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Propaganda política y comunicación durante el salazarismo: ensayo bibliográfico

Propaganda politica e comunicação durante o salazarismo: ensaio bibliografico
Political Propaganda and Communication During the Salazar Dictatorship: Review Essay
Propagande politique et communication durant la dictature de Salazar: un essai bibliographique
Francisco Rodríguez Jiménez
p. 201-218

Resumos

Durante o período de entre-guerras, o aparecimento de novos meios de comunicação gerou uma mudança significativa na maneira como os estados implementavam as suas estratégias de comunicação. Paradoxalmente, ao mesmo tempo que os cidadãos tinham mais meios para reivindicar o direito a receber uma informação precisa, os governos intensificavam os seus esforços para controlar o que eles escutavam, liam ou viam. Levando em consideração esse contexto geral, resumo e analiso neste ensaio alguma da recente bibliografia portuguesa sobre a relação entre o salazarismo e os media.

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1Ahora que se cumple el centenario de la I Guerra Mundial conviene recordar que entonces se inauguró un tiempo nuevo en materia de información. En adelante, la irrupción de los medios de comunicación de masas generó un contexto bien diferente. De un lado fueron progresivamente aumentando las oportunidades para que los ciudadanos estuvieran al tanto de lo que sucedía; del otro los gobiernos redoblaron sus esfuerzos para controlar la información que recibían aquellos. Mientras duró el conflicto, los abusos en materia propagandística hicieron que “the prevailing opinion in the trenches was that anything might be true, except what was printed” (Bloch 1953, 107). La situación no mejoró en el período de entreguerras posterior, más bien al contrario. MacMillan (2017, 100-101) señala cómo los grandes horrores del siglo XX se produjeron, entre otras razones, por la perversa utilización de los medios de comunicación por parte del nacionalismo étnico, el fascismo, o el marxismo. Lo que permitió “la ingeniería de las sociedades y las mentes humanas... dando además la posibilidad de erradicar a las personas y pueblos que se interpusieran”.

2En el período de entreguerras los periódicos y radios portuguesas fueron adaptándose al avance tecnológico. La problemática sobre la construcción, difusión y recepción de corrientes de opinión suscitó la atención de expertos y gobernantes. Por ejemplo, Lippman (1950, 16-17) hablaba de la triple dimensión del acto informativo: “the scene of action, the human picture of that scene, and the human response to that picture working itself out upon the scene of action”. La ecuación se fue complejizando a medida que crecía el número de informantes y su capacidad de difundir noticias a cualquier rincón de la aldea global. Citando a Walter Johnson (1963, 5), “We all know that no country is far away in the age of airplanes”. Veamos pues qué sucedió respecto a la relación de Salazar con los medios de comunicación. El punto de partida de este ensayo bibliográfico es la renovada producción portuguesa sobre estas temáticas de los últimos años. Presto atención especial al libro reciente coordinado por José Luís Garcia, Tânia Alves y Yves Léonard (2017), así como al de Nelson Ribeiro (2014). Obras que serán comentadas en relación y diálogo con una bibliografía más amplia. Empero, las limitaciones espaciales del texto obligan a una selección, necesariamente limitada.

1. Estado Novo. De su consolidación a la crisis colonial, 1928-1961

3En el libro Salazar, o Estado Novo e os Media (Garcia, Alves y Léonard 2017) se plantea un objetivo ambicioso y pertinente: explorar las relaciones del dictador portugués con los medios de comunicación. La mirada es plural. Se aspira a entender si Salazar ejerció un control exhaustivo o no; cómo fue representada su figura política dentro del país, pero también más allá de las fronteras nacionales; o los resquicios que tuvo la oposición para criticar sus actuaciones. A diferencia de otros dictadores coetáneos, Salazar no fue un entusiasta encantador de multitudes, más bien rehuía la tribuna. Marcó distancias con el histrionismo exagerado de Hitler o Mussolini; afirmaba que prefería persuadir desde la razón que apelando a las emociones. Ello no quiere decir que no echase mano de los medios de comunicación para materializar sus objetivos políticos. Lo hizo en repetidas ocasiones, si bien con un modus operandi particular.

  • 1 Las referencias a páginas, salvo que se indique lo contrario, proceden de Garcia, Alves y Léonard (...)

4Los coordinadores de esta obra colectiva quieren ir más allá de la historia política; tampoco quedarse en una historia de la prensa, sin más. Afirman que hasta no hace mucho los medios han sido analizados desde una perspectiva lineal, determinista, con demasiado énfasis en las fechas, en los grandes acontecimientos, como elementos secundarios de la historia, y no como artífices de la misma (pp. 11-14).1 En la tentativa de ampliar ese foco, varios capítulos indagan la intersección de prensa e iconografía, las motivaciones del periodismo como actor político, autónomo; las estrategias para la creación, o reorientación, de corrientes de opinión, etc. Y lo hacen desde una enriquecedora interdisciplinariedad, ya que participan investigadores de sociología, de teoría de la comunicación, e historiadores.

  • 2 Entre sus múltiples contribuciones, véase Tengarrinha (1965, 2006 y 2013).
  • 3 Agradezco a César Rina, quien me puso en la pista de dicho viaje.
  • 4 Percepciones semejantes en Maeztu 1926. Véase asimismo el capítulo: “Modernity and the European E (...)

5José Tengarrinha –uno de los colaboradores de la obra de marras y por lo demás pionero sobre este tipo de estudios–2 establece la siguiente periodización en cuanto a la relación de Salazar con los medios. Una primera fase desde el nombramiento de Salazar como ministro de Finanzas en 1928 hasta 1933, marcada por la proyección de información favorable, pero sin un riguroso plan estratégico. La profesionalización y sistematización se produjo a partir de 1934 con la puesta en funcionamiento del Secretariado de Propaganda Nacional (SPN). Al frente del cual puso a Antonio Ferro, un auténtico visionario en el control de la comunicación política, calificado como “inventor del salazarismo” por Vasco Ribeiro, otro de los colaboradores del libro (p. 45). Tal vez convendría analizar la posible influencia que tuvo en la evolución política y profesional de Ferro un viaje que realizó a Estados Unidos en 1927. Al igual que otros cientos de europeos que recorrieron la nación de Lincoln, parece ser que sufrió un shock cultural, de emociones contradictorias. Admiración por la fulgurante modernidad y progreso económico estadounidense; temor a que la avalancha del American Way of Life se llevase por delante las tradiciones propias. Lo relata en Novo Mundo, Mundo Novo (Ferro 1930).3 Ferro volvió a Nueva York, al menos en 1939, cuando fue nombrado comisario del Pabellón de Portugal en la Exposición Internacional celebrada en la capital newyorkina a partir de abril.4 Una ventana exterior al mundo desde la que proyectar un determinado mensaje sobre el Estado Novo que seguramente completará lo narrado en este libro.

6Volviendo a la periodización de Tengarrinha, esa segunda fase se prolongaría hasta los primeros años cincuenta. Es el momento de la consolidación del régimen, con mensajes claramente orientados a crear un clima de opinión favorable. Aunque tal vez convendría establecer otra subdivisión, dado que buena parte de la misma se vivió bajo el fuego cruzado de las balas. Primero con el apoyo prestado a Franco durante la guerra civil española, después con el mantenimiento de una complicada neutralidad geométrica, a caballo entre la tradicional orientación pro británica y los intentos de cooptación de Hitler. Y por último, una tercera fase, desde mediados de los cincuenta hasta que Salazar cae gravemente enfermo en agosto de 1968. Se jugó entonces a la defensiva, tratando de impedir, o al menos obstaculizar, la difusión de información desfavorable al régimen, cuando eran patentes los escollos internos y externos, y la quiebra del impulso movilizador anterior. Para Tengarrinha, el Estado Novo mantuvo siempre un cierto “distanciamiento aristocrático” del pueblo, una especie de paternalismo autoritario. Salazar, el “catedrático”, marcaba el rumbo de la nación, confiando en la superioridad de unos pocos hombres ilustrados (2017, 385). Veamos pues esas distintas fases.

7Vasco Ribeiro, en el capítulo 1 (pp. 25-48), analiza un gabinete de prensa que arrancó ya en tiempos de la monarquía. Con un nombre particular –“Informação da Arcada”– fue piedra angular en el proceso de creación y difusión de noticias mientras Salazar fue ministro de Finanzas. Por entonces se produjo la conexión, futura amistad, del “Chefe” con António Ferro, a raíz de una serie de entrevistas realizadas por este último. Clave en la posterior profesionalización será el Plan de Artículos para una Propaganda Metódica de los Principios del Estado Nuevo. Ribeiro maneja con soltura ésta y otras evidencias documentales del Arquivo Nacional da Torre do Tombo, contrastándolas hábilmente con otras fuentes secundarias. Interesante, por ejemplo, lo que Salazar le comenta a un periodista del monárquico y católico La Voz: “Devo porém dizer que não tem sido preciso obrigar nenhum periódico a publicar as notas do governo, mesmo as mais extensas: todos têm prestado esse serviço voluntariamente” (cit. p. 41). Nada dice de la asfixia económica a la que se sometió a los diarios menos complacientes. En sus páginas se fueron reduciendo los espacios informativos o publicitarios pagados con fondos públicos; al tiempo que se concentraban en los más afines. Incentivos económicos para nutrir una determinada corriente de opinión. La sombra de esa estratagema es alargada... Lo que nos permitiría reflexionar sobre cuál es el precio de la información, independiente de los poderes fácticos. ¿Es posible tal cosa, aún en sociedades democráticas? ¿Deben los ciudadanos pagar por ello, o es tarea del Estado suministrarla?

8Por su parte, Filomena Serra y Eduardo Cintra Torres describen en el capítulo 8 (pp. 201-234) la construcción de la imagen de Salazar como “Chefe” en Notícias Ilustrado, suplemento semanal de Diário de Notícias. Se enfatiza la importancia en ese sentido de las artes visuales, con la contribución de diversos especialistas en el período 1928-1935. Aunque precisan que dada la personalidad de Salazar, se produjo un cierto oxímoron: “modernismo conservador”, lo califican. Dicho de otro modo: las innovaciones artísticas no fueron tan transgresoras como las ocurridas en otras latitudes. Igualmente sugestivo es lo descrito sobre los ritmos de acción, cautelosos, de Salazar “na sua autoprojeção como o líder que viria a ser” (p. 233).

  • 5 Véase Pena Rodríguez (2007 y 2009).
  • 6 Un relato contrario al de Neves y claramente favorable a Franco fue el de McNeill-Moss (1937).

9Alberto Pena Rodríguez –autor de un amplio elenco de obras sobre propaganda y prensa durante la guerra civil española–5 analiza en el capítulo 4 las estrategias informativas de Salazar antes y después de la suspensión de relaciones diplomáticas con la II República española, en octubre de 1936. Inicialmente, Pedro Teotónio Pereira, amigo personal de Salazar y posteriormente embajador en Madrid, abogó por no apoyar a los golpistas españoles. Pensaba que tal estrategia insurreccional sería pronto sofocada. Sin embargo, Teotónio Pereira cambió de opinión apenas unas semanas después. Para congraciarse con los insurgentes, diseñó un plan en el que se previa, entre otras medidas, cerrar la embajada portuguesa en la capital madrileña, e incluso acusar al gobierno republicano en la Sociedad de Naciones de que estaba proporcionando armas a aquellos grupos políticos que supuestamente estaban tramando la anexión de Portugal (pp. 109-110). En suma, varios periódicos portugueses se convirtieron en caja de resonancia de la propaganda franquista (p. 125). A este respecto, y habida cuenta de la intensa batalla propagandística que suscitó A Chacina de Badajoz (famoso relato de Mário Neves sobre los fusilamientos de izquierdistas extremeños),6 quizás hubiera sido conveniente incluir algo más de información sobre ese reverso de la moneda (Pena Rodríguez 2009).

  • 7 “El campo, vivero de España”, Hoy, 12/05/1942. Se puede ampliar información en del Arco (2005).

10Autor asimismo de Salazar e a BBC na Segunda Guerra Mundial (2014), Nelson Ribeiro examina en el capítulo segundo de la obra compilada por Garcia, Alves y Léonard (2017, pp. 40-68) las distintas estrategias llevadas a cabo por esta emisora británica ante la opinión pública portuguesa. Se exploran los mecanismos utilizados para la transmisión de mensajes a la ciudadanía portuguesa, al tiempo que se observaba con gran atención lo que otras radios extranjeras trasmitían. La multiplicación del número de oyentes permitió una “expansión de la nación en las ondas”, siguiendo el concepto de comunidades imaginadas de Benedict Anderson. Ribeiro acierta estableciendo esta conexión conceptual. Se demuestra así la clara intencionalidad política de ciertos mensajes que el salazarismo quiere apuntalar. Por ejemplo, la mistificada vida en el campo, por oposición a la vida gris y sin alma de las ciudades; o cuestiones de género “la cría de gallinas, patos, etc., forma parte de las funciones de una buena ama de casa”, se decía (p. 53). Resulta curioso comprobar las semejanzas con buena parte de los mensajes del fascismo rural del primer franquismo.7

11Henrique Galvão, nombrado director de la radio nacional por Salazar, hablaba así sobre la potencialidad de las ondas: “Pode dizer-se que a Emissora Nacional é, de longe, o jornal de maior circulação em todo o país”, aportando la siguiente explicación complementaria: “Não só pela maior rapidez com que alcança os pontos mais distantes do Império, como também pelo poder de compreensão que tem junto dos analfabetos” (p. 52). Pese a ello, surgen los matices, las contradicciones en las que caía Salazar, “um homem claramente avesso ao contacto com as massas”, lo que se refleja en una relativa apatía a la hora de mejorar la calidad de las emisiones propias, con continuos problemas de cobertura, sobre todo en las colonias. Salazar parecía no estar demasiado interesado en competir con las estaciones radiofónicas de otras potencias europeas en llevar su mensaje a cada confín del imperio (p. 67).

12La batalla por el control de las ondas fue intensa. Inicialmente, los alemanes parecían llevar la delantera. Varios organismos portugueses como la Legião Portuguesa y la Mocidade Portuguesa escuchaban con entusiasmo los cantos de sirena de la diplomacia hitleriana. Personalidades relevantes del Estado Novo como Galvão o Francisco José Guedes viajaron a Berlín, siendo recibidos por el propio ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels (Ribeiro 2014, 104-109). Finalmente, la BBC se impuso sobre su competidora alemana. Entre las razones de tal victoria radiofónica: la tradicional anglofilia de la población portuguesa, y que la emisora británica consiguió hábilmente granjearse la confianza del radioyente luso. Fue asimismo importante la sutileza a la hora de abordar temas polémicos que comprometieran al Estado Novo, siendo el religioso uno de los que solía eludirse (Ribeiro 2014, 8 y 260).

  • 8 El concepto de “friendly tyrant” en Pipes y Garfinkle (1991). Una interesante reflexión sobre el (...)

13Uno de los temas que más expectativas, al tiempo que temores, suscitó fue el de la promoción de la democracia. Para los opositores a Salazar, la BBC debía remar más intensamente en esa dirección. “Se a lição admirável de democracia que deram nesta palestra pudesse ser publicada e distribuída em Portugal, seria de grande benefício para todos”, pedía un radioyente contrario al Estado Novo, según explica Ribeiro. En sentido contrario, los sectores más conservadores de la sociedad portuguesa veían con gran recelo la posible injerencia extranjera en cuanto a la forma de gobierno que más convenía a Portugal (Ribeiro 2014, 284-285). Parece ser pues que los británicos, como los estadounidenses más tarde en la Guerra Fría, practicaron un cierto funambulismo ideológico. No sin dificultades y contradicciones. En los discursos se ensalzaban las bondades de la democracia, pero el impulso real para difundirla fue tibio. Se apostó fundamentalmente por evoluciones suaves de medio y largo plazo, más que transiciones inciertas de corto plazo. La precaución de no molestar en exceso al “tirano amigo” fue factor determinante de tal mesura.8

  • 9 Véase su estudio más destacado (Gomes 2006).
  • 10 Inicialmente, Salazar se mostró temeroso de que dicha institución atlántica pudiera limitar la so (...)
  • 11 Sobre los límites de la “fascistización” portuguesa y la influencia de la iglesia católica, véase (...)

14Joaquim Cardoso Gomes, autor notorio por sus estudios sobre la censura en el período de la Dictadura y del Estado Novo,9 se ocupa en el capítulo tercero (pp. 69-100) de lo sucedido en varios medios provinciales. Ello le permite comprobar los logros, pero también las dificultades para implementar en todos los rincones del país un Decreto Ley de 1936. Vuelve aparecer el tema de la asfixia económica a la que el salazarismo sometió a aquellos periódicos menos complacientes. Se observan distintos clivajes políticos, favoreciéndose la fundación de diarios por parte de personas de reconocida “idoneidade intelectual e moral”; también como se acompaña la mayor o menor libertad de acción al contexto histórico concreto. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la oposición alentó un clima internacional de desprecio a las dictaduras ibéricas, consideradas (sobre todo la franquista) rémoras del fascismo recientemente derrotado. Se observó entonces un resurgir crítico de periódicos menos complacientes, cuando no críticos del Estado Novo. La travesía del desierto acabó para Salazar en 1949, tras la entrada en la OTAN, y la participación en el Plan Marshall.10 Finalmente, Cardoso evidencia las carencias para consolidar una prensa de provincia totalmente supeditada al Estado Novo, sugiriendo que la prensa católica resultó más eficaz en ese desiderato.11

  • 12 La bibliografía sobre el papel del cine en la II Guerra Mundial y en el posterior conflicto entre (...)
  • 13 Que Falange actuó como “caballo de Troya” pro nazi en Latinoamérica es bien conocido. Menos sabem (...)

15Por su parte, Júlia Leitão de Barros explica en su capítulo (pp. 127-148) la importancia estratégica de la propaganda que los países combatientes desplegaron para persuadir a la opinión pública mundial; y en el caso concreto de Portugal, para romper su neutralidad. Tras la caída de Francia en el verano de 1940, se produce una intensificación de las actividades propagandísticas en el país luso. Es entonces cuando Gran Bretaña acelera en este ámbito de la lucha. En el punto álgido del conflicto, los nazis contaron con unos setenta funcionarios desplegados por la geografía lusa, mientras que los británicos superaron con creces la cifra de los ciento veinte. Además de la BBC, fue fundamental la labor del British Council, presente en en el país luso desde 1932 (Ribeiro 2014, 112). No obstante, Júlia Leitão de Barros relata cómo Alemania no cejó en su intento de atraer a los portugueses. Los alemanes pusieron en marcha una maquinaria de persuasión con importantes eventos culturales. Por ejemplo, conciertos de la Sinfónica de Berlín, actuaciones en el Teatro São Carlos, o la Exposición de la Nueva Arquitectura Alemana. Por su parte, los aliados consiguieron frenar el avance del cine alemán en las pantallas portuguesas: las películas británica subieron del sexto al segundo lugar en el ranking de las más vistas, en 1941-1942, mientras que las alemanes cayeron del segundo al sexto (pp. 132-133). Se afirma que tal “reconquista” audiovisual se produjo gracias a la colaboración de empresas como Sonora Film o Paramount Pictures. Pero no se explican detalles del contexto general. En un futuro y de manera complementaria, también se podría explorar el papel de Hollywood en suelo portugués.12 Sí se menciona el apoyo que el diario fascista español Arriba prestó a la causa nazi. En febrero de 1941, Pedro Teotónio Pereira alertaba: “Tão a nu é primeira vez desde o tempo dos vermelhos que um jornal espanhol nos ataca em semelhantes termos”(cit. p. 146).13

16En su contribución a Salazar, o Estado Novo e os Media, Francisco Rui Cádima reflexiona sobre las características fundamentales de la imagen proyectada por Salazar a través de la televisión. Según este autor, el dictador portugués actuó de manera atípica en comparación con otros líderes de su tiempo, casi rehuyendo su presencia en la pequeña pantalla, reacio a los medios, al cosmopolitismo y a tener gran visibilidad pública. Aunque cabe otra lectura posible. Dicha aversión formaría parte de una estrategia para apuntalar el aurea de hombre laborioso, alejado del mundanal ruido mediático. Cádima acude a una metáfora pictórica: Salazar fue una especie de “naturaleza muerta” en la RTP (p. 331). En las ocasiones que sí apareció, se pretendía fortalecer la idea del padre severo, preocupado continuamente por el bienestar de su nación. Quizás hubiera convenido comparar la imagen televisiva con la difundida a través de documentales, como hizo Maria do Carmo Piçarra en su libro (2011).

17La descripción anterior evoca el fragmento de Margaret MacMillan sobre los dictadores del siglo XX en contraposición a los de centurias anteriores, cuando detalla cómo “hubo que inventar un nuevo término –totalitarismo-- para distinguirlos de los dictadores de antes, que aspiraban a la obediencia antes que al consentimiento entusiasta”; y añade: “Hitler y Stalin se encontraron con un poder ilimitado, gracias a la tecnología moderna, también con los medios para ejercerlo de una forma mucho más amplia que los dictadores de antaño” (2017, 76-77). Desde esa perspectiva, cabría calificar a Salazar entre los dictadores decimonónicos.

2. Más allá del “Salazarcentrismo”, y de las fronteras nacionales

  • 14 Los aliados no estuvieron exentos de la acusación de manipular noticias (Doob 1950).
  • 15 Sobre los distintos tipos de propaganda (blanca, negra y gris) véase Jowett (2006, 16-21), y Osgo (...)
  • 16 Una explicación más pormenorizada en Cull y Rodríguez-Jiménez (2015, 1-14).

18Con las cenizas de la II Guerra Mundial aún humeantes, los dictadores ibéricos se vieron forzados a maquillar su imagen exterior. Había que echar al olvido lo flirteos ideológicos con el Eje, más acentuados en el caso franquista. Salazar contaba con una percepción en la opinión pública internacional más favorable. Su régimen concitó una comprensión y una tolerancia por parte de las democracias occidentales mayor que el franquista (de la Torre y Jiménez 2013, 21). Entre dichas medidas cosméticas, la antigua Polícia de Vigilância e Defesa do Estado (PVDE), se transformó en la Polícia Internacional e de Defesa do Estado (PIDE). Atrás quedaban (o eso se pretendía) la brutal represión desplegada contra la oposición o las conexiones con la GESTAPO. También significativo es que el Secretariado de Propaganda Nacional pasó a llamarse Secretariado Nacional de Informação, Cultura Popular e Turismo (SNI). La línea de separación entre información y propaganda había sido continuamente ignorada durante la guerra.14 Posteriormente, el término “propaganda”, cargado de una connotación muy negativa por su asociación con los excesos de Goebbels, dejó paulatinamente de usarse. No solo en Portugal, sino que fue una tendencia general. En numerosas ocasiones, fue reemplazado por “diplomacia pública”. Un concepto que es en realidad más complejo, con más matices que la pura “propaganda”.15 En 1965, Edmund Gullion, decano de la Fletcher School of Law and Diplomacy explicaba: “Public diplomacy deals with the influence of public attitudes on the formation and execution of foreign policies. It encompasses dimensions of international relations beyond traditional diplomacy; the cultivation by governments of public opinion in other countries” (citado en Cull 2016). Sucede que a veces en la práctica, por intereses políticos o en períodos de tensión bélica, es difícil precisar cuando es “diplomacia pública” y no “propaganda”.16

  • 17 Un testimonio complementario en Gouveia (1979).

19En la contribución en el libro objeto de análisis, Jacinto Godinho explora cómo la PIDE adoptó desde entonces el “espectáculo del sigilo”. Oxímoron que, en realidad, nos habla de las distintas estrategias para infundir miedo en la población. Una de ellas fue la de borrar cualquier vestigio gráfico de los opositores, incluyendo las del campo de concentración del Tarrafal en Cabo Verde, tristemente célebre por las torturas allí cometidas desde 1936. Rodeándose de una atmósfera de misterio, de terror, dicho cuerpo policíaco aumentó su capacidad de atenazar al conjunto de la sociedad portuguesa. La investigación de este autor sugiere una ruptura del “salazarcentrismo” por cuanto la PIDE no sería tanto un apéndice pasivo del dictador, sino que habría gozado de cierta autonomía.17 Al inicio del capítulo se plantea la cuestión de por qué el Partido Comunista Portugués (PCP) no echó mano de imágenes en sus denuncias contra Salazar. De un lado, Godinho afirma que apenas existen imágenes de las atrocidades cometidas por la policía, por lo que esa labor se veía dificultada. Del otro, se explica que es probable que el PCP, sabedor por vía de sus conexiones con la Unión Soviética de la importancia del secretismo, apostó decididamente por la invisibilidad (pp. 153, 167).

20Eso en el interior del país. Para aumentar la visibilidad de Salazar más allá de las fronteras nacionales, António Ferro echó mano de contactos en los medios intelectuales y políticos europeos, sobre todo franceses. Dotado de una especial habilidad diplomática, Ferro habría conseguido persuadirles para que trasmitieran una imagen amable, positiva del régimen portugués a la opinión pública francesa. A veces –como explica Yves Léonard (pp. 173-200)– a cambio de remuneración económica; otras se organizaron viajes de personalidades extranjeras a Portugal, donde fueron recibidos cálidamente por Salazar. Entre otros, visitaron al dictador portugués Jules Romains, François Mauriac, Albert Thibaudet o Jacques Maritain.

  • 18 Algunas pistas sobre dicha “solidaridad” en Tsipursky (2017), Lovell (2013), y Gould-Davies (2003 (...)

21Sin embargo, no todo fue color de rosas para Salazar. Algunos intelectuales extranjeros elogiaron su agenda política, pero otros la criticaron. El capítulo de José Nuno Matos (pp. 235-262), combinando armoniosamente numerosas fuentes primarias, aborda esa lucha de legitimidades, escrutando los periódicos A Batalha y Avante, plataformas del movimiento obrero organizado. Se explican las distintas ofensivas contra dichos periódicos por parte de la dictadura. Cercenados los espacios de libertad, ambas publicaciones pasaron a la sombra de la ilegalidad. La lucha de titulares alcanzó sus cotas más elevadas durante la II Guerra Mundial, denunciándose la supuesta armonía de intereses entre Salazar y Hitler. Una falsa neutralidad del Estado Novo, como denunciaba el dirigente del Partido Comunista Portugués (PCP), Álvaro Cunhal, que tan solo enriquecería a unos pocos traidores a la patria portuguesa, y en connivencia con Berlín. Ambos periódicos compartían un objetivo común: desacralizar la figura de Salazar, demostrando que su conexión sentimental con el pueblo portugués era espuria y había sido impuesta al tiempo que se enfatizaba la naturaleza fascista de su dictadura. Cabe suponer que la supervivencia de estos rotativos en la clandestinidad se debió, al menos en parte, a la recepción de ayuda del exterior, más o menos solidaria, o vinculada con las agendas de grupos políticos concretos.18

  • 19 Comparativamente, en el caso franquista, la despolitización vino de la mano de TVE y su repetitiv (...)

22El capítulo décimo aborda lo acontecido en torno a O Instransigente, periódico publicado en la ciudad angoleña de Benguela. Al igual que buena parte de la prensa nacional fue paulatinamente alineándose con el régimen salazarista, este diario de Angola fue virando hacia posiciones cercanas a Salazar, después de un periodo inicial de tibia oposición. Tanto es así que en 1941 podía leerse en sus páginas. “É justo salientar que o governo de Salazar não descura um só momento a defesa da economia ultramarina” (cit. p. 271). Prueba de este seguidismo es la ausencia de información sobre las crecientes tensiones sociopolíticas en torno a la independencia de las colonias, alentadas tras la conferencia de Bandung de 1955. Revelador asimismo es el aumento de los espacios dedicados a noticias de celebridades, sobre todo de la realeza europea, deportivas y curiosidades pseudocientíficas, “numa clara agenda de despolitização”, como refiere la autora de este capítulo, Isadora Fonseca (p. 276).19 Más allá de estas interesantes conclusiones, la narración se hubiera visto enriquecida con alguna alusión complementaria al contexto general de la descolonización.

  • 20 De entre la abundante bibliografía, véanse por ejemplo: George (2005), Mazov (2010), Irwin (2014) (...)

23No olvidemos que a partir de 1961 se convertirá en el principal problema político para Salazar. La respuesta de la dictadura fue clara: resistencia a ultranza, a pesar de afrontar una costosa guerra sin la ayuda de sus aliados tradicionales, y contra una corriente de opinión internacional crecientemente favorable a la causa descolonizadora. Al juego se sumaron, con distinta intensidad, las dos superpotencias. Inicialmente, el presidente Kennedy mostró una abierta hostilidad hacia el gobierno luso (Rodrigues 2013). La tensión fue bajando de nivel, en parte por la hábil maniobra portuguesa de poner encima de la mesa la no renovación del acuerdo de las Azores, y la salida de la OTAN; en parte por la deriva prosoviética que comenzaron a experimentar los movimientos de liberación africanos (Jiménez 2003, 177-178). China también trató de pescar en aquel río revuelto, presentándose como la única nación verdaderamente anticolonial, puesto que había sufrido en carne propia ese yugo desde las Guerras del Opio. Tampoco se puede olvidar la participación de Cuba, tratando de marcar una línea propia, independiente de los designios de Moscú.20

24Partiendo de la categórica frase de Salazar “Para Angola, rapidamente e em força”, el capítulo onceavo examina cuáles fueron las estrategias informativas de la prensa afín a la dictadura. Propaganda de movilización nacional que hubo de contrarrestar las interpretaciones menos favorables publicadas en medios extranjeros. Los autores (José Luís Garcia y Tânia Alves) comparan periódicos portugueses, británicos y franceses. Por ejemplo The Guardian dio voz a João Cabral, representante del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, quien afirmó que lo que había comenzado como una reacción espontánea contra la represión portuguesa se convertiría en una “rebelião de massas contínua de africanos” (p. 302). El Estado Novo contraatacó con documentales que trataban de explicar la singularidad del modelo colonial portugués (luso-tropicalismo). Notorios fueron algunos de los encargados a los cineastas franceses Jean-Noel Pascal-Angot o Jean Leduc, asunto estudiado asimismo por Maria do Carmo Piçarra (2016, 43).

25En las postrimerías del salazarismo los órganos de prensa estatales censuraron al propio dictador, tras sufrir un severo revés médico. João Figueira examina esta aparente paradoja, explicando cómo la entrevista concedida por Salazar a un diario francés, L’Aurore, no fue reproducida en Portugal. Además de las consideraciones políticas obvias, se quería evitar la humillación de mostrar a un debilitado Salazar, quien de manera ilusoria pensaba que todavía permanecía al mando. El asunto incluso saltó a las páginas de la prestigiosa revista estadounidense Time, en la edición de 19/12/1969, donde se explicaba que las autoridades portuguesas habían eludido la difícil tarea de explicar a Salazar que su “reinado” era ya agua pasada. Una situación que recuerda a lo narrado en la película alemana Goodbye Lenin. Por su parte, la prensa portuguesa afín despidió al dictador con elogiosas comparaciones con Einsenhower o Churchill. Más complicado fue exaltar la sensibilidad de Salazar, puesto que con anterioridad se venía transmitiendo la imagen de persona distante, introvertida, como refiere Helena Lima (p. 377).

3. Reflexión, y posibles sendas futuras

26En suma, la bibliografía portuguesa de los últimos años, y en particular los libros examinados aquí, ofrecen enriquecedoras perspectivas para un conocimiento más exhaustivo de la relación de Salazar con los medios de comunicación. Se ha avanzado de manera notable, poniéndose el foco de atención sobre cuestiones en cierta medida descuidadas en las historias generalistas. Estimulante primer paso, que seguramente habrá de ser complementado en lo sucesivo, a medida que se vayan abriendo nuevos corpus documentales. En términos generales, la calidad de los textos comentados en este ensayo es elevada, aunque a veces se echa en falta un diálogo más estrecho con la literatura existente. Algunas referencias aquí y allá que orientasen al lector sobre qué estaba pasando en esos momentos en Portugal y/o en el contexto geopolítico mundial.

  • 21 Según fuentes de la BBC, las emisiones radiofónicas estadounidenses trasmitidas unos meses de 194 (...)

27Recapitulo a continuación algunos de los interrogantes abiertos, y las posibles sendas futuras de investigación. En primer lugar no queda del todo claro cómo se vivió la denominada “neutralidad geométrica” de Salazar dentro del ministerio de asuntos exteriores. Da la impresión que todo giraba en torno al gran “Chefe”, cuando es sabido que incluso en los regímenes más totalitarios existen posicionamientos intermedios, claroscuros entre los funcionarios encargados del día a día. Por otro lado, no queda del todo claro cuáles fueron las medidas de la diplomacia portuguesa para frenar o alentar lo que se decía en los medios lusos sobre los bandos enfrentados en la II Guerra Mundial. El relato habla más del resultado final en los periódicos, pero no de los pasos iniciales para llegar hasta allí. Se explican algunas maniobras británicas para nutrir la anglofilia de buena parte de la opinión pública portuguesa, al tiempo que se enfriaba la fascinación de numerosos dirigentes con el meteórico avance del Eje en Europa. ¿Pero cuál fue el papel de los servicios de información estadounidenses en esa ecuación?21

  • 22 Nelson Ribeiro (2014, 274) sí ofrece algunos datos interesantes sobre la crítica de la BBC al gob (...)
  • 23 Para una primera aproximación pueden consultarse las obras de Tota (2009) y Rodrigues (2006).

28Tanto los aliados como Alemania compitieron por acaparar el wolframio de la Península Ibérica. Cordell Hull, máximo mandatario de la diplomacia estadounidense trató el asunto con prioridad absoluta. Dicho material está segando la vida de nuestros soldados, apostilló. Desde Londres y Washington se presionó a Lisboa y Madrid para que no vendieran ni un kilo más a Berlín. Empero, los contrabandistas, con cierta aquiescencia estatal, siguieron suministrándolo a los nazis (Thomàs 2017; Reginbogin 2009). Transaciones comerciales y presiones diplomáticas que dejaron una clara huella documental en la prensa española.22 Es probable que sucediera algo parecido en la portuguesa. En realidad, la narración pasa de puntillas por el papel de Estados Unidos; tampoco se da cobertura a lo sucedido en Brasil.23

  • 24 El eco en la prensa internacional del exilio de Humberto Delgado, y sobre todo su asesinato poste (...)

29En segundo lugar, la participación de Humberto Delgado en las elecciones presidenciales de 1958 abrió un tempo nuevo. Su victoria simbólica cercenó la credibilidad del salazarismo ante miles de portugueses. Aunque no consiguió su objetivo, Delgado estableció numerosas conexiones políticas hasta su asesinato en febrero de 1965. Su periplo internacional fue seguido de cerca por la prensa de medio mundo, rodeado de una aureola cuasi heroica que él mismo alimentó. ¿Cuáles fueron las medidas tomadas por la dictadura salazarista para ponerle en sordina? ¿Contaron los agregados de prensa portuguesa en el extranjero con la ayuda de sus homólogos franquistas (Tíscar 2013), o de otras nacionalidades?24

  • 25 También alentó movimientos internos de contestación a Salazar (Gervásio 1996).
  • 26 “Amnesty International marks 50 years of fighting for free speech”, The Guardian, 29/05/2011.
  • 27 En el caso español al menos, la oposición universitaria convirtió la denuncia de las bases milita (...)

30El apresamiento del trasatlántico Santa María, buque insignia de la marina mercante portuguesa en enero de 1961 desató una ola de solidaridad internacional hacia la oposición.25 Casi de repente, la opinión pública mundial descubrió la existencia de una dictadura que parecía olvidada (Jiménez 2013, 205). Aquella “Operación Dulcinea” fue leña al fuego de los movimientos descolonizadores; poco después espoleó los movimientos estudiantiles de protesta contra Salazar. Por si fuera poco, Peter Benenson fundaba Amnistía Internacional en julio de aquel mismo año, tomando como fuente de inspiración el encarcelamiento de dos estudiantes portugueses que habían brindado por la libertad.26 Una tensión que además tuvo su réplica al otro lado del Atlántico. En varios boletines de las Sociedades Hispanas Confederadas se mostró la solidaridad de estudiantes, trabajadores y exiliados españoles con sus homólogos portugueses. Parece evidente que la dictadura salazarista no se quedó de brazos cruzados ante tal desafío. Habrá por tanto que calibrar cuál fue la intensidad y los entresijos de la campaña informativa gubernamental para acallar dichos focos de disidencia.27

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Notas

1 Las referencias a páginas, salvo que se indique lo contrario, proceden de Garcia, Alves y Léonard (2017).

2 Entre sus múltiples contribuciones, véase Tengarrinha (1965, 2006 y 2013).

3 Agradezco a César Rina, quien me puso en la pista de dicho viaje.

4 Percepciones semejantes en Maeztu 1926. Véase asimismo el capítulo: “Modernity and the European Encounter with Hollywood” en Ellwood (2012, 107-141); véase también Gori (2017), y Rodríguez-Jiménez y Fernández (2011). Rúben Leitão Serém y Annarita Gori me aclararon varias dudas sobre este asunto.

5 Véase Pena Rodríguez (2007 y 2009).

6 Un relato contrario al de Neves y claramente favorable a Franco fue el de McNeill-Moss (1937).

7 “El campo, vivero de España”, Hoy, 12/05/1942. Se puede ampliar información en del Arco (2005).

8 El concepto de “friendly tyrant” en Pipes y Garfinkle (1991). Una interesante reflexión sobre el caso español en Delgado (2015). Lo sucedido en la fase final del salazarismo en Moreira de Sá (2006).

9 Véase su estudio más destacado (Gomes 2006).

10 Inicialmente, Salazar se mostró temeroso de que dicha institución atlántica pudiera limitar la soberanía portuguesa, e interviniese en las políticas nacionales en un sentido democratizador y descolonizador (Pardo 2013, 75). La situación en las fases siguientes en Lopes (2016) y Marcos (2014).

11 Sobre los límites de la “fascistización” portuguesa y la influencia de la iglesia católica, véase por ejemplo Loff (2013, 55-56), y Costa Pinto (2017).

12 La bibliografía sobre el papel del cine en la II Guerra Mundial y en el posterior conflicto entre soviéticos y estadounidenses es amplia. Véase a modo de ejemplo: Hake (2012), Shaw y Youngblood (2010), y León Aguinaga (2010).

13 Que Falange actuó como “caballo de Troya” pro nazi en Latinoamérica es bien conocido. Menos sabemos sobre cuál fue la dinámica al respecto en los espacios lusófonos. De entre la extensa literatura, véase por ejemplo Delgado (1992) y Tessada (2013). Interesante asimismo el apartado “La Falange en Brasil” en Gambi (2006, 140 y ss).

14 Los aliados no estuvieron exentos de la acusación de manipular noticias (Doob 1950).

15 Sobre los distintos tipos de propaganda (blanca, negra y gris) véase Jowett (2006, 16-21), y Osgood (2006, 93 y ss).

16 Una explicación más pormenorizada en Cull y Rodríguez-Jiménez (2015, 1-14).

17 Un testimonio complementario en Gouveia (1979).

18 Algunas pistas sobre dicha “solidaridad” en Tsipursky (2017), Lovell (2013), y Gould-Davies (2003).

19 Comparativamente, en el caso franquista, la despolitización vino de la mano de TVE y su repetitiva agenda de fútbol y toros (Gutiérrez Lozano 2013, 17-35).

20 De entre la abundante bibliografía, véanse por ejemplo: George (2005), Mazov (2010), Irwin (2014), y Friedman (2015).

21 Según fuentes de la BBC, las emisiones radiofónicas estadounidenses trasmitidas unos meses de 1942 a través de canales británicos recibieron feedback negativo por parte de los oyentes portugueses. Puede ser. Aunque habría que contrastarlo con las propias fuentes de archivos norteamericanos (Ribeiro 2014, 153-154). Además, habría que examinar el resto de actividades de la diplomacia estadounidense en Portugal.

22 Nelson Ribeiro (2014, 274) sí ofrece algunos datos interesantes sobre la crítica de la BBC al gobierno portugués por el tema del wolframio en mayo de 1944.

23 Para una primera aproximación pueden consultarse las obras de Tota (2009) y Rodrigues (2006).

24 El eco en la prensa internacional del exilio de Humberto Delgado, y sobre todo su asesinato posterior, fue intenso. A modo de ejemplo: “Interrogata a Roma la vedova di Delgado”, La Stampa, 23/05/1967; “Delgado assassinato da Salazar”, L’ Unitá, 28/04/1965; “Cosi” hanno assassinato Delgado”, L’ Unitá, 29/04/1965. “Noticias France Presse y Reuter sobre detención de colaboradores de Humberto Delgado en Argel”, “Editorial del New York Times” en Archivo de la Fundación Francisco Franco (AFFF), números de registro: 2980 y 3775 respectivamente.

25 También alentó movimientos internos de contestación a Salazar (Gervásio 1996).

26 “Amnesty International marks 50 years of fighting for free speech”, The Guardian, 29/05/2011.

27 En el caso español al menos, la oposición universitaria convirtió la denuncia de las bases militares estadounidenses en uno de los temas más recurrentes de sus movilizaciones. El antiamericanismo solía ser, además, elemento cohesionador de los distintos grupos antifranquistas. Habría que examinar lo sucedido en esa esfera en Portugal. “Attitudes toward United States among Madrid University Students”. 04/04/1956. NARA, RG 59, European Country Files, 1956-57, box 7. “Anti-American themes in press”. 09/03/1968. NARA, RG 59, Central Foreign Policy 1967-69, box 376.

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Para citar este artigo

Referência do documento impresso

Francisco Rodríguez Jiménez, «Propaganda política y comunicación durante el salazarismo: ensayo bibliográfico»Ler História, 72 | 2018, 201-218.

Referência eletrónica

Francisco Rodríguez Jiménez, «Propaganda política y comunicación durante el salazarismo: ensayo bibliográfico»Ler História [Online], 72 | 2018, posto online no dia 26 junho 2018, consultado no dia 16 março 2025. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/lerhistoria/3692; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/lerhistoria.3692

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Francisco Rodríguez Jiménez

Universidad de Extremadura; Global Studies Project, Universidad de Salamanca, España

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