ROLDÁN, Mary, A sangre y fuego. La Violencia en Antioquia, 1946-1953.
ROLDÁN, Mary, A sangre y fuego. La Violencia en Antioquia, 1946-1953. Bogotá, Instituto Colombi Antropología e Historia, Banco de la República, 2003, 435 pp.
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1En este libro sobre la violencia de mediados del siglo XX en Antioquia, Mary Roldán señala que el mayor n de asesinatos entre 1949 y 1953 se dio en las zonas periféricas del departamento (Urabá, Bajo Cauca, No Magdalena Medio), no en los centros industriales o en las zonas cafeteras. Aunque las muertes por la Vi antes de 1950 sí se dieron en las zonas centrales de Antioquia, éstas ocurrieron en forma esporádica y en cantidad de lo que sucedería en las áreas periféricas antioqueñas desde 1949. En aquellas zonas donde el gobierno regional era fuerte y gozaba de legitimidad la violencia no fue una amenaza y generalmente logró evitarse manifestaciones extremas.
2El mérito de la obra consiste en mostrar las diferentes dinámicas y tiempos de la Violencia en diferentes regiones antioqueñas, enfatizando factores socioeconómicos, culturales e incluso étnicos, por encima de afilia partidistas. Los grupos conservadores de autodefensa, conocidos como “contrachusma” se salían de control incluso afectaban a terratenientes conservadores. En las zonas de frontera del departamento los pueblos con poblaciones no antioqueñas se identificaban con el líder Jorge Eliécer Gaitán, el Partido Liberal y las guerrillas liberales.
3Su análisis de la Violencia en las zonas periféricas basado en una sólida evidencia empírica, contrasta carencia de un análisis riguroso del papel de las elites económicas y políticas y su rol en ayudar a desata aprovechar incluso- la violencia partidista de mediados de siglo, tanto en el país como en Antioquia. Siguiendo caracterizaciones de la supuesta “Nueva” Historia colombiana, Roldán califica al presidente conservador antioqueño, y rico empresario, Mariano Ospina Pérez (1946-1950), como un político “moderado” que intento sin éxito concentrar su acción en asuntos “tecnocráticos” y no partidistas. Para la autora, los políticos que ayudaron a desatar la violencia en las zonas periféricas de Antioquia eran los políticos de rango medio, seguidores de La Gómez, conservador nacido en Bogotá.
4Infortunadamente, la autora ignora los nexos y alianzas de Ospina Pérez con políticos de extrema derecha, lo mismo que las reacciones partidistas conservadoras y extremas durante su gobierno, que llevaron a una represión militar y al establecimiento de una dictadura que cerró el Congreso, estableció la censura de limitó severamente los derechos constitucionales y propició la “elección” sin ninguna oposición de La Gómez como presidente para el periodo 1950-1954, sentando así las bases para los gobiernos autoritarios que gobernaron a Colombia durante casi una década.
5La autora idealiza a los líderes liberales y conservadores antioqueños, quienes supuestamente intervenían en política más por un deber cívico y no como resultado de lógicas- ambiciones. Esta caracterización se enmarca paralela a la construcción de imagen que la elite empresarial antioqueña ha cultivado –con mucho éxito- como “apolítica”, “moderada” y socialmente progresista. Varios académicos –por diferentes razones- han sucumbido ante esta idealización, e ignoran la evidencia empírica y la literatura secundaria que muestra una realidad bien d De hecho, para el periodo en cuestión, la elite empresarial antioqueña, por ejemplo –aliada con los supuestos políticos “moderados” conservadores- apoyó todas las medidas de fuerza de Ospina Pérez (incluyendo el cierre un Congreso dominado por el Partido Liberal que se oponía a otorgarle una protección incondicional a las em monopólicas industriales de origen antioqueño). Los ricos industriales antioqueños tenían también una alianza muy cercana con Laureano Gómez, quien se refugió entre ellos en Medellín después de las revueltas espontáneas dieron en todo el país luego del asesinato del político liberal Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948. Aún m periódico antioqueño 9 de abril, subvencionado por los industriales antioqueños, desató una campa persecución contra los “nueveabrileños” con artículos muy agresivos, como si existiese en el país un estado de guerra total.
6Curiosamente, el mismo Laureano Gómez, percibido por el Departamento de Estado de los Estados Unido un fascista que había estado a favor de las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial, “moderó” discurso antinorteamericano de décadas acercándose de manera incondicional a los Estados Unidos a partir de 1950, autorizando el envío de tropas colombianas a Corea y otorgando condiciones especiales al norteamericano, especialmente al petrolero. En el plano doméstico, Gómez llegó incluso a nombrar un gabinete con políticos del Partido Conservador de diferentes inclinaciones, y tuvo en los hermanos Gonzalo y Cipriano R Jaramillo la quintaesencia de la elite económica y política antioqueña, dos de sus más cercanos colaborador pregunto, ¿estas medidas de realismo político harían de Gómez un político “moderado” o tan sólo un pragmático no necesariamente encasillado en las dicotomías establecidas por la autora tales como “Ospina Pérez-La Gómez”, “antioqueños-no antioqueños”?
7Para otro ejemplo de su dicotomía “antioqueño-no antioqueño”, la autora señala que las directivas de la Fed Nacional de Comerciantes (FENALCO) en Medellín se dirigieron en 1949 al gobernador de Antioquia en forma muy crítica por la radicalización de las disputas políticas. Percibe Roldán esta posición de los comerciantes locales como parte de una supuesta tradición antioqueña. Tendríamos que anotar que el cuestionamiento al gobierno y a los p conservadores –tanto a nivel nacional como local- por parte de FENALCO se dio aún más claramente por par directiva nacional de FENALCO en Bogotá. No podemos olvidar que las posiciones económicas e ideológica comerciantes durante esos años se acercaban a las posiciones del Partido Liberal, mientras que la poderosa Aso Nacional de Industriales (ANDI), basada en Medellín, tenía posiciones que corrían por lo general paralelas a la conservadores.
8La autora menciona cómo a pesar de la Violencia, los negocios en Medellín prosperaron –como en el resto d y que el presidente de la ANDI señaló que la situación de Colombia en términos económicos era la mejor a p los conflictos políticos. Roldán menciona también la visión del mundo de la elite antioqueña que venía educación con los jesuitas en el Colegio de San Ignacio y en las dos universidades locales. Esta información, aunque interesante, ya había sido señalada en el pasado por la literatura sobre el tema.
9La autora limita su investigación empírica básicamente a archivos antioqueños que contienen información político. No trabaja archivos nacionales, ni archivos de las supuestas elites “moderadas” empresariales antioqueñas, ni buena parte de la literatura existente, lo que le hubiera proporcionado una visión totalmente diferente articulación de la Violencia entre el nivel regional y el nivel nacional, lo mismo que el papel de las elites políticas y empresariales en el clima político reinante en esos años. Esto también le habría evitado incurrir en una regionalista, y hasta cierto punto idealizada de la convulsionada historia moderna de Colombia.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Eduardo Sáenz Rovner, «ROLDÁN, Mary, A sangre y fuego. La Violencia en Antioquia, 1946-1953.», Historia Crítica [En línea], 26 | 2003, Publicado el 12 junio 2024, consultado el 09 noviembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/histcrit/25288
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