Josep Rubió i Cabeceran, Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès1
Josep Rubió i Cabeceran, Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès, edició a cura d’Elisenda Barbé i Pou, Valls, Cossetània Edicions, 2010, 144 pp.
Testo integrale
Credits: Josep RUBIÓ i CABECERAN, Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès, edició a cura d’Elisenda BARBÉ i POU, Valls, Cossetània Edicions, 2010, 144 pp.
- 1 El libro está escrito en catalán aunque la traducción de las citas que aparecerán en la reseña es m (...)
1Sucede a menudo que la gloria de la historia se la llevan quienes menos sufrieron experiencias límite. En nuestra memoria colectiva aparecen grabados cientos de nombres que “la historia de los grandes hombres” y los libros académicos se han encargado de cincelar concienzudamente, sin embargo, ¿qué pasa con los cientos de protagonistas reales y anónimos de la historia? ¿Qué pasa con quienes no fueron líderes de nada, salvo de sus vidas y quizá de la de sus familias? ¿Merecen el olvido? ¿Acaso sus sufrimientos y sus testimonios valen menos que los de los protagonistas “oficiales” de la historia? Este es un libro que se enfrenta indirectamente a todas estas preguntas, saliendo airoso de todas ellas. Es un libro escrito por un desconocido protagonista de la historia; uno que exige que su experiencia en un campo de concentración francés sirva, como mínimo, para dos cosas: por un lado, como testimonio de la barbarie a la que miles de españoles (y, por tanto, catalanes) se vieron lanzados tras el estallido final de la Guerra Civil. Por el otro, como moraleja para que no repitamos ni olvidemos la historia reciente de España.
- 2 RUBIÓ I CABECERAN, Josep (Ed. de BARBÉ I POU, Elisenda), Camp Definitiu. Diari d’un exiliat al Barc (...)
- 3 Ibidem, p. 30
2El autor, Josep Rubió i Cabeceran, murió en 1987 y, en consecuencia, no pudo ver publicado su Diari. Nacido el 12 de febrero de 1905 en el seno de una familia propietaria de una fábrica de productos lácteos, pronto fue dirigido en sus estudios a continuar el negocio familiar, de ahí que se hiciera con un título que lo capacitaba para ello. Además de formarse como Ingeniero Superior Agrónomo, el contexto universitario le sirvió como plataforma para compartir sus inquietudes políticas y poco después pasó a militar en Unió Socialista de Catalunya (USC). En 1934 regresó a la casa familiar y poco después se casó con Montserrat Carné i Novell. El estallido de la guerra le pilló de viaje de estudios (era profesor) fuera del país aunque decidió regresar para luchar como voluntario del bando republicano; en esa época se une al Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC). La derrota republicana le obligó a exiliarse entrando en Francia el 10 de febrero de 1939. Allí comenzó su peregrinación de un campo de concentración a otro hasta ingresar en el de Barcarés, «donde escribió Camp Definitiu, un diario en forma de reportajes que relataba sus experiencias y la de todo un grupo de excombatientes republicanos en el campo de concentración»2. De ese campo salió gracias a que sus amigos de Toulouse le ofrecieron un puesto de profesor en la Escuela de Agricultura de Tolosa, puesto que ocupó hasta el estallido de la II Guerra Mundial. La II Guerra Mundial volvió a convertir su vida y la de su familia en una diáspora por Francia; se trata como mínimo del segundo exilio que padecieron los españoles en aquél país. Después de dieciséis años de exilio y ante la evidente prolongación de Franco en el poder, decidieron regresar a Cataluña, no sin reparos ideológicos y personales: «Josep Rubió no se cansó de repetir que no volvería a regresar a Cataluña hasta que Franco muriera, mientras Montserrat murmuraba entre dientes que Franco los enterraría a todos»3. El regreso fue duro; su pasado político no le abrió las puertas al mundo laboral y, además, se negó a jurar los Principios Fundamentales del Movimiento (condición sine qua non para dedicarse a la educación). Sin embargo, su espíritu emprendedor lo sacará de estos apuros. Con la muerte de Franco, recuperará la visibilidad política, esta vez, de la mano del Partit Socialista de Catalunya (PSC).
- 4 Ibidem, p. 41.
3Si la vida de Rubió fue intensa y llena de altibajos, no lo fue menos la historia del manuscrito Camp Definitiu. Elisenda Barbé, la joven historiadora del Centre d’Estudis Histórics Internacionals de la Universidad de Barcelona, es quien se ha encargado de la meticulosa edición, ordenación, ampliación y corrección del libro. Ella nos cuenta cómo éste es un libro que luchó con todas sus fuerzas por no morir en el silencio. Eso queda reflejado, por ejemplo, en la correspondencia epistolar durante los años cuarenta que Barbé recoge al final del escrito (en la sección “Epílogo”) entre Rubió y Pau Casals (el famoso compositor catalán que murió exiliado en Puerto Rico). Es en estas breves pero intensas cartas donde se muestra el esfuerzo infructuoso del maestro por ayudar a que se publicara el testimonio de Rubió. Parecería como si lo que el exilio no hubiera podido eliminar, ahora lo fuera hacer el mundo editorial. Las radiantes palabras con las que comenzaba Rubió su Diari: «Las privaciones del exilio, la severidad de los campos de concentración, no han aturdido nuestro ánimo, no nos han deprimido. Al contrario, constituyen un estimulante para la reflexión propia»4, dejaron paso a la indiferencia durante casi setenta años (dos generaciones), hasta que en 2007 Josep y Llorenç (nietos de Rubió) depositaron el manuscrito en el Centre d’Estudis Històrics Internacionals y allí, conscientes de su valor histórico y humano, decidieron publicarlo.
- 5 Ibidem, p. 17.
4Para el autor, además de una función testimonial e histórica, la escritura del Diari también tuvo una finalidad lenitiva; su objetivo era el de «aportar un poco de bálsamo a los compañeros de refugio y contribuir, en más de una ocasión, el reencuentro del equilibrio psíquico»5. Ese equilibrio psíquico lo consiguió Rubió desplegando un sentido del humor fascinante ante una experiencia límite como la del encierro en un campo de concentración o, si se prefiere evitar el referente nazi de dicha expresión, en un campo de internamiento o de refugiados. Y es que de la descripción de la llamada “cotidianeidad” pueden establecerse acertadas radiografías de los acontecimientos tenidos como históricos. Lo que el autor describe como su vida diaria y la de sus compañeros puede darnos la clave de toda una época de sufrimientos aunque también de identidades, esperanzas y solidaridad.
- 6 Ibidem, p. 55.
- 7 Ibidem, p. 59.
- 8 Ibidem.
- 9 Ibidem, p.77.
- 10 Ibidem, p. 81.
- 11 Ibidem, p.97.
- 12 Ibidem, p. 130.
- 13 Ibidem, p. 134.
5Dividido en nueve partes (mas el “Epílogo”), el capítulo 1, “El descubrimiento de una ciudad”, nos describe la organización espacio-temporal del campamento y una realidad atravesada por la disciplina (la de los gendarmes y la de los españoles), por los castigos y por el día a día comercial de una ciudad “normal”. La peculiaridad de todo ello está en que en Camp Definitiu, «No gobierna el hombre, gobiernan las realidades»6. En el capítulo 2, “Desfile de conocidos”, aparece la preocupación por la salud física dentro del campo. Se describe la actividad de la enfermería, de los médicos y de los practicantes y, sobre todo, cómo la solidaridad y la amistad lo inunda todo: «Hoy es un hecho imborrable de las cosas vividas la camaradería de Camp Definitiu: en todo momento una amistad franca y abierta, una ayuda desinteresada e incondicional hacia nuestros conciudadanos»7. Entre los amigos de Rubió aparece una mezcla regional muy diversa, mayoritariamente nacida en el Mediterráneo: catalanes, andaluces, valencianos y murcianos. Esto nos demuestra que todo discurso en torno a la identidad pasa a un segundo plano ante los problemas de supervivencia. El autor no deja lugar a dudas cuando afirma: «Toda la ciudad es una familia […]»8. Por su parte, el capítulo 3, “A manera de desfile en ritmo de trabajo”, insiste de nuevo en la problemática en torno a la salud en lo que él llama “las ciudades campamentales” y las diferencias económicas de quienes las pueblan. El capítulo 4, “Ritmo divertido”, habla del tiempo libre dentro del campo. Recoge por ejemplo una anécdota entorno a los punteos de una guitarra y cómo ello le despierta una profunda reflexión sobre los problemas de España: «[…] ¡Lenguajes musicales de diversos trozos de España, lenguajes selectos, lenguajes populares de este país convertido por fuerzas extranjeras o por mala voluntad de los hombres en campo de guerra civil moderna, en campo de dolor y de martirio! ¡Qué fuerza material nos puede privar a nosotros de sentir la patria como nos la han descrito sus maestros, sus poetas y sus músicos!»9. Además de la música, la lectura ocupa una parte del ocio. El autor entre escéptico y sarcástico dice sentirse bien al vivir desconectado tanto de la prensa española como de la internacional ya que las noticias sólo provocan malestar: «¡Suerte que cada día tenemos menos interés por las noticias periodísticas, que cada día nos llega menos la prensa!»10. En el capítulo 5, “El domingo de Camp Definitiu (una comparación imaginaria)”, Rubió lleva a cabo una esperpéntica encuesta (con estadísticas incluidas) donde muestra que en Barcarés menos del 1% de la población refugiada es católica practicante. La intención del capítulo es la siguiente: “Lo que nosotros pretendemos es considerar la fiesta de nuestra ciudad en sus tres aspectos: religioso, de relación con el exterior y profano” (p. 84). En ese empeño se servirá incluso del relato de un curioso sueño entorno a los últimos momentos de la República. En lo que se refiere al capítulo 6, “Continuación del domingo”, se analiza la relación con el exterior; es una relación mediada por un intérprete no muy ortodoxo: «El intérprete es el agente maléfico que hace posible el contacto de nuestra ciudad con el mundo exterior»11. Otro elemento importante en esta relación con el exterior es el “locutorio”, es decir, el lugar donde las personas se reunían para intercambiar pareceres sobre el interior y el exterior del campo, a modo de trueque de testimonios aunque, sobre todo, de chismorreos. El capítulo 7, “Balance desordenado del cual puede deducirse todo un programa de reivindicaciones”, recoge todo un hipotético programa de protestas contra aquello que molestaba a los refugiados dentro del Camp. Por ejemplo, se echaba en falta todo lo que tuviera que ver con la educación, con la cultura, con la privacidad, con el culto religioso y con el mundo del arte. Como su nombre indica, el capítulo 8, “Solidaridad intercampamental”, hace referencia a las relaciones del Camp con otras ciudades (o campamentos) de alrededor y con las relaciones diplomáticas entre unas y otras. El autor usará un chiste políticamente incorrecto para explicar su interpretación de los hechos: «Cuando la diplomacia dice ‘sí’, quiere decir ‘puede ser’; cuando dice ‘puede ser’, quiere decir ‘no’. La diplomacia jamás dice ‘no’. La mujer, en cambio, cuando dice que ‘no’, quiere decir ‘puede ser’; cuando dice ‘puede ser’, quiere decir ‘sí’. La mujer jamás dice ‘sí’.»12. Por último, en el capítulo 9, “Cosas diversas”, se polemiza entorno a cuestiones de economía, de cultura y naturalmente de política. Incluso al final, Rubió despliega su optimismo y su agradecimiento al pueblo francés: «Nadie podrá negar que la creación de las ciudades campamentales francesas responde al deseo de aportar una solución a los problemas internacionales y en particular a los problemas derivados de la guerra civil española»13. Este capítulo lleva fecha del diez de julio de 1939. Ignoramos cuál sería su balance global después de permanecer casi una veintena de años en el exilio francés.
- 14 Ibidem, p. 99.
- 15 Ibidem, p. 7.
6En cualquier caso, es posible concluir que el libro supone una gran contribución al estudio de la España de la Guerra Civil, del exilio y del retorno o, como diría Rubió irónicamente, «la bella España del militarismo, la del pronunciamiento perenne»14. De hecho, es mucho más que la trayectoria vital y política de un republicano catalán en los campos de concentración franceses. Aunque esté escrito en forma de Diari, éste siempre sobrepasa la experiencia individual para convertirse en la voz de un colectivo y, más en concreto, como nos dirá Antoni Segura i Mas en el prólogo, para convertirse en «[…] la expresión de la dignidad de todo un pueblo que fue derrotado pero no vencido»15. Indudablemente, esa expresión no podría haberse rescatado sin la nueva sensibilidad histórica que desde no hace mucho comenzó en España. Que este libro, por tanto, sea la continuación de la publicación de muchos más que, con toda seguridad, duermen apolillados en los desvanes de los nietos de quienes sufrieron los terribles avatares de la guerra, del exilio y de la dictadura.
Note
1 El libro está escrito en catalán aunque la traducción de las citas que aparecerán en la reseña es mía.
2 RUBIÓ I CABECERAN, Josep (Ed. de BARBÉ I POU, Elisenda), Camp Definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarés, Valls, Cossetània Edicions, 2010, p. 28.
3 Ibidem, p. 30
4 Ibidem, p. 41.
5 Ibidem, p. 17.
6 Ibidem, p. 55.
7 Ibidem, p. 59.
8 Ibidem.
9 Ibidem, p.77.
10 Ibidem, p. 81.
11 Ibidem, p.97.
12 Ibidem, p. 130.
13 Ibidem, p. 134.
14 Ibidem, p. 99.
15 Ibidem, p. 7.
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Notizia bibliografica digitale
Pedro García Guirao, «Josep Rubió i Cabeceran, Camp definitiu. Diari d’un exiliat al Barcarès», Diacronie [Online], N° 7, 3 | 2011, documento 24, online dal 29 juillet 2011, consultato il 10 décembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/diacronie/3146; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/diacronie.3146
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