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Reseñas

Michel Vovelle. La mentalité revolutionnairé.

Paris, Messidor, Editions Sociales, 1985
Isabel Clemente
Referência(s):

Michel Vovelle. La mentalité revolutionnairé Paris, Messidor, Editions Sociales, 1985

Texto integral

1La mentalidad revolucionaría representa una contribución singular a una nueva concepción de la historia de las mentalidades: implica, en primer término, una superación de la identificación historia de las mentalidades-larga duración que, a partir del célebre artículo de Fernand Braudel, aparecía como el marco necesario de las investigaciones en este campo. Frente a la definición de Braudel de las mentalidades como “prisiones de larga duración” y playas de la historia casi inmóvil, Vovelle valoriza el acontecimiento fundador, en este caso, la revolución como instancia de creatividad en el dominio de lo mental.

2En segundo término, implica una ruptura con el concepto de “mentalidad colectiva” considerada por el autor como noción reductora y mistificadora, que supone un clima común, un espíritu colectivo de la época, una noción “interclasista” (según la expresión de Ginzburg), una idea que menos que ninguna otra tolera una revolución, la cual por el contrario, constituye un momento de tensión y de oposiciones de clase.

3En tercer término, la originalidad del trabajo de Vovelle radica en la revalorización de la cultura popular, la cual en los tratamientos de otros historiadores aparecía como el dominio privilegiado de las inercias, de la estática y de la reacción al cambio, marcada por un estereotipo del cual daba claramente cuenta el vocabulario: “furores”, terrores pánicos, fuerza mágica. Contra esta identidad arcaizante de lo popular, Vovelle rescata su capacidad creativa e innovadora y concentra su análisis en la generación de valores y de lenguajes nuevos “al calor” del movimiento revolucionario, allí donde otros han visto únicamente la simple perpetuación de tradiciones milenarias.

4Uno de los aportes más valiosos del texto reside en la minuciosa referencia del marco historiográfico del cual ha partido el autor. Empeñado en una justificación de la validez de una historia de las mentalidades de la Revolución Francesa, Vovelle parte de un balance que revela las razones de la antigua desconfianza de la historiografía de tradición jacobina y de orientación revolucionaria, frente a planteamientos de signo conservador (o aún contrarrevolucionario) y alimentados no pocas veces con fórmulas pseudo-científicas tales como ciertos análisis antropomorfistas en boga a comienzos del siglo (en el estudio de las muchedumbres revolucionarias) o como ciertas explicaciones de corte pavloviano. En este sentido, el trabajo de Vovelle cumple también una ruptura con la tradicional desconfianza de los historiadores marxistas hacia la historia de las mentalidades, aun cuando los más grandes entre ellos y dedicados al estudio de la revolución, Georges Lefebvre y Albert Soboul, son en la consideración de Vovelle, los “padres fundadores” de la historia de la mentalidad revolucionaria, el primero con su artículo “Foules révolutionnaires” publicado en 1932 y, sobre todo, con La Grande Peur; el segundo, con su trabajo Les Sans-culottes parisiens en L’ an II. Mouvement populaire et gouvernement révolutionnaire (1793-1794)

5Además, la obra de Rudé sobre las multitudes en la Revolución Francesa proporciona a Vovelle un modelo interpretativo aplicado al caso marselles y en general al Midi. Por otro lado, los estudios de Claude Mazauric sobre el movimiento jacobino son seguidos de cerca en la construcción de una periodización para esta corriente revolucionaria. Estas consideraciones significan que el autor se sitúa en estrecha continuidad con la historiografía marxista de la revolución francesa. Sin embargo, su incursión en otras vertientes le ha permitido, en una medida importante, construir y desarrollar su método de análisis de las mentalidades. Vovelle valoriza particularmente la historia literaria, los trabajos de Paul Hazard y sobre todo de Daniel Mornet, cuyo libro, Los orígenes intelectuales de la Revolución Francesa, constituye un clásico de referencia obligada y aún no superado. Son también significativas para Vovelle, las contribuciones de Philippe Aries y sus estudios sobre la infancia; de Michael Foucault; de Mikhail Bakhtin y su estudio del universo rabelaisiano de cultura popular, de Maurice Agulhon y su texto Pénitents et Franc-maqons.

6El análisis de Vovelle sobre la mentalidad revolucionaria otorga un lugar importante a las herencias culturales de larga duración y a las más recientes del movimiento de las Luces, pero se concentra de preferencia en la creación de actitudes, conceptos y valores nuevos, insiste en la creatividad revolucionaria, vivamente sentida por otra parte por los mismos contemporáneos y actores de la Revolución: ésta aparece así en la pluma de Vovelle como una auténtica “revolución cultural”.

7Su abordaje se distancia por igual de las explicaciones unitarias que establecían una causa primera de la revolución (la alteración de los valores tradicionales como secuela del filosofismo, entre los historiadores conservadores, el progreso del individualismo y el retroceso de la superstición como resultado de la difusión de las luces, entre los liberales) y de las explicaciones mecanicistas de lo mental como una realidad determinada por condiciones demográficas y económicas (p. 53).

8Vovelle concluye que no se puede reducir el lugar de las sensibilidades colectivas a un rol epifenoménico puesto que tienen dentro de las superestructuras ideológicas un lugar propio.

9Por otro lado, Vovelle rechaza de plano el modelo difusionista que reducía la explicación de la sensibilidad colectiva por la transmisión vertical de un modelo elitista, simplificado y vulgarizado a nivel popular: por el contrario, el autor insiste en la elaboración de modelos de comportamiento y valores propios, muchos de ellos como reelaboración de formas antiguas y otros como creaciones innovadoras, dentro de lo que el texto denomina la “Superación dialéctica de las herencias recibidas”(p. 27).

10Dentro de estas coordenadas, el autor aborda el estudio de las manifestaciones de la mentalidad revolucionaria: el miedo y su transformación política en el mito del complot; la muchedumbre urbana, provincial y campesina; la violencia en su proceso de mutación desde la explosión espontánea hasta las formas institucionalizadas del Terror y los Tribunales revolucionarios, a través de un proceso de creciente organización y teorización por parte de un movimiento sansculotte gradualmente politizado, que llega a justificar la violencia en términos de necesidad histórica y de defensa legítima de la revolución.

11Una parte muy importante del texto está dedicada a lo que Vovelle denomina el “Homo Novus” revolucionario. A través del examen de ciertas nociones, pueblo, fraternidad, igualdad, felicidad, del análisis sociológico del grupo sansculotte y sus organizaciones (asambleas seccionarías estudiadas en París por Soboul y en Marsella por Vovelle) el autor saca a luz un tipo humano nuevo: el militante, cuyo perfil social y grado de activismo se fijan con precisión, (p. 117)

12Pero es sobre todo el examen del héroe revolucionario y las modalidades diversas de la heroización una de las contribuciones más interesantes del texto: de la desconfianza por las glorias sospechosas de pretensiones cesaristas hasta la construcción de la trinidad de mártires revolucionarios y la exaltación de los héroes-niños se desenvuelve una peripecia que sufre una corte en Thermidor.

13En el estudio de las formas de la sociabilidad revolucionaria, de la fiesta de la religión y los cultos, de la vida cotidiana y las costumbres, del amor y de la muerte, el autor establece los elementos novedosos que la revolución crea, al lado de las supervivencias y de las’ ‘relecturas” de formas antiguas: la fiesta con sus escenarios, sus imágenes, sus discursos y su música, como expresión de un nuevo ideal de la sociedad y del mundo, de la imagen de la mujer y del niño, en un proceso de mutación que examina desde los comienzos de la revolución hasta el fin del Directorio; las escenografías neo-clásicas y las referencias a Grecia y Roma; la religiosidad revolucionaria manifiesta tanto en un movimiento descristianizador de fuerte arraigo popular, en el carnaval y en el culto a las Diosas-Razón como en los cultos oficiales del Ser Supremo y de los mártires, las fiestas decadarias y la teofilantropía del Directorio; los nuevos valores del compromiso político, la fraternidad y la felicidad: el sentido de la vida breve, la laicización de la familia, el nuevo derecho sucesorio; los nuevos conceptos de pareja (la unión libre entre los sans-culottes) de la infancia y la juventud, de la mujer, en un discurso por momentos moralista y misógino; la nueva imagen de la muerte, ampliamente nutrida del lenguaje médico y expresada en nuevos rituales fúnebres seculares y recatados.

  • 1 La mentalité revolutionnaire. Pág. 267.

14Como resultado de estos análisis, Vovelle establece un balance revelador del cambio que la revolución introdujo en las mentalidades, ampliando el imaginario colectivo, la sensibilidad y la vida cotidiana del siglo siguiente, aun cuando el texto no escatima la consideración de las manifestaciones de la marginalidad y de la oposición ante el hecho revolucionario. Desde el punto de vista metodológico, el libro ofrece un modelo de tratamiento en la Historia de las mentalidades dentro de un cuadro de interrogaciones sobre los juegos de la larga duración secular y del tiempo corto de una revolución1.

15Las fuentes utilizadas incluyen una gama amplísima de documentos escritos y no escritos: declaraciones, proclamas, prensa, hojas sueltas, afiches, pintura neo-clásica, decoración de vajillas, cartas de juego, trajes y peinado (el corte “a la guillotina”) la música (canción revolucionaria e himno adaptado del canto gregoriano entre los vendeanos), la epigrafía, etc.

16Los procedimientos utilizados en la lectura de la documentación varían desde el análisis cuantitativo hasta el re-examen de la literatura tradicional y la hagiografía e incluyen de un modo destacado el análisis cualitativo de datos.

17La cuantificación de los registros electorales, los informes de asistencia a clubes y secciones, las curvas de la demografía histórica (sobre variables tales como el grado de compromiso político y del militantismo (e Inversamente, la magnitud de la marginalidad y del rechazo a la revolución) o el alcance de la recepción entre las gentes de la nueva legislación (el divorcio, o el derecho sucesorio, por ej.). Sobre estas bases, el autor construye una cartografía de Francia que revela la regionalización de las sociedades revolucionarias, de la emigración contrarrevolucionaria, del culto a los mártires de la libertad, del movimiento descristianizador y sus rechazos, etc. El análisis lexicográfico de las imágenes (aplicada tanto al arte popular y al grabado como a la gran pintura neoclásica) revela temas, conceptos (libertad, regeneración) valores a promover o a extirpar (fanatismo, superstición), la desaparición del viejo repertorio (la Pasión, los mártires cristianos, el Juicio final) y la irrupción de imágenes y símbolos tomados del clasicismo griego y romano (la pintura de David). El análisis de los contenidos simbólicos (escarapela, gorro frigio entre los grupos populares, el rosario y el corazón de Jesús entre los vendeanos) permite al autor establecer las formas y la evolución de los sentimientos de comunidad y la transición de las nociones (como la de “pueblo” que desde el “buen pueblo” de la concepción social del Antiguo Régimen evoluciona hacia la idea nueva de fraternidad igualitaria y culmina en la acepción restrictiva de pueblo por oposición a los poderosos).

18Finalmente, la lectura “en negativo” de las fuentes de la represión esclarece los comportamientos y actitudes y contribuye a la construcción de perfiles sociológicos.

19De esta manera el abordaje de Vovelle incorpora a la historia de las mentalidades la dimensión económica, social y demográfica sin incurrir en reduccionismos simplificadores ni en determinismos mecanicistas ni en un fácil “miserabilismo” que convierte la miseria en el motor único del comportamiento de las masas (P. 194): por el contrario se trata de un análisis extremadamente fino de los matices y por ello es su lectura especialmente sugestiva.

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Notas

1 La mentalité revolutionnaire. Pág. 267.

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Para citar este artigo

Referência eletrónica

Isabel Clemente, «Michel Vovelle. La mentalité revolutionnairé.»Historia Crítica [Online], 02 | 1989, posto online no dia 17 junho 2024, consultado o 04 dezembro 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/histcrit/28383

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Isabel Clemente

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