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Notas
Según el testimonio de la Suda y de Dionisio de Halicarnaso en el capítulo III de su Sobre Lisias, como señala Gallé Cejudo, 1999, p. 20.
Alcifrón dedica el Libro IV de su colección de Cartas a las Cortesanas (20 cartas), pero hay cartas de amor también en los libros dedicados a los pescadores (8 ejemplos), a los campesinos (9) y a los parásitos (1). Claudio Eliano inserta, entre sus veinte Cartas Rústicas, el intercambio amoroso entre Dercilo y la cortesana Opora. A Flavio Filóstrato se atribuyen 83 Epístolas Amatorias, algunas muy breves. Finalmente, conservamos 51 Cartas Eróticas de Aristéneto de Nicea, discípulo e íntimo amigo de Libanio.
Cuyos antecedentes son las elegías de Tibulo y Propercio.
«[littera] exploretque animos primaque temptet iter» (I, v. 456, p. 130); «promittas facito, quid enim promittere laedit? / pollicitis diues quilibet esse potest» (I, vv. 443-444, p. 129); «saepe ualens odii littera causa fuit. / sit tibi credibilis sermo consuetaque uerba, / blanda tamen, praesens ut uideare loqui.» (I, vv. 466-467, p. 130). «[la carta] la disposición de ánimo, probando el camino antes que tú» (I, p. 372); «Haz promesas, pues ¿en qué te perjudican las promesas?, cualquiera puede ser rico en promesas» (I, p. 371); «Muchas veces una carta ha servido para provocar odio. Que tu estilo sea sencillo y tus palabras las de costumbre, cariñosas no obstante, de modo que parezca que estás allí presente» (I, pp. 372-373). La versión castellana del texto latino se saca de la traducción de Cristóbal López (Ovidio, Amores. Arte de amar…).
«Si los amantes siguen en relaciones, tras lo dicho viene la correspondencia por medio de cartas, y en esto de las cartas hay maravillas. [...] Tan es así, que cuando un amante sabe que la carta ha llegado al amado y que éste la ha tenido en sus manos y la ha visto, siente un arrobo maravilloso que vale por una entrevista. [...] Tocante al hecho de mezclar la tinta con lágrimas, yo conozco a uno que lo hacía, y a quien su amada correspondía mezclando la tinta con saliva. [...] Yo he visto una carta de un amante a su amado: aquél se había hecho una herida en la mano con un cuchillo, había dejado correr la sangre y, mojando en ella, había escrito toda la carta. [...] Yo me acuerdo haber conocido algunos enamorados que hablaban con desembarazo, [...] y, con todo, no renunciaban a la correspondencia, aun siéndoles hacedero unirse con el amado, por vivir cerca y serles posible la visita. Y es que se cuenta que en la correspondencia hay muchas suertes de placer» (Ibn Hazm de Córdoba, El collar de la Paloma. Tratado sobre el amor y los amantes, pp. 142-143).
«Sed et mutuas sibi invicem missas epistolas proprio non debent insignire sigillo, nisi forte habuerint secreta sigilla quae nulli nisi sibi et suis sint secretariis manifesta, et sic semper illaesus conservabitur amor». [Y si intercambian cartas no deberán cerrarlas con su propio sello a menos que tuvieran sellos secretos y desconocidos por todos excepto por ellos mismos y sus confidentes; de este modo conservarán siempre ileso su amor.] (Capellanus, De amore, II, VII, 21, pp. 346-347).
La fecha de composición de este tratado sigue siendo debatida en el actualidad. Informan sobre ello Muñoz Martín (1985, p. 38) y Suárez de la Torre (1987, p. 185 y ss.), quien plantea el siglo ii a. C. e incluso el iii a. C. como fecha probable del tratado.
La obra mantiene, prácticamente con las mismas denominaciones, las veintiuna clases de cartas aparecidas en un tratadito de fecha incierta, titulado De los tipos epistolares y atribuido también a un tal Demetrio, pero incorpora además nuevas subdivisiones en un intento de lograr mayor precisión. La tipología puede consultarse en la edición de Foerster, 1963, pp. 35-47, así como en el reciente estudio de Martín Baños, 2005, pp. 52-53 y en Suárez de la Torre, 1987, pp. 197-200.
Foerster, 1963, 91, p. 46.
Los principios retóricos contenidos en obras de carácter general como el De inventione rhetorica ciceroniano o la anónima Rhetorica ad Herennium (s. i a. C.) encontraron, sin duda, aplicación en la práctica epistolar de la época. Las primeras referencias al género en una preceptiva retórica latina se deben a M. Fabio Quintiliano (s. i d. C.). En su Institutio Oratoria el prestigioso rétor reconoce la proximidad de la epístola al sermo (Ins.Orat. I 1, 6) y emplea el término epistulae para designar la actividad literaria de Séneca (Inst. Orat., X 1, 129), evidenciando que las cartas constituyen ya un género propio, independiente y reconocido.
Se trata de un manual de preceptiva epistolográfica inspirado fundamentalmente en la teoría griega y en la práctica epistolar de colecciones como la de Cicerón o Séneca. El breve ensayo de Julio Víctor, considerado el mejor excurso teórico de la Antigüedad sobre la carta, no constituyó, sin embargo, una teoría bien formulada y la función epistolar siguió siendo considerada como una materia artística, tal vez más allá de la regulación y del análisis (Murphy, 1986, pp. 202-204).
Esto es, el documento que permite certificar y autentificar la personalidad del remitente (Camargo, 1996, p. 9).
Cito por Campbell, 1969, pp. 318-319. Soy responsable de la traducción del texto latino.
Entre los maestros del dictamen italiano destaca la singular presencia de Boncompagno da Signa (h. 1170-h. 1240), profesor de retórica en la Universidad de Bolonia. Murphy (1986, pp. 260-261) descalifica con cierta animadversión la figura de Boncompagno. Considera que su influencia en el arte epistolar fue en realidad muy escasa y que la atención que la crítica le ha venido prestando responde exclusivamente a su personalidad excéntrica y no a su mérito como dictator. De lo que no cabe duda es de que fue tremendamente prolífero, pues tenemos noticia de, al menos, once obras suyas acerca de la epistolografía o de la preparación de documentos. Entre ellas destacan su Rhetorica antiqua, de carácter bastante formulario, o sus alegóricas Cedrus, Myrrha y Palma. No obstante, su obra más conocida y a la vez más didáctica es la Rhetorica nouissima (1235). Casi todo el tratado, que consta de trece libros, se ocupa de las partes, función e instrumentos de la retórica, siendo su aportación más destacable el retorno a la división clásica de la estructura epistolar en tres partes. No obstante, su reforma no gozó de demasiada aceptación entre los dictatores (Camargo, 1996, p. 34 y Murphy, 1986, pp. 261-262).
Dado que en sus V Tabule salutationum el autor recomienda consultar para la salutatio y la narratio los argumentos amorosos expuestos en su Rota, ésta debió componerse con anterioridad a 1194 (Boncompagno da Signa, Rota Veneris, ed. 1996, p. 10). No obstante, Wolff (1996, p. 14) sugiere una fecha de composición posterior, concretamente 1215.
Cortijo (2000) señala este ars dictaminis “novelado” como precedente indefectible de la ficción sentimental.
Cito por la edición de Garbini, 1996. Soy responsable de la traducción del texto latino.
«In epistole tue serie stilum fatigasti pro nichilo [...], et semina mandas arene. [...] credens per quedam adulancia verba et pulcritudinis mee commendationem benivolenciam captare, set nichil est, quod credis, [...] Tuo siquidem servitio non indigeo nec volo quod de cetero michi talia mittere presumas» (p. 46). [En tu epístola has fatigado seriamente la pluma para nada [...], y depositas semillas en la arena. [...] creyendo captar mi benevolencia con palabras de adulación y ensalzando mi belleza, pero nada es lo que crees, [...]. Puesto que no tengo necesidad de tu servicio ni quiero que en lo sucesivo te atrevas a enviarme tales cosas].
A lo largo del intercambio epistolar, el autor entrelaza ciertas advertencias compositivas y elocutivas a la manera de las artes dictaminis “serias”. Se detiene, por ejemplo, en la transumptio y la similitudo, así como en el uso de metáforas y proverbios, señalando cuáles son adecuados y cuáles desafortunados: «si diceres: “collegi glandes” pro effectu amoris alicuius, turpiter transumeres, quoniam glandes cibaria sunt porcorum» (pp. 50-52).
Sin duda la estrategia recomendada por la mujer de Boncompagno resulta muy familiar para los lectores de Aristéneto o de Fernando de Rojas. Aparece ilustrada además en los grabados que acompañan a las anónimas Cartas y coplas para requerir nuevos amores de 1535.
Evidentemente Boncompagno recrea aquí la situación ofrecida por Ovidio en su Heroida I.
La versión francesa de la Rota Veneris que presenta Wolf (1996, p. 30) incorpora cinco cartas más pues se basa en una copia de la edición incunable de Estrasburgo. Sin embargo, las cartas propiamente amorosas difieren de los otros modelos epistolares pues están dominadas por un tono sosegado bastante menos mordaz; son en todos los casos cartas aisladas frente al frecuente uso anterior de la secuencia epistolar o, al menos, de la carta doble y, además, no siguen el marco de suposición en el que se insertaban los otros ejemplos. Todo ello permite alimentar la sospecha de que pueda tratarse de una interpolación posterior y espuria. En el estudio preliminar a su edición, Cortijo Ocaña interpreta esta inclusión de nuevas cartas como indicio de que la Rota de Boncompagno debió leerse «como si de una obra literaria se tratara» (Cortijo Ocaña, 2002, p. 28). Dos son las cartas amatorias añadidas: la suasoria escrita por una mujer que intenta hacer volver a su amigo y la carta de justificación con la que un enamorado se defiende de falsos rumores instigados por sus rivales. Otras tres ni siquiera pueden considerarse con propiedad cartas amorosas. Así ocurre con la carta de petición de ayuda que una madre agobiada por la miseria en la que están sumidos sus hijos, dirige al esposo ausente; y con la carta paródica que exalta la conveniencia de casarse con una mujer rica; así como con la carta reprensiva que un hombre dirige a cierta dama con la intención de disuadirla de casarse con un hombre viejo. A los nuevos ejemplos de la impresión de Estraburgo, habría que sumar la curiosa y paródica carta conminatoria de petición de regreso del esposo ausente, que figura en el manuscrito parisino lat. 8654. y que fue editada por el profesor Dronke, 1968, vol. II, p. 483.
Así lo atestiguan los seis manuscritos que se conservan de ella (Wolff, 1996, p. 30), así como las prontas traducciones al francés y al italiano (Garbini, 1996, p. 16). La recepción de la Rota Veneris en España está atestiguada por la conservación de un manuscrito del siglo xiv en la Biblioteca Universitaria de Salamanca (Cortijo Ocaña, 2002 p. 60). La descripción del mismo puede leerse en Cortijo Ocaña, 2002, pp. 63-65.
Cortijo Ocaña, 2002, p. 24.
Bertolucci Pizzorusso, 1967, pp. 68-70.
«Primo, tractabimus de epistoliis amatoriis; segundo, de consolatoriis; tercio, de desolatoris; quarto, de exortatoriis; quinto, de invitatoriis; sexto, de laudatoriis; septimo, de obedienciariis; octavo, de querulosis; nono, de reprehensoris; decimo, de recomendatoriis; undecimo, de suplicatoris; duodecimo, de testamentoriis; tercio decimo, de venditoriis» (p. 121). Una síntesis del contenido de los modelos epistolares ofrecidos por Gil de Zamora puede encontrarse en Faulhaber, 1972, pp. 117-120.
Cito por Gil de Zamora, Dictaminis Epithalamium. Soy responsable de la traducción del texto latino.
Cito por Martín Baños, quien edita la epístola 1.1 de Poliziano (2005, pp. 294-299).
La extensión similar de cada una de las partes de la obra (Libro I, 70 f., partes de la oración y morfología; Libro II, 82 f., «De constructione orationis»; Libro III, 69 f., tratado epistolar) denuncia un trato igualitario y equitativo por parte de Perotti, quien aborda la redacción epistolar como complemento esencial de las cuestiones lingüísticas que fundamentan la enseñanza del estudiante italiano del siglo xv, representado en Pirro, el hijo de su hermano a quien dedica la obra. No se trata en modo alguno de un procedimiento excepcional. Muchos manuales epistolares coetáneos incorporan la formulación latina correcta correspondiente a expresiones italianas específicas, por ejemplo el De componendis epistolis de Stephanus Fliscus (1505). Sigue la misma línea, aunque es algo más tardío, el De conscribendis epistolis deque orthographia opus utile de Giolamo Cafaro (1546). Perotti distingue diez tipos diferentes de genera epistolarum (k iiir-k iiiv). La carta amatoria ocupa el octavo lugar. Me sirvo de la edición de Venecia de 20 de noviembre de 1484, impresa por Jacobo Británico de Brescia y conservada en la Biblioteca de El Escorial (35-N-14). Sobre el tratado de Perotti pueden consultarse entre otros los trabajos de Alessio, 1988; Arcos Pereira, 1997; Martín Baños, 2005, pp. 262-263 y Navarro Gala, en prensa (a).
Grendler, 1989, p. 173. Igualmente Martín (2005) ve en el texto de Perotti «inequívocos signos de renovación» (p. 262): «es uno de los primeros tratados en desautorizar explícitamente la anteposición del destinatario, el uso del epíteto dominus o el plural de respeto» (p. 545), aunque el arzobispo acabe dando cabida a los mismos usos medievales que censura en su correspondencia oficial.
«Nam in singulari numero littera significat elementum ut a ut b, significat etiam manum scribentis, ut Cicero ad Atticum [...] Reperitur quoque aliquando pro epistola apud poetas dumtaxat, ut Ouidiui. Quam legis a rapta Briseide littera uenit» (f. k.iii.r). Al mismo tiempo bajo la aclaración late la diferenciación entre carta real y carta ficticia o literaria. [Pues littera en singular significa una letra como a, como b; significa además la obra del escribiente, como Cicerón a Ático [...] También se encuentra antiguamente en lugar de epístola, al menos entre poetas como Ovidio, como lees que ocurre en la carta de la raptada Briseida.]
«Io ti tengo caro comme la uita mia propria. Multis modis dici potest. Aeaque te ac uitam meam carum habeo, instar uitae meae apud me es. Instar uitae meae te carum habeo. Non secus te amo quam uitam meam. Non secus te ac uitam propriam carum habeo. Haud aliter te amo quam propriam uitam. Ita te amo ut uitam meam...» (f. l vii r). «E parmi che io sia senza el mezo dela mia uita, quando tu non mi sei apresto. Et cum sine te sum, dimidio animae meae carere uideor, item dimidio animae meae manchus esse uideor, quando tu non es apud me, item nec dimidium animae meae habere uideor quando te careo» (f. l.vii.v). [Yo te quiero como a mi propia vida. Se puede decir de muchos modos: «Tengo el mismo aprecio por ti que por mi vida»; «eres para mí como mi vida»; «te aprecio como a mi vida». De otro modo: «Te amo como a mi vida». De otro modo aún: «Siento cariño hacia ti y hacia mi propia vida». Igualmente: «Te amo como a mi propia vida»; «te amo lo mismo que a mi vida... ». Y yo me siento sin la mitad de mi vida, cuando tú no estás cerca de mí: «Y cuando estoy sin ti, parezco estar privado de la mitad de mi vida». Del mismo modo: «Parece que estoy incompleto con sólo la mitad de mi vida, cuando tú no estás junto a mí». Asimismo: «Y parece que no tengo la mitad de mi vida, cuando estoy privado de ti»].
Cito por Manzanares, Flores rhetorici, ca. 1488. Soy responsable de la versión castellana.
Modernizo grafía y puntuación en mi transcripción.
Está dividido en tres libros. El primero de ellos consta de veinte capítulos, aunque en rigor el autor enumera veintiuno (parece tratarse de un error de numeración pues el décimonoveno no figura). En la tabla de la edición del tratado fechada en 1499 e intitulada Ars epistolandi, se observa igualmente otro error, pues la carta amatoria —que efectivamente figura en el corpus del ars en sexto lugar, ocupando los f. b.5r-b.6v— no aparece. En su lugar figura la carta «lamentoria» designando evidentemente a la carta «lamentatoria»; es posible que se trate de un error de composición por la fusión de dos tipos epistolares fonéticamente próximos (la amatoria/lamentatoria). No obstante, la omisión del tipo amatorio en la tabla puede haber contribuido entre los investigadores a pasar por alto los preceptos epistolares que acerca de este tipo contiene el tratado de Negri. Además de una definición general del género epistolar, el tratado incorpora una detallada clasificación de los genera epistolarum existentes y de las species que éstos a su vez presentan. La utilización de ciertos términos griegos (algunos incluso mal entendidos) en la clasificación propuesta por Negri hace concluir al profesor Martín Baños una dependencia directa de los formularios griegos (2005, p. 293) Utilizo el ejemplar impreso por Pedro Leuet que se conserva en la Bibliothèque Nationale de Paris bajo la referencia 186310.
«ejemplificados todos ellos con cartas clásicas o ficticias (aparentemente clásicas)», según indica Martín Baños, 2005, p. 293.
Los otros tipos epistolares estudiados en este tratado son: comendatiuum genus; petitorium genus; munificum genus; demostratiuum genus; eucharisticum genus; lamentatorium genus; consolatorium genus; expositiuum genus; exhortatiuum genus; dissuasiuum genus; invectiuum genus; expurgatiuum genus; domesticum genus; commune genus; iocosum genus; commissiuum genus; regium genus; mixtum genus. Todavía un siglo más tarde los genera del italiano parecen gozar de aceptación, si consideramos su adopción en El arte de escribir cartas familiares (1589) de Tomás Gracián Dantisco, versión castellana de la obra de Negri, donde la carta amatoria ocupa igualmente un lugar.
«Amatoria epistola que turpis appellatur est illa que ad aliquam amicam vel pulchram puellam scribitur ab amatore suo pro amoris sui declaratione...» (f. b.i.v).
Ya en el siglo xii, Arnoul d’Orléans, quien debe el éxito de sus recopilaciones en gran parte a la selección de atractivos ejemplos epistolares con los que ilustrar los preceptos, incluyó entre los ejemplos de carta de amor a la amada una de Píramo a Tisbe. El tipo estaba ya presente, aunque en verso, en Matthieu de Vendôme, entre otros (Ghellinck, 1954, pp. 284-285).
Especialmente teniendo en cuenta la pervivencia de su tratado a lo largo del siglo xvi: ediciones en 1525, 1540, 1544 y 1582 (Martín Baños, 2005, p. 362 y p. 371, en nota ambas).
«AMATORIA, Etiamsi haec epistola variis sit & generis & affectus, tamen in duas species fecari potest: nempe ut fit alia. Honesta, quam conciliationem appellant, et qua nos in benevolentiam ignoti alicuius insinuamos, eam sic instituamos oportet. Principio causas, quibus ad ambiendum illius amicitiam exarserimus, probabiliter exponemus, interimque quantum licebit assentationes amovebimus. Deinde si quid in nobis erit, quod illum ad nos mutuo amandum provocabit, id sine arrogantia significabimus. Verum hoc quicquid est, ex exemplis conciliatoris uberius considerabis. Amatoria, In qua potissimum duobus arietibus (ut loquitur Erasmus) utemur, laude et misericordia. Laude, qua in primis gaudent puellae: hanc a forma, ab etate, moribus genere, cultu, et reliquis consimilibus. Misericordia vero, quod non sit ferrea, sed molli animo praedita: Hic omnia illius vehementer amplificabimus, nostra autem extenuabimus. Aut certe summa cum modestia proferemus, summum amorem cum summa desperatione coniunctum ostendemus, nunc lamentabimur, nunc blandiemur, nunc desperabimus, nunc rursius nos callide laudabimus, pollicebimur. Exemplis utemur illustrium, et honestarum mulierum, quae ingenuo amori indulserunt, amorem nostrum quam honestissime ostendemus. Deinde omnium verecumdissime orabimus, ut saltem sit nostri memor, et ut in aliqua parte amoris apud eam haereamus, nisi nos vellet perditum iri. Exemplum petes ex Ouidij, Herodiis et aliis epistolis amatorijis» (D.I.v-D.II.r). [Amatoria: Aunque esta epístola presente diferentes géneros y afectos, sin embargo, puede, por supuesto, hacerse de dos formas, como sucede con otras. Honesta, a la que llaman conciliación, y por la que nos introducimos en la benevolencia de algún desconocido. Conviene que la organicemos así: En el comienzo exponemos probablemente las causas por las que inflamamos la amistad de aquel, asediándolo, y mientras tanto, desecharemos las lisonjas cuanto sea lícito. A continuación, si algo hay en nosotros que provoque mutuo amor entre éste y nosotros, lo manifestaremos sin arrogancia. Verdaderamente, sea lo que fuere, te detendrás más dilatadamente en ejemplos de benevolencia. Amatoria, en la que usamos principalmente de dos arietes (como dice Erasmo): alabanza y misericordia. Alabanza, con la que las jóvenes se alegran en primer lugar. Alabanza de la hermosura, de la edad, de las costumbres por linaje, por educación y demás cosas parecidas. En cuanto a la misericordia, para que no sea cruel, sino dotada de dulce carácter. Allí engrandeceremos vehementemente todas sus cosas, en cambio, rebajaremos las nuestras. O por lo menos nos presentamos con gran modestia; manifestamos un gran amor unido a una gran desesperación. Ahora nos lamentaremos, ahora adularemos, ahora nos desesperaremos, nos alabaremos una vez más con astucia, haremos promesas. Usamos ejemplos de mujeres honestas e ilustres, que fueron complacientes con ingenuo amor; manifestamos nuestro amor con el mayor decoro posible. Además de todo esto, rogaremos muy discretamente que, por lo menos, nos recuerde y que estemos adheridos a ella en alguna parte del amor, si no quiere que nos perdamos. Eliges el ejemplo de las Heroidas de Ovidio y de otras epístolas amatorias]. Cito por el ejemplar de la Newberry Library of Chicago (Case Y 981. 851)
He tenido la oportunidad de consultar un ejemplar de este curioso tratadito en la Newberry Library (Case Y 9935. 582). En mi opinión se trata de un manual epistolar dirigido a jóvenes aprendices. En su exposición alterna indicaciones más o menos teóricas sobre la composición de determinada parte de la carta —por ejemplo: «Exordio et excusatione optima e bella quando se fussestato negligente a scrivere anno amico suo magiore» (f. A.II.v b-A.III.r a); «Exordio optimo quando se volesse dolere de la absentia de uno amico desiderando la sua presentia» (F.II.r a-b)— con ejemplos prácticos de cartas según su tipología —como la «Epistola come se allegranli magnifici Signori della venuta del reverendissimo gobernatore» (f. D.I.v a-b)— entre las que no se encuentra la carta amatoria. Lo curioso del librito no es sólo que se abra con la única carta de amor de todo el muestrario —«Littera missiva a una donna» (A.I.v)—, sino además que ésta se introduzca a posteriori intentando subsanar así lo que parece considerarse una importante inobservancia del docere-delectare horacianos: «In questo libretto troverai alcune belle cose per dentro agionte le quale non era in li stampati per avanti» (A.I.v).
Dejo al margen evidentemente el pliego de Cartas y coplas para requerir nuevos amores (1535) porque la mayor parte de la crítica, postergando su posible finalidad didáctica, la vincula a la ficción sentimental.
Juan de Yciar, Estilo de escriuir cartas mensageras sobre diversas materias sacadas a luz por Juan de Yciar. Cito por el ejemplar de la Biblioteca Nacional de Madrid, modernizando grafía y puntuación.
Antonio de Torquemada, Manual de escribientes.
El formulario conoció gran éxito en su época como testimonian las múltiples ediciones conservadas del mismo: Cosa nueva: este es el estilo de escrevir cartas mensageras sobre diversas materias compuesto por un cortesano, Çaragoça, Bartholomé de Nagera, 1547; Cosa nueva: Estilo de escrevir cartas mensageras cortesanamente, a diversos fines y conceptos como los titulos y cortesias que se usan, compuesto por Gaspar de Texeda, Valladolid, Sebastian Martinez, 1549; Segundo libro de cartas mensageras en estilo cortesano a infinitos propositos, con las diferencias de cortesias y sobre escriptos que se usan, Valladolid, Sebastian Martinez, 1552; y Cosa Nueva. Primero libro de cartas mensageras, en estilo cortesano, para diversos fines y propositos, con los titulos y cortesias que usan en todos los estados. Compuesto por Gaspar de Texeda, Valladolid, Sebastian Martinez, 1553. Sobre el mismo pueden consultarse Navarro Gala, en prensa (b), (c) y (d). En la actualidad estamos preparando el estudio y edición crítica de este formulario epistolar.
El rubro que encabeza la tabla menciona 360 cartas, pero no es exacto. Hay también algunas omisiones y errores de correspondencia en la enumeración de cartas que ofrece la tabla; así aparecen, por ejemplo, dos cartas incompletas (f. CXXXVIr-CXXXVIIv).
Denomino así a aquellas cartas amatorias que no son propiamente de amor, sino que plantean variadas quaestiones amorosas a debatir entre los corresponsales.
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