Editorial
Texte intégral
1Atendiendo la amable invitación de la Revue d'études benthamiennes, escribo este prólogo para el número especial de dicha Revista dedicado, especialmente, a la influencia que Bentham tuvo sobre Hispanoamérica.
2Esta edición especial está compuesta por cinco trabajos. El primero de ellos, titulado “La liberación de esclavos en Colombia: un proceso que no escapó a la influencia benthamista”, de la prof. Jacqueline Blanco, analiza cómo fue interpretado en Colombia el principio benthamista de la “auto-preferencia”, principio que fue usado como argumento central para exigir la liberación de los esclavos, lo que deja en claro el trasfondo económico y el utilitarismo que primó entre los discursos abolicionistas neogranadinos.
3El segundo artículo, bajo el título de “Jeremy Bentham y su influencia en el derecho privado de algunos países de América del Sur”, escrito por la prof. Aída Kemelmajer de Carlucci, relata la influencia que tuvo el pensamiento del jurista británico en la codificación del derecho privado de algunos países de América del Sur, en especial en la codificación argentina, dejando en claro el progresismo de Bentham para la época, su trabajo basado en la sospecha metódica, su afán de ser más práctico que teórico, su empeño en los detalles (con su propuesta de separar las partes de un problema para proponer una solución útil) y, finalmente, su espíritu reformista sin que podamos creer, por ello, que el autor inglés odiaba, per se, el pasado.
4El tercer trabajo, que se denomina “Jeremy Bentham’s Spanish American Utopia”, de la prof. Annie L. Cot, analiza, con base en la propuesta de Bentham de un canal interoceánico que comunicase el mar caribe con el océano atlántico, cómo el jurista inglés fue un constructor de utopías para Hispanoamérica, proyectos que en su gran mayoría quedaron solo en el papel a pesar de la fama de su autor, pero que inspiraron y promovieron la imaginación de decenas de líderes regionales quienes ayudaron en la consolidaron las nacientes repúblicas latinoamericanas. Además, dichos proyectos ponen de manifiesto la preocupación de Bentham por estas tierras que apenas empezaban su trasegar como repúblicas independientes.
5El cuarto texto, titulado “La metáfora de la representación: influencia benthamiana en el parlamentarismo mexicano decimonónico”, del prof. Juan Carlos Abreu y Abreu, explica la fuerte influencia que tuvo el jurista inglés entre los liberales mexicanos de principios del siglo XIX, en especial al momento de instaurar el principio de representación parlamentaria, principio que terminó jugando a favor de las élites criollas y en contra de los demás estamentos sociales.
6El quinto trabajo, llamado “La «secta benthamista» o el «filántropo ardiente»: Bentham en el discurso científico, jurídico y penal cubano del siglo XIX”, del prof. Adrián Cabrera, expone la influencia del jurista inglés en el discurso científico social, en general, y en el discurso jurídico-penal cubano, en especial, a lo largo del siglo XIX, para mostrar cómo se utilizó o se rechazó interesadamente a este autor para ciertos fines específicos (estratégicos) de los intelectuales de aquella isla del Caribe.
- 1 Incluso, la idea de que había una “secta benthamista”, como si fuese una especie de masonería, que (...)
7Estos cinco trabajos ayudarán, sin duda alguna, a una mejor comprensión de cómo Bentham influyó en algunos intelectuales y políticos hispanoamericanos, a un punto tal que varios de sus seguidores se comportaron como si fuesen miembros de una secta ilustrada1, o cómo fue rechazado por otros, en especial por parte de conservadores y clericales, rechazo que, en no pocos casos, rayó con el fanatismo. Es impresionante, para los que hemos estudiado el tema, esos amores y odios tan intensos que dicho filósofo y jurista generó tanto en su entorno próximo como en tierras lejanas, pero amores y odios apasionados que no impidieron que los mensajes de Bentham fuesen reconstruidos, algunas veces sin respetar el sistema de pensamiento del autor, según los intereses y las disputas locales. Sobra advertir que el propio Bentham, además de sentirse lisonjeado, pues la polémica no le molestaba en modo alguno, habría rechazado a unos por su exceso (por el dogmatismo en sus lecturas, a favor o en contra) y otros por su defecto (la reconstrucción de las ramas sin atender bien la estructura del tronco y las raíces).
8Por esta particularidad, la de un autor tan famoso en el mundo entero y leído para innumerables temas, en una época con limitantes para la circulación de ideas y textos (a diferencia de la actualidad), es más que entendible por qué es un punto común en los estudiosos de la primera mitad del siglo XIX mencionar a Bentham al momento de referirse a casi todos los ámbitos políticos y culturales del momento.
9Ante esta particularidad, es comprensible que exista tanta literatura especializada sobre la obra de Bentham y sobre su recepción en todos los rincones del mundo, literatura que, grosso modo, arroja un común denominador: Bentham fue un reformador progresista como pocos en la historia, famoso hasta más no poder, pero que no fue seguido irrestrictamente (¿acaso esto es posible?), sino reconstruido según los intereses de los intermediarios culturales (como los editores, los traductores, etc.) y los debates locales de sus lectores.
- 2 Darnton acuña el concepto de “efecto libro” para señalar que el mundo editorial (que va más allá de (...)
- 3 “Entender la teoría como una caja de herramientas quiere decir que no se trata de construir un sist (...)
10Claro está que alguien podría pensar, ingenuamente, que el tema ya está agotado por todos los estudios que hay al respecto, tanto de la obra benthamiana como de su recepción en el mundo hispanoamericano, que es lo que ocupa a este número especial de la Revista. Pero, a pesar de tanta tinta y papel, no se ha llegado a dar cuenta de todo lo que este jurista inglés dijo e hizo, ni del impacto que generó a este lado del Atlántico, por varios motivos, entre los cuales resaltamos tres, que podrían (y deberían) generar una renovación necesaria en la temática. El primero de ellos es porque la mayoría de los trabajos hechos sobre Bentham se han basado en sus libros y tratados, que son cosa ya por sí bastante compleja, pero no tanto en su abultadísima correspondencia, ni en sus manuscritos no publicados, que poco a poco salen a flote y que nos están arrojando otra mirada del jurista inglés, una que deja en claro que más que un autor de libros, Bentham fue un encomiable y amistoso corresponsal, uno que dejó parte de sus ideas y de su espíritu en cada carta que respondió, y muchas de sus cartas tuvieron como destinatario a hispanoamericanos o versaron sobre asuntos hispanoamericanos. Ahora, sin confundir el efecto socio-político de los libros con el de la correspondencia2, podría decirse, con alguna razón, que sus tratados en realidad terminan siendo construcciones generales de ideas articuladas de forma más compleja, ideas que tomaron forma, entre otras cosas, por la correspondencia recibida y enviada, obedeciendo así a la lógica sincopada propia del género epistolar, lo que supone de los investigadores, que incursionen en esta nueva línea que ahora se abre, comprender el proceso de secularización de la lecto-escritura desde la última mitad del siglo XVIII, así como las particularidades de la correspondencia y su influencia entre los grupos políticos y culturales hispanoamericanos de la época que la recibían y la despachaban, ya que la transformación de las prácticas sociales de la lecto-escritura y del género epistolar fueron tremendos motores de ideas que luego se convirtieron en hechos políticos, como una “coffre a outils”, siguiendo la metáfora foucaultiana3, muy diferente a la forma en que es emitida, circulada y recibida la correspondencia (física o electrónica) hoy en día.
- 4 Phillip Schofield, citado por Martínez, Rusbel, “La primera controversia sobre el utilitarismo en C (...)
- 5 Verbigracias: Gómez, Cristina, Navegar con libros. El comercio de libros entre España y Nueva Españ (...)
- 6 Como afirma Bourdieu, el intermediario entre el autor y el lector, en este caso el editor, “tiene e (...)
11El segundo motivo es que la mayoría de los trabajos han puesto en un segundo plano los traductores, los libreros y las imprentas que sirvieron de filtro (por no decir de censuradores o cercenadores) de las ideas benthamianas, lo que exige ver la recepción de dicho filósofo y jurista en Hispanoamérica no como una línea en una sola dirección (Bentham hacia el lector hispanoamericano), sino como un triángulo con flujos continuos, aunque de intensidad variable, entre los tres extremos (Bentham, intermediarios –como los editores, los traductores, los compiladores, los libreros, etc.– y el lector hispanoamericano). A fin de cuentas, como nos lo recuerda Schofield, “Bentham era conocido en el mundo hispanohablante no por sus escritos originales en inglés, sino, más bien, en reseñas de sus obras producidas en francés elegante por su traductor genovés y editor, Étienne Dumont (1759-1829), y en las traducciones españolas del inglés de Bentham o, de manera más importante, del francés de Dumont”4. Lo anterior exige a los investigadores reconocer las particularidades de la circulación de ideas en general y del comercio de libros en especial durante la primera mitad del siglo XIX5, para comprender así el fuerte protagonismo de los intermediarios no solo en la distribución de las ideas y las obras, sino también en la transformación de las mismas, ya que estos intermediarios fueron factores claves en la difusión de ciertos temas que fueron amplificados (a favor o en contra) por los lectores, al seleccionar algunos textos o apartados dejando a otros en el olvido, al impulsar ciertas problemáticas sobre otras y al circular (los textos y las problemáticas) entre ciertos lectores que, por esa vinculación en aquel momento entre intelectualidad y poder, estaban llamados a determinar el espacio de lo público6. Y este proceso de transformación y adaptación de la obra de Bentham, empezada por los intermediarios y culminada por los lectores, se dio en buena medida porque estamos ante una época donde la fidelidad de la fuente no era tan bien valorada como lo puede ser en la actualidad, mutaciones que se consideraron necesarias para acceder de mejor manera al mercado americano de ideas y libros, que era diferente del europeo.
- 7 Esto es, sobre las relaciones y los límites entre el Estado y la Iglesia.
- 8 Mannori, Luca y Sordi, Bernardo, Storia del diritto amministrativo, 2.ª ed. (Roma-Bari, Laterza, 20 (...)
12El tercer motivo es que la mayoría de los trabajos en relación con la recepción hispanoamericana de Bentham se han centrado en resaltar la aceptación o el rechazo de sus ideas filosóficas (es decir, del utilitarismo moral) en grupos intelectuales políticos y religiosos, fundamentalmente en lo que atañe al debate sobre la “cuestión religiosa”7, sobre si la lógica utilitaria debía o no regir la “ciencia de la policía”8 (la de la administración pública) o sobre si debían o no usarse ciertas obras del inglés como manuales para la educación universitaria, en especial para la formación de filósofos y abogados, durante los primeros años de las repúblicas hispanoamericanas; pero queda aún mucho por decir sobre la recepción de sus ideas jurídicas en los debates entre los que se veían más como juristas que como políticos o religiosos, tarea que le corresponderá realizar a los iushistoriadores.
13Por estos tres motivos, entre otros que pueden esgrimirse, los estudios sobre Bentham siguen vigentes, y lo seguirán por mucho tiempo más. De esta manera, cambiando en alguna medida el foco de observación, aparecerán nuevos temas y nuevas ideas sobre Bentham y, especialmente, sobre su inmensa fama en Hispanoamérica, como ángel (según sus fanáticos), como demonio (según los conservadores y la iglesia) o como hombre (según los moderados).
Notes
1 Incluso, la idea de que había una “secta benthamista”, como si fuese una especie de masonería, que aglutinaría a los discípulos ortodoxos y a los lectores recalcitrantes, circuló en muchos contextos geográficos de la época, como la propia Inglaterra. Ver, por ejemplo, Colomer, Josep, “Teoría de la democracia en el utilitarismo (en torno al pensamiento político de Jeremy Bentham)”, en Revista de Estudios Políticos, 57 (1987), pp. 7-30 (especialmente, p. 25).
2 Darnton acuña el concepto de “efecto libro” para señalar que el mundo editorial (que va más allá del autor, pues incluye al editor, al traductor, al librero, etc.) tiene efectos que operan de manera diferente respecto a otros géneros de la producción bibliográfica como las revistas, la prensa o la correspondencia. El libro tiene la capacidad de ofrecerse como un producto cultural que perdura en el tiempo (que no se desactualiza tan rápido en sus contenidos); que plantea mensajes articulados explicados bajo el supuesto de que es, en sí mismo, un sistema amplio de sentido; y que desarrolla de mejor manera unas ideas. Por esto, el libro, especialmente para la época a la que nos referimos, se planteó como la cima de los productos culturales entre los grupos intelectuales (que en aquel entonces tenían un mayor acceso al poder que en la actualidad) a diferencia de otros géneros que tenían como objetivo un público más amplio (la famosa “opinión pública”). Sin embargo, a pesar de la mayor legitimidad cultural que ofrecía el libro en aquellos momentos, la correspondencia, menos estudiada que el libro, jugó un rol importante en la construcción, la emisión, la recepción y la puesta en marcha de muchas ideas liberales, revolucionarias y reformistas, según el caso. Darnton, Robert, Los best Sellers prohibidos en Francia antes de la revolución, trad. Antonio Saborit (Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008), pp. 273-196 (capítulo “Redes de comunicación”). Darnton, Robert. “La France, ton café fout le camp!: De l’histoire du livre à l’histoire de la communication”, en Actes de la recherche en sciences sociales, 100 (1993), pp. 16-26.
3 “Entender la teoría como una caja de herramientas quiere decir que no se trata de construir un sistema sino un instrumento; una lógica propia a las relaciones de poder y a las luchas que se comprometen alrededor de ellas; que esta búsqueda no puede hacerse más que poco a poco, a partir de una reflexión (necesariamente histórica en algunas de sus dimensiones) sobre situaciones dadas”. Foucault, Michel, “Poderes y estrategias” (1977), en Foucault, Michel, Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones, Trad. Miguel Morey (Madrid, Alianza Editorial, 2000), p. 85.
4 Phillip Schofield, citado por Martínez, Rusbel, “La primera controversia sobre el utilitarismo en Colombia (1825-1836): disputa por el control de los fundamentos filosóficos del derecho”, en Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 44/ 121 (2014), pp. 721-766 (especialmente pp. 756-757, notas 19 y 20).
5 Verbigracias: Gómez, Cristina, Navegar con libros. El comercio de libros entre España y Nueva España (1750-1820) (Madrid, UNAM/Trama, 2011), 173p.
6 Como afirma Bourdieu, el intermediario entre el autor y el lector, en este caso el editor, “tiene el poder totalmente extraordinario de asegurar la publicación, es decir, de hacer acceder un texto y un autor a la existencia pública (Öffentlichkeit), conocido y reconocido” Bourdieu, Pierre, “Una revolución conservadora en la edición”, en Bourdieu, Pierre, Intelectuales, política y poder (Buenos Aires, Eudeba, 2000), p. 223.
7 Esto es, sobre las relaciones y los límites entre el Estado y la Iglesia.
8 Mannori, Luca y Sordi, Bernardo, Storia del diritto amministrativo, 2.ª ed. (Roma-Bari, Laterza, 2003), pp. 127-167.
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Référence électronique
Andrés Botero Bernal, « Editorial », Revue d’études benthamiennes [En ligne], 17 | 2020, mis en ligne le 30 septembre 2020, consulté le 21 mars 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/etudes-benthamiennes/7282 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/etudes-benthamiennes.7282
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