- 1 La investigación para este texto se ha llevado a cabo en el contexto del proyecto de investigación (...)
1El Diálogo das Grandezas do Brasil, escrito más que probablemente por el comerciante y senhor de engenho Ambrósio Fernandes Brandão en 1618, es considerado una obra fundamental para entender el Brasil del siglo xvii. Citado en múltiples ocasiones por los historiadores expertos en este período relativamente poco conocido, solo se llevó a la imprenta en el siglo xix, después del redescubrimiento que hizo Francisco Adolfo Varnhagen de los apógrafos de Leiden y Lisboa. No sabemos las razones por las cuales el libro no fue publicado en el siglo xvii, aunque era deseo de su autor que llegara a ser conocido en la corte (Madrid en aquel momento). Lo más seguro es que Brandão, por diversas razones, entre las que podemos citar sus problemas con la Inquisición, guardase el texto hasta su muerte y que después no se encontrasen las circunstancias apropiadas para su publicación.
2El texto está dividido en seis partes o “Diálogos”, que tratan cada uno un tema específico de la realidad de Brasil y se desarrollan durante una sola jornada, desde el momento en que se encuentran los dos interlocutores hasta el atardecer, cuando se despiden hasta el día siguiente. Cada Diálogo se produce entre dos personas: Brandonio, un portugués que conoce bien Brasil, y Alviano, su amigo, también reinol portugués que acaba de llegar a ese territorio y pregunta con curiosidad sobre los aspectos más llamativos del lugar. Estos dos interlocutores han sido identificados como alter ego de personas reales: del propio Ambrósio Fernandes Brandão y de su colega de profesión y amigo Nuno Álvares. Ambos eran feitores (agentes) del importante comerciante de azúcar y arrendador del impuesto del “diezmo” Bento Dias Santiago en el Pernambuco de los años 80 del siglo xvi. Cada uno de estos personajes interlocutores encarna un arquetipo. Brandonio es alguien que conoce la realidad brasileña, porque lleva años viviendo allí (desde 1583 como él mismo declara), mientras que Alviano es un recién llegado que sólo tiene las ideas preconcebidas de lo que ha oído. En numerosas ocasiones Brandonio demuestra su conocimiento profundo del territorio, pero se asegura en tomar distancia de los habitantes autóctonos de Brasil, tanto de los nativos indígenas como de los “moradores” portugueses nacidos allí (posteriormente conocidos como maçombos). En el caso de Alviano se destaca su posición “pro europea”, que le lleva continuamente a despreciar la realidad americana.
- 2 Simões, Manuel G., O olhar suspeitoso: viagens e discurso literário, Lisboa, Edições Colibri, 2001 (...)
- 3 Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogo de las Grandezas de Brasil, Edición crítica, traducción y not (...)
3La estructura es casi siempre la misma en cada Diálogo: todo comienza con una pregunta de Alviano que provoca una reacción de Brandonio, quien hace una exposición general del tema y, ante los continuos comentarios y cuestionamientos de Alviano, a veces impertinentes, trata de rebatir sus argumentos escépticos, hasta que, llegando al final, logra convencerlo de lo equivocado de su posición inicial. En este sentido se acerca al arquetipo clásico del estilo dialógico y refleja un gusto por las Disputatio, tan características de la época2. Los diálogos, los debates, las interpelaciones y los comentarios se suceden. Para refutar o convencer a Alviano, Brandonio tiene que esforzarse al máximo, evocando argumentos clásicos y contemporáneos, observaciones directas, tanto de él mismo como de “testigos” que conoce. Brandonio no duda de la idoneidad del territorio, pero desconfía de la actitud de los “moradores” para saberla aprovechar. El tema del libro, por tanto, no es el de un elogio puro y simple de la naturaleza. El autor quiere dar una lección moral haciendo una crítica ácida de la “negligencia” de los habitantes del lugar que, por esa causa de la dejadez y el desapego por el trabajo, no se “aprovechan” como podrían de la generosidad de la tierra que habitan. Incluso el mismo Brandonio confiesa que se está contagiando de ese mal de los locales: “Porque se me ha contagiado también a mí el mal de la negligencia de los naturales de esta tierra” (Diálogo IV)3. Como veremos más adelante, es posible que el libro fuera, en realidad, una invitación a los “marranos” a abandonar el Portugal peninsular y dirigirse a su extensión atlántica, donde la persecución sería menos intensa, dada la ausencia de un tribunal permanente de la Inquisición.
- 4 Mello, José Antônio Gonsalves de, “Introdução” en Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grande (...)
4Los dos apógrafos existentes de la obra, uno en la sección de Colecciones Especiales de la Biblioteca de Leiden (Manuscrito VGG-Q-14) y el otro en la sección Reservada de la Biblioteca Nacional de Lisboa (Cód. 6819), presentan importantes coincidencias, pero también algunas diferencias. En ambos manuscritos el título es “Diálogo das Grandezas do Brasil”, título original de la obra que, curiosamente, fue cambiado por el de “Diálogos das Grandezas do Brasil” desde la primera edición completa en un solo volumen de Capistrano de Abreu y Rodolfo Garcia en 1930. Los editores posteriores de la obra, principalmente José Antônio Gonsalves de Mello, siguieron reproduciendo este error, con el argumento de que la obra tiene seis “Diálogos”. Mello incluso llegó a afirmar que tan solo el apógrafo de Leiden tiene en el título la palabra Diálogo en singular, lo que no es correcto4. El ejemplar de Leiden es un volumen anónimo de unos 23 cms. de largo y 12 cms. de ancho con 157 hojas y una única ilustración en la hoja 21 r. del Diálogo I, relativa a los petroglifos del río Araçuagipe en Paraíba.
5El manuscrito (apógrafo) de Lisboa es un libro de unos 30 cm de largo y 25 de ancho. Tiene 106 hojas, además de un índice, lo que hace un total de 111 hojas. Tanto Varnhagen como José Antônio Gonsalves de Mello (a pesar de algunas dudas), piensan ser este una copia del manuscrito de Leiden. Sin embargo, este apógrafo tiene una importante diferencia con el de Leiden: en la primera hoja está escrito que “fue compuesto por Bento Teixeira Pinto”. La escritura de las primeras palabras, “fue compuesto por Bento”, tiene un color y una forma diferentes a los utilizados para “Teixeira Pinto”. Es posible, como afirma Gonsalves de Mello, que este añadido se escribiera después de que el historiador Francisco Adolfo Varnhagen examinara el manuscrito en la década de los 30 del siglo xix.
Figura 1 – Primera página del apógrafo del Diálogo das Grandezas do Brasil
Biblioteca Nacional de Lisboa (Cód. 6819). Fotografía del autor.
- 5 El nombre Bento Teixeira “Pinto” fue creado por Bernardo Gomes de Britto en su colección de relato (...)
- 6 Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogo das grandezas do Brasil. Revista do Instituto Arqueológico e (...)
- 7 Varnhagen, F. A., “Observação F” en la página 98 de la obra Colleção de notícias para a historia e (...)
- 8 Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grandezas do Brasil, Abreu, João Capistrano de (editor), (...)
6Lo curioso es que hubo un autor del siglo xvii, amigo de Ambrósio Fernandes Brandão, llamado Bento Teixeira, (no Bento Teixeira “Pinto”), que escribió la famosa obra Prosopopéia, dedicada al capitán donatario de Pernambuco Jorge de Albuquerque5. Durante el siglo xviii hubo varias falsas atribuciones del Diálogo das Grandezas do Brasil al autor de la Prosopopéia: lo hicieron el Conde de Ericeira en 1724 y Diogo Barbosa Machado en 1741. Varnhagen retomó esta atribución en el siglo xix en el epílogo de la primera edición íntegra del Diálogo, que apareció por fascículos en la Revista del Instituto Arqueológico e Geográfico Pernambucano entre enero de 1883 y agosto de 18876. Es curiosa esta argumentación de Varnhagen, puesto que él mismo, en su famosa disertación de 1851 sobre los manuscritos de Gabriel Soares de Sousa, hizo un comentario sobre el Diálogo das Grandezas en el que rebatía la idea de que lo escribió Bento Teixeira y en el que apuntaba como cierta la atribución hecha por Andrés González Barcia en su edición de 1737 del Epítome de León Pinelo. Barcia sostuvo que un “Brandaon, portugués, vecino de Pernambuco” era el autor del “Diálogo de las grandeças de Brasil, que contiene muchas cosas de la Chorografia, i Historia natural de aquel pais”7. El compilador Barcia estaba citando aquí, claramente, el apógrafo que hoy está en Lisboa y que perteneció al Conde de Vimieiro, y probablemente, antes, a Manuel Severim de Faria, chantre de la Sé de Évora e importante coleccionista de libros y noticias en el siglo xvii. Capistrano de Abreu, en el año 1900, cuando hizo la primera atribución de autoría del texto a Brandão, se basó en esta entrada de Barcia y afirmó que el compilador hizo ese comentario probablemente después de leer la obra8.
7La conexión entre Brandão y Bento Teixeira no es solo una cuestión de autoría. Ambos vivieron en Pernambuco en la misma época de finales del siglo xvi, ambos escribieron obras importantes y ambos fueron perseguidos por la Inquisición. Es posible que fueran amigos, ya que Brandão declaró en 1595 a favor de Bento en el proceso que el Santo Oficio abrió contra él. No obstante, hoy está muy clara la imposibilidad de que Teixeira escribiera el Diálogo, pues murió en 1600, fecha muy anterior a su redacción.
8A pesar de las dificultades y las confusiones, la cuestión de la atribución del Diálogo a un autor concreto fue resuelta hace tiempo, primero por Capistrano de Abreu y luego, brillantemente, por José Antônio Gonsalves de Mello. No es el momento de repetir todos estos conocidos argumentos, pero dado que hemos realizado novedosos e interesantes descubrimientos sobre el supuesto autor, que aportan datos importantes sobre su biografía, creemos necesario resumirlos.
- 9 Todas ellas referencias del Ms. de Lisboa, fols. 11r., 15v., 25v., 39r., 51r., 58r., 61v., 62r., 6 (...)
- 10 Mello, José Antônio Gonsalves de, “Introdução” en Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grande (...)
9Quien escribió el Diálogo hizo en la obra curiosas divagaciones sobre el color negro de los africanos, el origen del hombre americano o si la salamandra existe o no, pero a la hora de citar personas, instituciones o lugares, fue enormemente preciso. En el Diálogo I, al describir la capitanía de Río Grande, dice que “No hay en ella ingenios de azúcar, más que uno hasta el año 1618”, dando así la fecha de escritura del texto. Este y otros datos sobre la época han sido considerados totalmente exactos por los historiadores. También en el siglo xvii se estimaron como reales. El manuscrito de Lisboa tiene varias llamadas, hasta ocho, hechas por un anotador, donde señalaba, con la palabra “autor”, los pasajes del texto donde hay referencias autobiográficas que pueden llevar al escritor. Son los siguientes: el año en que escribe es 1618; participa en una acción militar contra los enemigos (indios) potiguara en 1592; el interlocutor Alviano dice haber visto una niña blanca nacida de padres morenos en Olinda en 1600; el interlocutor principal, Brandonio, dice que en 1597 hizo una presentación ante los gobernadores de Portugal para demostrar que Brasil era más rentable que la India; se encontraba en 1583 en Pernambuco y era “nuevo en esa tierra”; afirma que nunca viajó a las “capitanías del sur”, las regiones sureñas del litoral de Brasil; sembró trigo dos o tres veces en Pernambuco; en 1599 estuvo en Portugal hablando con un noble asturiano; se declara descubridor de la malagueta en Brasil9. Cuando Gonsalves de Mello publicó la edición “definitiva” de la obra en 1962, encontró muchas más de estas referencias autobiográficas del autor (hasta 25), entre otras que llegó a Pernambuco en 1583 y residió allí hasta 1597, que desarrolló actividades militares, comerciales y fiscales, que poseyó esclavos, que tuvo relaciones con personajes de las altas esferas del organigrama burocrático portugués, que tuvo algún contacto con la India y que probablemente era cristiano-nuevo10.
- 11 Mello, José Antônio Gonsalves de, Fontes para a História do Brasil Holandês I. A economía açucarei (...)
10Todos estos datos explícitos e implícitos coinciden casi milimétricamente con el recaudador de impuestos, cargador de azúcar, senhor de engenho y Tesorero de los Difuntos y Ausentes Ambrósio Fernandes Brandão, que dejó numerosos datos registrados en los documentos de la época. Apareció como capitán de comerciantes en una campaña del oidor Martim Leitão contra los indios potiguara de Pernambuco. Fue denunciado en la Visita de la Inquisición de 1591, y fue exonerado. Declaró en el proceso contra Bento Teixeira de 1595, donde dijo que tenía 40 años. Aparece nombrado en varios registros del Almoxarifado de Lisboa como receptor de varias cargas de azúcar enviadas desde Paraíba. Fue nombrado Tesorero de los Difuntos y Ausentes de Lisboa, donde en 1607 fue denunciado por un empleado suyo a la Inquisición por dedicarse al “estudio” los sábados, de lo que también fue exonerado. El rastro de Ambrósio se pierde aquí hasta que reaparece en 1613 en Brasil, en la concesión de una sesmaria en Paraíba. Los últimos registros de Brandão son de 1616, y vuelve a dejar una huella en 1623, cuando es citado como propietario en una relación de ingenios de azúcar realizada por el judío José Israel da Costa11.
11En los últimos años, la figura de Brandão ha sido objeto de varios trabajos que han añadido algunos datos relevantes de la biografía de nuestro protagonista. Nuestras nuevas aportaciones tienen que ver principalmente con tres grandes líneas de la biografía de Brandão: la relación con la India, su supuesto criptojudaísmo y la relación que tuvo con el complejo de poder de la Monarquía Hispánica durante los años de su vida que coincidieron con la unión de las coronas ibéricas, a partir de 1580-81.
- 12 Boyajian, James C., Portuguese Bankers at the Court of Spain, 1626-1630, New Brunswick, Rutgers Un (...)
- 13 Archivo General de Simancas, AGS, Secretarías Provinciales, Libro 1455, fol. 184. 1580? “que se fa (...)
- 14 Arquivo Nacional da Torre do Tombo (ANTT, Lisboa), PT/TT/CHR/N/001/0002/07301, “Carta de mercê do (...)
12Ambrósio Fernandes Brandão tuvo una estrecha relación, muy probablemente personal, con el continente asiático y con la India en particular. En el Diálogo son muy numerosas las menciones al continente indio y en él se hacen abundantes comparaciones entre los territorios asiático y brasílico. El argumento es que Brandonio, el interlocutor principal, intenta convencer a Alviano y al lector de la clara superioridad de los territorios del litoral atlántico, en pleno proceso de expansión, frente a la decadente presencia lusa en Asia. El término “India” o “India Oriental” aparece 53 veces en los seis Diálogos, solo por detrás del topónimo más citado, “Brasil” (176 veces) y muy por delante de las citas a la “costa africana” (12 veces). La obra bien podría titularse “Diálogo de las Grandezas de Brasil y de las Pequeñeces de la India” porque a esto es a lo que apunta el autor. El debate era común en la época, incluso en los círculos de poder en Portugal, divididos entre la conveniencia de continuar y potenciar la presencia en India, de donde el reino luso había obtenido importantes beneficios en la primera mitad del siglo xvi, o dejar este territorio y fomentar la presencia en el Atlántico, donde las “capitanías” de la costa de Brasil empezaban a despuntar, con el lucrativo cultivo de la caña de azúcar y el tráfico de esclavizados como elementos económicos principales. El interlocutor Brandonio muestra en el Diálogo un gran conocimiento de la India. En el Diálogo III hace un extenso análisis de las características del comercio portugués con Asia, lleno de referencias precisas al número de barcos, gastos que la hacienda real tenía en ese comercio, las cantidades que cada barco aportaba a las arcas reales, lo que los arrendadores pagaban por cada contrato anual, o las mercancías que se transportaban desde cada lugar exacto en Asia. Solamente un hombre con profundos conocimientos de la Carreira da Índia y del movimiento de mercancías entre Europa y Asia podría escribir algo tan informado sobre este tema complejo. Necesariamente, Brandão trabajó en el comercio de la Carreira da Índia, o pasó una temporada allí. Pertenecía a una importante red de comerciantes cristianos-nuevos, los Brandão, que tenían negocios en Asia, principalmente en diamantes, pero que poco a poco fueron desarrollando conexiones atlánticas, y muy probablemente uno de los pioneros de esta nueva fase de expansión de la red mercantil fue Ambrósio12. Recientemente hemos descubierto dos importantes documentos, nunca antes mencionados, que explicarían todo este interés brandoniano por la India y la comparación de ese territorio con Brasil. Por un lado, en el Archivo General de Simancas, encontramos una petición sin fecha, (aunque en un Libro de 1580-81) de Ambrósio Fernandes Brandão para algún cargo o merced en Asia, en la que se afirma que participó en “tres armadas en India” y en la armada del “Rey D. Sebastião”. En la nota al margen el rey le concede “la escribanía de la factoría de Malaca por tres años, junto con el cargo de apontador (capataz) de las obras de la fortaleza del mismo lugar13. Esta concesión se confirma en un documento encontrado en el Archivo de la Torre do Tombo, en Lisboa, una Carta de Merced de Felipe II, (I de Portugal), fechada en 1581, en la que se concedían a Ambrósio Fernandes Brandão esos mismos cargos de escribano y apontador14. No eran cargos menores. Cabe recordar que Malaca era el punto de conexión entre China e India y que dominaba el estrecho por el que pasaba la mayor parte del comercio entre las dos mayores regiones económicas de Asia (quizá del mundo en aquella época). Los portugueses la conquistaron en 1511 y la perdieron poco después de la Restauración, en 1641, a manos de los holandeses. Podemos imaginar que, a la altura de 1581, los rendimientos que un escribano o un apontador podía recibir de los registros y las obras de Malaca debían de ser muy importantes, además de ser cargos fundamentales para el control y la administración de los negocios de la red familiar. En el documento del ANTT está escrito, algo normal en este tipo de concesiones, que la gracia se concedía a Brandão por “los servicios prestados en la India”, pero además se comenta que participó “en la jornada de Su Majestad D. Sebastião”, como también se afirmaba en el documento de Simancas. ¿Fue Ambrósio uno de los participantes en la batalla de Alcacer Quivir? En esa época (1578) tendría unos 23 años, suficientes para haber participado como soldado, marinero o en la gran variedad de puestos que acompañaban a los ejércitos de la época en sus desplazamientos. El rey Sebastián tenía 24 años en el momento de su participación y muerte en la batalla.
13Los cargos mencionados en ambos documentos se otorgaban na vagante dos providos, es decir, sólo podían ser ocupados una vez que la persona o personas que los desempeñaban terminaran su servicio. Esto significa que difícilmente Brandão podría haber tomado posesión del puesto en ese año 81 o en los siguientes. En lugar de esperar en Portugal para ocupar tan importantes oficios, Ambrósio decidió ir a Pernambuco, donde ya estaba en el año 1583. Probablemente fue enviado por la red familiar como pionero para abrir el camino de los Brandão en el negocio del azúcar de Pernambuco, donde aprendió con el gran comerciante Bento Dias Santiago.
14Lo más importante que sugieren los documentos de Simancas y Lisboa es que Ambrósio había servido “en las partes de la India” antes de la concesión de los cargos. Es la prueba de que el argumento central del Diálogo das Grandezas do Brasil, la comparación entre Brasil y la India y la superioridad del primero sobre la segunda, se basó en una experiencia directa del autor en las rutas comerciales de Asia y una participación en acciones militares de las “armadas” destinadas allí. La idea de que Brasil podría superar a India en todos los aspectos y en concreto en el comercial, no era solo la de un experimentado comerciante que quería poner en valor el territorio en el que residía. Reflejaba también, tal vez, el sabor amargo de una persona que tenía prácticamente asegurado un futuro muy prometedor en los mares asiáticos y que tuvo que cambiar su destino, quizá de forma forzada, por los inhóspitos bosques de las capitanías brasileñas.
- 15 Cf. Costigan, Lúcia Helena, Through Cracks in the Wall: Modern inquisitions and New Christian letr (...)
- 16 Primeira Visitação do Santo Offício às Partes do Brasil – Denunciações da Bahia, São Paulo, Homena (...)
- 17 Mello, J. A. Gonsalves de, “Introdução” en Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grandezas do (...)
15El segundo gran tema sobre el que más ha avanzado la historiografía reciente es sobre el origen cristiano-nuevo de Ambrósio15. Nuestro autor fue procesado dos veces por el Tribunal de la Inquisición, en 1591 y 1607, y participó como testigo en el proceso contra Bento Teixeira, como ya comentamos. En los tiempos en que vivió Ambrósio, hubo dos visitas inquisitoriales a Brasil. La primera de ellas se produjo entre los años 1591 y 1595 y fue encabezada por el inquisidor Heitor Mendonça Furtado. La segunda aconteció entre los años 1618 y 1620 y estuvo a cargo del licenciado Marcos Teixeira, cuyo comienzo coincidió con el año de la redacción del Diálogo. En 1591, Ambrósio Fernandes Brandão fue acusado de frecuentar, junto con su compañero Nuno Álvares (el Alviano del Diálogo), también cristiano-nuevo, la sinagoga clandestina de Camaragibe, donde se “juntaban y decían muchos juramentos feos y muchas blasfemias”. La denuncia fue realizada por el cura Francisco Pinto Doutel el día 8 de octubre de 1591 ante la mesa del Santo Oficio en Salvador de Bahía16. En 1595 apareció de nuevo Brandão en los registros del Tribunal inquisidor, esta vez como testigo en el proceso contra Bento Teixeira, el autor del que ya hablamos. En este proceso se dice que Brandão era “cristiano-nuevo de edad de cuarenta años, capitán de su compañía de infantería, morador en esta villa de Olinda”. En 1607, estando en Lisboa, fue denunciado por un jardinero morisco de Granada que trabajaba para él. Según el acusador, toda la familia era de “letrados” y Brandão se recogía los sábados para dedicarse al “estudio”17.
16No tenemos noticias de que los dos procesos iniciados contra Brandão tuvieran continuidad, pero todos estos indicios nos llevan a pensar que la condición de cristiano-nuevo de Brandão era muy probable, incluso teniendo en cuenta la obsesión inquisitorial con los comerciantes prósperos. Los numerosos estudios citados en la nota 15 apuntan muy claramente en esa dirección.
17Hace tiempo que se ha señalado que el Diálogo es, sobre todo, una llamada, una invitación a ir a poblar Brasil, una tierra prometedora donde, como dice Brandonio, manaba leche y miel en los campos. La cuestión que se ha puesto de relieve recientemente es si esta invitación era en general para todos los portugueses o en particular para los cristianos-nuevos que, como Brandão, sufrieron la persecución inquisitorial. El libro sería, por tanto, una llamada para que los “marranos” portugueses poblaran las costas de Brasil, territorio prácticamente libre de la persecución a la que eran sometidos en la península ibérica. Lo que no se ha observado antes es un detalle relevante, conectado con esta cuestión, que aparece nada más comenzar el texto, en la primera frase del libro. Pregunta Alviano:
“¿Qué visallo es ese, señor Brandonio, que estáis revolviendo
dentro de ese papel? Por la atención con que lo observáis
se diría que contiene diamantes o rubíes” (Diálogo I).
- 18 Boyajian, James C. Portuguese Bankers at the Court of Spain, 1626-1630, New Brunswick, Rutgers Uni (...)
18El visallo o bizalho era una pequeña caja de madera que se introducía dentro de una bolsita de algodón sellada con cera. Era el recipiente utilizado para transportar diamantes y llegó a ser una especie de unidad de medida para este comercio en el siglo xvi. Normalmente contenía entre 300 y 400 diamantes en bruto, lo que daba un valor medio de 7.500 cruzados por visallo en Lisboa18. El comercio de diamantes fue tradicionalmente la actividad más relacionada con las redes de judíos y cristianos nuevos, con la ciudad de Amberes como punto central. Pensamos que el hecho de iniciar el Diálogo con un término tan relacionado con las actividades comerciales de las comunidades de cristianos-nuevos no es una casualidad, sino un guiño cómplice al colectivo al que pertenecía el autor, verdadero destinatario de la obra.
19La última cuestión que debemos tener en consideración es la de las conexiones del libro y el autor con el gran complejo político en el que el Reino de Portugal quedó integrado a partir de 1580-81: la monarquía compuesta española, conocida en la época como la Monarquía Hispánica o Monarquía Católica. Un personaje con agitada trayectoria como Brandão no podía dejar de reflexionar sobre esta situación política que, al mismo tiempo, condenaba a Portugal a una situación subordinada pero también aumentaba sus oportunidades económicas y políticas, al conectarlo con los territorios americanos bajo dominio español (fundamentalmente Perú) y con las grandes líneas de la política imperial de los Habsburgo. El propio Diálogo es un fantástico ejemplo de ese periodo que la historiografía reciente ha empezado a considerar “globalizado”. Utilizando Brasil como punto central, Brandão realiza un viaje por cuatro continentes y demuestra un amplio conocimiento de los temas que atravesaban las difusas fronteras de los reinos de la época. Incluso afirma que Salvador de Bahía es “plaza del mundo” (Diálogo III), señalando el carácter de “encrucijada” que tenía Brasil, y en concreto Salvador, en las rutas comerciales que venían de Asia y África y recorrían el Atlántico antes de llegar a Europa. Brandão vivió intensamente los nuevos tiempos: estuvo en Asia y en Brasil, siendo testigo directo de la transición de un imperio portugués centrado en la India a otro centrado en el Atlántico; participó en la batalla de Alcacer-Quivir; asistió posteriormente a la crisis sucesoria de Portugal de 1580; probablemente ya en el reino luso, acompañó la proclamación de Felipe II como Felipe I de Portugal, y también estuvo en tierras lusitanas cuando la muerte del rey Prudente, 1598, y la llegada al trono de su sucesor, Felipe III, II de Portugal. Acompañó, estando en Pernambuco y Paraíba, la transición de una economía centrada en el palo brasil a otra centrada en el azúcar, y la importante transformación del sistema de mano de obra esclava india por la africana. Fue protagonista de las campañas contra los indios potiguaras, parte del plan de control, y a veces de exterminio, de las poblaciones indígenas de la costa brasileña. Participó en la expansión territorial hacia el norte del territorio portugués en América, con la conquista de Paraíba, Rio Grande y el vasto territorio que llega hasta Maranhão, arrebatado a los franceses en 1615. Fue testigo del crecimiento de importantes núcleos de población portugueses en América, como Olinda, Salvador o Filipeia, de la que mencionó que cuando llegó a Brasil no era más que un lugar “cubierto de bosques” (Diálogo I). También fue testigo y protagonista del crecimiento del comercio y de la administración real en ese territorio, siendo como era cargador de azúcar y recaudador de impuestos. Participó directamente en la estructura jurídico-administrativa de Portugal, que en ese momento intentaba adaptarse a los nuevos vientos que soplaban desde la corte española y que exigían cada vez más esfuerzos, desde intentos de reforma hasta nuevas imposiciones legales o fiscales.
- 19 Brandão, Ambrósio Fernandes, Dialogues of the great things of Brazil / attributed to Ambrósio Fern (...)
- 20 Mello, “Introdução” en Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grandezas do Brasil, Recife, Fund (...)
20El texto brandoniano no escapó a todos estos desafíos y reflejó en sus páginas varias de estas grandes cuestiones de la época. Hasta 32 veces aparece la palabra España en el texto. Muchas veces se refiere a ella como “nuestra España”, expresión análoga a otra también común en el libro: “nuestro Portugal”. Como ya señaló Hall, el uso del término parece más geográfico que político, aunque el sentimiento de pertenencia a ambas realidades debió de ser común en la época19. Brandão transitó principalmente por el entorno brasílico y portugués, pero es probable que hiciera alguna visita a la corte de Valladolid o Madrid. Hay constancia de que hizo negocios con Cosme y Simón Ruiz, mercaderes de Medina del Campo, a través del mercader lisboeta Manuel da Veiga20 y en una parte del libro compara los árboles de Brasil con las “alamedas de álamos de Madrid y Valladolid”, comentando que “les quedan muy atrás y casi no se pueden comparar los unos con los otros”.
21Ambrósio pensaba que algunas de las grandezas de Brasil eran naturales y estaban listas para ser recogidas, pero en lo que más creía era en el potencial futuro que este territorio podía dar a sus habitantes y a la Corona. Con esta perspectiva en mente, no es extraño que el autor invocara una y otra vez en el texto a “Su Majestad”, término con el que se refería al rey Felipe III, que gobernaba a la sazón las posesiones portuguesas en aquel año de 1618 en que escribió el libro. El texto tiene continuas referencias a la política imperial, fundamentalmente, como ya se ha dicho, en la comparación entre India y Brasil.
22A veces el Diálogo tiene el tono de un auténtico “arbitrio”. En el Diálogo III el autor da varias recomendaciones a “Su Majestad” sobre cómo convertir Brasil en la posesión más valiosa de todos sus territorios, bien por delante de la ruinosa India. Según Brandão, Brasil rendiría más al tesoro del rey “si este Señor o los de su Consejo pusieran sus ojos en él” (Diálogo III). El mismo tono arbitrista aparece en sus consideraciones sobre la Relação da Bahia, el tribunal supremo de justicia dentro del territorio del Estado de Brasil, establecido en 1609. Según Brandão, el tribunal estaba causando importantes problemas a los habitantes que tenían pleitos en la justicia. En el Diálogo I afirma que habló “muchas veces” con el obispo de Coimbra, Afonso de Castelbranco, siendo “gobernador de Portugal”. De hecho, Castelbranco fue virrey de Portugal entre 1603 y 1604, lo que indica que el proyecto de la Relação, iniciado en 1587, pero sólo completado a partir de 1609, ya era conocido en aquel periodo por Brandão. Nuestro autor se queja por extenso del funcionamiento de la institución y comenta que algunos papeles que envió a Salvador (desde Paraíba) tardaron más que otros que envió a Lisboa (Diálogo I). En el mismo Diálogo I hace una propuesta para reorganizar la administración de justicia, nombrando un corregidor en Paraíba, al que se subordinarían los de las demás provincias. El argumento podría tener que ver con un cierto “favoritismo” por esa capitanía, donde Brandão radicó su residencia a partir de 1607, pero también muestra una preferencia por las capitanías “reales” (como era el caso de Paraíba) frente a las donatarias o de señorío, donde la administración de la monarquía tenía menos control y menos ingresos. La dicotomía real-señorial respecto a las capitanías de Brasil fue uno de los temas más comentados y debatidos en la corte de los Austrias respecto a la configuración de Brasil dentro de la Monarquía Hispánica, cuyas autoridades pidieron numerosos informes a las autoridades lusas para que aclararan esta situación. La realidad de la América portuguesa, dividida entre territorios de administración señorial y territorios de administración real, debió de parecer extraña en la corte de los Habsburgo.
- 21 Mello, “Introdução” en Brandão, Ambrósio Fernandes, Diálogos das Grandezas do Brasil, Recife, Fund (...)
- 22 Archivo General de Simancas, AGS, Secretarías Provinciales, Libro 1487, fol. 71v. 30 de enero de 1 (...)
- 23 Lins, Guilherme Gomes da Silveira d’Avila, Levantamento das publicações dos Diálogos das grandezas (...)
23Toda esta actividad de Brandão cerca de los altos dirigentes del Reino de Portugal, que incluyó una entrevista con el Veedor da Fazenda Duarte de Castelbranco, Conde de Sabugal, fue posible porque durante los años en Lisboa (1597-1607) desempeñó el cargo de Tesorero General de los Difuntos y Ausentes, lo que sin duda le abrió las puertas de las casas nobles y los espacios de la alta burocracia21. Tenemos pocos datos sobre este periodo en Lisboa, pero un interesante documento que hemos encontrado en el Archivo General de Simancas y que hasta ahora no ha sido citado por ninguno de los estudiosos del tema, nos proporciona una interesante información22. Se trata de una carta de enero de 1604 del rey Felipe III al ya citado virrey de Portugal, Afonso de Castelbranco, indicando que había visto una consulta enviada por Ambrósio Fernandes Brandão al Desembargo do Paço solicitando que fuese restituida su propiedad de unas haciendas cuya posesión había sido usurpada. El rey consideró este caso de especial interés, pues ordenó al virrey que un tal Antão Álvares Sanches, enviado por el monarca a Brasil para “algunas diligencias de su servicio”, hiciera una investigación sobre el asunto. Antão debería “arrestar a los culpables y proceder contra ellos” y luego enviarlos al Oidor General y al Tesorero de los Difuntos, con la restitución inmediata de la propiedad de las haciendas de Brandão, sin posibilidad de apelaciones. No tenemos muchos más datos sobre lo que motivó esta denuncia, pero podemos aventurar que tuvo que ver con una supuesta confiscación que afectó al ingenio de São Bento, propiedad de Brandão en Pernambuco, pues desde 1604 no volvió a aparecer en la documentación y en esa fecha cesaron las remesas de azúcar que el autor recibía periódicamente desde Recife. Además, en 1605 comenzó, por orden de Ambrósio, la construcción de su primer ingenio en Paraíba23. El hecho de que un monarca Habsburgo se interesara por los problemas privados de Brandão, indica que éste tenía una capacidad de penetración en los altos círculos de poder de la corte española mucho mayor de lo que habíamos pensado. Su exoneración en los dos procesos inquisitoriales y su nombramiento como Tesorero General de Difuntos y Ausentes, y anteriormente como escribano de Malaca, pueden tener algo que ver con esta especial relación de Ambrósio y su red familiar con las altas esferas del poder.
24Ambrósio Fernandes Brandão, autor más probable del Diálogo de las Grandezas de Brasil, fue un muy importante personaje del Reino de Portugal en un momento crucial de su historia y la de sus posesiones ultramarinas. Hombre multifacético, desempeñó tareas militares, comerciales, burocráticas e intelectuales en un tiempo de profundas transformaciones que observó, comentó y analizó, legándonos un precioso documento escrito sobre todas ellas. Si bien hace ya más de 200 años que se viene estudiando este extraordinario texto, la investigación en los archivos españoles y portugueses nos sigue dando interesantes sorpresas que acrecientan nuestro conocimiento del autor más probable y de los apógrafos que han llegado hasta nuestros días. Solo profundizando en esta investigación ardua y difícil conseguiremos seguir desentrañando los aspectos oscuros que aún existen alrededor de una obra considerada fundamental para entender la realidad del litoral de Brasil en el siglo xvii.