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Sombras de la onorosa praeda: un exemplo virgiliano para un aula granadina

José María Anguita y Elizabeth R. Wright
p. 105-123

Resúmenes

Este artículo aplica las perspectivas metodológicas de un latinista (Anguita) y una hispanista (Wright) en un examen parcial del Austrias Carmen, poema épico en dos libros de Joannes Latinus (Juan Latino, 1517?-1590?), un esclavo liberado oriundo del África negra que fue profesor de latín en Granada. Este epos, escrito en hexámetros latinos repletos de alusiones literarias, rememora la victoria de la Liga Santa —de España, Venecia y Roma— sobre los otomanos en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571). Como muestra de la función de la imitatio en el poema, los autores analizan las referencias que se hacen a un debatido episodio de la Eneida de Virgilio, la expedición de Niso y Euríalo (Libro 9, vv. 176-449). Por otro lado, contextualizan algunos aspectos del poema con referencia a la rebelión morisca que había devastado a Granada en el lustro anterior a la batalla naval.

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I

  • 1 La continuidad de esta dimensión interpretativa se resalta en dos estudios recientes, que son de su (...)
  • 2 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n. Sobre la división homérica de la En (...)
  • 3 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.

1Para los poetas, pedagogos y humanistas del Renacimiento, leer la Eneida adecuadamente significaba estudiar el poema épico antiguo en busca de lecciones aplicables a los tiempos modernos. Este compromiso didáctico les insertaba en una cadena milenaria de comentaristas que se remontaba hasta Mario Servio Honorato (Servius) en el siglo iv1. No bastaba sufrir por la caída de Troya, llorar el malogrado amor de Dido, o disfrutar de los apasionantes juegos troyanos, si bien sobran testimonios de reacciones emocionales desde san Agustín hasta Erasmo. Ateniéndose a la división homérica de la Eneida que condicionó su recepción renacentista, el autor de la primera traducción en castellano (1574), Gregorio Hernández de Velasco, destacó en su dedicatoria a Felipe II el axiomático valor ejemplar del gran poema épico, por «lo que ella [la Eneida] enseña, así de lo anexo a la vida política en los seis libros primeros, como de lo que toca a la arte militar en los otros seis postreros»2. La dificultad intelectual que conllevaba esta tarea de búsqueda, análisis y aplicación de ejemplos dentro de los múltiples episodios tan solo se insinúa en este conciso prólogo de once líneas en prosa. Pero un segundo prólogo, dirigido por el impresor Juan de Ayala a un público más amplio, advierte al lector que no vale que «se contente con entender la letra, y gustar solamente de la historia, sino que pase adelante y escudriñe y investigue el entendimiento moral y sentido filosófico»3. El escudriño y la investigación: ¿qué profesor de literatura no podrá identificarse y a veces compadecerse con el prologuista toledano?

  • 4 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.

2Desde otro ángulo, las advertencias del impresor que sirven como prólogo a la traducción de Hernández de Velasco revelan otra dimensión interpretativa que se ha perdido de vista tras la formación del canon literario español con referencia casi exclusiva al castellano. El impresor asumía que muchos de los lectores de su Eneida en octava rima castellana iban a tener a mano los hexámetros latinos del reverenciado poeta mantuano. Así pide —o quizá exige— que si el lector «en ella hallare alguna cosa que le ofenda, y que le pareciere que no cuadra a su gusto, no la condene por mala antes que la coteje con el original latino, y que mire si se pudiera decir de otra manera o si no»4. El cometido que prevé el prologuista —leer el poema épico en romance con referencia al latín—, nos alerta sobre la perduración del latín en aulas y bibliotecas bien entrado el siglo xvi, dualidad que no siempre queda clara en vista de un canon literario que traza casi exclusivamente el desarrollo de las obras en castellano.

  • 5 Se documenta la labor como profesor de latín en el estudio publicado en dos partes en Marín Ocete, (...)

3De hecho, este énfasis sobre el castellano ha ocultado de nuestra vista a uno de los poetas más intrigantes de toda la Europa renacentista, Juan Latino (1517?-1590?). Su obra maestra, el Austrias Carmen, es un poema épico latino en dos cantos (1.838 hexámetros) que rememora la Batalla de Lepanto en el marco de una esmerada emulación de la Eneida, llevada a cabo con declarados objetivos didácticos que reflejan su profesión como profesor de latín5. Esta particularidad se evidencia en una serie de acotaciones marginales que glosan los versos, aportando contenidos que daría el maestro de latín en el contexto oral del aula. Así, se resaltan peculiaridades métricas, ejemplos de técnicas retóricas, y obras clásicas aludidas. En otros casos, sin embargo, el poeta-profesor no nombra la obra emulada, dejando la identificación al criterio del lector. Más ampliamente, al proponerse una crónica poética de la gran batalla naval, el poeta se sirve del valor ejemplar de la Eneida que venimos comentando de entrada, para incitar reflexiones sobre la guerra moderna.

  • 6 Véanse González Vázquez, 1983 y 1996, pp. 337-339; y Maurer, 1993, esp. pp. 45-46. Azcune, 1996-199 (...)
  • 7 Pierce, 1968, pp. 327–66.

4Hasta la fecha, este fascinante poema no ha sido estudiado por los hispanistas, con la señalada excepción de un luminoso estudio de Christopher Maurer. Su meticuloso análisis filológico propone que el endecasílabo renacentista más famoso —«un monarca, un imperio y una espada»— del celebérrimo soneto de Hernando de Acuña es una adaptación de un hexámetro del latinista granadino6. Desde la perspectiva de la filología latina, José González Vázquez ha contemplado la aportación de Latino al humanismo granadino. Pero la propuesta que surge del trabajo de Maurer —situar al latinista de Granada dentro del estudio de la poesía áurea— sigue siendo asignatura pendiente. Debido a que la investigación sobre el Siglo de Oro se ha centrado fundamentalmente en obras literarias en castellano, se han apartado de manera casi sistemática los textos en latín. Hasta tal punto que el Austrias Carmen ni siquiera figura en el repertorio de poesía épica de Frank Pierce, que sigue siendo el punto de partida para el estudio de este género7.

  • 8 Menéndez y Pelayo, 1927, p. 142.
  • 9 De la ya nutrida bibliografía sobre la imitatio en el Renacimiento, nos parecen especialmente relev (...)

5Esta primacía otorgada al castellano se exacerbó a medida que los pocos estudiosos que analizaron el Austrias Carmen minusvaloraron la labor de la imitatio. Por ejemplo, cuando Menéndez Pelayo señaló la importancia histórica de Latino, del primer caso documentado de un poeta del África subsahariana, contempló la emulación del gran poema romano con suma condescendencia: «pero ha de añadirse que los hexámetros del pobre esclavo que, gracias a su nativo ingenio y a la cristiana caridad de nuestros antepasados, alcanzó no sólo libertad, sino matrimonio distinguido, posición honrosa [...] son apreciables en sí mismos, dentro del género artificial y escolástico a que pertenecen, y demuestran que su negro autor estaba muy empapado de la lectura de Virgilio»8. Hoy día es forzoso matizar el juicio del erudito santanderino a la luz de los importantes estudios de la imitatio, que nos han mostrado la importancia de la emulación esmerada de los clásicos para deleitar, retar y también formar a los lectores. Más conveniente que la metáfora líquida del poeta «empapado» de Virgilio, que connota cierta absorción pasiva, convendría servirnos de la metáfora de Séneca —que Petrarca asumió plenamente, y tras él, sendos humanistas— del escritor como abeja, que transforma activamente el material que ingiere de sus lecturas9.

  • 10 Sobre el papel del racismo en la canonización del poeta con tintes cómicos, véanse Fra Molinaro, 19 (...)
  • 11 Véanse Wright, 2009 y Wright, en prensa.

6El juicio de Menéndez Pelayo también nos recuerda hasta qué punto la condescendencia ha marginado a este poeta y pedagogo, siempre designado, desde tiempos de Lope de Vega hasta épocas más recientes, por el despectivo sintagma de «el Negro Juan Latino»10. Es justamente la permanencia de esta etiqueta la que nos ha impulsado a proponer una recontextualización y recuperación del poeta y maestro granadino con especial referencia a su oficio como profesor de latín. En otro par de estudios, Wright ha comentado esta posición de profesor en relación con la extraordinaria ascensión social de Juan Latino, pasando de ser un esclavo en la casa del tercer duque de Sessa a formar parte de una de las primeras promociones de la recién fundada Universidad de Granada y, finalmente, a ser un estimado maestro de latín bajo el beneplácito del Colegio Real de la misma ciudad11. Como hemos señalado anteriormente, el hecho de que esta última institución educativa que albergaba su popular clase de latín hubiese sido fundada para facilitar la conversión y asimilación de los moriscos de Granada hace ver hasta qué punto la complicada historia de la ciudad nazarí tras su conquista en 1492 se debe tener en cuenta a la hora de contextualizar la trayectoria personal de Latino y su poema épico sobre Lepanto.

7Conscientes del objetivo de este número de Criticón —arrojar nueva luz sobre la épica hispánica—, nos hemos planteado un estudio del Austrias Carmen en relación con su intertexto virgiliano, aprovechando la mirada interdisciplinaria que facilita la colaboración de un latinista (Anguita) y una hispanista (Wright). Esperamos así promover el redescubrimiento de un breve pero enjundioso poema épico, tan sutil y culto en su manejo del legado literario de la respublica litterarum latinarum. A la vez, la obra es sumamente innovadora en lo que concierne a su propuesta didáctica: canalizar los conocimientos adquiridos mediante el estudio del gran poema épico de la Antigüedad para incitar un análisis crítico de la guerra librada en tiempos modernos.

II

  • 12 Entre la ingente bibliografía sobre la Batalla de Lepanto, nos parece fundamental el estudio de Gui (...)
  • 13 Para un repertorio de las respuestas hispanas a Lepanto, véase López de Toro, 1950. Se analizan las (...)
  • 14 Véase Barsi, 2008 para una edición crítica del poema de Bernardino Leo. De momento, no existe una e (...)

8Comencemos por destacar la estrecha proximidad temporal del Austrias Carmen con los hechos bélicos que narra. La inesperada y decisiva victoria de la Liga Santa compuesta de flotas de España, Venecia y el Papado tuvo lugar el domingo 7 de octubre de 1571, en las islas Curzolaris del oeste de Grecia en las inmediaciones de Lepanto12. Las cartas y relaciones que describían la terrible matanza en la que murieron unos 40.000 combatientes tras unas cinco horas de lucha llegaron primero a Venecia y, unas tres semanas más tarde, circularon por la península Ibérica. Indicios textuales atestiguan que, desde Granada, Juan Latino puso manos a la obra con una rapidez comparable con la de los periodistas y blogueros de hoy. El resultado más destacado de esta premura es el Austrias Carmen, la piedra de toque de un volumen titulado Ad catholicum, pariter et invictissimum Philippum Dei gratia Hispaniarum regem, cuya aprobación se fecha el 30 de octubre de 1572. Parece ser que Latino se apresuró por terminar su volumen de poesía conmemorativa antes del primer aniversario de la batalla. El volumen vio la luz en la imprenta granadina de Hugo Mena, en la primavera de 1573. La rapidez con que el profesor de latín reaccionó ante las noticias de la victoria naval guarda relación directa con el asombroso número de conmemoraciones poéticas de Lepanto que circularon inmediatamente después de la batalla. Ante este acontecimiento literario sin precedentes, José López de Toro empleó la metáfora de una «erupción volcánica», mientras que desde la perspectiva italiana, Carlo Dionisotti lo calificó como un «plebiscito poético». En el terreno específico de la épica, encontramos a Joan Pujol que, también en 1573, publicó en Barcelona una épica en endecasílabos catalanes. Media década más tarde saldría la Felicissima victoria del portugués Jerónimo de Cortereal, y tras otro lustro, la Austriada de Rufo, la segunda parte de la Araucana de Ercilla —su Canto 24 nos brinda la célebre descripción de la batalla— y la Naumachia de Francisco de Pedrosa13. En Italia, el género épico tuvo una presencia atenuada entre las voluminosas conmemoraciones poéticas, pero aun así se dieron casos como el De bello turcico de Bernardino Leo, cuya fecha de 13 septiembre 1572 traduce la voluntad de preparar un libro para el primer aniversario, como en el caso de Juan Latino. Hay también unas muestras breves de narración épica en los Poemata varia (1572) de Pietro Gherardi, que compila poemas en latín de un centenar de poetas de Italia14.

  • 15 Sobre la rebelión, véanse Caro Baroja, 2000, pp. 117-202; Domínguez Ortiz y Vincent, 1978, esp. pp. (...)
  • 16 Se comenta la fundación del Colegio Real en el contexto de la evangelización de los moriscos en Ant (...)
  • 17 Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, p. 231. El término composiciones alude a los problemas concr (...)
  • 18 Como botón de muestra, véase Guilmartin, 2003, pp. 44-46.
  • 19 Véase CODOIN, 28, pp. 127-129 (cartas de don Juan de Austria). Para un análisis del papel de Deza e (...)

9Centrándonos ahora en el caso particular del Austrias Carmen, tratemos de entender las implicaciones que tiene esta inmediatez temporal reinscrita en el singular marco de un autor situado en Granada, y que se identifica en la portada como «magistrum Ioannem Latinum, Garnatae studiosae adolescentiae moderatorem» (‘el maestro Juan Latino, tutor de la estudiosa juventud granadina’). La ciudad nazarí, que recibió las noticias de la victoria en Lepanto en noviembre de 1571, estaba aún sufriendo las traumáticas consecuencias de la devastadora guerra civil conocida hoy como la Segunda Rebelión de la Alpujarra (1568-1570)15. Este conflicto había estallado en respuesta al cerco económico y cultural al que fueron sometidas las comunidades moriscas de Granada y Andalucía oriental, tras la implantación de una serie de prohibiciones que pretendían borrar las prácticas culturales y económicas que las autoridades cristianas asociaban con el Islam. En el espacio de dos años, el conflicto derivó en una cruenta guerra sin cuartel en la que ambos bandos perpetraron terribles actos de violencia. Cuando por fin la región fue apaciguada por las tropas lideradas por don Juan de Austria —hermanastro del rey Felipe II—, se aplicó un implacable castigo colectivo a todos los moriscos del Reino de Granada, fuesen rebeldes sublevados o vasallos leales. Se calcula que unos 80.000 cristianos nuevos fueron expulsados de Granada y dispersados por Castilla. Adicionalmente, 10.000 fueron vendidos como esclavos, al ser declarados como «moriscos de guerra». Es imposible saber hasta qué punto Juan Latino estuvo implicado en la guerra y posterior represión, pero no puede haber sido inmune al trauma. Daba clases en el Colegio Real, que se había fundado en los años veinte del siglo para ayudar a la conversión de moriscos. En 1560, se documenta que el maestro moraba con su familia en un barrio donde convivían inmigrantes cristianos llegados de otras partes de Castilla y moriscos naturales de Granada16. Más allá del posible impacto en su vida cotidiana o en su trabajo como docente, conviene recordar las conmovedoras palabras que nos vienen de la crónica de Diego Hurtado de Mendoza y nos parecen imprescindibles para contextualizar el Austrias Carmen en su momento y lugar de publicación: «por todo se robaba a amigos, como a enemigos, a cristianos, como a moros; padecían los soldados, adolecían, íbanse, crecieron las desórdenes, y composiciones por la Vega»17. Los principales culpables de estos desórdenes eran las tropas reales, que una y otra vez se volcaron en el saqueo a expensas de su misión de pacificar la región. Para los vecinos cristianos de una ciudad devastada por la guerra civil y la expulsión masiva de los moriscos, la victoria de Lepanto ofrecía resonancias especiales, susceptibles algunas de ellas de paliar las heridas. Don Juan de Austria, el héroe de Lepanto, había liderado la campaña granadina y supervisado la expulsión. Los cuatro tercios que lucharon en Andalucía fueron los mismos que, posteriormente, iban a triunfar en Lepanto, aunque con sus filas sustancialmente renovadas tras el desgaste de la campaña en la Alpujarra. Y, claro está, tanto el dilatado conflicto en Granada como la batalla naval de unas seis horas se concibieron —con un notable grado de simplificación— como dos episodios de un conflicto más amplio entre las armas militantes del Islam y el Catolicismo. Simplificación en el caso de Lepanto, ya que el historiador militar J. F. Guilmartin revela la existencia, en ambos bandos del conflicto, de impulsos comerciales que dieron lugar, en no pocas ocasiones, a acciones poco afines a la retórica de la guerra religiosa que utilizaban los dirigentes otomanos y europeos para incitar a sus respectivas huestes18. Y simplificación en el caso de Granada, ya que las acusaciones de que todos los moriscos eran «herejes secretos» coexistían con el reconocimiento de que muchos de los cristianos nuevos expulsados como tales eran fieles vasallos del rey católico. El mismo Juan de Austria —partidario de la aplicación de la represión colectiva contra los moriscos de Granada, incluso los que fuesen cristianos convencidos y vasallos leales de Felipe II— lamentó la intransigencia ante los moriscos del más alto representante de la corona en Granada, Pedro de Deza, presidente de la Chancillería de Granada 19.

10Este mismo oficial y la controvertida expulsión de moriscos que avaló proyectan la inquietante sombra de la Guerra de Granada sobre la celebración de Lepanto que se propone en el Austrias Carmen. Sintomático de esta intrusión es el hecho de que los versos iniciales del poema invoquen al máximo responsable de la represión colectiva en Granada en vez de evocar —al estilo del modelo virgiliano— los hechos del héroe que se van a narrar, o pedir la intervención de una musa. Aparece en efecto en primerísimo plano el poder del implacable inquisidor y burócrata que ha medrado al servicio de la Monarquía española:

  • 20 Latino, Austrias Carmen, fol. 2r. El apelativo de «bastión bético» hace referencia al hecho de que (...)

Deza gravis meritis, pietate insignis avita,
cui dotes animi reddit natura benigne,
clarus ab officiis, et regis munere præses,
Garnatæ missus fato, civilia iura
ut regere imperio, cives, regnumque tueri,
urbibus ut posses æquas concedere partes,
patratus patriæ nostris celebratus in oris,
militibusque pater gratus, tutorque bonorum,
excellens ductor, Bætis tutela per orbem20.

(‘Deza benemérito, la piedad de tus mayores te hizo insigne y Naturaleza te colmó de cualidades; tus acreditados servicios y la gracia del rey te elevaron; y el destino te trajo a Granada para que hicieras valer el derecho, protegieras a los ciudadanos y al reino, e impartieras justicia entre las partes. Adalid de nuestra patria, sus términos te celebran, padre de la milicia, tutor de los buenos, general excelente, bastión bético del mundo’).

  • 21 Latino, Austrias Carmen, fol. 2v.

11Esta introducción apertural del personaje de Deza obliga a leer la historia de la batalla naval a través del filtro de la reciente historia de la rebelión y consecuente expulsión de los moriscos de Granada, otorgándole cierto protagonismo en la victoria de la Liga Santa a este controvertido oficial. El liderazgo acérrimo de Deza en la ciudad del Darro se asocia así con la batalla naval que se va narrar, y aparece como pieza clave en una cadena de hechos que han reducido la amenaza del Islam. A medida que se desarrollan estos versos introductorios, la voz poética asevera que los sabios consejos del presidente de la Chancillería fueron decisivos para guiar a don Juan de Austria cuando este llegó a Granada para apaciguar la rebelión morisca21; alegaciones, estas, no respaldadas en las ya mencionadas cartas del de Austria a Felipe II, donde se queja amargamente de la intransigencia de Deza.

  • 22 Se explicita el encargo en fol. 27r y en la «Peroratio» que se inserta como epílogo, al concluir el (...)

12Si, al iniciarse la narración épica de la batalla en sí, Deza desaparece del primer plano, el poeta lo reintroducirá en momentos decisivos mediante una serie de apóstrofes. Estos repetidos elogios se explicarán más adelante con el reconocimiento de que fue quien Deza encargó el Austrias Carmen, probablemente para defenderse contra acusaciones de corrupción y crueldad en su gestión de la guerra en Granada22: el protagonismo que se le otorgaba en el poema épico le permitía asociarse con la gloria de don Juan en Lepanto.

13Una primera ojeada al Austrias Carmen podría sugerir que Juan Latino cumplió sobradamente con el encargo de Deza, que quizá llevó a cabo también para protegerse contra cualquier asociación con los moriscos, ya que el esclavo liberado de origen africano era, él también, un cristiano nuevo. No obstante, sin más apoyo documental que la obra en sí, es imposible dilucidar la verdadera actitud del poeta ante la gestión y el encargo del controvertido oficial de la corona. En cambio, lo que sí se puede aseverar es la densidad en el poema de las referencias a la Eneida que posibilitan un análisis crítico de la guerra moderna. Dicho examen ofrece una contemplación más matizada de los personajes musulmanes, vistos en destacados momentos como afectados por una vulnerabilidad humana que trasciende las barreras de la religión y la cultura. Este reconocimiento de la humanidad de los adversarios musulmanes deja la puerta abierta a una postura crítica hacia el implacable castigo que sufrieron los moriscos de Granada en la medida en que el poema propone repetidas veces que el lector establezca una conexión directa entre la guerra de la Alpujarra y la Batalla Naval. Asimismo, cuando —como veremos adelante— el poema ofrece una evaluación moral y táctica de la avaricia de los vencedores de Lepanto, posibilita un análisis retrospectivo del mismo vicio que mostraron los soldados que lucharon en Granada.

III

14La narración de la batalla naval se inicia con una dramatización de los preparativos de los dos bandos a base de convenciones épicas, como, por ejemplo, la arenga para subrayar la magnitud del conflicto entre la Liga Santa y los otomanos. Desde este punto de vista, el poema de Latino se asemeja a obras coetáneas de Herrera, Ercilla y Rufo; pero el granadino se señala por otorgar una mayor atención a los individuos musulmanes implicados en la batalla. Veamos, por ejemplo, cómo se dramatiza un asunto tan esencial en las guerras mediterráneas como era el trato de los esclavos de galera, de cuya fuerza dependía la capacidad de ataque. Así se menciona la amenaza de un anónimo capitán de la Liga Santa, quien insta a los galeotes musulmanes a remar fuerte en la confrontación contras sus correligionarios, amenazando con una decapitación inmediata al remero que intente romper el ritmo. A continuación, se retrata la añoranza de un anónimo esclavo turco que piensa en su patria perdida:

  • 23 Latino, Austrias Carmen, f. 9v.

Quod si mendosus remum nunc pellere tentas,
ut Turcis operam des iam victoribus, ipse
tardanti stricto hoc iugulum mucrone resolvam;
proditor et salsas ibis iam truncus in undas».
Invitus quamvis remum pellebat acerbe,
et limis oculis Turcas spectabat ovantes,
nota nimis miseris lunam referentia signa,
parthorum seriem regum monstrantia Turcis,
impellens dulcis patriae reminiscitur agros,
cui mors aut summo libertas danda periclo23.

(‘«Y si ahora, para ayudar a la victoria del turco, intentas batir los remos de forma traidora y nos retrasas, yo mismo desenvainaré la espada y te segaré el cuello con ella, y echaré tu cuerpo traidor al mar». Aun contra su voluntad, batía con furia los remos, y mirando con el rabillo del ojo, ponía toda su esperanza en los gritos victoriosos de los turcos, en los estandartes con la luna a ellos, desdichados, tan familiar, mostrando la lista de los reyes partos para los turcos. Así, remando rememora los dulces campos de la patria, por la que se debe enfrentar cualquier peligro, y entregar incluso la vida y la libertad’).

  • 24 Se hace una interpretación similar en la descripción del estandarte turco que se entregó a Felipe I (...)

15Por una parte, se evoca en estos versos el impacto emocional que podrían tener las diversas insignias que señalaban la autoridad e importancia de cada prócer que estaba al mando de una galera, tanto del bando turco —aquí protagonista— como del de la Liga Santa. Es de notar que, tanto aquí como a lo largo del poema, el poeta incluye a los partos dentro de la armada multinacional del Imperio Otomano, haciéndose eco del nombre clásico que se refería a la confederación que ocupaba la zona equivalente al Irán moderno, a pesar de que la dinastía Safawi no estuvo sometida al Imperio Otomano. Nos encontramos ante otra muestra de la tendencia española de asimilar a todos los pueblos musulmanes con el poder otomano. A nivel simbólico, los estandartes otomanos se leen aquí como representaciones de la historia dinástica de los otomanos (seriem regum), aunque en la realidad histórica llevaban intricados bordados con versos coránicos24.

  • 25 Fernando de Herrera perfila la subjetividad de los remeros cristianos que fueron liberados tras la (...)

16Por otra parte, la imagen de los campos de la patria (agros patriae) prestada al galeote musulmán ofrece la única evocación en todo el poema de una vida cotidiana ajena a la guerra. Dicha visión de un esclavo que se aferra al recuerdo de su patria es especialmente conmovedora al tener en cuenta que el mismo Latino se describirá como un «etíope» desterrado de su tierra ancestral a causa del tráfico de esclavos. Con esta estampa, la obra del profesor de latín se diferencia claramente de sus coetáneos castellanos, que no ofrecen nunca representaciones directas de los remeros musulmanes implicados en la batalla25

  • 26 Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Minerva o De causis linguae latinae, pp. 510-511 (as (...)

17Volviendo a los versos citados, no es de menos importancia la manifestación en ellos de una honda cultura humanística, cifrada en el intricado entramado de alusiones a la literatura latina, como, por ejemplo, las evocaciones de Ovidio (Metamorfosis, 1, 227, iugulum mucrone resolvit), de Estacio (Tebaida, 10, 486, stricto mucrone; y Silvas 2, 1, 92-93) o de Lucrecio para denominar al mar (Rerum Natura, 6, 891, salsas […] undas). Otra referencia, a Plauto, podría haber sido un guiño a sus alumnos granadinos —que iban a utilizar el Austrias Carmen como soporte textual para su estudio de la gramática— al remitir a un ejemplo paradigmático de manual para explicar las elipsis de sustantivos (Miles gloriosus, 1217, limis oculis), tal como se puede constatar tras un cotejo con la influyente Minerva del Brocense26. En cuanto a la emulación de Virgilio en concreto, la terrorífica imagen con la que el capitán español plasma su amenaza al remero —la cabeza decapitada a la deriva—permite al lector establecer una filiación entre el Austrias Carmen y la Eneida, tal como explicaremos más adelante.

  • 27 Latino, Austrias Carmen, f. 21r. Sobre el proceso de asimilación cultural de estas armas modernas, (...)

18Continuando de momento con la narración del combate en sí, veamos cómo el poeta se esfuerza por traducir en el registro léxico del latín clásico el efecto de unas armas modernas como el cañón. Los cañonazos devastadores de las galeazas venecianas que iniciaron la batalla se contemplan aquí como una lluvia de azufre librada por sendas serpientes (colubri)27. Tras retratar los cuerpos destrozados por la carga inicial, el poeta dedica sus versos más emocionantes a una relación de la feroz lucha, mano a mano, que tuvo lugar cuando los tercios de la Real de Juan de Austria se enfrentaron a los jenízaros en la galera del almirante turco, Müezzin-z de Ali Pasha (Alí Bajá) (?-1571).

  • 28 Latino, Austrias Carmen, f. 21v. Latino narra cuatro cargas, discrepando así con la mayoría de las (...)
  • 29 Compárese esta versión del poeta granadino con la atribución de esta muerte a don Juan en el avviso (...)
  • 30 La benevolencia de Ali Pasha hacia cautivos cristianos se resalta en Fernando de Herrera, Relación (...)

19Ahora es cuando se resalta la destreza del prócer turco en el manejo del arco, ofreciendo así un contraste implícito con el despliegue de tecnología de los cañonazos. Basándose luego en algunos de los primeros avisos de la batalla que llegaron a la Península, el poema nos describe cómo turcos y españoles luchan a muerte en tres sangrientas cargas, hasta que Ali Bajá sucumbe en una cuarta carga bajo la espada de un anónimo soldado español: «hic Bassan cæsus fertur gladioque perisse, / atque humilis miles truncum liquisse superbum» (‘según se cuenta, aquí cayó Bajá a golpe de espada, pues un soldado humilde derribó al soberbio tronco’)28. Como veremos a continuación, se narra también cómo los españoles exponen la cabeza del prócer turco en una lanza alta de su propia galera, ahora en manos de los españoles. En esta secuencia narrativa, será de suma importancia el empleo del verbo impersonal («fertur») que permite atribuir la responsabilidad de este acto a un anónimo soldado de a pie, a diferencia de las primeras relaciones venecianas que atribuyeron la muerte directamente a don Juan29. Bien es verdad que la adscripción del hecho a un desconocido soldado podría reforzar la humillación del derrotado caudillo enemigo, pero, a la vez, difumina la responsabilidad directa de don Juan cuando se narra más adelante la mutilación del cuerpo del almirante turco. Atribuyéndose esta acción a un humilis miles, se esquiva la posible acusación de que al de Austria le faltara la magnanimidad para con el caído almirante turco, que había sido elogiado en relaciones españolas por su trato benévolo de los cautivos cristianos que remaban en la armada otomana30.

20A continuación, la voz poética presenta esta muerte como el momento decisivo que mina el espíritu guerrero de los turcos y da la victoria a las fuerzas de la Liga Santa. Mucho más allá, sin embargo, de este cometido documental de narrar los hechos de acuerdo con las fuentes fidedignas, la muerte del insigne guerrero turco es ocasión para Latino de intensificar el encuentro con la Eneida. Veamos en este sentido la espeluznante imagen del caído almirante turco, que suscita el griterío de los combatientes españoles:

  • 31 Latino, Austrias Carmen, f. 23v.

Iam Bassan truncus summas volitare perundas,
atque caput magnum præfixum cuspide acuta,
prælongo in pilo, magno clamore videntum,
terribiles oculos, nequeas adversa tueri
ora viri tristi, nigroque fluentia tabo31.

(‘Ya el tronco del Bajá flotaba en la superficie, zarandeado por las olas, mientras su gran cabeza, clavada en la aguzada punta de una larguísima pica, provocaba gran griterío entre los presentes. Es imposible mirar de frente sus ojos terribles, el rostro de este hombre siniestro, goteando negra sangre’.)

  • 32 Virgilio, Eneida, 2, vv. 557-558. Ofrecemos aquí y más adelante la ya mencionada traducción de Hern (...)

21Esta doble imagen del cuerpo de Ali Bajá a la deriva y de su cabeza expuesta como trofeo se ha de relacionar con dos pasajes de la Eneida. El primero, no explicitado, nos remite a la Eneida, 2, vv. 557-558, donde vemos el cuerpo decapitado de Príamo que flota a la deriva por las olas del Mediterráneo hasta llegar, irreconocible, a una lejana costa: «iacet ingens litore truncus, / avulsumque umeris caput et sine nomine corpus»32. Esta asociación es inevitable y natural, al tratarse en ambos casos de la caída de un personaje de alta categoría mutilado por un enemigo despiadado: Neoptólemo, en el caso de Príamo, o el humilde soldado de a pie que supuestamente mató a Ali Bajá. La asociación de la muerte de este cuñado del sultán con el trágico destino del rey troyano encaja con la anterior valoración positiva de su destreza guerrera con el arco y su famosa benevolencia con los galeotes cristianos.

  • 33 Latino, Austrias carmen, f. 23v, margen.
  • 34 Virgilio, Eneida, 9, vv. 446-449: «O bienaventurados dos amigos. / Si algún tiempo mis versos podrá (...)
  • 35 Se ofrece un análisis sugerente de cómo el uso del exemplum en la pedagogía renacentista condicionó (...)

22La otra alusión a Virgilio es explícita e insistente. Una de las notas marginales al poema remite al lector a uno de los episodios más debatidos de la Eneida: «Euriali, et Nisi sic capita Vergil[ius] cecinit» (‘Virgilio así cantó cabezas de Euríalo y Niso’)33. La acotación ofrece una condensación en discurso indirecto de una de los más enigmáticos apóstrofes del poeta mantuano: «Fortunati ambo! si quid mea carmina possunt, / nulla dies umquam memori vos eximet aevo / dum domus Aeneae Capitoli immobile saxum / accolet imperiumque pater Romanus habebit»34. Estamos aquí ante una manifestación sugestiva de la vocación del poeta como profesor, ya que la acotación parte de una práctica clave de la didáctica renacentista al remitir al lector a la historia de Niso y Euríalo como un exemplum —entendido como un caso o hecho que se propone para emular o evitar ante otro asunto asimilable— que podrá ayudar a interpretar las acciones de los españoles en Lepanto35. Este caso en concreto complica el mensaje del poema épico, alejándolo sobremanera del registro propagandístico de los versos iniciales dirigidos a Pedro de Deza.

  • 36 Por su parte, Virgilio remite al lector a la historia de Dolón en Ilíada, 10 (véase Casali, 2004).

23La historia de Niso y Euríalo, dos troyanos seguidores de Eneas, narrada en la Eneida, 9, vv. 176-559, es un episodio que pone en entredicho la habitual práctica guerrera del saqueo36. Niso, el mayor de los dos amigos retratados con tintes homoeróticos, planea un atrevido ataque al campo de los rútulos para romper el cerco al que los itálicos han sometido a los troyanos, y, aprovechando señales de que los enemigos están dormidos tras un banquete repleto de alcohol, llevarle así a Eneas —que se ha quedado lejos— un mensaje. Euríalo insiste en participar también. Su salida en plena noche recibe el beneplácito de los líderes troyanos, cifrado en el catálogo de un cuantioso botín que les corresponderá como premio. Una vez entrados en el campamento latino, este deseo de botín desvía a los jóvenes de su objetivo táctico de llegar a Eneas. Se vuelcan en una matanza de los rútulos dormidos, cargándose con algunas armas preciosas como botín.

  • 37 En el orden citado arriba: «el almete de Messapo, / ligero, y de hermosas plumas lleno» (Hernández (...)

24Huyen al amanecer, pero el reflejo del casco empenachado que lleva Euríalo como botín —(«tum galeam Messapi habilem cristisque decoram», Eneida 9, v. 365)— lo delata ante la escuadra de Volcente: «et galea Euryalum sublustri noctis in umbra» (Eneida 9, v. 373). Lo intricado del bosque y el peso de su botín detienen el paso de Euríalo y el miedo hace que pierda el camino («Euryalum tenebrae ramorum onerosaque praeda / impediunt fallitque timor regione viarum», Eneida 9, vv. 384-385)37. Al oír el grito del amigo ya atrapado, Niso intenta vanamente a salvar al joven cercado por los enemigos que claman venganza. La dimensión trágica va creciendo cuando luego se oyen los lamentos de la madre de Euríalo al ver la cabeza de su hijo expuesta como trofeo al lado de la de su amigo del alma.

  • 38 «De los cuitados, harto conocidas, / con negra sangre ruciando el suelo» (Hernández de Velasco, tra (...)
  • 39 Latino, Austrias carmen, f. 24v.
  • 40 «En mí sea el duro hierro ensangrentado» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 82v).

25Amén de la referencia explícita al apóstrofe que cierra la historia de Niso y Euríalo, hay en el texto de Latino señalados ecos léxicos y paralelos gramaticales que desvelan una imitación consciente de la historia virgiliana de los dos amigos troyanos. Así el hexámetro que pinta la cabeza cortada de Ali Bajá («prælongo in pilo, magno clamore videntum») hace eco al verso virgiliano que evoca el horror de las dos cabezas expuestas como trofeo de guerra: «praefigunt capita et multo clamore sequuntur» (Eneida 9, v. 466)38. De manera similar, la sustancia putrefacta que emana de la cabeza otomana («nigroque fluentia tabo») nos remite a la «nota nimis miseris atroque fluentia tabo» del precursor romano (Eneida 9, v. 472). Y más lejos surgen otros recuerdos. En el Austrias Carmen se confirma la tragedia con un doloroso lamento de los dos jóvenes hijos del almirante turco, lamento que culmina con la súplica de los jóvenes turcos de morir también a manos de los matadores de su padre («in nos ardenter mites convertite ferrum», ‘sed clementes y volved contra nosotros las espadas’), para que los tres puedan tener un honroso sepulcro en su patria39. Lo que se corresponde, en Virgilio, con la vana súplica de Niso cuando se ofrece a Volcente como sustituto de Euríalo: «in me convertite ferrum» (Eneida 9, vv. 427-432)40. Está claro que el poeta granadino quiere que se lea la narración de la batalla de Lepanto con referencia al complicado episodio pintado por Virgilio. ¿Con qué objetivo?

  • 41 Se plantea una conversión malograda tras la muerte repentina del almirante turco en Latino, Austria (...)

26Recordemos ante todo que los préstamos tomados de la poesía clásica, aparte de aquellos que cumplen simplemente el papel auxiliar de mero recurso expresivo, tienen como función principal establecer un diálogo en distintos niveles entre el poeta y sus potenciales lectores. Esta comunicación, en su nivel básico, podría tener el mero valor de un guiño entre eruditos. El ya mencionado recurso al tópico lucreciano (De rerum natura, 6, 891) para aludir al mar se podría interpretar así, mientras que, en un nivel algo superior, una expresión como la de Plauto (Miles gloriosus, 1217) podría, en un contexto totalmente diverso, adquirir incluso connotaciones humorísticas entre los estudiantes. Finalmente, en el nivel más alto, la visión matizadamente positiva que en general se da del turco, y particularmente de un personaje como Alí Bajá, se hace a través de la evocación de distintos personajes, también positivos, de la Eneida, entre ellos Príamo y, con más insistencia, Niso y Euríalo. Debemos dar por hecho que esta elección no es casual, que en ella hay un mensaje destinado a algunos de los potenciales lectores. Aparte de los alumnos granadinos de Latino, debemos pensar inexcusablemente en el personaje que le encargó la confección de la obra, el inquisidor Deza, presente a lo largo de la obra a través de numerosos apóstrofes; y también en la finalidad confesional de la cátedra de latín que detentaba el profesor; y traer a la memoria las palabras con las que lamenta la muerte de Bajá considerándola como la del buen cristiano que con seguridad habría sido tras su conversión41.

  • 42 Davis, 2000, p. 70, analiza una referencia al saqueo en La Austriada de Juan Rufo.
  • 43 La secuencia del motín español y la fuga de Uluç Alí se narra en Latino, Austrias carmen, ff. 25v-2 (...)

27A medida que avanza la crónica de la batalla, vemos que las advertencias sobre el peligro del saqueo, ya subyacentes en la historia de Niso y Euríalo, se plasman en la secuencia narrativa. Confirmada ya la derrota definitiva de los turcos, la voz poética se fija en cómo los soldados españoles, en contra de la voluntad de sus jefes, se lanzan en un frenesí de saqueo. Latino presta bastante más atención a esta faceta deshonrosa de la victoria naval que sus coetáneos Herrera, Ercilla y Rufo, si bien Elizabeth Davis ha mostrado cómo este último ofrece una sutil llamada de atención sobre el saqueo42. Con bastante más insistencia que su coetáneo cordobés, el latinista de Granada relata la codicia de los ganadores con referencia al primer símil de la Eneida —la tormenta que casi destroza la armada troyana, metaforizado como un motín popular solo calmado por las palabras de un conocido hombre de Estado (Eneida, 1, vv. 148-153). Esta referencia se aplica al peligroso colapso de disciplina entre los victoriosos soldados españoles. Solo las promesas de don Juan de que el botín se repartirá equitativamente calman la furia con la que estaban amenazando a sus propios oficiales. Con esta garantía, se evita el desastre, pero, al colocarse este motín, en la secuencia narrativa, justo antes de la fuga de Uluç Alí, se le asocia estructuralmente con el único episodio que minó la decisiva victoria de la Liga Santa: la huida del corsario muladí que esquivó las tropas de Giovanni Andrea Doria para dirigirse hacia Argel, tropiezo de los ganadores que el poeta cifra con referencia al terror que siembra entre los cautivos cristianos la llegada del calabrés a los baños43.

28Esta secuencia narrativa de las postrimerías de la batalla naval toma todo su sentido gracias al énfasis puesto en la historia de Niso y Euríalo. La valoración positiva de la pietas romana que encarnan los valientes amigos se contrarresta en Virgilio con el peso simbólico y literal de su ansiado botín, que en primera instancia los desvía del objetivo básico de su expedición nocturna, y finalmente les impide la fuga. De manera análoga, la gloria que consiguen los españoles con una victoria naval tan decisiva se ensombrece en alguna medida al recordar el frenesí de saqueo y la fuga inmediatamente posterior de Uluç Alí.

  • 44 Hurtado de Mendoza, Guerras de Granada, p. 195.

29Desde este punto de vista, la extraordinaria inmediatez temporal de la narración épica que trazó Juan Latino —preparada en el transcurso del mismo año de la batalla naval y tan solo dos años después de que concluyera la guerra civil de Granada— agudiza la incomodidad que pudieran suscitar las alusiones al exemplum de Niso y Euríalo. Desde Granada, el poeta, sus estudiantes y sus futuros lectores tenían en efecto recuerdos muy recientes de la práctica del saqueo desenfrenado que caracterizó la guerra de la Alpujarra, tal como nos la cuentan crónicas y cartas. Y en particular debían recordar el caso de una malograda operación militar del primer año de la rebelión de Granada. Dos capitanes, Antonio de Ávila y Álvaro Flores, llegaron a la localidad de Válor en busca del líder rebelde, Abén Humeya, con una cuadrilla de 300 soldados y más de 500 aventureros adicionales. Según relata Diego Hurtado de Mendoza, los hombres de Ávila masacraron a los emisarios moriscos que se acercaron a su campamento para negociar y, a continuación, se volcaron en una matanza y saqueo en el pueblo. Tras acumular un cuantioso botín, intentaron fugarse: «los nuestros al nacer del día partiendo la presa, en que había ochocientos cautivos y mucha ropa, las bestias y ellos cargados, tomaron el camino de Orgiba, los embarazos y presas en medio». Durante su huida, una escuadra del mismo Abén Humeya, ya altertado sobre la masacre en Válor, les alcanzó en el camino. El cronista granadino prosigue su narración con el relato del fatal desenlace a que les condujo la codicia: «mas los soldados por no desamparar la presa hicieron poca resistencia […] en fin del todo puestos en rota sin osar defenderse ni huir, muertos los capitanes y oficiales; rendidos los soldados y degollados: con la presa a cuestas o en los brazos […]»44. Al final, tan solo sobrevivieron unos cuarenta soldados de los más de 800 que partieron.

  • 45 Latino, Austrias Carmen, fol. 35r-v.
  • 46 Si bien se apaciguó la rebelión en 1570, la ciudad se vio envuelta en recriminaciones, tal como se (...)

30Bien es verdad que Latino, después de esta secuencia algo “disonante” basada en el aprovechamiento crítico de un pasaje ambiguo de la Eneida, retoma el registro panegírico para concluir su obra. Tras narrar el frenesí del saqueo y la fuga de Uluç Alí a Argel, la voz poética vuelve al escenario de la batalla naval para evocar la divulgación de las noticias de la victoria naval por las tierras de la Liga Santa. El autor conecta estas nuevas con las del nacimiento dos meses después del infante don Fernando, considerando ambos acontecimientos como vaticinio del beneplácito divino, que se concretiza en los últimos versos mediante la imagen de una Granada bendecida con abundantes cosechas45. Pero estos elogios formularios carecen de la fuerza dramática de la secuencia en la que Latino narra la conclusión del combate en sí. Además, al cotejar estos versos de cierre con las crónicas de la amarga posguerra que vivió la ciudad, se puede sospechar que dicha imagen de prosperidad habrá sonado a sus primeros lectores más como la añoranza de un pasado glorioso que como un fiel retrato de la realidad de Granada en 1572, cuando vio la luz el Austrias carmen46.

31Desde nuestra perspectiva, la visión crítica de los aspectos más sórdidos de la guerra y la visión humanizada del enemigo turco, elaboradas de forma indirecta a través de las distintas evocaciones de la Eneida, dotan al poema de Juan Latino de un conmovedor y algo incómodo mensaje hecho a medida de sus interlocutores más influyentes. En cuanto a las posibles críticas sobre la crueldad de la guerra moderna, podemos aventurar que los destinatarios inmediatos serían Deza y otros miembros del clero con responsabilidades políticas y pastorales, no solamente porque su formación latina les habilitaría para ello, sino también, y sobre todo, porque la compasión con el enemigo, tan abiertamente mostrada en el poema de Latino, era también uno de los ideales predicados por el Cristianismo. Sin embargo, la virtud de la compasión había dejado sitio, en Granada, a las pulsiones de la venganza y a las exigencias del castigo nacidas del levantamiento morisco. Si estas reflexiones críticas y a contracorriente de Latino eran un refrendo a su mentor Deza, o una crítica velada a su controvertida labor en la Guerra de Granada, eso nunca podremos saberlo.

  • 47 Tasso, Discorsi del signor Torquato Tasso dell’arte poetica; et in particolare del Poema Heroico, f (...)

32En cambio, lo que sí podemos afirmar, a manera de conclusión, es que la disonancia entre la evocación poética de la actualidad en el Austrias carmen y la experiencia personal de los lectores pone de manifiesto una dinámica muy propia de la poesía épica de la España renacentista. Esta característica contrasta con la advertencia de Torquato Tasso de que convenía elegir como tema del poema heroico el de una historia más lejana, como sería el caso de las cruzadas que él mismo eligió para su gran poema épico47. Juan Latino, al igual que precursores como Alonso de Ercilla con su Araucana y sucesores como Lope de Vega con la Dragontea, optó por enfrentar el género épico con la memoria colectiva de hechos recientes. Así, el cometido de la lectura del poema épico definido por los teóricos del siglo xvi —escudriñar e investigar la obra literaria en busca de provechosas lecciones sobre la vida política y militar— se aplicaba también a la actualidad evocada poéticamente. Si bien una lectura por encima del Austrias Carmen podía sustentar los fines propagandísticos de la corona, un examen de la obra en relación con su manejo del legado virgiliano debía invitar al lector atento a ponderar las consecuencias humanas de la guerra moderna.

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Notas

1 La continuidad de esta dimensión interpretativa se resalta en dos estudios recientes, que son de suma relevancia a pesar de su perspectiva británica: véanse Wilson-Okamura, 2010, pp. 1-41; y Wallace, 2010, pp. 1-15 y pp. 178-227.

2 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n. Sobre la división homérica de la Eneida —donde los libros 1-6 se consideraban inspirados en la Odisea y los 7-12 en la Ilíada— véase Wilson-Okamura, 2010, pp. 145-247.

3 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.

4 Virgilio, La Eneida, trad. de Hernández de Velasco, prol., s.n.

5 Se documenta la labor como profesor de latín en el estudio publicado en dos partes en Marín Ocete, 1925, esp. pp. 109-117. Como advierte este estudioso granadino, ciertos documentos se refieren a Latino como «catedrático» de la Universidad de Granada, aunque en realidad fue maestro de latín en el Colegio Real.

6 Véanse González Vázquez, 1983 y 1996, pp. 337-339; y Maurer, 1993, esp. pp. 45-46. Azcune, 1996-1998, propone refutar el argumento de Maurer, aunque nos parece que su argumento no llega a ser concluyente.

7 Pierce, 1968, pp. 327–66.

8 Menéndez y Pelayo, 1927, p. 142.

9 De la ya nutrida bibliografía sobre la imitatio en el Renacimiento, nos parecen especialmente relevantes los estudios de Pigman, 1980 (esp. pp. 6-11), Greene, 1982, García Galiano, 1992 (esp. pp. 15-16), y para los poetas de Lepanto en concreto, Davis, 2000 y Nicolopulos, 2000.

10 Sobre el papel del racismo en la canonización del poeta con tintes cómicos, véanse Fra Molinaro, 1995, y Beusterien, 2006.

11 Véanse Wright, 2009 y Wright, en prensa.

12 Entre la ingente bibliografía sobre la Batalla de Lepanto, nos parece fundamental el estudio de Guilmartin, 2003, pp. 235-268. Para un estado de la cuestión, son recomendables los estudios monográficos de Capponi, 2006; Bicheno, 2003; y Barbero, 2010. La historiografía sobre la batalla sigue teniendo un sesgo europeo, debido a la escasez de documentación turca y, claro está, a la barrera del idioma que plantean las escasas crónicas otomanas de la época. Se puede hacer una aproximación a la perspectiva otomana a través de Inalcik, 1974; y Lesure, 1972.

13 Para un repertorio de las respuestas hispanas a Lepanto, véase López de Toro, 1950. Se analizan las cuestiones poéticas del fenómeno en Blanco, 2010. Sobre Italia, los clásicos estudios de Dionisotti (1974 y 1999) ofrecen una elegante síntesis del asunto y Mammana, 2007, un repertorio de poesía.

14 Véase Barsi, 2008 para una edición crítica del poema de Bernardino Leo. De momento, no existe una edición moderna de los Poemata varia de Pietro Gherardi. Wright, en colaboración con Sarah Spence y Andrew Lemons, está preparando un volumen bilingüe (latín-inglés) que incluirá el Austrias Carmen de Latino, amén de una selección de obras del poemario de Gherardi (edición en preparación para I Tatti Renaissance Library, Harvard University Press). La traducción al castellano del Austrias Carmen hecha por Sánchez Marín, 1981, no tiene notas explicativas, lo cual dificulta la comprensión en varios momentos.

15 Sobre la rebelión, véanse Caro Baroja, 2000, pp. 117-202; Domínguez Ortiz y Vincent, 1978, esp. pp. 17-33; y García-Arenal y Rodríguez Mediano, 2010, pp. 45-127.

16 Se comenta la fundación del Colegio Real en el contexto de la evangelización de los moriscos en Antolínez de Burgos, Historia eclesiástica de Granada, p. 233. Se documenta la residencia de Juan Latino en la parroquia de Santa Ana en Martín Casares, 2000, pp. 387-388, y el carácter mixto de dicho barrio en Coleman, 2003, pp. 54 y 70.

17 Hurtado de Mendoza, Guerra de Granada, p. 231. El término composiciones alude a los problemas concretos de alojamiento y abastecimiento de soldados a costa de la población civil (cf. Diccionario de Autoridades).

18 Como botón de muestra, véase Guilmartin, 2003, pp. 44-46.

19 Véase CODOIN, 28, pp. 127-129 (cartas de don Juan de Austria). Para un análisis del papel de Deza en Granada, véase Coleman, 2003, pp. 181-183.

20 Latino, Austrias Carmen, fol. 2r. El apelativo de «bastión bético» hace referencia al hecho de que Deza era de Sevilla.

21 Latino, Austrias Carmen, fol. 2v.

22 Se explicita el encargo en fol. 27r y en la «Peroratio» que se inserta como epílogo, al concluir el Austrias Carmen (folio s.n.).

23 Latino, Austrias Carmen, f. 9v.

24 Se hace una interpretación similar en la descripción del estandarte turco que se entregó a Felipe II como botín de guerra en CODOIN, vol. 3, pp. 270-273.

25 Fernando de Herrera perfila la subjetividad de los remeros cristianos que fueron liberados tras la batalla, pero no retrata a los musulmanes que servían a las armadas de la Liga Santa; véase su Guerra de Chipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, pp. 363-370. Juan Rufo sigue este patrón en su Austriada, pp. 131-133. Alonso Ercilla no ofrece la perspectiva de ningún remero cautivo en su dramática crónica de Lepanto; véase la Araucana, pp. 662-690.

26 Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), Minerva o De causis linguae latinae, pp. 510-511 (aspicito limis oculis).

27 Latino, Austrias Carmen, f. 21r. Sobre el proceso de asimilación cultural de estas armas modernas, pese a las inquietudes morales que suscitaban, véase Hale, 1998, esp. pp. 402-420.

28 Latino, Austrias Carmen, f. 21v. Latino narra cuatro cargas, discrepando así con la mayoría de las fuentes, que relatan tres, peculiaridad que nos podrá ayudar a identificar la fuente precisa en la que se basó. Ver Bicheno, 2003, p. 270.

29 Compárese esta versión del poeta granadino con la atribución de esta muerte a don Juan en el avviso veneciano fechado 19 octubre que fue la primera relación de la victoria que llegó a las tierras de la Liga Santa (se transcribe en Setton, 1984, p. 1060, n. 54); y de manera similar, en Gerolamo Diedo, La Battaglia di Lepanto, pp. 207-208.

30 La benevolencia de Ali Pasha hacia cautivos cristianos se resalta en Fernando de Herrera, Relación de la guerra de Chipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, p. 363. Se puede detectar cierta ansiedad hacia la falta de magnanimidad hacia el mismo adversario en la versión que presenta Juan Rufo de su muerte, cuando Don Juan se queja de que no ha podido honrar al turco, como cautivo, y así ostentar su «piadoso celo» (Austriada, p. 132).

31 Latino, Austrias Carmen, f. 23v.

32 Virgilio, Eneida, 2, vv. 557-558. Ofrecemos aquí y más adelante la ya mencionada traducción de Hernández de Velasco, vista su importancia para el desarrollo de la épica áurea: «Ya cuerpo muerto, como al cielo place, / sin nombre y sin cabeza en tierra yace» (fol. 17r).

33 Latino, Austrias carmen, f. 23v, margen.

34 Virgilio, Eneida, 9, vv. 446-449: «O bienaventurados dos amigos. / Si algún tiempo mis versos podrán algo, / nunca perpetuamente verná el día / que de vosotros introduzca olvido, / y que no guarde viva la memoria, / mientras el linaje del troyano Eneas / terná el inespugnable Capitolio / y el príncipe romano en mar y tierra / terná universal mando y señorío» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 82v). Los debates críticos que ha suscitado el episodio de Niso y Euríalo pueden leerse en Block, 1982; Horsfall, 1995; Bleisch, 2001; y Casali, 2004.

35 Se ofrece un análisis sugerente de cómo el uso del exemplum en la pedagogía renacentista condicionó la interpretación de la Eneida en Wallace, 2010, pp. 190-196.

36 Por su parte, Virgilio remite al lector a la historia de Dolón en Ilíada, 10 (véase Casali, 2004).

37 En el orden citado arriba: «el almete de Messapo, / ligero, y de hermosas plumas lleno» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 81v); «su yelmo / que de la luz nocturna (bien que escasa) / herido, echó resplandecientes rayos» (ibíd., f. 81v); y «La oscuridad de la ramosa selva / y el peso de la presa, empacha y impide / al miserable Euríalo, y turbado / de miedo, erró la mal sabida senda» (ibid., f. 82r).

38 «De los cuitados, harto conocidas, / con negra sangre ruciando el suelo» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 83r), «Y fíjanlas [cabezas] (gran lástima) en dos picas, / y súbenlas en alto: y con mil voces» (ibid., f. 83r).

39 Latino, Austrias carmen, f. 24v.

40 «En mí sea el duro hierro ensangrentado» (Hernández de Velasco, trad. de La Eneida, f. 82v).

41 Se plantea una conversión malograda tras la muerte repentina del almirante turco en Latino, Austrias carmen, f. 24r, sentimiento que se asemeja a las que evoca Fernando de Herrera en su Relación de la guerra de Chipre y suceso de la Batalla Naval de Lepanto, p. 363.

42 Davis, 2000, p. 70, analiza una referencia al saqueo en La Austriada de Juan Rufo.

43 La secuencia del motín español y la fuga de Uluç Alí se narra en Latino, Austrias carmen, ff. 25v-26r. Sobre este renegado calabrés y su mitificación, es de gran interés el estudio de Sola Castaño, 2010, quien transciende perspectivas confesionales para contemplarlo como emblemático de «los que van y vienen» en las sociedades fronterizas del Mediterráneo.

44 Hurtado de Mendoza, Guerras de Granada, p. 195.

45 Latino, Austrias Carmen, fol. 35r-v.

46 Si bien se apaciguó la rebelión en 1570, la ciudad se vio envuelta en recriminaciones, tal como se puede constatar en el informe que preparó un visitador real: «Visita del Doctor Redín [1575]», Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla, legajo 2737.

47 Tasso, Discorsi del signor Torquato Tasso dell’arte poetica; et in particolare del Poema Heroico, f. 3r.

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Para citar este artículo

Referencia en papel

José María Anguita y Elizabeth R. Wright, «Sombras de la onorosa praeda: un exemplo virgiliano para un aula granadina»Criticón, 115 | 2012, 105-123.

Referencia electrónica

José María Anguita y Elizabeth R. Wright, «Sombras de la onorosa praeda: un exemplo virgiliano para un aula granadina»Criticón [En línea], 115 | 2012, Publicado el 17 marzo 2014, consultado el 09 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/115; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.115

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Autores

José María Anguita

Universidad de Santiago de Compostela

Elizabeth R. Wright

Universidad de Georgia

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