SCHWARTZ, Rosalie, Pleasure Island. Tourism and Temptation in Cuba.
SCHWARTZ, Rosalie, Pleasure Island. Tourism and Temptation in Cuba, Lincoln, University of Nebraska Press, 1997, xxiii, 239 pp.
Texto completo
1Este libro analiza el tema del turismo en Cuba durante el siglo XX y cómo el cambio de valores en los Estados Unidos, de una cultura centrada en el trabajo y la frugalidad a una cultura de trabajo durante casi todo el año para relajarse totalmente en unas semanas de vacaciones, transformó a la isla en una Meca turística.
2Desde comienzos del siglo XX, La Habana fue percibida en los Estados Unidos como un destino tropical, una ciudad “latina” hecha para el romance. El mismo gobierno cubano inventó “tradiciones” exóticas para vender a los turistas; así, para finales de los años 20 los carnavales de La Habana se habían tornado en una construcción cultural artificial. Además, el gobierno cubano realizó una serie de obras públicas que convirtieron a La Habana en un lugar cómodo y seguro para el turista. Se construyeron casinos, hipódromos, campos de golf, hoteles lujosos y un club de yates. Schwartz describe la expansión urbana de La Habana en las primeras décadas del siglo XX, las negociaciones y negociados en las obras públicas, y las historias de los empresarios del turismo tanto cubanos como extranjeros.
3Sumados a las construcciones en infraestructura, fueron claves en impulsar el turismo norteamericano en Cuba la prohibición del licor en los Estados Unidos a partir de 1919 y un huracán que devastó a Miami en septiembre de 1926. Muchos norteamericanos ricos construyeron sus casas de invierno en los alrededores de La Habana y se integraron a la elite habanera a través del Country Club local. Además, las visitas de celebrities de los Estados Unidos se volvieron muy comunes.
4La Gran Depresión recortó el turismo el cual empezó a recuperarse hacia mediados de la década de los años 30. Durante la Segunda Guerra Mundial el turismo cayó nuevamente. Después de la guerra, el turismo norteamericano en América Latina resurgió como parte de una estrategia de desarrollo: los dólares gastados por los turistas serían reciclados por los latinoamericanos en productos de los Estados Unidos. El Export-Import Bank y el Banco Mundial extendieron créditos para construcción de infraestructura turística en América Latina. Todo esto trajo competencia al turismo cubano por parte del turismo en México y el Caribe. Sin embargo, y debido a los altos ingresos del ciudadano norteamericano promedio, el turismo en Cuba se recuperó aunque apenas superó el pico previo a la Segunda Guerra Mundial.
5Los programas de televisión y shows de los años 50 en los Estados Unidos reafirmaron la imagen de Cuba: romance para las mujeres, romance y/o sexo para los hombres. Hubo una proliferación de casinos, teatros y cabarets en La Habana durante esa década. Para ese entonces había alrededor de 10.000 prostitutas en la capital cubana.
6En cuanto a la influencia del bajo mundo en Cuba, ya para 1931 había en La Habana tráfico de opio, morfina y heroína. Meyer Lansky manejaba casinos desde los años 30. Al Capone abrió en 1928 un salón de billares en Marianao, distrito de turistas ricos. Los mafiosos norteamericanos manejaban los casinos con la complicidad de las autoridades cubanas, incluido Fulgencio Batista. Lansky y Batista se aliaron para construir más hoteles y casinos en los años 50. Los mafiosos eran socios de cuatro de los principales cinco casinos de La Habana. Sin embargo, la corrupción oficial local precedió a los mafiosos y no fueron estos últimos los que corrompieron la relación gobierno–negocios privados en Cuba.
7Pero la construcción de hoteles en los años previos a la Revolución no era simplemente el resultado del matrimonio entre el bajo mundo y el gobierno. Por ejemplo, El Habana Hilton, inaugurado en 1958, fue construido en buena parte gracias al fondo de pensiones de más de 6.000 trabajadores del sindicato de trabajadores culinarios, el Gastronómico.
8Para 1957, los ataques de la guerrilla liderada por Fidel Castro se incrementaron. Hubo batallas en las calles de La Habana, incluyendo un ataque al palacio presidencial. Además, se detonaron varias bombas en los hoteles. De otra parte, los rebeldes utilizaban argumentos con tono moralista contra los casinos y las máquinas traganíqueles como una forma de atacar a Batista.
9Una vez en el poder, y por consideraciones financieras, los revolucionarios tuvieron que olvidar sus condenas al turismo y al juego. Además, cuando algunos quisieron cerrar los casinos en 1959, los mismos trabajadores del sector turístico se opusieron argumentando la protección de sus empleos. Castro aceptó dejar los casinos abiertos para mantener los empleos y los ingresos. Incluso tuvo que seguir asociado por un tiempo con los mafiosos quienes sabían cómo administrar los hoteles y los casinos. Asimismo, Castro fomentó campañas publicitarias para atraer turistas norteamericanos a Cuba. Igualmente, ofreció toda su colaboración a los miles de delegados de ASTA, American Society of Travel Agents, en su convención en La Habana en 1959.
10De todas formas, la Revolución y sus abusos empezaron a espantar a los turistas. El Habana Riviera de Lansky cerró sus puertas en 1960, no por razones moralistas de los revolucionarios sino porque sencillamente quebró por falta de clientes. Los turistas prefirieron lugares más tranquilos en el Caribe. El turismo en Cuba desapareció unos meses antes de que Castro nacionalizara las propiedades norteamericanas en la isla en octubre de 1960.
11A partir de la década de los años 80 se ha dado un nuevo ciclo de turismo en Cuba. Éste es visto como la salvación económica de la isla y viene acompañado por un gran esfuerzo del gobierno comunista para fomentarlo. El derrumbe de la Unión Soviética, que subsidiaba la economía cubana pagando precios muy favorables por el azúcar, hizo el turismo aún más imperativo y se han creado estímulos a la inversión extranjera en el sector.
12Como ocurrió en el pasado, el actual gobierno explota –y fabrica- “tradiciones” culturales supuestamente africanas e indígenas para atraer a los turistas. Al mismo tiempo los cubanos comunes y corrientes son sometidos a un nuevo apartheid que los discrimina en las playas y hoteles utilizados por los visitantes extranjeros. Además, la prostitución ha aumentado, sobre todo después de que se legalizó la posesión de dólares en la isla.
13Este es un libro interesante que cubre fuentes impresas tanto cubanas como norteamericanas y archivos públicos y privados en los Estados Unidos, como archivos oficiales en La Habana. El mensaje de la autora es que dada la naturaleza del negocio del turismo, su racionalidad en la Cuba comunista de hoy es muy similar a la que se dio en la Cuba prerrevolucionaria.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Eduardo Sáenz Rovner, «SCHWARTZ, Rosalie, Pleasure Island. Tourism and Temptation in Cuba.», Historia Crítica [En línea], 22 | 2001, Publicado el 01 agosto 2024, consultado el 10 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/histcrit/38888
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