en época visigótica
Globusvisió © Arxiu : Institut Català de Recerca en Patrimoni Cultural
22Si nos centramos en el período comprendido entre los siglos VIII y X, en el ámbito geográfico de la zona Norte de la Península Ibérica, los ejemplos más destacados y técnicamente más avanzados de castillos y fortificaciones militares, los encontraremos siempre en el contexto de la zona situada bajo dominio andalusí o musulmán y bajo el control del Emirato o del Califato de Córdoba con ejemplos tan espléndidos como el castillo de Gormaz en la provincia de Soria.
23Cabe reseñar de todas formas que en la zona geográfica que nos ocupa la situación tampoco es demasiado diferente. Las fortificaciones más destacadas correspondientes a este período, las vamos a encontrar en la zona sur y este de la actual Cataluña en la zona de dominio musulmán.
24Es el caso de las sudas o alcazabas de Tortosa y Lleida o el Castell Formós de Balaguer4 magníficos ejemplos -aunque transformados en las centurias siguientes- de los avances poliorcéticos andalusíes.
25Por lo que se refiere a las influencias que dieron lugar a estas fortificaciones musulmanas, generalmente se relacionan con la tradición constructiva siria a partir de influencias romanas y bizantinas.
26Por su parte y dada su proximidad geográfica, no es descabellado pensar, en la influencia que a su vez tendrán en el desarrollo de las fortificaciones cristianas del norte de la península, en un amplio período que podríamos situar como mínimo entro los siglos X y XII.
27Cuando hablamos de fortificaciones y arquitectura militar andalusí, es importante comentar que de hecho estamos haciendo referencia a una gran diversidad tipológica de edificaciones: qasaba (alcazaba o ciudadela frecuentemente ubicada en zonas urbanas) y con ejemplos tan destacados como los que hemos comentado de Tortosa, Lleida y Balaguer, al-qsar o alcázar (termino que se refiere generalmente a un tipo de palacio fortificado), hisn (o castillo), con numerosos ejemplos en nuestro ámbito geográfico: Miravet, castillo de Amposta o Ulldecona en la zona del Ebro o Montmagastre, Alòs, Tartareu y Àger en la actual provincia de Lleida, ribat o rábida (considerados muchas veces como una especie de monasterios fortificados), con ejemplos muy transformados en Cataluña, como la Ràpita de Vallfogona de Balaguer, o simplemente desaparecidos como la fortificación que dio nombre al actual municipio de Sant Carles de la Ràpita), al-búrj y at-talay’a (torres y atalayas de control territorial), comparables funcionalmente y con un aspecto muy parecido a las torres -generalmente circulares- que encontramos repartidas, sobre todo a partir del siglo X, en todo el territorio de los condados cristianos del norte.
28Como es de suponer y como la misma realidad histórica nos demuestra, esta amplia variedad de fortificaciones, adaptadas en la mayor parte de los casos a unos ámbitos funcionales concretos, nos demuestra unos criterios de organización territorial perfectamente establecidos, más si cabe por tratarse de una zona fronteriza, donde el peso principal del sistema administrativo y de defensa recaerá en las ciudades de Balaguer, Tortosa y Lleida, centros que por otra parte actuaran como bases de las incursiones militares que de manera periódica se organizarán contra los condados cristianos del norte, como la que tuvo lugar en el año 793 sobre Girona y Narbona y que con mayor o menor fortuna veremos repetirse en los territorios del norte a lo largo de los siglos IX y X.
Fig. 5
Balaguer (España, Cataluña), Castell Formós, construcción militar de origen andalusí
© Museu de la Noguera
29El aspecto de los castillos de los siglos X y XI, estará en relación con las funciones de defensa y posición dentro del sistema de organización territorial que desempeñan y evidentemente también en consonancia con la capacidad económica de sus propietarios.
30Por lo tanto, nos vamos a encontrar con una cierta diversidad tipológica de castillos, que en su forma más simple tendrá como exponente la torre aislada.
- 5 - BOLÒS, p. 67-88.
- 6 - HERNÀNDEZ, p. 199-207.
31Sobre el origen de estas construcciones diferentes autores, como Jordi Bolòs5 o Francesc Xavier Hernández6 sugieren la posibilidad que estuviese vinculado a la poliorcética andalusí. Donde como ya hemos visto anteriormente es frecuente la presencia de este tipo de construcciones.
32Por lo que se refiere al aspecto de estos edificios estaríamos hablando de construcciones normalmente levantadas con mampostería, en algunos casos reedificadas a partir de torres ya existentes, con forma normalmente circular y diámetros variables que pueden oscilar entre los 6 y 10 metros y con alturas también variables entre los 9 y 30 metros, con una división interna en diferentes pisos separados generalmente por suelos de madera y una puerta de acceso en altura situada al nivel de la primera o segunda planta.
33Un caso singular dentro de este tipo de construcciones lo tenemos en la Torre de Vallferosa7, un edificio de 33 metros de altura situado en el municipio de Torà en la provincia de Lleida. Su construcción normalmente se ubica en el siglo X, sin embargo, estudios arqueológicos recientes sugieren la posibilidad de retrasar su origen a los siglos VIII o IX.
34Esta forma simple puede evolucionar con la construcción de un primer perímetro de murallas adaptadas a la topografía del lugar y que permitirían integrar en su interior diferentes edificios complementarios a las necesidades del castillo, como serian cisternas y edificios secundarios, o también capillas (aunque muchas veces veremos estas construcciones religiosas situadas en la zona exterior en las proximidades del castillo). A grandes rasgos este esquema se repite en diferentes fortificaciones construidas o remodeladas a lo largo de finales del siglo X y sobre todo en el siglo XI: Montsoriu (Arbucies-Sant Feliu de Buixalleu), el Castelló Sobirà de Sant Miquel de la Vall (Gavet de la Conca) o el castillo de Mur.
35La técnica constructiva de estos castillos puede presentar diferencias en función de los materiales utilizados en su construcción: muros de mampostería con aparejo irregular, la utilización frecuente de encofrados en la construcción de muros o la pervivencia de edificaciones construidas en tapia. Sin embargo y de manera gradual nos vamos a encontrar con elementos típicos de la arquitectura románico-lombarda que tanta influencia tendrá en Cataluña en el ámbito de la arquitectura religiosa y también civil, como sería el tipo de tallado de las piedras utilizadas en la construcción de muros, la generalización del arco de medio punto y la utilización de las bóvedas de medio cañón en piedra, etc.
36A partir de un contexto histórico definido entre otros factores por la consolidación del poder feudal y el progresivo debilitamiento político de los reinos de taifas islámicos a partir de la desmembración del califato de Córdoba, observamos como la evolución de los castillos de la zona cristiana será importante entre los siglos XI y XII.
37Esta evolución la encontramos explícitamente demostrada en lo que habitualmente denominamos castillos de frontera, con ejemplos tan destacados como son el Castillo de Claramunt (Pobla de Claramunt) vinculado a les familias Claramunt-Cardona y el Castillo de Llordà (Isona i Conca de Dellà), residencia de Arnau Mir de Tost, fundador del Vizcondado de Àger y uno de los personajes más relevantes en el proceso de conquista de los territorios musulmanes de la zona oriental de Cataluña.
38En esta fase, de manera paralela al proceso de conquista territorial sobre las tierras del sur y también en algunos casos a partir de la remodelación de fortificaciones islámicas, la estructura de los castillos será cada vez más compleja.
39Está complejidad la observamos no tan solo por al aumento del tamaño de los castillos, sino también por la implementación de medidas destinadas a la mejora de su autosuficiencia (construcción de cisternas, espacios de almacenaje y cuadras) y de la propia habitabilidad de las fortificaciones con la construcción de salas y espacios de habitación situados fuera de la torre principal.
40La evolución de este modelo, heterogéneo en la definición final de su forma -más si cabe por el hecho de tratarse de construcciones adaptadas a condiciones topográficas diversas-, comportará frecuentemente la construcción de un segundo perímetro amurallado y protegido por torres muchas veces semicirculares -aunque también se da frecuentemente el hecho de combinar torres semicirculares y de planta cuadrada en una misma muralla-, configurando un nuevo recinto.
41En esencia este tipo de castillo que encontramos plenamente establecido en la segunda mitad del siglo XII, entronca formalmente con el modelo de fortificaciones islámicas que vemos claramente consolidadas dos siglos antes, con la presencia de un núcleo central o alcázar y la albacara, destinada a alojar tropas o a servir de refugio para la población.
Fig. 6
La Pobla de Claramunt (España, Cataluña), Castillo de Claramunt. Documentado desde el siglo X y edificado en diferentes fases, constituye uno de los mejores ejemplos dentro de los denominados castillos de frontera.
Pep Mas © Museu d’Història de Catalunya, 2008
42En el período comprendido entre mediados del siglo XI y el primer cuarto del siglo XII, se crearán diferentes órdenes militares con el objetivo inicial de defender los Santos Lugares y proteger a los peregrinos que llegaban a Tierra Santa.
43Dentro de estas órdenes podemos destacar, en relación con el papel que también desempeñaran en las guerras de conquista sobre tierras musulmanes situadas en el sur de la actual Cataluña y norte de Valencia: la Orden del temple, la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén y la Orden de San Jorge de Alfama, creada esta última a inicios del siglo XIII.
44En el caso de los templarios su presencia en Catalunya data de la primera mitad del siglo XII y tuvieron un papel destacado en la defensa de la frontera y la conquista de las ciudades de Tortosa (1148) y Lleida (1149), así como en la toma de diferentes fortificaciones en la frontera del Ebro, cosa que implicó a su favor importantes donaciones de tierras y castillos, inicialmente por parte del conde Ramon Berenguer III i sobre todo por parte de Ramon Berenguer IV conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, como es el caso de Gardeny en Lleida y Miravet en la zona del Ebro.
45Será en el contexto de las órdenes militares que a partir de la segunda mitad del siglo XII, veremos surgir un nuevo tipo de castillo configurado a partir de la presencia de un patio central, alrededor del que se articularan las diferentes dependencias de la fortificación. Esta tipología de castillos a diferencia de los modelos que hemos comentado del siglo XI y primera mitad del siglo XII presentan generalmente una planta de tipo mucho más regular que sus antecesores típicamente románicos. Seria en esencia el tipo de castillo que en Francia se conoce como “Felipe Augusto”
46Normalmente a esta tipología de castillo se le suele otorgar su origen inmediato en la experiencia poliorcética adquirida en Tierra Santa por parte de las órdenes militares. Este hecho seguramente cierto en el caso de muchas fortificaciones levantadas por las órdenes militares o a iniciativa de las monarquías reinantes en la Europa Occidental, en el caso de la Península Ibérica debemos añadir un matiz como es el de la presencia de los grandes castillos andalusíes, levantados siglos antes y que es evidente que eran bien conocidos tanto por parte de la nobleza cristiana, como por parte de los maestros de obra encargados de la construcción de este nuevo modelo de castillo.
47Tampoco es extraño que sean las órdenes militares las responsables de levantar o remodelar a partir de fortificaciones existentes este nuevo tipo de castillo, entre otras razones porqué dispondrán de la capacidad económica suficiente como para abordar una obra de esta magnitud.
48Es evidente también que su aspecto y organización del espacio, tienen un vínculo directo con el propio sentido de las órdenes militares y las reglas monásticas que debían obedecer, con lo que el castillo también se configura como un espacio conventual.
49En el caso de Cataluña destaca dentro de este modelo de fortificación el castillo de Miravet (Ribera d’Ebre), construido a partir de la segunda mitad del siglo XII sobre una precedente fortificación islámica y considerado a su vez como una de las mejores muestras de la arquitectura militar templaria en Europa.
Fig. 7
Ribera d’Ebre (España, Cataluña), Castillo de Miravet. Situado estratégicamente sobre un meandro del rio Ebro. Está considerado como una de las construcciones militares más relevantes de los siglos XII-XIII en Cataluña y una de les mejores muestras de la arquitectura militar templaria en Europa
P. Segura © Museu d’Història de Catalunya, 2011
50Como hemos visto anteriormente, desde finales del siglo XI y durante el siglo XII, los principales castillos del país se verán sometidos a un proceso de desarrollo que afectará tanto a sus aspectos defensivos como también residenciales, cosa que comportará al mismo tiempo un aumento del tamaño de estas fortificaciones.
51A lo largo del siglo XIII y también en el siglo XIV, a partir del modelo precedente de castillo, definido por la existencia de dos recintos, observaremos como frecuentemente estos serán remodelados desde un punto de vista defensivo a partir del aumento de la altura de murallas y el ensanchamiento y ataludamiento de la base de estas, cosa que a su vez permitirá augmentar su resistencia y facilitará la construcción de pasos de ronda perimetrales en la parte superior de las murallas, esta evolución la encontramos perfectamente documentada en casos como el del castillo de Montsoriu (Arbúcies-Sant Feliu de Buixalleu).
52Dentro de las fortificaciones construidas de nueva planta en este período, podemos destacar el castillo del Montgrí (finales del siglo XIII-inicios del siglo XIV), definido por una planta rectangular con torres circulares en las esquinas y altos muros coronados por almenas.
53Paralelamente en este mismo contexto cronológico de finales del siglo XIII i especialmente en el siglo XIV veremos generalizarse un nuevo tipo de fortificación que combina perfectamente las necesidades residenciales con la eficiencia defensiva: el castillo-palacio gótico.
54Este modelo de castillo, articulado a partir de la presencia de un patio central, precisará de un importante trabajo de regularización topográfica para conseguir el plano necesario para su edificación. Su precedente directo es el castillo que desde la segunda mitad del siglo XII hemos visto desarrollado en Cataluña por las órdenes militares.
55La configuración rectangular o cuadrada de la planta de este tipo de castillo (con ejemplos de planta circular como es el castillo de Bellver en Mallorca), facilita la presencia de un patio central al que se abren las diferentes estancias. Ámbitos que su vez veremos adosados a la parte interior de las murallas.
56Este diseño de fortificación permitirá dar cabida a amplios espacios de representación como serán las extensas salas nobles, con cubiertas sustentadas por arcos diafragmáticos, con grandes ventanales, monumentales chimeneas, etc. Se trata en definitiva de un tipo de castillo concebido no solo desde la perspectiva estrictamente defensiva, sino también como escenario de presentación del estatus social, político y económico de su propietario.
57Ejemplos de este tipo de fortificación son los castillos de les Sitges (Torrefeta i Florejacs) Balsereny o Montesquiu e incluso también Montsoriu (a partir de la reforma que le dará su actual aspecto llevada a cabo entre los años 1347 y 1356).
Fig. 8
Torroella de Montgrí (España, Cataluña), Castillo del Montgrí, construido entre 1294 y 1301
Museu de la Mediterrània de Torroella de Montgrí © Jordi Gamero
58Los siglos XV y XVI, representan en la historia de Cataluña una época convulsa, con una fuerte crisis económica y con importantes conflictos como será la Guerra Civil catalana (1462-1472).
59Paralelamente el inicio de la Edad Moderna va a coincidir con la consolidación del nuevo estado monárquico surgido de la unión de los reinos de Castilla y Aragón.
60En este contexto, la creación y el desarrollo del imperio hispánico a partir del siglo XVI, configurará un nuevo escenario territorial en el que la tecnología militar va a jugar un papel determinante sobre todo a partir de la generalización del uso de las armas de fuego.
61El desarrollo y mejora progresiva de la artillería, va a suponer una transformación radical de las fortificaciones que dejará rápidamente obsoletos los viejos castillos medievales.
62La mayor parte de estas fortificaciones iniciaran un proceso de decadencia que en muchos casos, entre los siglos XV y XVI, les va a llevar a su abandono definitivo.
63También es cierto que algunos de estos viejos castillos serán remodelados, ya sea por su posición estratégica o bien por los intereses de sus propietarios, sobre todo en territorios de fuerte dinamismo económico. Es el caso de castillos como los de Arbeca, Cardona o Moncortès.
64De todas formas, en el contexto cronológico que nos ocupa, veremos como la mayor parte de las nuevas fortificaciones se ubicaran en el ámbito de las fronteras del nuevo estado, en territorios anexados o conquistados por la monarquía, o en enclaves especialmente importantes desde una perspectiva económica.
65En este escenario y concretamente en el ámbito de la frontera entre el Reino de España y Francia destaca especialmente la Fortaleza de Salses en la comarca del Rosellón (Francia).
66Esta fortificación construida entre los años 1497 y 1503 por iniciativa del Rey Fernando el Católico, representa un extraordinario ejemplo dentro de las construcciones militares de transición entre los viejos castillos medievales y las fortalezas de Época Moderna.
67Partiendo de conceptos ya vistos en época medieval como son la regularidad de la planta, la presencia de torres circulares en los ángulos y la configuración de un patio central, esta construcción destaca por el hundimiento del conjunto de la fortificación dentro de amplios fosos, con el objetivo de minimizar los impactos directos de los proyectiles de artillería sobre las murallas. Al mismo tiempo presenta aspectos como son la forma redondeada de la parte superior de los muros defensivos y la combinación en su construcción de piedra y material cerámico, este último es muy habitual en las zonas más expuestas al tiro, ya que se trata de un material más fácil de reparar y que permite atenuar mejor el impacto de proyectiles de hierro.
68Esta experiencia poliorcética de todas maneras allanará el camino hacia un nuevo tipo de fortificación: la traza italiana, un nuevo modelo definido entre otros por la presencia de sólidos muros con anchuras muy importantes, la excavación de amplios fosos con potentes terraplenes en pendiente denominados glacis y destinados a proteger los muros del impacto directo del fuego de artillería y la construcción de baluartes y revellines que reforzaban esta función y al mismo tiempo facilitaban el tiro cruzado desde la propia fortificación.
69El resultado de este conjunto de medidas va a ser la definición de un nuevo tipo de planta en forma de estrella, diseño que por su parte caracterizará las fortificaciones militares en los siglos siguientes, con ejemplos tan notables en Cataluña como es el caso de la muralla defensiva de la villa de Roses cerca de la actual frontera con Francia e iniciada a mediados del siglo XVI, o el castillo de Cardona con importantes remodelaciones a partir del siglo XVII.
Fig. 9
Barcelona (España, Cataluña), imagen del apartado de la exposición dedicado a la transformación de los castillos medievales
© Museu d’Arqueologia de Catalunya
70En definitiva, la exposición (vista en San José entre el 8 de marzo al 20 de mayo de 2018, y en su versión ampliada, en Barcelona desde el pasado 6 de septiembre de 2018 y abierta hasta el 2 de junio de 2019) consigue un buen nivel de visitas y el agrado del público, especialmente porque los audiovisuales y recursos virtuales consiguen acercar el museo al sector más joven de la población que desea una experiencia vivencial y de aprendizaje menos tradicional. Por otro lado, las actividades organizadas a su alrededor (conferencias, talleres, demostraciones de recreación histórica) atraen tanto a los especialistas y aficionados a esta etapa como al gran público y contribuyen a divulgar nuestro patrimonio más allá de su lugar de origen. Mencionar para acabar que a pesar de que esta iniciativa tiene una duración limitada, nos queda un catálogo (Tura, Rovira, 2018) en dos versiones: el editado8 y el accesible universalmente a través del QR o del link9, para todos aquellos interesados en los castillos.