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Lonja de investigadores

La sierpe y el cuchillo. Texto e imagen en la reconstrucción de un verso de Lope (El hijo de Reduán)

Ignacio Arellano
p. 157-168

Resúmenes

Nota sobre un pasaje enigmático de El hijo de Reduán de Lope de Vega, pasaje cuyo sentido se aclara a partir de la cultura visual del Siglo de Oro: en este caso, la figuración del Tiempo con sus atributos del cuchillo y de la serpiente que se muerde la cola.

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1Todo texto de Lope, aunque sea un solo verso, merece respeto. Sin embargo no me interesa tanto recuperar este verso en concreto, de una comedia poco conocida, El hijo de Reduán, como ejemplificar la conexión de texto e imagen, que permite, creo, interpretar un pasaje deturpado en su transmisión y reconstruir lo que me parece ser la redacción original y auténtica, en un ejercicio que confirma de nuevo la necesaria trabazón entre ecdótica y hermenéutica que he propugnado en otras ocasiones para la tarea de edición de las obras del Siglo de Oro: en efecto, es difícil fijar un pasaje que no se entiende y es más difícil entender un texto mal establecido.

  • 1 Ver la introducción de Pontón en la edición que utilizo para este comentario, p. 824. Para la ident (...)

2El hijo de Reduán, comedia lopiana de tema morisco, de hacia 1588, ha suscitado poco interés de la crítica, aunque no todos los juicios sean tan drásticos como el de Menéndez Pelayo, que lo califica de «absurdo embrollo»1.

3Sin entrar ahora en el argumento y peripecias de la acción, recordaré que tres caballeros moros del palacio real de Granada, del cual es alcaide Reduán, se burlan de Gomel, a quien consideran un villano. Gomel es hijo secreto de Reduán y ha vivido, en efecto, como un rústico, pero su pundonor no permite agravios y a cuchilladas ahuyenta a los galanes bajo las ventanas de las damas Celora y Lizara, que admiran la valentía del joven.

4Algo exaltado por su triunfo le pregunta al criado Ardano cómo ve la situación, y Ardano le responde (vv. 670-679) con unas palabras que han causado cierta desorientación en los copistas y editores, provocándola después en los lectores. Gonzalo Pontón propone el texto siguiente:

    Una sierra y un cuchillo
ponen al tiempo en la mano.
Por la prudencia la una,
figurada el tiempo estaba;
y la otra declaraba
tu discreción y fortuna;
y aunque les pareces loco,
villano y de pocos años,
el tiempo y tus desengaños
se lo dirán poco a poco.

5Los diversos testimonios de la transmisión textual ofrecen variantes notables, de manera que se pueden establecer diversas lecturas del pasaje: en unos el v. 670 aparece como «Una sierpe y un novillo», y los vv. 673-674 «figurada el tiempo estaba / y la otra declaraba», o bien «la otra por lo que acaba / segura del tiempo estaba».

  • 2 Edición citada, p. 959.

6Pontón considera que el pasaje está deturpado (en lo que lleva sin duda razón), pero no alcanza el modo de sanarlo. En una extensa nota comenta algunos problemas del texto y plantea algunas posibilidades, sin inclinarse definitivamente por ninguna, resolviendo dejar el texto como lo he transcrito. Escribe Pontón2:

No he encontrado en ningún repertorio de emblemas referencias que puedan aclarar el sentido del texto. En los Emblemas morales de Covarrubias (1610) aparecen objetos metálicos como la amoladera, la lima y el yunque, pero no hay mención alguna de sierras o cuchillos. Tampoco he hallado ningún refrán o sentencia parecidos que arrojen alguna luz sobre su significado. Para cuchillo, cf. La amistad pagada: «Porque sea mi humildad / cuchillo de tu impaciencia» (vv. 567-568). La similitud gráfica entre sierra y sierpe certifica que las lecciones de eds y M [testimonios que maneja Pontón] derivan de un modelo textual común, en el que se ha introducido un error de copia que luego ha desencadenado el resto de variantes. La clave para la intelección del pasaje está en el verbo ponen, cuyo sujeto podrían ser Celora y Lizara; en ese caso, lo que se dice es que las dos moras ponen a la vez (al tiempo) una sierra / sierpe y un cuchillo /novillo en manos de Gomel. La sierpe y el novillo de M constituyen una clara pareja de opuestos: el sentido del verso podría ser que lisonjear a Gomel, alentar su vanidad, puede producir un resultado tan catástrofico como el que se deriva de la reunión de una serpiente y una res. En tal caso la variante de eds podría explicarse por una mala lectura de sierpe, convertida en sierra; el nulo sentido de la pareja una sierra y un novillo provocaría la enmienda ulterior novillo/cuchillo, por sinonimia. La lectura de eds parece indicar que Lizara y Celora ponen dos herramientas de filo en manos de Gomel; con la sierra y el cuchillo este puede herirlas. Cabe también la posibilidad de que sierra/sierpe y cuchillo/novillo sean el sujeto de ponen, con lo que el sentido resulta aún más oscuro. Poner el tiempo en la mano sería dominar el tiempo, disponer de él, como en Los donaires de Matico: «Pues tienes tiempo en la mano, / ocupa el que más quisieres» (vv. 1228-1229), pero no se advierten las razones por que una sierra y un cuchillo —y mucho menos una sierpe y un novillo— han de procurar ese poder. El sentido de los vv. 672-675 es igualmente arduo de establecer; los vv. «figurada el tiempo estaba» y «segura del tiempo estaba» traslucen nuevamente un arquetipo común y un error de transmisión. No puede descuidarse, por último, la posibilidad de introducir una solución mixta del tipo una sierpe y un cuchillo. Ante la imposibilidad de dar con una respuesta satisfactoria a la cuestión, se mantiene la lectura de eds en su integridad.

Intentaré dar con una respuesta que pueda ser medianamente satisfactoria o al menos algo más satisfactoria que las sugeridas.

7Las dificultades que ofrece el texto fijado por Pontón son más de las que recoge en su nota: sin ir más lejos, desde el punto de vista sintáctico hay una mala concordancia. De dos objetos citados (sierra y cuchillo) uno es femenino y otro masculino; al aludirse en los versos siguientes «la una» se refiere sin duda a la sierra y «la otra» debe referirse al cuchillo, por lo cual debería ser «el otro». Y desde el punto de vista de la semántica ¿qué tiene que ver la sierra con la prudencia? («Por la prudencia la una») ¿y el cuchillo con la discreción y fortuna de Gomel? («y la otra declaraba / tu discreción y fortuna»).

8A mi juicio la clave no es solo, como indica Pontón, el verbo ponen, sino la iconografía del Tiempo. El sujeto de ponen no son las damas Celora y Lizara, ni tampoco lo son la sierra/sierpe o cuchillo/novillo (realmente objetos directos). La expresión al tiempo no es una locución adverbial con el significado ‘a la vez’, ni resulta aceptable tampoco que sea el tiempo (supuesto objeto directo) lo que la sierra/sierpe/cuchillo/novillo (supuestos sujetos) ponen en manos de Gomel.

9El verbo ponen tiene aquí forma impersonal y alude a las representaciones emblemáticas del Tiempo: ‘ponen al Tiempo en la mano una sierpe y un cuchillo’ (estas son las lecturas correctas), o sea, lo representan con una sierpe y un cuchillo (o una hoz, o una guadaña) en las manos. Los copistas y editores han creado las otras parejas sierra/cuchillo y sierpe/novillo por mecanismos de asociación que han creído justificativos de estas parejas erróneas, ya que sierra y cuchillo son dos herramientas cortantes, mientras que sierpe y novillo son dos animales. Pero tales asociaciones carecen de sentido; la pareja acertada, tal como la tradición simbólica puede certificar es la de la sierpe y el cuchillo: el texto se aclara si recurrimos a las imágenes visuales.

  • 3 Citaré por Panofsky, 1972.

10La figura del Tiempo, estudiada en un memorable trabajo de Panofsky3, pasa por diversas formalizaciones. En el Renacimiento y Barroco, entre sus atributos más frecuentes aparecen la hoz o guadaña y una serpiente o dragón que se muerde la cola.

  • 4 Horapolo, Hieroglyphica, pp. 46-48.
  • 5 Ripa, Iconología, I, pp. 392-393.

11En un principio, como subraya Panofsky, no lleva atributos de destrucción o decadencia, sino más bien de creación eterna e inagotable: en Horapolo4, por ejemplo, la serpiente que se muerde la cola significa el Universo o la eternidad (Fig. 1). En Ripa5 se lee que

La serpiente revuelta sobre sí misma muestra cómo la eternidad de sí misma se alimenta [...] Este símbolo entre los antiguos significaba el mundo y también el año...

12Y para su representación de la Eternidad propone una «mujer con ropa de matrona, que con la diestra ha de sostener una serpiente formando un círculo sobre sí misma».

  • 6 Ripa, Iconología, II, p. 360.

13En la iconología estricta del Tiempo Ripa6 lo describe como:

Anciano revestido de variados colores que aparece sujetando con la diestra una serpiente, la cual forma sobre sí misma un círculo [...] la sierpe, por su parte, puesta como dijimos, es símbolo del año, el cual, siguiendo en esto la opinión de los antiguos se mide y se define con el tiempo, que se sucede a sí mismo de manera inmediata e incesante.

  • 7 Ver Bernat y Cull, 1999, núms. 513, 514.
  • 8 F. Monforte y Herrera, Relación de las Fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de J (...)
  • 9 Alciato, Los emblemas de Alciato traducidos en rimas españolas, emb. 132.

14El círculo serpentino (ouroboros) como símbolo de la eternidad o el tiempo es bien conocido7 y se multiplica en repertorios como el de Borja (Emblemas morales) o en los escritores del Siglo de Oro. Sale incluso a las calles en los espectáculos celebrativos de las fiestas hagiográficas como sucede en Madrid en las canonizaciones de San Isidro, San Francisco Javier, Santa Teresa y San Ignacio, según describe la relación de Monforte8, donde se menciona a una culebra mordiéndose la cola que ilustraba la figura de la Buena Fama, pues es la Fama la que proporciona la inmortalidad (desfilaba «con banderilla de tela sembrada de oídos de oro, y enmedio una culebra que cogía su extremidad con la boca, en sinificación de la eternidad que había de durar la fama de los gloriosos santos»). Es exactamente la misma idea e iconografía que había propuesto el famoso repertorio de Alciato9 en el emblema 132 «Que del estudio de las letras nace la inmortalidad», con la figura de un tritón pregonero de las glorias del humanista, cercado del ouroboros, emblema glosado por Daza Pinciano:

Tritón que es de Neptuno trompetero
medio hombre y medio pez, está cercado
de una serpiente que por lo postrero
tiene su cola asida de un bocado.
La Fama favorece al hombre entero
en letras y pregona ansí su estado. (Fig. 2)

  • 10 Ver Picinelli, El mundo simbólico. Serpientes y animales venenosos. Los insectos, p. 134; y, para o (...)

15Pierio Valeriano, Junius, Juan de Horozco, Filippo Picinelli y otros10 insisten en el sentido de eternidad de la serpiente que se muerde la cola.

16Borja ya aplica la imagen al tiempo destructor en su comentario del emblema «Omnia vorat» ‘todo lo devora’, que es precisamente el ouroboros —aunque no deja de evocar la idea de eternidad, probablemente por una contaminación simbólica:

Solo el que ha podido acabar y destruir tanta grandeza ha sido el tiempo con su paso continuo y lento, encerrándolo todo en sí, como en última sepultura que es de todas las cosas. Lo que se da a entender en esta empresa de la culebra con la punta de la cola en la boca (por lo que los antiguos significaban el año y el tiempo) [es que]... pues toda la grandeza y prosperidad desta vida se ha de acabar y destruir por el tiempo, se debe tener todo en poco, estimando solo lo que es eterno, adonde el tiempo pierde su poder por ser sin medida lo que ha de durar... (Fig. 3)

17En otro emblema de Borja «Veritatis inventor» ‘el Tiempo descubridor de la verdad’ utiliza la misma composición gráfica (Fig. 4).

  • 11 Panosfky, 1972, p. 125, fig. 53.
  • 12 Elvira Barba, 2009, p. 55 y figs. 20 y 8.

18Como se ha visto, esta sierpe no solo se presenta como símbolo exento, sino que se le pone al Tiempo en la mano, según describe el texto de Ripa, o aparece en ilustraciones de los Trionfi de Petrarca, como el de Gregorio de Gregorii (1508)11 para El triunfo del Tiempo, donde se ve al viejo con la guadaña y una sierpe circular en la mano izquierda (Fig. 5). Ya en un manuscrito del Comentario a Marciano Capella de Remigio de Auxerre (hacia 1100) se pinta a Saturno (dios del Tiempo) llevando en sus manos la hoz y el ouroboros. Otro Saturno del siglo xv (Lazzarelli, De gentilium deorum imaginibus, h. 1475) sujeta a un niño que quiere devorar con una mano, mientras porta en la otra la sierpe mordiéndose la cola12 (Figs. 6 y 7). En la pintura de Poussin, ya en el xvii, El Tiempo sustrae a la Verdad de la Envidia y la Discordia, los atributos de la hoz y la sierpe los lleva un amorcillo que se coloca en la parte derecha del tondo, acompañando al viejo Tiempo que carga con la Verdad en el centro (Fig. 8).

19Me parecen suficientes ejemplos para demostrar que en efecto «ponen al Tiempo una sierpe en la mano».

  • 13 Picinelli, El mundo simbólico, p. 29.

20Ahora resulta coherente la mención de la prudencia: «Por la prudencia la una» quiere decir que le ponen la sierpe para expresar esta virtud. En realidad, la sierpe relacionada con el Tiempo no expresa exactamente la prudencia, sino la duración, pero nada de extraño tiene asociar la idea de prudencia a la sierpe (y al mismo tiempo), pues es otro de sus simbolismos más comunes, apoyado de manera firme en el texto de San Mateo, 10, 11: «Sed prudentes como la serpiente e inocentes como la paloma». Georgette de Montenay en sus Emblèmes chrétiens trae en su emblema 40 la sierpe enroscada con el mismo lema evangélico «Estote prudentes»13.

  • 14 Saavedra Fajardo, Empresas, p. 185.

21La relación del tiempo con la prudencia, por otra parte, también se documenta en las colecciones de emblemas, ya que la prudencia se apoya en el conocimiento de los sucesos pasados, para poder tomar decisiones acertadas en los futuros. Saavedra Fajardo14 en su empresa 28 coloca dos espejos enfrentados que reflejan un cetro con una sierpe enroscada, y apoyado sobre un reloj de arena. Pasado, presente y futuro son el espejo del gobierno que ha de regirse con la prudencia simbolizada en la sierpe:

Es la prudencia regla y medida de las virtudes [...] Consta esta virtud de la prudencia de muchas partes, las cuales se reducen a tres: memoria de lo pasado, inteligencia de lo presente y providencia de lo futuro. Todos estos tiempos significa esta empresa en la serpiente, símbolo de la prudencia, revuelta al ceptro sobre el reloj de arena, que es el tiempo presente que corre, mirándose en los espejos del tiempo pasado y del futuro... (Fig. 9).

  • 15 Panofsky, 1972, p. 98.

22El cuchillo es otro atributo del Tiempo, que se introduce a partir de una paronomasia. El dios Crono, que mutila a su padre Uranos con una hoz de acero, se identifica con chronos, ‘tiempo’ y con el Saturno romano, el cual llevaba también una hoz en la mano, como patrón de la agricultura. Apunta Panofsky15 que:

Los sabios escritores de los siglos iv y v d. C. comenzaron a otorgar nuevos atributos a Kronos-Saturno como la serpiente o el dragón que se muerde la cola, con lo que intentaban subrayar su significado temporal. También reinterpretaron los rasgos originales de su imagen como símbolos del tiempo. La hoz, considerada tradicionalmente como un utensilio agrícola o un instrumento de castración, vino a ser interpretada como un símbolo de tempora quae sicut falx in se recurrunt, y la leyenda mítica de que había devorado a sus propios hijos se dijo que significaba que el tiempo, a quien Simónides ya había llamado «de dientes afilados» y Ovidio edax rerum, devora todo lo que crea.

  • 16 Panofsky, 1972, p. 128.

23Esta hoz (el cuchillo mencionado en el texto de Lope), que ya se ha visto en algunas ilustraciones antes citadas, significa, como se lee en una de las variantes, «lo que acaba», esto es, el poder destructor del tiempo. No hace al caso acumular ejemplos de esta iconografía que aparece desde las pinturas de Pompeya y las miniaturas medievales: hoz en mano está el viejo Saturno en un relieve de mármol de Agostino di Duccio (c. 1456) en el Tempio Malatestiano de Rimini (Fig. 10); con una hoz corta el Tiempo las alas a Cupido en un grabado de Vaenius16 (Fig. 11); etc.

24Creo que ahora es posible reconstruir el comienzo del texto lopiano con alguna coherencia: se mencionan dos atributos del Tiempo, en una estructura correlativa que explica su simbolismo: una sierpe, que significa la prudencia, y un cuchillo, que significa lo que destruye. El texto bueno, a mi juicio, sería este:

  • 17 «La otra», que es lectura generalizada en los testimonios podría ser lapsus del propio Lope, ya que (...)

    Una sierpe y un cuchillo
ponen al Tiempo en la mano:
por la prudencia la una,
el otro por lo que acaba
17;

25En la edición de Pontón se atribuye la prudencia a la sierra y «la otra» (el cuchillo) declara la discreción y fortuna de Gomel, lo cual no tiene sentido; el verso «figurada el tiempo estaba» es una contaminación que responde sin duda a la conciencia de la dimensión simbólica que el texto implica aludida en el participio figurada.

26Si Ardano quiere elogiar a Gomel («Por Dios que le lisonjeo / del miedo que tengo dél», vv. 682-683), resulta verosímil que le asegure —en una expresión no exenta de cierta petulancia sentenciosa— que gracias a su discreción, valentía, y buena fortuna estará a salvo de los vaivenes y destrucciones del Tiempo, y aunque ahora les parece a los cortesanos granadinos villano, inexperto y loco, con el tiempo conseguirá desengañarlos de tan errada opinión. En resumen, propongo finalmente la lectura:

    Una sierpe y un cuchillo
ponen al Tiempo en la mano:
por la prudencia la una,
el otro por lo que acaba;
segura del tiempo estaba
tu discreción y fortuna,
y aunque les pareces loco,
villano y de pocos años,
el tiempo y tus desengaños
se lo dirán poco a poco.

27El moderno editor ha intuido certeramente que la clave del pasaje se hallaba en la relación del texto con la omnipresente cultura visual del Siglo de Oro.

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Bibliografía

Alciato, Andrea, Los emblemas de Alciato traducidos en rimas españolas, ed. R. Zafra, Palma de Mallorca, Olañeta, 2003.

Bernat, Antonio, y John Cull, Emblemas españoles ilustrados, Madrid, Akal, 1999.

Borja, Juan de, Empresas morales, ed. facsímil de C. Bravo Villasante, Madrid, FUE, 1981.

Elvira Barba, Miguel Ángel, Arte y mito. Manual de iconografía clásica, Madrid, Sílex, 2009.

Horapolo, Hieroglyphica, ed. J. M. González de Zárate, Madrid, Akal, 1991.

Monforte y Herrera, Fernando de, Relación de las Fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid en la canonización de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, Madrid, Luis Sánchez, 1622.

Panofsky, Erwin, «El padre Tiempo», en Id., Estudios sobre iconología, Madrid, Alianza, 1972, pp. 93-137.

Picinelli, Filippo, El mundo simbólico. Serpientes y animales venenosos. Los insectos, eds. Eloy Gómez Bravo, Rosa Lucas y Barbara Skinfill, trads. Rosa Lucas González y Eloy Gómez Bravo, Zamora (Michoacán), El Colegio de Michoacán, 1999.

Pontón, Gonzalo, «Introducción» a la edición de Lope de Vega, El hijo de Reduán, en Comedias de Lope de Vega, I, 2, Lleida, Milenio/Universitat Autònoma de Barcelona, 1997, pp. 819-835.

Ripa, Cesare, Iconología, Madrid, Akal, 1987, 2 vols.

Saavedra Fajardo, Diego, Empresas políticas, ed. F. J. Díez de Revenga, Barcelona, Planeta, 1988.

Vega, Lope de, El hijo de Reduán, ed. G. Pontón, en Comedias de Lope de Vega, I, 2, Lleida, Milenio/Universitat Autònoma de Barcelona, 1997.

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Notas

1 Ver la introducción de Pontón en la edición que utilizo para este comentario, p. 824. Para la identificación de los testimonios remito a esta excelente edición de Pontón. No pretendo hacer un estudio textual, sino proponer una lectura ope ingenii basada en algunos motivos que parezcan razonables.

2 Edición citada, p. 959.

3 Citaré por Panofsky, 1972.

4 Horapolo, Hieroglyphica, pp. 46-48.

5 Ripa, Iconología, I, pp. 392-393.

6 Ripa, Iconología, II, p. 360.

7 Ver Bernat y Cull, 1999, núms. 513, 514.

8 F. Monforte y Herrera, Relación de las Fiestas que ha hecho el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, f. 63rA.

9 Alciato, Los emblemas de Alciato traducidos en rimas españolas, emb. 132.

10 Ver Picinelli, El mundo simbólico. Serpientes y animales venenosos. Los insectos, p. 134; y, para otros ejemplos, Horapolo, Hieroglyphica, comentario de González de Zárate, pp. 46-48.

11 Panosfky, 1972, p. 125, fig. 53.

12 Elvira Barba, 2009, p. 55 y figs. 20 y 8.

13 Picinelli, El mundo simbólico, p. 29.

14 Saavedra Fajardo, Empresas, p. 185.

15 Panofsky, 1972, p. 98.

16 Panofsky, 1972, p. 128.

17 «La otra», que es lectura generalizada en los testimonios podría ser lapsus del propio Lope, ya que es una hoz el atributo más frecuente (o la guadaña); pero propongo enmendar para la concordancia: la lectura cuchillo está garantizada por la rima con morisquillo del verso anterior.

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Título Fig. 1
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Para citar este artículo

Referencia en papel

Ignacio Arellano, «La sierpe y el cuchillo. Texto e imagen en la reconstrucción de un verso de Lope (El hijo de Reduán)»Criticón, 108 | 2010, 157-168.

Referencia electrónica

Ignacio Arellano, «La sierpe y el cuchillo. Texto e imagen en la reconstrucción de un verso de Lope (El hijo de Reduán)»Criticón [En línea], 108 | 2010, Publicado el 10 febrero 2020, consultado el 09 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/14542; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.14542

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