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Comptes rendus

Evelyne Sanchez, El juez, el notario y el caudillo. Análisis de un juicio verbal en Tlaxcala durante la Revolución

Madrid, Casa de Velázquez, 2019, 127 p.
Luis Barrón
p. 225-227
Référence(s) :

Evelyne Sanchez, El juez, el notario y el caudillo. Análisis de un juicio verbal en Tlaxcala durante la Revolución, Madrid, Casa de Velázquez, 2019, 127 p.

Texte intégral

1Tan temprano como 1915, Mariano Azuela ya trataba de retratar lo que la Revolución mexicana había significado para la gente “ordinaria” en Los de abajo; en 1931, Rafael Muñoz hacía el mismo ejercicio en Vámonos con Pancho Villa; y en 1947, Agustín Yañez describía la vida “cotidiana” en un pueblo de Jalisco, y narraba cómo el movimiento armado la cambiaba y dislocaba en Al filo del agua. La novela y el cine que podemos llamar “de la Revolución” son inagotables, y este ha sido uno de sus temas recurrentes; pero no ha sido una preocupación central en la historiografía. Si las historias de los cientos de miles de vidas que la Revolución misma cambió hacen la historia de la Revolución, los historiadores profesionales y académicos, salvo excepciones, no han podido –o no han querido– acceder a esas historias de vida. ¿Es posible estudiarlas cuando la vida cotidiana de quienes podemos considerar “gente ordinaria” queda oculta por fuentes producidas por instituciones dominantes? ¿Se puede escuchar la voz de quienes sólo pueden hablar a través del filtro del grupo dominante que habla en su nombre o que dicta las reglas y formas de expresión? Y si no podemos escuchar esas voces, ¿es posible construir una narrativa de la Revolución?

2Desde que las velas de la historia regional –la microhistoria, diría don Luis González– comenzaron a atrapar el viento producido por los historiadores académicos, la Revolución se dejó de escribir con mayúscula para dar paso al estudio de los muy numerosos y distintos azulejos que dieron forma al mosaico que llamamos hoy “la Revolución”. Un buen ejemplo de eso, precisamente, es El juez, el notario y el caudillo, de Evelyne Sanchez, historiadora e investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), en París, Francia. Mucho más familiarizada con la historia cultural “que nunca renunció ni a las fuentes ni a su crítica” (p. 6), Sanchez propone que sí podemos acercarnos a la realidad vivida por la gente ordinaria –en este caso, durante la Revolución–, si tenemos acceso a fuentes y utilizamos la metodología apropiada. En El juez, el notario y el caudillo, es a través de un expediente judicial que la autora analiza “el funcionamiento de las instituciones en ese momento peculiar de la historia mexicana” (p. 1), y accede a un conflicto extraordinario en dos vidas ordinarias. Complementando el expediente con otras fuentes primarias, Sanchez argumenta que, efectivamente, podemos reconstruir la cosmovisión de “los de abajo” –siguiendo la propuesta de Carlo Ginzburg–, pues ese conjunto de fuentes nos permite entender cómo dos personas “ordinarias”, al encontrarse en una situación excepcional, producen una serie de registros que nos permiten entender su cosmovisión.

3En El juez, el notario y el caudillo, Evelyne Sanchez utiliza el expediente de un conflicto entre dos mujeres “ordinarias” –que a todas luces parecen carecer de importancia– y lo analiza con distintos lentes para iluminar la vida cotidiana del México “ordinario”. En el verano de 1916, Rafaela Hernández se presentó ante el juez para demandar a Mariana Vázquez por no devolverle la casa y el solar que le había prestado un par de años antes. Rafaela había decidido salir de su pueblo, Santo Tomás la Concordia, en el municipio de Santa María de Natívitas, Tlaxcala, para buscar mejores oportunidades en la ciudad de Puebla, tan solo a unos 30 kilómetros de distancia. A cambio, Mariana le concedió un préstamo de 300 pesos, muy superior al valor de la casa. En ese momento, todo indica que las dos mujeres compartían una amistad y que, en ese contexto, se apoyaron mutuamente para sobrevivir las duras condiciones provocadas por la Revolución mexicana. Sin embargo, “los vínculos de solidaridad […] se quebraron cuando la posesión de la casa y de su solar se convirtieron en un requisito para aspirar a formar parte de la lista […] de los beneficiarios de la reforma agraria […]” (p. 49). Fue por ello que Rafaela regresó a Santo Tomás, y por lo que Mariana acudió con el juez para argumentar que el préstamo de 300 pesos, efectivamente, había sido el pago por la compra de la casa. El pleito fácilmente podría convertirse en guión para una película pero, lo que importa, es que, en este contexto, los distintos lentes de los que la autora echa mano revelan por qué era imposible resolver un conflicto “ordinario” con una simple negociación, sin que se produjera un conjunto de circunstancias extraordinarias.

4Primero, Sanchez se aproxima a “la cuestión territorial”, que le proporciona una primera clave para explicar “la desproporción que tomó el pleito frente a la simpleza de un conflicto por una pequeña propiedad” (p. 56) y la intervención del gobernador: la competencia por el poder entre tres municipios –Natívitas, Zacatelco y Tepeyanco– ante los conflictos jurisdiccionales, que ponían al gobernador y a la oficina de su secretario como árbitros. Después, la autora analiza el entramado judicial, lo que explica por qué “la falta de correspondencia entre el orden jurídico y el político ponía a los gobiernos revolucionarios en una situación difícil” para resolver los conflictos (p. 66): una transición judicial incompleta -de la justicia tradicional a la moderna y de la jurisprudencia al código escrito- provocó que las funciones del notario y del juez recayeran en la misma persona, lo que provocó, a su vez, un sinnúmero de conflictos de interés. Y, finalmente, la autora explica por qué Máximo Rojas, el caudillo militar más importante del estado, encontró en los conflictos entre los pueblos del municipio de Santa María de Natívitas los incentivos adecuados para intervenir y buscar fortalecer su posición frente a la del gobernador. Rojas buscaba volver a ocupar la gubernatura, e intervenir para resolver un conflicto local y fortalecer sus redes clientelares frente a un gobernador que se encontraba de por sí debilitado por sus desacuerdos con el presidente Carranza en cuanto a la administración de la justicia, le brindaba la oportunidad perfecta para escalar el conflicto. En resumen: “dos jueces, un presidente municipal, un gobernador, un secretario de Gobierno, un jefe militar y una tropa se involucraron en un pleito verbal de dos campesinas ordinarias” (p. 111), lo que produjo la situación extraordinaria que nos permite analizar el detalle para volver a poner en perspectiva el conjunto –como lo propuso originalmente Carlo Ginzburg (p. 113)–.

5El juez, el notario y el caudillo, en primer lugar, nos recuerda que “todo es una fuente potencial para el historiador”, y que, con las debidas precauciones metodológicas –sobre todo, con una crítica seria y profesional–, las fuentes se pueden utilizar independientemente de su destino original para amplificar y escuchar las voces de quienes, en situaciones ordinarias, no dejan fuentes escritas (p. 113). Pero para este lector, cuando menos, Evelyne Sanchez nos recuerda también que debemos cuestionar a quienes afirman que en México –y en América Latina en general– no existe la cultura que valora el estado de derecho. El caso de Rafaela Hernández y Mariana Vázquez revela que la expectativa de que la Ley agraria del 6 de enero de 1915 se cumpliera y cambiara por completo el orden social provocó que, en el pleito, mucho más que una casa y un solar estuvieran en juego. La Ley había convertido la residencia en un requisito obligatorio para poder formar parte de los beneficiarios de los ejidos que los comités particulares de los pueblos estaban reclamando, y la pelea legal entre las dos mujeres revela la perspectiva que los campesinos vivieron en esa primera etapa del reparto. Ni Rafaela, ni su marido, ni Mariana –dice la autora– se podían dar el lujo de perder esa oportunidad, y ese objetivo, “callado en el documento, explica la obstinación de ambas mujeres para ganar un jucio que, en otro contexto, se hubiera solucionado pronto” y de manera ordinaria (p. 115, cursivas añadidas). La fusión de facultades de juez y de notario que recayeron un una misma persona; la vacancia de los puestos de jueces constante en esa jurisdicción; la fragilización del poder municipal o la aparición de una nueva generación de caudillos militares provocados por la Revolución, pueden explicar, como lo argumenta Sanchez, la desproporción que adquirió el conflicto. Pero solamente la expectativa de que la Ley agraria se cumpliera y la posibilidad de hacerse con el derecho de explotar individualmente una propiedad común –el ejido– pueden explicar el contexto en el que dos mujeres ordinarias, que antes compartían lazos de solidaridad, entraran en un conflicto extraordinario.

6El juez, el notario y el caudillo es un libro basado en una investigación cuidadosa, con una reflexión metodológica importante, bien escrito y narrado en un lenguaje para que cualquier historiador interesado lo entienda y lo disfrute; es un libro muy bienvenido para quienes tratamos de encontrar un balance entre la historia local y la narrativa general de la Revolución; y es una investigación que aporta a quienes estamos interesados en humanizar la historia de la Revolución, haciéndola más un conjunto de historias de vida que una reflexión metodológica o académica. Los historiadores hemos perdido mucho dejando que sean sólo los Mariano Azuela, Rafael Muñoz o Agustín Yañez quienes nos muestren la vida cotidiana durante la Revolución. El juez, el notario y el caudillo me hace recordar mucho, con toda proporción guardada, al Martin Guerre, de Natalie Zemon Davis. Ojalá podamos ver, en el cine o en la televisión, una versión del conflicto entre Rafaela y Mariana muy pronto.

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Pour citer cet article

Référence papier

Luis Barrón, « Evelyne Sanchez, El juez, el notario y el caudillo. Análisis de un juicio verbal en Tlaxcala durante la Revolución »Caravelle, 116 | 2021, 225-227.

Référence électronique

Luis Barrón, « Evelyne Sanchez, El juez, el notario y el caudillo. Análisis de un juicio verbal en Tlaxcala durante la Revolución »Caravelle [En ligne], 116 | 2021, mis en ligne le 18 août 2021, consulté le 11 février 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/caravelle/11055 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/caravelle.11055

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Auteur

Luis Barrón

Universidad Anáhuac México

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Droits d’auteur

CC-BY-NC-ND-4.0

Le texte seul est utilisable sous licence CC BY-NC-ND 4.0. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.

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