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Fernando Negredo del Cerro, Los Predicadores de Felipe IV. Corte, intrigas y religión en la España del Siglo de Oro. Madrid, Actas Editorial, 2006. 490 p.

Francis Cerdan
p. 223-224
Referencia(s):

Fernando Negredo del Cerro, Los Predicadores de Felipe IV. Corte, intrigas y religión en la España del Siglo de Oro. Madrid, Actas Editorial. 490 p. (ISBN: 84-9739-048-2.)

Texto completo

1Después de la terrible carga satírica que constituyó el Fray Gerundio del P. Isla y el menosprecio de la crítica decimonónica heredada de Menéndez y Pelayo, la Oratoria Sagrada del Siglo de Oro quedó durante mucho tiempo «el capítulo peor tratado» de toda la historia literaria. Sólo a mediados del siglo pasado, con espléndidas tesis doctorales, se realizó un acercamiento más riguroso a la sermonística áurea, y poco a poco, se multiplicaron los estudios dedicados a señalados predicadores y a sus sermones, vistos sobre todo en cuanto textos de literatura, tanto escrita como oral. Pero «La Oratoria Sagrada, hecho social apasionante del siglo xvii», según la acertada fórmula de Dámaso Alonso, no llamó mucho la atención de los investigadores especializados en sociología, en historia de las mentalidades o en estudios sobre el ejercicio político del poder. Si José Antonio Maravall abrió algunas pistas, Julio Caro Baroja ignoró casi totalmente el tema en su célebre libro sobre las Formas complejas de la vida religiosa. Paulatinamente se despertó el interés por las interrelaciones entre sermón, literatura y sociedad durante el Siglo de Oro y particularmente en el siglo xvii. Por fin los historiadores, y ya no sólo los filólogos, acudieron a la Oratoria Sagrada y hallaron en los sermones áureos una inestimable fuente para estudiar las mentalidades y los efectos de la religiosidad y su modelo ideológico sobre la vida política y social. En distintas Universidades de España, equipos de investigadores se dedicaron a trabajar sobre el tema, organizando seminarios, encuentros y simposios. Así fue como no tardaron en aparecer notables tesis doctorales. El libro que reseñamos aquí es la forma condensada y divulgativa de la brillante tesis que defendió Fernando Negredo del Cerro en la Universidad Complutense en junio de 2001.

2El volumen, magníficamente arropado en una cubierta que ostenta el rostro de Fray Hortensio Paravicino retratado por El Greco, se organiza, después de un lúcido y sustancial prólogo de Enrique Martínez Ruiz, catedrático de Historia en la Complutense, y de una orientadora introducción del autor, en tres partes perfectamente articuladas.

3Primero, Fernando Negredo propone (pp. 21-78) una caracterización de lo que era un predicador real o, mejor dicho, de cómo se desempeñaba el «oficio de predicador real» bajo los Austrias. Porque los predicadores de Felipe iv continuaron las directrices de sus antecesores inmediatos de la época de Felipe iii. No obstante, de un reinado al otro, se notaron diferencias, en particular en el hecho que los oradores sacros se hicieron cada vez más incondicionales apoyos del valido y de su gobierno. Sin dejar de ser los exegetas que exponen y explican la palabra de Dios y el mensaje evangélico, los predicadores reales se convierten entonces en creadores y difusores de corrientes de opinión y tendencias políticas. «Hombre de Dios y hombre del rey», el predicador real se vuelve un agente privilegiado para hacer llegar al soberano una destacada opinión. Eso explica que el cargo fuera apetecido por numerosos pretendientes y por los bloques de poder que les apoyaban con la esperanza de servirse de ellos para lograr objetivos políticos o de otro tipo. Fernando Negredo ejemplifica muy bien cómo el predicador real, a partir de su labor evangélica, se da a conocer, por una lado, al rey, y, por otro, al mundo de los cortesanos. En nutridas páginas se exponen los trámites burocráticos necesarios para llegar al nombramiento. Como concienzudo historiador, el autor cierra esta primera parte con la exposición de los aspectos cuantitativos, a partir de una tabla que pone de manifiesto la absoluta preponderencia de las órdenes religiosas (particularmente los franciscanos, los jesuitas, los dominicanos y los agustinos).

4La extensa segunda parte (pp. 79-260) desarrolla el análisis de «la actividad política de una elite eclesiástica», análisis basado en la selección de once predicadores. Primero se centra en la actuación de los jesuitas en el entorno de la corte. Sobre el telón de fondo de las actividades de la Compañía se perfilan tres casos significativos: el P. Francisco Aguado (1572-1654), con su dogmatismo y su intransigencia; el P. Agustín de Castro (1589-1671), que se vale de la ambigüedad en la política; el P. Hernando de Salazar (1577-1646), confesor y consejero de Olivares. Son éstas sesenta densas páginas en las que, más allá de lo anecdótico, el historiador sabe muy bien analizar y explicar el funcionamiento de esas actuaciones.

5El apartado siguiente presenta la «discrepancia silenciada» con el caso del mercedario Fray Francisco Boíl (1590-1654) y los destierros y conflictos de la Merced, la lucha en los sermones con la predicación dominica y, por fin, el caso del luminoso Fray Ángel Manrique (1577-1649), cisterciense que representa la integridad en el púlpito.

6El tercer apartado estudia detenidamente los casos en los que el predicador se pone al servicio del poder. El agustino Fray José Laínez (1590-1667) se empeñó, a veces exageradamente, en la legitimación del valimiento. El mercedario Fray Marcos Salmerón (1588-1648) fue modelo de obediencia a la Corona.

7El cuarto y último apartado se dedica a la dimensión internacional de la Monarquía que se refleja en los sermones palatinos.

8De sumo interés resulta la tercera parte de la obra (pp. 261-422), que presenta, explica y ejemplifica la ideología que se vertía desde el púlpito real en sermones que muchas veces llegaban a imprimirse. Esta sermonística de los predicadores reales (representantes de otros muchos oradores sacros) fue indudablemente configuradora de un horizonte vital de creencias. La espiral, a partir de la exposición de la palabra divina, implica una didáctica de las conductas individuales para todos los creyentes inmersos en el mundo y sus peligros. Pero a continuación inmediata llegan los valores sociales y la imposición de un modelo de vida común en la España de los Austrias. A menudo los predicadores despachan una interpretación trascendente de la política llevada a cabo por el rey y los válidos. No se silencian los problemas a veces candentes como el tema de los impuestos y las sediciones ocurridas. Fernando Negredo analiza muy agudamente el panorama de la Monarquía Hispánica, por esencia Monarquía Católica. El proyecto político no podía prescindir de una vinculación social. El autor dedica especial atención a todos los actores del drama político, desde la Corona hasta los ministros.

9El epílogo que cierra la obra (pp. 423-432) merece los más vivos elogios. Perfecto resumen de la obra, termina con los siguientes renglones: «En conclusión, religión y política en la Real Capilla. Dos dimensiones distintas de una misma realidad: la actuación de un grupo de clérigos, los predicadores reales, entre las bambalinas del poder; una muestra más de esa realidad histórica que se ha venido en llamar la España Barroca». No se puede decir más ni mejor.

10No se comentarán aquí ni los documentados apéndices, ni la riquísima bibliografía que satisfarán al lector más exigente. En definitiva, diremos que Fernando Negredo nos ha brindado una obra de sumo interés que servirá de punto de referencia obligado y que será una muy útil herramienta para venideros investigadores tanto del ámbito de la historia como de la sociología literaria. El historiador ha sabido apoyarse en numerosas citas textuales de los sermones predicados en la Capilla Real. Fernando Negredo del Cerro ha demostrado así perfectamente que la lectura y el análisis de la sermonística áurea es una excelente vía para aproximarse a lo que eran entonces las mentalidades colectivas. Por todo ello merece nuestros más sentidos elogios y nuestro más vivo agradecimiento.

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Para citar este artículo

Referencia en papel

Francis Cerdan, «Fernando Negredo del Cerro, Los Predicadores de Felipe IV. Corte, intrigas y religión en la España del Siglo de Oro. Madrid, Actas Editorial, 2006. 490 p.»Criticón, 100 | 2007, 223-224.

Referencia electrónica

Francis Cerdan, «Fernando Negredo del Cerro, Los Predicadores de Felipe IV. Corte, intrigas y religión en la España del Siglo de Oro. Madrid, Actas Editorial, 2006. 490 p.»Criticón [En línea], 100 | 2007, Publicado el 05 enero 2020, consultado el 10 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/9484; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.9484

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