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Reseñas

Luis MÉNDEZ RODRÍGUEZ y José BELTRÁN FORTES (coords.). Cervantes en Sevilla. Un documento cervantino en la Biblioteca Universitaria. Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla, 2017, 442 p.

Jean Canavaggio
p. 267-270
Referencia(s):

Luis Méndez Rodríguez y José Beltrán Fortes (coords.). Cervantes en Sevilla. Un documento cervantino en la Biblioteca Universitaria. Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla, 442 p. (ISBN: 978-84-472-1878-3.)

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  • 1 Francisco Rodríguez Marín, Perfiles de la Sevilla cervantina, reedición de su Discurso preliminar a (...)
  • 2 Discursos leídos en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras […] en la recepción pública del Ilm (...)
  • 3 Jean Canavaggio, «Sevilla y el teatro a fines del siglo xvi: apostillas a un documento poco conocid (...)

1En contra de lo que podría sugerir su título, este libro no es una nueva síntesis de las experiencias sevillanas de Cervantes, en la línea de monografías clásicas como las de Francisco Rodríguez Marín, José Manuel Caballero Bonald o Rogelio Reyes Cano1: como nos aclara el subtítulo, nos ofrece una edición ejemplar de un precioso documento que, si bien nos descubre un aspecto poco conocido de estas experiencias, presenta un interés que las trasciende, más allá del vivir y crear del autor del Quijote. Aunque dado a conocer hace más de un siglo por Adolfo Rodríguez Jurado, quien lo identificó en el Archivo del Arzobispado de Sevilla2, este documento había permanecido en la penumbra a falta de conocer su último paradero. A pesar de los esfuerzos emprendidos por Jorge Urrutia hace treinta años, mis tentativas para localizarlo quedaron frustradas por culpa de una reordenación de los fondos del Archivo, provocando un cambio en la signatura y, para llevar a cabo el estudio que le dediqué, no tuve más remedio que atenerme a la transcripción hecha en 1914 por Antonio Gómez Alba, archivero general del arzobispado hispalense3. En realidad, el original había llegado a integrar, en circunstancias desconocidas, el fondo Montoto, así llamado por haber sido formado por Luis Montoto y Rautenstrauch (1851-1929), conocido erudito sevillano. Afortunadamente, a consecuencia de la revisión y catalogación de parte de este fondo, donada por sus herederos, se ha podido encontrarlo en el Fondo Antiguo de la Biblioteca Universitaria de Sevilla, en el mismo año 2016 en que se conmemoraba el IV Centenario de la muerte de Cervantes.

2Este documento se titula Proceso seguido a instancia de Tomás Gutiérrez contra la Cofradía y Hermandad del Santísimo Sacramento del Sagrario de la Santa Iglesia Mayor de esta ciudad sobre el recibimiento de aquel en dicha cofradía. El origen de aquel pleito, iniciado a finales de 1592, fue que la Cofradía se negó en admitir al dicho Gutiérrez, debido a su antigua dedicación a la farándula y a su oficio de posadero, dos profesiones incompatibles con la categoría de hermano. Frente a este rechazo, el interesado no se dio por vencido y entabló una demanda fundamentada en varios argumentos: además de señalar que muchos de los cofrades eran oficiales mecánicos, alegó que había ejercido como actor un oficio honrado, antes de recibir en su casa de hospedaje de la calle Bayona a personas de la más alta condición. Ante la reiterada negativa de la Sacramental, mantuvo su pretensión, ofreciendo hacer información para probar sus calidades. Con esta finalidad, presentó cuatro testigos, entre los cuales estuvo Miguel de Cervantes. Más adelante, para acabar con los objeciones de la Cofradía según la cual el demandante se había dedicado a representar sobre las tablas personajes burlescos e indignos, solicitó nuevas probanzas, acudiendo a nuevos testigos que aseguraron que muchas personas de calidad habían representado a cambio de dinero. Otro tanto hizo la Cofradía, mediante diez testigos que depusieron en las probanzas hechas por su parte, destacando el escándalo que suponía la pretensión del demandante. Ahora bien, en vista de las opiniones favorables emitidas no solo por los testigos de Gutiérrez, sino por algunos de los presentados por la Sacramental, esta no consiguió mantener su táctica dilatoria, a pesar de los subterfugios legales de que pudo valerse durante varios meses. El 13 de enero de 1594, el provisor del Arzobispado ordenó que recibiera a Tomás Gutiérrez como hermano en el plazo de tres días. En vano intentó la Cofradía presentar recurso de fuerza ante la Real Audiencia de Sevilla. Rechazado el recurso, no tuvo más remedio que plegarse a la sentencia.

  • 4 Su primera actuación en Sevilla como actor profesional parece remontarse a 1573, llegando a culmina (...)
  • 5 El primero podría ser el granadino Gonzalo Mateo de Berrío (¿1544-1630?), alabado por Agustín de Ro (...)

3El que quiere seguir sin más tardar las peripecias de este complicado proceso dispone de dos vías de acceso: por un lado, el facsímil de casi cien folios de papel verjurado, a veces deteriorados por la humedad, que abarca la segunda mitad del volumen (pp. 231-442); y, por otro lado, la pulcra y cuidadosa transcripción que lo precede (pp. 135-230), a cura de Pilar Ostos-Salcedo, autora, además, de un estudio preliminar donde expone la trama general del pleito, las peticiones, argumentaciones y recursos, las interrogaciones y declaraciones de los testigos y otros documentos probatorios, las providencias, autos y sentencias y, finalmente, las formas de escribir que en él se utilizan (pp. 107-134). En este sentido, nos ofrece un cabal ejemplo de un tipo de documento que José Manuel Lucía Mejías nos ayuda, por su parte, a caracterizar a partir de la tipología que establece (pp. 93-106). Sin embargo, antes de adentrarse en las sinuosidades del texto, el lector puede formarse una idea más exacta de su significado y alcance gracias a dos de las contribuciones que lo encabezan. En primer lugar, después de la introducción de los coordinadores (pp. 11-22), debemos a Juan José Iglesias Rodríguez una detallada contextualización del pleito (pp. 23-68). Identifica a los diferentes testigos —entre los cuales figuran cuatro clérigos y letrados, siete artesanos y tenderos, así como cierta proporción de gente ociosa—, poniendo énfasis en los que mantenían alguna relación con la vida teatral sevillana, en especial dos conocidos autores de comedias, Cosme de Oviedo y Jerónimo Velázquez. Recoge los datos referentes a los papeles del repertorio entremesil que Tomás Gutiérrez representó en su mocedad, ganando dinero por ellos: el de un viejo abandonado por su mujer, así como unas «figuras de ropero entre ladrones y de enamorado cobijado con un manto y otras figuras que provocaban a risa». Señala asimismo el testimonio de quienes lo vieron representar ante la familia real, no solo reyes y gobernadores, sino «un Santo Iusepe y otras figuras graves y honradas y no de risa como otros»4. Compara estas afirmaciones con la reivindicación del propio Gutiérrez en su defensa de la dignidad de la profesión teatral, deslindando entre los histriones, «hombres jocosos que se desnudan en cueros y hacen actos lascivos y torpes», y los recitadores de comedias, «oradores que con discreción y artificio representan cosas altas y memorables [y] son muy estimados en sus repúblicas». Destaca el testimonio de varios deponentes, según el cual muchos oficiales reales y clérigos representaron en su tiempo obras teatrales sin por ello desmerecer, como el licenciado Berrio, abogado de la Chancillería de Granada, o Juan de Vergara, relator de la Chancillería de Valladolid5. Además, en plena expansión de las compañías profesionales, puntualiza cierta discrepancia entre los testigos sobre si había o no diferencia entre las representaciones realizadas en corrales y aquellas que se daban en colegios, en espacios privados o en las fiestas del Sacramento. Concluye mostrando cómo, más allá de la construcción de un discurso de la honorabilidad de ciertos tipos de comediantes, la reafirmación por Gutiérrez y sus valedores de la condición del teatro como arte, frente a la menor consideración de los oficios mecánicos, evidencia el peso de la apariencia y de la opinión en el proceso de ascensión social iniciado por un determinado sector de la sociedad sevillana.

4 Por su parte, Rogelio Reyes Cano y Pedro M. Piñero Ramírez se aplican a trazar los perfiles literarios del documento (pp. 69-92). Después de recordar las múltiples relaciones que se fueron estrechando entre Cervantes y Sevilla, señalan la amistad que el alcalaíno entabló, «de treinta años a esta parte», con Tomás Gutiérrez, llegando a hospedarse en su posada en varias ocasiones. Examinan a continuación el contenido de su deposición: en ella dice llamarse Miguel de Cervantes Saavedra, criado de Su Majestad, manera de recordar su calidad de comisario de abastos, en un momento en que se disponía a emprender sus últimas requisas de trigo y aceite; además, se declara vecino de la villa de Madrid, natural de la ciudad de Córdoba y nieto de familiares de la Inquisición. Como advierten los autores de esta contribución, estos datos, aunque en gran parte falsos, por ser destinados a ponderar la respetabilidad social del demandante, incluyen una verdad a medias, ya que su abuelo, Juan de Cervantes, había nacido en la ciudad andaluza hacia 1447, ejerciendo allí más tarde como abogado del Santo Oficio, en tanto que su hijo Rodrigo, el propio padre de Miguel, ejerció de barbero cirujano en la Cárcel de la Inquisición. Destacan más especialmente el que se presente como «persona estudiosa», es decir entendida en cuestiones literarias, «que ha compuesto autos y comedias muchas veces». Se refiere de este modo a una labor ya conclusa desde su partida de Esquivias, a pesar del contrato firmado con Rodrigo Osorio el año anterior; pero, a diferencia de los demás testigos, no se apoya en hechos sacados de la actualidad inmediata, sino que adopta un enfoque histórico, partiendo del origen de las comedias para deslindar entre los mimos y pantomimos, «que era un género de gente juglar» y, por consiguiente, tenido en poco, y «los que representaban cosas graves y honestas». Haciendo hincapié en esta separación, recalcada como vimos por otros testigos, Cervantes afirma a su vez que el dicho Tomás Gutiérrez «ha representado públicamente figuras graves y de ingenio, guardando todo honesto decoro, por lo cual no debe ser tenido en menos, sino estimado en más». Como observan los dos autores, su argumentación sobre las variedades de la práctica teatral en la España de su tiempo debe ponerse en perspectiva, comparándola con sus posteriores declaraciones sobre el género entremesil, especialmente en el Prólogo a las Ocho Comedias y Entremeses. Es que, si bien tiende aquí a ningunear este género, movido por su deseo de apoyar a su amigo, sacará partido, veinte años más tarde, de las potencialidades ofrecidas por sus valores específicos, diálogo animado, gesticulación expresiva y movimiento físico, a tono con el viejo teatro de títeres y con aquellos mimos propios de juglares. Por cierto, en los últimos años de su vida, supo superar con creces el modelo primitivo del paso, ampliando sus posibilidades y dotándolo de una trascendencia enteramente nueva, pero no dejó por ello de subordinarlo, formal y funcionalmente, al género más elevado de la comedia.

5Puede ser, como opinan Reyes Cano y Piñero Ramírez, que este razonamiento cervantino influyera en el éxito final de Gutiérrez, el cual no solo fue admitido entre los hermanos de la cofradía, sino que fue encargado por ellos, cinco meses después de su ingreso, de sacar dos carros de representación con ocasión de las fiestas del Corpus. Así y todo, no sabemos cuál fue la trayectoria posterior del antiguo comediante, amén de que siguió regentando su posada hasta su muerte, ocurrida en 1604. Quizás no sea ocioso recordar, a modo de epílogo, que, aquel mismo año, Cervantes iba a concluir y dar a luz la Primera parte de las aventuras de quien fue celebrado por sus primeros lectores como una «figura de risa»: el «ingenioso» hidalgo don Quijote de la Mancha.

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Notas

1 Francisco Rodríguez Marín, Perfiles de la Sevilla cervantina, reedición de su Discurso preliminar a su edición de Rinconete y Cortadillo [Madrid, RABM, 1920] por Rogelio Reyes Cano, Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1992; José María Caballero Bonald, Sevilla en tiempos de Cervantes, 2ª ed., Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2003; Rogelio Reyes Cano, «Cervantes en Sevilla: historia de una relación humana y literaria», en Rogelio Reyes Cano (ed.), Don Quijote en el reino de la fantasía. Realidad y ficción en el universo mental de Cervantes, Sevilla, Fundación Focus Abengoa, 2004; Jean Canavaggio, «Cervantes en Sevilla», en Francisco Núñez Roldán (coord.), La ciudad de Cervantes. Sevilla. 1587-1600, Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 2005, pp. 21-44.

2 Discursos leídos en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras […] en la recepción pública del Ilmo Sr. Doctor Don Adolfo Rodríguez Jurado, Sevilla, Tipografía de Gironés, 1914.

3 Jean Canavaggio, «Sevilla y el teatro a fines del siglo xvi: apostillas a un documento poco conocido», en José María Ruano de la Haza (ed.), El mundo del teatro en su Siglo de Oro. Estudios dedicados a John E. Varey, Ottawa, Dovehouse Editions, 1988, pp. 82-99, reeditado en Un mundo abreviado. Aproximaciones al teatro áureo, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2000, pp. 33-52.

4 Su primera actuación en Sevilla como actor profesional parece remontarse a 1573, llegando a culminar entre 1579 y 1584.

5 El primero podría ser el granadino Gonzalo Mateo de Berrío (¿1544-1630?), alabado por Agustín de Rojas en la «Loa de la comedia» del Viaje entretenido, como inventor de las comedias de moros y cristianos. El segundo, posible autor de Dos coloquios pastoriles, impresos en Valencia en 1567, es probable homónimo del actor Juan de Vergara, también citado por Rojas.

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Para citar este artículo

Referencia en papel

Jean Canavaggio, «Luis MÉNDEZ RODRÍGUEZ y José BELTRÁN FORTES (coords.). Cervantes en Sevilla. Un documento cervantino en la Biblioteca Universitaria. Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla, 2017, 442 p. »Criticón, 134 | 2018, 267-270.

Referencia electrónica

Jean Canavaggio, «Luis MÉNDEZ RODRÍGUEZ y José BELTRÁN FORTES (coords.). Cervantes en Sevilla. Un documento cervantino en la Biblioteca Universitaria. Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla, 2017, 442 p. »Criticón [En línea], 134 | 2018, Publicado el 20 diciembre 2018, consultado el 07 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/5509; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.5509

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