1Los nativos Guaraní constituyen algunas de las colectividades recordadas para el olvido, incorporándose en la memoria, aspectos míticos ligados a la búsqueda de la Tierra sin mal y a otros aspectos de su cultura, de modo a detener el tiempo en esos pasajes mitológicos ignorando las vicisitudes que afectan el orden establecido en diversos momentos históricos.
- 1 Fogel, Ramón, El Impacto social y ambiental del desarrollo. El caso de comunidades indígenas, Asu (...)
2En la visión de algunos intelectuales, la memoria sólo puede conservarse en libros, que fijan acaecimientos y procesos del pasado, incluso aspectos que definen la identidad. Sin duda libros ciertamente constituyen medios para registrar y trasmitir hechos históricos, aunque esa visión no siempre es compartida por colectivos etnoculturales que sufrieron y sufren relaciones de dominación marcadas por prejuicios. Ese es el caso de los Mbya guaraní actuales que provienen de monteses o ka’aguygua que rechazaron la imposición colonial primero y neocolonial después; tal como referí en un trabajo anterior, ya en la década del 70 del siglo pasado era marcada la desconfianza hacia el papel escrito, que según recuerdan siempre fue utilizado como una trampa para el despojo de sus bienes comunes1.
3Ángelo Garay uno de los últimos grandes caciques me pidió que no apoyara gestión alguna de legalización de sus tierras, porque ya su delimitación en el papel facilitaría la desposesión, tal como efectivamente ocurrió en el Tekoha Guasu Jukeri. El recuerdo que ellos tienen de sus agravios que se iniciaron ya durante la conquista no está registrado en libros sino en una suerte de corpus del conocimiento colectivo que pasa de generación a generación a través de la memoria oral, y de ahí se recupera cuando sea necesaria.
4Este trabajo se focaliza en dos experiencias contrastantes, la de los monteses y, la del guaraní reducido, forjado en las reducciones jesuíticas. El uno exaltado por intelectuales, filósofos y teólogos, y el otro más bien vilipendiado. El guaraní colonial quedó en el olvido, aunque en el discurso oficial ya en el período independiente son referidos como “indios fieles”, al igual que los reducidos; se entiende a estos indígenas por contraste con los infieles o monteses. Esta generación de imaginarios está asociada a relaciones de poder y la legitimación de formas de dominación; se corporiza en las crónicas y en documentos de la administración colonial recuperados en fuentes religiosas de las reducciones (1609-1768); se explotan también testimonios de la memoria oral de informantes Pai Tavyterá, descendientes de los monteses, que permite rectificar la historia oficial.
5En el rastreo de los pueblos guaraní el punto de partida es el de pueblos de horticultores precolombinos que habían comenzado a descender del Amazonas, ya 2.000 años A.-C. domesticando especies y poblando parte del sur del continente. Los guaraní constituyen pueblos que se desprendieron del tronco tupi-guaraní, y lograron imponer su idioma al vencedor y de hecho es la lengua más hablada actualmente en el Paraguay. Sobreviven actualmente en la Región Oriental del país tres pueblos Guaraní, entre ellos los considerados monteses o ka’aguygua que son los Pai Tavytera y los Mbya guaraní.
6Estas colectividades etnoculturales tomaron la dirección Sur-Sur utilizando como medio de expansión el Río Paraguay y se especificaron como cultivadores de mandioca, maíz y poroto; su organización social igualitaria estaba basada en linajes. Los pueblos Guaraní compartían una cultura con el Buen Vivir o Tekopora como centro de relaciones comunitarias intensas y relaciones respetuosas con la naturaleza. Tanto las relaciones comunitarias como las relaciones con la naturaleza respondían a una vida religiosa que prescribían las conductas adecuadas en cuyo centro estaba la idea de paraíso o Tierra sin mal (yvymarae’y). La Tierra sin mal es el punto de llegada de la vida virtuosa y a la misma se accede colectivamente, aunque también la perfección espiritual permite llegar a ella en vida.
- 2 Bertoni, Moisés, La civilización guaraní, Asunción, Editorial Ex Sylvis, 3 vol., 1922.
- 3 Cadogan, León, “Síntesis de la medicina racional y mística Mbya-guaraní”, Revista América Indígen (...)
7Aspectos importantes de la cultura de los guaraní tienen que ver con su conocimiento botánico; en ese conocimiento se destacaba la interdependencia de los seres vivos. Ya en el siglo xviii Carl von Linneo que había sentado las bases de la taxonomía moderna valoró la sistematización biológica de estos indígenas, aunque recién en el siglo xx fue conocido por la cultura dominante el sistema clasificatorio guaraní gracias a Bertoni2. Es notable el desarrollo de la medicina botánica entre los guaraní. León Cadogan3 ya a mediados del siglo pasado sistematizó las funciones terapéuticas de especies botánicas del conocimiento guaraní; en esos recuentos se identifican 179 funciones terapéuticas de 103 familias botánicas, 305 géneros y 390 especies.
8Con la conquista y la ocupación de los territorios indígenas perpetrados durante la colonia, fundamentalmente en la Región Oriental se dan cambios profundos en la apropiación de los territorios que fueron de la formación social guaraní. El resultado es que la constitución en tres configuraciones bien diferenciadas de estos pueblos tiene consecuencias en la nación paraguaya. La experiencia de la conquista y la colonia así como la resistencia que opusieron los guaraní determinaron cambios sustanciales en su cultura y en su propia identidad, que se forjó por referencia al enemigo; la conciencia de sí mismos que tenían los guaraní necesariamente se refería a otras colectividades con las que tenían relaciones de conflictos ya sean abiertos o encubiertos, y a resultas de ese proceso se definieron también tres identidades distintas que corresponden a espacios sociohistóricos peculiares; es en el contexto de la relación que mantuvieron con conquistadores y colonizadores que se fue construyendo la identidad de estas colectividades etnoculturales.
9Las configuraciones resultantes corresponden a la del indio colonial incorporado al trabajo servil de los españoles, que aunque resistió a la imposición colonial, acabó subordinado a la administración colonial española, las misiones o reducciones jesuíticas y la de los monteses o ka’aguygua. Estos últimos son los que resistieron toda forma de vasallaje y se retiraron a sus territorios más boscosos con acceso difícil para el conquistador; las colectividades que no pudieron resistir por mucho tiempo el proyecto del colonizador se transmutaron en el guaraní colonial, sometido al trabajo servil en el modo de producción de la encomienda, finalmente al comienzo del siglo xvii se constituyen las reducciones jesuíticas que llegaron a 30 con una población de 200.000 indígenas.
10Estos pueblos fueron afectados de diverso modo por la memoria, el olvido y los prejuicios. Los que más fueron marcados por estigmas son precisamente los monteses que rechazaron, como rechazan hasta hoy, toda forma de sometimiento. En el polo opuesto al del guaraní reducido, los monteses se autodenominan los “sin dueño” (jara’y) y resistieron como resisten hasta hoy las imposiciones del proceso colonial y neocolonial. Las formas como en la historiografía liberal y lo que podía denominarse el pensamiento hegemónico o colonizado se representan a los indígenas varían sustancialmente en un caso y otro.
11Entre las instituciones coloniales más notables las Reducciones jesuíticas tienen un papel destacado; la Orden jesuítica ya había tenido participación en la pacificación de los indígenas antes de 1609, año en el que la corona de España solicita a la Compañía de Jesús la conquista espiritual de los guaraní. La región asignada correspondía a las regiones con mayores revueltas indígenas entre 1591 y 1606 en torno al Paraná medio y el Guairá. Los jesuitas llegaron a constituir numerosas reducciones y hasta su expulsión en 1768 se propusieron transmutar la identidad indígena guaraní; en esa visión la civilización estaba ligada al poblamiento en núcleos demográficamente numerosos.
12Acerca de la magnitud del emprendimiento, Muratori, sacerdote Jesuita, al describir a los guaraní afirmaba que “su vida era similar a la de las bestias. Los indios salvajes no eran ni tan siquiera hombres y requerían hacer de ellos cristianos”; estos colectivos tenían que ser convertidos en hombres civilizados. Esta experiencia fue tan notable que fue materia de debate de los filósofos de la Ilustración; algunos autores lo exaltan y otros manifestaron posturas críticas, Montaigne vinculó las Reducciones a la búsqueda de una sociedad perfecta en conexión con el discurso utópico de Tomas Moro. Voltaire, en cambio expresa su postura crítica en su cuento filosófico Cándido o el optimismo.
- 4 Foucault, Michel, “Espacios otros”, Conferencia pronunciada en el Círculo de Estudios Arquitectón (...)
13La controversia sobre bondades y errores de las reducciones no acabó con la expulsión de los jesuitas. Así, posteriormente Foucault entró en el debate señalando que los jesuitas contradijeron ideas dominantes de su tiempo y más bien respondían a elaboraciones propias, mientras resalta el lenocinio de las reducciones4.
- 5 Roa Bastos, Augusto, La tierra sin mal, Asunción, Servilibro, 2012.
- 6 Ver “Nota del Autor”, La tierra sin mal, op. cit., p. 25-35.
14También en la ficción se produce la controversia sobre el indio reducido y las Reducciones, y mientras algunos autores lo presentan como una experiencia que encarnó en su práctica la política de Platón, otros resaltan su sistema de supremacía caracterizado por su dominación absoluta. Augusto Roa Bastos considerado como uno de los grandes de la literatura universal, galardonado con el premio Cervantes de España, en su pieza de teatro La tierra sin Mal5 resalta la empresa civilizadora de las Reducciones. El autor señala de entrada que “Su pieza escénica se halla inspirada en la grandiosa epopeya de las Misiones Jesuíticas en el Paraguay” y enfatiza el hecho que su obra, aunque con las libertades propias de la ficción se mantiene “En su esencia, fiel a los acontecimientos históricos6 [...]”.
15Ya en la caracterización de las reducciones Roa Bastos reaviva la memoria de logros de la experiencia jesuítica:
- 7 Roa Bastos, Augusto, La tierra sin mal, op. cit., p. 21-22.
… el vasto sistema de poblados, cultivos y estancias se extendía sobre más de 400.000 kilómetros cuadrados, entre el este paraguayo, la Mesopotamia argentina y los territorios adyacentes al río Uruguay, limítrofes con el Brasil que totalizaba una población de más de 200.000 indios. Un verdadero estado poderoso y autárquico [...].
Esta pieza escénica se halla inspirada en la grandiosa epopeya de las misiones jesuíticas en el Paraguay… de civilización material de magnitud y trascendencia inigualadas en la historia del nuevo mundo.
[...] La cultura naciente tiene la arquitectura de los templos en la ornamentación de los altares y de los objetos de culto, sus exponentes artísticos y artesanales no menos valiosos y significativos que han definido la especificidad de una nueva expresión, el barroco hispano-guaraní de las misiones7.
16El notable autor se refiere al tesoro rescatado que muestra “el esplendor del arte religioso de aquella época, diferente de todas las demás expresiones del barroco hispano florecido en el nuevo mundo durante la conquista”. Roa Bastos también destaca como un hecho histórico notable la concreción de la utopía instaurando el reino de Dios sobre la tierra, la tierra sin mal, a costa de “grandes sacrificios y penurias, incluso con el martirio de varios de los suyos”.
17Roa Bastos contrapone al martirio de los misioneros la barbarie de los infieles, que representa el mal que debe desterrarse. Así, en el acto primero de la obra teatral el Padre Asperger, refiriéndose a un indígena, señala:
En Ñesu alentaba una anima animalis… poderosa, sombría, hambrienta de crueldad […] Ñesu, gran cacique guerrero, admirado y temido por sus propios vasallos y hasta por los más aguerridos caciques de tribus enemigas… Ñesu era descendiente de aquel otro feroz Ñesu, el que fuera instigador principal del martirio de Roque González y de sus compañeros, los mártires del Ka’aro del Yjui8 […].
18En el segundo acto el mismo misionero dirigiéndose al indígena le señala que podrá redimir “la sangre de los mártires del Ka’aro mandada derramar por tu bisabuelo Ñesu, que fue el terror de la Reducción de Candelaria. Destrozaron el cuerpo del mártir, clavaron una saeta en su corazón9[…].” Ya en el acto tercero el padre provincial rescata lo más valioso de los indígenas reducidos ya completamente domesticados, su capacidad de copiar a sus grandes maestros portadores de civilización:
Nuestro verdadero ejército son las orquestas de los indios. Interpretan música de Domenico Zipoli, de Giovanni Palestrina, de los otros célebres autores, los dirige otro gran músico el P. Reinegg de nuestra compañía […] La grandeza y austera suntuosidad de los templos como vos bien los observáis muestra la capacidad de los artistas y artesanos indígenas bajo la dirección de los padres10.
19Los Guaraní monteses son los que desde el principio de la colonia defendieron su territorio y su autonomía como colectivo; cuando vieron fracasados los intentos de expulsar o eliminar a los invasores europeos, se replegaron a lugares más remotos e inaccesibles de su territorio y lo defendieron a sangre y fuego hasta mediados de este siglo. Puede decirse de ellos que no fueron desbravados ni siquiera a la fuerza.
20La expansión europea requirió la construcción de representaciones del otro; articulando narrativas sobre la verdad, prácticas sociales y generación de imaginarios e imágenes sobre las diferencias y las formas de legitimar la empresa civilizatoria de la colonización; las construcciones sociales en cuestión fueron elaboradas tanto en los espacios de la administración colonial española como en territorios de las reducciones jesuíticas, y los propios indígenas fueron reconfigurando su identidad por referencia a los conquistadores primero y colonizadores después. Esas representaciones del otro se basaban en una antropología evolucionista que refería las identidades a los estadios evolutivos de la teoría Darwin, de modo tal que a los nativos correspondía la última posición.
21Las Cartas Anuas que los misioneros escribían a sus superiores reflejan bien las memorias y olvidos de los monteses cargados de violencia simbólica. Aunque en realidad el desdén fue recíproco teniendo en cuenta que para el guaraní que valoraba tanto la vida libre, sin sometimiento a grupos externos, como el pensamiento autónomo, la situación opresiva de las Reducciones, resultaba inaceptable; la domesticación estaba asociada al empleo de sistemas de coerción que comprendía los azotes y la burla pública. Las formas emergentes de dominación en las reducciones resultaban aún más inaceptables que las ya establecidas en el modo de producción de la encomienda, y en la medida que atacaban sistemáticamente las creencias religiosas y a los chamanes, la reacción de éstos se extendió en el tiempo. La reacción articulada por los grandes hechiceros alimentó la larga guerra entre chamanes nativos y europeos; la reacción se observó desde el comienzo de las reducciones.
- 11 Susnik, Branislava, El indio colonial del Paraguay, Tomo I, Asunción, Museo Etnográfico Andrés Ba (...)
22Ya en 1610, apenas organizada la Reducción de San Ignacio, los monteses del Paraná, calificados por los misioneros como “una nación más bárbara, fiera, que no ha dejado de comer carne humana”, se movilizan buscando la eliminación física o retirada de los invasores. Los misioneros refieren la antropofagia y la danza ritual practicada por los rebeldes, y el enfrentamiento entre parientes. En relación a esto último se señala que, luego de la sangrienta batalla entre el ejército misionero, en ese caso reforzado con milicianos españoles, y el de los indios libres, en el Puerto Yacuí, las bajas de éstos habrían llegado a 400; los misioneros combinaban métodos pacíficos de conversión con la guerra sangrienta justificada en la demonología muy arraigada en la época que mostraba las formas maléficas en las que tomaba cuerpo Satán. La práctica de la antropofagia ritual, para vengar a los caídos, con los propios parientes inevitablemente debilitaba el poder de los chamanes indígenas11.
- 12 Documentos para la Historia Argentina, Iglesia, Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay, Chile (...)
- 13 Ibid.
23La guerra, entre rebeldes y misioneros e indios traidores a su causa por otra, se había exacerbado en los años 1610 y 1611. En la Carta Anua de 161412 se insiste en la fuerza de las antiguas costumbres de los Monteses y en su tenaz resistencia a las Reducciones. El Padre Antonio Ruiz, en su relato refiere cómo el cacique apóstata Atiguaie predica el regreso al modo de ser tradicional de los guaraní, y transcribe su discurso: “Vosotros no sois sacerdotes enviados por Dios para nuestro remedio sino demonios enviados […] para nuestra perdición. ¿Qué doctrina nos habéis traído? ¿Qué descanso y contento? Nuestros antepasados vivieron con libertad. Ya no se puede sufrir la libertad de éstos que en nuestras mismas tierras quieren reducirnos a vivir a su modo13”.
24Nicolás del Techo y el Padre Antonio Ruiz de Montoya cuentan de la existencia de capillas guaraníes clandestinas en las propias reducciones, en las cuales los guaraní de la reducción de Loreto continuaban sus prácticas religiosas tradicionales; en las reuniones secretas, aunque en la reducción jugaban otro rol, repitiendo sin vivirla internamente la prédica impuesta. Nicolás del Techo en su narración de esa forma de resistencia señala:
- 14 Del Techo, Nicolás, Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús, Madrid, Asunci (...)
En las cumbres de dos montes habían construido otras tantas capillas, donde acudían […] en ambas conservaban huesos de insignes hechiceros […] para tributar culto a dichos huesos había sacerdotes y sacerdotisas [...] hasta los mismos encargados de la catequesis (en la reducción) estaban contaminados por la superstición y eran propagandistas intangibles, sin que omitieran ningún sacrilegio ni injuria alguna contra Cristo14.
- 15 Fogel, Ramón, Los pueblos Guaraní en la formación de la nación paraguaya, CERI, Asunción, 2010.
25La resistencia de los monteses a los misioneros se mantiene años después de fundada la Reducción de San Ignacio; los misioneros señalan que no hay forma de reducir a una numerosa población cercana de indios infieles, ya que los mismos se ausentaban cuando llegaban por ellos los indios reducidos, “dejando solo flechas en señal de guerra”. Ya en 1617en aldeas próximas a la Misión de Nuestra Señora de la Encarnación, un cacique, acompañado de 40 indígenas detuvo al Padre Roque González, obsequiándole dos gallinas silvestres pidiéndole encarecidamente que no continuara; el misionero firme en su determinación de llevar la salvación a los indios, continuó su viaje señalándoles que estaban en el mal15.
26En la aldea siguiente fue el cacique Tabacanvi, quien quiso detener al misionero, ya con 200 indios; como respuesta el Padre Roque le dijo que “debía ser un mal indio ministro del demonio y enemigo de todos”, y que Dios le castigaría. En la tercera aldea otros caciques apóstatas, acompañados de 200 indios de guerra conminó de nuevo al misionero a marcharse; esa vez el tono de éste fue más enérgico, si nos atenemos al texto de la Carta Anua de 1617.
- 16 Del Techo, Nicolás, Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús, op. cit.
27En la misma región del Paraná los misioneros tropezaron con la resistencia de Juan Cuará, “que propagaba falsas doctrinas”. Este profeta aseguraba que se evitarían las calamidades que se vislumbraban, apartándose de la prédica de los misioneros, viviendo según el modo de ser tradicional e intensificando la danza ritual. Su bandera fue tomada por otros chamanes cuando fue tomado por el Padre Roque González, con los más fieles catecúmenos; entonces cargado de cadenas fue enviado a Asunción al degolladero, donde fue condenado a morir16. Por cierto, Juan Cuará no aparece en los relatos como mártir sino como apóstata que recibió un merecido y ejemplar castigo, a tono con el nuevo Dios muy castigador.
28La Carta Anua de 1637 refiere que los guaraní monteses asentados en la región del Tape, estaban movilizados para la recuperación de sus tierras, expulsando a los misioneros. Jaguareví, Vapirí y Jeguacaporu anunciaban, como otros chamanes lo hicieron un siglo antes, la inminente destrucción de los europeos. Los profetas que prometían a los guaraní liberarlos de la servidumbre y la reconquista de sus tierras, marcharon, danzando y cantando 700 indios, al mando de Gricazú, y alentados por “12 hechiceros, muchos de ellos apóstatas”.
29Uno de los casos de repliegue de estos nativos provocado por los misioneros; es el referido por el padre Durán en su carta de 1626-37; esa vez el cacique Cañarimari, de la región del bajo Paraná, había señalado que dado que los misioneros que controlaban el camino de abajo ya lo hacían también con el camino de arriba, él se iría con su gente donde nunca lo puedan encontrar, y “así se fue”.
- 17 Fogel, Ramón, Los pueblos Guaraní en la formación de la nación paraguaya, op. cit.
30Nicolás del Techo cuenta cómo los indígenas reducidos de la misión de Santa María la Mayor de Iguazú, que rechazaron el comportamiento virtuoso que les exigía el misionero, se embarcaron en el río, “escondiéndose en bosques impenetrables”, donde construyeron una aldea, cultivaron y vivieron como gentiles. El comportamiento ambiguo de los que quedaron en la reducción fungiendo de virtuosos, se convirtió en otro problema para el Padre Ruyer, ya que sus mensajeros le resultaron unos “traidores y ocasionaron no leve daño (ya que aconsejaron) a los tránsfugas que se resistieran y a los indios del pueblo que huyeran también17”.
31Ya en el Paraguay independiente la documentación oficial hace referencia a los indígenas infieles que se movilizaban en el Norte de la Región Oriental. Así, en el Oficio del 21 de enero de 1815 del dictador Rodríguez de Francia al comandante de Villa de Concepción José Miguel Ibáñez se le reprocha sus repetidos pedidos de auxilio para la pacificación de indios infieles y ordena que los pobladores españoles asuman un papel más activo en su defensa; Rodríguez de Francia exalta cualidades de los infieles:
- 18 Sección Historia, vol. 226, nº 2, Francia vol. I (1811-1816), Edición del Bicentenario 2009.
La opulencia, el bienestar, las ventajas y comodidades de la vida, son frutos del esfuerzo y valentía del hombre en arrostrar, sufrir y superar los peligros, las miserias y todos los grandes trabajos. Sin salir de la villa tiene Vuestra Merced el ejemplar y la prueba de los indios de esa comarca. ¿Acaso ellos con su desnudez no pasan incomodidades, riesgos, hambres, vigilias, cansancio, agitación continua y casi todo género de trabajo, quebrantos y molestias […]?
Mire Vuestra Merced que todo esto será inútil, si ellos no son capaces de superar y aniquilar a sus enemigos, pues de otra suerte todos estos auxilios unos tras otros al fin irán sucesivamente a parar a poder de los indios […].
¿Quién auxilia a los indios, o a quién piden ellos tales socorros? A nadie más que a su propio valor, […], pero así siguen siempre triunfantes18.
- 19 Sección Historia, vol. 224, nº 5, Oficio al Comandante de Concepción, relativo a una expedición d (...)
32En oficios de noviembre y diciembre de 1815 Francia menciona ya a los infieles de Tacuati que habían emboscado a beneficiadores de la yerba mate recomendando evitar hostilidades permanentes: “obrando de modo que esto no sea para abrir un teatro de nuevas e incesantes hostilidades, teniendo siempre presente que de los males, cuando son inevitables, debe preferirse el acomodamiento con el menor de los perjuicios19”.
- 20 Sección Historia, vol. 228, nº 2, Francia vol. I (1811-1816), Edición del Bicentenario, 2009.
- 21 Bouvet, N., “La política indígena del Dictador Supremo”, en Suplemento Antropológico, Asunción, v (...)
33El comandante de Concepción fue beneficiado con la repartición de tierras que incluían yerbales de Narajaty e indios sometidos al vasallaje y había sido juzgado por la matanza no justificada de más de 70 indios infieles en 1796. El dictador en 1818 se había distanciado ya de José Miguel Ibáñez al que calificó como inepto, traidor y pérfido20, y que sufrió la confiscación de sus bienes y murió en la cárcel21.
34Puede suponerse que Ibáñez atribuía todo el mal a los Mbayas que cruzaban desde el Chaco para sus asaltos buscando apoyo del gobierno para realmente castigar a los Pai Tavyterá monteses que defendían sus territorios con sus yerbales, que él explotaba sin pago de la compensación que requerían los indígenas Guaraní. En este caso la memoria oral permite corregir los relatos de los actores dominantes referidos a la matanza de los monteses aprovechando una incursión vandálica de los Mbayas provenientes del Brasil; 170 años después del degüello colectivo la narrativa de los Paí Tavyterá totalmente coincidentes rectifican la memoria impuesta.
35Francisco Servín un renombrado cacique Pai Tavyterá en diciembre de 1977 recuperando la memoria oral refería la matanza (Sarta guazú) ocurrida más de 170 años atrás, ocasionado en un asalto a españoles por parte de Mbayas venidos del Brasil. Agapito López cacique entonces de Yvypyte abunda en detalles:
Ahora tengo 77 años […]. No hace mucho que falleció mi abuelo. Él recordaba muchas cosas y me contaba […] eso fue así: mataron, y saquearon a un hombre rico. El asesinato no fue perpetrado por los pãʹi; entonces vino un señor que ocupaba alto cargo. Se trajo consigo un carro lleno de mercaderías. Convocó una junta general donde acudimos casi todos; una vez allí, dijo el señor: “aquí tengo esta carreta llena de mercaderías: hay machetes, ponchos y todo lo que se necesita […] vengan con nosotros a Naranjaty” y prácticamente nos entregamos Todos fuimos tomados, los que habían acudido a la junta, nos echaron lazos al cuello, atadas las puntas a sendos caballos que fueron azuzados en dirección opuesta […] Mataron a muchos indígenas en la Sarta guazú en Kurupa`y, Cerro Moroti, en los yerbales […].
La guerra duró mucho… mucho hasta que hicimos las paces con un patrón Leandro Echague que entregó a los indígenas un cajón de mercaderías y les entregó machetes, ropas, azadas y muchas cosas; desde entonces se trabajó con los patrones, adelantaban mercaderías, nada faltaba. Nos aseguraban que ellos compraban tan solo la Yerba y no las tierras. Dios puso la yerba mate para el ingreso de los suyos.
- 22 Véase Sección Historia, vol. 235, no 1, Francia Vol. II. Edición del Bicentenario, 2009.
36Agapito López refirió también en su relato a un encuentro de paz en la capital entre grandes caciques con el presidente de la república que coincide groso modo con el “Acuerdo de paz entre el Dictador y el cacique Calapamio” celebrado el 2 de setiembre de 182122.
- 23 Entrevistas realizadas en diciembre de 1977 en comunidades Pai Tavyterá de Amambay.
37El relato de Ignacia Morilla de la comunidad Tajy resulta coincidente, y aporta nuevos elementos sobre los incidentes iniciales. Habían venido unos indígenas del Brasil, atropellaron el rancho de un “paraguayo”, mataron a todos los que estaban, hasta al comisario lo mataron. Esto fue la causa de todo ello. Así mi padre me había contado23; la matanza de los Pai Tavyterá para apropiarse de sus recursos y la reacción de éstos, que logran el reconocimiento de sus derechos territoriales ilustran la fuerza de la memoria oral viva. La defensa férrea de sus territorios se mantuvo en el tiempo, motivando la reacción de Carlos Antonio López que durante su gobierno estableció en 1843 el fusilamiento de los soldados desertores que huían de los monteses.
38Como se señaló la memoria que lleva al olvido va asociado a prejuicios muy fuertes hacia las colectividades etnoculturales descalificadas. A veces esta descalificación tiene ribetes que hasta parecen insólitos como en el caso del misionero y etnógrafo Franz Müller que no obstante expresar prejuicios muy fuertes que descalifican a los Mbya guaraní con los que trabajó sin embargo escribe en una prestigiosa revista alemana la sistematización del conocimiento tradicional de estos nativos Guaraní.
- 24 Bockwinkel, Juan, Los Héroes del Monday. Historia de la Misión Vel Vita en el Monday 1910-1925, A (...)
39Monseñor Juan Bockwinque buscando la beatificación del Padre Müller publica un libro24 explotando intercambios epistolares e informes enviados a los superiores de la Congregación del Verbo Divino; el recuento nos presenta la visión cercana de este misionero que ya desde el comienzo de la experiencia con los nativos quedó fuertemente impresionado por la situación de los indígenas, marcados en su visión por su extrema pobreza, que vagaban por la selva, y dependientes de la suerte morían por falta de medicamentos.
40En una carta a sus superiores el 17 de febrero de 1917 Müller señalaba:
Los indios hasta ahora son muy reservados y aparentemente tienen miedo de nosotros […]. Esporádicamente vinieron algunos indios para trabajar pero pronto se iban descontentos,
41se queja el misionero quién señala la superstición de los nativos que les impedía hacerse cristianos; éstos afirmaban que “La sal del bautismo le quita la puntería en la caza y en la pesca” y proponía que los otros misioneros los amaran “Tal cual son y aceptar sus modales y costumbres raras y a veces repugnantes”25.
42Este etnógrafo y lingüista que había publicado artículos ya en la revista ANTROPOS, parecería que buscaba conocer al otro para hacerlo semejante a sí mismo, a su propia cultura y en esa medida expresan todos los aspectos de la identidad del otro que tienen que ser cambiados y en algunos casos sus observaciones parecen pertinentes como cuando señala que los indígenas retienen a sus niños “para no ir a la escuela para que no le hagamos mal a la cabeza”. Lo que corresponde rigurosamente a la percepción Mbya de los medios de socialización que buscan debilitar los mecanismos comunitarios.
43Müller señala el carácter reservado de los Mbya guaraní quienes sistemáticamente responden a las preguntas sobre sus costumbres, religión e idioma: con un “no sé”, “ndaikuai”, y agrega: “Después de sufrir este martirio por una media hora el pobre indio desacostumbrado a pensar, rehúsa a cooperar y declara che kaneó que quiere decir estoy cansado”26. El misionero refiere que un medio para la educación tiene que ver con el entrenamiento con las plantaciones de mandioca, de maíz, de batata y de maní como si los nativos no supiesen de estos cultivos, que precisamente habían sido domesticados por ellos.
44Müller pensaba que la cultura de los Mbya no les permitía sostenerse por sí mismos. Su preocupación por facilitarles la alimentación ya que podía producir haraganes o parásitos dentro de la misión. Ese era el riesgo percibido por Müller, después ya de haber trabajado cinco años con ellos; al referir las dificultades del trabajo con los nativos el misionero, comenta a sus superiores que una prueba de las dificultades tiene que ver con su esfuerzo frustrado de mejorar la producción de poroto.
45Refiere el misionero que las semillas de poroto que les dieron para cultivar las destinaron al consumo y cuando las lavó con gasolina para que las sembraran sin consumirlos, las tiraron sin plantar. Obviamente buscando evitar los residuos tóxicos que saldrían en la alimentación; en este punto los indígenas eran más sagaces que el mismo Müller; esto obligó al misionero a plantar él mismo el poroto para que facilitara el aprendizaje de los nativos como medio para que se ganaran su propia vida; se trataba del cultivo que los guaraní habían domesticado.
46En un largo informe enviado en 1915 a su congragación de Alemania refiere un ritual de los indígenas dando detalles sobre la actuación del hechicero que “frenético como un rabioso y con la mano derecha alzada y amenazante empezó a saltar salvajemente… como un poseído… intentando pegarle a alguien en el aire. Continuó su relato sobre “el baile repugnante y estrepitoso”.
47Los logros pastorales fueron magros ya que dos años después solo se bautizaron 17 jóvenes. Los informes de la congragacion indican que pronto tuvieron que cerrar las puertas de su escuela y que el curso de catequesis que habían planificado terminó pronto por falta de interesados, era el fin anunciado del cierre de la misión.
- 27 Ibid., p. 9.
- 28 Ibid., p. 209.
- 29 Ibid., p. 216.
48En 1924 en el proceso de clausura de la misión los informes referían los fracasos con el trabajo con “la tribu de indios de más baja cultura llamada Mbya okaygua y se quejaban de como el indígena actual fuese tan extremadamente difícil de influir espiritual y moralmente. Con ese género de vida… de una pereza inaudita y una apatía hacia cualquier ideal27. El Padre Müller insiste en el hecho que: En los 14 años de nuestra actividad aquí no hemos ganado ni un solo verdadero cristiano indio y mucho menos una familia cristiana28… En el proceso de cierre de la Misión un informe indica que El Padre Müller fue superior durante 14 años y prácticamente no tuvo consejeros, pues no se preocupaba por tenerlos. Quien no estaba en armonía con él fue suprimido29”.
49Lo notable de Franz Müller es el hecho que a pesar del desprecio que expresó una y otra vez hacia la cultura de los Monteses acaba publicando en una revista científica alemana una sistematización del conocimiento tradicional de los nativos con los que trabajó. En una suerte de espionaje religioso sobre propiedades de plantas medicinales; este misionero publicó en Alemania en 1928 un trabajo sobre drogas y medicinas empleadas por los guaraní, a los que conoció mientras se desempeñaba como Superior de la Misión del Monday.
50El artículo refiere nombre de la planta con propiedades medicinales, la parte utilizada de la planta, e indicaciones sobre el modo de preparación. Ya mucho antes el Hermano Montenegro (1710), había sistematizado el conocimiento de los Guaraní sobre propiedades medicinales de plantas; en el trabajo de este Jesuita, “Materia Médica Misionera” se mencionan las plantas utilizadas por los nativos en cuestión para tratar diversas afecciones.
51La visión eurocéntrica prejuiciada no impide la apropiación selectiva de aspectos de las culturas despreciadas, algo así como lo rescatable del buen salvaje. En los casos señalados se trata de bienes comunes de los pueblos guaraní referidos a sus conocimientos sobre propiedades medicinales de plantas; esos conocimientos son luego apropiados vía patentes por corporaciones de sociedades consideradas más desarrolladas. Es el darwinismo social que se alimenta de esa lógica.
- 30 Véase Última Hora 10/07/2019.
52Lo que sigue es la memoria de los mitos, leyendas y encubrimiento del despojo continúo de los territorios indígenas, y muy recientemente se instala la imagen del indígena guerrillero/terrorista, nueva forma de violencia simbólica con intervención de la prensa y actores del agro negocio que se van apropiando de tierras indígenas30. Los descendientes de los monteses pagan el precio por no haber pasado nunca al bando de los vencedores.