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En este artículo se analizan las dos novelas que hasta el momento ha publicado la joven narradora Pola Oloixarac, Las teorías salvajes (2008) y Las constelaciones oscuras (2015). Se atenderá a los procedimientos discursivos que conforman una sintaxis hermética. La hipótesis del trabajo es que lo legible es uno de los focos de la narrativa de esta autora, en tanto estos textos instalan la pregunta por las condiciones de legibilidad de determinadas textualidades en determinados contextos históricos, de acuerdo con las reglas de la sintaxis imperante. El primer apartado se centra en los procedimientos propios del montaje de la novela, especialmente la yuxtaposición de distintas historias, como modo de hacer legibles y dislocar los relatos violentos del estado. En el segundo, se indaga la dimensión programática de la tensión legible/ilegible para exponer el funcionamiento de la sintaxis del poder. Por último, se traza un vínculo genealógico con la escritura de Jorge Luis Borges a partir de la distopía como recurso que permite representar alegóricamente y reflexionar sobre el orden social.

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Entradas del índice

Palabras claves:

Oloixarac, ilegible, sintaxis, poder, Borges
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  • 1 Héctor Libertella, « La palabra de más (una nueva introducción al ensayo) », Skirius, John (comp.), (...)

1Abordaré las dos novelas que hasta el momento ha publicado la joven narradora Pola Oloixarac, Las teorías salvajes (2008) y Las constelaciones oscuras (2015), de acuerdo con la propuesta de este volumen en torno de la dimensión programática del hermetismo textual. Para ello, analizaré el carácter experimental de esta escritura, atendiendo a procedimientos de raigambre vanguardista, como por ejemplo, la mezcla de géneros discursivos y el uso del fragmento, que dislocan las expectativas del lector. En este sentido, la propuesta de Oloixarac se acerca a la de Héctor Libertella cuando define el « Método omnívoro: se alimenta de todas las otras especies, triza y mezcla las disciplinas, en él resuenan todo tipo de lecturas ».1 De este modo, el montaje –tal como lo reconocía Bürger en su Teoría de la vanguardia para el caso de las vanguardias históricas˗ vuelve a transformarse en el mecanismo clave para erigir una sintaxis hermética.

2Además, más allá del análisis de estos procedimientos, pondré a prueba la hipótesis de que lo legible es uno de los focos de la narrativa de esta autora, dado que sus dos novelas se distinguen por la superposición de planos narrativos en distintos momentos históricos, tales como los comienzos del XX y el apogeo del positivismo; las décadas del 60 y 70, caracterizados por la intensa lucha política y la revolución sexual; y los inicios del XXI, con su auge de la acumulación de información y de los medios electrónicos. Considero que este procedimiento invita a la reflexión sobre aquello que es legible/ilegible en determinados períodos, de acuerdo con coordenadas socio-culturales que implican un consenso. En otras palabras, estos textos instalan la pregunta por las condiciones que posibilitan la emergencia de relatos en determinados contextos de acuerdo con las reglas de la sintaxis, definida en las novelas como modo de ordenar el mundo impuesto por el estado.

  • 2 Horacio González, en la misma mesa de presentación de la novela, refiere la dificultad de encuadrar (...)

3El impacto que produjo en el campo de la literatura argentina la primera novela de Oloixarac es muy diferente del que produjo la segunda. Cabe destacar que la aparición de Las teorías salvajes fue celebrada por críticos como Ricardo Piglia, Rodolfo Fogwill, Horacio González, Martín Kohan y hasta una cauta Beatriz Sarlo. Este respaldo tuvo su contraparte en grupos de izquierda, principalmente militantes de la UBA, que criticaron duramente el texto y hasta pidieron un desagravio, ofuscados por la relectura de ciertos núcleos épicos de la militancia del 70 que la novela propone desde una mirada desacralizante. Es que una de las notas desafiantes de este texto consiste precisamente en revisitar ciertas constelaciones que hacen a los relatos de identidad nacional desde una mirada inédita, atravesada por distintos momentos históricos. Por eso, uno de los aspectos más visibles de su hermetismo se basa en esta estrategia de superposición de relatos en apariencia inconexos, pero que, de acuerdo con esta propuesta de lectura, están unidos por la indagación de la violencia como inherente a la formación del estado. Cabe resaltar que éste no ha sido uno de los aspectos más recorridos por la crítica, al punto de que se convirtió en un reclamo por parte de la autora, que la lectura de Jorge Dotti en la Biblioteca Nacional vino a enmendar desde la perspectiva de la filosofía política2.

1. El montaje hermético como relato de la violencia

4Para comenzar a describir el montaje de la primera novela, cabe señalar que Las teorías salvajes esta entretejida a partir de tres relatos diferenciables. Esa instancia narrativa, cuyos núcleos parecerían inconexos (especialmente por la heterocronía), se contrapone a otra dinámica, la de las teorías, que atraviesan las historias y dotan de cohesión al texto. Las tres historias principales superpuestas en esta novela son:

1. La de la pequeña Kamtchowsky (acaso una combinación de Kant + Chomsky) y su inadaptado novio Pabs, jóvenes que se inician en el sexo y prácticas hackers como manifestaciones de rebelión contra el orden social impuesto.

  • 3 Sarlo sostiene que « la UBA es la patria de adopción de la narradora » y subraya la « reivindicació (...)

2. La de la joven narradora en primera persona, estudiante de la UBA (historia sobre la que se han concentrado la mayoría de las críticas adversas a la obra), obsesionada por conquistar la atención de un profesor veterano, Augusto García Roxler, a partir de la insistente propuesta de revisar sus escritos sobre la Teoría de las Transmisiones Yoicas3. Este relato se distingue estructuralmente por esa primera persona de la protagonista que se contrapone al narrador/a omnisciente e irónico/a que distingue a los otros dos.

3. La historia de Johan Van Vliet, antropólogo holandés precursor de las Transmisiones Yoicas, y la del desarrollo de su teoría sobre la relación « presa-hombre ».

5El hilo conductor que une las tres historias es la teoría de las Transmisiones Yoicas y la consiguiente reflexión sobre el origen del orden social que, a partir de las teorizaciones modernas, conocemos como estado. Abundan las alusiones a Hobbes y Rousseau, entre otros filósofos dedicados al tema. Ya el comienzo es elocuente puesto que allí se introduce uno de los registros dominantes del texto, el antropológico-biológico. En ambas novelas, la voz estilo off del comienzo oficia como presentación de lo que será la hipótesis global del texto. En el caso de Las teorías, la minuciosa descripción de un rito de pasaje practicado por las comunidades de Orokaiva, en Nueva Guinea, focaliza en el miedo que sienten sus habitantes al enfrentar la conversión de individuos (niños) en miembros de la tribu (integrantes de una comunidad), o en otros términos, focaliza en el pasaje de presas a predadores. He ahí la clave que cifra el texto y que también ha sido uno de los temas de indagación del género novela, desde sus orígenes: las angustias del individuo frente a los condicionamientos sociales.

6En las reseñas que recibió la primera novela de Oloixarac, se ha hecho mucho hincapié en la manera en que las nuevas tecnologías inciden en su lenguaje. Quiero enfatizar que, si bien la novela muestra una sintaxis dislocada, la construcción de los personajes apela a técnicas convencionales (detención de la mirada en gestos y aspectos físicos y psíquicos que son descritos como un cliché desde una perspectiva omnisciente). No es ésa entonces la clave de la ilegibilidad que me llevó a analizar estos textos para esta convocatoria, sino precisamente la puesta en funcionamiento del juego de perspectivas que hibridan matrices genéricas y miradas ancladas en diversas coordenadas espacio-temporales, a partir de las cuales se indaga la teoría de la formación del estado. Así, es a partir de jóvenes con conductas típicamente antisociales, que azarosamente toman contacto con teorías del pasado, que Oloixarac interroga el impacto que la formación y el funcionamiento del estado tiene sobre los individuos, como lo hicieron los filósofos contractualistas hace ya más de dos siglos.

  • 4 Todas las citas de la primera novela corresponden a la segunda edición: Pola Oloixarac, Las teorías (...)

7En Las teorías salvajes, el eje transversal es la historia del Profesor Van Vliet, autor fallido de « una verdadera teoría de la psicología humana, una teoría que reflejara los modos profundos del accionar de los hombres », « verdadero pionero de la experimentación en psicología » (22-23), quien ˗paradójicamente˗ no logra dar a conocer su teoría, que se extingue con su desaparición en la selva y gracias a la falta de aptitud de sus discípulos para dar a conocer esta « teoría incomprendida » (27)4. El tono del narrador/a, así como el derrotero de esta teoría potencialmente precursora pero que no llega a destino, remedan ese entusiasmo desmedido por los proyectos incomprendidos tan característico del narrador de « Pierre Menard, autor del Quijote ». Recorto un fragmento de Las teorías salvajes para subrayar el funcionamiento de la parodia en este texto a partir de la impertinencia entre la sintaxis solemne (tono apodíctico) y el vocabulario empleado: « Un hombre con una teoría es alguien que tiene algo por gritar; pero un espíritu con una teoría no es mucho más que un trozo de pan a medio masticar, navegando la boca de su médium, resistiendo junto a esos dientes, listo para que lo fagociten, deshagan, escupan. » (26) Algo similar ocurre con uno de los personajes decimonónicos de Las constelaciones oscuras, un científico poco convencional por su inclinación a las sesiones de espiritismo. La paradoja que se da entre genialidad de las teorías e incomprensión del medio es caracterizada en el texto en términos de « ilegibilidad ».

8Desde esta perspectiva, el título de la primera novela es casi un oxímoron, que se explica desde la invención de una teoría, la de las Transmisiones Yoicas, que se muestra tan sólida y arbitraria como cualquier otra que explique la dinámica entre el comportamiento individual y el colectivo. Son teorías salvajes y teorías sobre lo salvaje, que rescatan el comportamiento instintivo del hombre como una forma de resistencia o de residuo ante el avance del estado. Los jóvenes protagonistas de esta novela, sobre cuya biografía se hace hincapié en relatos retrospectivos hacia sus padres como representantes de la generación del 70, han sido concebidos durante la dictadura militar y eso repercute en sus sensibilidades, en sus manifestaciones yoicas: « Los que emergieron victoriosos de los vientres durante los años de plomo deambulaban como animalitos hipnotizados por su propia hipersensibilidad. » (60) Y en este proceso de caracterización, se desliza sutilmente la crítica al blanco privilegiado de la sátira, la clase media argentina, como exponente de la tensión entre control social y miedo del individuo como presa del sistema. Al respecto, Sarlo señala:

  • 5 Beatriz Sarlo, op.cit., en línea.

Igual que Laura Ramos, Oloixarac es implacable con la educación recibida como hija de « progres »: a los chicos no se les compra helados Massera y en los colegios está bien visto « escribir ensayos sobre los desaparecidos y poemas sobre la dictadura en las clases de expresión corporal », cuyos títulos pueden ser « Pégame y llámame Esma ».5

  • 6 Basta pensar en los textos de Rozenmacher o de los hermanos Lamborghini, por solo citar casos disti (...)

9De ahí, a mi parecer, la miopía de quienes tildan a esta novela de « reaccionaria », pues creo que hay que enfatizar que este texto comparte el foco de la crítica que la narrativa de izquierda de los 60 y 70 hizo de la clase media6.

  • 7 Walter Benjamin, « Para una crítica de la violencia », Estética y política, Buenos Aires: Las cuare (...)

10Por otro lado, considero que resulta productivo leer los textos de Oloixarac en relación con el enfoque de Walter Benjamin en « Para una crítica de la violencia ». En ese trabajo, desde la filosofía de la historia, el filósofo alemán analiza el rol del estado como institución creadora y conservadora del derecho natural y del derecho jurídico a través de la violencia.7 En ambas novelas, los personajes se construyen como gestualidades que atacan dispositivos del poder vigente. La Teoría de las Manifestaciones Yoicas se convierte así en un relato explicativo de la violencia creadora (el miedo del hombre a ser devorado por sus predadores) y la conservadora, encarnada en instituciones como la universidad, google o, más ampliamente en la segunda novela, los bancos de datos genéticos. Esto da cuenta de un devenir en donde la política sería reemplazada por la tecnología, tal como se sintetiza sobre el final de esta segunda novela a propósito del pacto entre Argentina y Brasil: « Como afirmaba el púlpito político, la defensa de bases de datos de ADN regionales era el último bastión del Estado-nación en el siglo XXI (165) ».

  • 8 Resulta llamativo el protagonismo de este dispositivo de la guerra como matriz generativa del relat (...)

11En este sentido, la primera novela expone un theatrum bellicum, en donde confluyen teorías biológicas, lingüísticas y filosóficas para reforzar la hipótesis que ˗fiel al método científico˗ se retoma hacia el final del texto, todo lo cual pone de relieve el uso narrativo que de las matrices discursivas de índole científica realiza este texto8. Es esta efusión teórica la que permite advertir el trabajo con los materiales, y el despliegue de una sintaxis hermética a partir de la que se interrogan las condiciones de posibilidad de lo legible en determinado espacio-tiempo. La exposición de esta tesis del profesor Van Vliet, según la cual el hombre no lucha contra sí mismo, sino contra los predadores que lo acecharon desde la prehistoria y, por lo tanto, contra su propia parte de animal salvaje, hace legible lo ilegible:

¿Cómo fechar el nacimiento del miedo? ¿Cómo explicar una humanidad obsesa por combatir el animal en el hombre y al enemigo en el animal? Como el agua, se difunde o se derrama por un laberinto de ratas, ahogándolas, J. Van Vliet escribió que las guerras primordiales entre presas y predadores « son la sustancia que invade los espacio-memoria del pensamiento ». (203)

12Puede leerse este pasaje en clave alegórica y advertir la marca indeleble que deja ese estado de guerra en la que el estado-predador ejerció la fuerza contra los individuos, determinando las condiciones de lo legible en nuestro presente:

Cuando el yo atraviesa las coordenadas de una sintaxis de la presa, es imposible sustraerse. Avanza a través de un espacio denso de fantasmas y geometrías intencionales; esto es la conformación del mundo, la totalidad de los puntos de vista pasados y presentes que atraviesan el espacio y se atraviesan entre sí. El mundo es el campo minado de perspectivas. (204)

  • 9 Marcelo Cohen propone una manera de clasificar la narrativa actual según modalidades que se oponen (...)
  • 10 También es significativa la referencia a la violencia mítica a partir de la reescritura del mito de (...)

13Y este pasaje es, además, potencialmente metapoético en tanto esa mezcla de perspectivas es el principal gesto programático que da cuenta de la impronta vanguardista de esta novela9. Después de todo, las teorías (en plural) tienen esa función de explicar, hacer legible, una conducta. En esta novela, se exponen escenas iniciáticas de personajes insertos en distintas coordenadas espacio-temporales en donde los conectores no son fáciles de reponer. La sintaxis, en este sentido, emerge temática y programáticamente como una estructura ordenadora a la que hay que dislocar. Así como el científico holandés explica la violencia salvaje y la violencia divina, el primer texto de Oloixarac vuelve legible el trauma y los fantasmas instalados luego de la violencia de estado que caracterizó la última dictadura10. En la misma línea, Las constelaciones oscuras cifra su sentido en la figura del oxímoron entre luz y oscuridad del título para exponer una teoría en donde el poder del estado despliega todos sus mecanismos para volver « legible » (sic) la información que recaba y ejercer, de ese modo, un mayor control sobre los individuos. La subversión de este entramado es el objetivo del protagonista hacker, quien ejecuta un programa de acción cuando advierte el modo en que el estado se propone hacer legible, y –como consecuencia, controlable˗, el comportamiento de los individuos. Todas las acciones del protagonista apuntan a este momento en el que se le rebela que esta historia de la violencia conservadora es la de la oscuridad. La novela se encuadra así dentro de las distopías, al modo de la célebre 1984 de Orwell, cuya trama oculta se devela invirtiendo el mapa de lectura: « Cada vez sabemos más, tenemos más información, pero desde el punto de vista de las constelaciones oscuras, desde el fondo perdemos de vista el contorno ». (195)

14Así como los personajes de Oloixarac intentan desnudar estos modos de funcionamiento del poder con asaltos bélicos y gran capacidad performática (ataque a Google Earth en la primera novela y operativo de diseminación de la información en la red de individuos para burlar el secreto de estado y atentar contra la concentración del poder en la segunda novela), los textos de Oloixarac construyen otra visión del pasado a partir del armado de una historia de la violencia, con foco en la última dictadura argentina como centro de sentido del pasado y del presente. El montaje, signado por la diversidad genérica y de lugares de enunciación, da cuenta del hermetismo deliberado como forma de resistencia contra los mecanismos de poder, siempre obstinado en reducir a lo legible toda forma de conducta humana.

2. De lo legible al simulacro. Sabotajes a la sintaxis del poder

15Ya hemos visto que la legilibilidad es uno de los núcleos de las teorías que atraviesan los textos de Oloixarac, cuya premisa es dar visibilidad a los entramados del poder como condicionantes de las subjetividades individuales. En este apartado, me centraré en la dimensión programática de lo legible/ilegible como tensión, que se transforma así en otra de las teorías que dan espesor a estos textos.

16Los personajes de las novelas se interrogan en varias ocasiones respecto de las condiciones de posibilidad que hacen que un texto sea legible, haciendo intervenir variables como espacio y tiempo. En este sentido, la disquisición que plantea esta narrativa es homóloga a una de las cuestiones discutidas por Bénédicte Gorrilot en L’illisibilité en question cuando afirma que lo ilegible marca un lugar de tensión problemático en tanto varía de acuerdo al tiempo y la geografía (16). Si bien en este libro se discute sobre lo ilegible en función de la cultura y de la diacronía desde la perspectiva de la crítica literaria, los textos de Oloixarac indagan y desafían, como un programa de escritura, las condiciones de posibilidad de lo que es legible dentro de un marco social determinado, el de los mundos representados.

17Hay una indagación por los espacios de subjetividad como simulacros, tal como lo evidencia la elección del nombre de una de sus protagonistas, Kamtchowsky, vocablo que condensa dos nombres de peso a la hora de indagar lo que puede ser pensado a partir de los condicionamientos del sujeto, como son los de Kant y Chomsky. Así, de la misma manera en que la sintaxis de la novela surge de la yuxtaposición de personajes hilvanados por las teorías, estos dos pensadores confluyen por asociación del significante trazando una genealogía del pensamiento que hace hincapié en su ordenamiento. En efecto, tanto el énfasis kantiano en el sujeto cognoscente y las condiciones que intervienen en la construcción del objeto cognoscible, como la gramática generativa, con alto contenido biológico en tanto reflexión del componente lingüístico que el individuo acepta como gramatical como miembro de una comunidad lingüística (lo que se conoce como competencia), pueden leerse en términos del « consenso sintáctico » en tanto acuerdo de lo que es aceptado o no en un momento determinado. Veamos un ejemplo de los tantos en que esta cuestión es planteada en la novela:

En rigor, no hay nada estrictamente feo en los rasgos de Pablo. Sólo que el conjunto trasmite la sensación de un error, de un animalito mocho que nunca debió traspasar el umbral de largada en la carrera contra la extinción. Su repelencia tal vez se explique por hallarse subordinada al consenso sintáctico de lo que significa pertenecer a una especie (56)

18En otros términos, el aspecto físico de Pabst resulta « sintácticamente » inaceptable y es desde ese lugar del margen que es capaz de reflexionar con Kamtchowsky sobre las variaciones de lo legible entre generaciones:

˗En los 70, en cambio, no había manera de sonar cursi. Podías mandarte que tu objetivo en la vida era ser un poeta maldito, y nadie se te reía en la cara. Ahora es diferente. Nuestra franja etaria se encuentra más evolucionada en sentido estético. Por estética me refiero a una actitud mental espontáneamente crítica hacia los acontecimientos, no meramente a la rastra de la acción ordenada. No sé qué cantidad de neuronas entra en juego para configurar un arco de percepción de estas características, pero me parece que implica una operación bastante más compleja que la de « pensarse fuerza constituyente » de algo. Por otra parte, hay que considerar que las condiciones de posibilidad que hacen a una persona « interesante » en un momento determinado responden a una modalidad específica, legible. (56) (Todos los énfasis están en el original)

  • 11 Carlos Gamerro, Facundo o Martín Fierro. Los libros que inventaron la Argentina, Buenos Aires: Suda (...)

19Cada cultura marca los límites de lo que es legible, y, al mismo tiempo, se encarga de hacer legibles aspectos que en otro tiempo no lo fueron, como ocurre con esta lectura de la generación del 70, que es revisada no ya desde la perspectiva de sus protagonistas, sino de la de sus descendientes. Si lo legible es lo que responde al orden posible, en los 70 –reflexiona Kamtchowky- el ordenamiento es impuesto por el sistema; el sujeto, resulta así pospuesto, como lo evidencian los sufijos en « conciencia-en-sí » o « conciencia-para-sí », a diferencia de la « auto-conciencia » (57) que caracterizaría a la generación siguiente. De ahí que este texto pueda ser incluido en la periodización propuesta por Carlos Gamerro sobre escrituras de la dictadura, dentro del cuarto grupo, que se distingue por ser producida por « los que no tienen recuerdo personal alguno; que saben porque escucharon las historias familiares, o leyeron, o investigaron, o imaginaron lo sucedido; o porque fueron víctimas directas de la dictadura, pero víctimas sin recuerdos directos de lo que vivieron ».11 Al mismo tiempo, siguiendo la clasificación de Gamerro, en esta modalidad confluyen humor y violencia, como ocurre en el caso de las dos novelas de Oloixarac (y en las del propio Gamerro). Desde esta perspectiva, resulta evidente que la escritora construye otras condiciones de legibilidad para los discursos de la dictadura. De ahí que en Las teorías resulte posible erigir una mirada paródica sobre el discurso panfletario a través del diario de una militante del ERP en donde lo emocional interfiere con la militancia, dominando el tono de un discurso rosa. O también que se vuelva legible el entretejido del terrorismo de estado desde la reescritura de la leyenda del Rey Minos.

20Desmontar los mecanismos de la sintaxis para los cuales los textos nos prestan ciertas claves implica retomar el problema inicial del montaje. En efecto, ya mencioné la yuxtaposición como procedimiento saliente que consiste en superponer materiales heterogéneos sin conectores. El modo en que esos materiales se vuelven legibles es a partir de la analogía que, al contrastar materiales en apariencia inconciliables, va cargando de significado ciertos dispositivos que permiten reconstruir cierto orden. Tal es el caso del dispositivo de la guerra, cuyo origen es tematizado en la teoría del holandés, pero que circula a modo de un rizoma invadiendo otras prácticas sociales como el sexo o los actos más sencillos de la sociedad de consumo, como comer una hamburguesa: « ‘Germán’, un morocho con un Mickey, dos Minnie y un Ronald abrochados en el corbatín, el equivalente a un condestable del ejército napoléonico, se presentó como su guía del Mc Tour y los condujo a través de la línea de cajas registradoras » (231). De este modo, los símbolos diseminados que confluyen al funcionamiento de ese dispositivo, se vuelven visibles gracias a la enunciación de esa teoría.

21Quiero concluir con esto precisando que el mecanismo que prima en la novela es el del collage, a partir del cual se hacen legibles los engranajes de la sintaxis de la cultura que perduran, como los fantasmas de la relación presa-predador, en el imaginario social. Por eso la superposición de matrices discursivas que ponen al mismo nivel distintas temporalidades (como el anacronismo deliberado de Menard) y la propuesta de revisión a través de la dislocación del orden de los relatos que integran la tradición nacional, son procedimientos para hacer legibles los mecanismos de poder. Así, las novelas de Oloixarac proponen un sabotaje al orden de ciertos relatos culturales, ofreciendo nuevas asociaciones inesperadas, leyendo a través de la historia de la violencia, el espacio oscuro de las constelaciones que dejaron un surco imborrable en nuestra historia.

3. A modo de coda: « Las sombras de Borges »12

  • 12 Título del ensayo de Nicolás Rosa, « Las sombras de Borges », La letra argentina: crítica 1970-2002(...)

22« Toda porn star crea a sus precursoras », dice el narrador/a respecto de la popularidad que gana Kamchowski con la difusión en youTube de un video en donde es violada por dos jóvenes que la drogan en el baño de un boliche. Esta historia de violencia sexual se inmiscuye como un subrelato de la historia de la violencia narrada. Y, como mecanismo asociativo, la remisión-homenaje a la mirada genealógica de Borges en « Kafka y sus precursores ». La analogía es sintética respecto de lo que venía describiendo en los apartados anteriores. La tensión de lo legible/ilegible, cuyo objetivo es visibilizar ciertos núcleos de sentido « oscuros » (como el entramado interno de las constelaciones), surge especialmente en la dimensión del paradigma, es decir, más allá de los límites de la linealidad. Por eso me atrevo a afirmar que Oloxairac crea a Borges como su precursor, lo cual se pone de manifiesto especialmente sobre el final de la novela, no sólo por las repetidas alusiones a la figura del autor, sino especialmente por la propuesta sintáctica que ficcionaliza el hackeo a la ciudad real Buenos Aires en pos de la creación de una ciudad imaginada por todos los usuarios que quieran sumarse al blog de los protagonistas que instalan el virus en Google Earth. En efecto, el virus ideado por los protagonistas permite que cada usuario inserte la imagen o el dispositivo multimedia deseado en el mapa, produciendo un efecto de expansión al infinito, tal como el que condensa el famoso punto escondido en el sótano de Carlos Argentino Danieri en « El Aleph ». De ese modo, así como en el cuento precursor, la larga enumeración es el procedimiento elegido para dar cuenta de la superposición de imágenes en tiempo y espacio que produce un efecto de mise en abyme, en Las teorías:

La yuxtaposición de los tiempos definía una sintaxis espacializada. Al abandonarse las determinaciones temporales que separan los hechos en intervalos distintos, lo que emergía era la relación sintáctica, pura, entre el mundo y aquello que tuvo lugar en el mundo; en cierta medida, lo que se buscaba aislar era la forma abstracta de la noción de « consecuencia », separándola del consuelo del tiempo como escenario sucesivo. […] este dispositivo, por una parte, parecía reclamar la libertad de una anarquía de relatos, pero al mismo tiempo daba cuenta de un estado de cosas: la carencia de historia como fenómeno estudiable del que se pueden esclarecer causas y efectos, de modo de poder cambiar y mejorar. (313)

23« Anarquía de relatos », en cuanto desorden, se opone así a lo legible. Y, como procedimiento narrativo, explica su potencial revisionista con el fin de sabotear la linealidad de la historia como relato para iluminar nuevos itinerarios de lectura.

  • 13 Sostiene Sarlo en el capítulo VII de Borges, un escritor en las orillas: « Borges se resistió siemp (...)

24Encuentro otra importante analogía con la sintaxis de Borges en cuanto al mecanismo de construir ficciones teóricas, aquello que Nicolás Rosa denomina « carácter fundamentalmente hiperliterario », en donde los mundos ficticios son muchas veces sociedades distópicas a partir de los cuales se reflexiona, por asociación alegórica, sobre el orden social vigente. Pienso particularmente en los cuentos que analiza Sarlo en Borges, un escritor en las orillas, tales como « Tlön, Uqbar, Orbis Tertius », « La lotería en Babilonia » y « La biblioteca de Babel »13. En la misma línea, ya he marcado en este trabajo la predilección por pensadores marginales cuyas teorías son ilegibles para las coordenadas de intelección de sus contemporáneos.

25Se pregunta Rosa:

¿De dónde proviene, ahora más profundamente, esa monstruosa ilegibilidad del texto borgiano? [Tanto] El texto de Borges como el de Sade son in-humanos porque legislan contra la humanidad de la gramática y de los códigos, los imitan a la perfección para socavar sus reglas más profundas: soslayan la distancia del original a la copia, que es la función macabra del simulacro. (169)

26Y desde este marco sí me atrevo a evocar el tan transitado concepto de simulacro en la escritura de Borges en cuanto a su potencial revulsivo respecto de la historia. Si en « Tema del traidor y del héroe » se fragua una trama criminal para mantener el orden vigente, la narrativa de Oloixarac expone el modo en el que el mundo virtual es capaz de hackear el mundo real desde su reversibilidad, es decir, haciendo legible el simulacro de los mecanismos del poder.

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Bibliografía

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Notas

1 Héctor Libertella, « La palabra de más (una nueva introducción al ensayo) », Skirius, John (comp.), El ensayo hispanoamericano del siglo XX, México: FCE, 1994, p. 603

2 Horacio González, en la misma mesa de presentación de la novela, refiere la dificultad de encuadrar esta novela dentro de la tradición de la literatura argentina. No obstante, coincide con Dotti a la hora de ubicarla dentro de la tradición de la reflexión literaria sobre el ser nacional. Cfr. Horacio González, presentación de la novela en la Biblioteca Nacional, 22 de septiembre de 2009, videograbación disponible en http://melpomenemag.blogspot.com.ar/search?q=horacio+gonz%C3%A1lez, página consultada el 22 de octubre de 2016. La reflexión sobre el tema comienza en 2´03´´.

3 Sarlo sostiene que « la UBA es la patria de adopción de la narradora » y subraya la « reivindicación hipercrítica de Puán y Pedro Goyena ». No obstante, sus aseveraciones dejan entrever que la influencia de la UBA no se limita a lo argumental: « Las teorías salvajes no podría haber salido de una cabeza educada en otra parte; a quienes conocen la abigarrada escena de la Facultad esta novela les resultará algo así como una carta escrita por un pariente próximo que desprecia y ama los cuatro pisos del edificio y los personajes de picaresca que discurren allí ». Cf. Beatriz Sarlo, « Las teorías en tiempos de Google », Perfil, 15 de febrero de 2009, disponible en http://melpomenemag.blogspot.com.ar/2009/02/las-teorias-en-tiempos-de-google.html, página consultada el 7/11/2016. Por otro lado, Oloixarac reconoce en la entrevista realizada por Adrián Moujan, que el « grupo humano » compuesto por las agrupaciones, profesores y alumnos de la UBA le parecieron « un buen material de comedia ». Pero lo más interesante es que, a partir de esta recepción adversa que tuvo entre las agrupaciones de izquierda, Oloixarac reflexiona sobre las propias condiciones de legibilidad tematizadas en su novela: « Es muy de la izquierda argentina tomar posiciones reaccionarias. Creo que hubo algo dentro de la recepción de la novela que también ilustra eso. Hubo reacciones reaccionarias frente al libro, que tienen que ver con una manera de leer a Marx un poco rancia. Pero también está bueno, porque hace a la ilustración de la novela misma. Como que la novela se ilustra a sí misma con la repercusión que tiene. » Cf. Pola Oloixarac, « Escribí mi libro y doy batalla », entrevista realizada por Adrián Moujan, Telam, 28 de mayo de 2009, disponible en http://www.editorialentropia.com.ar/teorias.htm, página consultada el 7/11/2016. Cabe destacar que la reseña de Alan Pauls, « ´As Teorias Selvagens´ tem afiada prosa antiprogresista », publicada en el diario brasileño Folha de Sao Paulo el 28 de mayo de 2011, es una defensa ferviente de la novela que responde a estos ataques, argumentando a favor de su carácter satírico.

4 Todas las citas de la primera novela corresponden a la segunda edición: Pola Oloixarac, Las teorías salvajes, Buenos Aires: Ramdom House, 2016. Respecto de la segunda novela, provienen de la única edición hasta el momento: Pola Oloixarac, Las constelaciones oscuras, Buenos Aires: Random House, 2015. Los números de página entre paréntesis remiten a estas ediciones.

5 Beatriz Sarlo, op.cit., en línea.

6 Basta pensar en los textos de Rozenmacher o de los hermanos Lamborghini, por solo citar casos distintos, pero muy representativos de la revisión y crítica social llevada a cabo por los escritores en ese período.

7 Walter Benjamin, « Para una crítica de la violencia », Estética y política, Buenos Aires: Las cuarenta, 2009, p. 31-64.

8 Resulta llamativo el protagonismo de este dispositivo de la guerra como matriz generativa del relato, lo que inscribe este texto dentro de una tradición de la literatura argentina que, desde « El matadero » de Echeverría como cuento fundacional, ha hecho de la guerra una forma de leer/escribir el relato nacional. Para ver una propuesta de genealogía literaria centrada en lo bélico, cf. Martín Kohan, El país de la guerra, Buenos Aires: Eterna cadencia, 2014.

9 Marcelo Cohen propone una manera de clasificar la narrativa actual según modalidades que se oponen a lo que denomina « la prosa de estado », a la que define como un « compuesto que cuenta las versiones prevalecientes de la realidad de un país, incluidos los sueños, las fantasías y la memoria » y que « instituye un Supraestado que excede a todo aparato estatal ». Esa prosa de estado funciona ˗según Cohen˗ como un « dispositivo de control más eficaz que las policías ». A esas líneas de la narrativa actual que se opondrían a esa « prosa de estado » las denomina « infraliteratura » e « hiperliteratura ». La primera se distingue por una actitud « antiartística », cuyo objetivo es « escapar de la uniformidad y la chatura » y representar « los usos vulgares que colectivos relegados o sectáreos hacen de la lengua », especialmente a través del habla de ciertos estereotipos marginales que se opondrían al « habla oficial ». La estrategia de los escritores hiperliterarios consiste en exacerbar « la escritura mediante tropos, relativas y cláusulas prolongadas » y en sembrar « asonancias y disgreciones »; de este modo, la hiperliteratura « enloquece a la narración de sí misma » y se opone a la “demencia lógica de la prosa de Estado ». Marcelo Cohen, « Prosa de estado y estados de la prosa », Otra parte, n° 8, 2006.

En línea:
http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Cohen%20Marcelo/ProsadeEstadoestadosprosa.htm, página consutada el 10/3/2017. Según Premat, « ambas posiciones identifican arte y resistencia, forma e ideología, y se inscriben en una utopía de inspiración vanguardista”. Julio Premat, “Los relatos de la vanguardia o el retorno de lo nuevo », Cuadernos de Literatura, n° 34, julio-diciembre, 2013, p. 47-64. Dentro de esta « pelea de los narradores con la prosa de estado », considero que la poética de Oloixarac enarbola esta lucha por la « propiedad de la lengua y la verdad de las historias », con un tono que la ubicaría dentro del grupo de escritores hiperliterarios. Agradezco a Julio Premat el comentario que me permitió trazar este vínculo, luego de la lectura de una primera versión de este trabajo en la Jornada de estudio « Hermetismos programáticos en la literatura rioplatense contemporánea (1980 hasta nuestros días) », que tuvo lugar en la Universidad de Paris 8, el 10 de diciembre de 2016.

10 También es significativa la referencia a la violencia mítica a partir de la reescritura del mito del Minotauro presente en la novela. Cfr: Jorge Dotti, « Sobre Las teorías salvajes », presentación de la novela en la Biblioteca Nacional, 22 de septiembre de 2009, videograbación disponible en http://vimeo.com/6682786, consultada el 22/10/2016. La referencia en cuestión comienza a los 13´58´.

11 Carlos Gamerro, Facundo o Martín Fierro. Los libros que inventaron la Argentina, Buenos Aires: Sudamericana, 2015, p. 494. Las otras tres etapas que Gamerro recorta para hablar de « literatura argentina sobre la dictadura » son: 1. La de la literatura producida durante la dictadura, cuyo rasgo distintivo es el desarrollo de estrategias para lidiar con la censura (elipsis, desplazamiento, alegoría); 2. La que comienza con el retorno de la democracia, marcada por la producción de « los participantes directos » en forma de testimonio; 3. La de los « testigos-observadores », es decir, la de los que empiezan a escribir después de la dictadura, en su mayoría, hijos de desaparecidos. Op. cit, p.491-494.

12 Título del ensayo de Nicolás Rosa, « Las sombras de Borges », La letra argentina: crítica 1970-2002, Buenos Aires, Santiago Arcos, 2003, p. 165-170.

13 Sostiene Sarlo en el capítulo VII de Borges, un escritor en las orillas: « Borges se resistió siempre a un uso político de la literatura. Sin embargo, en la trama de algunos relatos se teje, oculta por el esplendor de los mundos imaginarios, una pregunta sobre el orden. Cuentos que, según todas las reglas, pertenecen a la más pura tradición de la literatura fantástica, examinan las condiciones de existencia de una sociedad y presentan, en situación narrativa, organizaciones institucionales fundadas en la opacidad del poder, en la arbitrariedad o en el despotismo. La cuestión del buen orden es examinada muchas veces por Borges, así como la lógica de un mundo donde prevalece el desorden cuando el principio de la ley está oculto o ausente un dios distraído, un dios que ha abandonado la creación a su suerte, es el único que puede pensarse en las ficciones de Borges) ». Cf., Beatriz Sarlo, Borges, un escritor en las orillas, Borges Studies Online, J. L. Borges Center for Studies & Documentation, p. 65. Disponible: http://www.borges.pitt.edu/bsol/bse0.php. Consulta: 1/4/2007.

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Para citar este artículo

Referencia electrónica

Mariela Blanco, «Lo legible/ilegible en la narrativa de Pola Oloixarac»Cuadernos LIRICO [En línea], 17 | 2017, Publicado el 17 diciembre 2017, consultado el 17 septiembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/lirico/3930; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/lirico.3930

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Mariela Blanco

Universidad Nacional de Mar del Plata – CONICET

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