Navegación – Mapa del sitio

InicioNuméros117ReseñasPedro Calderon De La Barca. Auris...

Reseñas

Pedro Calderon De La Barca. Auristela y Lisidante

Edición crítica de Rocío Arana, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2012, 320 p.
Alicia Vara López
p. 235-237
Referencia(s):

Pedro Calderon De La Barca. Auristela y Lisidante. Edición crítica de Rocío Arana, Madrid / Frankfurt am Main, Iberoamericana / Vervuert, 2012, 320 p. (ISBN: 978-84-8489-633-3 [Iberoamericana]; 978-3-86527-687-2 [Vervuert]; Biblioteca Áurea Hispánica, 74; «Comedias Completas de Calderón» 7.)

Texto completo

1Es siempre buena noticia en el campo de los estudios calderonianos la aparición de una nueva edición crítica, pero lo es más, sin duda, cuando se trata de una obra como Auristela y Lisidante, que permaneció prácticamente en el olvido durante siglos. Otras comedias denominadas novelescas por Ángel Valbuena Briones, como La puente de Mantible, El jardín de Falerina o Argenis y Poliarco, han corrido una suerte similar, relegadas por la crítica, pese a haber sido en su tiempo motivo de aplauso en los escenarios palaciegos. Rocío Arana se acerca ahora a Auristela y Lisidante para elaborar una edición crítica y anotada, con su estudio previo literario y textual.

2Comienza su trabajo con un análisis panorámico de las obras calderonianas próximas a Auristela y Lisidante conforme a las características del denominado género novelesco. Sin embargo, algunos rasgos tratados (presencia de ironía y presagios, prisión de los personajes, componente metaliterario, etc.) son frecuentes en la producción dramática del autor, por lo cual su análisis no logra profundizar demasiado en la identidad genérica novelesca o caballeresca de la pieza. Dentro de la misma problemática del género, parece más acertada la alusión a la influencia de la narrativa bizantina (p. 42), de acuerdo con datos como la ambientación en Atenas, el comienzo in medias res, el encadenamiento de infortunios o la tendencia a la suspensión en el argumento, aspectos que merecerían un mayor desarrollo.

3Las dudas acerca de la pertinencia del membrete «comedias novelescas» aplicado a esta obra concreta no se disipan del todo en el capítulo dedicado al estudio de las fuentes, que quizá podrían denominarse mejor «antecedentes literarios», dada la indirecta relación entre los textos previos y la comedia y la dificultad que menciona la propia Arana de demostrar dichos vínculos.

4Más útil resulta el estudio del sistema onomástico de los personajes, del que se trasluce una clara dualidad acorde con el protagonismo de la pareja de hermanas y la «concepción simbólica, no realista, de la comedia» (p. 62). Asimismo, el análisis del silencio y la ocultación de personajes como Arsidas resulta muy valioso para la comprensión de comedias situadas en esta órbita caballeresca, pues la obligación de callar la propia identidad o determinados acontecimientos es uno de los motivos que originan la trama. En este mismo capítulo se analiza también la complejidad de Lisidante, manifestada en continuas contradicciones, que a su vez son plasmadas mediante recursos retóricos como la paradoja.

5En el apartado dedicado a la «Lengua y estilo» la autora apunta que «Los protagonistas de la comedia que nos ocupa no hacen otra cosa que cantar y callar su dolor» y precisamente «de esta contradicción nace todo el sufrimiento que late en el núcleo de la comedia» (p. 81). Dentro de esta misma tendencia a la contraposición de elementos opuestos, Arana refleja un entramado de oposiciones entre Licanoro y Milor, personajes muy propios del universo calderoniano (p. 75), y continúa analizando la figura doble del gracioso en relación con la presencia de Merlín y Brunel, en contraste con sus amos.

6El capítulo sexto se ocupa de la proyección espectacular de la obra, conectándola con otras fiestas cortesanas destinadas a ser representadas en escenarios como el Coliseo del Buen Retiro. Siguen unas notas sobre la importancia del espacio escénico y simbólico del mar en la primera jornada, del jardín en la segunda, y de la plaza de armas en la tercera. La autora trata de reconstruir al hilo de estos tres puntos algunos momentos que considera relevantes en la puesta en escena de Auristela y Lisidante, sin olvidarse de la «querencia que siente Calderón hacia la simetría» (p. 105).

7El capítulo séptimo se corresponde con un breve «Estudio métrico de la comedia», en el que se pone de manifiesto la «poca variedad» de la versificación (p. 110) y la preeminencia del romance. A la luz del Arte nuevo de hacer comedias, es de gran interés la reflexión de Arana acerca de la selección métrica, puesta en relación con los distintos acontecimientos dramáticos. El capítulo concluye con una sinopsis métrica que resulta muy útil para el análisis estructural.

8El estudio textual (pp. 117-137), pese a resultar un tanto confuso en aspectos como la filiación de los testimonios a partir de errores, puede considerarse un punto de partida nada desdeñable para futuros análisis más profundos. La propia Arana reconoce la dificultad de ser «la primera persona que se encaraba con esta comedia para abordarla en una edición crítica». Tal vez sea este vacío de estudios previos lo que haya dificultado la tarea. Entre otras cosas, se echa en falta la consulta de bibliografía anterior sobre problemas textuales calderonianos (por ejemplo, trabajos de referencia como los de Moll o Cruickshank), así como una aclaración acerca del texto base seleccionado y los criterios de edición seguidos por la autora. Habría sido indispensable también una distinción previa entre los testimonios relevantes para la fijación textual y los textos descripti, sin verdadera relevancia textual, que no deberían formar parte del aparato de variantes. Por su parte, el tratamiento del testimonio considerado «pseudo Vera Tassis» (p. 128) tampoco es muy acertado y no tiene en cuenta la bibliografía existente al respecto.

9En cuanto a la edición de la comedia, cabe destacar antes de nada el trabajo que implica el manejo de un volumen tan grande de versos (4.263) sin el soporte que aportarían ediciones modernas previas. Esta falta de apoyos podría explicar la existencia de algunos errores de puntuación, como la ausencia de signos de admiración en lugares donde serían necesarios (ejs.: «A la marina», v. 71; «Al monte, a la cumbre», v. 72; «Al monte, al monte», v. 546) o la falta de comas para la delimitación de incisos o aposiciones (ejs.: «Gracias al cielo, señor / que llegué contigo a tierra», vv. 555-556; «siendo atalaya del mar», v. 714). Asimismo, se detectaron desplazamientos de los apartes, en general un verso más adelante del correspondiente (ejs.: vv. 377, 384, 405, 1035, 1780, 3244, 3255), y algunos olvidos de dicha indicación (ejs.: vv. 897, 908, 920, 937, 1008-1011, 4194, 4196).

10De acuerdo con la anotación a pie de página, cabe señalar que, en general, la mayor parte de las notas son pertinentes, si bien se advierte la necesidad de algunas más en ciertos términos, expresiones o pasajes oscuros que requerirían una explicación («mira de todos», v. 62; «Alcides», v. 420; «¿basta, como dicen / las celosas andariegas, / irle pisando la sombra?, vv. 2093-2095; «embajatrices», v. 3377; «flamante pira / a quien dio nombre el humo que respira. / Cuando blasón le dé el idioma griego / a Epiro de pirámide de fuego», vv. 3609-3612).

  • 1 Se localizan algunos despistes similares en los versos 2364, 3750 y en el texto que sigue al verso (...)

11En el aparato de variantes se aprecia también algún despiste, cuando en ocasiones no se recoge con exactitud la lectura adoptada en la edición o se incurre en contradicciones con respecto al estudio textual. Sirva como ejemplo el verso 10, donde en el aparato de variantes se indica que la lectura elegida es traición, mientras que el texto de la comedia recoge traidor; o el verso 698 del texto editado, donde la lectura es servicio, frente a obsequio, que figura en el aparato de variantes1.

12Con todo, al margen de algunos aspectos mejorables, el esfuerzo de Arana resulta valioso para orientar la atención de la crítica al estudio de una obra olvidada y abrir un debate acerca de la pertinencia de determinadas etiquetas genéricas que quizás resulten un lastre para la comprensión profunda de ciertas piezas calderonianas. La edición de Auristela y Lisidante se opone a la tendencia generalizada de analizar de manera casi exclusiva los mismos textos considerados tradicionalmente como los más canónicos y celebrados. Es incuestionable la necesidad de seguir profundizando en el estudio de obras de valor estético y simbólico incalculable como La vida es sueño, pero este esfuerzo ha de combinarse con la necesaria dedicación a otras piezas que fueron con el paso del tiempo relegadas al olvido y no por ello dejan de ser cruciales para el conocimiento del universo dramático del autor.

Inicio de página

Notas

1 Se localizan algunos despistes similares en los versos 2364, 3750 y en el texto que sigue al verso 2130.

Inicio de página

Para citar este artículo

Referencia en papel

Alicia Vara López, «Pedro Calderon De La Barca. Auristela y Lisidante»Criticón, 117 | 2013, 235-237.

Referencia electrónica

Alicia Vara López, «Pedro Calderon De La Barca. Auristela y Lisidante»Criticón [En línea], 117 | 2013, Publicado el 06 diciembre 2013, consultado el 09 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/262; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.262

Inicio de página

Autor

Alicia Vara López

GIC-Universidade de Santiago de Compostela

Inicio de página

Derechos de autor

CC-BY-NC-ND-4.0

Únicamente el texto se puede utilizar bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0. Salvo indicación contraria, los demás elementos (ilustraciones, archivos adicionales importados) son "Todos los derechos reservados".

Inicio de página
Buscar en OpenEdition Search

Se le redirigirá a OpenEdition Search