«Por discreto y por amigo». Mélanges offerts à Jean Canavaggio. Coords. Christophe Couderc y Benoît Pellistrandi, Madrid, Casa de Velázquez, 2005. 657 p.
«Por discreto y por amigo». Mélanges offerts à Jean Canavaggio. Coords. Christophe Couderc y Benoît Pellistrandi, Madrid, Casa de Velázquez. 657 p. (ISBN: 84-95555-76-X; Collection de la Casa de Velázquez, 88.)
Texto completo
1 El presente tomo de homenaje es un grueso volumen en gran formato en el que han colaborado 55 autores y que han coordinado un discípulo del homenajeado, Christophe Couderc, y el anterior jefe de estudios de la Casa de Velázquez, Benoît Pellistrandi.
2Por la dedicación ya antigua de Jean Canavaggio al teatro —y en especial al teatro de Cervantes—, esta obra tiene también gran interés para los estudiosos del género teatral y, naturalmente, también para los cervantistas. Como es costumbre en este tipo de obras cuando se ha cuidado bastante su edición, el volumen lleva al frente una lista de las publicaciones, numerosas, del profesor Canavaggio (pp. 1-12), aunque —según es también frecuente— no ofrece ni una introducción ni un índice final de nombres citados. Sin embargo, su contenido y sus colaboradores —muchos de ellos importantes hispanistas de la generación del homenajeado—, lo avalan más que suficientemente. La distribución y el sentido de los apartados son acertados dada la heterogeneidad de los artículos, que exceden los márgenes de la dedicación investigadora del homenajeado, tan vasta y admirable como indica su bibliografía. Quizás se proyectara en su momento con una estructura más convencional por géneros y épocas, pero la realidad de los materiales recibidos puede haber aconsejado esta serie de marcos sucesivos cada vez más alejados de los grandes temas de Canavaggio, de los que acaso el tercero —presentado bajo el título de «L’éclat des lettres»— es el más difuso, con muy relevantes artículos que exploran desde el Buscón quevediano a la obra de Garcilaso de la Vega. Sea como fuere, nada de esto impide aprovechar la lectura apasionante de los numerosos estudios y bastará decir que entre los autores está lo más granado del hispanismo, especialmente en su vertiente francesa.
3Lamentablemente, dos de los invitados a estas páginas, José María Casasayas y Edward C. Riley, han fallecido durante la preparación de la obra, aunque el primero tuvo tiempo de entregar un estudio titulado «Avellaneda en la respuesta de Don Quijote a la duquesa (Quijote, II, 32)» y del segundo sólo se ha incluido una cariñosa carta dirigida al profesor Canavaggio.
4El vasto libro se divide en cuatro grandes partes. En la primera, dedicada a Cervantes, Claude Allaigre y Jean-Marc Pelorson estudian el enigma en las obras narrativas del alcalaíno y proponen una teoría sobre ese pequeño género. Maxime Chevalier analiza los apotegmas de El licenciado Vidriera, mientras que Gaetano Chiappini se acerca a un tema teatral: «Don Quijote entre la verdad certera de la imaginación y la ficción teatral (Sobre Quijote, II, 11)».
5Anthony Close, en su artículo «Cervantes, el novelista de los novelistas», reelabora unas líneas entregadas en 2002, en inglés, al Times Literary Supplement. En esas páginas enjundiosas recorre el camino de la apreciación y la interpretación del Quijote desde 1605 hasta hoy día, pero con un énfasis especial en la lectura de la obra cervantina por los escritores. Aunque los ejemplos por él manejados no sean abundantes —Flaubert, Milan Kundera…—, sus ideas al respecto quedan bastante claras. Jacqueline Ferreras explora el problema de la experiencia, la verdad y la verosimilitud según Cervantes, pero con el ejemplo de La gitanilla, en tanto que Luciano García Lorenzo se acerca a los entremeses cervantinos. Por su parte, Víctor Infantes trata un asunto bien conocido por él como es el de don Quijote y los libros del alcalaíno, en tanto que Isaías Lerner se aproxima de nuevo a la poesía cervantina, la vieja espina clavada en la apreciación de la producción cervantina (una vez sacada, esperemos que definitivamente, la del teatro). El profesor Francisco Márquez Villanueva estudia las relaciones de Cervantes con Italia y con Nápoles a través de la figura del filósofo calabrés Bernardino Telesio. Alessandro Martinengo analiza la visión de Cervantes por el abate Francesco Saverio Quadrio y Michel Moner revisa el problema de la religión en el Quijote y Persiles y Sigismunda, como parte, según entiendo, de aquella soterrada polémica entre la lectura de esa última obra por un Juan B. Avalle-Arce o por un Joaquín Casalduero frente a interpretaciones más laicas y formalistas. Por su parte, Augustin Redondo se concentra en el episodio del bálsamo de Fierabrás en el Quijote. Marie-Blanche Requejo Carrió se ocupa de un antiguo problema, lo picaresco en La ilustre fregona de Cervantes, dentro de una preocupación ya sostenida del hispanismo por esa cuestión.
6Francisco Rico echa su cuarto a espadas sobre el asunto peliagudo de la cronología de las novelas de Cervantes, partiendo de un método tan curioso como eficaz: la estadística del uso de dos alomorfos: a lo cual y a lo que; y concluye que si Cervantes, como parece, fue sustituyendo progresivamente la primera forma por la segunda, sus novelas pueden fecharse de forma aproximada, pero no discutible, sobre esa variación. El resultado es impresionante para el cervantista y aparentemente tan incontestable como definitivo: el Persiles dataría del «último lustro» de la vida del alcalaíno y se escribió «en un solo período» (p. 164), frente a las conjeturas habituales desde Schevill y Bonilla. Las Ejemplares y el primer Quijote pertenecerían a los mismos años, antes de 1605 (pp. 163-164). María Caterina Ruta revisa el paralelismo entre el comienzo y el final de El amante liberal, señalado en su día por Casalduero, y establece la función de los tres discursos de Ricardo.
7Ya dentro del apartado segundo, dedicado al teatro clásico español, Florence d’Artois revisa el problema del metateatro en Lo fingido verdadero de Lope de Vega, un asunto siempre ingenioso, aunque a veces ofrezca menos rentabilidad crítica de la que el estudioso le supone de antemano. Claude Chauchadis estudia el personaje del villano alegórico en los autos sacramentales de Calderón de la Barca y descubre que éstos ofrecen al espectador del auto rasgos cómicos reconocibles con los que llegan a superar a los graciosos importados del entremés o la comedia, pero también tienen un cometido pedagógico importante en las piezas, lo que los dota de un estatuto ambiguo. Por todo ello, están lejos de la «figura más negra y amarga del villano cómico tal como suele representarlo la Comedia calderoniana» (p. 197). Christophe Couderc analiza, en un artículo relativamente extenso y perspicaz, el tema del engaño en El mayor imposible de Lope de Vega, pieza relevante que fue refundida por Agustín Moreto y por Boisrobert, y que, en el marco de la obra lopiana, ofrece un buen ejemplo de mezcla de géneros al combinar la burla con la comicidad digna.
8Por su parte, Giuseppe Di Stefano vuelve a El Burlador de Sevilla con la pregunta de «¿Dónde doña Ana se fue?» para aclarar el problema de la ausencia escénica y la dramaturgia en esa gran obra. El profesor de Pisa analiza incisivamente en esas páginas las conocidas iteraciones de una obra excepcionalmente bien construida, según él, por Tirso de Molina. A ese dramaturgo atribuye, por ejemplo, enseguida, un truco constructivo interesante en El burlador: el contraste bien marcado entre el papel efectivo de un elemento —aquí la persona de la engañada doña Ana— y su ausencia escénica (p. 222). Esto llega al punto de que se omite cualquier alusión a ella en la escena del sepulcro (p. 224). Acierta también Di Stefano en su visión de la nobleza de don Juan, cuando éste concede a don Gonzalo una solidaridad hidalga y no le menciona a la hija por la que él, don Gonzalo, lastó (‘pagó injustamente la culpa’, ibid.), lo que excluye del todo la enmienda de esa voz. Señala luego este crítico el paralelo con la obra de Guillén de Castro, Las mocedades de Rodrigo, donde también una dama quiere desposarse con el homicida de su padre, Rodrigo, aunque existan diferencias importantes entre ambas piezas (p. 225). Por último, contrasta eficazmente a doña Ana con la duquesa Isabela, para desvelar finalmente que Jean Rousset se equivocó al juzgar a la primera sólo como una mera voz (pp. 226-227). Todo esto confirma que estamos ante una lectura nueva, más incisiva de lo común, de una obra esencial que todavía nos ofrece nuevas preguntas.
9Laura Dolfi analiza por extenso el teatro de Góngora, y en especial la Comedia venatoria, para establecer una solución al viejo problema del Góngora realista o idealista, concluyendo que en esa pieza aparecen bastantes elementos del entorno del poeta cordobés, de los lugares por él visitados o incluso de las costumbres sociales o los usos lingüísticos de su tiempo. Catherine Dumas nos ofrece ahora un estudio titulado «La paradoja del bufón y del rey. Locura y donaire en La sortija del olvido de Lope de Vega». Aunque vacila algo al catalogar la pieza de modo decidido (p. 243), establece bien la relación entre el rey y el gracioso protagonista, que parecen repartirse la comicidad (p. 251), y la sintetiza en un esquema anexo (p. 252).
10Rinaldo Froldi estudia la Alejandra de Lupercio Leonardo de Argensola y halla en ella algunos rastros de la nostalgia cervantina por el teatro prelopesco. Por su parte, Bernard Gille reflexiona sobre El Argel fingido y renegado de amor de Lope de Vega y su problemática ambientación corsa. En el siguiente artículo, obra de Agustín de la Granja, encontramos un fino análisis de la burla de la manta o manto en distintas obras y en varias generaciones de escritores. Giuseppe Grilli repasa el acto tercero de La Dorotea de Lope de Vega para establecer estrategias del exordio y la puesta en abismo del texto lopiano, con unas bellas y precisas conclusiones: «Esto es La Dorotea: una íntima e intensa comunicación de alma y cuerpo de la literatura, de inventio y dispositio, de imitación y variedad […]. Lope, a pesar de su ostentado garcilasismo, sabe muy bien que el tiempo de Virgilio ha pasado irremediablemente y que se abren nuevos caminos: La Dorotea es […] la toma de conciencia de ese tránsito» (p. 292).
11Javier Herrero, en una interesante contribución en inglés titulada «The Devil as Favorito in Calderón’s Theater», postula que la propuesta del dramaturgo madrileño en algunas de sus piezas sería una tesis política concentrada en la sustitución de los favoritos nobles, de tan catastróficos resultados para la España del xvii, por plebeyos de cierta posición económica, para lo cual se sugiere que el favorito corra el mismo destino de Lucifer y sus compañeros. En parecido terreno, Joan Oleza, en su artículo «Reyes risibles, reyes temibles. El conflicto de la lujuria del déspota en el teatro de Lope de Vega», nos ofrece unas interesantes reflexiones sobre la postmodernidad, seguidas de una sentencia bastante precisa acerca de nuestra historia del teatro clásico, que considera quietista y unilateral (p. 305). Continúa con un juicio perentorio sobre la crítica lopiana, demasiado apegada a verdaderos tópicos históricos basados en pocas piezas (p. 306). Por último, ya dentro de la materia central de su estudio, investiga la figura del rey en varias piezas de Lope de Vega para desmentir la conocida tesis de José A. Maravall, expuesta en La cultura del Barroco, de que el rey es moral y políticamente indiscutible aunque su conducta sea indigna o injusta, lo que convierte en transgresión cualquier duda sobre la institución real. Por el contrario, su artículo muestra bastantes casos de transgresiones.
12Mercedes de los Reyes Peña nos descubre y describe por extenso tres interesantes representaciones inéditas del siglo xvi sobre el nacimiento de Cristo que ha hallado en la Hispanic Society of America de Nueva York, que debería, a la vista de éste y otros ejemplos, ser lugar de peregrinación más frecuente para los hispanistas actuales. Marc Vitse, continuando un estudio anterior, analiza con finura la burla y el engaño en las tres primeras comedias de capa y espada de Calderón, que, según su criterio, serían El astrólogo fingido, El hombre pobre todo es trazas y La dama duende, todas de los años 1623-1629. La dama sería, además, pieza de transición entre dos épocas teatrales, una cuestión de la que Vitse es buen conocedor. Su contribución termina con unos versos medievales rehechos en honor de Jean Canavaggio.
13La tercera parte de este volumen nos ofrece varias contribuciones: Ignacio Arellano estudia El Buscón como un manual de engaños y simulaciones y éstos como factores de cohesión de la novela quevediana y como un hecho universal en la vida humana; Soledad Carrasco Urgoiti analiza el corpus de los romances de cautiverio. Por su parte, Michel Cavillac escribe una vez más acerca de la obra alemaniana y, en particular, sobre el capítulo final del Guzmán de Alfarache, mientras que Edmond Cros registra los orígenes de la novela europea en España a través de una hipótesis ya lanzada por él en 1967: el género nace en la Península entre 1599 y 1605 al proyectarse el Guzmán sobre el Lazarillo, pero teniendo en cuenta la obra cervantina (p. 398). Esta genealogía de la novela de ese tiempo puede ser confrontada con la que hoy traza Antonio Rey Hazas en su Poética de la libertad y otras claves cervantinas (Madrid, 2005), entre otras. A ese relevante artículo de Cavillac sólo cabe oponerle objeciones formales y protocolarias, ya que su autor no indica las páginas de los libros que cita y omite referencias a diversos autores y obras.
14Bernard Darbord estudia la obra de Juan de Padilla, mientras que François Géal analiza la semiología de nombres de los personajes de la Diana de Jorge de Montemayor. Elias L. Rivers revisa la sintaxis y la versificación en la poesía estrófica de Garcilaso de la Vega y Bernard Sesé se acerca a lo que él denomina la poética de la palabra nada en la obra de San Juan de la Cruz, que usó esa voz hasta 373 veces, según el crítico francés (p. 442). Finalmente, Ana Vian Herrero indaga en el personaje de Úrsula en los Colloquios de Baltasar de Collazos, una obra del xvi cada vez más claramente asociada con la novela picaresca.
15En la parte cuarta de este libro («Retours sur un Siècle d’or»), Marie-Laure Acquier reflexiona sobre la conexión entre el Barroco y la época de las Luces a través de la figura de Antonio López de Vega. Dietrich Briesemeister traza, con un sólido aparato bibliográfico, la trayectoria de los tratados antijudíos en España desde la Edad Media hasta la primera mitad del siglo xvi. Francis Cerdan desmonta la tesis que sostiene que fray Hortensio Paravicino pudo ser la persona que se ocultó bajo el pseudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda para escribir el famoso apócrifo quijotesco. José Luis Colomer analiza la trayectoria de dos diplomáticos panegiristas del conde duque de Olivares, el conde de la Roca y el marqués Virgilio Malvezzi, en tanto que François Delpech repasa diversos aspectos del simbolismo animal en la historiografía española de los siglos xv y xvi.
16Entre otros acercamientos a la época contemporánea, Francisco Javier Díez de Revenga trata el tema difícil del cervantismo y el picarismo en las novelas de Eduardo Mendoza, aunque particularmente podamos tener reservas sobre las lecturas e influencias clásicas del ingenioso novelista. Claude Esteban estudia la obra velazqueña en un breve artículo y Francisco Florit analiza la renovación del canon áureo en la revista Cruz y Raya de los años treinta. Pues, bajo la dirección de José Bergamín, como bien demuestra Florit, esa publicación de la Edad de Plata presentó a los españoles modelos literarios áureos vivos y esencialmente referentes poéticos que crearon una estética refinada en aquel momento. Por su parte, François Lopez propone que se reedite hoy en mejores condiciones la Filosofía antigua poética de Alonso López Pinciano y repasa la revisión y el redescubrimiento de esa obra por el homenajeado en este libro a finales de la década de los cincuenta del siglo xx. Francisco López Estrada trata con gran pertinencia los inicios de la consideración de América en la épica culta española a través del ejemplo de Francisco Garrido de Villena, aunque quizás podría compaginarse su lectura con un estudio anterior de Mercedes Cobos, que no se menciona en sus páginas.
17Joseph Pérez repasa el problema de Felipe II y la defensa de la fe en su tiempo, mientras que Francisco Ruiz Ramón vuelve al tema clásico de la evolución del Don Juan original al Don Juan romántico de José Zorrilla. Guilllermo Serés analiza los antecedentes de la Filosofía secreta de Juan Pérez de Moya desde Alfonso X el Sabio y Marie-Claire Zimmermann comenta el soneto nº 296 de Quevedo, titulado «Compara el curso de su amor con el de un arroyo».
18 Hay algunas erratas y ultracorrecciones leves del idioma. Si los teatreros han incurrido en algunos neologismos como didascalismo, en otro artículo aparece una voz como dissincronía y en varios casos se cuelan voces o usos no propios del castellano, como, por ejemplo, soldar una deuda (por saldarla), fallido por fallado, despido por despedida o simbólica por simbolismo, en fin, usos ocasionales que disuenan muy ligeramente en un libro bien hecho, pero que no llegan nunca a hacer difícil su lectura.
19 En suma, a la vista de su contenido, no sólo el homenajeado puede sentirse honrado por sus discípulos y amigos, sino que el buen siglodorista también hallará en esta nueva obra una extraordinaria panoplia de hispanistas, abundantes motivos de interés, importantes actualizaciones, algún descubrimiento reseñable y bastantes pistas certeras sobre las verdaderas novedades del hispanismo áureo internacional.
Para citar este artículo
Referencia en papel
Héctor Brioso Santos, ««Por discreto y por amigo». Mélanges offerts à Jean Canavaggio. Coords. Christophe Couderc y Benoît Pellistrandi, Madrid, Casa de Velázquez, 2005. 657 p.», Criticón, 100 | 2007, 211-215.
Referencia electrónica
Héctor Brioso Santos, ««Por discreto y por amigo». Mélanges offerts à Jean Canavaggio. Coords. Christophe Couderc y Benoît Pellistrandi, Madrid, Casa de Velázquez, 2005. 657 p.», Criticón [En línea], 100 | 2007, Publicado el 05 enero 2020, consultado el 11 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/9467; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.9467
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