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La vulgarización de la liturgia en el ambiente del Concilio de Trento. Una fuente privilegiada por Juan Lorenzo Palmireno: el Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand

André Gallego
p. 21-35

Resúmenes

En su última sesión, los Padres Conciliares habían dado las pautas para la elaboración de un nuevo Catecismo y la definición de lo que se llamaría en adelante el rito tridentino. En consonancia con estas orientaciones, el humanista aragonés Juan Lorenzo Palmireno, tras proponer una traducción del Catecismo del Padre Edmond Auger, S. J., añade en la reedición, en 1571, del Estudioso de la aldea, un tratadito cuya fuente privilegiada, pero no confesada, es el Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand. Tal vez se inspirara años antes de esta misma fuente Diego Sánchez de Badajoz en su Farsa del Santísimo Sacramento (Recopilación en metro, 1554). En su exposición aboga Palmireno en pro de una liturgia más compartida por los fieles.

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1 En los planes de estudios que se elaboraron a lo largo del siglo xvi, ya sea en el área católica, ya en la protestante, la formación religiosa constituyó siempre el primer objetivo de los pedagogos. Erasmo, Luis Vives, Melanchton o el jesuita Juan Bonifacio, por no citar más que a las grandes figuras, le dedicaron muchas de sus vigilias o elucubraciones y publicaron al respecto numerosos tratados que iban a dar las pautas que se seguirían en los colegios y universidades.

  • 1 Véase Gallego, 1982.
  • 2 Juan Lorenzo Palmireno, Catecismo o Suma de la religión cristiana, compuesta en lengua francesa por (...)

2 En la zona valenciano-aragonesa, el humanista alcañizano Juan Lorenzo Palmireno1 que había adherido con entusiasmo a las orientaciones humanistas, contribuyó con varias publicaciones a la transmisión de doctrina cristiana entre la juventud de las aulas del Studi General de Valencia, en las escuelas de Alcañiz o en la Universidad de Zaragoza. Así es cómo, en 1566, propuso la traducción del Catecismo del jesuita francés, Edmond Auger2 que apuntaba a la transmisión de los elementos básicos de la doctrina definida por los canonistas del Concilio de Trento.

  • 3 Juan Lorenzo Palmireno, El estudioso de la aldea compuesto por Lorenço Palmireno, con las quatro co (...)
  • 4 Véase Gallego, 1993.
  • 5 Véase Gallego, 2005.

3 Años más tarde, en 1568, compuso lo que se puede considerar como una ratio studiorum en lengua vulgar: El Estudioso de la aldea3, donde el primer capítulo iba dedicado a la «Devoción». Inspirándose a menudo de fray Luis de Granada, reunía Palmireno oraciones para los diferentes momentos del día, consejos para luchar contra las tentaciones —máximamente contra la lujuria, la soberbia y la ira— un manual para la paciencia con unas meditaciones sobre la muerte4. Cada una de estas rúbricas iba ilustrada por numerosas anécdotas sacadas de la vida de los santos5.

  • 6 Juan Lorenzo Palmireno, El estudioso de la aldea, Valencia, Pedro Huete, 1571, pp. 85-102.
  • 7 Juan Lorenzo Palmireno, Camino de la Yglesia que el Christiano ha de seguir quando ua a oyr los div (...)
  • 8 Pedro Antonio Beuter, el famoso autor de la Crónica General de toda España, publicó un Sumario del (...)

4 En trabajos anteriores, he tenido la oportunidad de señalar el interés de las publicaciones palmirenianas que corresponden a la aplicación de la nueva pedagogía promovida por los Humanistas; quisiera, por ahora, hacer hincapié en el tratado añadido en la segunda edición de El estudioso de la aldea: Declaración de las cosas que el Christiano vee en los sagrados Templos6, tratadito que incorporó, años después, en 1575, a su Camino de la Iglesia, modificando levemente el título: Tratado segundo que es declaración de las cosas que el Christiano vee en las Yglesias y sagrados Templos7. Corresponde a un aspecto hasta hoy poco conocido de la vulgarización del simbolismo de la liturgia, o sea, de la transmisión de un saber litúrgico a un público que no entendía el latín8.

5 Antes de entrar en pormenores no me parece extemporáneo recordar, aunque sea brevemente, el lugar que ocupa este tratadito de la Declaración en la economía de lo que se puede considerar como una guía del estudiante y que recuerda, por lo menos en sus tres primeros objetivos, las rationes studiorum de un Erasmo o de un Luis Vives. Lo haré citando las propias palabras de Palmireno al presentar la «División de la obra» en su primera edición de El estudioso en 1568:

  • 9 El estudioso, pp. 17-18 (modernizo todas las citas de las obras de Palmireno).

De todos los autores que en latín y griego he podido ver, hallo que el orden bueno para enseñar un niño es que luego le pongamos en cosas de Dios, después en buena crianza, para que no sea molesto a los que con él conversan, y junto con esto aprenda doctrina conveniente y al fin se dé a las cosas de provisión pública o particular de su patria o casa. Estas cuatro cosas, Deo duce, trataremos por orden cómo y de qué libros las ha de aprender9.

  • 10 Véase Gallego, en prensa/b.
  • 11 Citaré a partir de la edición de Camino de 1575, en que ocupa las pp. 48-68.

6 Como se ve, se trata, lo que ocurre muy a menudo en la obra del humanista aragonés, de una compilación algo desordenada de comentarios, aclaraciones y consejos en castellano que corresponden a la labor vulgarizadora característica de su talante pedagógico10. Así, en las primeras páginas de su Estudioso de la aldea, aborda lo que para sus contemporáneos era el gran negocio, el de la salvación, definiendo en qué había de consistir la vida del cristiano y proponiendo una iniciación a la vida devota y a la ascética a partir de una biblioteca selecta. Y en su edición de 1571, prolonga esa transmisión de consejos para despertar y encender la devoción por una serie de definiciones o explicaciones reunidas, como vimos, bajo el título de Declaración…11. Definiciones o explicaciones que apuntan al mismo objetivo, como subraya Palmireno, justificando la necesidad de semejantes aclaraciones a partir de un símil:

  • 12 Camino, p. 48.

Cuán curiosos vamos a la casa de un señor, que hacemos de preguntar si le dicen: «V. S. Ilustrísima», o «Vuestra Excelencia», y a la puerta de su casa, quitar el polvo de los zapatos. Pero, ¡ay de nosotros!: al templo vamos sin acordarnos quién está allí, ni qué es lo que pretendemos. No te descuides, niño, porque si de chiquito te crías en ese descuido, cuando serás [sic] grande, te entrarás sin más acatamiento que si entraras en un corral de ovejas12.

7 Y como suele hacerlo para dar más peso a sus lecciones, ilustra esta captatio por una anécdota de carácter biográfico:

  • 13 Camino, p. 49.

En lo que pensarás cuando vas a la iglesia, en aquello mismo estarás cuando te arrodillares. Yo lo he probado: pasando por la Seu de Valencia, iba pensando si hallaría un retrato que había menester; arrodilleme; cuando estuve a medio Pater noster, vínome al pensamiento si sería de Anvers o de Lyon, etc13.

8 Para que el cristiano no se deje llevar por pensamientos que pueden constituir una falta de acato o respeto a las cosas divinas, le parece que el mejor medio consiste en alimentar el pensamiento con una meditación sobre los términos o símbolos a los que recurre la Iglesia en su liturgia. O sea, que se sustituye aquí Palmireno a la obligación que incumbía al clero: la de explicar al pueblo el significado de la liturgia en un momento en que, precisamente, los Padres Conciliares acababan de definir las nuevas normas.

9 Frente a los ataques de la Reforma protestante, importaba en efecto vivificar las prescripciones rituales, cuya significación ya no captaba la mayoría de los fieles. Era preciso luchar contra los efectos de una liturgia demasiado clerical de la cual el pueblo, al no entenderla, se alejaba, buscando un exutorio en ritos más profanos como la asistencia a los autos o pasos a la puerta de los templos. La situación lamentable de la vida de la Iglesia había provocado desde principios del siglo xvi un afán de reforma en lo que atañía a la liturgia. Afán de reforma que plasmó en la última sesión, en la que habían insistido los Padres Conciliares en la elaboración de un nuevo catecismo y en la definición de lo que se llamaría en adelante el rito tridentino. El propósito palmireniano entroncaba pues perfectamente con las necesidades del momento.

  • 14 Véase Gallego, 1994.
  • 15 El estudioso, pp. 32-33.

10 Tratándose de un tema religioso, no deja de sorprender, en un autor como Palmireno, tan prolijo en referencias bibliográficas14, la falta de mención precisa de la o las fuentes que pudo utilizar para redactar su Declaración. En realidad, dicha fuente estaba señalada en la lista de los libros en latín aconsejados al alumno que empezaba a «entender medianamente a Terencio»15. Se trata del Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand, obispo de Mende, libro que encabezaba, pero sin indicación de autor, dicha lista.

  • 16 Ver Mesnard, 1967. En esta tesis inédita, el Padre Clarence Mesnard catalogó 122 manuscritos y seña (...)
  • 17 La edición princeps es de Maguncia, por Juan Fust y Pedro Schoeffer, en 1459. A partir de esa fecha (...)
  • 18 Ver Thibodeau, 1992, p. 152.
  • 19 Ver Buijssen, 1966, pp. 23-24. Señala la presencia en el Archivo capitular de la Catedral de Toledo (...)
  • 20 Ver Rabel, 1992, p. 172.

11¿Por qué, al redactar su tratadito, no nombró Palmireno al obispo de Mende? Tal vez por la misma notoriedad del canonista. Su obra había sido muy difundida, a partir del siglo xiii, como lo atestiguan los manuscritos conservados hasta hoy16 y las numerosas impresiones que salieron a luz a partir de 145917. Es de suponer que el público al que se dirigía Palmireno no vacilaba en asociar el Rationale con el nombre de Guillaume Durand. En efecto, había venido a ser extraordinariamente popular esta obra, no tanto por la originalidad del obispo de Mende, ni por sus interpretaciones particulares de los oficios divinos, sino porque constituía un manual enciclopédico acerca de cuanto se refería a la liturgia18. De este éxito dan fe las traducciones que se hicieron en lengua vernácula: francés, español19 e italiano20.

12 Cabe otra explicación del silencio bibliográfico de Palmireno, y es aquella misma que el autor proporcionaría, años después, en 1575, en la «Epístola dedicatoria» del Camino de la Iglesia, epístola dirigida a doña Doña Mariana Díaz de Guevara y en la que se disculpa por la ausencia de referencias precisas:

  • 21 Camino, «Epístola», f. A 4.

Cuando yo comencé este trabajo, como no pensaba que había de seruir sino para mí, no señalaba hoja ni capítulo; sólo tenía cuenta en hallar algo para con brevedad mover mi entendimiento tan distraído en siete horas, cada día, en la escuela y mi familia. Agora, viendo que ha de salir a luz, no tengo espacio para advertir: «esto es de tal hoja, de tal autor». Basta que confieso que si algo hay malo en este compendio, eso es flaqueza mía; y si bueno, de San Jerónimo y de los cinco tomos de fray Laurencio Surio, y de Marco Marulo, y Luis Vives. Pero de libros de romance, es del lucero de España fray Luis de Granada, verdadero retórico de Cristo, y del que compuso la Torre de David, del dulce Orozco, y del doctísimo Hector Pinto21.

13Sea lo que fuere, comprobamos que en esta referencia a las fuentes, no se halla el Rationale, el cual, como voy a demostrar con el cotejo de algunos apartados, es la fuente no declarada, pero constantemente utilizada para estas aclaraciones del simbolismo de la liturgia católica.

14El Rationale Divinorum officiorum constaba de ocho libros así titulados:

Lib. I. De ecclesia et ecclesiasticis locis et ornamentis, de consecrationibus et sacramentis

Liber II. De ministris et ordinibus ecclesiasticis et de eorum officiis

Lib. III. De indumentis seu ornamentis sacerdotum atque pontificum et aliorum ministrorum

Lib. IV. De missa et singulis que in ea aguntur

Lib. V. De divinis officiis tam nocturnis quam diurnis in genere

Liber VI. De officiis dominicarum et quarumdam feriarum et festivitatum domini et eiuniorum quatuor temporum

Lib. VII. De sanctorum festivitatibus

  • 22 Cito a partir de la edición de 1995, en el tomo CXL del Corpus Christianorum. Traducción: «De las i (...)

Lib. VIII. De computo et calendario et de pertinentibus ad illa22.

15 En su Declaración, Palmireno, después de un preámbulo de tres apartados, en el que justifica su propósito, entra en materia dando una definición de los términos Iglesia, Sinagoga, Sion, Templo, Tabernáculo, empezando por la etimología de las palabras:

Camino, p. 49

Rationale, pp. 11-12

El ayuntamiento de los católicos se dice Iglesia, que es convocación donde todos están convocados.

Llamábase en la Ley Vieja Sinagoga, que es congregación.

También se dijo Sion, que es especulación del peregrino que de lejos mira su patria, digo el cielo.

Ecclesia ergo grece dicitur, convocatio latine, quia omnes ad se vocat…

Sinagoga quoque grece congregatio dicitur, quod proprium nomen Iudeorum populus tenuit…

Dicitur etiam presens Ecclesia Sion, eo quod ab hac peregrinatione longe posita promissionem rerum celestium speculatur, et ideo Sion, id est speculatio, nomen accepit.

Camino, p. 50

Rationale, p. 14, Apartado 5

Antes de Salomón, llamose el templo tabernaculum, como eran las tiendas y paballones del ejército de Josué en figura de la Iglesia militante que hoy tenemos…

El tabernáculo partido de las cortinas por el velo que se ponía en medio para cubrir el Sancta sanctorum era el de Salomón de 4 colores de cortinas, como el mundo de 4 elementos (Reges, cap. 8). La parte del tabernáculo donde el pueblo sacrificaba, representaba la vida activa que es en la dilección del prójimo, donde ministraban los Levitas, la contemplativa…

Quando postea vetustate consumptum est, iussit Dominus fieri templum quod Salomon edificavit opere mirificum, duas habens partes ut in tabernaculum (IIIRe. c.viii). Ab utroque vero, scilicet a tabernaculo et a templo, nostra materialis ecclesia formam sumpsit in cuius parte anteriori populus audit et orat, in sanctuario vero clerus orat, predicat, jubilat et ministrat.

16 Tratándose de los lugares sagrados, se aleja Palmireno del orden del Rationale y enumera las palabras que remiten a los lugares sagrados y venerables, añadiendo referencias a Petrus Bellonius y Lilius Gregorius. Adición que corresponde al prurito filológico de un maestro deseoso aprovechar cualquier oportunidad para enriquecer el vocabulario de sus discípulos:

  • 23 Pierre Belon, De admirabili operum antiquorum et rerum suscipiendarum praestantia, liber primis. De (...)
  • 24 Lilio Gregorio Giraldi, Lilii Gregorii Gyraldi … de sepulchris et vario sepeliendi ritu libellus, B (...)
  • 25 Camino, p. 51.

Los lugares sagrados hoy son: templum, fanum, delubrum, sacellum, cœnobium, monasterium. Lugares venerables son: xenodochium, cœmiterium, polyandrium, sepulchrum, tumulus, monumentum, sarcophagus, bustum, vrna, piramides, aunque estos postreros hoy los cristianos no usamos dellos. Leerás a Petrus Bellonius23 y Lilius Gregorius24, De funere ueterum25.

17Pero, renglón seguido, se atiene de nuevo al texto de Guillaume Durand, como a propósito de la fundación de las iglesias, en el apartado noveno que es una traducción-compendio del cap. VII del Rationale.

18 Expone a continuación la significación simbólica del agua bendita (Apartados 10, 11 y 12), de la orientación del altar (Apartado 13), de la configuración de la iglesia, comparada con el cuerpo de un hombre:

Camino, p. 53

Rationale, p. 17

Está el templo como cuerpo de hombre: la cabeza, el altar; los brazos, aquella cruz que hace el cimborio; lo demás hacia el coro, piernas y pies.

Dispositio autem ecclesiae materialis modum humani corporis tenet. Cancellus namque, sive locus ubi altare est, caput representat, crux ex utraque parte brachia et manus, reliqua pars ab occidente quicquid corporis superesse videtur.

19Siguiendo las divisiones del Rationale, va explicando el sentido del gallo en la veleta:

Camino, p. 53

Rationale, p. 19

El gallo que se pone sobre algunos templos significa el predicador, porque el gallo vela y con su canto divide las horas de la noche, despierta a los que duermen, señala el día que viene.

Gallus supra ecclesiam positus predicatores designat, gallus enim profunde noctis pervigil horas suo cantu dividit, dormientes excitat, diem appropinquantem precinit…

20El de las ventanas o vidrieras:

Camino, p. 54

Rationale, p. 20

Las vidrieras denotan las escrituras divinas, que quitan el viento y lluvia, digo las cosas dañosas a nuestras almas, y les dan la claridad del Sol divino y son dentro más anchas que de fuera, porque el sentido místico es más ancho y excelente que no el literal.

Fenestre ecclesie vitree sunt scriptura divina que ventum et pluvia repellunt, id est nociva prohibent, et dum claritatem veri solis, id est Dei, in ecclesiam, id est in corda fidelium transmittunt, inhabitantes illuminant. He intus latiores sunt quia misticus sensus amplior est et precellit literralem.

21El de la sacristía:

Camino, p. 54

Rationale, p. 23

La sacristía donde el sacerdote se viste significa cómo el Señor salió del vientre de la Virgen al mundo al modo que el sacerdote sale al altar.

Sacrarium, sive locus in quo sacra reponuntur, sive in quo sacerdos sacras vestes induit, uterum sacratissime Marie significat in quo Christus se sacra veste carnis vestitit.

22El de la lumbre en los altares:

Camino, p. 54

Rationale, p. 24

La lumbre en los altares representa a Cristo y a la doctrina de los Apóstoles que resplandece en su Iglesia.

Lumen quod in ecclesia ascenditur Christum significat iuxta illud: Ego sum lux mundi et Iohannes: Erat lux vera, etc.

23 Del capítulo II del Rationale, siempre del primer libro, extrae la explicación de la presencia de la cruz en medio de algunas iglesias:

Camino, p. 54

Rationale, p. 24

En algunas iglesias está en medio la Cruz triunfal, porque de medio el coraçón amamos al que en ella nos redimió; está alzada y derecha, mostrando la victoria de Christo.

Crux triumphalis in plerisque locis in medio ecclesie ponitur ad notandum quod de medio corde redemptorum diligimus…

24 En cambio pasa por alto lo que se refiere al claustro, a la sede episcopal, a la asamblea de los fieles, al velo impuesto a las mujeres en el templo, al derecho de asilo en la iglesia, a la exclusión de los criminales, etc.

25 En su capítulo III, dedicado a los velos y adornos de la iglesia, Palmireno introduce comentarios que no podían estar en el Rationale. Vuelve sin embargo al texto de Guillaume Durand a propósito de la presencia de imágenes o estatuas, en un apartado interesante por aludir a la controversia con los musulmanes. Comprobamos, al respecto, que Palmireno no actualiza el texto del obispo de Mende, como hubiera podido hacerlo con una alusión directa a los protestantes:

Camino, pp. 54-55

Rationale, p. 34

Las pinturas e imágines llámanse laicorum lectiones et scripturae. Y aunque nos reprehenden los de Mahoma porque parecemos idólatras, seguimos la Santa Iglesia Romana según los versos siguientes que hoy día se leen en Venecia encima de una imagen de un crucifijo, traducidos de griego en latín, que dicen así:

Nam Deus est, quod imago docet, sed non Deus ipsa.

Hanc videas, sed mente colas quod cernis in ipsa.

Dios es lo que la imagen representa,

mas no es ella Dios, ni tal se piense.

Con los ojos corporales mira su figura

y con el alma adora lo que sientes.

Picture et ornamenta in ecclesia sunt laicorum lectio et scripture, unde Gregorius: Aliud est picturam adorare, aliud per picture hystoriam quid sit adorandum ad discere… Pagani vero ymagines seu yconias et idola adorant, quod Sarraceni non faciunt qui ymagines nec habere nec videre volunt, moti ex verbo illo: Non facies tibi omnem similitudinem eorum qui in celo vel in terra, vel in aquis vel sub terra. Exo. xxc et ex aliis auctoritatibus que statim secuntur, nos valde super hoc increpantes.

26 Como en el libro III del Rationale, propone Juan Lorenzo Palmireno la explicación y la justificación de la presencia en la iglesia del trono, de la cruz, de las imágenes representando ángeles, ancianos, animales y evangelistas, apóstoles, san Pablo y san Pedro, patriarcas y profetas, Cristo, san Juan Bautista, mártires, doctores y vírgenes, o también de los huevos del avestruz que se encuentran en algunas iglesias:

Camino, pp. 58-59

Rationale, p. 49

Los huevos de la avestruz colgados en los templos son para mover admiración a los laicos, como cosa rara; y también porque esta ave es descuidada y déjase los huevos en la arena; y viendo cierta estrella, acuérdase y buelve y con sola la vista los coba. Y si por el pecado nos olvidamos de nuestra alma, en la iglesia con la lumbre del Señor nos reconocemos y hacemos penitencia.

In nonnulis ecclesiis ova structionum et hiusmodi, que admiratione inducunt et que raro videntur, consueverunt suspendi, ut per hoc populus ad ecclessiam trahatur et magis afficiatur. Rursus aiunt quidam quod structio tanquam avis obliviosa dereliquit in sabulo ova sua, demum quedam stella visa recordatur et redit ad illa et aspecto suo fovet ea. Ova ergo in ecclesiis suspendentur ad notandum quod homo propter peccatum a deo derelictus, si tandem divino lumine illustratus recordatur, delictorum suorum penituerit et ad ipsum redierit…

  • 26 Camino, pp. 60-62.
  • 27 Rationale, Liber VI, cap. LXXXIII, De bautismo, pp. 413-429.

27Pasa luego por alto todo lo que se refiere a la consagración de la iglesia, al modo de tocar las campanas. En cambio, después de explicar el interés de los relicarios (Apartado 44), procede a una larga exposición a propósito del bautismo26 que no corresponde a las aclaraciones que da Guillaume Durand en el Liber VI, cap. LXXXIII27.

28 Del libro II del Rationale, De ministris et ordinibus ecclesiasticis et de eorum officiis, extrae una nueva división que consiste en una breve enumeración:

Camino, p. 62

Rationale, p. 124

Los que siruen en esta casa son: Clerici, Anacoretæ, Monachi, Eremitæ, Cœnobitæ, Gyrouagi.

Sunt autem quatuor genera monachorum: alii sunt cenobita, qui videlicet in communi monasterio regula et vita obediente maiorum deserviunt; alii sunt anachorité…

  • 28 Camino, pp. 67-68.
  • 29 Diego Sánchez de Badajoz, Farsa del Santíssimo Sacramento. / Son ynterlocutores dos pastores, vno q (...)

29El capítulo del tratadito titulado Contemplación en la misa28 corresponde al Lib. III. De indumentis seu ornamentis sacerdotum atque pontificum et aliorum ministrorum del Rationale. En él ofrece Palmireno la explicación simbólica de los atuendos del sacerdote (el amito, el alba, el cordón, la estola, el manípulo, la casulla), explicación que anteriormente había sido utilizada por Diego Sánchez de Badajoz en su Farsa del Santíssimo Sacramento. En dicha farsa, en efecto, asistimos a una para nosotros inverosímil disputa teológica —conforme a las convenciones de la farsa o de los autos— entre dos pastores, Juan y Pablo, que evocan la omnipresencia divina. Interviene entonces un fraile que se propone apaciguar la reyerta, aleccionar a los dos pastores, y declararles «algunas de las sinificaciones y misterios de la missa» como lo prometía el título29.

  • 30 Cazal, 2001. Me complace manifestar aquí mi gratitud a Françoise Cazal, Directora del equipo Lemso-(...)

30El talante pedagógico del sacerdote-dramaturgo de Talavera, como lo llama Françoise Cazal en su estudio30, proponía así en su Farsa del Santísimo Sacramento una escenificación o teatralización del simbolismo de los atuendos litúrgicos, siguiendo el mismo orden de exposición del Rationale, como lo haría años después Palmireno:

  • 1

Camino, p. 67

Farsa, vv. 317-370

Rationale, pp. 184-195

El sacerdote revestido representa a nuestro Redemptor en su Pasión.

El amito en la cabeza es por la corona de espinas.

La camisa o alba, la vestidura blanca en casa de Herodes.

El cordón denota la cuerda con que le ataron en el Huerto.

El manípulo, la cuerda con que fue atado a la columna.

La casulla, la veste púrpurea en casa de Pilatus. Saliendo el sacerdote revestido, denota la Encarnación y Aduiento del Señor.

Frayle

Y avn la sinificación
os diré, porque sintáis,
quando las misas oyáis,
a tener contemplación.
Al amito
Aqueste amito tocado
es de Christo seña cierta
que fue en su cara cubierta
quando fue abofeteado,
y es el saçerdote armado
su cabeça de prudencia,
con la qual juzga y sentencia
En qualquier hecho pensado.

A la camisa
La camissa y su blancura
nos muestra Christo escarnido,
en cas de Herodes vestido
de vna blanca vestidura;
y en el clérigo figura
la blancura verdadera
que ha de tener dentro y fuera
con yntención santa y pura.

Al çeñidor
Representa çeñidor
Christo, sin duda ninguna,
amarrado a la coluna,
açotado en derredor;
y en el clérigo, el rigor,
que se ciña de justicia
castigando su malicia
y vñéndose a su Señor.

Al manípulo
El manípulo, por cierto,
de la muñeca colgado,
muestra a Christo maniatado
quando fue preso en el huerto;
y es vn açote dispierto
que con penitencia abiua
al alma que está cabtiua,
a quien el pecado ha muerto.
A la casulla
La casulla de color
colorada, nos figura
la púrpura vestidura
que vistieron al Señor;
ponla encima por primor
el clérigo, en la verdad,
en muestra de caridad,
de virtudes la mejor.
Deste modo ataviado
el sacerdote celebra
31.

De amictu

Primo de sex ornmentis episcopis et sacerdotibus communibus est, secundum premissa, dicendum. Lotis itaque manibus, episcopus seu sacerdos celebraturus assumit amictum, quod caput tegitur, quem pontifex loco ephot, sive superhumerales et rationalis habet; et nunc etiam superhumerale vocari potest, significans salutemque perfidem tribuitur… Amictus etiam representat operimentum quo Iudei velabant faciem Christi dicentes, Mt. xxvi: Prophetiza nobis, Christe, quis est qui te percussit.

De alba

Post amictum camisiam, sive albam, sacerdos induit, que membris corporis convenienter aptata, nihil superfluum aut dissolutum in vita sacerdotis, aut in eius membris, esse debere demonstrat.

De zona seu cingulo…

Cingulum ergo iustitiam significat, cuius duo sunt brachia sese constringentia, scilicet declinare et a malo et operari bonum. Representat etiam flagellum quo Pylatus cecidit Iesum, Io. xix.

De manipulo…

Manipulus etiam representat funem quo Iesus comprehensus a Iudeis ligatus fuit; unde Io. xiii.

De casula seu planeta…

Hic etiam representat purpureum vestimentum quo milites circumdederunt Iesum. Io. xx.

31Un poco más adelante, añade Diego Sánchez de Badajoz otra explicación que, como señalé anteriormente, proponía el Rationale a propósito de la sacristía.

Camino, p. 54

Farsa, vv. 385-392

Rationale, p. 23

La sacristía donde el sacerdote se viste significa cómo el Señor salió del vientre de la Virgen al mundo al modo que el sacerdote sale al altar.

Sale de la sacristía
según que dixe vestido,
como Christo ya nascido
de aquella Virgen María;
cruz y luz lleua por guía,
penitencia con bautismo…

Sacrarium, sive locus in quo sacra reponuntur, sive in quo sacerdos sacras vestes induit, uterum sacratissime Marie significat in quo Christus se sacra veste carnis vestitit

  • 32 Pérez Priego, 1982.
  • 33 Rodríguez-Santier, 1996, pp. 163 y 169.

32 Analizando el funcionamiento de este tipo de parlamento de tipo didáctico en las farsas del bachiller extremeño, Teresa Rodríguez Santier argumenta, en contra del parecer de Miguel Ángel Pérez Priego32, que este discurso doctrinal «no es un mero añadido … estático ... sin otro fin y función que el de introducir ciertos puntos dogmáticos en la Farsa», sino que contribuye a la coherencia dramática de la obra33. Sea lo que fuere, estas aclaraciones frailunas hacen poca mella en la mente de los dos pastores, agobiados en efecto por tanta glosa que despiden burlonamente al predicador. Sin embargo, estos parlamentos del Fraile no dejan de ser interesantes, en la medida en que constituyen un intento de escenificación o teatralización de la liturgia, y corresponden a un mismo propósito de vulgarización de un saber reservado normalmente al clero.

  • 34 Gallego, en prensa/a.

33 Estos abreviados cotejos no dejan lugar a dudas en cuanto a la deuda de Palmireno con la obra del canonista francés. Pero hay que precisar en seguida que su adaptación, traducción, compendio o plagio —procedimiento frecuente en la redacción de las obras palmirenianas—34, corresponde también a una evolución clave en la transmisión del saber litúrgico, si consideramos la modernidad de ciertos planteamientos respecto a la actitud propuesta a los fieles.

34 Se suele decir en efecto que la liturgia tridentina limitaba el papel de los fieles a oír y a ver, y no a participar en la celebración, y que hay que esperar el Sacrosanctum concilium de Vaticano II para que se incite al pueblo a participar activamente en la liturgia. En realidad, la actitud que aconseja Palmireno durante la misa contiene ya el germen de la futura reforma, en la medida en que insiste en la participación de los fieles en la celebración de la Eucaristía, sin quitarle, claro está, la voz cantante al sacerdote, como podemos comprobar a continuación:

  • 35 Mío el subrayado.
  • 36 Camino, p. 68.

Acuérdate que no sólo venimos a oír misa, mas a hacerla con el Sacerdote, digo a ofrecer y hacer sacrificio con él35. Así como cuando van cuatro o cinco embajadores, el más autorizado habla por todos, así por la mano del sacerdote ofrecemos todos; pero él es escogido por Dios para que ofrezca, nosotros para asistir, servir y escuchar atentamente lo que dice con voz alta36.

35Es preciso, además, fijarnos en la restricción que señala Palmireno a propósito de las lecturas devotas durante la misa:

  • 37 Mío el subrayado.
  • 38 Camino, ed. 1591, Al lector, f. A 7.

He buscado historias de santos que responden a los consejos que él [Luis de Granada] da; y, yendo a los divinos oficios, o en el camino, o en el mismo templo, en tanto que los sacerdotes se aparejan37, leyendo un ejemplo destos, quedará la caridad inflamada, para que allí tengamos el recogimiento debemos38.

36Y más adelante:

  • 39 Camino, p. 68.

Pues no se puede decir oración mejor ni palabras más santas que las que en la missa se dicen; no debe el cristiano rezar sino contemplar los misterios dellas, y si todavía quiere rezar, sea desde que dicen Sanctus hasta la comunión39.

37 Con lo cual desaconseja recurrir a oraciones ajenas a la liturgia a la cual asisten y condena una actitud que contribuía —y siguió contribuyendo hasta una fecha reciente— a establecer una distancia entre la liturgia y el pueblo cristiano. Lo pude comprobar en mi juventud viendo a las ancianas rezar el rosario durante la Misa. Remito a este propósito a la conclusión de un especialista contemporáneo, Paul De Clerck, que declara:

  • 40 De Clerck, 2000, p. 87.

Il faut prendre acte du fait que, depuis au moins un millénaire, les textes de la liturgie, célébrée en latin, étaient devenus incompréhensibles; c’est l’un des éléments qui ont créé le fossé entre liturgie d’une part, piété et dévotion d’autre part, fossé parallèle à celui qui a séparé pendant si longtemps théologie et spiritualité. En fait, les Chrétiens participaient bien à la liturgie, mais à leur manière, en “priant” comme on dit; il faut reconnaître que la liturgie était devenue comme une occasion de prière personnelle, mais que cette prière n’était pas celle de la liturgie elle-même […]. […] le prêtre disait sa messe, et les fidèles y assistaient40.

38Vaticano II había de recordar que las acciones litúrgicas no eran acciones privadas sino celebraciones de la Iglesia, en el sentido etimológico de una ‘colectividad o asamblea’.

  • 41 Esta necesidad de vulgarizar la liturgia, la había experimentado también el prestigioso cronista de (...)

39 Así fue cómo contribuyó Juan Lorenzo Palmireno a la transmisión de la simbólica de la liturgia católica, adaptando para un público no “ladino” las aclaraciones que dos siglos antes reuniera para el clero un canonista de la talla de Guillaume Durand en su enciclopédico Rationale divinorum officiorum41. La modernidad del planteamiento palmireniano en la adaptación-traducción-compendio-compilación o plagio, de la obra del obispo de Mende radica esencialmente en el propósito de definir una nueva devoción, más consciente y más participativa respecto a los misterios celebrados y adaptada no sólo a los alumnos de sus clases sino a la mayoría de los fieles.

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Bibliografía

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Notas

1 Véase Gallego, 1982.

2 Juan Lorenzo Palmireno, Catecismo o Suma de la religión cristiana, compuesta en lengua francesa por el maestro Emondo Auger de la Compañía de Jesús y traducida por Lorenzo Palmyreno, Valencia, Juan Mey, 1565.

3 Juan Lorenzo Palmireno, El estudioso de la aldea compuesto por Lorenço Palmireno, con las quatro cosas que es obligado a aprender un buen discípulo, que son: Deuoción, Buena Criança, Limpia doctrina y lo que llaman Agibilia, Valencia, Juan Mey, 1568.

4 Véase Gallego, 1993.

5 Véase Gallego, 2005.

6 Juan Lorenzo Palmireno, El estudioso de la aldea, Valencia, Pedro Huete, 1571, pp. 85-102.

7 Juan Lorenzo Palmireno, Camino de la Yglesia que el Christiano ha de seguir quando ua a oyr los divinos officios illustrado de historias de sanctos con un breue Flos Sanctorum. Compuesto por Lorenço Palmyreno y dirigido a la muy illustre Señora Doña Mariana Díaz de Guevara y Aragón, señora de Endilla. etc., Valencia, Pedro de Huete, 1575. La segunda edición conocida fue impresa en Barcelona por Sebastián Cormellas, en 1591. La tercera, también de Barcelona, por Sebastián Cormellas, en 1592, es una reproducción de la anterior. Sólo cambia la fecha de imprenta.

8 Pedro Antonio Beuter, el famoso autor de la Crónica General de toda España, publicó un Sumario del libro de las ceremonias de la misa, Valencia, Juan Mey, 1544. Es una traducción y compendio de su Cæremoniæ ad Missam. Ubi de ritu quo sacrificium christianorum celebrabatur antiquitus, Valencia, Juan Jofredo, 1527, reeditado en León de Francia por Gaspar Trechel, 1542, y en Barcelona por Claudio Bornat, 1559. Véase al respecto Vicente Ximeno, Escritores del Reyno de Valencia…, I, pp. 103-104.

9 El estudioso, pp. 17-18 (modernizo todas las citas de las obras de Palmireno).

10 Véase Gallego, en prensa/b.

11 Citaré a partir de la edición de Camino de 1575, en que ocupa las pp. 48-68.

12 Camino, p. 48.

13 Camino, p. 49.

14 Véase Gallego, 1994.

15 El estudioso, pp. 32-33.

16 Ver Mesnard, 1967. En esta tesis inédita, el Padre Clarence Mesnard catalogó 122 manuscritos y señaló la existencia de 17 más que no pudo consultar. Actualmente se conocen 151 manuscritos completos. Véanse Davril y Thibodeau, 1995-2000, vol. I pp. 211-216.

17 La edición princeps es de Maguncia, por Juan Fust y Pedro Schoeffer, en 1459. A partir de esa fecha se han podido catalogar 111 ediciones (ver Albaric, 1992). Sólo se imprimió una vez en España, en Salamanca, en la imprenta de Juan Varela (Palau y Dulcet, 1923, tomo IV, núm. 77569).

18 Ver Thibodeau, 1992, p. 152.

19 Ver Buijssen, 1966, pp. 23-24. Señala la presencia en el Archivo capitular de la Catedral de Toledo de un manuscrito del Rationale en castellano.

20 Ver Rabel, 1992, p. 172.

21 Camino, «Epístola», f. A 4.

22 Cito a partir de la edición de 1995, en el tomo CXL del Corpus Christianorum. Traducción: «De las iglesias y de los lugares sagrados / De los ministros y de las órdenes eclesiásticas y sus funciones / De los vestidos y atuendos del sacerdote, de los pontífices y otros ministros / De la Misa y de lo que ocurre durante su celebración / De los oficios divinos, tanto diurnos como nocturnos / De los oficios del domingo en particular y de otras fiestas religiosas y de las Cuatro Témporas / Del santuario / Del cómputo, del calendario y de cuanto se relaciona con él». La Biblioteca Central Universitaria de Toulouse conserva una edición de 1494 (Service fonds ancien, resp. 4734, BU Arsenal).

23 Pierre Belon, De admirabili operum antiquorum et rerum suscipiendarum praestantia, liber primis. De medicato funere seu cadavere condito et lugubri defunctorum ejulatione liber secundus…, Paris, Guillaume Cavellat, 1533.

24 Lilio Gregorio Giraldi, Lilii Gregorii Gyraldi … de sepulchris et vario sepeliendi ritu libellus, Basileæ, apud M. Isingrinium, 1539.

25 Camino, p. 51.

26 Camino, pp. 60-62.

27 Rationale, Liber VI, cap. LXXXIII, De bautismo, pp. 413-429.

28 Camino, pp. 67-68.

29 Diego Sánchez de Badajoz, Farsa del Santíssimo Sacramento. / Son ynterlocutores dos pastores, vno que se dize Iuan / y otro Pablo, y vn Frayle que les declara algunas de / las sinificaciones y misterios de la missa. Compuesta / y hordenada por el bachiller Diego Sánchez de Badajoz. Es vna de las farsas que entran en su Reco/pilación. Con privilegio.

30 Cazal, 2001. Me complace manifestar aquí mi gratitud a Françoise Cazal, Directora del equipo Lemso-Framespa, que me proporcionó el texto de la Farsa del Santíssimo Sacramento.

31

32 Pérez Priego, 1982.

33 Rodríguez-Santier, 1996, pp. 163 y 169.

34 Gallego, en prensa/a.

35 Mío el subrayado.

36 Camino, p. 68.

37 Mío el subrayado.

38 Camino, ed. 1591, Al lector, f. A 7.

39 Camino, p. 68.

40 De Clerck, 2000, p. 87.

41 Esta necesidad de vulgarizar la liturgia, la había experimentado también el prestigioso cronista de Valencia, Pedro Antonio Beuter que después de publicar De recto sacrificii oblatione et cærimoniis ad missam (Lugduni, Gasparem Trechel, 1542), lo tradujo dos años después: Sumario del libro de las ceremonias de la Misa (Valencia, Juan Mey, 1542).

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Para citar este artículo

Referencia en papel

André Gallego, «La vulgarización de la liturgia en el ambiente del Concilio de Trento. Una fuente privilegiada por Juan Lorenzo Palmireno: el Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand»Criticón, 102 | 2008, 21-35.

Referencia electrónica

André Gallego, «La vulgarización de la liturgia en el ambiente del Concilio de Trento. Una fuente privilegiada por Juan Lorenzo Palmireno: el Rationale divinorum officiorum de Guillaume Durand»Criticón [En línea], 102 | 2008, Publicado el 15 enero 2020, consultado el 07 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/criticon/10071; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/criticon.10071

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André Gallego

LEMSO-FRAMESPA, Universidad de Toulouse-Le Mirail

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