Navegación – Mapa del sitio

InicioNuméros129Luis Vélez de Guevara, dramaturgo...Historiografía, genealogía y onom...

Luis Vélez de Guevara, dramaturgo: nuevas pistas y proyecciones críticas

Historiografía, genealogía y onomástica: la cuestión del judaísmo de Luis Vélez de Guevara

Marina Martín Ojeda y C. George Peale
p. 7-22

Resúmenes

La cuestión del judaísmo sigue siendo un tema candente y recurrente al analizar la vida y obra de Luis Vélez de Guevara, pero hasta ahora la historiografía nos ha mostrado una imagen distorsionada de esta realidad. En el presente estudio se documenta la progenie hebraica remota de este autor y un entorno familiar que ha asimilado la religión cristiana y que, sobre todo, se halla libre de condenados por la Inquisición, desmontándose así uno de los tópicos asociados a su figura: el cambio del apellido Santander de reminiscencia mosaica por el de Guevara.

Inicio de página

Notas de la redacción

Article reçu pour publication le 15 décembre 2016; accepté le 05 janvier 2017

Texto completo

  • 1 Cotarelo y Mori, 1916, 1917.
  • 2 La Barrera, 1860, pp. 463-468; Paz y Meliá, 1902; Rodríguez Marín, 1899; Rodríguez Marín, 1908; Bon (...)
  • 3 Rodríguez Marín fue el sucesor de Marcelino Menéndez Pelayo como director de la Biblioteca Nacional (...)

1Cien años hace que Emilio Cotarelo y Mori publicó su bio-bibliografía de Luis Vélez de Guevara en el Boletín de la Real Academia Española1. Para aquella extensa exposición el investigador tomó como punto de partida la biografía crítica publicada medio siglo antes por Cayetano Alberto de la Barrera, y aprovechó documentos y anécdotas espigados posteriormente por Antonio Paz y Meliá, Francisco Rodríguez Marín, Adolfo Bonilla y San Martín y Felipe Pérez y González2, hilvanándolos con sus propios hallazgos documentales. No obstante, a pesar de la autoridad de los respectivos eruditos citados3 y de la evidencia documental aducida por ellos, la biografía del dramaturgo sigue planteando serios problemas hasta hoy. Su historiografía se ha basado en tres premisas, resumidas convenientemente en la enciclopedia digital Wikipedia:

  • 4 https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Vélez_de_Guevara. Consultado el 15-XI-2016.

Fue hijo del licenciado Diego Vélez de Dueñas y de Francisca Negrete de Santander, ambos de corta hacienda y de probable ascendencia conversa. Estudió en la Universidad de Osuna, donde se graduó de bachiller en Artes el 3 de julio de 1596, de forma gratuita por ser pobre4.

2Dichas premisas —ascendencia judía, pobreza y mediocre formación universitaria— tuvieron consecuencias perjudiciales para Luis Vélez en la valoración determinante de aquellos eruditos tanto en su biografía como en su valoración crítica.

  • 5 «[…] arrastró una vida algo parasitaria y servil […] se veía forzado a halagar la vanidad de los Sa (...)
  • 6 Bonilla, 1902a; Rodríguez Marín, 1908; Cotarelo, 1916, pp. 637, 1917, pp. 146-149, 153-154, 170; Pe (...)
  • 7 Pérez Pastor, 1907, pp. 513-515; Cotarelo, 1917, pp. 167-168.
  • 8 Peale, 2009, p. 58 ss.
  • 9 Ver el comentario de Menéndez Pelayo acerca del primero: «Tenía este judaizante muy despierto y luc (...)

3Mucho tenían en común aquellas grandes figuras de la «ciencia española»: Pérez y González nació en 1854, Rodríguez Marín en 1855, Cotarelo en 1857, y Bonilla y San Martín en 1875; todos fueron hijos de familias de la clase media alta; su educación social era burguesa y católica; su formación académica, en Derecho; todos ejercieron periodismo en sus años jóvenes; y los cinco fueron amigos y discípulos del adalid de la «ciencia española», Marcelino Menéndez Pelayo, nacido asimismo en 1855. El cometido de esta ilustre camada era el mismo: recuperar e iluminar el rico patrimonio del pasado para reivindicar y comprender la cultura de la España de la época. Sus numerosos repertorios documentales siguen siendo imprescindibles para estudiar la historia del teatro español, pero porque su ideología —católica, burguesa, imbuida científicamente del racionalismo que informaba el progreso europeo— era un fiel reflejo de los esquemas de su tiempo, su manera de entender el mundo coloreó la interpretación de los datos. La mentalidad de la clase media alta española suponía ciertas actitudes características hacia las instituciones públicas, hacia las religiones que no fueran la Católica Apostólica Romana y hacia las clases bajas de la escala social: como Vélez no estudió en Salamanca o en Alcalá, se suponía que su formación académica era inferior a la de sus colegas del panteón de las letras clásicas; además, la supuesta pobreza de su juventud, vinculada a su servilismo, en sus años maduros, hacia el estamento noble5 —sin hablar de los versos petitorios que compuso a lo largo de su carrera6 y de la cantidad de deudas enumeradas en su testamento7—, contribuyeron a dar de él la imagen universal de su carácter pedigüeño8; finalmente, el que fuera descendiente de conversos fue razón suficiente para relegarlo, con Antonio Enríquez Gómez, Felipe Godínez y Miguel de Barrios, al rango de los segundones de la Comedia Nueva9; y la imposición de criterios estéticos que exigían orden y unidad neoclásicos y, simultánea y paradójicamente, originalidad y espontaneidad románticas acreditó conclusiones como la opinión, frecuentemente citada, con la que Cotarelo cerró su bio-bibliografía:

  • 10 Cotarelo, 1917, pp. 441-442, 444.

Examinando en conjunto el teatro que hoy conocemos de Luis Vélez, salta desde luego a la vista su poca variedad. […]
De la verdadera comedia no nos ha dejado muestras, ni aun de aquella cortesana o palaciega que tan delicados modelos tiene en Lope o Tirso, ni menos aún de la de costumbres particulares de la clase media, ni de la de enredo, al estilo de Calderón, ni de la de costumbres locales especialmente madrileños.
Esto quita, ciertamente, gran valor a la representación total de Vélez como autor dramático, que aminoran también otras circunstancias cuando se entra ya en el examen del fondo de su copiosa producción dramática.
Es la principal, entre ellas, la suma pobreza de inventiva de Vélez. Con sólo leer los títulos de sus obras se adivina que la mayor parte de los argumentos están tomados de Lope de Vega, de Tirso de Molina y de otros poetas de menos fama. […]
En lo de conducir los asuntos con descuido y poco arte hay bastante verdad, y más en lo flojo de sus desenlaces, defecto común en nuestro teatro de la primera mitad del siglo
xvii. […]
En resolución: por su falta de originalidad no creemos que pueda Vélez igualarse con Guillén de Castro, con Mira de Amescua, con Montalbán ni con Jiménez de Enciso; pero fuera de éstos, no cede
en mérito a ningún otro de sus contemporáneos, entre los de segundo orden10.

  • 11 Martín Ojeda-Peale, 2017.
  • 12 Castro, 1948/1954; Sicroff, 1960.
  • 13 «Las indiscreciones [sic] de la investigación moderna han venido a revelar que el apellido Guevara (...)

4Respecto de las tres premisas historiográficas mencionadas, en otra ocasión próxima expondremos en detalle el caudal de evidencia documental que desmiente la pobreza de Luis Vélez y sus estudios en la universidad ursaonense11. En el presente artículo, nos ceñiremos a considerar la cuestión judía, que para algunos investigadores, siguiendo las directrices señaladas por Américo Castro y Albert Sicroff12, tuvo considerables consecuencias críticas, incluso en los proyectos de uno de los coautores del presente estudio13.

  • 14 Tenemos documentados como religiosos:
    —a los clérigos Fernando Jerónimo y Pedro Luis de Santander,
    (...)
  • 15 Martín Ojeda-Peale, en prensa.
  • 16 A.G.I., Contratación, 5369, n.º 52, sin foliar.

5Desde un principio diremos que el judaísmo en la ascendencia de nuestro autor es un hecho indudable, pero que no hay, en el siglo xvi, huella alguna de judaísmo vivencial entre los miembros de su familia. Todo parece indicar que fueron todos cristianos ejemplares: muchos engrosaron las filas del clero secular y regular14, o ingresaron en cofradías ecijanas, o fueron personal de confianza en la administración patrimonial de diversas instituciones eclesiásticas; todos dieron buenas muestras de comportamiento cristiano15. En el pasado remoto —antes del Edicto de Expulsión de 1492— hubo judíos en el linaje de Luis Vélez de Guevara. Como se verá más adelante, cuando un tío suyo —Luis de Santander— quiso profesar en la Compañía de Jesús, avalado ni más ni menos que por Juan de Ávila, es decir, san Juan de Ávila, y Jerónimo Nadal, ambos reconocieron que el joven Luis de Santander tenía tal ascendencia. Sin embargo, desde la temprana Edad Moderna las fuentes documentales apuntan únicamente a vivencias sinceramente cristianas en la familia de Luis Vélez, sin que se detecten evidencias de prácticas judaizantes. De hecho, en 1618-1619, cuando un primo de Vélez, Juan Antonio Negrete, se aprestaba para pasar a Nueva España a hacerse cargo de la hacienda que había legado a la familia Fernando Jerónimo de Santander, clérigo y tío segundo suyo, varios vecinos dieron constancia de su limpieza de sangre a un procurador, jurando que él y sus ascendientes inmediatos —padres y abuelos— «fueron y son cristianos biejos, de linpia casta y jeneraçión, y [que] no fueron ni son moros, judíos ni erejes, ni deszendientes dellos, ni penitençiados por el Santo Ofizio de la Ynquisiçión ni por otro tribunal»16.

  • 17 El propio Juan de Santibáñez declara estar escribiendo esta obra en 1648, como consta en su prólogo (...)

6El caso es que la realidad de la progenie judía de nuestro autor, documentada a través de su tío, el jesuita Luis de Santander, ha llegado distorsionada a nuestros días debido a la metodología positivista aplicada por las autoridades citadas. En todos los estudios de Cotarelo el punto de partida siempre fueron los hechos documentados, pero ocurre que en la cuestión del judaísmo de Vélez de Guevara, citó los datos de segunda mano, aislándolos del contexto, y los interpretó superficialmente desde una óptica que, si bien era neutral y apolítica, no entendió su significado dentro de las circunstancias históricas ni apreció las peculiaridades estilísticas de su fuente. En este caso se trató de un texto referido al citado jesuita Luis de Santander, en la Historia de la provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús, de Juan de Santibáñez17, que Cotarelo transcribió a través del Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos de Bartolomé José Gallardo:

  • 18 Cotarelo, 1916, p. 638; Gallardo, 1889, t. IV, p. 513.

«Fue Luis de Santander natural de Écija […]. Ocupáronle, mancebo, en los estudios de Gramática, de Filosofía y Teología con provecho y muestras de buen ingenio. El fervor de la edad y compañía de amigos en el nombre, en los hechos enemigos mortales, del camino le sacaron en que le habían puesto sus padres. Dejóse ir al hilo de la muchedumbre en gustos de mundo […]. Dió luego una gran vuelta, pidiendo al padre Hierónimo Nadal entrar» en la Compañía de Jesús y fue admitido. «Y, sin despedirse de sus padres, partió al día siguiente para Alcalá con el padre Nadal […]. Y porque se vea la alteza del juicio de Dios […], no muchos días después tan mal suceso tuvo, que, preso por el Santo Oficio de la Inquisición, murió relajado al brazo seglar, y acabó en una hoguera». Esto ocurría por los años 155418.

7Más que resumir la historia, Gallardo y Cotarelo la desnaturalizaron hasta el punto de falsificarla, como se apreciará en la transcripción completa, con anotaciones, de la vida de Luis de Santander relatada por Juan de Santibáñez. En primer lugar, no se trató de un heterodoxo ajusticiado en las llamas; Santibáñez deja claro desde el principio que va a conmemorar al primer andaluz reclutado por la Compañía de Jesús:

10. El que a todos diera la primera piedra en el grado de nuestros reçibos i el primero que de la Andaluçía se reçibió, después de ia entrados en ella los padres (aunque se logró tarde, allá en el postrero terzio de los días) fue el padre Luis de Santander, de cuia entrada escrivimos aora, porque su lugar es este; de sus virtudes, exemplos i dichosa muerte, quando llegue la historia a escrevir los sucesos de el año 599, en que rematará la segunda parte.

8El historiador prosigue con la descripción de su familia y calamitosa adolescencia:

11. Naçió Luis de Santander en la ciudad de Écija, de padres onrrados, i tan de veras cristianos, que su maior cuidado era criar sus hijos en temor de Dios, amor a la virtud, aborreçimiento a el pecado, en la cabal observançia de la divina ley, i respecto a la Yglesia. Lo que con las palabras dezían, enseñavan con el exemplo, merçed no dada a todos de Nuestro Señor. Conque la edad primera guiada derecha, como tierna planta a lo mexor dichosa creçe, i medrada se viste de flores, de buenos pensamientos i carga de frutos a su tiempo de iguales obras. Ocupáronle mançebo en los estudios de la Gramática, de Filosofía y Teología con provecho conoçido, que granjearon así el estudio como el ingenio vivo i capaz. El fervor de la edad, conpañía de moços livianos (si bien con nonbre de amistad, los maiores enemigos que tiene el ombre), que como tales, de el camino sacaron a este joven, en que le avían puesto sus padres y maestros. Dejose ir a el hilo de la muchedumbre en las vanidades i antojos de el mundo. La solicitud de su padre, continuas plegarias y consejos de la madre que, como otra Santa Mónica, no cesava de pedir a Dios su remedio, de manera lo alcançaron, que dio nuestro Luis una exemplar buelta, aficionado a la enmienda, a la penitençia, a la oraçión, a la frequencia de sacramentos, como quien avía tomado gusto a la virtud. […]

9Ahora sabemos que estos padres «honrados y tan de veras cristianos» de Luis de Santander fueron los abuelos de Luis Vélez, el médico Diego de Santander y María de Medina, casados en torno a 1519, que procrearon al menos diez hijos:

  • 19 Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Écija = A.P.S.J., lib. 1, f. 26r.
  • 20 La única referencia hallada sobre Catalina de Santander la hallamos en A.P.S.J., lib. 4, f. 304v, a (...)
  • 21 Según Medina, 2001, pp. 3499, se bautizó con el nombre de Diego y al profesar en la orden jesuita a (...)
  • 22 A.P.S.J., lib. 2, f. 73r.
  • 23 A.P.S.J., lib. 2, f. 155r.
  • 24 A.P.S.J., lib. 38, f. 21v; Archivo Parroquial de Santa Cruz de Écija = A.P.S.C., lib. 196, f. 44r.
  • 25 A.P.S.J., lib. 3, f. 2v.
  • 26 Medina, 2001, 3499.
  • 27 A.P.S.J., lib. 3, f. 62r. De Miguel de Santander sólo hemos localizado otras dos escrituras: una de (...)
  • 28 A.P.S.J., lib. 3, f. 115v.
  • 29 Medina, 2001, p. 3500.
  • 30 A.P.S.J., lib. 3, f. 182v.
  • 31 A.P.S.J., lib. 39, f. 47.
  • 32 A.P.S.J., lib. 3, f. 250v.
  • 33 A.P.S.J., lib. 39, f. 89r.

Ana. Bautizada el 21 de noviembre de 152019. No se casó.
Catalina. Nacida entre 1521 y 1526. No se casó20.
— Luis
[Diego]. Nacido hacia 1527. Jesuita21.
— Francisca. Bautizada el 26 de agosto de 153122. Fallecida antes de 1544.
— Juan Antonio. Bautizado el 23 de abril de 153523. Casado en primeras nupcias con María de Montiel y en segundas con Leonor de Baeza24.
Antonio. Bautizado el 5 de marzo de 153725. Clérigo. Ingresó y salió de la Compañía de Jesús en dos ocasiones por razones de salud26.
Miguel. Bautizado el día 20 de mayo de 153927.
Jerónimo. Bautizado el 23 de julio de 154128. Jesuita29.
— Francisca. Bautizada el 15 de mayo de 154430. Casada con el licenciado Diego Vélez de Dueñas31.
— Diego del Espíritu Santo. Bautizado el 2 de junio de 154732. Casado con Catalina de Cilla33.

10Tan dramática fue la conversión del joven, que dio asombro a sus vecinos, y efectivamente Santibáñez la asemeja a la de san Pablo en el camino de Damasco:

  • 34 La estancia de Ávila en Écija está estudiada en Pulido Serrano, 2013, pp. 347-358.
  • 35 1 Corintios,10,12.

[…] Es mui probable redujeron a mejor vida a nuestro Luis de Santander los sermones de el venerable maestro Juan de Ávila34. Escrívese en su vida que, predicando un día en Écija, se puso a explicar un lugar de Sant Pablo. I en esta ocasión se ençendió su fervoroso espíritu, de manera que por la boca, como si fuera bolcán, se despedían çentellas de vivo i visible fuego. Vieron esto muchas personas de aquel auditorio, y conoçieron bien a los que avía tocado este divino fuego, i les vieron desde aquel día en adelante tan gran mudanza y trueco de vida, que fue una semejanza de la conversión de Sant Pablo. Persuadido estoi por el cónputo de los tienpos i la travaçón de los succesos que alguna de aquellas çentellas dichosas tocó a nuestro Luis de Santander, i obró en él la mudanza de costumbres i vida que emos apuntado.
12. Con esta disposiçión reçibió los sagrados órdenes, i començó a
predicar, no a sí, sino a Christo, justa admiraçión de los que le conoçieron antes tan apartado de estos propósitos y tan fuera de este camino. Y pareçe que se predicó a sí mismo, porque desde aora conçibió pensamientos de más perfecçión, de mejor vida. Comunicolos con un religioso amigo, pero como no hallase la luz que buscava ni satisfaçión a los remordimientos de la conçiençia, determinó ponerse en manos de el que le avía herido con saeta, el venerable maestro Juan de Ávila. Fue a verse con él en Córdova i dio entera cuenta de su vocaçión, de su vida pasada, de la que hazía aora, alientos que sentía o embaraços para proseguirla, que sobre todo deseava salir de el coso i ponerse en lugar seguro, hurtándose a las ocasiones de peligro i a los asaltos de la ocasión en que suele, arriesgado, peligrar el más fuerte.
13. Pareçiole a el sancto maestro que el remedio estava en la presteza e la exequçión, que no avía que gastar más tiempo en deliberar. Aconsejole no dilatase más una ora sus sanctos propósitos. Mostrole con el dedo la fuente donde podría luego matar la sed y satisfazer a sus ansias de ponerse en seguro, el instituto sancto donde quería Dios le sirviese, que aora estavan en Córdova unos sanctos religiosos de la Compañía de Jesús, a quien podía pedir lo reçibiesen en ella. De los padres i de su instituto le habló con grande estimaçión para que el pretendiente hiziese la que devía i se despertase a maiores deseos. Aún no estava fundado el colegio, si bien de esto se tratava vivamente. Asistían ia en Córdova algunos doçe e más religiosos. Hallávase aora en esta ciudad el comisario, el padre Jerónimo Nadad [
sic, Nadal], que quatro días antes avía llegado, como arriba dejamos escrito. Pidiéndole este negocio a Nadal, escrivió desde su posada el sancto maestro Ávila un papel con recomendación de el sujeto, el qual juzgava apto para la Conpañía, su llamamiento bien fundado, y que sería de provecho en el ministerio de aiudar a sus próximos.
14. Llevó Luis de Santander este papel y diole a el comisario en propria mano. No fue neçesaria otra más diligençia. Ésta bastó para que sin más pruevas ni otras experiençias le reçibiese luego Nadal en la Conpañía. Bolvió a dar la nueva de el buen succeso i las graçias a el santo maestro i su protector, el qual le recibió los braços abiertos y con mui grande alegría. Encareçiole la merçed que Dios le hiziera en traerle a tal religión, repitiendo de nuevo lo que poco antes le avía ponderado de este apostólico instituto a que Dios le llamava y añidió [
sic] «Iría io mui contento, quando Dios me llevare de esta vida, si dejare a todos mis amigos i allegados debajo de las alas de esta sancta Conpañía». Alentado el noviçio con esta plática y sanctos consejos de aquel en cuia boca Dios hablava, ronpió por mil dificultades que se le ofrecían, i sin disponer de sus cosas ni despedirse de sus padres y parientes, que tan çerca los tenía i les devía tanto, por no bolver la cabeça atrás, como quien escapa de tormenta, se entregó a el camino, partió para Castilla el día siguiente, a Simancas, donde aora estava la casa de probaçión, ofiçina sancta en que se probavan los noviçios y se labraban, como en taller, las piedras con que avía de acreçer i hermosear este edifiçio.
15. El religioso con quien en Éçija avía conferido, como decíamos aora, su llamamiento i que le avía aconpañado hasta Córdova, quando entendió de Luis de Santander que estava ia recebido en la Compañía de Jesús, le dijo, o fuese verdad o finjimiento (a los secretos de el coraçón, ¿quién puede penetrar no siendo Dios?) que si en nuestra religión tuvieran lugar los profesos de las otras, él le aconpañara de mui buena gana en esta enpresa i siguiera sus pasos por esta senda. Escrívolo aquí por que se vea la alteza de los juiçios de Dios y para que aprenda el que está en pie, como dize el gran Apóstol
35, a no fiar de sí, a estar sobre aviso, siempre reçeloso de alguna caída. No munchos días después, tan mal sucçeso tuvo este desventurado religioso, que descubiertos sus errores, fue preso por el Sancto Tribunal de la Fee. Y como no bastasen diligençias para su curaçión (si por inpenitente o por negativo no me consta), fue relajado a el braço seglar y acabó su triste vida en una hoguera, castigo justamente mereçido de su apostasía o exerciçio neçesario para su salvaçión.

  • 36 Las Constituciones de la Sociedad de Jesús (1993) prohíben la admisión de personas que han «tomado (...)

11Es evidente que Cotarelo hizo caso omiso del texto completo y que confundió a los actores y los hechos de la historia, debido a las peculiaridades sintácticas de Santibáñez y a la fraseología algo elíptica que solían usar los jesuitas. El procesado por la Inquisición no fue Luis de Santander, sino el «religioso amigo […] con quien en Éçija avía conferido […] su llamamiento i que le avía aconpañado hasta Córdoba». Era miembro de otra «religión», es decir, orden religiosa, que Santibáñez no nombra, para no denigrarla, por el final funesto de uno de sus miembros profesos. Su error fue querer integrarse a la Compañía para acompañar, «de mui buena gana», a Luis en su nuevo camino36. Craso error el del amigo de Santander, y también el de Cotarelo, sobre todo cuando los datos de aquel jesuita estaban disponibles a cualquier investigador de la talla y recursos del secretario perpetuo de la Real Academia Española.

  • 37 Véase Bataillon, 2014, pp. 307-309, que narra el caso en detalle.
  • 38 Véase Pulido Serrano, 2013, p. 365. Llamado «Maestro de maestros», canonizado en 1970 y declarado D (...)
  • 39 El mallorquín Jerónimo Nadal (1507-1580), cursó Artes y perfeccionó su dominio de las lenguas latin (...)

12Luis de Santander fue admitido en la Compañía de Jesús, en Córdoba, y con rapidez, como cuenta Santibáñez, pero no fue tan fácil como se pudiera creer. Hubo objeciones debido a sus ascendientes conversos37. Juan de Ávila38 y Jerónimo Nadal39 tuvieron que intervenir a favor suyo. Efectivamente, éste relata la emocionada discusión a que dio lugar el caso de Santander:

  • 40 Se refiere a Domingo de Soto (1494-1560), dominico, teólogo, catedrático de la Universidad de Salam (...)
  • 41 Antonio de Araoz (¿1515?-1575), jesuita muy cercano a Ignacio de Loyola (efectivamente, era su sobr (...)
  • 42 Diego Mirón (1516-1590), uno de los fundadores del Colegio de Jesús en Coímbra (1542), del que fue (...)
  • 43 «Familiariter egi cum hoc bono Patre. Disputavi etiam acriter contra opinionem Soti, quod ordo corr (...)

Traté con familiaridad con este buen Padre [i.e., Ávila]. También debatí agriamente contra el parecer de Soto40, en el sentido de que no había que respetar el orden de la corrección evangélica en el crimen de herejía. Se quejó [i.e., Ávila] de que no acogiéramos a los que son de origen judío, y que eso lo sabía por Araoz41 y Mirón42. Yo respondí que no era así, sino que hacíamos selección a la hora de acogerlos. Como yo insistía en esto y, sin embargo, parecía que él no variaba de parecer, dije que yo podía afirmar abiertamente la cuestión tal como era, pero que no podía hacer que creyera; por otra parte, si él tenía a alguien de esa estirpe que fuera idóneo, que lo mostrara; yo pondría por obra lo que había afirmado de palabra. Propuso a Santander: yo lo acogí y lo llevé conmigo a Alcalá43.

  • 44 Seguimos la narración del P. Medina, 2001, pp. 3499-3500, y le agradecemos las orientaciones en sus (...)
  • 45 Véase Maryks, 2010.
  • 46 En los últimos días de junio de 1554, en el camino entre Valladolid y Simancas don Juan Mosquera y (...)

13Según Francisco de Borja Medina44, la admisión de Santander constituyó la prueba dada por Jerónimo Nadal para disipar los temores sobre la sinceridad de la Compañía de Jesús cuando afirmaba que no hacía distinción de linajes, tema que fue candente a lo largo del Quinientos45. Tras pasar un mes en la nueva casa jesuita en Simancas46, Luis pasó con Nadal a Alcalá de Henares, donde había estudiado seis años de Artes y Teología y dos de Escritura Sagrada y había obtenido la licenciatura en Artes; más tarde obtuvo el grado de maestro en Teología en Gandía. Provisto de excelentes dotes para la predicación, las ejercitó en Valencia, Gandía, Zaragoza, Cuenca, Toledo, Medina del Campo, Valladolid y Salamanca. Fue el primer rector del colegio jesuita de Segovia (1559), oficio que ostentaría tres veces más en esta ciudad (1574-1578, 1578-1582, 1590), así como en Valencia (1567-1571), en Alcalá (1572-1573) y en Pamplona (1582-1585); y desempeñó el cargo de vicerrector en Alcalá (1571) y Salamanca (1587).

14Santander ejerció varias tareas en el gobierno de la Compañía. Participó como elector por Castilla en la Congregación General IV (1581) y fue elegido para la de procuradores de 1587. En Roma, durante esta última congregación, se vio envuelto en un proceso inquisitorial y puesto en prisión por orden del papa Sixto V. Había firmado ingenuamente un documento fraudulento presentado por el jesuita francés Julien Vincent, en el que éste tergiversaba la obediencia jesuita. Sometido a interrogatorio y defendido por el general Claudio Aquaviva y Roberto Belarmino, fue reconocida su inocencia y excarcelado por el inquisidor cardenal Gianbattista Castagna, que le rehabilitó poco después de subir al solio pontificio como Urbano VII.

15Los difíciles años en Italia quebraron su salud, y volvió a España en 1590. Todavía en diciembre de 1591 convalecía en el colegio de su pueblo natal, Écija.

16Los tiempos estaban cambiando, dentro y fuera de la Orden, con respecto a la delicada cuestión de la limpieza de sangre. Santander fue uno de los andaluces que protestaron al general contra el canon 3º de la Congregación General V (1593), que prohibía la admisión en la Compañía de Jesús de cristianos nuevos descendientes de judíos y musulmanes. Consideraba dicha prohibición escandalosa y opuesta al espíritu de Ignacio de Loyola y de sus dos inmediatos generales, Diego Laínez y Francisco de Borja, y al Evangelio. Personalmente, fue víctima de esta política discriminatoria: el rector de Écija, Baltasar de Santofimia, se opuso por razón del linaje a que Luis le sustituyera en el oficio (1592) y, por lo mismo, el provincial Cristóbal Méndez puso reparos (1593) a la propuesta de nombrarlo prepósito de Sevilla, pese a reconocer sus cualidades humanas y espirituales para este cargo. Santander pasó a la casa profesa de Sevilla, de la que fue vice-prepósito por ocho meses (1596-1597) y en la que falleció poco después (1599).

17En Segovia, Luis de Santander había sido confesor de Teresa de Jesús y tomó parte tanto en la fundación del convento de la ciudad como antes en la del convento de Medina del Campo. Sus testimonios en el proceso de canonización son muy importantes para conocer la personalidad de la santa. También fue director espiritual del jesuita Alonso Rodríguez, que igualmente sería canonizado.

  • 47 En septiembre de 1572, siendo rector en Alcalá de Henares, Luis vuelve a su pueblo natal para inici (...)
  • 48 Cotarelo, 1916, p. 637.
  • 49 García Carraffa, 1931, pp. 238-248.
  • 50 Durante sus años de servicio Vélez se describe como «criado», «secretario», «paje» y «gentilhombre» (...)

18Estas notas biográficas, que nos ofrece el profesor Francisco de Borja Medina sobre Luis de Santander, nos muestran una imagen bien distinta a la descrita por Cotarelo. Luis de Santander no fue condenado a la hoguera por la Inquisición, sino que fue un eminente predicador, natural de Écija, ciudad en la que debió gozar de buena fama entre la población, sobre todo a raíz de la donación que hizo a la ciudad en 1572 de una reliquia de la Santa Cruz de Cristo o Lignum Crucis y de los trámites que realizó para la fundación de colegio de la Compañía de Jesús en esta localidad47. Esta realidad invalida la teoría de Cotarelo sobre las connotaciones «malditas» del apellido Santander, que supuestamente hubieran llevado a nuestro autor a rehuir de él y a cambiarlo por el de Guevara48. Dicho cambio, en realidad, es una muestra más del uso anárquico —visto desde hoy— de los apellidos que imperó en España hasta el siglo xix. En este sentido hemos de precisar que el apellido «Vélez» con frecuencia estuvo unido al de «Guevara», identificando a miembros de la nobleza49, una nobleza que Luis Vélez pretendía emular. Sorprende que la adopción del nuevo apellido por nuestro autor coincida en cierto sentido con el cambio experimentado en el suyo por el conde de Saldaña, al que Vélez sirvió casi catorce años50.

  • 51 Cotarelo, 1916, pp. 637-639.
  • 52 Véase Sánchez, 1964.

19Cuando se casó en 1603 con Luisa de Mendoza, heredera del ducado del Infantado, Diego Gómez de Sandoval y Rojas ya ostentaba los importantes cargos, auspiciados por su padre, el duque de Lerma, de Comendador Mayor de Castilla en la Orden de Calatrava y Gentilhombre de la Cámara del Rey don Felipe III. Al casarse el joven Sandoval dejó de usar su propio nombre, adoptando el de don Diego Hurtado de Mendoza y asumiendo el título condal de su esposa para recalcar, se supone, sus nuevos derechos patrimoniales y darse un grado de autonomía social y política. En esta misma época, Vélez sustituye su apellido «Santander» por el de «Guevara», con el que firmará a raiz de su paso con la corte de Valladolid a Madrid en 1607, y con el que firma todas sus obras a partir de aquella fecha. El cambio onomástico no tuvo nada que ver con la sombra de judaizante que el apellido «Santander» pudiera proyectar sobre las pretensiones cortesanas de Luis Vélez, como alega Cotarelo51. Es más razonable pensar que, en el ambiente social de la corte real en Valladolid, y luego en Madrid, el nuevo apellido aumentaba el caché no solamente del poeta novel, sino también del conde de Saldaña, cuya presencia como mecenas en la escena cultural apenas comenzaba a sentirse en la corte de los Habsburgo52.

  • 53 Paz y Meliá, 1902, pp. 129-130.

20Llegados a este punto, cabe preguntarse por la identidad exacta del antepasado judío de Luis Vélez que abrazó la fe cristiana. La respuesta parece hallarse en la famosa carta que Juan Vélez, hijo de nuestro autor, dirige en 1645 a José Pellicer y Tovar, cronista de Aragón, y que fue dada a conocer por Paz y Meliá53:

  • 54 volverle la blanca de la carne: por antonomasia metafórica, concederle hidalguía. La expresión se r (...)
  • 55 La Montaña: por antonomasia, Cantabria.

Luis Vélez de Guevara, mi padre que esté en gloria, señor don Joseph Pellicer, naçió en Écija, a 26 de agosto año de 1578. Fue hijo de Diego Vélez de Guevara y de doña Francisca Negrete y Santander. Por su padre descendiente de don Llorente Vélez de Guevara, uno de los trecientos cavalleros que sacó de Ábila el rey don Alfonso el Savio para ganar a Jerez de la Frontera, como en el día de oy es notorio. Y en Écija, adonde se casó mi agüelo, fue por tal reçebido, bolviéndole la blanca de la carne54. Por su madre, de Antonio Negrete y Santander, que en tiempo de los Reyes Católicos vino de La Montaña55 a vivir a Écija, donde goçó los mismos previlejios y después acá sus descendientes […]

21Ante todo hemos de advertir que los datos aportados en la carta se basan en el relato que Juan Vélez debió escuchar a su padre sobre sí mismo y sus antepasados. El inexorable paso del tiempo distorsionó parcialmente el citado relato, lo que explica sus ya detectadas incorrecciones, comentadas ampliamente por Cotarelo, pero en toda la narración de la carta subyace una base real y cierta que avala la hipótesis que a continuación expondremos.

22Juan Vélez sitúa el origen de su familia en Écija en un tal Antonio Negrete y Santander, llegado de «La Montaña» en tiempos de los Reyes Católicos y al que presenta como beneficiario de ciertos privilegios fiscales, equiparándolo a un hidalgo. Este Antonio Negrete y Santander, que por cronología bien pudo ser el padre del bachiller Diego de Santander, y por tanto bisabuelo de Luis Vélez de Guevara, es posible que fuera de origen judío, que se convirtiera al cristianismo a raíz del Decreto de Expulsión de 1492 y que se trasladara a Écija para ocultar su pasado hebraico, como venía siendo habitual en estos casos.

  • 56 Diago Hernando, 2014, pp.158-159.

23Es manifiesto que los Reyes Católicos concedieron generosas exenciones fiscales a aquellos judíos que accedieron a bautizarse y que habían estado al servicio de la Real Hacienda, exenciones que los convertían a efectos prácticos en «hidalgos»56. Esta realidad nos lleva a contemplar la posibilidad de que el referido Antonio Negrete y Santander hubiera prestado sus servicios en la recaudación de rentas reales y que, tras recibir las aguas bautismales, se hubiera convertido en beneficiario de los privilegios a los que alude Juan Vélez en su carta. El tema de las exenciones había quedado grabado en la memoria colectiva familiar por sus connotaciones de «hidalguía», lo que Juan Vélez aprovecha para resaltarlas y aplicarlas asimismo a un supuesto antepasado de su abuelo Diego Vélez de Dueñas, llamado Llorente Vélez de Guevara, que participó a mediados del siglo xiii en la conquista y repoblación de Jerez de la Frontera.

  • 57 A.C.H.E., lib. 2, f. 658r; A.P.N.E., leg. 219, f. 105v; A.G.I. Contratación, 5369, n.º 52, sin foli (...)
  • 58 Pulido Serrano, 2013, p. 350.

24Cierta o no la llegada de este Antonio Negrete y Santander a Écija en tiempos de los Reyes Católicos, en la primera mitad del siglo xvi tenemos documentada la existencia de tres hermanos de apellido Santander: Diego (abuelo de nuestro autor), Hernando y Pedro, siendo los dos primeros médicos57, profesión tradicionalmente asociada al mundo de los judeoconversos. Aunque vivían como cristianos, la circunstancia personal de su ascendencia judía era conocida en aquellos tiempos. La prueba de ello nos la ofrece el propio san Juan de Ávila, que vivió una temporada en Écija ejerciendo su apostolado y donde mantuvo estrechos contactos con los cristianos nuevos, recriminando en muchas ocasiones, personalmente y en público, la actitud de aquellos que los acosaban58. San Juan de Ávila debió de conocer en Écija a la familia Santander y su condición, que manifiesta abiertamente ante Jerónimo Nadal cuando recomienda el ingreso de Luis de Santander en la Compañía de Jesús, como ya hemos tenido ocasión de ver.

25Todo ello nos lleva a concluir una documentada progenie hebraica en Luis Vélez de Guevara, y que tanto él como sus padres y abuelos, tíos y primos, vívían plenamente el cristianismo, alejados de prácticas judaizantes. Hubo asimilación religiosa y olvido de la Ley de Moisés. «Fueron y son cristianos biejos, de linpia casta y jeneraçión», como queda constatado en las citadas pruebas testificales aportadas por uno de sus primos al pasar en 1619 a Indias. Y en el mismo sentido se pronuncia el ya citado Juan de Santibáñez, cuando califica a Diego de Santander y María de Medina, abuelos de nuestro autor, como «onrrados i tan de veras cristianos, que su mayor cuidado era criar sus hijos en temor de Dios, amor a la virtud, aborreçimienro a el pecado, en la cabal observancia de la divina ley, i respecto a la Yglesia».

Inicio de página

Bibliografía

Bangert, William V., y Thomas M. McCoog, Jerome Nadal, S. J., 1507-1580: Tracking the First Generation of Jesuits, Chicago, ‪Loyola University Press, 1992.‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Barrera y Leirado, Cayetano Alberto de la, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español: desde sus orígenes hasta mediados del siglo xviii, Madrid/London, M. Rivadeneyra/Tamesis, 1860-1968.

Bataillon, Marcel, Los jesuitas en la España del siglo xvi, ed. Pierre-Antoine Fabre, pref. de Gilles Bataillon, Valladolid/México, Junta de Castilla y León/Fondo de Cultura Económica, 2014.

Bonilla y San Martín, Adolfo, «Algunas poesías inéditas de Luis Vélez de Guevara sacadas de varios manuscritos», Revista de Aragón, 3, 1902a, pp. 573-583.

Bonilla y San Martín, Adolfo (ed.), Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, Vigo, Librería de Eugenio Krapf, 1902b.

Bonilla y San Martín, Adolfo (ed.), Luis Vélez de Guevara, El diablo cojuelo, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Madrileños, 1910.

Burrieza Sánchez, Javier, «La recompensa de la eternidad: los fundadores de los colegios de la Compañía de Jesús en el ámbito vallisoletano», Revista de Historia Moderna: Anales de la Universidad de Alicante, 21, 2003, pp. 7-74.

Castro, Américo, La realidad histórica de España, México, Fondo de Cultura Económica, 1954, 4ª ed. 1971 (version ampliada de España en su historia: cristianos, moros y judíos, Buenos Aires, Losada, 1948).

Constituciones de la Compañía de Jesús: introducción y notas para su lectura‬, eds. Santiago Arzubialde, S.J., Jesús Corella, S.J., Jesús María García Lomas, Bilbao, Mensajero /Maliaño, Sal Terrae, 1993.

Cotarelo y Mori, Emilio, «Luis Vélez de Guevara y sus obras dramáticas», Boletín de la Real Academia Española, 3, 1916, pp. 621-652; 4, 1917, pp. 137-171, 269-308, 414-444.

Diago Hernando, Máximo, «El ascenso de los judeoconversos al amparo de la alta nobleza en Castilla después de 1492: el caso de Almazán», Sefarad, 74/1, 2014, pp. 145-184.

Díaz de Noriega y Pubul, José, La blanca de la carne en Sevilla, 4 vols., Madrid, Hidalguía, 1975.

Domínguez Ortiz, Antonio, La clase social de los conversos en Castilla en la Edad Moderna, Madrid, C.S.I.C., 1955.

Entrambasaguas, Joaquín de, «Haz y envés de Luis Vélez de Guevara», en Estudios y ensayos de investigación y critica, de la leyenda de Rosamunda a Jovellanos, Revista de Literatura, Anejo 37, Madrid, 1973, pp. 129-140 (versión corregida y aumentada del artículo publicado anteriormente en la Revista de la Universidad de Oviedo, 1946, pp. 125-136, reimpreso en Atenea, 96, 1950, pp. 188-203).

Gallardo, Bartolomé José, Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, t. IV, Madrid, M. Rivadeneyra/Manuel Tello, 1889.

García Carraffa, Arturo y Alberto, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y Americanos, t. XXXIX, Madrid, Antonio Marzo, 1931.

González Rodríguez, María Encarnación, «San Juan de Ávila, un clérigo secular, en la vida consagrada de la Iglesia», Tabor, 16, 2012, pp. 75-91.

Martín Ojeda, Marina, y C. George Peale, Luis Vélez de Guevara en Écija: su entorno familiar, liberal y cultural, Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, en prensa (2017).

Maryks, Robert A., ‪The Jesuit Order As a Synagogue of Jews: Jesuits of Jewish Ancestry and Purity-of-Blood Laws in the Early Society of Jesus, Leiden/Boston, Brill, 2010.‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Medina, Francisco de Borja, «Luis de Santander», en Diccionario histórico de la Compañía de Jesús: biográfico temático, eds. Charles E. O’Neill y Joaquín María Domínguez, Roma/Madrid, Institutum Historicum/Universidad Pontificia Comillas, 2001, vol. IV, pp. 3499-3500.‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬‬

Menéndez Pelayo, Marcelino, Historia de los heterodoxos españoles, ed. Enrique Sánchez Reyes, 8 vols., Santander, Aldus, 1948.

Menéndez Pelayo, Marcelino, La ciencia española, ed. Enrique Sánchez Reyes, 3 vols., Santander, Aldus, 1953-1954.

Nadal, Jerónimo, Epistolae P. Hieronymi Nadal, ed. Edmundo Nicolau, Matriti, A. Avrial (Monumenta Historica Societatis Iesu, 13, 15, 21), 1898-1902.

Paz y Meliá, Antonio, «Nuevos datos para la vida de Luis Vélez de Guevara», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 7, 1902, pp. 129-130.

Peale, C. George, La anatomía de «El Diablo Cojuelo»: deslindes del género anatomístico, Chapel Hill, UNC Department of Romance Languages, 1977.

Peale, C. George, «Ingenio y cortesanía en El Diablo Cojuelo: Dos notas sobre el haz y envés de Vélez de Guevara», en Antigüedad y actualidad de Luis Vélez de Guevara, eds. C. George Peale et al., Amsterdam, John Benjamins, 1983, pp. 233-253.

Peale, C. George, «Vélez de Guevara contextualizado: una vida singular y su ámbito ético», Bulletin of the Comediantes, 61/1, 2009, pp. 51–96.

Peale, C. George, «Estudio bibliométrico», en Luis Vélez de Guevara, El cerco de Roma por el rey Desiderio, Newark, Delaware, Juan de la Cuesta, 2015, pp. 29-54.

Pérez y González, Felipe, El diablo cojuelo. Notas y comentarios. Nuevos datos para la biografía de Luis Vélez de Guevara, Madrid, «Sucesores de Rivadeneyra», 1903.

Pérez Pastor, Cristóbal, Bibliografía madrileña, vol. 3, Madrid, Tipografía de la «Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos», 1907.

Pulido Serrano, Juan Ignacio, «Juan de Ávila: su crítica a la limpieza de sangre y su condición conversa», Sefarad, 73/2, 2013, pp. 339-369.

Rodríguez Cepeda, Enrique, «Consideraciones sobre Vélez de Guevara», Mester, 5/2, 1975, pp. 112-122.

Rodríguez Marín, Francisco, «Cervantes y la Universidad de Osuna», en Homenaje a Menéndez Pelayo en el año vigésimo de su profesorado, Madrid, Imprenta General de Victoriano Suárez, 1899, vol. II, pp. 757-819.

Rodríguez Marín, Francisco, «Cinco poesías autobiográficas», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 19, 1908, pp. 62-78.

Sánchez, José, Academias literarias del Siglo de Oro español, Madrid, Gredos, 1964.

Santibáñez, Juan de, Historia de la provincia de Andalucía de la Compañía de Jesús (1648), Universidad de Granada, BHR/Caja MS-1-058.

Sicroff, Albert A., Les controverses des statuts de pureté de sang en Espagne du xve au xviie siècle, Paris, Didier, 1960.

Inicio de página

Notas

1 Cotarelo y Mori, 1916, 1917.

2 La Barrera, 1860, pp. 463-468; Paz y Meliá, 1902; Rodríguez Marín, 1899; Rodríguez Marín, 1908; Bonilla, 1902a, 1902b, 1910; Pérez y González, 1903, pp. 137-40.

3 Rodríguez Marín fue el sucesor de Marcelino Menéndez Pelayo como director de la Biblioteca Nacional (1912-1930), y miembro de la Academia Sevillana de Buenas Letras (1895), de la Real Academia de la Lengua Española (1907) —de la que llegó a ser director (1940)— y también de la Academia de Historia (1927). Desde 1897 Emilio Cotarelo también fue miembro de la Real Academia Española, y su secretario perpetuo desde 1913 hasta su muerte en 1936. Adolfo Bonilla fue celebrado por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (1903), y miembro de la Real Academia de la Historia (1911) y de la Real Academia Española (1921). Pérez y González fue un notorio periodista, zarzuelista y folklorista cuyos intereses en el folklore y en las letras le llevaron a publicar una serie de notas y comentarios en La Ilustración Española y Americana (1902-1903) sobre El Diablo Cojuelo que, recogidos en su forma definitiva, serían una referencia indispensable para todas las ediciones modernas de la obra.

4 https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Vélez_de_Guevara. Consultado el 15-XI-2016.

5 «[…] arrastró una vida algo parasitaria y servil […] se veía forzado a halagar la vanidad de los Sandovales, Mendozas, Téllez-Girón, Guzmanes y otros grandes señores de la corte de los dos Felipes III y IV» (Cotarelo, 1916, pp. 622).

6 Bonilla, 1902a; Rodríguez Marín, 1908; Cotarelo, 1916, pp. 637, 1917, pp. 146-149, 153-154, 170; Peale, 2009, pp. 76-90.

7 Pérez Pastor, 1907, pp. 513-515; Cotarelo, 1917, pp. 167-168.

8 Peale, 2009, p. 58 ss.

9 Ver el comentario de Menéndez Pelayo acerca del primero: «Tenía este judaizante muy despierto y lucido ingenio, aunque de segundo orden e incapaz de la perfección en nada, y contagiado hasta los tuétanos de los vicios de la época, y de otros propios y peculiares suyos. No vale mucho como dramático, y eso que fué bastante fecundo»; o bien, su valoración de Barrios: «Sus obras son muchas y de diversos géneros, pero todas igualmente olvidadas y dignas de serlo: ya históricas y políticas, […] ya poéticas, […] pero en todo, hasta en los títulos, brilla su mal gusto» (1948, t. 5, pp. 315-316, 321)

10 Cotarelo, 1917, pp. 441-442, 444.

11 Martín Ojeda-Peale, 2017.

12 Castro, 1948/1954; Sicroff, 1960.

13 «Las indiscreciones [sic] de la investigación moderna han venido a revelar que el apellido Guevara, en el que fundaba tan altas pretensiones, no le pertenecía. Su partida de nacimiento demuestra que su verdadero nombre era Luis Vélez de Santander, y con él firmó algunas de sus primeras obras. El motivo probable del cambio de apellido fué […] que a mediados del siglo xvi fué castigado como judaizante por la Inquisición un Luis de Santander, ecijano, ascendiente, sin duda, del poeta. Estos antecedentes familiares suministran quizás la explicación de los amargos sarcasmos sobre las probanzas de linaje que Vélez de Guevara vertió en El Diablo Cojuelo (Tranco 3.º)» (Domínguez Ortiz, 1958, p. 172); «[Era] un cristiano nuevo, inquieto e insatisfecho, como otros escritores de su tiempo, que con su fuerte sentido moralizante intentó volver al lógico camino varias de las inclinaciones sin tino de la vida española, manifestando un sentido culto y reflexivo de la vida» (Rodríguez Cepeda, 1965, pp. 14-15); «Vélez era un hombre y poeta de su tiempo, entregado a las convenciones del Arte Nuevo, apegado al mundo palaciego, pero a veces, como en El Diablo Cojuelo, incompasivo ante las inanidades del mismo. Si en su teatro expresaba el espíritu crítico del cristiano nuevo, espíritu que caracteriza a muchos escritores en aquella época, en El Diablo Cojuelo se atrevió a dar asomo a su visión particular de converso. Es decir, Vélez de Guevara no sólo expresó la sensibilidad general del cristiano nuevo, sino que en su única obra en prosa expresó las vivencias particulares del converso, condición ésta que demandaba el mayor disimulo. Para ocultarla se arrebozó en esas cualidades distintivas [de] su ingenio y su cortesanía. Paradójicamente, es en los momentos en que Vélez recurrió más a la convención mayoritaria donde se revela su heterodoxia. Uno es la ingeniosa imagen que dibujó de su protagonista, el Diablo Cojuelo, figura favorita del folklore peninsular; el otro es su imagen de la familia real y su Corte» (Peale, 1983, p. 236). Véanse también los análisis en las pp. 236-240 de este último.

14 Tenemos documentados como religiosos:
—a los clérigos Fernando Jerónimo y Pedro Luis de Santander, tíos segundos de Luis Vélez (Archivo General de Protocolos del Distrito Notarial de Écija = A.P.N.E., leg. 934, ff. 1507r–1508v; Archivo de la Contaduría de Hipotecas de Écija = A.C.H.E., lib. 2,
f. 587r.);
—a los jesuitas Luis, Antonio y Jerónimo de Santander, tíos maternos (Archivo Municipal de Écija = A.M.E. leg. 2501; A.P.N.E., leg. 130, ff. 189v-192r; Medina, 2001, p. 3500);
—a los también jesuitas Diego, Alonso y Juan Antonio de Santander, primos hermanos (A.P.N.E., leg. 520, sin foliación; Archivo General de Indias = A.G.I., Contratación, 5362, n.º 1);
—a los clérigos Pedro Luis de Santander, primo hermano, y Luis de Santander, primo segundo (A.G.I., Contratación, 5378, n.º 48, f. 4r; A.P.N.E., leg. 1405, ff. 1050r-1052v);
—y a la monja dominica Agustina Melgarejo de Santander, prima hermana (A.P.N.E., leg. 444, ff. 453r-457v).
Para una información más amplia, véase
Martín Ojeda-Peale, en prensa.

15 Martín Ojeda-Peale, en prensa.

16 A.G.I., Contratación, 5369, n.º 52, sin foliar.

17 El propio Juan de Santibáñez declara estar escribiendo esta obra en 1648, como consta en su prólogo, párrafo 2, p. 20. Se conserva, manuscrita, en la Universidad de Granada, BHR/Caja MS-1-058. Lo referido a Luis de Santander se encuentra en el cap. 34, párrafos 10-15, ff. 115v-117r.

18 Cotarelo, 1916, p. 638; Gallardo, 1889, t. IV, p. 513.

19 Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Écija = A.P.S.J., lib. 1, f. 26r.

20 La única referencia hallada sobre Catalina de Santander la hallamos en A.P.S.J., lib. 4, f. 304v, amadrinando en 1561 a su sobrino Diego, hijo de Juan Antonio de Santander y María Montiel. En esta acta bautismal figura como «donsella», hija del bachiller Diego de Santander. Catalina debió ser bautizada en la iglesia parroquial de Santa Bárbara, cuyos registros correspondientes a la década de los veinte del siglo xvi presentan importantes lagunas cronológicas.

21 Según Medina, 2001, pp. 3499, se bautizó con el nombre de Diego y al profesar en la orden jesuita adoptó el nombre Luis. Al igual que su hermana Catalina, debió de ser bautizado en la iglesia parroquial de Santa Bárbara, pero no ha sido posible localizar su acta bautismal por las razones apuntadas en la nota anterior.

22 A.P.S.J., lib. 2, f. 73r.

23 A.P.S.J., lib. 2, f. 155r.

24 A.P.S.J., lib. 38, f. 21v; Archivo Parroquial de Santa Cruz de Écija = A.P.S.C., lib. 196, f. 44r.

25 A.P.S.J., lib. 3, f. 2v.

26 Medina, 2001, 3499.

27 A.P.S.J., lib. 3, f. 62r. De Miguel de Santander sólo hemos localizado otras dos escrituras: una de 11 de julio de 1558, por la que Juan de Martos, vecino de Écija, se obliga a pagarle diez reales «de çierta obra que él le hizo en su casa» (A.P.N.E., leg. 121, foliación perdida); la otra, de 3 de abril de 1563, actuando de testigo en la compra de una casa en la calle Santa Cruz por el bachiller Juan Antonio de Santander, médico (A.C.H.E. lib. 2, f. 614v). Ignoramos si este Miguel de Santander, que figura en ambas escrituras, es el hijo del bachiller Diego de Santander y María de Medina o si se trata de un pariente homónimo, que bien podría ser un tío abuelo o un tío segundo de Luis Vélez de Guevara.

28 A.P.S.J., lib. 3, f. 115v.

29 Medina, 2001, p. 3500.

30 A.P.S.J., lib. 3, f. 182v.

31 A.P.S.J., lib. 39, f. 47.

32 A.P.S.J., lib. 3, f. 250v.

33 A.P.S.J., lib. 39, f. 89r.

34 La estancia de Ávila en Écija está estudiada en Pulido Serrano, 2013, pp. 347-358.

35 1 Corintios,10,12.

36 Las Constituciones de la Sociedad de Jesús (1993) prohíben la admisión de personas que han «tomado hábito de religión alguna de fraile o de clérigos, viviendo algún tiempo con ellos en obediencia, hecha profesión o no; o sido ermitaño con vestidos monacales» (p. 62). Parece claro que el examen de probación descubrió errores mayores de un apóstata para cuya curación no bastaron diligencias.

37 Véase Bataillon, 2014, pp. 307-309, que narra el caso en detalle.

38 Véase Pulido Serrano, 2013, p. 365. Llamado «Maestro de maestros», canonizado en 1970 y declarado Doctor de la Iglesia en 2012, «Juan de Ávila (1499 o 1500-1569) se relacionó como consejero y guía espiritual con la espléndida generación de santos, sus contemporáneos, varios de los cuales fueron fundadores o reformadores de conocidas Órdenes religiosas. Además de fray Luis de Granada, dominico, su discípulo, amigo y primer biógrafo, entre otros: Santo Tomás de Villanueva, religioso agustino y obispo; San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús; San Juan de Dios, que se convirtió oyéndole predicar y fundó después la Orden Hospitalaria; San Pedro de Alcántara, franciscano; San Francisco de Borja, convertido también oyendo la predicación de San Juan de Ávila; Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, reformadores de la orden carmelitana... y otros» (González Rodríguez, 2012, p. 75).

39 El mallorquín Jerónimo Nadal (1507-1580), cursó Artes y perfeccionó su dominio de las lenguas latina, griega y hebrea en la Universidad de Alcalá de Henares. Continuó sus estudios en la Universidad de París, donde en el curso 1532-1533 se matriculó en La Sorbona en las asignaturas de Matemáticas y Teología. En París tuvo un primer encuentro con Ignacio de Loyola. En 1536 se trasladó a Aviñón donde fue ordenado presbítero y obtuvo el doctorado en Teología. De regreso a Mallorca y conmovido por la lectura de una carta de san Francisco Javier, decidió marchar a Roma, donde llegó en julio de 1545, para ingresar en la Compañía, en la que fue admitido en noviembre de ese año tras los preceptivos ejercicios espirituales de cuatro semanas. En poco tiempo llegó a ser hombre de confianza de Ignacio de Loyola y su secretario. Entre otros cargos, fue rector del primer colegio creado por los jesuitas en Mesina, que abrió sus puertas en octubre de 1548 y en el que implantó el nuevo método de estudios promovido por los jesuitas, de carácter humanístico y basado en los métodos y la disciplina parisinos. Las reglas, redactadas por él, por las que debía regirse el colegio, se convertirían en la base de la Ratio atque Institutio Studiorum Societatis Iesu. Vicario General de la Compañía en 1554, tras su estancia andaluza intervino como teólogo papal en la Dieta de Augsburgo y en el Concilio de Trento. Recorrió buena parte de Europa promulgando las Constituciones de la orden por encargo del propio San Ignacio. Véase Bangert-McCoog, 1992.

40 Se refiere a Domingo de Soto (1494-1560), dominico, teólogo, catedrático de la Universidad de Salamanca y confesor del emperador Carlos V. Tuvo un papel importante en el Concilio de Trento (1545), en la Dieta de Augsburgo (1548) y la Junta de Valladolid (1550-1551). Defendió la conversión de cristianos nuevos y sus derechos humanos, aunque se opuso a su ordenación en la Iglesia.

41 Antonio de Araoz (¿1515?-1575), jesuita muy cercano a Ignacio de Loyola (efectivamente, era su sobrino). Contrario a la incorporación de cristianos nuevos en la Compañía de Jesús, fue partidario de establecer criterios de limpieza de sangre. En 1549 planteó la cuestión contra el parecer de Loyola, opuesto a que siquiera se abordase el tema. Tras la muerte de éste, Araoz intentó limitar el plazo del generalato de Diego Laínez, segundo Prepósito General de la Compañía de Jesús, por razón de su condición de cristiano nuevo.

42 Diego Mirón (1516-1590), uno de los fundadores del Colegio de Jesús en Coímbra (1542), del que fue primer Rector. Pasó de allí a Valencia para fundar el Colegio de San Pablo (1544), del que fue primer Rector. Apoyó admitir judeoconversos en la Compañía.

43 «Familiariter egi cum hoc bono Patre. Disputavi etiam acriter contra opinionem Soti, quod ordo correptionis evangelicae non esset servandus in crimine haereseos; conquestus est apud me quod non reciperemus, qui ducunt a iudaeis originem; se id scire de Araozio et Mirone. Respondi ita non esse; sed habere nos delectum in illis recipiendis. Quum hoc confirmarem, et videretur tamen non moveri, dixi libere posse rem affirmare ut erat: facere ut ille crederet, id me non posse; alioqui si quem haberet idoneum ex illo genere, illum offerret: repraesentaturum me re, quod verbis affirmassem. Proposuit Santander: recepi illum, et duxi mecum Complutum» (Nadal, t. I, 1898, p. 21).

44 Seguimos la narración del P. Medina, 2001, pp. 3499-3500, y le agradecemos las orientaciones en sus comunicaciones personales.

45 Véase Maryks, 2010.

46 En los últimos días de junio de 1554, en el camino entre Valladolid y Simancas don Juan Mosquera y Molina coincidió con Francisco de Borja, ex-duque de Gandía y por entonces comisario general de los jesuitas. Tras la charla de camino, Mosquera acabó ofreciendo a Borja su finca de Miravete para fundar en Simancas la primera casa de probación, o casa-noviciado, de los jesuitas en España, que funcionó hasta 1560, año que se trasladó a El Villar, en León. Véase Burrieza Sánchez, 2003, pp. 22-24.

47 En septiembre de 1572, siendo rector en Alcalá de Henares, Luis vuelve a su pueblo natal para iniciar los trámites que llevaran a la fundación de colegio de la Compañía de Jesús en Écija, ocasión que aprovecha para donar a esta ciudad una reliquia de la Santa Cruz de Cristo, que él había recibido de Roma por mano del padre general Francisco de Borja (canonizado en 1671), y que sería llevada en solemne procesión a la parroquia mayor de Santa Cruz para ser finalmente depositada en su sagrario (A.M.E., legs. 2501 y 578).

48 Cotarelo, 1916, p. 637.

49 García Carraffa, 1931, pp. 238-248.

50 Durante sus años de servicio Vélez se describe como «criado», «secretario», «paje» y «gentilhombre» de Saldaña, y según algunas fuentes gestiona asuntos legales para el Conde. También compone comedias encargadas por su señor: en 1604 o 1605 escribe El cerco de Roma por el rey Desiderio, que ensalza el linaje de los Zúñiga y de los Sandoval, enlazándolos últimamente en causa común; en agosto-septiembre de 1613, El alba y el sol, probablemente en la ocasión de los sesenta años del duque de Lerma; El Conde don Pero Vélez y don Sancho el Deseado, para celebrar, en Lerma, en junio de 1615, la conclusión de las negociaciones prenupciales entre España y Francia; y El Caballero del Sol para las notorias fiestas de Lerma, en octubre de 1617. Todas, excepto esta última, tratan explícita y extensamente de la genealogía de la Casa de Sandoval. Véase Peale, 2015, pp. 48-52.

51 Cotarelo, 1916, pp. 637-639.

52 Véase Sánchez, 1964.

53 Paz y Meliá, 1902, pp. 129-130.

54 volverle la blanca de la carne: por antonomasia metafórica, concederle hidalguía. La expresión se refiere, específicamente, al impuesto de la sisa, de una blanca por cada libra de carne, del que estaban exentos los hidalgos. «[…] durante la Edad Media y parte de la Moderna, en todos los Concejos de las Ciudades, Villas y Lugares del Reino de Castilla se hacían periódicamente, cada siete años cuando menos, unos padrones de vecinos en los que se hacía constar de manera rigurosa su condición de hidalgos o de buenos hombres pecheros. El principal objeto de estos padrones era el repartimiento de pechos que, como la moneda forera, servicios ordinarios o extraordinarios, etc., constituían contribuciones que solamente pagaban los hombres del estado llano, ya que los hijosdalgos de sangre o privilegios, así como los eclesiásticos, licenciados, funcionarios de la justicia, de la Santa Inquisición, de la Santa Hermandad y otra serie de cargos que obtenían este privilegio estaban exentos también de su pago» (Díaz de Noriega, 1975, t. I, p. 20).

55 La Montaña: por antonomasia, Cantabria.

56 Diago Hernando, 2014, pp.158-159.

57 A.C.H.E., lib. 2, f. 658r; A.P.N.E., leg. 219, f. 105v; A.G.I. Contratación, 5369, n.º 52, sin foliar.

58 Pulido Serrano, 2013, p. 350.

Inicio de página

Para citar este artículo

Referencia en papel

Marina Martín Ojeda y C. George Peale, «Historiografía, genealogía y onomástica: la cuestión del judaísmo de Luis Vélez de Guevara»Criticón, 129 | 2017, 7-22.

Referencia electrónica

Marina Martín Ojeda y C. George Peale, «Historiografía, genealogía y onomástica: la cuestión del judaísmo de Luis Vélez de Guevara»Criticón [En línea], 129 | 2017, Publicado el 10 mayo 2017, consultado el 22 enero 2025. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/3276; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.3276

Inicio de página

Autores

Marina Martín Ojeda

Marina Martín Ojeda es Archivera Municipal de Écija (Sevilla) desde 1986, siendo sus líneas de investigación la Historia Local y la Archivística. Cuenta en su haber con cerca de un centenar de publicaciones —monografías y artículos editados en revistas especializadas— sobre ambas materias.
marina_archivo@yahoo.es

C. George Peale es Profesor Emérito de la Universidad Estatal de California, Fullerton. Desde 1984 se ha encargado de editar las comedias completas de Luis Vélez de Guevara, proyecto iniciado por William R. Manson en 1967. También ha editado obras de Fernán Pérez de Oliva y de Gaspar Aguilar.
gpeale@fullerton.edu

C. George Peale

Artículos del mismo autor

Inicio de página

Derechos de autor

CC-BY-NC-ND-4.0

Únicamente el texto se puede utilizar bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0. Salvo indicación contraria, los demás elementos (ilustraciones, archivos adicionales importados) son "Todos los derechos reservados".

Inicio de página
Buscar en OpenEdition Search

Se le redirigirá a OpenEdition Search