Annie Fremaux-Crouzet. Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León
Annie Fremaux-Crouzet, Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León. Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2010. 482 p. (ISBN: 978-84-614-3972-0; Colección Cuadernos de Exilios)
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1Dice un proverbio español que «cada cosa tiene su tiempo y cada tiempo su cosa». Quizá por esto a nadie le asombre que la pasión arrebatadora de la juventud se vaya difuminando con el tiempo, dejando paso en su lugar a la reflexión pausada de la madurez. Pero también todo el mundo sabe que no hay regla sin excepción y este libro de Annie Frémaux, titulado Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León, es la prueba más evidente de ello.
2Y es que, pese a que la profesora Frémaux no es desde luego una recién llegada a los estudios humanísticos y cabalísticos, no ha perdido un ápice de entusiasmo y arrojo juveniles para transitar de nuevo por sendas de gran complejidad, que otros antes de ella habían preferido desechar, quizá por desconocimiento o acaso porque prefirieron ahorrarse el engorro de andar por camino tan pedregoso como el que atraviesa los territorios de la Cábala. En este sentido, nadie podrá negar que la materia se encuentra sin duda entre las menos accesibles y transparentes. Y por eso mismo es tan de agradecer que Annie Frémaux-Crouzet no solo haya sabido salir airosa de una empresa tan ardua como la de indagar en la impronta que aquella corriente dejó en De los nombres de Cristo, con seguridad el tratado mayor de entre los que fray Luis de León compuso en castellano, sino que también haya tenido la capacidad de explicar con claridad cuestiones que a todos nos resultan tan oscuras.
- 1 «El cabalismo cristiano de Fray Luis de León o la voz perdida de un pacifista en tiempos de Contrar (...)
- 2 Hommage à Francis Cerdan, ed. Françoise Cazal, Toulouse, Méridiennes, 2007, pp. 291-308.
3Decía además, no sin falta de razones, que la autora no era precisamente una allegada a los estudios místicos y cabalísticos. De hecho, Annie Frémaux comenzó esta línea de investigación nada menos que en 1975. Años más tarde, en 1991, hace ahora algo más de dos décadas, dio a conocer sus primeros resultados en una excelente tesis doctoral que presentó en la Universidad de Montpellier1 y que, en germen, conforma el libro que ahora nos presenta, una vez remodelada, ampliada y madurada con los años y el conocimiento. Por esto, aquellos que hemos seguido su trayectoria en los últimos años esperábamos con impaciencia su feliz retorno. Mucho más después de que, en 2007, nos ofreciera como adelanto el estudio «Humanismo cristiano y hebraísmo en la España del siglo xvi», que presentó en un merecido homenaje a Francis Cerdan2 y que nos dejó con la miel en los labios. Ahora, el lector podrá saciarse por fin con este libro y aun empacharse de la sabiduría que acompaña a toda fruta madura.
- 3 Carta de León de Castro a Hernando de Vega, del Consejo de Inquisición. En Valladolid a 9 de noviem (...)
- 4 Antonii nebrissensis grammatici apologia cum quibusdam sacrae scripturae locis non vulgariter expos (...)
4Por supuesto, habrá, entre quienes no han aprendido a degustar el azúcar, alguno que piense que la Cábala y la exégesis rabínica fueron cuestiones marginales en la formación de los humanistas españoles. E incluso habrá quien opine que ahondar en la huella que estas ciencias pudieron dejar en las obras de los escriturarios europeos más prestigiosos del Renacimiento sea antojo prolijo de unos pocos espíritus ociosos. Sea como fuere, lo cierto es que no pareció un asunto menor para muchas generaciones de escriturarios que aspiraron, por encima de todo, al conocimiento de lo sagrado. Y fray Luis no fue desde luego una excepción. No en vano, el conquense tuvo más de un tropiezo con la Inquisición por su «apego excesivo» a los exégetas judíos, frente a la teología de los santos Padres. También los tratados que su amigo Arias Montano había incluido en el tomo octavo del Apparatus fueron tachados de cabalísticos. Al poco, su declarado enemigo León de Castro llegó a tildar incluso la Biblia Regia de ser «bandera de la Sinagoga» y así se lo hizo saber a las autoridades eclesiásticas3, a las que se quejó con insistencia en su afán por detener la impresión de la Políglota, cuyos trabajos Benito Arias venía de dirigir en Amberes. Antes, su querido maestro en Alcalá, Cipriano de la Huerga, había compuesto diversos comentarios bíblicos que el tiempo habría de ver censurados en sucesivos índices inquisitoriales. En vida, fue Antonio de Nebrija quien se quejó amargamente de que le vetaran su amistad con ciertos maestros judíos, con los que solía intercambiar conocimientos, y quien proclamó con rabia la falta de libertad que sufrió en su tiempo con estas esclarecedoras palabras: «¿Qué esclavitud malvada es esta? ¿Qué dominación es esta tan inicua, que no te permite expresar libremente lo que tú sientes? Pero ¡Qué digo ya decir! Es que ni escribirlo oculto entre unas paredes, ni murmurarlo en voz baja en el interior de una fosa, ni pensarlo a solas, te permiten»4.
5Pero fueron muchos otros los que de manera más o menos explícita coquetearon con la antigua exégesis rabínica y con la tradición cabalística cristiana y aún hebrea asentadas en España desde hacía siglos. Annie Frémaux ha sabido exponerlo con precisión en la primera de las tres partes en las que ha dividido este libro y en las que estudia sucesivamente el entorno ideológico del que surgió De los nombres de Cristo, la impronta que la cábala dejó en la obra del maestro salmantino y, por último, su opción por un pacifismo utópico.
6Es en la primera sección, «De los nombres de Cristo en su contexto», donde la profesora Frémaux recoge el ambiente espiritual e ideológico en el que se formó nuestro humanista y donde presenta al agustino, en definitiva, como hijo de la hebraizada Universidad de Alcalá. Ante semejante escenario, era lógico que saliera a relucir un plantel de nombres imprescindibles para la renovación de los estudios bíblicos en España, como su maestro Cipriano de la Huerga, su amigo Arias Montano o el converso Dionisio Vázquez, cuya vinculación con la cábala ya pusieron de manifiesto antiguos investigadores. Es más, fueron posiblemente estas tendencias las que llevaron a Fernando de Préjamo a acusarlo ante el Consejo inquisitorial y las que le costaron al cabo la incoación de un proceso que, al parecer, lograron detener sus protectores.
7Pero hubo muchos más: Juan de Vergara, Antonio de Nebrija y, cómo no, Alfonso de Zamora son solo algunos de ellos. Este «tornanizo», según se lo denomina en los Libros de Actas de la universidad salmantina, fue sin duda uno de los máximos responsables en la continuidad de la tradición exegética judía en la España de entonces y por eso mismo Annie Frémaux le presta con perspicacia una atención especial. Por supuesto, también se dan cita en este espacio los maestros salmantinos Martínez de Cantalapiedra y Gaspar de Grajal. No hay que olvidar que Alfonso de Zamora solía enviar copia de muchas de sus obras a Salamanca y que el propio Pablo Coronel, a la sazón profesor a orillas del Tormes, le solicitó copia de la Políglota Complutense, que Zamora le enviaría algun tiempo después. Ambas de la mano, Alcalá y Salamanca, marcaron una época áurea para los estudios semíticos en España. Y estaba claro que todo ese ambiente de biblismo, hebraísmo y, por supuesto, reformismo auspiciado desde Alcalá por el propio Cardenal Cisneros, influyó al cabo en la obra que aquí estudia de forma magistral la profesora Frémaux: De los Nombres de Cristo.
8A su modo, como lo había sido antes la Biblia Complutense, el tratado luisiano también se presentaba como un libro que pretendía aglutinar todos los credos, ahora desde el particular cristocentrismo apolegético de fray Luis, que, según recuerda la autora de este estudio, se asentaba claramente en el cabalismo cristiano que impregnó el humanismo bíblico del siglo xvi. Se trataba, pues, de un tratado para toda índole de lectores, desde aquellos sin formación teológica alguna hasta los más alejados en la fe, luteranos, iluminados y, sobre todo, judíos. De ahí que fray Luis abandonara en De los Nombres de Cristo las provocaciones agresivas de la apologética cristiana tradicional, en favor de un diálogo constructivo y fraternal. El agustino, por tanto, se esforzó por tender puentes con el pueblo judío, sirviéndose además de sus mismas armas.
- 5 A. Sáenz Badillos, «La Biblia Poliglota Complutense», en La Universidad Complutense Cisneriana: imp (...)
9Y uno de esos lazos con la tradición judía fue precisamente la Cábala, a la que también habían acudido ya, aunque a menudo con otros fines, los conversos españoles en las primeras disputas judeocristianas de la Edad Media. Como bien expone Annie Frémaux, esos conocimientos llegaron a fray Luis por dos vías complementarias. Por un lado, la que importa a tierras hispanas en cierto modo Egidio de Viterbo y, con él, Pico della Mirandola, Marsilio Ficino, Johannes Reuchlin, Sebastian Münster, Guillaume Postel y tantos otros, muchos de ellos expertos conocedores de la ciencia cabalística. Por otro lado, la tradición propiamente hispánica, encabezada por Alfonso de Zamora, a la que podría considerarse aún más rica, si cabe, que la anterior. Así lo advertía ya el hebraísta Sáenz Badillos en un magnífico estudio en el recordaba la figura del converso zamorano, a quien consideraba persona orgullosa de la tradición filológica iniciada por los judíos hispanos de la Edad Media, de los que era justamente continuador, y en los que veía «sin duda mejor fuente de conocimientos que en los maestros centroeuropeos de Reuchlin»5.
10Pero la profesora Frémaux-Crouzet no se ha quedado aquí, sino que ha sabido bucear en los inicios para rescatar la ciencia cabalística de Ramón Llul o la labor del apologeta Raimundo Martí, hasta llegar, mediante otros hilos conductores de la cábala cristiana, hasta el mismo fray Luis de León, sin obviar la línea cabalística propiamente judía, que remonta al Zohar y a los tratados de Abulafia, Chiquitilla, Azriel y otros. Annie Frémaux no ha querido dejar un cabo suelto y ha sabido establecer con inteligencia la necesaria continuidad que faltaba en algunos estudios. Sabíamos que Arias Montano y fray Luis de León, entre otros, consideraron que en la cábala se encerraba buena parte de esa gran verdad revelada que compartían las religiones judaica y cristiana. Ahora sabemos también de donde recibieron aquella herencia.
11En esa preocupación secular que evidenciaron muchos escriturarios por la veritas hebraica y por la llamada cábala de los nombres, el estudio de los apelativos divinos fue una de las vías más transitadas y a ella se consagran las primeras páginas de la segunda parte del libro, «La impronta cabalística en De los nombres de Cristo». Se trata de una senda que recorrió, entre otros, Arias Montano, quien incluyó al comienzo de su tratado Liber Ioseph sive de arcano sermone un extenso capítulo sobre la interpretación de los nombres de Dios. Antes lo había hecho Egidio de Viterbo en su famosa Scechina, cuya tercera parte, que tituló De divinis nominibus, también se centraba en esta cuestión. Luego le tocaría el turno a fray Luis de León. Y es que tanto unos como otros tenían la convicción de que el nombre condensaba la esencia del ser mismo y revelaba su naturaleza, y de ahí la importancia que dieron a la literalidad y aun a la materialidad de la palabra.
- 6 El Libro de la claridad. Sefer ha-Bahir, trad. Mario Satz, Barcelona, Obelisco, 1992, p. 73.
- 7 Benito Arias Montano, Libro de José o sobre el lenguaje arcano, eds. L. Gómez Canseco, F. Navarro A (...)
12Se trata de la misma creencia que se desprendía de uno de los libros esenciales de la literatura cabalística judía, venerado ya en el propio Zohar, como fue el Sefer ha-bair o Libro de la claridad: «El nombre de toda cosa creada por el Santo, bendito sea, y traída al mundo, está en íntima relación con lo que nombra… Es decir, que los nombres serán de tal naturaleza que designarán siempre la totalidad de lo que nombran»6. También Arias Montano recogió una reflexión similar en su De arcano sermone, al igual que en otros tratados del Apparatus: «con tales palabras, en efecto, ¡con cuánta riqueza de significados se designan y muestran ante nuestros ojos las cosas mismas y las naturalezas y propiedades de las cosas»7. Resultaría demasiado prolijo traer aquí las múltiples obras en las que podrían rastrearse interpretaciones semejantes. Baste saber que desde Abraham Abulafia y su idea de que cada letra encerraba ya un nombre divino o desde Ramón Llul y su Ars Magna, donde proponía la creación de un lenguaje mágico, hasta el propio fray Luis de León, existe una serie jalonada de obras, perfectamente anotadas ya por Umberto Eco en su Búsqueda de una lengua perfecta, que pudieron servir de fuente al fraile agustino. Y Annie Frémaux ha sabido exprimirlas con gusto exquisito para ofrecernos una segunda parte que no por compleja resulta menos amena y exitosa.
- 8 N. Fernández Marcos, «El tratado de Arcano Sermone de Arias Montano», en Biblia y humanismo. Textos (...)
13Quizá el atento lector podría echar de menos en esta sección algunos de los estudios sobre cábala publicados en los últimos tiempos, que son muchos y buenos. Cierto es que casi todos proceden de países anglófonos y que no han tenido la repercusión que merecen por estas tierras, por lo que a menudo se escapan a nuestro alcance. Vaya, pues, en descargo de la autora que los trabajos publicados sobre la materia en lenguas romances son escasísimos cuando no inexistentes y que aquellos centrados exclusivamente en los humanistas españoles brillan por su ausencia. De modo que, si exceptuamos diversos trabajos de Fernández Marcos, algunos aún más antiguos de François Secret o las más recientes traducciones españolas de los estudios hebreos de Gershom Scholem o de su discípulo Moshé Idel8, más vinculados en verdad al humanismo italiano, apenas hay un hilo de donde ir tirando. En todo caso, está claro que esta mujer sabia no ha visto un impedimento en ello, pues no se deja llevar por la inercia del pensamiento recibido, sino que, muy al contrario, tiene la suficiente capacidad de abrir nuevos caminos que emergen de su propia cosecha a posteriores investigadores.
14Por lo demás, aquella búsqueda introspectiva de la unión con Dios y de la paz del alma tuvo para fray Luis su contrapeso en una permanente atención hacia el mundo inmediato, en sus vertientes social y política especialmente, a las que se consagran la tercera parte, «El pacifismo utópico en De los nombres de Cristo». Se sigue de este apartado que la conciencia reformadora del cristianismo se proyecta en fray Luis hacia una ansiada paz civil, frente a los que solo vieron en el humanista una persona más preocupada por el sosiego interior y el recogimiento. No es, pues, el «escapismo» del tiempo lo que caracteriza la obra luisiana. Muy al contrario, el conquense, después de su “tropiezo”, se decantó claramente por un «cristianismo tolerante y pacifista», que lo llevó «a manifestarse contra las violencias del poder político-religioso que había experimentado» (p. 250).
15Así nos lo hace ver la autora, que explica todo este ideario irenista a la luz de las circunstancias personales del fraile agustino, que padeció y vio padecer la afrenta de los estatutos de limpieza de sangre. Lejos de esta enojosa España del siglo xvi que le tocó vivir, fray Luis prefirió ampararse en un «suave orden de Dios» y defender el «manso y amoroso oficio de gobernar de Cristo», presentado a menudo bajo el disfraz eclógico que tanto arraigo tuvo entre los biblistas complutenses. No hay más que recordar la Paráfrasis en modo pastoril de Arias Montano o la imagen del «buen pastor» que difundió el maestro Cipriano de la Huerga desde sus sermones.
16En esta tercera parte, además, Annie Frémaux no expone solo con pulcritud el pensamiento político que subyace en De los nombres de Cristo. También se adentra en todo ese ideario que rezuma del tratado De legibus y en la censura luisiana del autoritarismo monárquico. La autora, en definitiva, sabe recoger en estas páginas la crítica contra el poder despótico que se desprende de los tratados más relevantes del agustino y su apuesta por un cristianismo integrador como solución a aquellos males, basado en la tolerancia, el respeto al prójimo y la compasión. Y lo más importante, logra conectar toda esa doctrina pacifista y conciliadora con el cabalismo cristiano que particulariza la obra De los nombres de Cristo con una sutileza tal que hace del libro de la profesora Frémaux-Crouzet, Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León, una monografía imprescindible para todo aquel que pretenda explicar la obra del fraile agustino en toda su verdadera dimensión.
Notas
1 «El cabalismo cristiano de Fray Luis de León o la voz perdida de un pacifista en tiempos de Contrarreforma».
2 Hommage à Francis Cerdan, ed. Françoise Cazal, Toulouse, Méridiennes, 2007, pp. 291-308.
3 Carta de León de Castro a Hernando de Vega, del Consejo de Inquisición. En Valladolid a 9 de noviembre de 1576. La publica Prudencio J. Conde Riballo, «Arias Montano y la cuestión bíblica de su tiempo», Revista del Centro de Estudios Extremeños, 2 (1928), p. 432.
4 Antonii nebrissensis grammatici apologia cum quibusdam sacrae scripturae locis non vulgariter expositis, [Logroño (?), 1508 (?)], fol. 1a. Traducción de Carlos del Valle, «Nebrija ante la Vulgata jeronimiana en la Apología», en Actas del Congreso Internacional Biblia, Memoria histórica y Encrucijada de caminos, eds. J. Campos Santiago y V. Pastor Julián, Zamora, ABE, 2004, p. 619.
5 A. Sáenz Badillos, «La Biblia Poliglota Complutense», en La Universidad Complutense Cisneriana: impulso filosófico, científico y literario. Siglos xvi y xvii, coord. Luis Jiménez Moreno, Madrid, Editorial Complutense, 1996, p. 142.
6 El Libro de la claridad. Sefer ha-Bahir, trad. Mario Satz, Barcelona, Obelisco, 1992, p. 73.
7 Benito Arias Montano, Libro de José o sobre el lenguaje arcano, eds. L. Gómez Canseco, F. Navarro Antolín y B. Macías Rosendo, Huelva, Universidad de Huelva, p. 91.
8 N. Fernández Marcos, «El tratado de Arcano Sermone de Arias Montano», en Biblia y humanismo. Textos, talantes y controversias del siglo xvi español, eds. N. Fernández Marcos y E. Fernández Tejero, Madrid, FUE, 1997, pp. 177-183; François Secret, Les Kabbalistes chrétiens de la Renaissance, Paris, Dunod, 1964 (trad. esp. La kabbala cristiana del Renacimiento, Madrid, Taurus, 1979); y Guillaume Postel (1510-1581) et son interprétation du candélabre de Moyse en hébreu, latin, italien et français, Niewkoop, De Graaf, 1966; Gershom Scholem, La cábala y su simbolismo, Madrid, Siglo xxi, 2009; y «El nombre de Dios y la teoría lingüística de la cábala», en Ensayos sobre cábala y misticismo judío, eds. Yom Tom Assis, Moshé Idel y Leonardo Senkman, Buenos aires, Limod, 2006, pp. 317-348; Moshé Idel, La cabbalà in Italia (1280-1510), trad. Fabrizio Lelli, Firenze, Giuntina, 2007; y Cabbalà. Nuove prospettive, trad. Fabrizio Lelli, Firenze, Giuntina, 1996.
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Referencia en papel
Sergio Fernandez Lopez, «Annie Fremaux-Crouzet. Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León», Criticón, 117 | 2013, 231-235.
Referencia electrónica
Sergio Fernandez Lopez, «Annie Fremaux-Crouzet. Concierto del alma. Cábala y utopía en Fray Luis de León», Criticón [En línea], 117 | 2013, Publicado el 06 diciembre 2013, consultado el 01 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/259; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.259
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