1Durante largo tiempo, el estudio de la protesta popular en Portugal ha estado íntimamente ligado a la historiografía del movimiento obrero. Eso ha provocado que buena parte de la historia social portuguesa haya privilegiado el análisis de los conflictos laborales, especialmente de la huelga. No ha sido hasta la llegada del siglo XXI, cuando los historiadores portugueses han comenzado a prestar atención de forma más detallada a otras expresiones de protesta colectiva ajenas al movimiento obrero como, por ejemplo, los motines populares (Ferreira 2002; Silva 2007; Palacios Cerezales 2011). Sin embargo, desde el punto de vista geográfico, los estudios citados se han centrado básicamente en las regiones del norte del país. De tal modo que, por ejemplo, en el caso del Alentejo, las obras de referencia sobre la protesta popular colectiva siguen siendo trabajos (muchos de ellos de la década los años setenta y ochenta) que se concentran en el análisis de la conflictividad social ligada al sindicalismo de los trabajadores rurales, concretamente de dos episodios: las huelgas rurales de 1911 y 1912 (Ventura 1976; Pereira 1983; Brito Pereira 1983), y las ocupaciones de tierras de 1974 y 1975 (Barros, Mendes y Mendes 1979; Piçarra 2008). Por otro lado, desde el punto de vista cronológico, los primeros trabajos referidos se dedican al análisis de la protesta popular tradicional durante el siglo XIX, y específicamente en los años de implantación del liberalismo, de modo que apenas se han hecho investigaciones sobre este tipo de protestas durante las primeras décadas del siglo XX, cuando ya existía en el país una cierta implantación del movimiento obrero.
2Esto no quiere decir que durante el pasado siglo las nuevas expresiones de protesta colectiva vinculadas al movimiento obrero hubieran sustituido de forma definitiva a las tradicionales expresiones de protesta popular, como bien muestra el trabajo de Carvalho (2011) quien analiza las protestas populares relacionadas con conflictos religiosos entre 1910 y 1917. Del mismo modo, sabemos que durante la Gran Guerra se extendió por muchos países europeos un intenso ciclo de agitación social relacionado con la cuestión de las subsistencias (Pereira 2014), cuya más patente expresión fue la eclosión de amotinamientos populares en protesta por el desabastecimiento de productos básicos tal y como sucedió en Ámsterdam en 1917 (Abbenhuis 2006, 220-222) o en Barcelona en 1918 (Golden 1985).
- 1 Ver Telo (1977, 117-118), Cabral (1979, 38), Fraga (2010, 249-250) y Pereira (2014, 23-29).
3En este sentido, hay constancia de que en Portugal también se produjeron protestas similares, como las que Brandão (2011) señala que sucedieron en agosto y septiembre de 1914; marzo, mayo y octubre de 1915; enero, febrero, julio, agosto y octubre de 1916; abril, mayo, julio, noviembre y diciembre de 1917; y abril, julio y septiembre de 1918. A pesar de ello, la historiografía nacional sólo ha profundizado en el análisis de dos episodios: los sucesos de la Revolución de la Patata, ocurridos en Lisboa en mayo de 1917 (Valente 1983), y la huelga general contra la carestía de la vida convocada por la Unión Obrera Nacional (UON) en noviembre de 1918 (Pereira 1971). En torno al estudio de estas protestas, y especialmente de los sucesos de la Revolución de la Patata¸ se ha producido un interesantísimo debate historiográfico sobre si las protestas por las subsistencias en Portugal durante la Gran Guerra fueron espontáneas o, por el contrario, fueron organizadas y/o estimuladas por asociaciones obreras.1
- 2 En concreto: Notícias d’Évora (NE), A Voz Pública (VP), O Democrático (D) y A Formiga (AF) publicad (...)
4En el presente texto queremos analizar la conflictividad social que se produjo en Portugal al amparo de la cuestión de las subsistencias durante la Gran Guerra (agosto 1914-diciembre 1918). No obstante, en nuestro caso no nos centraremos en el análisis de las protestas ocurridas en las grandes ciudades del país (Lisboa y Oporto), que han centrado la atención de las escasas y (recientes) investigaciones que han profundizado en este tema más allá de los sucesos de mayo de 1917 (Rossum 2011; Silva 2013); sino que estudiaremos lo ocurrido en las regiones rurales del interior, en concreto en el Alentejo (distritos de Évora y Beja), una región que, como hemos apuntado, ha quedado al margen de los estudios que han analizado las formas tradicionales de protesta colectiva. Para ello tomaremos como fuente principal la prensa regional.2
5Nuestro objetivo con esta investigación será triple. En primer lugar, mostrar que las formas de protesta tradicionales (motines populares) todavía tenían una notable importancia dentro del repertorio de acción colectiva de las clases populares portuguesas durante los primeros años del siglo XX, incluso en aquellas regiones, como era el Alentejo, donde existía una notable presencia del asociacionismo obrero. En segundo lugar, mostrar que los grandes tumultos y disturbios por las subsistencias que tuvieron lugar en Portugal durante la Gran Guerra no se limitaron a las grandes ciudades durante mayo de 1917, sino que también se extendieron a regiones del interior y se repitieron de forma recurrente a lo largo de los últimos años de la conflagración bélica. En tercer lugar, queremos intervenir en el principal debate historiográfico surgido en torno al tema, y esclarecer si hubo (o no) una participación activa de las asociaciones obreras en la organización y generalización de dichas protestas por las subsistencias.
6Como mostró Rudé (1970), los motines de subsistencias fueron una de las expresiones de protesta popular colectiva más generalizadas durante el fin del Antiguo Régimen. Según Tilly (1978, 143-149), este tipo de protestas (motín) tenían un carácter reactivo, porque en ellas se resistía a las imposiciones del Estado, autoridades u otras elites. Por otro lado, también existían protestas de carácter proactivo (mitin, huelga), a través de las cuales se demandaban derechos que hasta ese momento no se habían disfrutado. El propio Tilly (1986, 542-547), refiriéndose a Francia, especificó que mientras las primeras (reactivas) fueron dominantes hasta mediados del siglo XIX, las segundas (proactivas) fueron hegemónicas a partir de esa fecha al amparo del movimiento obrero. Sin embargo, esta cronología basada en el caso francés no es aplicable a otros países europeos menos industrializados como España, donde se ha mostrado que las protestas reactivas (motines) y proactivas (mítines, huelgas) coexistieron y compartieron protagonismo dentro del repertorio de protesta colectiva de las clases populares hasta bien entrado el primer tercio del siglo XX (Gil Andrés 1995, 125).
7Por lo que se refiere al caso portugués, y como ya hemos apuntado, sabemos que se produjeron motines y otras protestas por las subsistencias durante la crisis del Antiguo Régimen (Tengarrinha 1994a, 248-249; 1994b, 109 y 218) y también a lo largo del siglo XIX, como sucedió en Oporto en 1836 (Ferreira 2002, 466-476), en la región del Duero en 1842 (Silva 2013, 234-249) o en Lisboa en agosto de 1856 (Palacios Cerezales 2011, 47-53). Algunos otros estudios también muestran la existencia de protestas por las subsistencias durante los primeros años del siglo XX. Carvalho (2011, 273-294), por ejemplo, se refiere a los motines populares por las subsistencias que se sucedieron en Lousada durante la I República, respectivamente en los años 1912, 1915, 1916 y 1917. Más tarde, ya durante el Estado Novo, y con motivo de la nueva crisis socioeconómica generada a raíz del estallido de la II Guerra Mundial, se reprodujeron diversas protestas por las subsistencias en Portugal, entre ellas las conocidas marchas del hambre (Pereira 1983, 127-129; Rosas 2000, 211-257).
8En todas las acciones señaladas en el último párrafo, los implicados reclamaron la rebaja de los precios de los alimentos de primera necesidad (especialmente del pan), la puesta a la venta de productos retenidos en almacenes y graneros por parte de los acaparadores y especuladores, o la prohibición de la exportación de cereales de la población, para asegurar el abastecimiento local. Es decir, y como han advertido diversos autores, las clases populares utilizaron el motín para intervenir en política y plantear a las autoridades sus demandas más inmediatas (Gil Andrés 2000, 447-467; Tengarrinha 2008, 131-151). Al mismo tiempo, otros autores han señalado cómo la multitud participante en los motines populares en general, y de subsistencias en particular, utilizaba unas estrategias similares aprehendidas a lo largo de décadas: tocaban las campanas a rebate, los vecinos se concentraban en los espacios públicos, el pueblo elegía unos representantes para que plantearan sus demandas a las autoridades y, si el conflicto se enconaba, se producían enfrentamientos con las fuerzas del orden público. Estas estrategias se repitieron en diferentes países como Inglaterra (Rudé 1964) y España (Arriero 1985), pero también en Portugal, como ejemplifica el motín de Ribeira Grande de 1869 (Miranda 1996).
9En definitiva, al hablar de motín popular, no estamos hablando de una acción de protesta espontánea que surgía como reacción instintiva e irracional de las clases populares a la convulsión que producía el dolor de los estómagos vacíos. Estamos ante una expresión de protesta que era utilizada con unos objetivos y una estrategia notablemente definidos, a través de la cual no se buscaba el saqueo indiscriminado, sino demandar medidas que garantizaran unas mínimas condiciones de supervivencia, lo que Thompson (1971) denominara economía moral.
- 3 FB, 6-8-1914.
- 4 Respectivamente en JE, 8-8-1914; M, 9-8-1914; y DG, 10-8-1914.
10La cuestión de las subsistencias fue sin duda una de las principales preocupaciones de los gobiernos portugueses durante la Gran Guerra. De hecho, la política económica de esos años se rigió por tres principios, todos relacionados con las subsistencias: garantizar el abastecimiento de bienes de primera necesidad, controlar los precios de los mismos y encontrar los instrumentos necesarios para aumentar la producción agrícola y mejorar la autosuficiencia alimenticia del país (Pires 2011, 15). El problema se sintió desde el mismo inicio de la conflagración europea, por lo que las autoridades ya tomaron medidas al respecto en agosto de 1914 (Pires 2011, 369). De este modo, en el mismo ejemplar de A Folha de Beja donde se anunciaba el inicio de la guerra, también se noticiaba que el gobernador civil había ordenado fijar edictos “convidando os comerciantes a justificarem perante as auctoridades administrativas os aumentos de preço de géneros expostos à venda”.3 Medidas similares se tomaron en Estremoz y Montemor-o-Novo, y el propio gobierno portugués publicó el 10 de agosto de 1914 el Decreto nr. 741, “estabelecendo penalidades para os comerciantes que elevem os preços dos géneros de primeira necessidade”.4
- 5 NE, 7-3-1915; 9-3-1915; 10-3-1915; 11-3-1915; 13-3-1915; 28-5-1915; 10-11-1915 y 13-11-1915. VP, 7- (...)
11Tras las primeras semanas, y a lo largo de todo el tiempo que duró el conflicto bélico, el problema de las subsistencias se mantuvo entre las prioridades de la agenda pública, lo que queda bien patente sólo con echar un vistazo a las páginas de los periódicos de aquellos años. Baste como ejemplo señalar los principales artículos sobre el tema que se publicaron en periódicos editados en la ciudad de Évora a lo largo de todo el año 1915. En febrero, A Voz Pública, en un artículo titulado “Alimentação pública”, señala cómo “Começa toda a gente a preocupar-se com o grave problema das subsistências”. En marzo, Notícias d’Évora trata reiteradamente en sus páginas “A questão do pão”. En mayo, el mismo periódico se preocupa sobre el “Preço dos géneros”, y A Voz Publica advierte en un artículo sobre “A carestia da vida” que “são geraes os clamores das classes pobres contra o alto preço dos géneros de primeira necessidade”. A lo largo del verano, el propio A Voz Pública dedica amplios espacios a “O Problema das Subsistências” y desde A Formiga se advierte del peligro de “consequências terríveis” si no se toman providencias urgentes. En noviembre Notícias d’Évora publica varios artículos de opinión bajo el titular “Subsistências” donde denuncia el desabastecimiento de diversos productos alimenticios. Por los mismos días, en A Formiga apareció otro artículo con el mismo titular donde volvía a advertir del peligro de alteraciones del orden público, unas advertencias que también realizará A Voz Pública en varios artículos publicados en diciembre de 1915 e inicios de enero de 1916.5
12Ante la magnitud del problema de las subsistencias, los sucesivos gobiernos promulgaron numerosas medidas legislativas. Pires (2009, 340-342) señala la toma de más de 40 medidas gubernamentales para prohibir la especulación y abaratar los géneros de primera necesidad sólo en los años 1914 y 1915. Nosotros, para el período 1914-1918, hemos contabilizado en el Diário do Governo hasta 40 leyes y decretos referentes al comercio, abastecimiento y control de precios de los productos de primera necesidad, específicamente de trigo, harina y pan.
13La primera de las grandes manifestaciones de la crisis de subsistencias en la vida cotidiana fue el encarecimiento de productos básicos, el cual se hizo patente desde los primeros meses de la Gran Guerra, como deja constancia A Voz Pública en marzo de 1915:
A hora que atravessamos é, sob o ponto de vista das subsistências, quasi de angústia e quasi de desespero. A vida está cara. Os géneros, quasi dum modo geral, encareceram. Primeiro foi a carne, o açúcar, o arroz; a seguir tivemos a alta do pão ‒ e o aumento de preço do pão sobressaltou enormemente a falange dos pobres. Daí assaltos às padarias, e os vários conflitos que, aqui e ali, hão convulsionado a rua e perturbado por momentos a ordem pública.6
- 7 Respectivamente en DG, 6-4-1915, 18-9-1915 y 10-11-1915.
- 8 NE, 10-3-1915; 24-5-1916; 16-3-1917; 27-5-1917; 1-7-1917; 7-7-1917.
14Para atajar las subidas de precios, el gobierno promulgó numerosos decretos. El más importante fue el Decreto nr. 1483 de abril de 1915, “determinando que na sede de cada um dos concelhos do continente funcione uma comissão denominada ‘Comissão reguladora dos preços dos géneros alimentícios’”, dando competencias a dichas comisiones para regular los precios máximos de determinados productos. Otras medidas fueron el Decreto nr. 1900, “inserindo várias disposições atinentes a evitar a elevação do preço dos géneros de primeira necessidade” o el Decreto nr. 2036, “relativo ao preço dos géneros de primeira necessidade”, que alteraba el artículo 7.º del anterior.7 Todos estos decretos permitieron contener de forma relativa los precios tras las subidas de los primeros meses de la guerra… al menos hasta mediados de 1917. A modo de ejemplo: si el precio del kilo de pan en Évora se elevó en marzo de 1915 de 85 a 90 réis; hasta mayo de 1916 no subió a 100 réis; y hasta marzo de 1917 no alcanzó los 110 réis. A partir de entonces, el precio del kilo de pan sí sufrió subidas acusadas: 120 réis a finales de mayo, 130 a principios de julio y 140 a mediados del mismo mes.8
- 9 Sobre el pescado: NE, 13-11-1915 y 23-12-1915. VP, 23-9-1915; 30-9-1915; 7-11-1915. Sobre el aceite (...)
15La segunda gran manifestación de la crisis de subsistencias en la vida cotidiana fue el desabastecimiento de productos básicos, consecuencia del acaparamiento y la especulación de los comerciantes (Pires 2009, 332). Este desabastecimiento se sintió en multitud de alimentos como pescado, aceite, azúcar, huevos, patata; pero también en productos no alimenticios, como carbón y leña.9
- 10 En DG, 26-10-1914, 30-12-1914, 2-2-1915, 10-2-1915, 1-3-1915, 30-4-1915 y 10-8-1915.
16No obstante, el principal foco de preocupación fue el desabastecimiento de pan y de las materias primas con que se fabricaba: trigo y harina. Para contener su escasez, el gobierno también publicó numerosas medidas legislativas. Por ejemplo, sólo durante el primer año de guerra, entre agosto de 1914 y agosto de 1915, se promulgaron los Decretos nr. 972 y 1223 “mandando proceder ao arrolamento das quantidades de trigo, em grão e em farinha, existentes no contingentes da República”; el Decreto nr. 1300 que autorizó la importación de 100 millones de kilogramos de trigo para dedicarlos al consumo; el Decreto nr. 1309, “inserindo várias providências relativamente à importação de trigo, e estabelecendo novos tipos de pão e farinha”; el Decreto nr. 1371 que regulaba las disposiciones del anterior; el Decreto nr. 1548, “tornando obrigatória a exposição para venda de qualquer cereal panificável existente na posse de produtores ou comerciantes e superior às necessidades da família e da sua exploração agrícola, industrial ou comercial”; y la Lei nr. 344 “abrindo créditos necessários para a aquisição de trigo exótico”.10
- 11 Respectivamente NE, 17-1-1917. VP, 18-1-1917; y NE, 4-2-1917. VP, 8-2-1917.
- 12 NE, 17-3-1917; 24-3-1917.
17Más allá de estas medidas, se siguieron publicando otros decretos y leyes que regulaban la exportación y comercialización de trigo y harina hasta el fin del conflicto bélico. Por su parte, las autoridades distritales y municipales también aplicaron sus propias medidas para solucionar el desabastecimiento de estos productos. En Évora, por ejemplo, el gobierno civil prohibió en enero de 1917 la exportación de trigo y harina fuera del municipio, y al mes siguiente dicha prohibición se extendió al pan.11 Asimismo, en marzo del mismo año, el propio gobierno civil compró pan, patata y aceite para venderlos a precios oficiales en la comisaría de policía.12 A pesar de las medidas tomadas, tanto el encarecimiento como, y sobre todo, el desabastecimiento, adquirieron una dinámica propia y se acentuaron con el paso de los meses, haciendo de la cuestión de las subsistencias uno de los principales problemas socioeconómicos de Portugal durante la Gran Guerra (Pires 2011, 122).
- 13 FS, 21-7-1915, 24-7-1915, 28-7-1915, 3-11-1915, 19-12-1915, 5-1-1916; DS, 8-7-1915, 22-7-1915, 29-7 (...)
18Ante el contexto expuesto, no es de extrañar que en una fecha tan temprana como septiembre de 1914 se produjeran los primeros tumultos por las subsistencias en Oporto y Lisboa (Brandão 2011, 194). Con todo, estos episodios de protesta se limitaron a las grandes ciudades del país, y no se extendieron a regiones del interior. En este sentido, Brandão (2011) sólo ha registrado por aquellas fechas la existencia de dos conflictos similares fuera de Lisboa y Oporto, uno en Tomar y otro en Lamego. Este hecho se pudo deber a que la población portuguesa del campo obtenía su sustento directamente de la tierra, por lo que las regiones rurales tardaron más en sentir la crisis económica (Pires 2009, 328). Nosotros, a través de la documentación manejada, tampoco hemos constatado que en el Alentejo se produjeran graves alteraciones del orden público por las subsistencias durante los años 1914 y 1915. Sí hubo algunas protestas, pero éstas fueron ordenadas y ocasionales, por lo que no preocuparon a las autoridades. Especial atención a este respecto merece la movilización impulsada por la Asociación de Trabajadores Rurales (ATR) de Montemor-o-Novo, que lideró algunas comisiones de obreros para negociar la apertura de trabajos públicos con las autoridades y organizó diversos mítines para protestar por el encarecimiento de los productos alimenticios, principalmente durante la segunda mitad del año de 1915.13
- 14 Respectivamente en B, 17-11-1915 y VP, 9-1-1916.
19No fue hasta los últimos meses de aquel año cuando se produjeron en el Alentejo algunas protestas menos ordenadas. En noviembre tuvieron lugar algunos conflictos sobre el precio de los géneros en Serpa y, al mes siguiente, los trabajadores rurales de Portel iniciaron una huelga por abaratar los géneros de primera necesidad.14 Los conflictos de Serpa y Portel eran una señal de que las protestas por las subsistencias en el Alentejo iban a radicalizarse. A través de la documentación consultada, hemos podido constatar que, más allá de protestas aisladas como las que acabamos de señalar, se produjeron en el Alentejo oleadas de disturbios, tumultos y amotinamientos populares en protesta por las subsistencias en el invierno de 1916; la primavera-verano de 1917, al socaire de la Revolución de la Patata; y el verano de 1918. A ellos habría que añadir las protestas que se produjeron a raíz de la huelga general del 18 de noviembre de 1918. Estos cuatro momentos de especial agitación social serán el foco de nuestra atención a lo largo de las siguientes páginas.
- 15 ER, 29-1-1916; NE, 26-1-1916, 27-1-1916, 28-1-1916; VP, 27-1-1916, 30-1-1916; D, 30-1-1916.
20A mediados de enero de 1916, el diputado y rico agricultor de Reguengos de Monsaraz, António Miguel de Sousa Fernandes, había vendido 60 moios de trigo a un comerciante de Évora, contradiciendo la resolución de la Comisión de Subsistencias municipal que prohibía la exportación de trigo y harinas de la villa. Ante tal noticia, “o Povo [...] receando que o trigo falte para a sua alimentação” impidió la salida del trigo vendido y requirió al administrador del municipio y al presidente del Sindicato Agrícola que intermediaran para solucionar el conflicto. Se acordó que sólo saldrían 40 moios, lo cual, en un principio, fue aceptado por los representantes del pueblo. No obstante lo dicho, el día 26 comenzaron a sentirse algunas protestas “que se limitavam a apresentar melhores alvitres para a resolução do assumpto”. Poco más tarde, cuando el trigo salía para Évora, un grupo de vecinos bloqueó la carretera atravesando un eucalipto de gran tamaño. De inmediato, los “populares” comenzaron a lanzar piedras a los carros y a los soldados de la GNR que los custodiaban. Éstos cargaron contra los alborotadores y los acontecimientos se precipitaron. Las campanas de la iglesia tocaron a rebate y se cortaron la luz eléctrica y la línea telegráfica. La localidad quedó a oscuras e incomunicada. En ese contexto se sucedieron enfrentamientos entre amotinados y GNR. Hubo pedradas, que hirieron a dos agentes, y tiros, uno de los cuales alcanzó a un caballo de la GNR. Tras notables esfuerzos se restableció el orden y el trigo pudo salir hacia Évora. En Notícias d’Évora se habló de una “Revolta do trigo”.15
- 16 Évora (NE, 30-1-1916, 2-2-1916, 3-2-1916, 5-2-1916, 6-2-1916, 9-2-1916, 10-2-1916, 11-2-1916, 12- (...)
21Pocos días después, la noche del 29, un grupo de hombres y mujeres salieron de la sede de la ATR de Évora e iniciaron una manifestación hostil recorriendo las calles de la ciudad y practicando asaltos a tiendas y panaderías entre “vivas à República e à greve geral”, hasta que la GNR consiguió restablecer el orden utilizando la fuerza. Esa misma noche se repitieron sucesos similares en São Manços y Monte Trigo. En la primera localidad, los amotinados también salieron de la sede de la ATR local. Sin embargo, en Monte Trigo, donde hubo disturbios, se cortaron las líneas telegráficas y se cruzaron eucaliptos en la carretera hacia Portel, no hay constancia de que existiera relación entre los amotinados y ATR alguna. Al día siguiente, 30 de enero, surgieron en Estremoz algunos conflictos porque había “grande quantidade de batata e feijão que o povo d’ali não deixa sahir do concelho”; y el día 31, en Redondo, un grupo de amotinados asaltó la hospedería donde se encontraba el administrador del municipio, golpeándolo y arrastrándolo por la calle. En estas dos localidades tampoco hay constancia de participación de ATR en las protestas. La misma noche del 31 se produjeron agitaciones en el municipio de Montemor-o-Novo, concretamente en Vendas Novas y Cabrela, donde los trabajadores rurales abandonaron el trabajo “reclamando a melhoria de salários para corresponder à carestia dos géneros alimentícios”. La madrugada del día 1 de febrero, los huelguistas de Cabrela recibieron a las fuerzas del orden con disparos. En la propia sede del municipio también hubo algunas protestas y se cortaron las líneas telegráficas.16
22En resumen, durante los últimos días de enero de 1916, y a igual que ocurrió por aquellas fechas en Lisboa y Oporto (Fraga 2010, 858; Brandão 2011, 244), se sucedieron numerosas alteraciones del orden público para protestar por los problemas con las subsistencias en distintos puntos del distrito de Évora. Todos estos episodios tuvieron las características propias de los motines de subsistencias decimonónicos. Y, si bien es cierto que en algunos casos (Évora, São Manços) sabemos que hubo participación de las ATR locales, en otros (la mayoría) no hay constancia de que las protestas estuvieran impulsadas por asociaciones obreras de ningún tipo. Es más, los integrantes de la ATR que protagonizaron las protestas en Évora y São Manços lo hicieron de forma autónoma y al margen de las directrices de órganos obreros de ámbito nacional, de tal modo que incluso la propia UON no tardó en desmarcarse de los disturbios:
Para nós a Revolução consiste em ir pacientemente elaborando, construindo, dando forma às instituições que já hoje todos julgamos não satisfazerem bem e com equidade às novas necessidades e às novas aspirações. Nós somos pela Revolução, mas somos também os inimigos irreconciliáveis e irreductíveis da simples zaragata!17
- 18 NE, 2-2-1916, 4-2-1916, 5-2-1916, 6-2-1916, 10-2-1916, 11-2-1916, 12-2-1916, 13-2-1916, 15-2-1916, (...)
- 19 Respectivamente en NE, 3-5-1916, 18-5-1916; VP, 18-5-1916, 25-5-1916.
23Tras los disturbios del invierno de 1916 se produjo una dura represión que supuso el arresto de numerosos individuos y la clausura de las ATR de Évora y São Manços18, por lo que durante el resto del invierno no se registraron nuevas protestas por las subsistencias en la región. No será hasta mayo cuando las asociaciones obreras de Évora, entre las cuales ya no se encontraba la ATR, organizaron nuevas acciones de protesta retomando el asunto de las subsistencias, aunque en todas ellas prevaleció el talante pacífico y negociador. Durante la celebración del 1.º de Mayo se oyeron algunas nuevas protestas “contra a carestia de vida”. Poco después, la noche del 17 de mayo, hubo un amago de amotinamiento por parte de un grupo de obreros eborenses que se concentraron en la plaza de Giraldo ante las noticias de un aumento del precio del pan. Este movimiento, sin embargo, fue inmediatamente redirigido por diversos líderes de las asociaciones obreras, quienes conformaron una comisión para entrevistarse con el gobernador civil. Esta misma comisión se encargó de organizar un mitin de protesta el día 21 del mismo mes en la antigua plaza de São Domingos.19
- 20 Portel (NE, 11-4-1917, 18-4-1917, 20-4-1917, 3-5-1917); Aljustrel (B, 4-4-1917).
- 21 NE, 9-5-1917.
- 22 FS, 16-5-1917; M, 20-5-1917.
- 23 Brinches (P, 26-5-1917); Colos y Vale de Santiago (FB, 31-5-1917); Mina de São Domingos (FB, 31-5-1 (...)
24Con todo, no fue hasta un año más tarde, durante la primavera-verano de 1917, cuando vuelvan a generalizarse en Portugal amotinamientos, tumultos y disturbios en protesta por las subsistencias. En este sentido, la historiografía lusa ha focalizado su atención en los sucesos conocidos como la Revolución de la Patata, esto es, la ola de asaltos a tiendas y panaderías que se produjeron en Lisboa y municipios de su alrededor durante varios días a partir del 19 de mayo (Telo 1977, 114-118; Valente 1983; Fraga 2010, 249-257). Más allá de estos episodios ocurridos en la capital lusa, por las mismas fechas se sucedieron numerosos conflictos similares en otras zonas de Portugal, incluido el Alentejo. Ya en abril hubo agitaciones en Portel y Aljustrel.20 A principios de mayo, en Évora, un grupo de “populares” realizó algunas protestas cuando se pretendía sacar de la ciudad un carro de carbón.21 Pocos días después, vecinos de Vendas Novas incautaron 150 panes que se hallaban en la estación de ferrocarril con destino a Setúbal.22 No obstante estos hechos, y a diferencia del invierno de 1916, en esta ocasión las protestas más graves tuvieron lugar en el distrito de Beja: el 19 de mayo numerosos trabajadores de Odemira protagonizaron protestas por no haber trigo ni harinas a la venta (Rocha y Labaredas 1982, 58); y hasta final de mes se sucedieron huelgas en distintos puntos del distrito, todas ellas aludiendo a los problemas de subsistencias: de los trabajadores rurales de Brinches, Colos y Vale de Santiago; y de los mineros de São Domingos, en Mértola.23
25Parece ser que en estos episodios no se produjeron violencias destacables, y habrá que esperar a junio para ver disturbios de gravedad, concretamente en la propia ciudad de Beja. Ya la noche del día 10, un numeroso grupo de personas fue a la estación de ferrocarril para incautar trigo que iba a salir de la ciudad. Al día siguiente, nuevos grupos de vecinos se dispusieron a hacer lo mismo, ante lo cual, el gobernador civil reconcentró a la GNR en el lugar. A las 23 horas tocaron a rebate las campanas de la iglesia de Santa María y gran número de personas se concentró en la plaza contigua. Al frente de la residencia del gobernador civil se lanzaron protestas reclamando que “o trigo e a farinha levantados da estação não saíssem de Beja”. La noche terminó con el apedreamiento de edificios y ventanas y el asalto a algunas tiendas.
- 24 Beja (FB, 21-6-1917; B, 16-6-1917; P, 16-6-1917); Baleizão (FB, 21-6-1917; B, 20-6-1917; P, 23-6-19 (...)
- 25 B, 8-8-1917 y 22-8-1917.
- 26 Borba (JE, 11-8-1917); Oriola (NE, 26-9-1917).
26Días después, el 19 de junio, se produjeron disturbios similares en Baleizão, en el propio municipio de Beja, y esta vez la intervención de la GNR se saldó con una mujer muerta y varios heridos.24 Rocha y Labaredas (1982, 52-53 y 58) señalan que a lo largo del mes siguiente se sucedieron protestas similares en Odemira, Cuba y Ferreira de Alentejo. Nosotros, por nuestra parte, sólo hemos registrado la formación de algunas comisiones (concretamente en Beringel, Trigaxes y São Matias a finales de julio, y en São Brissos en agosto) donde los vecinos negociaron de forma pacífica con las autoridades la implementación de medidas para resolver la escasez de harina.25 Ya en agosto, se registraron nuevos amotinamientos en Borba y Oriola, ambas en el distrito de Évora.26
27Resumiendo, durante el verano de 1917 se volvieron a producir protestas por causa de las subsistencias en el Alentejo, aunque esta vez principalmente en el distrito de Beja. En esta ocasión, se utilizaron diferentes expresiones de protesta colectiva: hubo amotinamientos populares, pero también huelgas de obreros; se utilizaron protestas directas pero también acciones negociadoras. Con todo, y del mismo modo que ocurrió en el distrito de Évora en invierno de 1916, los motines populares se realizaron al margen de las asociaciones obreras locales y/o nacionales. Es más, si la UON se desvinculó de los acontecimientos de 1916, el Centro Socialista de Beja, que lideraba el movimiento obrero en la ciudad, declaró tras los sucesos de 1917:
(…) não ter contribuído com a mínima quota parte para os acontecimentos ocorridos, sentindo sinceramente os distúrbios que puseram em sobressalto a cidade e os apedrejamentos, contra os quais lavram o seu protesto, lamentando que as classes proletárias, iludidas pelas doutrinas dissolventes da burguesia dominante, lancem mão de meios violentos para conseguir momentaneamente iludir suas necessidades.27
- 28 NE, 1-1-1918. FS, 20-12-1917; 22-12-1917; 24-12-1917; 27-1-1918.
- 29 NE, 15-3-1918. VP, 21-3-1918. DS, 17-3-1918.
- 30 Pias: P, 17-11-1917. Odemira: FB, 6-12-1917.
28Las protestas por las subsistencias durante la Gran Guerra no terminaron con los sucesos de mediados de 1917, que alcanzaron su mayor expresión con la Revolución de la Patata. Durante el otoño de 1917 y el invierno de 1918, en diversos puntos del Alentejo menudearon conflictos de diversa intensidad provocados por la carestía de los alimentos. Algunos fueron simples aglomeraciones de personas en las puertas de las panaderías donde se expresaban espontáneas protestas verbales contra la carestía, como sucedió de forma recurrente durante diciembre de 1917 en Évora y Montemor-o-Novo.28 En otras ocasiones se produjeron amagos de amotinamientos, como ocurrió en Évora la noche del 14 de marzo de 1918, cuando un numeroso grupo de personas se reunió en la plaza de Giraldo ante el rumor de “que estavam para sahir para Lisboa uns 500 moios de trigo”. Nuevamente, como ocurrió en el inmediato mes de mayo anterior, las asociaciones obreras de la ciudad conformaron una comisión para negociar las demandas populares con el gobernador civil.29 Otras protestas, sin embargo, terminaron en graves alteraciones del orden público. En noviembre de 1917 se produjo un motín en Pias (Serpa) que terminó con el asalto a un almacén de harinas, y un mes más tarde fue preciso enviar GNR a Odemira para “reprimir abusos que ali se estão cometendo, havendo asaltos, lançamento de bombas, etc.”.30 Con todo, no fue hasta los meses de verano cuando se volvió a producir una eclosión de protestas por las subsistencias similar a las vistas para el invierno de 1916 y la primavera-verano de 1917. Otra vez, los conflictos se focalizaron en el distrito de Évora.
- 31 M, 19-5-1918.
- 32 NE, 29-6-1918, 15-10-1918; DS, 11-7-1918, 21-7-1918.
29Ya en el mes de mayo se produjo un amago de motín en Montemor-o-Novo, cuando un centenar de vecinos protestó frente a la casa del administrador del municipio ante el rumor de que se iba a incautar trigo de los molinos.31 El primer motín propiamente dicho de aquel verano de 1918 tuvo lugar el día 26 de junio, cuando más de 200 vecinos de Portel se amotinaron “a pretexto da falta de farinha”, cortaron las líneas telegráficas y obligaron al administrador del municipio a registrar los graneros de los principales agricultores para requisar el trigo sobrante, todo ello en medio de apedreamientos y disturbios.32
- 33 Montemor-o-Novo (M, 13-7-1918); Estremoz (VP, 8-8-1918; DS, 4-8-1918; JE, 3-8-1918, 17-8-1918).
30El 13 de julio, de nuevo numerosos “populares” de Montemor-o-Novo impidieron la salida de trigo de un molino. El 29 del mismo mes hubo un motín popular en Estremoz por el aumento del precio del pan. Unos amotinados exigieron al administrador que obligara a las panaderías a vender pan a precio justo. Otros fueron a la estación del ferrocarril para impedir la salida de trigo. Por la noche se produjeron protestas contra comerciantes y almacenistas, apedreamiento de establecimientos y enfrentamientos con la GNR con algunos disparos. Días más tarde se reprodujo en Estremoz una manifestación popular, pero esta vez “de contentamento, pelo facto de generosidade, praticado por alguns lavradores, que puseram à disposição da Comissão d’Abastecimento trigo para que o pão por ele produzido seja vendido ao preço de $15 centavos”.33
- 34 Redondo (NE, 4-8-1918, 13-8-1918); Vila Viçosa y Borba (NE, 15-8-19118; FS, 15-8-1918); Alandroal ((...)
31Durante las primeras semanas de agosto se sucedieron otros amotinamientos en el distrito de Évora. El día 1, se elevaron algunas protestas en Redondo durante una reunión en la que autoridades, molineros y panaderos negociaban el precio del pan. Dos días más tarde, en la misma localidad, se concentró gran número de hombres y mujeres en la plaza de la República “protestando contra a autoridade administrativa, por não obrigar os lavradores e o celeiro municipal a fornecer ao público farinha ao preço de 1600 réis os 10 kilos”. Ante el cariz que estaban tomando las protestas, intervino la GNR haciendo “distribuição de algumas espadeiradas e várias correrias da cavalaria”. Los días 9 y 11 de agosto se produjeron amotinamientos similares en Vila Viçosa y Borba tras conocerse que se pretendía elevar el precio del pan de 160 a 180 réis el kilo. Por último, el 19 de agosto, tuvo lugar en Alandroal otro motín cuando se intentó sacar trigo para Estremoz, produciéndose la intervención de fuerzas de caballería.34
- 35 VP, 13-6-1918. La campaña se inició en mayo (Pereira 1971, 41).
- 36 NE, 18-7-1918, 28-7-1918; P, 6-7-1918.
- 37 Para Beja véase: FB, 18-7-1918; 25-7-1918. B, 24-7-1918. P, 20-7-1918. Para Montemor-o-Novo: M, 21- (...)
- 38 JE, 3-8-1918; FS, 15-8-1918, 18-8-1918; DS, 22-8-1918.
32Es decir, durante el verano de 1918, se produjeron nuevamente reiterados motines y tumultos populares en protesta por las subsistencias, del mismo modo que aconteció en el invierno de 1916 y en la primavera/verano de 1917. Todas estas protestas tuvieron características propias de los motines de subsistencias decimonónicos, y en ninguna de ellas hay la mínima constancia de intervención de asociaciones obreras. Ello no quiere decir que estas asociaciones no organizaran protestas, sino que utilizaron otras expresiones distintas al amotinamiento popular. Al inicio del verano llegaron al Alentejo noticias de que la UON estaba iniciando un gran movimiento nacional “tendente ao baratamento das subsistencias”.35 De inmediato, y en paralelo a los motines descritos, se organizaron mítines en los que participaron delegados de la UON de Lisboa, como ocurrió a mediados de julio en Évora y Beja.36 Estos actos tuvieron un doble objetivo: protestar por las subsistencias y preparar la organización de nuevas protestas coordinadas a nivel nacional. Además, por esas mismas fechas, se produjo la huelga general de obreros ferroviarios que tuvo cierto seguimiento en algunos puntos del Alentejo (Beja, Montemor-o-Novo, Estremoz).37 Semanas más tarde, ya en agosto, se repitieron otros mítines por las subsistencias en Estremoz y también en São Cristóvão y Escoural, ambas pedanías del municipio de Montemor-o-Novo.38
- 39 Respectivamente en VP, 22-9-1918; FS, 22-9-1918; JE, 21-9-1918.
- 40 FS, 19-9-1918, 22-9-1918; DS, 19-9-1918, 22-9-1918; M, 22-9-1918.
33El objetivo último de la UON era organizar el día 15 de septiembre numerosos mítines públicos simultáneos a lo largo del país para protestar por la carestía de las subsistencias. Sin embargo, estos mítines fueron prohibidos por el gobierno de Sidónio Pais bajo la excusa de prevenir el peligro rojo y la organización de soviets entre los trabajadores rurales (Pereira 1971, 41; Cabral 1979, 388). La citada prohibición no impidió que las asociaciones obreras realizaran ese día actos en sus sedes donde protestaron ya no sólo contra la carestía, sino también contra la prohibición del gobierno, como ocurrió en Évora, Montemor-o-Novo, Vendas Novas, Escoural y, ya el día 16, en Estremoz.39 No obstante, como era de esperar, el desacato a la orden del gobierno produjo algunos conflictos entre obreros y fuerzas del orden, y en Montemor-o-Novo la jornada terminó con la intervención violenta de la GNR que se saldó con la muerte de tres obreros.40
34Tras los sucesos del 15 de septiembre, la UON quiso redoblar sus esfuerzos para articular un movimiento nacional de protesta, y convocó una huelga general contra la carestía de los géneros alimenticios para el día 18 de noviembre. Para preparar el paro, la UON envió delegados por todo el país, incluidas las zonas rurales del Alentejo y del Algarve. La implicación de la UON en la preparación de esta protesta fue tal que se puede considerar que la huelga del 18 de noviembre fue la mejor preparada de la historia del movimiento obrero portugués hasta aquel momento (Pereira 1971, 41). Sin embargo, el día 11 se produjo un giro radical en los acontecimientos internacionales: se proclamó el armisticio de la Gran Guerra. Desaparecía, por tanto, la que se consideraba la principal causa del problema de las subsistencias. Este hecho, unido a otros problemas que abrumaban a la sociedad portuguesa (especialmente la epidemia de gripe española), provocó que la huelga del 18 de noviembre fracasara en la mayor parte del país.
- 41 Évora (NE, 26-11-1918; VP, 28-11-1918); Beja (FB, 28-11-1918); Serpa, Moura y Odemira (B, 5-12-1918 (...)
- 42 También en FB, 28-11-1918; 19-12-1918; P, 30-11-1918, 14-12-1918.
35En el Alentejo la huelga tuvo un seguimiento irregular. En Évora, grupos de trabajadores rurales protagonizaron algunas coacciones y, durante la noche, hubo enfrentamientos con la fuerza pública y lanzamiento de bombas. En Beja, los obreros ferroviarios lograron paralizar varios trenes y los trabajadores rurales practicaron coacciones en cortijos de los alrededores. La huelga también tuvo repercusión entre trabajadores rurales de algunos municipios de Beja, como Serpa, Moura y Odemira.41 Los episodios más graves ocurrieron en este último municipio, concretamente en la aldea de Vale de Santiago. Según la prensa, el vecindario se reunió en la plaza al repique de las campanas y, posteriormente, se realizaron asaltos a almacenes y fincas entre vivas a la huelga general y a los soviets portugueses (Rocha y Labaredas 1982).42
36Estas consignas causaron gran alarma entre la opinión pública regional y nacional, sobre todo cuando se rememoraban los antecedentes de la revolución Rusa. Sin embargo, en nuestra opinión, éste fue un alarmismo artificial que, nos atrevemos a decir, tuvo mucho que ver con la propaganda de un régimen que desde hacía meses venía buscando soviets en Portugal (Telo 1977, 182). Recordemos que ésa fue la excusa para prohibir los mítines organizados por la UON en septiembre, cuando el propio ministro de Interior, João Tamagnini, advirtió de la “existência de ‘soviets’ organizados entre os trabalhadores rurais do Alentejo”.43 De hecho, si nos atenemos a las descripciones que hacen los periódicos consultados (los cuales ni siquiera hacen referencia a ocupaciones de tierras), los sucesos de Vale de Santiago no distan mucho de los ocurridos en Reguengos en enero de 1916, en Beja en junio de 1917 o en Estremoz en julio de 1918.
37Gritos revolucionarios aparte, en todos estos episodios los vecinos se reunieron al repique de las campanas, asaltaron almacenes y tiendas y se enfrentaron con las fuerzas del orden, incluso utilizando armas de fuego, del mismo modo que había ocurrido en Europa y Portugal a lo largo de todo el siglo XIX cuando estallaban motines de subsistencias. En base a la supuesta organización de soviets, el gobierno de Sidónio Pais transformó una protesta por las subsistencias, similar a otras muchas que ocurrieron durante aquellos años en el Alentejo, en una huelga revolucionaria, y con ello justificó la represión contra los trabajadores anarquistas del distrito de Beja,44 que, como sucedió con otras acciones de represión ejercidas por aquellos meses, buscaba diezmar la oposición al régimen (Telo 1977, 180-189).
38A lo largo de las páginas anteriores hemos podido ver a través del ejemplo del Alentejo durante la Gran Guerra, cómo a principios del siglo XX los motines populares todavía tenían suma importancia en el repertorio de acción colectiva de las clases populares portuguesas. Del mismo modo que sucedía en otros países europeos escasamente industrializados, en Portugal convivieron expresiones de protesta colectiva tanto de carácter tradicional (motines) como otras más modernas (mítines, huelgas) durante buena parte del primer tercio del siglo XX. En concreto, la utilización del motín popular como expresión de protesta colectiva tuvo especial incidencia como consecuencia de los problemas de subsistencias surgidos durante la Gran Guerra.
39Como muestra el caso del Alentejo, los tumultos y disturbios en protesta por las subsistencias no sólo no se concentraron a las grandes ciudades del país, sino que se extendieron a regiones rurales del interior, afectando a pequeñas villas y aldeas. Asimismo hemos podido comprobar que dichas protestas no se limitaron a los episodios concretos de la Revolución de la Patata, sino que se reprodujeron de forma recurrente durante los últimos años que duró la conflagración bélica. En el caso específico del Alentejo hemos visto que se sucedieron importantes oleadas de amotinamientos por las subsistencias en el invierno de 1916, la primavera/verano de 1917 y el verano de 1918.
40Además, y a tenor de los episodios descritos en el texto, no podemos decir que estos motines populares fueran espontáneos, irracionales y fruto de la desesperación de un momento dado. Como ya han mostrado diversos autores que han estudiado estas expresiones de protesta en otros países y otros períodos, y nosotros también hemos podido ver a través del análisis de algunos casos producidos en el Alentejo, los grupos de personas se reunieron en los espacios públicos y negociaron sus demandas con las autoridades durante los días previos a los asaltos y enfrentamientos con la fuerza pública. Incluso cuando las negociaciones fracasaban y se producía una protesta violenta, ésta no era improvisada, sino que seguía unas pautas estratégicas aprehendidas y similares a las que habían sido utilizadas en multitud de ocasiones a lo largo de los siglos anteriores.
41Sin embargo, que las protestas no fueran espontáneas, no supone que irremediablemente estuvieran ligadas a la acción del movimiento obrero. La mayor parte de los motines de subsistencias que se produjeron en el Alentejo durante la Gran Guerra se realizaron al margen de las asociaciones obreras, fueron impulsados por el pueblo y se organizaron en los ámbitos de sociabilidad informal tradicional. Es más, en aquellos amotinamientos en los que sí hubo presencia de asociaciones obreras, como ocurrió en Évora y São Manços en enero de 1916, sus integrantes participaron al margen de las directrices de las organizaciones obreras nacionales, las cuales no tardaron en manifestar públicamente su repulsa a esas simples zaragatas.
42Las asociaciones obreras del Alentejo articularon mayoritariamente una estrategia de carácter pacífico y negociador (mediante comisiones de obreros y mítines públicos) para protestar por la cuestión de las subsistencias. Esta estrategia conciliadora se mantuvo incluso cuando intentaron organizar un movimiento de protesta a nivel nacional, como fueron los mítines convocados para el 15 de septiembre de 1918. Sólo tras la represión de estos mítines, el movimiento obrero portugués planteó conflictos abiertos con la convocatoria de la huelga general del 18 de noviembre de 1918. Pero ello fue en una fecha tan tardía que la guerra ya había terminado y, con ella, la principal causa de la crisis de subsistencias que sufría por aquel entonces Europa y Portugal.
43Este trabajo está financiado por fondos FEDER, en el ámbito del nuevo acuerdo de colaboración PT2020 y por Fondos Nacionales a través de la FCT/MEC – Fundação para a Ciência e a Tecnologia, en el ámbito del proyecto UID/HIS/00057 – POCI-01-0145-FEDER-007702.