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AccueilNuméros33La perplejidad del desdoblamiento

La perplejidad del desdoblamiento

Una isotopía en tres relatos de Jorge Luis Borges
La perplexité du déploiement. Une isotopie dans trois nouvelles de Jorge Luis Borges
The perplexity of the Unfolding. An Isotopy in Three Stories by Jorge Luis Borges
Daniel Prasnicki Amaro
p. 43-61

Résumés

L’un des traits les plus remarquables de la narration de Jorge Luis Borges est l’utilisation particulière qu’il fait du thème du double, notamment dans l’intrigue et l’imagerie de ses récits. À cela contribuent des éléments textuels qui s’agencent et se structurent dans des trajectoires sémantiques et syntaxiques qui témoignent de la maîtrise narrative de Jorge Luis Borges, tout en devenant une constante stylistique de l’auteur. Cet article analyse l’isotopie du dédoublement dans trois récits de l’auteur – « Pierre Menard, autor del Quijote », « Tlön, Uqbar, Orbis Tertius » et « El Inmortal ».

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Texte intégral

1En la narrativa de Jorge Luis Borges, el tema del doble es un elemento constante y distintivo que se manifiesta en la estructura y en el estilo de sus relatos. En este artículo, nos proponemos analizar la isotopía de la duplicación en tres de sus cuentos: «Pierre Menard, autor del Quijote», «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» y «El Inmortal».

2La isotopía de lo duplicado es un procedimiento interesante que permite al autor realizar diversas puestas en abismo y diferentes elipsis en la trama narrativa. Nuestra intención es examinar cómo las iteraciones semánticas de la isotopía de la duplicación se manifiestan en los relatos seleccionados, y mostrar cómo contribuyen a crear ambientes y formas especulares que suscitan la perplejidad y la paradoja inherentes a la temática del desdoblamiento en la narrativa de Borges.

3Este análisis se desarrollará en distintas secciones, que incluirán una explicación del concepto de isotopía, los tipos de isotopía y la metodología empleada, así como una discusión sobre la noción de duplicidad y un análisis detallado de los tres cuentos elegidos. Este artículo se enmarca en un contexto centrado en la narrativa breve de autores iberoamericanos. En este sentido, nuestro objetivo es mostrar cómo la isotopía de la duplicación es un rasgo característico de la narrativa breve de Jorge Luis Borges, y cómo contribuye esta isotopía a la complejidad y riqueza de su obra.

Concepto de isotopía

  • 1 Umberto Eco es uno de los teóricos que trata las isotopías; lo hace en la sección dedicada a «Las (...)

4Algirdas Julien Greimas en su obra Semántica estructural (1987) trató por primera vez la noción de isotopía. Tras él, otros teóricos dedicados a la semiótica, como Umberto Eco o Yuri Lotman, han profundizado en este concepto, generando un ingente debate a lo largo del tiempo. Tal polémica se debió a que la notable definición de Greimas sobre la isotopía como «conjunto redundante de categorías semánticas que hace posible la lectura uniforme del relato» (1977: 222) constituyó, en cierta medida, una precisión opaca. Asimismo, se produjo una gran necesidad de profundizar en esta concepción debido a que su explicación inicial en la conocida obra era un tanto vaga, aunque fuera todo un acierto analizar la iteración de los sentidos en el plano semántico (Greimas, 1987: 110). Una de las principales voces que puso de relieve tales dudas acerca de esta noción fue la de Umberto Eco, el cual, en su obra sobre la cooperación interpretativa en los textos narrativos, Lector in fabula1 (1981), alega que la noción de isotopía se ha convertido en un término voluble cuya función consiste en agrupar diferentes fenómenos semióticos, o bien, fundadas propuestas de lectura.

  • 2 Rocco Mangieri especifica en Tres miradas, tres sujetos: Eco, Lotman, Greimas y otros ensayos sem (...)

5La inestabilidad terminológica de este concepto (importado del ámbito de la física2) quedaba de relieve cuando el propio Greimas (1987: 109-110 reconoce que: «La dificultad aumenta, en cambio, tan pronto como rebasamos las dimensiones de la frase» ). Sobre este tema, Greimas parece inclinarse más por una interpretación de la isotopía como una categoría única, en vez de como categorías múltiples en un discurso articulado: «Tanto en un caso como en otro, la principal dificultad de la lectura consiste en descubrir la isotopía del texto y poder mantenerse en ella».

6No obstante, sí se puede concluir que la clave de este concepto radica en la iteración de un determinado sentido en el texto, de modo que dicha reiteración constituye una propuesta interpretativa válida para la significación de la obra a estudiar. Para asirnos a una definición más precisa, tomamos en cuenta lo que explica al respecto —de modo muy sintético— Demetrio Estébanez Calderón en el Diccionario de términos literarios :

Según este principio y la definición de Greimas, existe una isotopía cuando, a lo largo de un texto, se repiten una serie de semas en el conjunto de palabras integrantes del mismo y que están relacionadas en torno a uno o varios ejes semánticos que conforman dicho texto como un todo unitario y coherente. Esta recurrencia o redundancia de elementos semánticos jerárquicamente organizados sobre dichos ejes posibilitan una lectura uniforme a partir de las lecturas parciales de los enunciados. Junto a estas isotopías de contenido, se habla también de isotopías de la expresión, entre las cuales figurarían las recurrencias sintácticas, fonemáticas, métricas: la rima, p. e., podría ser considerada como una forma de isotopía (2016: 695-696).

7Este primer acercamiento a la noción se supera con el que hace François Rastier en Semántica interpretativa, al considerar que la definición de Greimas, «tal como está planteada, […] parece, por consiguiente, demasiado general» (2005: 111). Esto se debe a que la problemática recurrente en este tema ha sido la delimitación jerárquica de las isotopías, ya que, si bien funcionan correctamente en un enunciado simple, en un texto complejo resulta imprecisa su concepción, a pesar del enorme potencial interpretativo que nos ofrecen para el análisis literario. Rastier, asimismo, afirma que con su renovación conceptual ambiciona «brindarnos los medios para tratar ciertos problemas tradicionalmente reservados a la estilística» (Ibid, 115). Puesto que para Rastier «la isotopía es el resultado de un proceso (consciente o no, ahí no está el asunto) de codificación y de decodificación» (Ibid, 117). Por lo tanto, lo que se nos aportará aquí es una metodología que nos permitirá aislar peculiaridades reiteradas en el estilo de un determinado autor, configurándose diversos itinerarios de lectura posibles gracias a las marcas semánticas redundantes en el texto. De este modo, en todo estudio inherente al ámbito temático, gran parte de su éxito depende de una correcta tematización en primera instancia. En lo que respecta a nosotros, para su definición tipológica seguiremos a Rastier. Este autor se propuso, desde la lingüística, sobrepasar el límite frástico para así contribuir a definir la coherencia textual. Esta renovada propuesta de isotopía consistía, como en un principio esbozó Greimas, en elaborar una noción de lectura, pero con el añadido de que la isotopía descubierta no fuese la única interpretación posible, sino, más bien, la elección de una estrategia interpretativa más para un determinado texto; lo cual aportó cierto frescor al debate sobre la teoría isotópica al convertirlas en fundadas propuestas de sentido textual (2005).

  • 3 Se dice de un rasgo semántico —en cuanto a la más pequeña unidad de significación definible en el (...)

8Lo que se busca entonces son recurrencias sémicas para encontrar ejes isotópicos dados. En nuestro caso, el sema isótopo3 que regirá el presente estudio sobre la cuentística de Borges será el de la «duplicación»; eje isotópico que rastrearemos pormenorizadamente en tres relatos claves de su producción: «Pierre Menard, autor del Quijote», «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» y «El Inmortal».

Tipos de isotopía y metodología empleada

9Para precisar nuestra isotopía partimos de una delimitación precedente establecida por Ariza en su estudio sobre la isotopía de la ‘multiplicación’ en la narrativa de Howard Phillips Lovecraft, en la cual se establece que: «también contribuyen a la consolidación de esta isotopía [de la multiplicación] los elementos duplicados o relacionados implícitamente con la isotopía de la duplicidad, la forma más simple de lo múltiple» (2019: 44). Asimismo, la autora concluye su definición de la siguiente manera: «En algunas narraciones, el elemento duplicado mantiene una relación de semejanza con el ‘original’, de modo que el conflicto se fundamenta en las diferencias entre ellos, y la creación de intriga, en la explicación de la duplicación, en el efecto de enigma o misterio» (2019: 44). Es importante recalcar antes de proceder con el análisis, y debido a las dos posibilidades de isotopía que nos ofrece Ariza, que el hallazgo de más de una isotopía en un mismo texto no tiene por qué derivar en la exclusión de una u otra isotopía, sino que pueden —perfectamente— complementarse interpretativamente entre sí, puesto que las isotopías son fruto, en buena medida, de la interacción entre los planos connotativo y denotativo del lenguaje (Rastier, 2005). Es conveniente señalar que, para la investigación que nos proponemos, no consideramos pertinentes los criterios cuantitativos que Rastier esboza (referentes, por ejemplo, a la densidad que ocupen las isotopías dentro del texto en cuestión), puesto que nos centraremos en los aspectos cualitativos de las mismas. De modo que la isotopía específica nos presenta un enorme potencial para el estudio de las conexiones o relaciones metafóricas y simbólicas tan profusas en el ámbito literario.

  • 4 En la semántica lingüística el «sema» es el elemento constitutivo de un semema y puede entenderse (...)
  • 5 Su tercer esbozo son las isotopías semánticas, aquellas destinadas a: «estudiar las redundancias (...)

10Por su parte, François Rastier precisa en Sistemática de las isotopías que una isotopía «no está estructurada; en otras palabras, se trata de un conjunto no ordenado» (1976: 110). Por ello, su hipótesis se basa en que la interpretación o la «lectura [de una isotopía] consiste, entre otras cosas, en identificar qué semema(s) está(n) diseminado(s) en el texto mediante un haz isotópico que reitera sus semas4 nucleares» (Ibid, 111). No obstante, Rastier sí establece un abanico de tipologías para las isotopías posibles. Primero perfila las isotopías del contenido o clasemáticas, las cuales: «Están constituidas por la redundancia de términos de las categorías sémicas que intervienen en la sintaxis» (Ibid, 112). En segundo lugar, precisa las isotopías semiológicas o semémicas, basadas en que: «La manifestación de sememas distintos puede establecer una isotopía a poco que cada uno de estos sememas comporte un sema o un grupo sémico común a las figuras nucleares de los otros sememas» (Ibidem). Para nuestro análisis tendremos en cuenta exclusivamente estos dos tipos de isotopía, a pesar de que Rastier describe tres categorías más al considerar los posibles planos en los cuales el discurso puede iterar5. Nuestra decisión se fundamenta en que los tipos de isotopías seleccionados son los más adecuados para el examen de un texto literario.

11Para este análisis, conviene redefinir en nuestros propios términos la tipología mencionada y delimitar, así, su significado: una isotopía clasemática consistirá de una redundancia sintáctica, con especial atención a los términos que se repiten; mientras que una isotopía semémica se contemplará cuando sememas diferentes compartan uno o más semas en común produciendo entonces una iteración de sentidos. Eva Ariza Trinidad (2019) procede de un modo análogo en su aplicación de la teoría de Rastier en el ya referido artículo «El horror multiplicado: una isotopía en tres relatos de Lovecraft». Aunque en dicho caso se diferencia adicionalmente en dos subtipos posibles para la isotopía de tipo semémica, siendo esta distinción, por un lado, del subtipo sintagmático por la redundancia entre categorías de un mismo campo sémico (comportando así una continuidad que prolonga el sema isotópico) y, por el otro, la del subtipo paradigmático, que se conforma por la iteración entre categorías de diferentes campos sémicos (prolongándose así una discontinuidad que retoma al sema isótopo) (2019). Nosotros consideramos pertinente tal subdivisión para las isotopías de tipo semémico y la aplicaremos de un modo semejante.

Noción de duplicidad

12En cuanto a la noción de duplicidad, existen numerosas maneras para denominar este fenómeno semántico tan frecuente en la ficción literaria; nos referimos al doble, al espejo o reflejo, y al desdoblamiento. En esencia, de lo que se trata siempre este conflicto es de la tensa oposición entre lo verdadero y original versus lo copiado o falso. El factor común es que las nociones de ‘verdad’ y ‘mentira’ se cuestionan, es decir, sus concepciones son problematizadas al dificultarse la correcta y certera identificación del objeto o sujeto evaluado, a causa de la extrema semejanza que presenta con su duplicado. De hecho, Rastier también atisba la misma peculiaridad semántica que nosotros vislumbramos a lo largo de la obra de Jorge Luis Borges: «El desdoblamiento [que] se configura fundamentalmente a través del tema omnipresente del espejo» (2005: 307-308), para citar a continuación como ejemplos paradigmáticos de este proceder los relatos de Borges «Los teólogos», «El espejo de tinta» y «Un lector». De este modo, Rastier, denomina a su tematización «desdoblamiento».

13Otro autor que dedicó una parte de su producción al tema que nos concierne es Umberto Eco en Los límites de la interpretación, justamente en un capítulo titulado «De las falsificaciones», en el cual es examinada ampliamente la cuestión del doble. Primeramente, Eco nos ofrece una escisión terminológica: «Definimos doble [a] una ocurrencia física que posee todas las características de otra ocurrencia física, al menos desde un punto de vista práctico, puesto que ambas poseen todos los atributos esenciales prescritos por un tipo abstracto» (2000: 185). Y acto seguido, Eco ubica el punto de conflicto que tanto caracteriza a esta temática: «Un doble no es idéntico (en el sentido de la indiscernibilidad) de su gemelo, es decir, dos objetos del mismo tipo son físicamente distintos el uno del otro: sin embargo, se consideran intercambiables» (2000: 186). Tomando en cuenta las categorías que hemos glosado, pasemos entonces al análisis de los tres relatos.

Análisis de «Pierre Menard, autor del Quijote»

14La elección de «Pierre Menard, autor del Quijote» como primer cuento del análisis se debe a que constituye el ejemplo más claro y diáfano del procedimiento —tan característico en Borges— de la duplicación. Este relato es una obra ideal para vislumbrar nuestra hipótesis, puesto que su historia es —como su título indica—, justamente, la de una duplicación.

15El argumento del relato se estructura en tres partes: una inicial, en la cual cierto crítico, que hace de narrador, repara en la peculiar obra de un oscuro poeta simbolista francés, llamado Pierre Menard, seguida de un minucioso esbozo en orden cronológico de los trabajos realizados por dicho autor en vida y, finalmente, una asombrosa última revelación sobre la desaparecida obra secreta de Pierre Menard consistente de los vericuetos mediante los cuales este logró generar una réplica exacta, pero fragmentaria, de la primera parte del Quijote. La osada premisa resulta irónica debido a que el narrador sostiene, críticamente, que el valor de la creación de Pierre Menard es significativamente superior a la del propio Cervantes, puesto que, si para este último, dar con el Quijote durante el siglo diecisiete era algo bastante inevitable, para el primero, hacerlo en pleno siglo veinte —sin copiarlo— era de una sutileza sin parangón.

16El primer fragmento que nos concierne para analizar la isotopía es una de las notas al pie de página que figuran en el texto. Esta nota ficcionalizada la añade el narrador-crítico de la historia en la medida que va repasando una elaborada lista de todos los trabajos publicados en vida por Pierre Menard, los cuales han sido compilados previamente por el personaje secundario de Madame Henry Bachelier:

Madame Henri Bachelier enumera asimismo una versión literal de la versión literal que hizo Quevedo de la Introduction à la vie dévote de san Francisco de Sales. En la biblioteca de Pierre Menard no hay rastros de tal obra. Debe tratarse de una broma de nuestro amigo, mal escuchada (Borges, 1974: 446).

  • 6 «La acusación consiste, por tanto, en que madame Henri Bachelier ha compuesto un catálogo donde (...)

El oculto sentido paródico de este peculiar pasaje —contenedor de una duplicación— en los diferentes niveles del relato se produce porque el discurso del narrador-crítico se contradice a sí mismo a partir de este punto, puesto que debería evitar comentar profusamente la obra invisible de Pierre Menard por las mismas razones que le impulsan a condenar la glosa de Madame Henry Bachelier sobre la versión de la versión de Quevedo sobre la obra de san Francisco de Sales6. Este pasaje trata de una duplicación porque se desdobla la Introduction à la vie dévote, creada inicialmente por san Francisco de Sales y replicada (léase duplicada) después por Quevedo.

17Explicada así la duplicación contenida en aquella nota al pie del relato de Borges, la isotopía duplicadora que localizamos en el citado pasaje es una del tipo clasemática, no solo debido a la repetición de la locución versión literal, sino porque, además, sintácticamente, nos hallamos ante una estructura bimembre, puesto que se reproduce la misma posición de las funciones (determinante, seguido del núcleo y su adyacente) en ambos sintagmas.

18El segundo pasaje en que se desarrolla esta isotopía versa del momento en el que el narrador-crítico concluye la enumeración de la obra pública de Pierre Menard para pasar al comentario de una segunda obra del mismo autor que fue realizada secretamente:

Hasta aquí (sin otra omisión que unos vagos sonetos circunstanciales para el hospitalario, o ávido, álbum de madame Henri Bachelier) la obra visible de Menard, en su orden cronológico. Paso ahora a la otra: la subterránea, la interminablemente heroica, la impar (Borges, 1974: 446).

  • 7 Sería así un manuscrito ‘encontrado’ pasado por el tamiz de un narrador poco fiable.

En esta ocasión, apreciamos el despliegue de un tópico que Borges hace suyo llevándolo hasta límites inusitados: el del manuscrito encontrado, que en este caso alcanza una jerarquía semejante a la del propio argumento de la historia que se cuenta. Resulta llamativo el empleo de dicho lugar común porque se trata de un manuscrito encontrado que resulta utópico: el texto comentado por el narrador-crítico ya no existe en su mundo ficcional, por más que se asegure que alguna vez, verdaderamente, existiera7. Esta es una duplicación porque de la obra pública y notoria de Menard se deslinda (y descubre) una segunda obra secreta que fue realizada en conjunto con la primera pero que Menard tuvo la prudencia de eliminar, incinerándola, justo antes de su muerte. En síntesis, lo que se contrapone es el carácter ‘visible’ de una obra frente al carácter ‘invisible’ de la otra, siendo esta la diferencia fundamental entre ambas.

19La isotopía localizada en esta ocasión es del tipo semémica (puesto que la recurrencia no es léxica ni sintáctica sino enteramente semántica) y del subtipo paradigmático (ya que, aunque la iteración se centra en el sema obra, su discontinuidad radica en la contraposición entre los semas ‘visible’ e ‘invisible’).

20En el siguiente pasaje donde se genera la isotopía analizada, el narrador-crítico se permite justificar la duplicación del Quijote que Menard piensa acometer bajo la sencilla premisa de que el duplicado de Menard no es una copia falsa sino —por el contrario— un ente compuesto con bastante originalidad y fruto de una inspiración comparable a la cervantina:

No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran palabra por palabra y línea por línea con las de Miguel de Cervantes (Borges, 1974: 446).

Aquí queda patente cómo se acomete el problema de la originalidad, puesto que lo que el narrador del relato refiere es la actitud del personaje de Pierre Menard, cuya ambición es replicar la inspiración divina o el genio creador cervantino de un modo en el cual no se acometiera, en ningún momento, una falsificación. Resulta especialmente notorio, a su vez, que en el citado pasaje, al tratarse la temática del doble (pues Menard quiere ser Cervantes), se acaba irremediablemente por bordear el tema de la identidad. La isotopía que hallamos en el fragmento citado es clasemática debido a la recurrencia, por completo, sintáctica, puesto que se repite una estructura oracional de dos núcleos con un nexo preposicional intermedio, que se reproduce —de nuevo— tras el nexo coordinante («y») que la precede.

21A continuación, el narrador-crítico sigue enfatizando la manera en la cual llega Pierre Menard al Quijote por ‘sí mismo’, en vez de por Cervantes al no estar transcribiendo —sino «recordando»— la obra de este autor:

Ser en el siglo veinte un novelista popular del siglo diecisiete le pareció una disminución. Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció menos arduo —por consiguiente, menos interesante— que seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard (Borges, 1974: 447).

  • 8 Estébanez Calderón la define en su Diccionario de términos literarios como un «término de origen (...)

22De nuevo, se sigue profundizando en el problema de la identidad desdoblada mediante la contradictoria búsqueda de aquel «feliz accidente». Es una prolongación de la idea explorada en el fragmento anterior y la isotopía de la duplicidad, en esta ocasión, es clasemática, por la repetición consecutiva de términos a muy escasa distancia entre sí: ser, siglo, llegar, Quijote, menos y Pierre Menard. Asimismo, las estructuras sintácticas resultan semejantes, puesto que no perdemos de vista el glosar que lo que se está desplegando en el pasaje que nos precede es una elaborada figura retórica de la tautología8, solo que, con el añadido de estar expresando, —justamente— como contenido, la temática duplicadora, o bien, el desdoblamiento. Esta resonancia textual (de coincidencia tanto en el fondo como en la forma) sirve de “quintaesencia” para comprender el mecanismo retórico que configura Borges a lo largo de este relato y que se manifiesta, de un modo análogo, en la vertiente estilística de otras narraciones del mismo autor.

23Cabe mencionar también la cita literal de un pasaje del Quijote por parte del narrador-crítico, el cual reproduce en su discurso la misma frase quijotesca por partida doble, solo que atribuyéndosela a autores diferentes:

Es una revelación cotejar el don Quijote de Menard con el de Cervantes. Este, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):

…la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el «ingenio lego» Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe:

…la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

La historia, madre de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales —ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir— son descaradamente pragmáticas (Borges, 1974: 449).

En este pasaje, el narrador-crítico se detiene a evaluar pormenorizadamente la (fragmentaria) duplicación del Quijote acometida por Pierre Menard. Se sopesan, sobre todo, las marcadas diferencias interpretativas que aflorarían al valorar un mismo pasaje escrito por autores diferentes. Asimismo, se manifiesta que toda duplicación resulta, en cierta medida, en una deformación del objeto original: a pesar de la extrema semejanza que se presenta en el desdoblamiento, tanto uno como otro texto resultan radicalmente distintos por la mínima pero significativa modificación del contexto, concretamente de la autoría. Además, el duplicado Quijote de Menard es fragmentario, lo que acentúa el carácter «deformador» del original que suelen tener, de una manera u otra, las duplicaciones. Esta isotopía es también clasemática, pues se repiten con exactitud los términos que componen la cita del noveno capítulo de la primera parte del Quijote, quedando demostrados tanto la recurrencia del sema como el paralelismo sintáctico que caracteriza a las isotopías clasemáticas.

24Hacia el final del relato topamos con una isotopía excepcional: una reduplicación. Nos referimos a la conclusión del relato, en la cual el narrador alega que solo un ‘segundo Pierre Menard’ sería capaz de invertir el trabajo realizado por el primero, duplicándose así el elemento duplicador. Dicha reflexión viene al hilo del momento en el cual el narrador-crítico valora el resultante Quijote final de Pierre Menard dentro del de Cervantes, porque —recordemos— Menard ha quemado el suyo. Por eso, el narrador sopesa que solo un «segundo Pierre Menard» sería capaz de desandar y rehacer el camino trazado por el primero.

25No obstante, aquí surge un caso excepcional en la delimitación de nuestro análisis: como la narrativa borgeana a menudo busca lograr un efecto de paradójica confusión en el lector, resulta habitual que sus duplicaciones se hallen superpuestas para lograr este efecto de perplejidad en el receptor del texto. Ahora bien, podría afirmarse que, cuando eso sucede, se trata solo de una “multiplicación”, pero en realidad es una reduplicación. Explicado de otro modo: una re-duplicación se basa en una multiplicación esbozada manualmente (del tipo 1+1+1… en lugar del 1x…). Y así se muestra en el pasaje mencionado anteriormente:

He reflexionado que es lícito ver en el Quijote “final” una especie de palimpsesto, en el que deben traslucirse los rastros —tenues pero no indescifrables— de la “previa” escritura de nuestro amigo. Desgraciadamente, solo un segundo Pierre Menard, invirtiendo el trabajo del anterior, podría exhumar y resucitar esas Troyas… (Borges, 1974: 450).

  • 9 Completamos aquí la referida iteración: toda ‘anterioridad’ implica el volver atrás, la ‘inversió (...)

En este ejemplo se aprecia que una re-duplicación se asemeja a una duplicación sucesiva (y puesta de relieve), pero no a una multiplicación ipso facto y/o ad infinitum. Asimismo, resulta llamativo el procedimiento mediante el cual se duplica el elemento duplicador, es decir, como aquel segundo Pierre Menard sería capaz de «invertir» el trabajo realizado por el primero. Esta isotopía es semémica de naturaleza sintagmática, puesto que el sema al que se le otorga continuidad en la locución es el referente a la repetición mediante el empleo de los términos: «anterior», «invirtiendo», «exhumar» y «resucitar»; cuyo mínimo rasgo semántico común es el de ‘volver a’, siendo este precisamente el sema que se itera en la isotopía que glosamos9. Tomando en cuenta las isotopías que hemos glosado en «Pierre Menard, autor del Quijote», pasemos ahora al análisis de las del siguiente relato.

Análisis de «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius»

26La elección de «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» como segunda parte del análisis que realizamos se debe a que constituye uno de los ejemplos más complejos y ambiciosos del procedimiento de la duplicación en la narrativa breve de Borges.

27El argumento de este relato bien puede estructurarse en tres partes: una primera, en la cual se explora la existencia de un país ficticio cuyo nombre es Uqbar; una segunda, en la cual se describe el imaginario planeta de Tlön, y una tercera parte final en forma de posdata, donde se explican las consecuencias que tiene para la Tierra el asombroso descubrimiento de las leyes que rigen al mundo de Tlön. Se trata de un cuento donde se superponen realidad y ficción, sistemáticamente y a lo largo de múltiples planos (mediante la glosa de libros inexistentes de autores históricos, el empleo de personajes reales ficcionados, y un largo etcétera).

28La primera isotopía de la duplicación se encuentra en el propio comienzo del relato, cuando el narrador protagonista —un Borges ficcionalizado, pues menciona incluso a sus amigos de la época— comenta las circunstancias del hallazgo de una misteriosa enciclopedia que esconde una entrada desconcertante sobre un supuesto país llamado Uqbar:

Debo a la conjunción de un espejo y de una enciclopedia el descubrimiento de Uqbar. El espejo inquietaba el fondo de un corredor en una quinta de la calle Gaona, en Ramos Mejía; la enciclopedia falazmente se llama The Anglo-American Cyclopaedía (New York, 1917) y es una reimpresión literal, pero también morosa, de la Encyclopaedia Britannica de 1902 (Borges, 1974: 431).

29Se trata de una duplicación porque la enciclopedia, cuya edición es de 1917, resulta ser una falsa reimpresión literal de la original, de 1902, y, por lo tanto, sería una copia deformada o una mera falsificación. La diferencia fundamental entre ambas es la problemática existencia de Uqbar, incluida únicamente en la primera enciclopedia y no hallada en ninguna otra. Esta es una isotopía semémica de carácter sintagmático, pues el sema iterado (al cual se le otorga continuidad) es el correspondiente al «engaño» a causa del paralelo semántico existente entre los términos «falazmente» y «morosa».

30La segunda isotopía de la duplicación se desarrolla con el riguroso examen al que someten el narrador Borges y el personaje de Bioy Casares a la anómala enciclopedia que contiene a Uqbar:

El volumen que trajo Bioy era efectivamente el XXVI de la Anglo-American Cyclopaedia. En la falsa carátula y en el lomo, la indicación alfabética (Tor-Ups) era la de nuestro ejemplar, pero en vez de 917 páginas constaba de 921. Esas cuatro páginas adicionales comprendían al artículo sobre Uqbar; no previsto (como habrá advertido el lector) por la indicación alfabética. Comprobamos después que no hay otra diferencia entre los volúmenes. Los dos (según creo haber indicado) son reimpresiones de la décima Encyclopaedia Britannica. Bioy había adquirido su ejemplar en uno de tantos remates (Borges, 1974: 432).

Esta duplicación es simplemente una ampliación de la anteriormente comentada sobre el descubrimiento de Uqbar, aunque se incide en la diferencia capital entre ambas enciclopedias. No obstante, se modifica el tipo de isotopía, pues esta es clasemática, por la repetición exacta del término «páginas» y de las diferentes numeraciones de las mismas («917», «921» y «cuatro»).

31La tercera isotopía de la duplicidad acontece en el momento en el cual el círculo de amigos ficcionales de Borges analiza la polémica que circunda al hallazgo del único volumen existente de la Primera Enciclopedia de Tlön. En teoría, debería haber unos treinta y nueve volúmenes aparte del que se conoce, pero, hasta la fecha, no han aparecido otros:

Alfonso Reyes, harto de esas fatigas subalternas de índole policial, propone que entre todos acometamos la obra de reconstruir los muchos y macizos tomos que faltan: ex ungue leonem. Calcula, entre veras y burlas, que una generación de tlönistas puede bastar (Borges, 1974: 434).

  • 10 Lubomír Doležel ya contempla en Una semántica para la temática: el caso del doble, de Estudios de (...)

32Fundamentamos la presente duplicación en que la propuesta de Alfonso Reyes de completar el resto del todo faltante es un proceso análogo al bíblico del nacimiento de Eva a partir de una costilla de Adán. Dicho de otro modo: es una división del objeto primario10. Tal ambición de re-componer un todo orgánico mediante las duplicaciones que fuesen necesarias por el mero deseo estético, tal y como refiere Borges en un estadio posterior del relato al afirmar que la humanidad ansiaba creer en la perfecta fantasía del planeta Tlön, por utópica que esta fuera. Es irónico que la burla de Alfonso Reyes sobre la disparatada tarea de una generación de tlönistas se parezca bastante al propósito real de la sociedad secreta de Orbis Tertius, encargada de componer el increíble mundo de Tlön. En cuanto a la naturaleza de la isotopía, en este caso es semémica y paradigmática; puesto que, al sema común «obra», se le contraponen los de «construido» y «por construir».

33La siguiente isotopía de la duplicidad se encuentra en la elaborada descripción del panorama filosófico que se profesa en el planeta Tlön según el contenido de la Primera Enciclopedia:

Una de las escuelas de Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente. Otra escuela declara que ha transcurrido ya todo el tiempo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo crepuscular, y sin duda falseado y mutilado, de un proceso irrecuperable. Otra, que la historia del universo —y en ellas nuestras vidas y el más tenue detalle de nuestras vidas— es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un demonio. Otra, que el universo es comparable a esas criptografías en las que no valen todos los símbolos y que solo es verdad lo que sucede cada trescientas noches. Otra, que mientras dormimos aquí, estamos despiertos en otro lado y que así cada hombre es dos hombres (Borges, 1974: 436).

34La duplicación se halla en que el tema del doble es articulado mediante la identidad desdoblada, es decir, por medio de las existencias paralelas de una misma persona; asimismo, esta es una isotopía clasemática, por la repetición consecutiva del término «otra» a lo largo de la enumeración y, a su vez, por la repetición final del sustantivo «hombre» para expresar la duplicación.

35Otra isotopía de la duplicidad se desarrolla en la explicación del curioso fenómeno de los hrönir del planeta Tlön:

No es infrecuente, en las regiones más antiguas de Tlön, la duplicación de objetos perdidos. Dos personas buscan un lápiz; la primera lo encuentra y no dice nada; la segunda encuentra un segundo lápiz no menos real, pero más ajustado a su expectativa. Esos objetos secundarios se llaman hrönir y son, aunque de forma desairada, un poco más largos (Borges, 1974: 439).

El elemento duplicado nunca es exactamente igual al original a pesar de su extrema semejanza con el objeto de origen. En el caso de los hrönir, estos son siempre ligeramente más largos que el objeto del cual se originaron. Así, todo desdoblamiento mantiene, al menos, un rasgo diferenciador que nos permite distinguirlo del objeto primario, a pesar de su apariencia en extremo engañosa. Por ello, cualquier duplicación «deforma» en algún sentido a su original. En esta ocasión, la isotopía es clasemática por la repetición exacta de los términos «lápiz» y «segundo».

36Un ejemplo más de esta isotopía se halla cuando se desarrollan las condiciones que rigen la existencia de los hrönir en el mundo de Tlön:

Las cosas se duplican en Tlön; propenden asimismo a borrarse y a perder los detalles cuando los olvida la gente. Es clásico el ejemplo de un umbral que perduró mientras lo visitaba un mendigo y que se perdió de vista a su muerte. A veces unos pájaros, un caballo, han salvado las ruinas de un anfiteatro (Borges, 1974: 440).

37Esta duplicación acentúa la diferencia que tienen los hrönir con los objetos ‘reales’, siendo la distinción explicada la de su marcada fugacidad corporal al estar atada su existencia a la duración de su recuerdo en la mente de los pobladores de Tlön. Asimismo, la isotopía es semémica y sintagmática, por el sema iterado «desaparecer», el cual resulta común a los verbos «borrarse», «perder» y «olvida» que figuran en el pasaje señalado.

38La última isotopía de la duplicación del relato consiste en el hallazgo de la Segunda Enciclopedia de Tlön, el cual promete ser una verdadera hecatombe para el mundo ficcional, cuando diversos países comienzan a aprender el «lenguaje de Tlön»: «Una dispersa dinastía de solitarios ha cambiado la faz del mundo. Su tarea prosigue. Si nuestras previsiones no erran, de aquí a cien años alguien descubrirá los cien tomos de la Segunda Enciclopedia de Tlön» (Borges, 1974: 443).

39Se trata entonces de una duplicación por el desdoblamiento de la Primera Enciclopedia de Tlön a causa de su nueva edición en torno a la Segunda Enciclopedia de Tlön. El contenido es el mismo solo que significativamente más detallado, pasando la primera de constituirse en cuarenta tomos a abarcar los cien tomos en su renovada totalidad, siendo una versión mejorada de la misma. En cuanto al tipo de isotopía, esta es clasemática por la repetición del término «cien». De este modo, tomando en consideración las isotopías que hemos glosado en «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius», pasemos ahora al análisis de las del último relato.

Análisis de «El Inmortal»

40La elección de «El Inmortal» como tercera parte del análisis que realizamos se debe, como en los casos anteriores, a que también constituye uno de los ejemplos más destacados y llamativos del procedimiento de la duplicación en la narrativa de Borges, quedando así patente la tendencia estilística de dicho autor por el mencionado recurso.

41El argumento del relato se estructura en tres partes, contadas, cada una, por un narrador diferente: en un principio, se conoce al anticuario Joseph Cartaphilus (uno de los Inmortales) por medio de la princesa de Lucinge, quien obtiene de este una versión de Alexander Pope de la Ilíada de Homero, dentro del cual se halla un manuscrito donde se cuenta el siguiente tramo de la historia; en la siguiente parte, el nuevo narrador es un tribuno militar romano, de nombre Marco Flaminio Rufo (quien muy probablemente sea a su vez el propio Cartaphilus), que relata las peripecias que sufre hasta alcanzar la mítica Ciudad de los Inmortales y su consecuente inmortalidad, de la cual acaba renegando para emprender una nueva búsqueda de la mortalidad que —eventualmente— consigue. La última parte del relato es narrada en forma de posdata por el autor del manuscrito precedentemente transcripto (es decir, por Flaminio Rufo/Cartaphilus) reflexionando este sobre la escasa fiabilidad del mismo. La historia, en síntesis, trata de una elaborada disquisición sobre la condición metafísica de la memoria, la cual es representada mediante el encuentro de Flaminio Rufo/Cartaphilus con un Homero-inmortal que recuerda —apenas de pasada— el haber escrito la Odisea.

42La primera isotopía de la duplicación se encuentra cuando el tribuno militar romano Flaminio Rufo se halla perdido —aún sin saberlo— en las laberínticas profundidades de la renombrada Ciudad de los Inmortales:

Bajé; por un caos de sórdidas galerías llegué a una vasta cámara circular, apenas visible. Había nueve puertas en aquel sótano; ocho daban a un laberinto que falazmente desembocaba en la misma cámara; la novena (a través de otro laberinto) daba a una segunda cámara circular, igual a la primera (Borges, 1974: 536).

Se trata de un desdoblamiento, ya que el laberinto, al contener otro laberinto en su interior, se duplica. Asimismo, queda duplicada a su vez la primera cámara circular porque el segundo laberinto acaba dirigiendo a Flaminio Rufo a otra cámara circular exactamente igual a la primera. La isotopía, en cambio, es clasemática por la repetición sucesiva de los términos «laberinto» y «cámara circular» en el pasaje glosado.

43La segunda isotopía de la duplicidad consiste en la pausada reflexión que acomete el personaje de Flaminio Rufo al lograr volver a la superficie, tras escapar del intrincado laberinto de la Ciudad de los Inmortales:

No recuerdo las etapas de mi regreso, entre los polvorientos y húmedos hipogeos. Únicamente sé que no me abandonaba el temor de que, al salir del último laberinto, me rodeara otra vez la nefanda Ciudad de los Inmortales. Nada más puedo recordar. Ese olvido, ahora insuperable, fue quizá voluntario; quizá las circunstancias de mi evasión fueron tan ingratas que, en algún día no menos olvidado también, he jurado olvidarlas (Borges, 1974: 538).

44La duplicación se debe a que el primer olvido voluntario es seguido por un segundo olvido, involuntario, de la fecha en la cual se cometió aquel olvido inicial. Como un olvido contiene al otro, ambos se reflejan mutuamente en las lagunas de la memoria del narrador protagonista, Flaminio Rufo. Esta isotopía es clasemática, debido a que se repite el verbo olvidar en sus diferentes conjugaciones («olvido», «olvidado» y «olvidarlas»), así como los términos «recuerdo» y «recordar», cuya raíz (y significados) son afines.

45La tercera isotopía de la duplicidad acontece en el momento en el cual el personaje del «troglodita», tal y como Flaminio Rufo denominaba a los seres que poblaban los alrededores de la Ciudad de los Inmortales, se reconoce a sí mismo como Homero —uno de los Inmortales—, gracias a las irónicas increpaciones de Flaminio Rufo, al llamarle continuamente “Argos” por su semejanza con el perro de Ulises:

Entonces con mansa admiración, como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras: Argos, perro de Ulises. Y después, también sin mirarme: Este perro tirado en el estiércol.
Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real. Le pregunté qué sabía de la Odisea. La práctica del griego le era penosa; tuve que repetir la pregunta.
Muy poco, dijo. Menos que el rapsoda más pobre. Ya habrán pasado mil cien años desde que la inventé (Borges, 1974: 539-540).

46Así, se articula el tema del doble mediante el motivo de la identidad desdoblada en diferentes personalidades. Tras el reconocimiento, el Inmortal recuerda que él no es Argos, el perro de Ulises; ni un troglodita tirado en el estiércol, sino el propio inventor de la Odisea: Homero. En esta ocasión, la isotopía es semémica y paradigmática, puesto que, al sema iterado «perro», se contraponen los de «humano» e «inhumano».

47La siguiente isotopía consiste en la elaborada descripción panorámica que hace Flaminio Rufo sobre el devenir histórico de la Ciudad de los Inmortales y sus habitantes:

En cuanto a la ciudad cuyo renombre se había dilatado hasta el Ganges, nueve siglos hacía que los Inmortales la habían asolado. Con las reliquias de su ruina erigieron, en el mismo lugar, la desatinada ciudad que yo recorrí: suerte de parodia o reverso y también templo de los dioses irracionales que manejan el mundo y de los que nada sabemos, salvo que no se parecen al hombre. Aquella fundación fue el último símbolo a que condescendieron los Inmortales; marca una etapa en que, juzgando que toda empresa es vana, determinaron vivir en el pensamiento, en la pura especulación (Borges, 1974: 540).

48La legendaria Ciudad de los Inmortales no había sido una única ciudad, sino tres ciudades en diferentes momentos de su historia: una primera ciudad original —derruida—, una segunda copia deformada de aquella ciudad originaria y, una tercera, consistente de las cavernas de los trogloditas. Se trata de una re-duplicación que conlleva la deformación de los objetos duplicados, en dos fases. Como se ve, una ciudad sería el doble de la otra: no en vano el narrador la califica como una «suerte de parodia o reverso». Esta isotopía es semémica y sintagmática, debido a que el sema que se prolonga y al que se le otorga continuidad en la locución examinada es el referente a la «edificación», mediante el empleo de los términos: «asolado», «reliquias», «ruina» y «erigieron»; cuyo mínimo rasgo semántico común es el de «construcción».

49La próxima isotopía de la duplicidad que localizamos en el relato se produce en la explicación de la curiosa hipótesis que llegan a formular los Inmortales para lograr la mortalidad:

Entre los corolarios de la doctrina de que no hay cosa que no esté compensada por otra, hay uno de muy poca importancia teórica, pero que nos indujo, a fines o a principios del siglo x, a dispersarnos por la faz de la tierra. Cabe en estas palabras: Existe un río cuyas aguas dan la inmortalidad; en alguna región habrá otro río cuyas aguas la borren (Borges, 1974: 541).

50El tema del doble se articula, en esta ocasión, mediante la creencia desarrollada por los Inmortales de que cada cosa, cualquiera que sea, tiene su contrapartida o reverso. De modo que, si existe un río de la inmortalidad, debe existir a su vez un segundo (y contrario) río de la mortalidad como reflejo y opuesto lógico. Así, la isotopía es semémica y paradigmática, puesto que al sema iterado «agua» se le contraponen los semas «vida» y «muerte».

51La última isotopía de la duplicidad que hallamos en «El Inmortal» afecta a la identidad del narrador y a la estructura de la narración, en el sentido de que el hasta entonces narrador Flaminio Rufo/Cartaphilus admite haber confundido el relato de los eventos con los que habría percibido o recordado a Homero. De este modo, se reconoce que el narrador siempre fue —en todo momento— el propio Homero, y no Flaminio Rufo/Cartaphilus, quien en realidad fuera el acompañante:

La historia que he narrado parece irreal porque en ella se mezclan los sucesos de dos hombres distintos. En el primer capítulo, el jinete quiere saber el nombre del río que baña las murallas de Tebas; Flaminio Rufo, que antes ha dado a la ciudad el epíteto de Hekatómpylos, dice que el río es el Egipto; ninguna de esas locuciones es adecuada a él, sino a Homero, que hace mención expresa, en la Ilíada, de Tebas Hekatómpylos, y en la Odisea, por boca de Proteo y de Ulises, dice invariablemente Egipto por Nilo. En el capítulo segundo, el romano, al beber el agua inmortal, pronuncia unas palabras en griego; esas palabras son homéricas y pueden buscarse en el fin del famoso catálogo de las naves. Después, en el vertiginoso palacio, habla de “una reprobación que era casi un remordimiento”; esas palabras corresponden a Homero, que había proyectado ese horror. Tales anomalías me inquietaron; otras, de orden estético, me permitieron descubrir la verdad. […]
Cuando se acerca el fin, ya no quedan imágenes del recuerdo; solo quedan palabras. No es extraño que el tiempo haya confundido las que alguna vez me representaron con las que fueron símbolos de la suerte de quien me acompañó tantos siglos. Yo he sido Homero; en breve, seré Nadie, como Ulises; en breve, seré todos: estaré muerto (Borges, 1974: 543-544).

Estamos ante una duplicación porque la identidad del narrador se desdobla, al escindirse en dos versiones (en esencia, en dos personalidades) de una misma historia debido a la confusión de los puntos de vista de los dos personajes principales implicados en el relato; todo causado por el efecto del invariable flujo del tiempo en la memoria de un hombre inmortal.

52Asimismo, esta es una isotopía semémica de carácter sintagmático por la redundancia entre categorías de un mismo campo sémico, la cual es apreciable en las siguientes menciones del citado pasaje: «Ilíada», «Tebas Hekatómpylos», «Odisea», «Proteo», «Ulises», «Egipto», «Nilo», «griego», «homéricas», «catálogo de las naves» y «una reprobación que era casi un remordimiento». Como vemos, se comporta así una continuidad de sentido que prolonga el sema isotópico referente a Homero.

Conclusiones

53De esta manera, se cierra el análisis de los relatos «Pierre Menard, autor del Quijote», «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”» y «El Inmortal», de Jorge Luis Borges, tras lo cual podemos concluir que existe un amplio abanico de posibilidades para la representación del tema del doble y que, a su vez, hay múltiples denominaciones posibles para esta temática: desde los términos de doble o desdoblamiento hasta los de copia, reflejo, división, fusión, transformación, etc. Por nuestra parte, la hemos llamado duplicidad o duplicación; pero el mínimo rasgo semántico común —en la mayoría de los casos— es el juego estético con la idea o noción de la dualidad en la ficción representada.

54Este material temático, a menudo, es colindante a los temas de la identidad o la memoria; así como también puede desempeñar diferentes funciones en el texto: desde el propio argumento hasta una mera imagen discursiva. De un modo semejante, toda duplicación es siempre una deformación del original del cual proviene; al ser ya un elemento distinto, alberga alguna diferencia, a pesar de su extremo parentesco con el objeto o sujeto de origen. Ocurre así en la diferencia entre aquel pasaje del Quijote citado tanto por Menard como por Cervantes, cuya significación varía por el simple cambio en la autoría del texto; lo observamos, a su vez, en las inexactas duplicaciones de los hrönir de Tlön y lo contemplamos, también, en las diferentes versiones de la Ciudad de los Inmortales.

55También cabe mencionar que, de las diecinueve isotopías de la duplicidad estudiadas, no hay un tipo de isotopía que destaque sobre el resto, de modo que su proporción es estable en los tres relatos analizados. Esto es el principio de una investigación que nos permitiría evaluar cuál es el tipo de isotopía de la duplicidad más abundante en la narrativa borgeana, la cual se podría desarrollar más adelante.

56En lo concerniente a Jorge Luis Borges, aunque centramos nuestro estudio en analizar la isotopía de la duplicación, bien pudiera haberse trazado un análisis semejante para estudiar, por ejemplo, las multiplicaciones presentes en sus relatos. Finalmente, descubrimos —a su vez— que los efectos sugestivos que se esconden tras el despliegue de la isotopía duplicadora en Borges son los de generar una sensación de perplejidad en el lector, así como la de mantener la economía de recursos en su narrativa breve, pues habitualmente las isotopías de la duplicidad acababan generando puestas en abismo en los relatos analizados. Resumidos los mencionados hallazgos, consideramos demostrada también la premisa inicial de nuestro estudio, la hipótesis de que el procedimiento de la duplicación resulta una constante estilística en la narrativa breve de Jorge Luis Borges.

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Notes

1 Umberto Eco es uno de los teóricos que trata las isotopías; lo hace en la sección dedicada a «Las estructuras discursivas», en Lector in fabula. Allí distingue entre isotopías horizontales y verticales, teniendo en cuenta que las primeras tienden al análisis oracional y discursivo mientras que las segundas a una mayor profundidad narrativa. De esta manera, aporta una solución a la pugna entre Greimas (representante de las verticales o de la lectura unívoca) y Rastier (exponente de las horizontales o de los múltiples trayectos interpretativos). Sin embargo, como Eco no aporta una tipología estricta, para nuestro análisis se seguirá la de Rastier.

2 Rocco Mangieri especifica en Tres miradas, tres sujetos: Eco, Lotman, Greimas y otros ensayos semióticos que el concepto de “isotopía” proviene del dominio de la Física y que fue aprovechado por la disciplina lingüística debido a que dicha noción ya indicaba: « una distribución regular, homogénea o redundante de elementos» (2006: 96).

3 Se dice de un rasgo semántico —en cuanto a la más pequeña unidad de significación definible en el análisis— cuya recurrencia induce una isotopía (Greimas, 1987).

4 En la semántica lingüística el «sema» es el elemento constitutivo de un semema y puede entenderse como la más pequeña unidad de significación definible por el análisis. Un «semema», en cambio, es el conjunto de todos los semas evocados por un signo lingüístico en un contexto determinado. Ambas nociones resultan básicas para la teoría de las isotopías y por ello son ampliamente glosadas tanto por Greimas como Rastier en sus respectivos tratados de semántica (1987).

5 Su tercer esbozo son las isotopías semánticas, aquellas destinadas a: «estudiar las redundancias de unidades formales del contenido» (1976: 131). Ya en cuarto lugar expone las isotopías léxicas, las cuales: «se producen por redundancia de lexemas igualmente codificados dentro del sistema axiológico social que [se] connota» (Ibid, 133). Mientras que en último término puntualiza las isotopías sintácticas, consistentes en que: «Las unidades lingüísticas que tienen la misma función son isotópicas desde el punto de vista sintáctico» (Ibid, 134). Como se ve, estas distinciones resultan más útiles para evaluar lo ocurrente dentro de lo que Rastier denominaba como el «límite frástico».

6 «La acusación consiste, por tanto, en que madame Henri Bachelier ha compuesto un catálogo donde omite y añade obras distintas a las que el narrador considera “visibles”. Por ello, él escribe el catálogo verdadero de las obras de Pierre Menard, y aprovecha la ocasión para desprestigiar el de madame Henri Bachelier en una nota que glosa la última entrada del suyo […]. El discurso del narrador se vuelve contradictorio a partir de este pasaje, pues comenta profusamente una de las obras no visibles de Pierre Menard, el Quijote, que debería desestimar por los mismos motivos por los cuales desestima la obra que atribuye madame Henri Bachelier a Pierre Menard —la versión de la versión de Quevedo de la obra de san Francisco de Sales—» (Ariza Trinidad, 2019: 75).

7 Sería así un manuscrito ‘encontrado’ pasado por el tamiz de un narrador poco fiable.

8 Estébanez Calderón la define en su Diccionario de términos literarios como un «término de origen griego (tauto-logos: mismo pensamiento) con el que se designa una figura retórica consistente en la reiteración de un mismo pensamiento con los mismos o parecidos términos» (2016: 1242).

9 Completamos aquí la referida iteración: toda ‘anterioridad’ implica el volver atrás, la ‘inversión’ revolver un orden o una dirección, la ‘exhumación’ una vuelta a la superficie y la ‘resurrección’ el retorno a la vida; comprobándose así la referida coincidencia semántica en la locución comentada.

10 Lubomír Doležel ya contempla en Una semántica para la temática: el caso del doble, de Estudios de poética y teoría de la ficción, que la división de un objeto o sujeto puede interpretarse como una de las posibles manifestaciones para el tema del doble (1999).

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Pour citer cet article

Référence papier

Daniel Prasnicki Amaro, « La perplejidad del desdoblamiento »reCHERches, 33 | 2024, 43-61.

Référence électronique

Daniel Prasnicki Amaro, « La perplejidad del desdoblamiento »reCHERches [En ligne], 33 | 2024, mis en ligne le 13 novembre 2024, consulté le 18 janvier 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/cher/17340 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/12o4h

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Auteur

Daniel Prasnicki Amaro

Editor-animador de lectura, especialista en literatura general y comparada, Editorial Pre-Textos.

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