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I. Articoli
8

Los mexicanos somos

El chiste como autorepresentación y estereotipo del mexicano
Iñigo Fernández

Abstract

In questo articolo cercheremo di analizzare i differenti modi con cui, nel corso degli ultimi decenni del XX secolo, i messicani si sono identificati nelle loro stesse barzellette, all’interno delle quali il discorso verte principalmente su come essi stessi si vedono o come aspirano ad essere. Concentreremo quindi la nostra attenzione su alcune battute, fra le più significative, che inglobano quattro specifici archetipi: la politica, gli stranieri, gli indigeni ed il fenomeno del machismo.

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Credits: by Elido Turco – Gigi on Flickr (CC BY-NC-SA 2.0)

El mexicano no se emborracha,
se pone hasta atrás
El mexicano no se atreve,
se lanza a lo macho
El mexicano no es corrupto,
es trácala.

Frase popular

  • 1 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, FCE, 1998, p. 1.
  • 2 FERNÁNDEZ, Iñigo, Historia de México, México, Pearson, 2008, p. 322.

1En el año de 1950, el poeta mexicano Octavio Paz escribió su famoso Laberinto de la Soledad, obra con la que aspiraba a desentrañar, en la medida de lo posible, el ser mexicano a través de las preguntas “¿qué somos y cómo realizaremos eso que somos?”1. Esta búsqueda de la definición de la mexicanidad se enmarca en un debate iniciado años atrás, en 1934 con la publicación de El perfil del hombre y la cultura en México. En este libro, el filósofo Samuel Ramos «representaba los tipos sociales y culturales de un México dividido entre la modernidad y la tradición»2 al tiempo que planteaba la imperiosa necesidad de desarrollar el potencial propio de la identidad de los mexicanos.

  • 3 En este artículo entendemos el nacionalismo como un sentimiento de pertenencia. Jesús Herrera estab (...)
  • 4 PAZ, Octavio, op. cit., p. 10.

2Bien podemos decir que este ser mexicano al que nos referimos se manifiesta en la cotidianeidad de quienes son mexicanos y se consideran como tales3. Así, Samuel Ramos abarcó este proceso desde la filosofía, Octavio Paz desde la literatura, Luis Estrada y Sergio Arau desde el cine, Mauro Rodríguez desde el ámbito laboral y Rogelio Díaz Guerrero desde la psicología, por mencionar algunos. En ese sentido, consideramos que una perspectiva privilegiada de este fenómeno, en la medida en que reúne gran parte de las anteriores, es sin lugar a dudas la del chiste, ese ámbito lúdico donde la mexicanidad se da en el juego entre la realidad y la ficción, lo que se es y lo que se desea ser o, como lo escribiría el propio Paz, donde el mexicano porta esa máscara en la «que se encierra y se preserva»4.

3El chiste es una de las expresiones culturales que la gran mayoría, por no decir que la totalidad, de los pueblos en la historia han compartido y siguen compartiendo. Más allá de que el sentido del humor sea una de las manifestaciones propias de la evolución humana, lo cierto es que, visto a la luz del pasado, puede ser considerado como una muestra genuina del discurso social en un tiempo y un espacio determinados.

  • 5 BBC, «El chiste más antiguo», en BBC Mundo [online], Londres, 8 de agosto de 2008, URL: < http://ne (...)
  • 6 Ibidem.

4En agosto del 2008, un grupo de académicos, dirigidos por el Dr. Paul McDonald, de la Universidad inglesa de Wolverhampton publicó un estudio en el que se daba a conocer un hallazgo bastante peculiar: el chiste más antiguo del mundo. Escrito en Sumeria y datado en el año 1900 a. C., éste reza así: «Algo que no ocurre desde tiempos inmemoriales: una mujer joven que no se haya tirado un gas en la falda de su marido»5. De igual forma, se informó que el chiste inglés más vetusto al siglo X y está escrito bajo a manera de pregunta: «¿Qué cuelga del muslo de un hombre, que quiere tocar un agujero que a menudo ha sido tocado antes?... ¡Una llave!» 6.

5En el caso mexicano, y pese a no contar con estudios como el antes citado, los testimonios nos remiten al siglo XVI, poco tiempo después de la conquista de México-Tecnochtitlan, cuando algunos hombres de Hernán Cortés, molestos por las pingues ganancias áureas recibidas, pasaban sus noches pintando en las paredes de la capital novohispana consignas contra el conquistador que llamaban la atención por la agudeza y el buen humor con el que estaban hechas. Con el transcurso de los siglos, la práctica lejos de perderse se consolidó a través de la palabra impresa y de los ataques hacia los virreyes, quienes a su vez, solían contratar las plumas de literatos poco conocidos pero dueños de una gran agudeza para repeler con las mismas armas las agresiones sufridas.

  • 7 Real Academia de la Lengua Española, Diccionario de la Lengua Española [online], Madrid, RAE, 2001, (...)

6Según lo dicho, los chistes cumplen con funciones diversas, que lo mismo implican la generación de estereotipos que entretener con juegos de palabras rebosantes de connotaciones sexuales o, bien, atacar a los enemigos políticos. Visto así, resulta conveniente hacer un alto y responder a la pregunta: “¿qué es el chiste?”. Los criterios para definirlo son muchos y bastante disímbolos. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española explica que un chiste es un: «Dicho u ocurrencia aguda y graciosa. Dicho o historieta muy breve que contiene un juego verbal o conceptual capaz de mover a risa [...]. Suceso gracioso y festivo. Chanza»7. Así, el chiste posee tanto una connotación de gracia y fiesta como otra de burla y engaño, por lo que cabría preguntar: ¿burlarse de quién?, ¿engañar a quién?

  • 8 El-Madkuori Maataqui, Mohamed, «La representación del moro en el chiste español», in Interlinguisti (...)
  • 9 Possenti, Sirio, «Estereotipos e identidad en los chistes», in Cuicuilco, 9, 2002, p. 2.

7Mohamed El-Madkouri Maataqui lo define como «[...] como un discurso construido en torno a combinaciones lingüísticas, con alusiones manifiestas o implícitas»8, mientras que Sirio Possenti vincula al humor e identidad al asegurar que los chistes: «[...] siempre retoman discursos profundamente arraigados y cuyos temas son siempre cruciales para una sociedad»9.

8Ya sea visto como chanza, elemento lingüístico o testimonio de filiación, el chiste posee otra cualidad por la que destaca: su carácter oral. A través de la palabra hablada, el chiste no sólo encontró un medio para difundirse, también para sobrevivir al paso de los siglos gracias a su fácil adaptación a los contextos cambiantes propios del devenir humano. Es más, ni el surgimiento de la imprenta fue capaz de apocar la condición oral de una manifestación humorística que produce en el ser humano un mayor gozo cuando es recitada y no leída, de tal suerte que parecería ser que el chiste nació para leerse con los oídos.

  • 10 Freud, Sigmund, El chiste y su relación con el inconsciente, Madrid, Alianza Editorial, 2000, p. 59

9En algunas ocasiones, la chanza tiene en sí misma su fin, mientras que en otras posee una intencionalidad determinada. En su obra El chiste y su relación con el inconsciente, Sigmund Freud definió al primer tipo de chistes como inocentes mientras que al segundo como tendencioso. Éste último posee una fuerte carga de crítica y hostilidad que, en cierto punto, permite a quien los crea o replica tener una experiencia liberadora al encontrar un resquicio en las convenciones sociales: «[...] el chiste tendencioso es usado con especialísima preferencia para hacer viable la agresión contra superiores provistos de autoridad»10. Visto así, el humor de esta clase no sólo es emancipador, también es un instrumento de justicia que posee quien se siente impotente ante esa figura poderosa que encarna, en sus diversas manifestaciones, el poder. De igual forma, el chiste tendencioso también puede dirigir su atención hacia las personas y grupos de menor reconocimiento social, los más indefensos. En este caso hay un proceso de transferencia por el que quien era víctima en el párrafo anterior se transforma en victimario de aquellos que considera inferiores a él, de tal suerte que la superioridad, anteriormente denostada en los otros, ahora es un valor personal digno de ser exaltado.

10El análisis realizado por Freud va más lejos aún al plantear que existe una relación entre esta clase de chistes y los grupos e individuos que los crean.

  • 11 Ibidem, p.63.

Un caso especialmente favorable para el chiste tendencioso aparece cuando la crítica rebelde se dirige contra la propia persona, en tanto que forma parte de una colectividad; por ejemplo, la propia raza o nacionalidad [...]. También los chistes de los judíos sobre sí mismos conceden este hecho, pero su mejor conocimiento de sus verdaderos defectos y de la conexión de estos con sus buenas cualidades, así como la participación de la propia persona en lo criticable, crean la condición subjetiva de la elaboración del chiste, muy difícil de establecer en otro caso11.

11Cierto es que quien pertenece a un pueblo conoce sus defectos y virtudes, sabe de sobra qué es lo que le produce orgullo y vergüenza y comparte con los otros un mismo código y una serie de significados que dan vida a la comunicación, en lo general, y al sentido del humor, en lo particular. Visto así, el chiste trasciende el ámbito de la broma, de la chanza o del entretenimiento para adquirir una dimensión antropológica, para transformarse en ese espejo en el que los miembros de una sociedad buscan su reflejo, uno que gusta no por ser real, sino porque está distorsionado por los estereotipos, las exageraciones y los lugares comunes.

  • 12 Es de llamar la atención como los chistes que en México tenemos sobre los gallegos son los exactame (...)

12Desde esta perspectiva sería lícito cuestionarnos sobre las diversas maneras cómo los mexicanos se representan en los chistes que han creado, adaptado o adoptado12 en el último cuarto de siglo y que en mucho hablan de lo que son y de lo que aspiran a ser. En virtud de que el chiste, en particular el tendencioso, funciona con estereotipos, hemos optado por presentar en este artículo algunas chanzas que ponen de manifiesto cuatro de los muchos arquetipos que los mexicanos han construido sobre sí mismos y que son: apolítico, ambiguo con los extranjeros y machista. De igual forma, explicaremos los trasfondos históricos, sociales y psicológicos que se encuentran detrás de ellos.

1. El zoon politikon mexicano

13En México los chistes de corte político son los que más abundan y los que, a la vez, mayor interés despiertan. Durante muchos años, el humor fue el medio de escape para los mexicanos agobiados, primero, por regímenes antidemocráticos y propensos a la censura y, a partir de los años setenta, de una crisis económica devastadora, tuvieran que buscar estrategias que, evadieran la confrontación, pero que permitieran canalizar nuestro enojo hacia el grupo gobernante. Así, los mexicanos recurren al humor para criticar a la par que satirizar a un sistema político con el que poco se identifica y comprende aún menos:

El Presidente Municipal de un pequeño poblado de la sierra, recibe un telegrama urgente que dice: «Movimiento telúrico trepidatorio detectado en su zona. Localizar epicentro e informar de alteraciones con la flora y la fauna». Varias semanas después llega la respuesta del Presidente Municipal a sus superiores: «Epicentro fue localizado y arrestado, está confeso y preso. Esperamos órdenes superiores. Telúrico quedó muerto en el lugar de los hechos. Trepidatorio y otros 15 cabrones se dieron a la fuga, pero los seguimos de cerca. A la Flora y a la Fauna las corrimos del pueblo por putas. No habíamos podido informar antes porque hubo un terremoto de la chingada».

  • 13 BEJAR NAVARRO, Raúl, El mexicano: Aspectos culturales y psicosociales, México, UNAM, 2007, p. 452.

14Este chiste pone de manifiesto el carácter sumiso del político, siempre dispuesto a acatar las órdenes del superior, más aún si se trata del gobierno federal. Es de esta manera, además, como los mexicanos lo asumen, hasta el día de hoy, que el único camino para hacer carrera en la administración pública no es a través de los méritos profesionales que uno acumule, sino por medio de la docilidad, el entreguismo y el servilismo que se muestre ante quien tiene el poder. Bejar comenta que la razón de ser de esta actitud política deriva de la costumbre de la clase política de adoptar las modas, gustos y aficiones del superior, particularmente del presidente del país, a quien se le debía fidelidad absoluta13.

15Si el político en México se preocupa por mostrar una imagen de persona capaz, eficiente y preparada para gobernar, en el sentir popular se percibe lo contrario. Las políticas públicas erradas, la pérdida del poder adquisitivo y los excesos cometidos por los funcionarios y sus familias, han hecho que generación tras generación los mexicanos, y sin importar su filiación, hayamos creado un estereotipo del político y, más en particular, del presidente de la nación:

Llega Zedillo al banco a cambiar un cheque:
– Buenos días señorita, ¿me hace favor de cambiarme este cheque?
– Con mucho gusto señor, ¿me permite su identificación?
– Señorita, no traigo identificación pero soy Ernesto Zedillo, presidente de México.
– Sí señor, pero me debe mostrar una identificación con fotografía.
– Señorita, no traigo identificación pero pregúntele a quien quiera, ¡soy Ernesto Zedillo, por favor!
– Mire Señor, lo que podemos hacer es lo siguiente: el otro día vino Jorge Campos con el mismo problema, no traía identificación y para probar que era él sacaron un balón, le tiraron unos penaltis y los paró, y así comprobó que él era. Haga algo para probar que es usted Ernesto Zedillo.
Se queda pensando Zedillo y después de un buen rato dice:
– Mmmh, no sé señorita. La verdad es que se me ocurren puras tonterías.
– ¡Perfecto, señor Zedillo! ¿En billetes de qué denominación quiere que le cambie el cheque?

  • 14 Ernesto Zedillo Ponce de León fue presidente de México por parte del Partido Revolucionario Institu (...)

16La percepción popular de Zedillo14 se vio fuertemente afectada por la crisis económica de diciembre de 1994, que aunada al lema de su campaña, a la postre poco afortunado, de Bienestar para tu familia, reforzaron el modelo del presidente mexicano como un ser incapaz y estúpido. No obstante ello, es tan fuerte la inercia de esta idea, que ni aún los gobernantes panistas han logrado escaparse de ella:

– ¿Por qué le dicen a Fox el “misión imposible”?
– Por que cada vez que habla, se autodestruye.

  • 15 Vicente Fox Quesada gobernó México entre los años 2000 y 2006. Fue el primer presidente de oposició (...)

17En el caso particular de Vicente Fox15, su famosa propensión a improvisar o modificar sobre la marcha los discursos que le escribían, obteniendo con ello muchas críticas, fue un factor determinantes para reforzar una percepción de él como político ignorante e incapaz. Pero si al entender de los mexicanos, sus gobernantes adolecen de inteligencia y hasta de sentido común, un atributo con el que siempre los identifican es el de la corrupción:

El presidente envía a uno de sus colaboradores más cercanos al campeonato mundial de corrupción. Después de una semana de competencias, el enviado regresa y le dice:
– Buenas noticias, señor presidente. Ganamos el segundo lugar.
A lo que el ejecutivo responde:
– ¡Me lleva!, pero si esas no son buenas noticias.
– Bueno señor, considere que íbamos en primer lugar y que costó mucho dinero y trabajo quedar en segundo.

  • 16 DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, Psicología del mexicano. Descubrimiento de la etnopsicología, México, Trill (...)

18El chiste deja entrever algunas de las características del sistema político mexicano. Por un lado exalta su alto grado de corrupción, reconocido a nivel mundial, y por el otro, que gracias a lo anterior, todo se puede arreglar con dinero. La cuestión es delicada pues tal como lo señala Díaz-Guerrero, «como se ha asentado cada vez con más frecuencia, la corrupción es un mal que empieza con la mordida [soborno que da el ciudadano ordinario o cualquier autoridad] y termina en los negociazos de los políticos deshonestos»16. Dicho de otra manera, los mexicanos viven esta situación con el contacto que en el día a día sostienen con los representantes de la autoridad, encarnados en el policía de tránsito o en el burócrata de ventanilla, y es propenso a pensar que si tal descomposición se da en la base del sistema, conforme se va ascendiendo por éste va aumentado hasta llegar a la cima, donde alcanza grados superlativos.

19En tiempos de los gobiernos militares en el México del sigo XX (1916-1946), los chistes de presidentes casi no contemplaban el tema del enriquecimiento ilícito como manifestación de la corrupción; en cambio, con la llegada de los civiles al poder, el estereotipo se enriqueció con un elemento más: el de los gobernantes ladrones.

Un hombre que iba manejando su automóvil llega hasta las puertas del Congreso y se estaciona. El policía de tránsito llega inmediatamente y le dice:
– Oiga, no estacione su carro ahí que van a salir los diputados.
El hombre dice tranquilamente:
– No se preocupe, tiene alarma.

  • 17 Campos, Roy, Confianza en las instituciones. Ranking Nacional, Consulta Mitofsky, México, febrero d (...)

20Este chiste da cuenta de la idea en el que el mexicano tiene a los miembros del poder legislativo. Mientras que el policía invita al conductor que mueva su vehículo pues estorbará la salida de los diputados, éste entiende el mensaje como una advertencia de que su automóvil corre peligro de que los miembros del poder legislativo, tildados aquí de ladrones, se lo roben. De hecho, en una encuesta celebrada en febrero de 2008 por Consulta Mitofsky, en la que los diputados obtuvieron el 5,9% de la confianza de los participantes de la encuesta; además, señala que «este organismo lleva ya más de dos años ubicado en los últimos lugares, alcanzando en esta ocasión un valor similar al de mediados de 2007 sin poder aún superar la barrera del 6.0 de calificación como lo hizo en 2006»17.

21En el chiste también los mexicanos reflejamos el hermetismo del sistema político; ese misterio por el que la toma de decisiones corresponde a un razón de Estado poco clara y en donde las desapariciones de críticos y personajes “incómodos” fue tan común, que se integró en el imaginario humorístico nacional, como da cuenta el siguiente chiste:

  • 18 Luis Donaldo Colosio fue el candidato que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) postuló com (...)

Carlos Salinas de Gortari acudió a una escuela primaria a platicar con los niños. Atrevido como siempre, retó a los niños:
– Pregunten lo que quieran.
Luisito, el niño más estudioso y sobresaliente, levantó la mano y dijo:
– Yo sólo tengo una pregunta: ¿Quién mandó a asesinar a Colosio?
18
Salinas no se inmutó en lo más mínimo, pero en el momento en que se disponía a dar la respuesta sonó la chicharra del recreo y la conversación debió suspenderse. Terminado el descanso, la charla entre el político y los niños se reanudó. Salinas reiteró su ofrecimiento:
– Pueden ustedes preguntar lo que quieran. Ahora levantó la mano Pepito y dijo:
– Yo tengo tres preguntas: La primera es ¿quién mandó a asesinar a Colosio?, la segunda es ¿dónde está Luisito?, y la tercera, ¿quién tocó el timbre media hora antes del recreo?

  • 19 Prueba de ello fue, en 1973, la película de Calzonzin Inspector, escrita, dirigida y protagonizada (...)

22Así, el chiste político, desde sus orígenes, se muestra como un ámbito de transgresión contra el aparato estatal en donde no sólo es lícito, sino necesario, romper el silencio habitual que envuelve a la sociedad para decir las cosas como son, referirse a los políticos por sus nombres y hacer eco de la vox populi sobre sucesos como el de Luis Donaldo Colosio, por ejemplo. Es importante señalar que si ello ha sido posible, es gracias al carácter oral de esta expresión humorística, pues otras, como el cine, por citar un caso, ha tenido que batallar mucho más por encontrarse sometida a la normatividad oficial19.

2. “Mi casa es tu casa. My house is your house

23Los mexicanos se asumen como un pueblo cordial, que recibe con los brazos abiertos a los extranjeros sin importar de dónde o a qué vengan. Se desviven por darles un trato regio, por mostrarles lo mejor del país y por hacerles tener una estancia agradable. Comentarios del estilo: “siéntate como en tu casa” o “mi casa es tu casa”, son frases que dan cuenta de ello. Los chistes de extranjeros muestran las maneras cómo los mexicanos se relacionan con aquellos que vienen de fuera y, en particular, con los norteamericanos, con quienes les unen vínculos económicos, sociales, territoriales e históricos en ocasiones satisfactorios y, en otras, por demás traumáticos.

  • 20 PAZ, Octavio, op. cit., p. 79.

24Rodríguez Estrada, entre otros tantos autores, señala que la relación con el otro, cuando éste viene de otras regiones, se caracteriza por ser ambivalente como consecuencia de un pasado muy doloroso. La conquista (1519-1521) fue un hecho violento por naturaleza del que derivó el mestizaje, proceso identitario complejo aún hoy dado que, en palabras de Paz, «el mexicano no quiere ser indio ni español. Tampoco quiere descender de ellos»20. Esta molestia originaria, propia de todos los grupos de élite iberoamericanos desde mediados del siglo XVIII hasta inicios-mediados del XX, ha llevado a los mexicanos a que sientan admiración por lo extranjero al tiempo que una cierta desconfianza.

  • 21 RODRÍGUEZ ESTRADA, Mauro, RAMÍREZ BUENDÍA, Patricia, Psicología del mexicano en el trabajo, México, (...)

25Con Estados Unidos la relación ha sido más delicada pues ésta quedó marcada en el siglo XIX con una guerra que conllevó una pérdida territorial para México, y a mediados del siglo XX, por ser el espacio de una invasión más silenciosa y efectiva que se manifiesta con la diplomacia, las trasnacionales, productos, modas, lenguaje y el modo de vida estadounidenses21. Si en la vida diaria los estadounidenses son superiores en muchos campos, en los chistes la balanza se inclina a favor de los mexicanos:

Estaba un grupo de turistas gringos recorriendo un pueblo rustico; en eso uno de ellos ve a un campesino tirado a la sombra de un árbol descansando.
El gringo se le acerca y le busca conversación:
– Hola amigo, ¿cómo estar tu?
– Muy bien jefe, aquí descansando.
– Dime, ¿porqué tu no trabajar más por sus tierras?
– ¿Y pa’ qué?
– Para tener grandes cosechas y vender más.
– ¿Y pa’ qué?
– Así tu poder ganar más dinero y comprar ganado.
– ¿Y pa’ qué?
– Con el ganado, hacer reproducir y así ganar más dinero.
– ¿Y pa’ qué?
– Para tener una casa bonita y vivir tranquilo y descansar.
– ¿Y que estoy haciendo?… ¡Ah que gringo tan bruto!

26Nótese, en principio, el uso de la palabra “gringo”, término de naturaleza peyorativo con el que se refieren en México a los estadounidenses. De igual forma, hay que destacar el carácter gregario de éstos, que acostumbran viajar en grupos, más aún si se trata de recorrer zonas rurales; que son incapaces de aprender con corrección una lengua diferente a la suya y que su éxito como nación aparentemente les da autoridad para imponer su visión del mundo así como sus modelos de producción. Por su parte, el mexicano, a través de sus respuestas parcas, se muestra más inteligente que su interlocutor pues disfruta de lo mismo que él – un hermoso hogar y una existencia en calma y serenidad – pero sin necesidad de ser esclavo del trabajo. Esta yuxtaposición entre la cultura consagrada al trabajo con aquella entregada al goce desobligado de la vida queda patente en el siguiente chiste, del que cabe destacar que existen versiones similares al menos en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua:

Un mexicano estaba tranquilamente tomando su desayuno, cuando un típico “norteamericano”, mascando chicle, se sienta a su lado. El mexicano ignora al “yanquiman” que no muy contento con eso, trata de hacerle conversación preguntando:
– Perdón, ¿usted se come todo el pan?
– ¡Por supuesto! – contesta el mexicano.
– Nosotros sólo nos comemos la migaja de adentro del pan y la parte de afuera la ponemos en un “container”, la reciclamos, la transformamos en harina y la exportamos a México.
El mexicano escucha en silencio, imperturbable. El americano sigue mascando su chicle e insiste:
– ¿Y ustedes se comen la mermelada con el pan?
– ¡Por supuesto! – responde nuevamente el mexicano.
– Nosotros no – dice el americano. En el desayuno comemos fruta fresca, la cáscara y las semillas las ponemos en un “container”, las reciclamos, las transformamos en mermelada y la exportamos a México.
El mexicano ya un tanto alterado le pregunta:
– ¿Y ustedes qué hacen con los condones después de usarlos?
– ¡Los tiramos a la basura, “of course”!
– Bueno, nosotros no – dice el mexicano. Después de usarlos los ponemos en un contenedor, los reciclamos, los transformamos en chicle y los exportamos a Estados Unidos.

27El mexicano es presentado como un individuo capaz de resistir al ataque extranjero, en este caso estadounidense, con una respuesta ingeniosa que es agresiva no en su forma sino en las connotaciones que posee. De esta manera, el chiste deviene en un espacio de justicia donde los mexicanos asumen que ante la imposibilidad de superar en la realidad al “enemigo” – porque así es visto – recurre al ingenio para alzarse con la victoria.

28Visto de este modo, las comparaciones no siempre resultan odiosas, o al menos para los mexicanos, quienes en los chistes étnicos gustan de hacerlas para mostrarse dueños de una superioridad dada por el ingenio para responder agresiones o, bien, para dar soluciones imaginativas a los problemas. Dentro de este tipo de humor destacan las chanzas en las que se compite o dialoga con personas de otras nacionalidades:

En una reunión internacional de pastores, tres de ellos discuten de cuánta inteligencia y cómo la aplicaban sus respectivos perros.
El español dice:
– El perro que yo tengo es de lo más peculiar. Al acabar el trabajo encierra las ovejas y les da comida, además me vigila la casa con paso marcial durante toda la noche.
El argentino dice:
– El perro que yo tengo sí que es de lo más original. Cuando termina el trabajo encierra a las ovejas y les da comida; vigila la casa durante toda la noche; además, lava la ropa y me blanquea la casa una vez al año.
El mexicano, con lágrimas en los ojos, replica:
– El perro que yo tenía...
– ¿Qué pasó? – preguntan los otros.
– Se murió electrocutado.
– ¿Fue por un rayo?
– No, arreglándome el televisor.

29El tono en este chiste difiere de los anteriores pues el humor no radica en la humillación del otro, que curiosamente ya no es un norteamericano, sino en la exaltación de las bondades de lo propio. Detrás de todo chiste hay una expresión chauvinista que no irrita al ojo o al oído por la gracia que causa, pero que exhibe la mirada tan peculiar que, en este caso los mexicanos tienen sobre la vida misma, tal como la pone de manifiesto la siguiente chanza:

Un alemán, un inglés y un mexicano comentan sobre un cuadro de Adán y Eva en el paraíso. El alemán dice:
– Miren que perfección de cuerpos, ella esbelta y espigada, él con ese cuerpo atlético, los músculos perfilados... deben de ser alemanes.
Inmediatamente el inglés reaccionó:
– Para nada. Noten la serenidad de sus rostros, la delicadeza de la pose, la sobriedad del gesto, solo pueden ser ingleses.
Después de unos segundos más de contemplación el mexicano exclama:
– ¡No estoy de acuerdo! Miren bien, no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen casa, sólo tienen una triste manzana para comer, no protestan y todavía piensan que están en el paraíso. ¡Esos dos sólo pueden ser mexicanos!

  • 22 PAZ, Octavio, op. cit., p. 5.

30Es de esta manera como la broma y los juegos de palabras permiten a los mexicanos presentar escenarios de éxito en donde en el día a día carece de ellos. Para Ramos y Rodríguez Estrada ello es muestra de un sentimiento de inferioridad producto de la conquista y colonización europea de estas tierras y que para Paz «permite explicar, parcialmente al menos, la reserva con que el mexicano se presenta ante los demás»22. Sin embargo, en el siguiente punto se abundará más en el tema.

3. “En México todos somos muy machos

  • 23 RAMÍREZ, Santiago, El mexicano, psicología de sus motivaciones, México, Grijalbo, 2002, pp. 61-62.
  • 24 Cfr. DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, op. cit., p. 163.
  • 25 PAZ, Octavio, op. cit., p. 15.

31El último tipo de chistes comprende a uno de los estereotipos más comunes en México: “el macho”. Si bien el tema puede ser objeto de un estudio muy detallado, es importante hacer algunas consideraciones sobre el mismo. Santiago Ramírez señala23 que su origen se encuentra en la reiteración del inicio del proceso mismo del mestizaje en México. En ese sentido, entiende que el machismo es consecuencia de una relación de pareja en la que el padre, figura ausente, ve al hijo como producto de un deseo sexual, y no de un anhelo, y de una madre violada que acepta con pasividad y abnegación esta situación. Se trata, pues, de una situación histórica en la que al hombre se le da el poder en tanto que a la mujer todo el amor24. Paz definía al macho como «un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía. La hombría se mide por la invulnerabilidad ante las armas enemigas o ante los impactos del mundo exterior»25. Es un hombre bravucón, fuerte, peleonero, temerario, valiente, viril; que no teme a nada ni nadiesalvo a ser expuesto en público, por supuesto –, que odia a los grupos minoritarios y a todo aquel que no sea tan macho como él.

  • 26 BEJAR NAVARRO, Raúl, op. cit., pp. 98-101.

32Es, también, un ser anestesiado en lo emocional y socialmente disfuncional que asume que el sexo y el amor son lo mismo, que deben gustarle todas las mujeres26 y que el miedo no es un mecanismo de defensa, sino una debilidad que es propia de los homosexuales, “jotos”, “lilos”, “maricotas” “maricones”, “plumines”, “puñales”, “putos”..., contra los que profesa una aversión tan grande que, en una clara manifestación del donjuanismo al que se refirió Gregorio Marañón en su libro Don Juan. Ensayo sobre el origen de su leyenda hace sospechar de su verdadera tendencia sexual:

Dos mexicanos se encuentran en la cama y uno está sosteniendo una relación anal. El que está arriba pregunta:
– ¿Te gusta?
– Sí, me gusta
– ¿Te duele?
– ¡Sí, me duele!
– ¿Y entonces por qué no gritas?
– ¡Pues porque soy bien macho!

33Por otro lado, el macho se crece ante la mujer, con quien sostiene una relación un tanto peculiar. Paz, Ramírez y Rodríguez señalan a lo largo de sus trabajos que como pareja, es motivo de cierto desprecio por ser débil y se le demanda que tenga un papel pasivo en el sentido de que sea recatada, fiel (aún a sabiendas que su marido o pareja no lo es), abnegada, sometida y disimulada.

  • 27 DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, op. cit., p. 40.
  • 28 DÍAZ TOVAR, Alfonso, ALBARRÁN ULLOA, Valentín, «Las prácticas conmemorativas: el pasado familiar o (...)

34Cuestión muy diferente es la de la madre, a la que el macho admira y reverencia por ser «profundamente afectuosa, sobreprotectora y tierna»27; son las encargadas de satisfacer sus necesidades emocionales y se convierten en las dadoras de arraigo28. Así, no es de extrañar que dos de las festividades más importantes del país sean el “día de las madres”, celebrada el 10 de mayo, y el 12 de diciembre, “día de la virgen de Guadalupe”, considerada por muchos como la madre de los mexicanos. Es de destacar, además, que como consecuencia de su confusión identitaria, en los chistes machistas su protagonista puede llegar a ser víctima de las mujeres, tal como lo evidencia el siguiente ejemplo:

Una vez en una cárcel de México, la esposa visita al marido. Éste se encontraba en su celda y le dice:
– Hola mi amor ¿Cómo estás?
– Bien, aquí saldando mí condena, pero ¿cómo están los niños?
– Bien, bien...
– ¿Cómo están mis papás?
– Bien, bien...
– A la que veo preocupada es a ti mi amor. ¿Qué tienes?
– No, pues es que 40 años son muchísimo... y fui a ver al director del penal para ver si había alguna manera de bajarle un poquito a tu condena.
– ¿Qué dijo?
– Que sí, que por cada vez que tuviera sexo con él te iba a quitar un año.
– ¿Y qué hiciste?
– Agarra tus cosas que ya nos vamos.

35La mujer es mostrada como un ente que recurre a su sexualidad para salirse cumplir su objetivo, en este caso, sacar de la sombra al marido; sin embargo, la suya es una imagen manchada por un acto de infidelidad en el que, según los parámetros del machismo, jamás tendrá justificación el postulado de “el fin justifica los medios”. Esta chanza pone de manifiesto, también, dos de las mayores pesadillas que cualquier macho teme sufrir: compartir con otro los derechos sexuales que posee sobre su esposa y, peor aún, recibir ayuda de un ser inferior como ella. Pese a que el macho es valiente, en su relación con la mujer tiende a sufrir. En los chistes de mujeres, los mexicanos recurren al humor para mostrar el sufrimiento que provocan:

Se encuentran dos amigos, uno de ellos volvía de su luna de miel:
– Hola, ¿cómo te va en tu vida de casado?
– ¡Ah... no sabes, mi mujer cocinando es un sol!
– ¿Tan bien cocina?
– No, es un sol, ¡lo quema todo!
– Papá, ¿por qué te casaste con mamá?
– Tu tampoco puedes entenderlo, ¿verdad?

36El objetivo del chiste machista, a final de cuentas, es el de ofender a la mujer, mostrarla como un objeto cuya valía está dada, a final de cuentas, en virtud de los servicios que preste al hombre, entre ellos el de hacerle parecer superior a ella:

Llega un esposo a la casa y ve a su mujer comiendo. Ésta, sin dudarlo dos veces, le pregunta:
– Mi amor, ¿te sirvo?
Y él responde:
– A veces.

Conclusiones

37En México, el chiste ha sido un recurso efectivo para afrontar aquellos elementos que menos gustan de la realidad y transformarlos en otros que resulten más agradables. Bien podemos decir, en consecuencia, que son metáforas que se elaboran para hacer más placentera la existencia y afrontar los descalabros y retos que ésta presenta en el día a día. Hay que destacar que en los chistes presentados, hay estereotipos que poseen una fuerte carga histórica, principalmente. En materia política el referente se remite a los siglos XIX y XX donde la imagen de los políticos se vincula a la corrupción, al uso de un discurso carente de referentes con la realidad y de ascensos meteóricos dados en función de los “amiguismos” o “compadrazgos”, no de los méritos propios. Ello, aunado a la llegada de la oposición al poder en el año 2012 y su negativa a revertir esta situación, son factores, todos, que han generado en muchos ciudadanos una gran desconfianza en el sistema político del país.

38En lo que al humor de foráneos se refiere, habrá que distinguir, en primer lugar, a los norteamericanos. La relación con ellos desde el siglo XIX, y hasta nuestros días, ha deambulado en las fronteras del odio y la admiración, el respeto y la vejación, la sumisión y el rechazo. Los políticos mexicanos de mediados del siglo XIX dejaron evidencia de ello en sus arengas y discursos, así como otros tantos escritores que, en sus obras, dieron cuenta de estos sentimientos encontrados que, pese a su aparenta irracionalidad, se entienden a la luz de la historia patria. Respecto al resto de los extranjeros, profesamos una admiración por aquellos que consideramos superiores o mejores que nosotros – mientras que aquellos que son “inferiores” los ultrajamosa tal grado que gustamos de compararnos con ellos en los chistes para mostrar que somos mejores pero sin menoscabo de ellos. En su libro México. El trauma de su historia, el historiador mexicano Edmundo O’Gorman estableció, entre otras cosas, que la lucha sostenida entre federalistas y centralistas, entre 1823 y 1848, y liberales y conservadores, a partir de 1848, es testimonio de lo anterior, pues en los conceptos de nación que estos grupos defendían, había una fuerte carga ideológica proveniente del extranjero, ya fuera como continuidad, en el caso del legado español, o como ruptura, en el del estadounidense.

39El estereotipo del macho mexicano, por contra, es reciente. Si indagamos sobre su origen encontraremos que el referente, sino es que mito fundacional, es la Revolución mexicana y su reflejo en la filmografía nacional. Pedro Armendáriz, padre, en mucho ayudó a dar forma y vida al mito del macho revolucionario, cuyos valores fueron trasminando poco a poco a una sociedad donde el padre ha sido, en muchos casos, una figura de ausencia, donde la mujer se ha transformado en un objeto a la par madre de sus hijos y de su marido y donde la relaciones interpersonales muestran fuertes carencias emocionales.

40Visto así, podríamos suponer que el surgimiento del machismo se relaciona con el reconocimiento de los derechos civiles femeninos, producto del movimiento revolucionario mexicano. Tal vez ello se interpretara como un atentado contra los hombres y sus derechos o como el igualamiento de un ser tradicionalmente “inferior”, quedando como único reducto de resistencia y ataque para los hombres afectados el de los chistes.

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Note

1 PAZ, Octavio, El laberinto de la soledad, México, FCE, 1998, p. 1.

2 FERNÁNDEZ, Iñigo, Historia de México, México, Pearson, 2008, p. 322.

3 En este artículo entendemos el nacionalismo como un sentimiento de pertenencia. Jesús Herrera establece que en México este sentimiento se dio por vez primera en la época virreinal a través del gudalupanismo. Cfr. DE LA TORRE, Ernesto, NAVARRO DE ANDA, Ramiro, Nuevos Testimonios Históricos Guadalupanos, Vol. 1, México, FCE, 2007, p. 708.

4 PAZ, Octavio, op. cit., p. 10.

5 BBC, «El chiste más antiguo», en BBC Mundo [online], Londres, 8 de agosto de 2008, URL: < http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7538000/7538448.stm > [consultado el 1 de junio de 2012].

6 Ibidem.

7 Real Academia de la Lengua Española, Diccionario de la Lengua Española [online], Madrid, RAE, 2001, URL: < http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=chiste > [consultado el 1 de diciembre de 2008].

8 El-Madkuori Maataqui, Mohamed, «La representación del moro en el chiste español», in Interlinguistica, 14, 2002, p. 305.

9 Possenti, Sirio, «Estereotipos e identidad en los chistes», in Cuicuilco, 9, 2002, p. 2.

10 Freud, Sigmund, El chiste y su relación con el inconsciente, Madrid, Alianza Editorial, 2000, p. 59.

11 Ibidem, p.63.

12 Es de llamar la atención como los chistes que en México tenemos sobre los gallegos son los exactamente iguales a los que en España se cuentan sobre la gente de un poblado llamado Lepe; o bien que Jaimito protagonice en España los mismos chistes que Juanito en México.

13 BEJAR NAVARRO, Raúl, El mexicano: Aspectos culturales y psicosociales, México, UNAM, 2007, p. 452.

14 Ernesto Zedillo Ponce de León fue presidente de México por parte del Partido Revolucionario Institucional entre los años 1994 y 2000. Al inicio de su mandato se dio el error de diciembre, crisis económica que popularmente se le atribuyó a su pésimo manejo de las finanzas públicas y cuyas características son muy similares a a la que hoy tiene lugar en España y otras naciones europeas. También se le conoce como el mandatario que favoreció la alternancia política en México.

15 Vicente Fox Quesada gobernó México entre los años 2000 y 2006. Fue el primer presidente de oposición oposición que llegó al poder (en su caso, representado al Partido Acción Nacional) desde el fin de la revolución mexicana.

16 DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, Psicología del mexicano. Descubrimiento de la etnopsicología, México, Trillas, 2001, p. 30.

17 Campos, Roy, Confianza en las instituciones. Ranking Nacional, Consulta Mitofsky, México, febrero de 2008, URL: < http://www.consulta.com.mx/interiores/12_mex_por_consulta/mxc_confianza_instituciones1007.html > [consultado el 5 de junio de 2012].

18 Luis Donaldo Colosio fue el candidato que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) postuló como candidato en las elecciones presidenciales del año 1994; sin embargo, fue asesinado en la ciudad de Tijuana el 23 de marzo de esos mismos años. Si bien desde un principio se atribuyó la autoría material del crimen a Mario Aburto, no fueron pocos los que atribuyeron la intelectual al presidente en turno, y miembro del PRI, Carlos Salinas de Gortari.

19 Prueba de ello fue, en 1973, la película de Calzonzin Inspector, escrita, dirigida y protagonizada por Alfonso Arau y que en México llamó mucho la atención, entre otros tantos elementos, por ser la primera sátira contra el régimen priísta en la que aparecía el logo del partido oficial (Partido Revolucionario Institucional o P.R.I.) pero con la siglas R.P.M. Otro hito cinematográfico que combinó el humor y crítica fue la Ley de Herodes, escrita y dirigida por Luis Estrada en 1999, obra que tuvo que batallar contra la censura oficial pues, fue la primera cinta que hizo referencia directa al P.R.I.

20 PAZ, Octavio, op. cit., p. 79.

21 RODRÍGUEZ ESTRADA, Mauro, RAMÍREZ BUENDÍA, Patricia, Psicología del mexicano en el trabajo, México, Ed. Mc Graw Hill, 1996, p. 38.

22 PAZ, Octavio, op. cit., p. 5.

23 RAMÍREZ, Santiago, El mexicano, psicología de sus motivaciones, México, Grijalbo, 2002, pp. 61-62.

24 Cfr. DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, op. cit., p. 163.

25 PAZ, Octavio, op. cit., p. 15.

26 BEJAR NAVARRO, Raúl, op. cit., pp. 98-101.

27 DÍAZ-GUERRERO, Rogelio, op. cit., p. 40.

28 DÍAZ TOVAR, Alfonso, ALBARRÁN ULLOA, Valentín, «Las prácticas conmemorativas: el pasado familiar o lo familiar del pasado», in ARCIGA BERNAL, Salvador (et. al.), Del pensamiento social a la participación: Estudios de psicología social en México, México, Somepeso, 2004, p. 157.

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Per citare questo articolo

Notizia bibliografica digitale

Iñigo Fernández, «Los mexicanos somos…»Diacronie [Online], N° 11, 3 | 2012, documento 8, online dal 29 octobre 2012, consultato il 09 décembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/diacronie/2700; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/diacronie.2700

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Autore

Iñigo Fernández

Iñigo Fernández es maestro en historia por la Universidad Iberoamericana de México y doctor en biblioteconomía y documentación por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro de la Asociación Méxicana de Investigadores de la Comunicación y de la Red de Historiadores de la Prensa. Su tesis doctoral se intituló El debate fe razón en la prensa católica y liberal de la capital mexicana (1833-1857) y su línea de investigación se centra en la historia del periodismo mexicano del siglo XIX, si bien ha desarrollado algunos estudios en torno a los estereotipos del mexicano. Su publicación más reciente es ¿Cómo se ha escrito la historia?: Una alternativa para la enseñanza de la historiografía a preuniversitarios (Madrid, EAE, 2011) y actualmente encabeza un seminario en torno al análisis de las historias del periodismo mexicano.
URL: < http://www.studistorici.com/progett/autori/#Fernandez >

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