El Censo Nacional de 1960 en Argentina
Abstract
La morfologia dell’Argentina nella prima metà degli anni Sessanta del Novecento si presenta con una distribuzione della popolazione che consolida fortemente il ruolo della sua capitale in trasformazione, in un contesto – tuttavia – troppo ridotto e sproporzionato per lo svolgimento dei conflitti politici interni ad uno spazio ben più ampio e diversificato di quello che si può intravvedere prendendo in considerazione le dinamiche politiche. In questo articolo, incentrato sulla lettura analitica del Censimento Nazionale della Popolazione del 1960 che fu indetto durante il governo di Arturo Frondizi, si mette in luce quanto si riflettano nel Censimento stesso le origini e le identità che caratterizzano la morfologia di un paese destinato, negli anni successivi, ad entrare in una profonda crisi politica, prima con il rovesciamento del Presidente Frondizi e poi con la proclamazione di José María Guido a nuovo Capo dello Stato.
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Introducción
- 1 Ver YERUSHALMI, Yosef, LORAUX, Nicole, MOMMSEN, Hans, MILNER, Jean-Claude, VATTIMO, Gianni, Usos de (...)
- 2 Este es un tema omnipresente en la historiografía internacional; cabe pues revisar el clásico libro (...)
1Son varias las respuestas que se han formulado a la pregunta de qué es la historia y para qué sirve: a conocer algunas de ellas hemos dedicado nuestros primeros años entre los claustros universitarios. No queremos aquí mencionar todas, ni siquiera muchas de esas respuestas. Sólo queremos hacer referencia a aquella que llega ahora a la memoria y que consideraba que los historiadores debían cumplir la función social de recordar lo que las instituciones o la comunidad van llevando al olvido. Este último fenómeno – el olvido – puede tener diversos grises, desde la negación hasta el vacío involuntario, pasando por las distintas pérdidas, confusiones o cambios en los detalles1. Lo concreto es que al recordar diferentes “hitos” que nos sirven para ordenar lo diacrónico y lo sincrónico en nuestra percepción del pasado, corremos el riesgo de perder de vista lo común, lo que no se destaca, lo que cambia lentamente, lo que no es un mojón2. También podemos llevar nuestra imaginación hacia ciertos colores y formas del pasado; hay, sin embargo, aspectos que pasamos por alto en esas figuraciones.
2El objetivo de este trabajo es revisar las características de la población de la Argentina a lo largo de la década de 1960 para complementar las formas de representarnos ese momento histórico. Más allá de las maneras en que podamos o no articular los diferentes fragmentos que componen la trama de la explicación histórica, pensar un universo desde lejos con tanto detenimiento como desde cerca, le brinda densidad al relato y tonalidades a los argumentos. Claro que no se pretende aquí ensayar una historia de larga duración para revisar la inestabilidad política por la que atraviesa la Argentina en la década de 1960. Tampoco es nuestra intención escindir el panorama general como algo inmóvil en contraposición con los vertiginosos movimientos de la alta política. Nos interesa focalizar nuestra atención en el rol de los grupos sociales y los colectivos ya que muchas veces nos hemos encontrado revisando alguna arista de la compleja trama de los procesos políticos y hemos descubierto esa modalidad de hacer historia sobre la que tantas críticas leímos consistente en otorgar excesiva relevancia a los individuos, desatendiendo, por tanto, el aspecto señalado.
3Vale la pena recordar esto porque lo que se percibe en algunos momentos clave de las crisis políticas de principios de la década de 1960 es una serie de espasmódicas retracciones de la participación política. La cesura entre la sociedad civil y la política es tal que algunos de los momentos álgidos cuentan con altas dosis de indiferencia por parte de la mayoría de la población que aparenta seguir, sin más, con su ritmo habitual:
- 3 LUNA, Félix, La Argentina de Perón a Lanusse 1943-1973, Buenos Aires, Planeta, 1993, p. 131.
El 29 y 30 de marzo de 1962 un país de más de veinte millones de habitantes hizo una curiosa experiencia: su comercio marcó normalmente, sus bancos funcionaron como de costumbre, su burocracia siguió rotando, sus cines y teatros divirtieron o aburrieron al público, os chicos fueron al colegio, los vigilantes cuidaron el orden y los amantes hicieron el amor como si fuera un día más. Pero ese día no había gobierno. El presidente constitucional estaba preso y no había nuevo presidente. Un país en acefalía continuó funcionando en la más perfecta normalidad3.
4A fin de enmarcar ese día habitual en un día sin gobierno es necesario revisar cómo se conformaba esa población, es decir, de qué manera estaba configurada esa morfología de una década compleja de la historia contemporánea argentina y nos dedicaremos a examinar el Censo Nacional de Población de 1960.
1. Formas, orígenes e identidades
- 4 Esto es así en tanto las instituciones vigentes al momento del censo funcionaban de acuerdo con lo (...)
- 5 Censo Nacional de Población 1960. Poder Ejecutivo Nacional, Secretaría de Estado de Hacienda, Direc (...)
- 6 MASSÉ, Gladys, La población, in ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Nueva historia Argentina, t. 7, B (...)
- 7 PANTÉLIDES, Edith Alejandra, «La transición demográfica argentina: un modelo no ortodoxo», in Desar (...)
- 8 CNP 1960, t. 1, Cuadro 2, pp. 3-7.
- 9 CNP 1960, t. 1, Contenido, p. XLIV.
- 10 CNP 1960, t. 1, Contenido, p. XLIII.
5El Censo Nacional de Población de 1960 es considerado el primero de los “censos modernos” que se efectuaron en la Argentina, además de presentar la particularidad de haber sido uno de los pocos hecho en un momento de normalidad institucional y cierta calma social y política4. Sus resultados arrojaron que habitaban la República 20.010.539 personas5 con una esperanza de vida al nacer promedio de 66,4 años (63,7 para las mujeres y 69,5 para varones)6, y el doble respecto de la expectativa de vida durante las últimas décadas del siglo anterior. Es en este lapso en el que descienden, lentamente, hasta consolidarse en niveles bajos hacia el final del período las tasas de fecundidad y mortalidad, es decir, que se da una transición demográfica7. La distribución por sexo es muy pareja: hay sólo 1.255 hombres más que mujeres, ellos son más entre los niños, hasta los trece años; a partir de allí, ellas serán más, hasta los 45 años, edad a partir de la cual vuelve a predominar la masculinidad con más fuerza durante toda la cincuentena, hasta que la tendencia se revierte desde los 65 años hacia la ancianidad8. La media de edad ha subido poco más de un año respecto del censo anterior; para los varones, se ubica en 29,4 y para las mujeres en 29,6 años9. En general, la pirámide se ha deformado un poco respecto de la de 1947; ahora, presenta un par de cinturas: entre los 10 y 24 años una, la otra entre 40 y 44 años, para después subir lozanamente hacia la cúspide10.
- 11 REPÚBLICA DE CHILE, Censo de Población 1960, Resumen País, p. 22.
- 12 ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, INSTITUTO NACIONAL DE ESTADĺSTICAS Y GEOGRAFĺA, Censo de Población y Vivi (...)
- 13 DEVOTO, Fernando, La inmigración de ultramar, in TORRADO, Susana, op. cit., t. II, pp. 537, 547. Lo (...)
- 14 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-15.
6Figuran como censados 2.604.447 habitantes que han nacido en el extranjero, apenas superando el 13% del total de la población. Esta proporción resulta enorme si la comparamos con otros países de América durante el mismo período: sólo es superada por Canadá, que está habitado en un 15,5% por extranjeros; en Estados Unidos y Venezuela apenas alcanzan el 5% (5,4 y 7,4 respectivamente), mientras que en Paraguay (con datos de 1950) este número es de 4,1%, en Brasil el 2,3%, en Chile 1,4% y en Bolivia 1,311. En México, figura como extranjera el 0,15% de la población12. Para 1960, se estima terminada la última oleada del proceso migratorio de masas13, y, sin embargo, los porcentajes de nacidos en el extranjero aún son elevados. Resulta sugerente ver cuáles son las consecuencias de aquel movimiento masivo reciente: el 77,38% (2.015.275) de los extranjeros son nacidos en Europa, y el 61,2% está conformado por españoles (715.685) e italianos (878.298). Nos remite aún más a los saldos migratorios del período de inmigración masiva, el tener en cuenta que, de todos los europeos, 1.224.241 (60,75%) superan los cincuenta años de edad, proporción que en el caso de los nacidos en España se convierte en el 65,98% (472.232) y para los de Italia 54,55% (479.104)14.
- 15 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-11.
- 16 BENENCIA, Roberto, La inmigración limítrofe, in TORRADO, Susana, op. cit., t. I, pp. 571-572.
- 17 Censo nacional de población, hogares y vivienda. 2010. Resultados definitivos, cuadros 1, 5 y 6, di (...)
- 18 CACOPARDO, María Cristina, MAGUID, Alicia, «Migrantes limítrofes y desigualdad de género en el merc (...)
7Los migrantes provenientes de otros países americanos representan un 2,45% de los censados. De todos ellos – un total de 490.418 personas – hay una enorme preeminencia de los países limítrofes que, siendo 467.260 personas, representan el 95,28% de ellos y un 17,94 todos de habitantes nacidos fuera de la Argentina15. Los migrantes de países limítrofes presentan una suerte de constante en los números totales de la población argentina, representando desde el primer censo nacional una proporción estable entre el 2 y 3%16, sólo superada en el censo de 2010 con un 3,10%17. Si inicialmente compensaban la escasez de mano de obra en el sector primario de las economías fronterizas, durante el período que analizamos se inicia un transición según la cual pasan a tener menor incidencia entre la población económicamente activa y a cumplir un rol cada vez más residual en las economías regionales, modificando el destino migratorio desde éstas hacia el área metropolitana de Buenos Aires, circunstancia que resultará evidente cuando el censo de 1970 ubique a más de la tercera parte de ellos en dicha zona18.
- 19 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-11.
- 20 Para revisar las causas de la emigración de habitantes de países limítrofes hacia la Argentina, lee (...)
- 21 BENENCIA, Roberto, op. cit. pp. 583-585.
- 22 MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, «Inmigración de países limítrofes y demanda de mano de obra en l (...)
- 23 Ibidem, pp. 592-594.
- 24 MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, op. cit., pp. 38-39.
- 25 BENENCIA, Roberto, op. cit., pp. 585-586; MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, op. cit., pp. 38-39.
- 26 Ibidem, pp. 587-589.
- 27 Ibidem, pp. 589-592. También ver: REBORATTI, Carlos, «Migraciones y frontera agraria: Argentina y B (...)
8Los más numerosos son los nacidos en Paraguay, seguidos por chilenos, bolivianos, uruguayo y brasileños19. Para 1960, la naturaleza de la migración limítrofe ha mutado: ya no se trata en su mayoría de exiliados políticos o refugiados de guerra, como durante la guerra del Chaco de 1936; ahora se marca una clara prevalencia de emigración económica que se dirige principalmente al área metropolitana20. Como muestra de la importancia que tiene la migración paraguaya, cabe mencionar cómo, en 1970, cerca del 10% de la población de ese país fue censada en Argentina21; y es la década de 1960 aquella que muestra una aceleración del ingreso de migrantes de ese origen22. Los migrantes chilenos, que entre los censos de 1947 y 1960 muestran un salto cuantitativo de casi 9 puntos porcentuales, mantienen movimientos de tipo económico, vinculados a la estacionalidad de las economías regionales y se mantienen en las regiones fronterizas, sobre todo las patagónicas, sin dirigirse hacia el área metropolitana23; ya durante la década de 1960 el flujo disminuirá, en especial por las condiciones en el país de origen24. La inmigración boliviana aparece como un fenómeno tardío: recién en la década de 1950 supera las dos cifras entre el aporte de los países limítrofes y en la de 1960 seguirá constante25. Aun cuando éste es uno de los períodos de menor afluencia de migrantes uruguayos, éstos tenían, para 1960, una consolidada tradición de intercambio con Argentina, desde los inicios de la vida independiente y dirigida principalmente hacia el área metropolitana. El perfil del inmigrante uruguayo es el de un migrante urbano de elevado nivel de integración social y económica que hace que no se diferencie de manera tajante por su ubicación en el mercado o las actividades que desarrolle, de los nativos26. La migración proveniente de Brasil, que en 1960 representaba un 10,4% de los migrantes de países limítrofes y que transita para este momento el término medio del prolongado descenso en su incidencia a lo largo de todo el siglo XX, generaba, en la década, dos subsistemas autónomos de migración en Argentina: el más antiguo ubicado en la zona pampeana y la capital, y uno más reciente y de mayor incidencia en la provincia de Misiones, donde resultó determinante para la expansión de la frontera agrícola durante el último tercio del siglo27.
- 28 BOLEDA, Mario, Composición étnica. En torno a los pueblos originarios y a los trasplantados desde e (...)
- 29 Censo Indígena Nacional (CIN), t. I.
- 30 El CIN se implementó como forma de aplicar el Convenio N° 107 sobre poblaciones indígenas y tribale (...)
- 31 CIN, t. I, p. 30.
- 32 CIN, t. I, pp. 30-31.
- 33 BOLEDA, Mario, op. cit. pp. 184-185.
9Una forma de la otredad más marcada que la de los nacidos en el extranjero parece dada por los pueblos originarios, su descendencia y su integración, para los que no hay más que intentos difusos de análisis y datos poco claros. En primer término, no aparecen referencias directas ni indirectas a éstos en el relevamiento de 1960. La estimación más cercana en el tiempo es la que ofreció Esteva Fábregat para 1962, que, por medio del sistema AB0 (es decir por la composición sanguínea), estimó como indígena a más de dos millones de habitantes28. Si esas estimaciones parecen excesivamente inclusivas, las estadísticas oficiales nos ofrecen una propuesta mucho más cerrada, en el intento que fue el Censo Indígena Nacional (1966-1968)29. Este relevamiento, que quedó trunco, parece más bien destinado a ofrecer información para la generación de políticas de desarrollo regional, dado que hacía un fuerte hincapié en cuestiones económicas y culturales de carácter comunitario30. Ya en la “Concepción teórico técnica del Censo Indígena Nacional” se definía «[…] al indio colectivamente, debido a que cualquier programa de desarrollo deberá trabajar sobre la colectividad y no sobre los individuos tomados aisladamente»31. Pero más cerrada aparece aún la definición de qué características tiene un indígena para el relevamiento: debe manejarse en una economía de subsistencia, convivir en comunidad, mantener elementos de la cultura prehispánica (preferentemente la lengua), expresar conciencia de su pertenencia a ese grupo identitario, y que su hábitat no se haya desplazado mucho del de sus antepasados prehispánicos32. Una conceptualización tan plena de especificidades no hace sino consolidar el carácter exótico de esta parte de la población, y excluía a aquellos aborígenes que cumplían con alguno de estos requisitos pero no todos, mientras dejaba fuera del conteo a aquellos que se reconocían aborígenes pero estaban integrados a la vida nacional33. En conclusión, con la mitad del trabajo sin realizar, lo que se logró fue establecer espacialmente varias comunidades de los distritos sobre los que se pudo hacer el relevamiento, y se arrojó como resultado concreto, unas 75.000 personas censadas, con una estimación de 90.000 más para los distritos no relevados. Hasta el primer censo del siglo XXI no habría recolección de datos estadísticos más confiables sobre el tema.
- 34 Las formas de la otredad, lo exótico y lo extranjero tiene diferentes niveles de acuerdo a muy comp (...)
10Son varias las aristas que ofrece el tema de la identidad y las estadísticas. Tarea para la historia cultural, que tiene para establecer si se trata de un problema de objeto o de grado, o si existen formas de explicar las mutaciones que el sentido de extranjería ha tenido en el curso del siglo XX argentino. Se encuentra fuera de los propósitos de este trabajo, sin embargo, vale mencionar lo íntimamente relacionado que está el problema de las transformaciones en la percepción del exotismo con nuestras temáticas34.
2. Crecimiento y distribución
- 35 CNP 1960, t. 1, Cuadro 1, pp. 1-2.
- 36 LATTES, Alfredo, Esplendor y ocaso de las migraciones internas, in TORRADO, Susana, op. cit.,t. II.(...)
11Más del 18,8% de toda la población argentina vivía en los partidos del Gran Buenos Aires, y si a eso le sumamos el casi 15% que habitaba en el distrito de la Capital, tenemos a un tercio de la población en una zona muy concentrada35. El área metropolitana de Buenos Aires (la Capital y los municipios que la circundan) experimenta, en algún momento entre 1945 y 1960, el punto álgido de crecimiento poblacional, proceso que desde entonces pasó a desacelerarse para comenzar a invertirse durante el período comprendido entre 1970 y 198036.
- 37 LATTES, Alfredo, op. cit., p. 16.
- 38 Ibidem, p. 27. Los períodos que toma Alfredo Lattes para el análisis son: 1895-1915; 1915-1930; 193 (...)
- 39 Ibidem, p. 28.
12Para este momento, sólo algunas de las provincias de antiguo poblamiento superan los diez habitantes por kilómetro cuadrado: Tucumán, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Córdoba. Estas provincias, a su vez, son las que alimentan el crecimiento relativo de la de Buenos Aires; la brecha que existe en los números entre la población de Buenos Aires y aquéllas entre 1945 y 1960 (26,4% y 33,9% del total de la población del país respectivamente) no ha sido ampliada significativamente a partir de aportes provenientes de las provincias “nuevas”. De hecho, junto con su incremento relativo, también, aunque de manera menos significativa, hacen lo propio Misiones, Salta y Mendoza (+ 0,3% c/u); Formosa (+ 0,2%); y Chubut, Río Negro, Santa Cruz – Tierra del Fuego, San Juan y Jujuy (+0,1% c/u). La Capital Federal es la que más resignó población en términos relativos (-3,4 %), seguida por Santa Fe (-1,7%), Entre Ríos (-0,9%), Córdoba, Corrientes y Santiago del Estero (-0,6%), Tucumán (-0,4%), La Pampa (-0,3%), Chaco, Catamarca y San Luis (-0,2%), y La Rioja y Neuquén (-0,1%)37. En conclusión: la redistribución interprovincial de población alcanzó en este período la tasa de 7 por mil, la más alta de todos los períodos calculados por Lattes38; y la provincia de Buenos Aires pasó de una tasa de redistribución poblacional nula a una del 19 por mil, casi tres veces mayor que la media nacional. Este crecimiento poblacional se distribuye entre un 33% de crecimiento vegetativo, un 43% de inmigración neta de nativos y un 24% de inmigración neta de extranjeros; es decir, el 67% del crecimiento poblacional de la provincia de Buenos Aires entre 1945 y 1960 se debe a los movimientos migratorios39.
- 40 Ibidem, pp. 21-22.
13La media de crecimiento poblacional, para el período marcado por Lattes (1945-1960) creció: mientras que, durante el lapso anterior, éste era, para el total del país, del 16%, ahora pasaba a ser del 19%, desagregado en una media de 16% de crecimiento vegetativo y un 3% migratorio. Si las prácticas inmigratorias se habían modificado respecto de otros lapsos de la historia argentina, recién a partir de este momento reducirá su importancia en el crecimiento total de la población este factor, que desde el período comprendido entre 1960 y 1970 y hasta fines del siglo XX se estabilizará en el 1%40.
- 41 CNP 1960, t. 1, Cuadro 7, pp. 18-23, Cuadro 9.
- 42 La definición de población rural que usamos es la que está especificada entre las definiciones que (...)
- 43 REBORATTI, Carlos, Los mundos rurales, in TORRADO, Susana, op. cit., t. II, pp. 90-93
14Algo menos de un tercio de la población habitaba zonas rurales41. El censo anterior (1947) había presentado, en términos absolutos, el mayor número de habitantes en zonas rurales del siglo XX en la Argentina, con 6.008.000 habitantes; y, si bien durante todo el siglo la emigración rural fue una tendencia, éste período intercensal es el que la establece y profundiza definitivamente como una constante. El censo de 1960 comienza con 5.252.198 de personas que habitaban en el campo o poblaciones menores a 2.000 habitantes42; la curva seguirá siendo descendente hasta el final del siglo. Las tasas negativas de crecimiento marcan una aceleración de la emigración, que si anteriormente comprendía el crecimiento vegetativo de las zonas rurales, ahora arrastra los saldos poblacionales anteriores, procesos que se pueden observar claramente a nivel regional y de manera más evidente en algunos casos provinciales43.
- 44 Ibidem, p. 93.
- 45 Durante las décadas de 1950 y 1960 operaron en la industria azucarera argentina una serie de cambio (...)
- 46 Ibidem, pp. 90, 92, 97-99.
15El noroeste era «[…]un área rural estancada, basada en producciones agrícolas tradicionales (maíz, papas), ganadería muy extensiva a veces manejada en sistemas de trashumancia […]»44. Algunas industrias dinamizaban un poco el mercado rural, como la azucarera que, sin embargo, exponía a los pequeños cultivadores de caña al inmediato impacto de las crisis de sobreproducción, sin contar el efecto del cierre de buena parte de los ingenios en 196645. La industria tabacalera llegó a ser clave en el retardo del proceso migratorio jujeño; pero, en general, no hubo expansión de la frontera rural que lograra atraer a la población. Más desatendida por la política y el mercado resultaba aún la región chaqueña, cuya población aborigen sólo participaba en algunas unidades madereras o, estacionalmente, en la zafra algodonera. Sin una medida clara, se estima que participaron en los movimientos migratorios generales, en especial hacia el litoral (Rosario) o a algunas ciudades del noroeste. Distinta de la región homónima es la provincia de Chaco, en la que entre 1947 y 1960 aún continua en crecimiento la población rural, la que comenzará su éxodo durante el período intercensal siguiente (1960-1970)46.
- 47 Ibidem, pp. 90, 92, 99.
- 48 Ibidem, p. 103.
- 49 La provincia de Misiones, por ejemplo, tiene saldos negativos en los períodos intercensales de 1947 (...)
16La población rural de la provincia de Río Negro presenta fuertes oscilaciones entre los distintos censos del siglo, pero con tendencia final hacia la alza, a causa de la expansión y diversificación agrícola en el Alto Valle para el período que nos interesa: con baja entre 1947-1960 (-24 por mil) y alza entre 1960-1970 (48,2 por mil). El resto de la Patagonia se presenta más regular, es decir, siguiendo la tendencia general hacia la baja47. En general, la crisis del lanar es expulsiva mientras que, como contrapartida, genera atracción la modificación agrícola en los valles de riego48. El Cuyo sufre, durante la década de 1960, las consecuencias de una crisis de sobreproducción vitivinícola como consecuencia de la baja del consumo por la entrada en competencia de otros productos, como la cerveza o las gaseosas, fuertemente promocionadas por la publicidad. Desde entonces y hasta una renovación productiva que se dará a finales de siglo con mejoras de la calidad y la mirada puesta en el mercado externo, la región resultará netamente expulsora de población. La región de la Mesopotamia argentina también sufrirá expulsión de sus pobladores rurales y contribuirá a esto la falta de tierras disponibles, la saturación de antiguas colonias y la degradación del suelo; otra vez, la década de 1960 aparecerá como el momento en el que se establecerá y/o profundizará la tendencia49.
17La región pampeana había iniciado ya sus saldos migratorios rurales negativos para 1947 y, durante el período, este proceso se torna masivo. Las causas son varias: organizativas, sociales, ambientales; sin embargo, la práctica que consiste en vivir en ciudades sin dejar la producción agrícola (urbanización del campo) se volverá corriente. A partir de esta década otros cambios afectarán la forma de poblar el campo pampeano. La aplicación de la ciencia para la producción agrícola y ganadera generó aumentos de productividad sin que por ello se atrajeran pobladores sino, por el contrario, resultó expulsiva: el arrendamiento mutó hacia el usufructo de la tierra por productores tecnificados en lugar de inmigrantes con mano de obra familiar. En general, los servicios y las comodidades de la vida urbana venían ganando la batalla: en la mitad del siglo, la mirada sobre lo “moderno” en relación con la vida urbana y lo rural como “atrasado” resultaban omnipresentes. En este sentido, también el momento que estamos analizando aparece como una bisagra:
- 50 VELÁZQUEZ, Guillermo Ángel, GÓMEZ LENDE, Sebastián, «Dinámica migratoria: coyuntura y estructura en (...)
En cuanto a las causas de la emigración, indicadores de ocupación, estratificación y condiciones de vida aparecen como determinantes del fenómeno; entre 1947 y 1960 se destaca la importancia de los indicadores de empleo, mientras que a partir de la década de 1960 parecen adquirir mayor significación en este tipo de procesos migratorios, aspectos vinculados con la calidad de vida50.
- 51 MEICHTRY, Norma, «Emergencia y mutaciones en el sistema urbano», in TORRADO, Susana, op. cit., t II(...)
- 52 Ibidem, pp. 54-56.
- 53 Ibidem, pp. 69-72.
- 54 VAPÑARSKY, César, «Primacía y macrocefalia en la Argentina: la transformación del sistema de asenta (...)
18Tempranamente la Argentina se había transformado en un país urbanizado (así lo revela el censo de 1914), como consecuencia de un proceso histórico de concentración de recursos y de poder político según un patrón de alta primacía en torno a la Capital51. El índice de primacía urbana (la relación entre la población de la “ciudad líder” respecto de la población urbana total) alcanza sus mayores niveles en el siglo XIX (1895), para luego decaer. Pero es sólo a partir de la década de 1960, cuando se da un fenómeno de contraprimacía o contraurbanización, basado en el crecimiento absoluto y relativo de las aglomeraciones de tamaño intermedio y su dispersión geográfica, que, a su vez se origina en transformaciones de la forma de insertarse la Argentina en el mercado mundial y la consecuente descentralización de las manufacturas52. Pero, además de la división internacional del trabajo, la estabilización del proceso de concentración y alta primacía en la Argentina responde también a otros factores, relacionados con políticas concretas, como las de promoción de desarrollo regional, con limitaciones a las inversiones industriales en la capital o incentivos para otras regiones o la descentralización de la educación superior53. En definitiva, si el movimiento que se inicia en este período no hace que la primacía urbana del área metropolitana ceda, sí va a aminorar la macrocefalia el paisaje demográfico argentino: mientras que en 1950 la población de aquella zona casi duplicaba la del conjunto de las demás aglomeraciones de más de 50.000 habitantes, en 1991 sólo casi la igualaba54.
3. Conclusión
19Los datos de un censo proveen información, también, sobre algunas pautas culturales que llaman inmediatamente la atención de quien revisa los cuadros. Además de los números que nos informan sobre el universo censado, el formato del relevamiento denota algunos de los intereses y los conceptos que rigen el mecanismo todo. Inmediatamente surge la curiosidad y las preguntas en torno a la razón de ser de los datos, las relaciones, las proporciones y las intenciones del relevamiento. Ahí es cuando los datos dejan de ser números fríos para pasar a dar cuenta pautas culturales de una sociedad. No desglosaremos en este trabajo la información sobre nupcialidad, familias, hogares, educación y trabajo; lo que no significa que no sean elementos a considerar para relacionar los números del censo con la vida política. Revisar los orígenes y la distribución de la población aparece ahora como el más panorámico de los acercamientos que podemos realizar si queremos figurarnos esa sociedad pasada. Reducir el teatro de la política a los lugares de interacción de los sectores dirigentes siempre resulta una forma de perder perspectiva. Si las cúpulas dirigente cerradas llevan a que veamos el recitativo de la crisis política de 1962-1963 como una sucesión de intrigas de palacio, abrirnos hacia una mirada más amplia, nos permite construir una imagen de la Argentina de 1962, imaginar la sociedad que estudiamos. Y las formas del espacio político que estudiamos corroboran, a golpe de vista, la idea de una conversión en escala de los espacios.
- 55 MEICHTRY, Norma, op. cit. p. 50.
- 56 FRONDIZI, Arturo, La historia nacional in FRONDIZI, Arturo, FRIGERIO, Rogelio et alia., Introducció (...)
- 57 CALAMARO, Eduardo, Geografía económica in Íbidem, p. 73; además de la expresión citada, se utilizan (...)
20La morfología de la Argentina de la primera mitad de la década de 1960 se nos presenta con una distribución de la población que consolida fuertemente la visión de una ciudad líder que se transformaría en un escenario desproporcionadamente pequeño para el procesamiento de los conflictos políticos de un espacio más amplio y diverso de lo que salta a la vista mirando las dinámicas políticas. La capacidad de decisión política del gobierno central no hace más que incrementarse desde el siglo XIX y encuentra, en estos períodos de inestabilidad institucional, el punto mínimo de influencia de los espacios políticos subalternos. Si la condición primada de la ciudad capital no se revela desde el punto de vista teórico forzosamente como un obstáculo para el desarrollo equilibrado de un país, esa percepción está generalizada y los gobiernos de los diferentes países donde se verifica ese tipo de distribución territorial buscan permanentemente equilibrar los tamaños de sus sistemas urbanos55. En ese sentido, los actores del espacio político que estamos considerando valoran la distribución territorial de la población. Así, por ejemplo, el presidente Arturo Frondizi considera que existe una deformación estructural56 del país que hace de los 300 kilómetros porteños57 no sólo el centro político y económico de la república, sino el espacio exclusivo en el que se toman las decisiones sobre el resto del territorio.
Note
1 Ver YERUSHALMI, Yosef, LORAUX, Nicole, MOMMSEN, Hans, MILNER, Jean-Claude, VATTIMO, Gianni, Usos del olvido, Buenos Aires, Nueva Visión, 1988.
2 Este es un tema omnipresente en la historiografía internacional; cabe pues revisar el clásico libro de CARR, Edward, ¿Qué es la Historia?, Barcelona, Seix Barral, 1965.
3 LUNA, Félix, La Argentina de Perón a Lanusse 1943-1973, Buenos Aires, Planeta, 1993, p. 131.
4 Esto es así en tanto las instituciones vigentes al momento del censo funcionaban de acuerdo con lo establecido por la Constitución Nacional. Ver: GIUSTU, Alejandro, Censos modernos: 1960, 1970, 1980, 1991, 2001, in TORRADO, Susana (Comp.), Población y Bienestar en la Argentina del primero al segundo Centenario. Una historia social del siglo XX, t. I, Buenos Aires, Edhasa, 2007.
5 Censo Nacional de Población 1960. Poder Ejecutivo Nacional, Secretaría de Estado de Hacienda, Dirección Nacional de Estadísticas y Censos. Tomo 1 - Total del País (en adelante CNP 1960, Tomo 1), Cuadro N°1, pp. 2 y 3. El número mencionado no incluye a la población estimada para el territorio Antártico, Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que no fue censada sino determinada por antecedentes registrados en otras fuentes. Con la suma de dichas estimaciones, el total llegaría a 20.013.793 habitantes, pero la diferencia de 3.254 habitantes no está considerada en los cuadros sobre características de la población.
6 MASSÉ, Gladys, La población, in ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA, Nueva historia Argentina, t. 7, Buenos Aires, Planeta, 2001, p. 54.
7 PANTÉLIDES, Edith Alejandra, «La transición demográfica argentina: un modelo no ortodoxo», in Desarrollo Económico, 22, 88, 1983, pp. 511-534.
8 CNP 1960, t. 1, Cuadro 2, pp. 3-7.
9 CNP 1960, t. 1, Contenido, p. XLIV.
10 CNP 1960, t. 1, Contenido, p. XLIII.
11 REPÚBLICA DE CHILE, Censo de Población 1960, Resumen País, p. 22.
12 ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, INSTITUTO NACIONAL DE ESTADĺSTICAS Y GEOGRAFĺA, Censo de Población y Vivienda 1960 (DGE. VIII Censo General de Población 1960), tabulados básicos, Cuadro 28. URL: < http://www.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/default.aspx?c=16764&s=est > [Consultado el 6 enero 2012], DGE. VIII Censo General de Población 1960. Tabulados básicos. Cuadro 28.
13 DEVOTO, Fernando, La inmigración de ultramar, in TORRADO, Susana, op. cit., t. II, pp. 537, 547. Lo mismo se desprende de los argumentos de MASSÉ, Gladys, op. cit.
14 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-15.
15 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-11.
16 BENENCIA, Roberto, La inmigración limítrofe, in TORRADO, Susana, op. cit., t. I, pp. 571-572.
17 Censo nacional de población, hogares y vivienda. 2010. Resultados definitivos, cuadros 1, 5 y 6, disponible en URL: < http://www.censo2010.indec.gov.ar/resultadosdefinitivos_totalpais.asp > [Consultado el 6 diciembre 2012].
18 CACOPARDO, María Cristina, MAGUID, Alicia, «Migrantes limítrofes y desigualdad de género en el mercado laboral», in Desarrollo económico, 43, 170, 2003, p. 269. También, BENENCIA, Roberto, op. cit., p. 573.
19 CNP 1960, t. 1, Cuadro 5, pp. 10-11.
20 Para revisar las causas de la emigración de habitantes de países limítrofes hacia la Argentina, leer: MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, «Inmigración de países limítrofes y demanda de mano de obra en la Argentina, 1940-1980», in Desarrollo Económico, 20, 80, 1981, pp. 491-510.
21 BENENCIA, Roberto, op. cit. pp. 583-585.
22 MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, «Inmigración de países limítrofes y demanda de mano de obra en la Argentina, 1940-1980», in Desarrollo Económico, 23, 89, 1983, pp. 38-39.
23 Ibidem, pp. 592-594.
24 MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, op. cit., pp. 38-39.
25 BENENCIA, Roberto, op. cit., pp. 585-586; MARSHALL, Adriana, ORLANSKY, Dora, op. cit., pp. 38-39.
26 Ibidem, pp. 587-589.
27 Ibidem, pp. 589-592. También ver: REBORATTI, Carlos, «Migraciones y frontera agraria: Argentina y Brasil en la cuenca del alto Paraná–Uruguay», in Desarrollo Económico, 19, 74, 1979 pp. 189-209.
28 BOLEDA, Mario, Composición étnica. En torno a los pueblos originarios y a los trasplantados desde el África in TORRADO, Susana (Comp.), Población y bienestar en la Argentina del primero al segundo centenario. Una historia social del siglo XX, t. II, Buenos Aires, Edhasa, 2007, pp. 183-184.
29 Censo Indígena Nacional (CIN), t. I.
30 El CIN se implementó como forma de aplicar el Convenio N° 107 sobre poblaciones indígenas y tribales (ratificado por Argentina en enero de 1960), aprobado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1957 y que recomendaba una serie de políticas y perspectivas para las comunidades indígenas. En consonancia con su época, este documento veía las comunidades aborígenes como atrasadas, y promovía su asimilación a los sistemas nacionales. Pese a los defectos que pudiera tener su perspectiva y sus propuestas paternalistas, este documento introdujo en los foros multilaterales la cuestión aborigen. Con el decurso de los años sus problemas se harían cada vez más evidentes hasta a década de 1980, cuando la misma OIT convocaría a expertos para su revisión que llevaría a la aprobación del Convenio N° 169 sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes. Para una relación y análisis de estos instrumentos ver: HERNÁNDEZ PULIDO, J. Ricardo, «La OIT y los pueblos indígenas y tribales» in Boletín mexicano de derecho comparado”, 82, 1/1995, pp. 153-158; Convenio número 169 sobre pueblos indígenas y tribales: un manual, Ginebra, OIT, 2003, versión en línea, URL: < http://pro169.org/res/materials/es/general_resources/Convenio%20num%20169%20-%20manual.pdf > [Consultado el 18 enero 2012].
Se puede acceder a los dos instrumentos (convenio 107 y 169) desde el sitio web de la OIT, URL: < http://www.ilo.org/indigenous/Conventions/no169/lang--es/index.htm > [Consultado el 20 enero 2012].
31 CIN, t. I, p. 30.
32 CIN, t. I, pp. 30-31.
33 BOLEDA, Mario, op. cit. pp. 184-185.
34 Las formas de la otredad, lo exótico y lo extranjero tiene diferentes niveles de acuerdo a muy complejas normas de prestigio. Como forma de introducirse en la temática se puede ver: TODOROV, Tveztan, Nosotros y los otros. Reflexión sobre la diversidad humana, México, Siglo XXI, 1991. En particular, la primera parte, “Lo universal y lo relativo”.
35 CNP 1960, t. 1, Cuadro 1, pp. 1-2.
36 LATTES, Alfredo, Esplendor y ocaso de las migraciones internas, in TORRADO, Susana, op. cit.,t. II., p. 29.
37 LATTES, Alfredo, op. cit., p. 16.
38 Ibidem, p. 27. Los períodos que toma Alfredo Lattes para el análisis son: 1895-1915; 1915-1930; 1930-1945; 1945-1960; 1960-1970; 1970-1980; 1980-1990; 1990-2000.
39 Ibidem, p. 28.
40 Ibidem, pp. 21-22.
41 CNP 1960, t. 1, Cuadro 7, pp. 18-23, Cuadro 9.
42 La definición de población rural que usamos es la que está especificada entre las definiciones que brinda el censo: CNP 1960, t. 1, Contenido, p. XX. Sin embargo, hay otro tipo de definiciones que pueden utilizarse. Para el mismo año, el censo en Chile contiene la siguiente definición: «Para los fines censales son urbanas todas las poblaciones del país con características urbanas (ciudades, aldeas, minerales, salitreras y otros centros poblados con dichas características como bases aéreas, campamentos, etc.), ya sean concentradas, con algunas calles pavimentadas o con algunos servicios de utilidad pública». En: REPÚBLICA DE CHILE, Censo de Población 1960, Resumen País, p. 22.
43 REBORATTI, Carlos, Los mundos rurales, in TORRADO, Susana, op. cit., t. II, pp. 90-93
44 Ibidem, p. 93.
45 Durante las décadas de 1950 y 1960 operaron en la industria azucarera argentina una serie de cambios en los que se ven involucrados los efectos de la dinámica propia del mercado como los de la intervención estatal en la regulación de existencias, otorgamiento de subsidios y políticas de crédito. En general, estos cambios tendieron hacia la concentración de la producción en los grandes ingenios, sobre todo en la provincia de Tucumán que, a diferencia de Salta y Jujuy, tenía una gran mayoría de pequeñas y medianas explotaciones de caña. El más violento de todos estos cambios fue la crisis que afrontó el sector en el año 1965 y sus consecuencias, donde confluyeron problemas de financiación con la eliminación de subsidios al segmento de productores de menores rendimientos y una producción récord que el mercado no pudo absorber ni exportar siquiera a pérdida, dada la coincidente baja del precio internacional del azúcar. Ver: RAMÍREZ, Ana Julia, «Tucumán 1965-1969: movimiento azucarero y radicalización política» in Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates, 2008, Puesto en línea el 12 julio 2008. URL: < http://nuevomundo.revues.org/38892 > [consultado el 12 enero 2012]; VERÓN, Alejandro, «La crisis azucarera de los años ’60 en Argentina y su impacto en la estructura productiva cañera» Ponencia presentada al VIII Congreso Latinoamericano de Sociología Rural, Porto de Galinhas, 2010, URL: < http://www.alasru.org/grupo-de-trabajo-11-brasil > [consultado el 13 enero 2012].
46 Ibidem, pp. 90, 92, 97-99.
47 Ibidem, pp. 90, 92, 99.
48 Ibidem, p. 103.
49 La provincia de Misiones, por ejemplo, tiene saldos negativos en los períodos intercensales de 1947-1960 (-28.487) y 1960-1970 (-42.704). Para ello coadyuva el carácter marcadamente rural de la estructura poblacional con la falta de consolidación de producciones alternativas a la de la yerba mate (tung, té), las consecuencias catastróficas de la crisis de sobreproducción yerbatera de fines de la década del 50 (entre 1958 y 1959 la superficie cultivada se duplicó), agravarían la situación, obligando a muchos pequeños propietarios a vender sus predios. BOLEDA, Mario, «El proceso emigratorio misionero en las últimas tres décadas», in Desarrollo económico, 23, 90, 1983; pp. 287-298.
50 VELÁZQUEZ, Guillermo Ángel, GÓMEZ LENDE, Sebastián, «Dinámica migratoria: coyuntura y estructura en la Argentina de fines del XX», in Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 9, 2004, URL: < http://alhim.revues.org/index432.html > [consultado el 13 enero 2012].
51 MEICHTRY, Norma, «Emergencia y mutaciones en el sistema urbano», in TORRADO, Susana, op. cit., t II, pp. 50-51.
52 Ibidem, pp. 54-56.
53 Ibidem, pp. 69-72.
54 VAPÑARSKY, César, «Primacía y macrocefalia en la Argentina: la transformación del sistema de asentamiento humano desde 1950», in Desarrollo económico, 35, 138, 1995 pp. 227-254.
55 MEICHTRY, Norma, op. cit. p. 50.
56 FRONDIZI, Arturo, La historia nacional in FRONDIZI, Arturo, FRIGERIO, Rogelio et alia., Introducción a los problemas nacionales. Curso dictado, en el año 1964, en el Centro de Estudios Nacionales, Buenos Aires, Ediciones del Centro de Estudios Nacionales, 1965, p. 61.
57 CALAMARO, Eduardo, Geografía económica in Íbidem, p. 73; además de la expresión citada, se utilizan otras a lo largo de los distintos artículos del libro con una evidente connotación negativa hacia las características de la distribución de la población en la Argentina. Esto cobra relevancia teniendo en cuenta que quienes intervienen en la edición son parte del grupo técnico político que acompañó al Presidente entre 1958 y 1962.
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Notizia bibliografica digitale
Carlos Fernando Hudson, «El Censo Nacional de 1960 en Argentina», Diacronie [Online], N° 12, 4 | 2012, documento 11, online dal 29 décembre 2012, consultato il 07 décembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/diacronie/2569; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/diacronie.2569
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