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Dossier. Relire l’indigénisme aujourd’hui. Sources, pratiques, acteurs

El indigenismo de los indígenas. Historia de una “nebulosa autóctona” (México, décadas de 1940-1950)

L’indigénisme des indiens : histoire d’une « nébuleuse autochtone » (Mexique, années 1940-1950)
Indigenous indigenismo: history of an “autochthonous nebula” (Mexico, 1940s-1950s)
Romain Robinet
p. 69-98

Résumés

Cet article analyse la formation d’une « nébuleuse autochtone » dans le Mexique postrévolutionnaire des années 1940 et 1950, laquelle se structure en lien étroit avec le dispositif indigéniste. Formée par des hommes politiques et des intellectuels indiens comme Genaro V. Vásquez et Juan Luna Cárdenas, des organisations aborigènes comme la Confédération nationale des jeunes indigènes (CNJI, 1946) et, de manière plus éloignée, par des communautés rurales, cette vaste sphère sociale était unie par un seul et même objectif : celui d’indianiser l’indigénisme, aussi bien sur un plan pratique, en cherchant à contrôler les politiques menées par la Direction générale des affaires indigènes (DGAI) ou par l’Institut national indigéniste (INI), que sur un plan symbolique, en forgeant une culture politique indienne, articulée à la culture révolutionnaire mexicaine. Cet article montre les liens qui ont uni les différents acteurs de cette « nébuleuse autochtone » et permet d’observer les reformulations stratégiques de l’altérité indigène face à la formation de l’indigénisme au Mexique.

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Notes de la rédaction

Texte reçu le 6 mai 2019, accepté le 30 janvier 2020

Texte intégral

1A finales de 1944, el famoso periodista Fernando Benítez explicaba a los lectores del diario oficialista El Nacional la escasa trascendencia de un humilde congreso organizado por un puñado de estudiantes indígenas, que había sido casi ignorado por los demás titulares de la prensa del país:

  • 1 Fernando Benítez, “Se inició el congreso estudiantil indígena”, El Nacional, 21 de octubre de 1944. (...)

“[…] este congreso, integrado por veinte muchachos indios, casi unos niños que hablan difícilmente el español, ha pasado inadvertido. No se trata de una conferencia de abogados, ni de historiadores, ni de técnicos. Se celebra en una triste sala de un sindicato, sin la asistencia de periodistas, ni fotógrafos, ni personalidades. […] El mayor no tiene veinte años. El más pequeño apenas cuenta doce. La mayoría anda vestida de overol. Otros lucen sus uniformes del colegio, semejantes a los de los conscriptos. A uno le sale por la bolsa del pantalón el mango de su cepillo de dientes; quizá a este solo utensilio se reduzca su equipaje”1.

2En primera página del periódico, el futuro autor de Los Indios de México (1967) subrayaba la extraña ósmosis que existía en aquel entonces entre la posición antirracista del Gobierno de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), en guerra contra el nazismo, y el discurso de los jóvenes autóctonos, quienes, según él:

  • 2 Ibid.

“[…] están en contra de las denominaciones distributivas apoyadas en razones etnológicas o geográficas, y en contra de toda discriminación por razones de raza, color y dialecto. Enarbolan la bandera de la igualdad de derechos y de trato, y declaran su adhesión y respeto a todos los gobiernos de América, que, como el de México, han fundado instituciones para estudiar y resolver los problemas indígenas […]”2.

  • 3 El Daai funcionó entre 1936 y 1946. A finales de 1946 sus atribuciones fueron transferidas a la Sec (...)
  • 4 Sobre este congreso, celebrado en la capital entre el 20 y el 23 de octubre de 1944, cf. “Los Estud (...)

3Como heredero de la presidencia “indigenista” de Lázaro Cárdenas (1934-1940), el Gobierno de Ávila Camacho podía enorgullecerse de la existencia del Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas (Daai), creado en 1936 [Dawson, 2004; Farías Mackey, 2010]. Unos meses antes de su toma de posesión, el Daai había desempeñado un papel clave en la organización del Primer Congreso Indigenista Interamericano, que se había reunido en Pátzcuaro (Michoacán) durante el mes de abril de 1940 [Giraudo, 2011]3. Aunque el II Congreso de Estudiantes Indígenas de los Centros de Capacitación Técnica y Económica de octubre de 1944 no haya sido un evento mediático pese al reportaje de Benítez, representó, no obstante, un momento ordinario para los diferentes actores del indigenismo mexicano4.

  • 5 La palabra “dispositivo” se refiere a un concepto desarrollado por Michel Foucault que incluye disc (...)
  • 6 Art. cit., Boletín indigenista, p. 320.
  • 7 Esa expresión alude al famoso libro de Miguel León-Portilla, Visión de los vencidos: relaciones ind (...)

4Es preciso destacar que dicho congreso no fue una reunión ajena al dispositivo indigenista que había sido instituido durante el cardenismo5. El entonces director del Daai, Isidro Candia, así como varios funcionarios de aquella dependencia del Gobierno federal, participaron activamente en dicho evento. El movimiento estudiantil indígena no era completamente autónomo. Los congresistas eran representantes de alumnos de los internados indígenas, también llamados “centros de capacitación” [Greaves, 2006]. Esos centros pertenecían al Daai y, naturalmente, los jóvenes delegados enviaban a su responsable sus resoluciones finales. Sus peticiones eran una manera de participar en el funcionamiento del Daai y, sobre todo, de mejorarlo. En el “aspecto educativo”, los estudiantes querían que se aumentara el “número de Centros de Capacitación Económica” (para hombres y más aún para mujeres) y de “Misiones de Mejoramiento Indígena”. También exigían facilidades para proseguir sus estudios en otras escuelas, particularmente en las escuelas normales rurales y en las de prácticas agrícolas, y que el Departamento, una vez que los alumnos terminaran su carrera, expidiera “diplomas de capacitación industrial así como certificados de materias académicas visados por las Autoridades de la Secretaría de Educación Pública”6. En el “aspecto económico”, los jóvenes indígenas querían sobre todo que Ávila Camacho aumentara el presupuesto del DAAI para que los internados tuvieran más suministros de todo tipo: comida, herramientas para los talleres, pasta de dientes, jabón y medicamentos. En otras palabras, el congreso convocado por la Federación de Estudiantes Indígenas (FEI), organización creada a finales de la presidencia de Cárdenas, era un elemento legitimador y funcional del dispositivo indigenista, que permitía la expresión de aquellos jóvenes mexicanos que tenían acceso a la educación para “indígenas”. Los propios indios se volvían así indigenistas en la medida en que pretendían orientar el funcionamiento de los organismos indigenistas, concebidos por ellos como “sus” instituciones. Desde su conformación, existió en el “campo indigenista” una corriente favorable a que las voces autóctonas fueran escuchadas [Giraudo, 2006], sin que por ello debieran necesariamente tener un peso significativo o decisivo. La finalidad era, más bien, estimular la participación y la organización de los indígenas. Después del congreso de Pátzcuaro, la “visión de los vencidos” podía ser una voz legítima, auténtica e incluso experta7.

  • 8 La palabra “nebulosa” es una referencia al libro de Christian Topalov [1999]. Una nebulosa reúne a (...)

5Este artículo tiene como objetivo explorar esa galaxia desconocida: el indigenismo de un vasto conjunto de actores que se identificaron estratégicamente como “indígenas” (e incluso, en algunos casos, como “indígenas indigenistas”, como queda de manifiesto en el trabajo de Laura Giraudo & Juan Martín-Sánchez [2016]). ¿Hasta qué punto el indigenismo mexicano favoreció la formación de una “nebulosa autóctona”8? ¿Qué legitimidad tenían los actores de esa nebulosa para orientar los proyectos y las políticas públicas “indigenistas”? ¿En qué medida lograron indianizar el indigenismo? A lo largo de las tres últimas décadas, el dispositivo indigenista en México se ha vuelto un objeto de historia legítimo y fecundo, generando trabajos tanto en torno al Daai [Dawson, 2004] como al Instituto Nacional Indigenista (INI, fundado en 1948) [Lewis, 2012 y 2018; Peña, 2014; López Caballero, 2015] o la educación indígena [Loyo, 1999; Greaves, 2006]. El Instituto Indigenista Interamericano (III, creado en 1942), con sede en la Ciudad de México, ha sido también el centro de diversas investigaciones [Giraudo, 2006, 2011, 2012 y 2017]. En cambio, la Dirección General de Asuntos Indígenas (DGAI, creada en 1946), dependencia de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que, al ser fundada, heredó las principales atribuciones del Daai y resultó ser tan importante como el INI, ha sido poco analizada [Greaves, 1999]. En ese campo, la participación de los “indígenas” en la conformación y el funcionamiento de los diversos elementos del dispositivo indigenista ha sido aún menos estudiada y está emergiendo actualmente como un frente pionero historiográfico muy extenso.

  • 9 La crítica del concepto tradicional de raza y de sus implicaciones (desigualdad entre los grupos hu (...)

6Al entrar en esa galaxia desconocida, el historiador podría tropezarse con la misma pregunta que animó los múltiples debates antropológicos y políticos de las décadas de 1940 y 1950, es decir, la cuestión de saber y poder delimitar con precisión quién era “indígena”, tal y como intentó hacerlo Alfonso Caso a finales de 1948 [López Caballero, 2017]. A inicios de los años cincuenta, el órgano oficial del INI usaba pragmáticamente una definición sociocultural del “indio”, de carácter claramente evolucionista. En sintonía con la Unesco, luchaba contra toda visión racialista9:

  • 10 “El problema indígena no es un problema racial”, Acción Indigenista, no 3, 1953, p. 1.

“Desde luego debemos decir que no nos referimos para nada a la raza indígena; es decir, que la diferencia entre un mexicano de cualquier pueblo y lo que se llama un indígena, no esta fundada en que pertenezcan a distintas razas, y que además será imposible establecer una separación entre un mexicano y un indígena, puesto que la inmensa mayoría de los mexicanos tenemos sangre indígena. Lo que hace que difieran las comunidades indígenas de las otras comunidades del país, no es su raza, sino ciertos elementos de su vida social y cultural que han permanecido estancados, sin progresar, como han progresado en los otros pueblos del país”10.

7Más allá de su contenido implícito (el mestizaje es el origen y el fin de la historia mexicana) y de su dimensión dinámica (el indio que cambia de modo de vida se vuelve mestizo), lo más significativo respecto a esta definición es que provenía de un aparato estatal. Era la voz del funcionario la que definía quién era “indígena” o no. Existían, al mismo tiempo, otros actores que se consideraban “indios”, de manera estratégica, incluso si correspondían más bien a lo que el Estado mexicano o los antropólogos indigenistas hubieran llamado “mestizos” debido a su educación y su dominio del castellano. Por consiguiente, el uso de comillas para emplear la palabra “indígena” o “indio” se relacionará aquí con la relativa libertad que tuvieron y siguen teniendo muchos ciudadanos mexicanos para considerarse a sí mismos “indios”, “mestizos” o incluso “criollos”, de acuerdo con sus propias estrategias sociales, su experiencia subjetiva y su capital económico, cultural, político y físico. Usaremos aquí como sinónimos “indio”, “indígena”, “aborigen” y “autóctono”, ya que eran palabras empleadas por los actores sin distinción real durante el periodo estudiado.

8Los actores de la “nebulosa autóctona”, que participó en la formación del dispositivo indigenista y que se estructuró a la par de su desarrollo, podrían considerarse de tres tipos. Este trabajo analizará sucesivamente: 1) el papel de los “pioneros” que pertenecían a las élites políticas o intelectuales mexicanas y que reivindicaban estratégicamente su alteridad indígena; 2) el peso de las organizaciones nacionales o regionales “aborígenes” que empezaron a desarrollarse a finales de los años treinta; y, mucho más brevemente, 3) el caso de las comunidades rurales que decidieron considerarse indias (y no simplemente “campesinas”) en el marco del dispositivo indigenista. Esta tipología, obra del autor, tiene un carácter exploratorio y podría servir como una de las aproximaciones al indigenismo indígena en América Latina a partir del caso mexicano.

Los “pioneros” de la alteridad

  • 11 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 94 años, agosto de 2018, en su domicilio de C (...)

9La nueva élite que emergió tras los trastornos provocados por la Revolución de 1910 incluía, a mediados del siglo XX, un conjunto de personas conocidas públicamente como de “origen” o de “extracción” indígena. Entrevistado por el autor de estas líneas, Onésimo Ríos Hernández, antiguo líder de la Confederación Nacional de Jóvenes Indígenas (CNJI, creada en 1946), insistía en la importancia social que tuvo para su organización el “medio indígena” de Ciudad de México en las décadas de 1940 y de 195011. Varias personas formaban entonces una élite indígena (o mestizo-indígena), de carácter político e intelectual. En ese círculo social, los “pioneros” más conocidos fueron Genaro V. Vásquez y Juan Luna Cárdenas. Otros, como Nabor Ojeda, Victoriano Anguiano, Caritino Maldonado, Darío Suárez o Félix Ramírez, pueden añadirse legítimamente a esta muy sucinta lista.

  • 12 “Solución de conjunto para los problemas de la región otomí”, El Nacional, 27 de septiembre de 1936 (...)
  • 13 Onésimo Ríos Hernández, “Ante el III Congreso Indigenista Interamericano”, El Nacional, 26 de junio (...)

10El abogado Genaro V. Vásquez podría ser calificado como el principal deus ex machina indígena del indigenismo. Nacido en la ciudad de Oaxaca en 1892, de padre zapoteca y madre mixteca, Genaro Vásquez estudió en el Instituto de Ciencias y Artes de su Estado [Camp, 1976, p. 327]. Fue gobernador interino del estado de Oaxaca (1925-1928) y jefe del Departamento del Trabajo (1935-1937) durante la presidencia de Cárdenas. Participó en 1936 en el Primer Congreso Regional Indígena (Ixmiquilpan, Hidalgo), y en 1938-1939 fundó la Federación Indígena Revolucionaria Oaxaqueña (Firo)12. Fue, sobre todo, el principal defensor de la necesidad de organizar un congreso indigenista interamericano. En 1933, él y José Manuel Puig Casauranc, quien había sido secretario de Educación Pública y fundador de la Casa del Estudiante Indígena en 1926 [Loyo, 1999], presentaron una ponencia a favor de un “congreso indígena” ante los delegados de la VII Conferencia Panamericana, reunida en Montevideo13. Para Vásquez y Puig, el futuro evento tenía que ser, más que indigenista, indígena. En su concepto, el indigenismo incluía la participación indígena y la oposición indigenistas/indígenas carecía de sentido:

“[…] como muestra de interés de los gobiernos americanos en favor de los indios, que constituyen gran porcentaje de reserva y población, podría celebrarse un Congreso Indígena Americano, al cual concurrirían individuos de raza indígena capacitados para afrontar el estudio de los puntos del programa del Congreso, o en todo caso, elementos identificados con los problemas del mismo” [citado por Oropeza Keresey, 2002, p. 171].

  • 14 Cf. Leo S. Rowe y James B. Scott [1938, p. 558].
  • 15 “El problema indígena está en mexicanizar a los indios”, El Nacional, 15 de abril de 1940.
  • 16 Archivo General de la Nación (AGN), fondo Manuel Ávila Camacho (MAC), exp. 135.2/27, Carta del Semi (...)
  • 17 Ángel Torres, “Inauguración de la I Convención de las Juventudes Indígenas”, El Nacional, 6 de dici (...)

11Pocos estudios subrayan que el congreso de Pátzcuaro, que resultó ser más de indigenistas que de indígenas, fue en parte iniciativa de un indio oaxaqueño. Obviamente no había sido la única propuesta en los años que antecedieron a aquel congreso. De hecho, la proposición de Puig y Vásquez solamente dio lugar a una “Conferencia de Indigenistas Americanos” como sección de la Séptima Conferencia Científica, celebrada en Ciudad de México del 9 al 16 de septiembre de 193514. Sin embargo, esa genealogía era clara para los participantes del congreso de Pátzcuaro. El 14 de abril de 1940, el doctor Pedro de Alba, en representación de la Unión Panamericana, recordó a las diferentes delegaciones que había nacido en la “Conferencia Internacional de Montevideo la idea de un Congreso Indigenista, a sugerencia del licenciado Genaro Vázquez auspiciada por el entonces Embajador Puig Casauranc”15. Después de su participación en el congreso de abril de 1940, Genaro Vásquez fue miembro activo de un efímero círculo de reflexión, el Seminario Indigenista de México16. A partir de finales de los años cuarenta y a lo largo de los años cincuenta, apoyó de manera constante y acompañó a los avatares de la CNJI, escribiendo en sus publicaciones, participando en sus eventos y prestando libros de su propia biblioteca sobre la historia de los indios del país17.

  • 18 En 1939 publicó un Compendio de gramática náhuatl [Martínez Díaz, 2010, p. 63].
  • 19 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 2018
  • 20 “Hoy se Celebra el Día del Indio Americano”, El Nacional, 19 de abril de 1958.

12El ingeniero químico y doctor Juan Luna Cárdenas (1907-1994), por su parte, podría ser considerado como uno de los primeros intelectuales indígenas del siglo XX mexicano [Martínez Díaz, 2010, p. 60-66], antes de que emergieran nuevas figuras en los años setenta [Gutiérrez Chong, 1999]. Conocido a partir de finales de los años treinta por sus trabajos sobre la lengua náhuatl, fue miembro, como Genaro Vásquez, de la delegación oficial de México en el congreso de Pátzcuaro18. Desarrolló paralelamente una labor nacionalista a través de la Gran Sociedad Cultural de Amigos Aztecas (Uey Tlatekpanaliztli Ikniuhtik Aztekatl), fundada en 1927 [Martínez Díaz, 2010, p. 39] y aún activa en los años cuarenta. Al igual que Genaro Vásquez, ayudó y apoyó regularmente a los miembros de la CNJI19. Sin embargo, a finales de los años cincuenta, ya presidía un movimiento rival, la Confederación Indígena de México20. Como otros miembros de la élite autóctona del país, exigía que los indígenas capacitados pudieran participar en las políticas públicas que tenían como objetivo la “incorporación” de los aborígenes. A nombre de la Gran Sociedad Cultural de Amigos Aztecas, en septiembre de 1944, escribió al presidente Ávila Camacho y al secretario de Educación Pública para orientar la vasta campaña de alfabetización organizada por el Gobierno:

  • 21 AGN, MAC, exp. 485/2, Carta de la Gran Sociedad Cultural de Amigos Aztecas a Ávila Camacho y a Torr (...)

“[…] el problema de la alfabetización bilingüe a que se refiere el Art. 14 de la Ley de Emergencia de la Campaña de Desanalfabetización no es posible realizarlo por desconocedores de los grandes problemas filosóficos, filológicos, pedagógicos y otros aspectos que se presentan, no es tampoco posible su realización por conocedores superficiales o simples aficionados, pues ya no estamos en época de hacer experimentos, la experiencia la tenemos nosotros indígenas Aztekah que, con nuestra capacidad científico-técnica, hemos resuelto los problemas en el campo de la experiencia desde hace más de 25 años. Un deber nos obliga a reclamar nuestro puesto en esta tarea. Un deber como indígenas, para que la obra que se realice con nuestros hermanos sea eficiente. Un deber como técnicos, pues nadie en el País [subrayado en el original] conoce este problema mejor que nosotros. […] Nuestros filólogos han preparado gramáticas, cartillas, libros de lectura, aritméticas, geografías, etc., en las principales lenguas indígenas de México y especialmente en lo que se refiere al idioma Aztekatl”21.

  • 22 Ibid.

13En agosto de 1944, el artículo 14 de la ley que establecía la Campaña Nacional contra el Analfabetismo estipulaba que la SEP tenía que imprimir cartillas bilingües para que, mediante brigadas de instructores especiales, se llevara a cabo la enseñanza del español [Greaves, 1998, p. 141]. Se trataba entonces de la primera campaña nacional de alfabetización que usaba el método bilingüe consagrado por el congreso de Pátzcuaro. Aparecía inevitablemente como una oportunidad de trabajo para los que sentían un doble deber de intervenir: como miembros de la gran familia autóctona y como expertos. Ambos deberes, fundados sobre el dominio de la lengua, se reforzaban mutuamente. Explicando que no existían “técnicos suficientemente capacitados” en el Daai o en la SEP, Juan Luna Cárdenas pedía que una comisión de filólogos de su sociedad fuese la encargada de programar, estudiar y someter a la consideración de la Presidencia “cualquier proyecto o cartilla bilingüe (Azteka-español) » para que fuesen aprobados. Asimismo, solicitaba que la misión de “orientar la educación de los indígenas Aztekah” fuese encomendada a los “técnicos Aztekah”22. El intelectual autóctono terminaba su petición destacando que el nacionalismo cultural indígena era un movimiento legítimo porque formaba parte, en realidad, de un fenómeno global de lo que años más tarde se llamaría el Tercer Mundo:

  • 23 Ibid.

“Luchas semejantes se han presentado ya en el mundo, primero en Turkia cuando los filólogos turkenses presentaron al gran Kemal Attaturk el plan de alfabetización de su pueblo y ahora, cuando el ilustre incansable Chian Kai Chek concedió todo su apoyo al gran filólogo y maestro Jimi Yen en su obra de alfabetización china, así esperamos de Ud. señor presidente que delegue su confianza en los filólogos Aztekah pero que también les de todo su apoyo en esta obra, grande por todos conceptos”23.

  • 24 AGN, MAC, exp. 506.12/11, Carta del Instituto Indigenista Mexicano a Ávila Camacho, 31 de marzo de (...)
  • 25 Los primeros movimientos a favor de la “mexicanidad” surgieron en la segunda mitad del siglo XX. Se (...)
  • 26 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 2018. El antiguo líder de la CNJI menciona a (...)

14Defensor de un nacionalismo “aztekah”, el indio Juan Luna Cárdenas colaboraba también con los indigenistas mestizos o criollos. Después de su participación en el congreso de Pátzcuaro, fue miembro del Consejo Director del Instituto Indigenista Mexicano (IIM), una organización intelectual no gubernamental (aún muy poco estudiada) que intentaba jugar un papel orientador en la política indigenista del Estado24. Hoy en día es considerado como el padre fundador de los movimientos de la « Mexicanidad », cuya influencia fue considerable para Rodolfo Nieva López, organizador del Movimiento Confederado Restaurador de Anauak en los años cincuenta [Martínez Díaz, 2010, p. 9]25. En el reducido círculo de los pioneros del nacionalismo cultural indígena, cabe también mencionar al nahuahablante Darío Suárez, que presidía la Unión Azteca “Gran Luz” durante los años cuarenta, y al profesor michoacano purépecha Félix C. Ramírez26. Ambos apoyaron a la CNJI desde sus inicios.

  • 27 AGN, MAC, exp. 433/620, Carta de la Federación de Comunidades Indígenas del Estado de Michoacán a Á (...)
  • 28 Diario de los Debates de la Cámara de Diputados (DDCD), 13 de octubre de 1948.

15Hubo también una serie de personajes políticos indígenas, con trayectorias muy diferentes. A inicios de los años treinta, el joven abogado Victoriano Anguiano Equihua (1908-1958), de padre mestizo y de madre purépecha, colaboró con el general Cárdenas, en ese entonces gobernador de Michoacán, traduciendo sus discursos a su lengua materna [Oikión Solano, 2018]. Rompió con Cárdenas en 1935 y se afilió, a finales de los años cuarenta, al Partido Popular de Vicente Lombardo Toledano. Durante la misma década fungió como secretario de Asuntos Jurídicos en la Federación de Comunidades Indígenas del Estado de Michoacán, una organización que perteneció a la efímera Confederación de Comunidades Indígenas de la República Mexicana27. En 1948 tuvo un papel importante como diputado al criticar el proyecto de ley que daría origen al Instituto Nacional Indigenista28. Se oponía especialmente al artículo 7 del proyecto, que excluía toda posibilidad de participación indígena en el consejo director del futuro INI:

  • 29 Ibid.

“Es verdad que pueden hacerse muchas objeciones a la idea de que un consejo de carácter técnico tenga representantes de los grupos indígenas; dirá ¿cómo va a discutir un chamula, un tarasco o un mixteco-zapoteca con don Manuel Gamio, con don Alfonso Caso, con don Salvador Toscano o con cualquier otro de los hombres de ciencia que vayan allí? ¡Es absurdo! No es absurdo. Absurdo es seguir condenando al indígena, a un plano de inferioridad al apartarlo de sus propios problemas y poner éstos en manos de gentes llenas de sabiduría, con mucha capacidad de trabajo, pero sin el contacto efectivo con las realidades lacerantes de los grupos indígenas”29.

  • 30 Ibid.

16Durante el debate, Anguiano fue apoyado por su homólogo guerrerense, Nabor Ojeda, quien invocó claramente su alteridad ante la asamblea, declarando: “vengo a pagar el tributo que debo a mi raza”30. El diputado Ojeda (1892-1971), miembro del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y, posteriormente, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), había estudiado, como Genaro Vásquez, en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Había participado en la lucha armada con las fuerzas maderistas y luego constitucionalistas en la década de 1910. Habiendo sido una figura central del movimiento agrarista en el estado de Guerrero en el periodo 1920-1930, quiso llegar al puesto de gobernador, pero Ávila Camacho escogió a otro candidato en 1944, Baltasar Leyva Mancilla, quien obtuvo el apoyo del PRM [Gillingham, 2009]. Ojeda, muy popular en Guerrero, había ya militado por la participación de los autóctonos en el dispositivo indígena. En 1942, siendo senador, le había mandado un telegrama al presidente Ávila Camacho abogando por la creación de:

  • 31 AGN, MAC, exp. 433/164, Telegrama de Nabor Ojeda a Ávila Camacho, 27 de marzo de 1942. Pese a los p (...)

“[…] institutos indígenas, constituidos por verdaderos indios y solidarizados continentalmente objeto responsabilizarlos en sus mismos problemas, dándoles oportunidad por sectores en todo el continente como lo hacemos nosotros en el PRM formen parte de las cámaras y de los senados respectivos, puedan junto con los demás sectores orientar sus gobiernos y dictar resoluciones de sus mismos problemas”31.

17En aquel entonces, pensaba más bien en la creación de un instituto nacional “indígena” que en la de uno “indigenista”. Según el revolucionario guerrerense, la participación de los indios debía también ser política, con puestos de legisladores reservados a ese “sector” de población. En términos educativos, quería reservar la educación indígena a los auténticos aborígenes y no a los mestizos que en ocasiones gozaban de ese tipo de educación, como lo explicó al primer magistrado en otro telegrama:

  • 32 AGN, MAC, exp. 433/164, Telegrama de Nabor Ojeda a Ávila Camacho, 14 de abril de 1942.

“Ruegole de manera atenta y respetuosa dígnese ordenar terminantemente departamento indígena mandar región exclusivamente indígena de Tlapa misiones de capacitación indígena atendiendo todos sus problemas. Sigo insistiendo en que pocos fondos o muchos que dedicanse en raza indígena Estado Guerrero dedíquense a atender sus necesidades y no a las zonas mestizas como actualmente esta sucediendo en Tepecoacuilco y otros pueblos habiéndose suprimido internados dentro zona indígena y sostienese arbitrariamente San Gabrielito para satisfacer intereses personales de algunos políticos ese municipio”32.

18Por consiguiente, era lógico que diera su franco apoyo a la participación indígena durante el debate legislativo de 1948. Nabor Ojeda criticaba el proyecto de ley del INI invocando el papel revolucionario de los aborígenes:

  • 33 DDCD, 13 de octubre de 1948.

“[…] la raza indígena fue […] a la Revolución a defender sus propios intereses, porque creía que había llegado el momento de poder hablar claro, de poder combatir una situación para que se tomara en cuenta a todos los grupos; pero es que ahora volvemos a las andadas. Ahora se trata de poner un grupo de sabios que todavía no se han cansado en cuatro largos siglos de estudiar al indio […]. Yo reclamo […] que se nombren representantes indígenas legítimos en congresos de cada raza o de cada región y que éstos nombren su representante común; si ustedes quieren uno o dos, pero que alguna vez se oiga en ese recinto de sabios a esos representantes”33.

  • 34 Ibid.

19Para el diputado de Guerrero, la Revolución de 1910 había sido en realidad una revolución indígena. La visión de los vencidos parecía legítima y, por ello, los dos oradores autóctonos lograron cambiar profundamente el espíritu de la ley, obteniendo la inclusión de los “representantes de los núcleos indígenas más importantes”34 en el consejo director del INI. Sin embargo, la ley reglamentaria del INI redujo la participación indígena a nivel local y excluyó formalmente a los indios del órgano decisivo [INI, 1955, p. 61-73].

  • 35 AGN, MAC, exp. 485/2, Cartas de Celso V. Ordaz Vargas a Ávila Camacho, 28 de febrero de 1945 y 3 de (...)

20Si bien Genaro Vásquez, Juan Luna Cárdenas o Nabor Ojeda eran autóctonos públicamente reconocidos, también se podían escuchar voces mucho más aisladas. Un caso singular es el de Celso V. Ordaz Vargas, conductor de los ferrocarriles nacionales, habitante de Torreón (Coahuila), que se definía como “indio mexicanizado” de “raza zapoteca”35. En diciembre de 1944, ese “indio civilizado” (según sus propios términos) escribió una carta dirigida al presidente Ávila Camacho, a la Cámara de Diputados, al Senado y al secretario de Educación Pública, pidiendo lo siguiente:

  • 36 AGN, MAC, exp. 485/2, Carta de Celso V. Ordaz Vargas a Ávila Camacho, a la Cámara de Diputados, al (...)

“I. Que se haga una reforma política que permita la participación de los ‘INDIOS CIVILIZADOS’ frente al Departamento Autónomo de Asuntos Indigenistas [sic]. II. Que el puesto del Jefe del Departamento y de todo el personal de la misma sea ocupado por los ‘indios civilizados’. III. Que en cada Estado y Territorios sea creada una oficina del Departamento Indígena. […] V. Que todos los jefes y personal de cada oficina en la República lo sean ‘indios civilizados’ hijos del Estado o Territorios”36.

21El objetivo del autor de La historia de América empezó con los Indios era consolidar las “13-FAMILIAS DE ANAHUAC” como grupo social. El zapoteco de 44 años pretendía “mexicanizar al indio”, pero lo que exigía era, en realidad, la indianización del dispositivo indigenista, es decir, el control del indigenismo por los “indios civilizados”, como lo pedían también los demás actores de la gran nebulosa autóctona.

  • 37 “El movimiento indigenista [sic] encuadrado en el sector popular”, La Voz del Indio, 6 de julio de (...)
  • 38 Archivo Alfonso Caso, exp. 52/10, “Lo que Oaxaca necesita”, proyecto de gobierno del Lic. Genaro V. (...)

22El proyecto de integrar a los indígenas en el sistema político mexicano, que Genaro Vásquez había defendido desde finales de los años treinta, fue en parte realizado por el profesor Caritino Maldonado. Calificado de “dinámico indígena guerrerense”, el secretario general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (Cnop) gestionó la integración de la Confederación Nacional de Jóvenes y Comunidades Indígenas (CNJCI) al “sector popular” del PRI en 195337. A finales de los años treinta, Genaro Vásquez había formulado un proyecto más amplio, que implicaba la fundación de un sector indígena en el seno del PRM, con el postulado siguiente: “Cinco millones de Indígenas constituyen el Quinto Sector de la Revolución”38. Sin embargo, la fracción politizada de la nebulosa indígena no tuvo más opción que diluirse en el sector popular, sin alcanzar a crear un sector propio. En relación con los pioneros de la alteridad, se había estructurado un movimiento autóctono, que llegó a ser rápidamente el centro de la galaxia indígena.

Indígenas indigenistas: el primer movimiento aborigen mexicano

  • 39 Como explican Laura Giraudo & Juan Martín-Sánchez [2016, p. 261]: “Antes de Pátzcuaro, tenía mas di (...)

23La organización central del primer movimiento aborigen mexicano fue la Confederación Nacional de Jóvenes Indígenas (CNJI, creada en 1946). Cronológicamente, la CNJI fue la primera agrupación “indígena” perenne y presente a escala nacional. Encarnó entonces lo que llamaremos aquí “el primer movimiento indígena mexicano”, que se diferenciaba de las movilizaciones autóctonas del cardenismo, que solamente tuvieron un carácter regional. Fundada por antiguos alumnos de los internados para indígenas [Iwańska, 1977], la CNJI se convirtió en CNJCI en 1951, pretendiendo a partir de entonces incluir a todos los autóctonos del país bajo la denominación de Confederación Nacional de Jóvenes y Comunidades Indígenas, lo cual revelaba su ambición política [Robinet, 2019]. Como vimos anteriormente, esta confederación recibió el apoyo de los pioneros de la alteridad, en particular de Caritino Maldonado, que facilitó su ingreso al sector popular del PRI. Es necesario destacar que, aunque la CNJI/CNJCI haya sido indudablemente la espina dorsal del movimiento indígena, existieron varias organizaciones paralelas y autónomas que mantuvieron relaciones estrechas o distantes con ella. Dentro del vasto conjunto organizativo, el cardenismo y el congreso de Pátzcuaro fueron cruciales, puesto que cristalizaron por primera vez el proyecto de un movimiento indígena autónomo. A mediados del siglo XX, el programa del movimiento aborigen mexicano se asemejaba mucho al del indigenismo oficial, la única diferencia era que los líderes indígenas ideaban la indianización del dispositivo. Más allá de sus reivindicaciones, lo más notorio en las décadas de 1940 y 1950 fue el nacimiento del primer “indianismo” político, con símbolos, ritos, mitos, referencias y repertorios de acción que conformaron una cultura política aborigen específica en el interior de la cultura revolucionaria mexicana39.

24La presencia de varios delegados indígenas en el congreso de Pátzcuaro fue un momento crucial para la formación del movimiento aborigen en México. Su participación era considerada como legítima y fue apoyada tanto por Cárdenas como por el director del Daai, Luis Chávez Orozco. Con 32 representantes, la delegación indígena mexicana era la más numerosa, aunque la de Estados Unidos (14 miembros) resultó ser también muy importante [Giraudo, 2006, p. 8]. Además de esos grandes contingentes, es preciso mencionar la presencia de un delegado de la etnia cuna de Panamá (Rubén Pérez Kantule) y de otros delegados aborígenes que formaban parte de las delegaciones oficiales (como fue el caso del chileno y mapuche Venancio Coñuepán). Anticipando la globalización de los movimientos indígenas, el congreso fue un momento de encuentro entre los aborígenes de ambos lados del río Bravo, como lo inmortalizó El Nacional (figura 1).

Figura 1. El encuentro de dos mundos

Figura 1. El encuentro de dos mundos

Fuente: El Nacional, 19 de abril de 1940.

  • 40 “En favor del arte indígena”, El Universal, 21 de abril de 1940.

25Más allá de su importancia simbólica, fue un hecho notable que los delegados indios de Estados Unidos, México y Panamá actuaran juntos. Propusieron, por ejemplo, varias recomendaciones para favorecer la producción artística indígena40. En otros términos, la patrimonialización de lo indio dentro de las sociedades mestizas era también una estrategia económica de los propios autóctonos y no solamente el horizonte de los antropólogos indigenistas. Para los representantes indígenas, el congreso de Pátzcuaro fue sobre todo un momento de efervescencia organizativa, como lo notó el periódico más leído del país:

  • 41 “El Miércoles se Clausura el Congreso Indigenista”, El Universal, 22 de abril de 1940.

“En el Congreso Indigenista que se efectúa en esta ciudad los delegados indígenas celebraron hoy una sesión especial en que se ocuparon del proyecto aprobado en la plenaria del sábado último relativo a la constitución del Instituto Indigenista Interamericano. El delegado maya de Quintana Roo propuso que esta noticia se divulgara entre los habitantes de cada zona indígena a efecto de que cuando se realicen los estudios sobre las condiciones de los aborígenes, encuentren los expertos un ambiente propicio. Con aprobación unánime de los delegados indios, a proposición de los otomíes, se acordó declarar día del Indio Americano el 14 de abril. Julián Escalante, otomí del Estado de México, propuso la creación de una Federación Obrero-Campesina Indígena y anunció la próxima convocatoria a un Congreso Nacional Indígena”41.

26Los representantes indígenas apoyaban lealmente a los indigenistas, pero también se organizaban. En su voluntad de indianizar el indigenismo, la adopción del Día del Indio Americano, iniciativa en realidad del panameño Rubén Pérez Kantule [Giraudo, 2017], fue una brillante muestra de creatividad. Como veremos más adelante, la celebración del Día del Indio Americano, cada 19 de abril, enriqueció el calendario cívico mexicano y se volvió un verdadero rito para el movimiento indígena del país. Los nuevos líderes aborígenes aprovecharon también el congreso para planear la estructuración de un movimiento perenne mediante el proyecto de la Federación Obrero-Campesina Indígena. Dicho proyecto, aunque nunca vio la luz, puede ser considerado como el antecedente directo de la CNJI. De hecho, el hijo de Julián Escalante, el representante otomí que había sido el autor intelectual de la iniciativa, se convertiría en la década siguiente en miembro destacado de la CNJI. La filiación no era solamente teórica.

  • 42 “Historia Gráfica de la Confederación Nacional de Jóvenes y Comunidades Indígenas. 1946 1952”, La V (...)

27En junio de 1946, un pequeño grupo de “idealistas” fundó la CNJI42. Los fundadores del movimiento, egresados de los centros de capacitación para indígenas, reivindicaban su pertenencia a diferentes etnias (figura 2).

Figura 2. Los fundadores de la CNJI: retrato de grupo

Figura 2. Los fundadores de la CNJI: retrato de grupo

Sentados, de izquierda a derecha: Florentino Escamilla (otomí), Ramón Hernández López (mixteco), Amando Ramírez García (mazahua). Parados, de izquierda a derecha: Guillermo Tapia Velasco (mixteco), Miguel Hernández Chávez (otomí), Onésimo Ríos Hernández (zapoteco), Alicia Martínez (zapoteca), Esteban Rosales Campos (mixteco).

Fuente: La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952.

  • 43 AGN, MAV, exp. 111/460, Carta de José Siurob a Rogelio de la Selva, 22 de noviembre de 1946.

28A finales de 1946, el doctor y general José Siurob explicaba al secretario del nuevo presidente, Miguel Alemán (1946-1952), que eran jóvenes muy preparados, cercanos a la ideología revolucionaria del partido y de mayor confianza que los integrantes de la Confederación de Danzas Indígenas43. Si bien la mesa directiva de la Confederación de Danzas había apoyado la campaña electoral de Alemán, sus miembros eran católicos devotos y actuaban con fanatismo, según el viejo revolucionario. En aquel entonces, Siurob, como presidente de la Confederación Nacional de Defensa Revolucionaria, deseaba crear una “Alianza de Comunidades Indígenas de la República”. La CNJI se incorporó de hecho a aquella alianza, pero pronto se volvió el eje central del movimiento aborigen.

  • 44 “El Congreso de Estudiantes Indígenas Quedó Inaugurado”, El Nacional, 17 de mayo de 1949. El 16 de (...)

29La CNJI estaba organizada como un movimiento sindical o político (figura 3). Entre 1947 y 1957 hubo un reajuste de directivos, pero los más influyentes siguieron controlando el movimiento. Ese grupo tomó el control de la Federación de Estudiantes Indígenas en mayo de 1949 y la integró a su organización44.

Figura 3. Dos mesas directivas del movimiento indígena: la CNJI en 1947 y la CNJCI en 1957

La CNJI en 1947

Puesto

Nombre

Presidente

Profesor Ramón Hernández López

Secretario general

Epitacio F. Vázquez

Secretario de Defensa y de Asuntos Técnicos

Onésimo Ríos Hernández

Secretario de Organización, Prensa y Propaganda

Fidel Velázquez Velázquez

Secretario de Relaciones Exteriores

Máximo Santiago

Secretario de Acción Social y Cultural

Ángel Santos

Secretaria de Acción Femenina

Alicia Martínez Pérez

Secretario de Finanzas

Eleazar Aguilar

Secretario de Actas y Acuerdos

Amado Ramírez García

Vocal

Miguel Hernández Chávez

Oficial Mayor

Felipe Nery

La CNJCI en 1957

Puesto

Nombre

Secretario general

Profesor Onésimo Ríos Hernández

Secretario de Prensa y Propaganda

Profesor Herlindo Alejo Ayala

Secretario de Asuntos Agrarios

Anastasio Romero Ávila

Secretario de Asuntos Obreros

Fidel Velázquez Velázquez

Secretario de Asuntos Sociales

Profesor Roberto Zárate Martínez

Secretario de Asuntos Educativos

Profesor Bricio Escalante Quiroz

Secretario de Asuntos Estudiantiles

Licenciado Ponciano Morales Gabriel

Secretaria de Asuntos Femeniles

Profesora Susana Chávez Cano

Secretaria de Finanzas

Profesora Ofelia Procopio Padilla

Secretario del Exterior

Bernabé Santos Madrigal

Secretario de Actas y Acuerdos

Nicolás Carlos Bautista

Vocal

Profesor Rafael López

Oficial mayor

Jesús Carlos Alejo

Representante ante el Instituto Nacional Indigenista

Licenciado Ulrick Lorenzo Figueroa Mata

Representante ante la Dirección General de Asuntos Indígenas

Profesor Anastasio Pérez Castellanos

Representante ante el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana

Profesor Willehado Espinoza

Fuente: AGN, MAV, exp. 111/460, Carta de la CNJI a Alemán, 10 de marzo de 1947 y AGN, ARC, exp. 433/211, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 4 de mayo de 1957, respectivamente.

  • 45 “La verdad del Indio expresará el Presidente de la Confederación Nacional de Jóvenes Indígenas en e (...)

30En diciembre de 1949, el presidente de la CNJI destacaba la intensa labor organizativa realizada durante el año anterior45. La CNJI no solo había estructurado sus organismos de base en las diferentes regiones indígenas, sino que también había firmado una serie de “pactos de adhesión y ayuda mutua” con la Unión Azteca “Gran Luz”, la Federación de Danzas Indígenas, la Unión Regional de Comunidades Indígenas de Acción Social del Estado de Oaxaca y el Consejo Supremo de la Raza Tarahumara. Por otro lado, la CNJI mantenía relaciones solidarias con la Alianza de Comunidades Indígenas de la República, el Frente Zapatista, la Agrupación de Veteranos de la Revolución, el Sindicato de Trabajadores de Educación, la Confederación Nacional Campesina, las Juventudes Revolucionarias del Distrito Federal, la Unión Serrana Oaxaqueña y la Confederación Nacional de Asociaciones de Padres de Familia. De las organizaciones de esta larga lista, el Consejo Supremo de la Raza Tarahumara era un centro indígena casi autónomo [Sariego Rodríguez, 2000].

  • 46 “El Congreso Nacional de Jóvenes Indígenas Quedó Clausurado Ayer”, El Nacional, 8 de diciembre de 1 (...)

31Rápidamente, la CNJI y la CNJCI se volvieron intermediarias entre las comunidades indígenas y el poder político [Robinet, 2019]. De manera general, la organización pedía lo mismo que los funcionarios de la DGAI o del INI: más “Centros de Capacitación”, “Brigadas de Mejoramiento Indígena”, “Procuradurías de Comunidades Indígenas” y “Centros Coordinadores”, así como más escuelas, becas, medicamentos, caminos e infraestructuras46. Transmitía las reivindicaciones locales a las más altas autoridades del país, ya fuese el INI, la DGAI, la Cnop, el PRI o la misma Presidencia de la República. Intervenía también en caso de conflicto. A finales de los años cincuenta, la CNJCI era una organización reconocida y lograba obtener acciones diligentes por parte del Gobierno de la República. El caso ejemplar del pueblo de Tierra Blanca (Veracruz) permite entender su papel de constante mediador entre el Ejecutivo y las comunidades indígenas. En junio de 1958, la CNJCI informaba al presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) de la existencia de un temible cacique llamado José Fuentes Pantoja, peligroso sujeto que se había aliado con un maestro corrupto de la SEP y era apoyado por la policía local. El conflicto entre el cacique y algunos habitantes de Tierra Blanca se dio en el contexto del desplazamiento o “reacomodo” de las comunidades indígenas de la Cuenca del Papaloapan, previsto por el Gobierno para llevar a cabo la construcción de una serie de presas hidráulicas [Greaves, 2015]:

  • 47 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 2 de junio de 1958.

“Tenemos la pena de informar a usted, con la atención y respeto debidos, que el día 30 de mayo ppdo., seis compañeros miembros de esta organización y de nuestro Comité Filial en la Colonia Agrícola José Fuentes Pantoja, Congregación de Juárez, Tierra Blanca, Ver., fueron violentamente agredidos por la policía local de Tierra Blanca, acompañados del señor José Fuentes Pantoja, quien […] se constituyó representante de dicha Colonia, a raíz de su fundación. […] Pero el antecedente es que, habiéndose organizado nuestros compañeros indígenas, en un Comité Civil de Defensa de sus Derechos, vulnerado por José Fuentes Pantoja, quien está asesorado por el Maestro Rural de la Colonia, y tiene amedrentados a los demás colonos, con sus procedimientos ilegales, el señor José Fuentes Pantoja ha urdido toda clase de acusaciones en contra de los inconformes que le exigen rendición de cuentas hasta por la cantidad de $ 20,000.00 que con múltiples pretextos les ha cobrado, y que, incluso, al responder a la demanda judicial que presentaron nuestros compañeros en el puerto de Veracruz, aceptó plenamente haber dispuesto de ese dinero, pero que no podía devolverlo porque ‘se le extravió’. […] Existe la circunstancia, además, de que el señor Fuente Pantoja a [sic] dicho a todo mundo que, espera pronto se vayan los indígenas, para así poder disponer de los lotes, que incluso a [sic] ofrecido a quienes más de cerca le siguen; ello no obstante que nuestros compañeros están en su legítimo derecho, pues la Comisión del Papaloapan los consideró de “REACOMODO” […]. Ya en ocasión anterior, y por las mismas razones, presentamos formal denuncia de la situación que privaba en la Colonia a la que Fuentes Pantoja impuso su propio nombre; en comunicación dirigida a las autoridades de la Secretaría de Educación Pública señalamos al profesor de la Escuela local como presunto responsable de cualquier situación violenta o de conflicto que llegara a presentarse; así como también hicimos del conocimiento de las autoridades de nuestro Partido que, Fuentes Pantoja, con el pretexto de que necesitaba las fotografías tamaño credencial, de los compañeros, para que les dieran sus títulos de propiedad, los inscribió en otro Partido Político, sin el conocimiento ni la voluntad de los compañeros”47.

  • 48 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 28 de junio de 1958.

32El comité indígena local, filial de la CNJCI, había sido acusado de “preparativos sediciosos en contra del Régimen Institucional” por el cacique Pantoja, lo cual resultaba particularmente grotesco, pues la Confederación estaba dirigida por priistas de hueso colorado. Menos de un mes después de la alerta de la CNJCI, el conflicto fue resuelto: gracias a la intervención de Alfonso Caso, un abogado del INI ayudó a los miembros del comité local de la CNJCI a garantizar sus títulos de propiedad contra el todopoderoso Pantoja48. El caso de Tierra Blanca no fue el único. El mismo mes, la CNJCI hizo alusión a otro triunfo suyo:

  • 49 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Boletín oficial de información de la CNJCI, 28 de junio de 1958.

“[…] los colonos Indígenas de RESUMIDERO, OAX., afiliados a la CNJCI., amenazados y atacados en sus bienes e intereses por un atrabiliario cacique pueblerino, recibieron la atención a que como ciudadanos y como mexicanos tienen derechos”49.

33En este último caso, la CNJCI dio las gracias al presidente Ruiz Cortines, a los secretarios de Gobernación y de Defensa Nacional y al gobernador de Veracruz, así como a los directores del INI y del Centro Coordinador Indígena de la Cuenca del Papaloapan.

  • 50 Por ejemplo: AGN, MAV, exp. 123/21747, Carta de la CNJI a Miguel Alemán, 25 de noviembre de 1950; “ (...)
  • 51 Existía un “coordinador general” de la CNJCI en los siguientes estados: Chiapas (Erasto Urbina), Gu (...)
  • 52 “Jóvenes Indígenas en la Campaña del Lic. López Mateos”, El Nacional, 22 de noviembre de 1957.

34Existieron muchos otros casos en los cuales la CNJCI denunciaba a caciques locales o hacía gestiones en beneficio de los indígenas50. En otros términos, la CNJCI, integrada al PRI, era influyente y actuaba como un intermediario eficiente. En esa época tenía una presencia consolidada en diez estados de la República51. A cambio, ayudaba al PRI en sus campañas electorales mediante la traducción de los discursos políticos a idiomas nativos52. Se trataba menos de un fenómeno de cooptación que de una integración voluntaria de los líderes indígenas al sistema político mexicano, lo cual era lógico, ya que el legítimo defensor de la política indigenista del Gobierno era el PRI y no el Partido Acción Nacional, el Partido Comunista Mexicano o el Partido Popular.

  • 53 La Voz del Indio, 6 de julio de 1953, p. 1.

35Durante sus catorce años de existencia, la Confederación publicó dos periódicos: Alborada Indígena y, posteriormente, La Voz del Indio, cuyo tiraje ascendía a 5.000 ejemplares53. Además de su relación de lealtad con el poder político mexicano, la cual no excluía la crítica, la Confederación organizó una serie de acciones para defender y fortalecer la identidad indígena. Mediante ese trabajo, la CNJI y la CNJCI lograron construir una verdadera cultura política indígena con símbolos, figuras y repertorios de acción.

  • 54 “Se clausuró la reunión indígena”, El Nacional, 24 de octubre de 1944.
  • 55 “Temas básicos de las juventudes indígenas”, El Universal, 11 de diciembre de 1949.

36La primera referencia tutelar de la Confederación era el emperador Cuauhtémoc. Desde finales del siglo XIX, su figura se había vuelto central para la identidad nacional mexicana [Gillingham, 2005]. De hecho, a mediados de los años 1940, los estudiantes indígenas consideraban al tlatoani como el “representativo más alto de su raza”54. Eso permite entender que en 1949 el descubrimiento de los supuestos “huesos” del emperador fuera vivido como un verdadero triunfo por los militantes de la alteridad. A partir de entonces, la CNJI y la CNJCI atacaron sistemáticamente a todo aquel que emitiera reservas acerca de la autenticidad de los “huesos” del tlatoani. Durante el Primer Congreso Nacional de Juventudes Indígenas, celebrado en diciembre de 1949, el secretario general de la CNJI criticó vehementemente a la comisión oficial encargada de examinar los restos de Cuauhtémoc y exigió la destitución de sus miembros: “[…] los arquitectos Ignacio Marquina y el historiador Silvio Zavala, en su forma de proceder, demuestran estar al servicio de un hispanismo exagerado e incongruente, y por lo tanto no deben ocupar puestos oficiales […]55”. Durante el mismo congreso, un alumno indígena de una escuela prevocacional del Instituto Politécnico Nacional publicó un texto para celebrar las virtudes del héroe racial:

  • 56 Corcino Lora Ramírez, “Cuauhtémoc”, Alborada Indígena, 9 de diciembre de 1949, p. 4.

“Con este rey valiente cayó la monarquía Azteca y con ella la nación cuyo símbolo fue el águila legendario [sic] que determinó la fundación de Tenochtitlán. Cayó sí pero con la nobleza y dignidad, causando la admiración aún de sus mismos vencedores. Es por eso que la CONFEDERACION NACIONAL DE JOVENES INDIGENAS reconoce a este héroe como símbolo de su raza”56.

  • 57 Por ejemplo, “Aniversario del Sacrificio del Egregio Cuauhtémoc”, El Universal, 29 de febrero de 19 (...)
  • 58 “Ya Están en Camino los Contingentes Indígenas Para la Marcha a Ixcateopan”, El Nacional, 17 de ago (...)
  • 59 AGN, ARC, exp. 534/321, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 19 de junio de 1958.

37Los aniversarios de los diferentes momentos de la vida de Cuauhtémoc se volvieron fechas emblemáticas del calendario militante de la CNJCI57. El pueblo de Ixcateopan, en Guerrero, lugar del descubrimiento de los falsos “huesos” del emperador, así como el Monumento a Cuauhtémoc de Ciudad de México, en el Paseo de la Reforma, fueron sacralizados por la organización (figura 4). Después de una “grandiosa marcha a Ixcateopan”, en 1950, el pequeño pueblo guerrerense se convirtió en lugar de reunión para la Confederación58. Aprovechando su dimensión simbólica, la CNJCI llegó incluso a pedir al presidente Ruiz Cortines que se creara allí un internado para jóvenes indígenas59. El Monumento a Cuauhtémoc, generalmente defendido por una “guardia” de líderes indígenas y decorado con flores, se transformó en un lugar de protesta para pedir más recursos al Gobierno federal.

Figura 4. El Monumento a Cuauhtémoc

Figura 4. El Monumento a Cuauhtémoc

Fuente: El Nacional, 21 de agosto de 1950.

  • 60 Onésimo Ríos Hernández, “Notas editoriales”, La Voz del Indio, 15 de marzo de 1956, p. 1.
  • 61 “En Bellas Artes: Homenaje a Benito Juárez”, El Universal, 18 de julio de 1952; “Al Benemérito de l (...)
  • 62 “Hay que mexicanizar al Indio y no indigenizar a México” era uno de los lemas de la CNJI. Era una r (...)
  • 63 El Universal, “Conferencias Sobre los Valores Indígenas”, 23 de septiembre de 1952.

38Benito Juárez, “indio legendario: estadista y patriota”, fue la segunda figura totémica del movimiento60. Uno de los lemas de la CNJI era la clásica frase del antiguo presidente indio: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. El papel histórico del “benemérito de las Américas” era estudiado de manera detallada por La Voz del Indio y sus lectores61. En otras palabras, la Confederación se apropiaba los héroes nacionales venerados por la sociedad mestiza, considerados por sus militantes como símbolos tanto de resistencia como de integración, alimentando la constante ambigüedad de la gran nebulosa autóctona que pretendía, como Cárdenas, “mexicanizar al Indio y no indigenizar a México”, y que buscaba al mismo tiempo la indianización del indigenismo mediante aborígenes capacitados62. Es preciso notar que ese fenómeno de apropiación no era excluyente: el movimiento indígena hacía suyos a varios personajes del relato nacional sin adueñarse de ellos. Al reivindicar ciertas figuras revalorizaba de manera global el pasado indígena en la construcción nacional. Por ejemplo, en septiembre de 1952, la CNJCI organizó, para sus miembros, pero también para un público mestizo, un ciclo de conferencias sobre las “figuras representativas de la raza indígena” en el Palacio de Bellas Artes63.

  • 64 “Del mismo grupo autóctono surgió la proposición de que el Día del Indio Americano no sea el 14 de (...)
  • 65 “Editorial. El Día del Indio”, Boletín Indigenista, 1942, vol. 2, no 1, p. 1.
  • 66 Cf., por ejemplo: “México se ha Encontrado a sí Mismo en el Arte Escénico. Bello Festival del Indio (...)
  • 67 “Programa de las Festividades con que se Celebrará el Día del Indio”, El Nacional, 18 de abril de 1 (...)

39Creado por los propios autóctonos, el Día del Indio Americano era el tercer gran momento del calendario militante indígena. Como dijimos antes, es imperioso recordar que habían sido los delegados indígenas del congreso de Pátzcuaro los que habían inventado esa tradición. No habían escogido como fecha de celebración el 14 de abril, día de la inauguración del congreso, sino el 19, “[…] fecha en que por vez primera se pusieron en contacto los indígenas en la sesión plenaria celebrada en la posada de Don Vasco”64. Según una fuente posterior, habían pensado: “Que es bueno que los grupos indígenas de América tengan ocasión de concentrar el espíritu de su raza en una misma fecha cada año”65. Durante las décadas de 1940 y 1950, la CNJI y la CNJCI celebraron el 19 de abril, generalmente en colaboración con las diferentes entidades que componían el dispositivo indigenista (es decir, con la DGAI de la SEP, el INI y el III)66. Ese ritual funcionaba tanto como práctica de identificación indigenista cuanto como homenaje a los propios indígenas de América [Giraudo, 2017]. Además de los discursos y de las danzas, la celebración del 19 de abril favorecía la proyección continental del movimiento autóctono. En 1958, el programa de celebraciones de la CNJCI en el Distrito Federal preveía la participación del diputado Juan Colman, “representante de los indígenas Cuna de Panamá”, así como una serie de ofrendas en el Monumento a Cuauhtémoc y en el Hemiciclo a Juárez67. El mismo día, el “pleno del consejo nacional” tenía que reunirse en Ixcateopan para rendir “homenaje a las delegaciones de indígenas de Norte y Sudamérica ante los restos de Cuauhtémoc”. Inventada en 1940, la nueva tradición se había vuelto muy popular gracias a las organizaciones indígenas. La fuerza del movimiento aborigen, eje central de la nebulosa autóctona de las décadas de 1940 y 1950, favorecía también la indianización de las comunidades locales. En interacción con los militantes de la CNJI/CNJCI, varios actores rurales optaron por la estrategia de la alteridad para obtener más consideración por parte de las autoridades.

Las comunidades rurales y los usos locales de la indianidad

40En junio de 1952, los miembros del Comité Regional Indígena de Orientación Política, organización oaxaqueña dependiente de la CNJCI, escribieron al director de La Voz del Indio para pedirle ayuda ante los problemas causados por el “reacomodo”:

  • 68 “Proteste usted”, La Voz del Indio, 5 de julio de 1952, p. 2.

“[…] le suplicamos tenga a bien insertar en las columnas del periódico que dirije [sic], nuestra protesta por el abandono en que se nos tiene en esta región del Papaloapan, pues creemos que las familias indígenas que hemos acudido a solicitar nuestros lotes, debemos contar con la dirección de nuestras instituciones especializadas, como son la Dirección de Asuntos Indígenas o el Instituto Nacional Indigenista. Es cierto que la Comisión del Papaloapan nos atiende pero no sería mejor que nuestras instituciones nos orientaran para levantar nuestras casitas, iniciar cultivos, etc., hay también algo muy importante, la atención médica, nosotros hemos tenido noticias de que en la ciudad de México en nuestro Departamento de Asuntos Indígenas hay muchos médicos, no podrían enviarnos a algunos que vinieran a enseñarnos a curarnos de los males más rudimentarios como son las enfermedades del estomago, el paludismo y las enfermedades de los niños […]”68.

41Firmado por ocho habitantes de la colonia Cozoltepec de Temascal (Oaxaca), la carta de los lectores de La Voz del Indio nos muestra hasta qué punto los indígenas consideraban a la DGAI y al INI como “sus” instituciones. De manera general, los archivos de la Presidencia de la República confirman la existencia de una auténtica sed de indigenismo por parte de los indígenas. Las comunidades podían agradecerle al presidente su política indigenista, tal y como lo hicieron las autoridades de Zacapu (Michoacán) que, a inicios de 1947, mandaron el siguiente telegrama a Miguel Alemán:

  • 69 AGN, MAV, exp. 480/1, Telegrama de Jesús Luciano a Alemán, 26 de febrero de 1947.

“Seiscientos indígenas poblado santa fe de la laguna nuestro conducto agradecenle acuerdo dicto reinstalando servicio procuradurías hoy dentro secretaria educación pública coma cuyas procuradurías desarrollan valioso trabajo favor resolución nuestros angustiosos problemas […]”69.

  • 70 AGN, ARC, exp. 485.1/3, Carta del Comité Pro-Centro Coordinador Indigenista de la Zona Maya a Ruiz (...)

42Otros habitantes de la República pedían directamente la creación de centros del INI, como los “1.500 padres indígenas de familia reunidos en el comité pro-centro coordinador indigenista de la zona maya” que escribieron al presidente Ruiz Cortines a finales de 195470. Los que se identificaban como indígenas a nivel local hacían generalmente suya la meta oficial del indigenismo: la “incorporación del indio a la civilización”. En agosto de 1941, la Sociedad de Alumnos del internado indígena de Matlapa (San Luis Potosí), alertaba al presidente Ávila Camacho en los siguientes términos:

“Elevamos ante Ud. enérgica protesta suplicándole haga saber al Departamento de Asuntos Indígenas que nuestra incorporación es imposible de conseguirse únicamente con buena voluntad; necesítanse elementos, vestuario suficiente, medicinas, anexos, etcétera” [apud Greaves, 1999, p. 380].

  • 71 AGN, fondo Adolfo López Mateos, exp. 482.1/2, Carta de la Asociación Regional de Zapotecas Oaxaqueñ (...)

43A inicios de 1962, la Asociación Regional de Zapotecas Oaxaqueños pedía al presidente Adolfo López Mateos la creación de un centro coordinador del INI para la Sierra de Juárez. Según esa asociación, el nuevo centro debía servir a “la incorporación de nuestros pueblos […] a la civilización”71. No parecía haber contradicción entre presentarse como indígenas y usar la terminología oficial de la asimilación.

  • 72 “Carta de nuestros lectores”, La Voz del Indio, 15 de diciembre de 1956, p. 2.
  • 73 Archivo personal de Onésimo Ríos Hernández, Comité Político Pro-Onésimo Ríos H. para Diputado Feder (...)

44La identificación indígena podía ser estratégica y flexible, tanto a nivel de los directivos del movimiento nacional como a nivel local. En septiembre de 1956, el director de la Escuela Rural Federal de Lalana (Oaxaca) y el presidente de la sociedad de padres de familia de dicha escuela solicitaron la intervención de La Voz del Indio ante la SEP para obtener más maestros, teniendo en cuenta que esa institución velaba “por los problemas de Escuelas, Ayuntamientos y demás de los pueblos indígenas o mejor dicho de los pueblos serranos”72. La identificación indígena podía entonces ser un recurso legítimo para los que se consideraban al mismo tiempo campesinos o, como en Oaxaca, “serranos”. De hecho, la CNJI/CNJCI tenía lazos estrechos con la Unión Serrana Oaxaqueña. En 1952, cuando Onésimo Ríos Hernández quiso obtener el reconocimiento del PRI para ser diputado federal, invocó tanto el apoyo de los zapotecas y mixtecos como el de los serranos, lo cual permitía también seducir a los electores “mestizos”73. La identificación indígena era entonces maleable y podía mezclarse con otras identificaciones sociales.

45En suma, la “nebulosa autóctona” que surgió en el México posrevolucionario no tenía fronteras claras, al igual que la “definición del Indio y de lo Indio” formulada por Alfonso Caso en 1948. Sin embargo, un conjunto de aspiraciones unía claramente a una serie de actores muy diferentes, fuesen políticos, maestros, estudiantes o padres de familia, o habitantes de la capital o de los pequeños pueblos de Guerrero, Oaxaca o Veracruz. El anhelo general de quienes se identificaron como “indígenas” era el desarrollo general del indigenismo y su indianización práctica, es decir, que las políticas de la DGAI o del INI pudieran estar orientadas por sus beneficiarios y que los más “capacitados” de ellos pudieran tener voz y voto en el dispositivo diseñado para solucionar sus problemas. La indianización simbólica, mediante el uso de la categoría “indígena” o la invocación de la historia monumental, justificaba la indianización práctica.

  • 74 Manuel Lerin, “Lealtad y Conservación de lo Indio”, El Nacional, 4 de octubre de 1948.

46Por consiguiente, la historia del indigenismo no se puede escribir sin examinar su recepción subterránea y la movilización constante de su público principal. El activismo de los militantes de la alteridad contrastaba en gran medida con la visión que podía tener la opinión pública mestiza de los grupos indígenas. En octubre de 1948, un editorialista del periódico oficial definía a los indios como pasivos, cualidad que, según él, habían heredado del periodo colonial: “El indio, como una reminiscencia del tiempo de la dominación española, conserva los signos del recato; en sus actos la timidez emerge a la superficie confundiéndose en ciertas ocasiones con la cortesía”74. Sin embargo, la “nebulosa autóctona” fue sumamente activa, pronunciando discursos, mandando cartas y telegramas, organizando congresos y reuniones, creando su propia prensa, militando en el PRI, construyendo escuelas, abriendo caminos, celebrando a Juárez y a Cuauhtémoc, denunciando caciques y pidiendo tierras.

47La formación de esa nebulosa se anticipó en parte al nacimiento del “indigenismo participativo” de los años setenta [Muñoz, 2016] y a la reestructuración paralela del movimiento indígena [Mejía Piñeros y Sarmiento Silva, 1991]. En los tiempos del “milagro mexicano”, de la industrialización, de la sociedad de consumo y de la urbanización anárquica, los indígenas, o más bien los que hablaban en su nombre, querían sobre todo ser visibles y escuchados. La identificación indígena era indisociable de una experiencia general de desprecio y de racismo. En otras palabras, ser indígena no era solamente una estrategia individual o colectiva, fría o calculadora, sino también un conjunto de emociones, una reacción epidérmica ante el desdén social, una pasión orgullosa por defender a los olvidados de la modernidad. Elogiada por La Voz del Indio, la película indigenista Raíces (1955) plasmaba, probablemente mejor que cualquier análisis histórico, la sed de reconocimiento de un grupo marginal que fue grotescamente caricaturizado por el cine mexicano de la “época de oro”. Dejemos entonces la última palabra a la crítica autóctona y a la jubilación de los “vencidos”:

  • 75 “Raíces”, La Voz del Indio, 15 de julio de 1955, p. 8, 11.

“Un extranjero arqueólogo, llega al Tajín acompañado de su esposa; súbitamente se ve acosado por instintos seniles, ante la fragancia y juventud de una linda Papanteca que lo rechaza; recuerda que se dice que el indio, es fácil presa de la ambición, propone al padre de la moza dinero, mucho dinero, y mejorarle su ‘raza’ con un nieto mestizo de extranjero blanco. El indio lo escucha inmutable, reflexiona y pausadamente le contesta que la proposición es razonable: que mucho le gustaría esa mezcla de razas, a su vez propone doble cantidad de dinero pero por la esposa del extranjero. Este se queda de una pieza, el indio le regresa la ofensa cruda y descarnada. Una buena lección para los que piensan que el indio no tiene dignidad”75.

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Notes

1 Fernando Benítez, “Se inició el congreso estudiantil indígena”, El Nacional, 21 de octubre de 1944. Fernando Benítez (1912-2000) empezó a trabajar para El Nacional en la segunda mitad de los años treinta y llegó a ser director de ese diario en 1947. Es hoy considerado como un pionero del periodismo cultural en México. Dedicó una gran parte de su obra a la historia de los grupos indígenas y fue un observador atento del indigenismo en México. Recibió, entre muchas otras distinciones, la “Medalla Manuel Gamio al mérito indigenista”, en 1979.

2 Ibid.

3 El Daai funcionó entre 1936 y 1946. A finales de 1946 sus atribuciones fueron transferidas a la Secretaría de Educación Pública (SEP), que creó entonces la Dirección General de Asuntos Indígenas (DGAI). La DGAI conservó los tres pilares del Daai (los internados, los procuradores de comunidades indígenas y las misiones o “brigadas” de mejoramiento indígena), aunque con un presupuesto reducido. El hecho de que México haya sido sede del Primer Congreso Indigenista Interamericano en 1940 “fue el fruto de una serie de sucesos de última hora”. En realidad, el congreso hubiera debido celebrarse en La Paz, Bolivia. En México, el Daai se encargó lógicamente de la organización del congreso, y su director, Luis Chávez Orozco, fue electo presidente de la gran reunión de Pátzcuaro [Giraudo, 2011, p. 25-29]. “Se confía en que resultará obra fructífera la que se realiza ahora en Pátzcuaro”, El Nacional, 16 de abril de 1940

4 Sobre este congreso, celebrado en la capital entre el 20 y el 23 de octubre de 1944, cf. “Los Estudiantes Indígenas Piden se Implante Nuevamente la Coeducación”, El Nacional, 22 de octubre de 1944; “Se clausuró la reunión indígena”, El Nacional, 24 de octubre de 1944; “Segundo congreso nacional de estudiantes indígenas”, Boletín indigenista, vol. 4, no 4, diciembre de 1944, p. 318-324. El primer congreso de estudiantes indígenas se reunió cuando Luis Chávez Orozco dirigía el Daai (es decir, entre 1938 y 1940), pero se desconoce la fecha exacta. “Notas editoriales: Teoría y realidad del indigenismo”, La Voz del Indio, 15 de diciembre de 1956, p. 1.

5 La palabra “dispositivo” se refiere a un concepto desarrollado por Michel Foucault que incluye discursos, prácticas y espacios que confluyen de manera heterogénea para gobernar a una población. Haremos aquí un uso no estricto de este concepto. El dispositivo indigenista hace alusión en este artículo a la multiplicidad de instituciones que fueron creadas para solucionar el “problema indígena” en México. En la segunda mitad del siglo XX, sus principales pilares eran el Instituto Nacional Indigenista, la Dirección General de Asuntos Indígenas de la SEP y el Instituto Indigenista Interamericano. Otras instituciones, como el Patrimonio Indígena del Valle del Mezquital, pueden ser incluidas en esta definición.

6 Art. cit., Boletín indigenista, p. 320.

7 Esa expresión alude al famoso libro de Miguel León-Portilla, Visión de los vencidos: relaciones indígenas de la Conquista [1959]. A finales de los años cincuenta, Miguel León-Portilla era secretario general del Instituto Indigenista Interamericano y conocía de cerca el movimiento indígena mexicano. Por ejemplo, en 1957, presidió, junto con el entonces director de la Dirección General de Asuntos Indígenas de la SEP, Mario Aguilera Dorantes, une serie de asambleas convocadas por la Confederación Nacional de Jóvenes y Comunidades Indígenas; “Asambleas de la confederación de jóvenes y comunidades indígenas”, Boletín indigenista, vol. 17, no 1, marzo de 1957, p. 64. Según él, el objetivo del indigenismo era “la aculturación científicamente planeada del indio” (Miguel León-Portilla, “El problema indígena en el continente americano”, La Voz del Indio, 15 de noviembre de 1955, p. 5). Sus trabajos sobre la “visión de los vencidos” respondían en parte a esa meta: “Se emprende asimismo un estudio acerca de la cosmovisión indígena en el pasado y en el presente en la firme persuasión de que a través del pensamiento y la psicología del indio podrá penetrarse mejor en su mundo interior para enriquecerlo íntegramente. A este respecto el suscrito hace un estudio sobre el pensamiento de los aztecas precolombinos y sus supervivencias contemporáneas” (ibid., p. 11).

8 La palabra “nebulosa” es una referencia al libro de Christian Topalov [1999]. Una nebulosa reúne a un conjunto de actores no necesariamente coordinados, cuya acción confluye en un mismo sentido, a diferencia del concepto de “campo” formulado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu, que tiene fronteras más claras y que implica cierto determinismo (cada “campo” produce un habitus específico). Usaremos aquí la expresión “galaxia” en el mismo sentido que “nebulosa”.

9 La crítica del concepto tradicional de raza y de sus implicaciones (desigualdad entre los grupos humanos, pureza racial, determinismo biológico) por parte de los indigenistas se formuló con precisión a inicios de los años cuarenta, en relación con el combate contra las potencias del Eje [Giraudo & Martín-Sánchez, 2013]. Un momento clave a escala latinoamericana fue el Primer Congreso Demográfico Interamericano, celebrado en Ciudad de México en 1943. Sin embargo, es de notar que muchos autores, incluso en el campo de las ciencias sociales, quisieron proteger el concepto de raza contra los ataques de la antropología cultural o de la Escuela de Chicago. Era, por ejemplo, el caso del doctor Luis Bossano, profesor de sociología en la Universidad Central de Quito: “Cuando esas características que son peculiares de cada grupo han llegado a perpetuarse en líneas constantes por virtud de la acción hereditaria, se presenta el caso de lo que ha venido a denominarse una raza. Según este concepto, está en la naturaleza de la raza el encarnar, además de los atributos específicos de lo humano, un conjunto de modalidades propias agregadas a dichos atributos con carácter de permanencia más o menos durable. […] Los atributos de las llamadas razas se representan en una variedad de condiciones de índole morfológica, fisiológica y, por ende, psicológica” [Bossano, 1944, p. 275-276].

10 “El problema indígena no es un problema racial”, Acción Indigenista, no 3, 1953, p. 1.

11 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 94 años, agosto de 2018, en su domicilio de Ciudad de México.

12 “Solución de conjunto para los problemas de la región otomí”, El Nacional, 27 de septiembre de 1936. Sobre la Firo, cf. Benjamin Smith [2009, p. 246].

13 Onésimo Ríos Hernández, “Ante el III Congreso Indigenista Interamericano”, El Nacional, 26 de junio de 1954.

14 Cf. Leo S. Rowe y James B. Scott [1938, p. 558].

15 “El problema indígena está en mexicanizar a los indios”, El Nacional, 15 de abril de 1940.

16 Archivo General de la Nación (AGN), fondo Manuel Ávila Camacho (MAC), exp. 135.2/27, Carta del Seminario Indigenista de México a Ávila Camacho, 12 de abril de 1941.

17 Ángel Torres, “Inauguración de la I Convención de las Juventudes Indígenas”, El Nacional, 6 de diciembre de 1948; Genaro V. Vásquez, “La Juventud Necesita Símbolos…”, Alborada Indígena, no 5, 9 de diciembre de 1949, p. 6, 12-14; “Síntesis de actividades de la CNJI”, Boletín indigenista, vol. 11, no 2, junio de 1951, p. 152; “Lo que opinan de la voz del indio”, La Voz del Indio, 2 de agosto de 1952, p. 3; Genaro V. Vázquez, “Hay que darle la razón al indio aunque no la tenga”, La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952, p. 9; “Cosijoeza. Rey de los Zapotecas”, La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952, p. 13; “La historia de ‘La Voz del Indio’”, La Voz del Indio, 15 de julio de 1955, p. 7; AGN, fondo Adolfo Ruiz Cortines (ARC), exp. 433/211.

18 En 1939 publicó un Compendio de gramática náhuatl [Martínez Díaz, 2010, p. 63].

19 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 2018

20 “Hoy se Celebra el Día del Indio Americano”, El Nacional, 19 de abril de 1958.

21 AGN, MAC, exp. 485/2, Carta de la Gran Sociedad Cultural de Amigos Aztecas a Ávila Camacho y a Torres Bodet, 3 de septiembre de 1944.

22 Ibid.

23 Ibid.

24 AGN, MAC, exp. 506.12/11, Carta del Instituto Indigenista Mexicano a Ávila Camacho, 31 de marzo de 1945. Ese instituto era dirigido por José Pavía Crespo y es muy probable que fuera el heredero del Seminario Indigenista Mexicano.

25 Los primeros movimientos a favor de la “mexicanidad” surgieron en la segunda mitad del siglo XX. Se trataba de un nacionalismo místico que afirmaba la superioridad de lo autóctono en todos los campos (cultural, social y político).

26 Serie de tres entrevistas con Onésimo Ríos Hernández, 2018. El antiguo líder de la CNJI menciona a Félix Ramírez y Darío Suárez como figuras importantes. Existen muy pocas huellas de la Unión Azteca “Gran Luz”. AGN, fondo Miguel Alemán Valdés (MAV), exp. 485/1, Carta de la Unión Azteca “Gran Luz”, 26 de septiembre de 1947; Darío Suárez, “Aztecahtlamachtlaca Hueyi Tlahuile”, La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952, p. 24. Félix Ramírez colaboró activamente con La Voz del Indio; “Directorio”, La Voz del Indio, 15 de julio de 1955, p. 2.

27 AGN, MAC, exp. 433/620, Carta de la Federación de Comunidades Indígenas del Estado de Michoacán a Ávila Camacho, 4 de noviembre de 1946. Esa federación, presidida por Moisés Valencia, tenía un órgano llamado La voz de la sierra. Su lema era “Por la justicia y el derecho del indígena”.

28 Diario de los Debates de la Cámara de Diputados (DDCD), 13 de octubre de 1948.

29 Ibid.

30 Ibid.

31 AGN, MAC, exp. 433/164, Telegrama de Nabor Ojeda a Ávila Camacho, 27 de marzo de 1942. Pese a los problemas de comprensión que pudieran generarse, en esta y en las siguientes citas, se optó por reproducir fielmente los telegramas, respetando absolutamente la forma que les es propia.

32 AGN, MAC, exp. 433/164, Telegrama de Nabor Ojeda a Ávila Camacho, 14 de abril de 1942.

33 DDCD, 13 de octubre de 1948.

34 Ibid.

35 AGN, MAC, exp. 485/2, Cartas de Celso V. Ordaz Vargas a Ávila Camacho, 28 de febrero de 1945 y 3 de noviembre de 1945.

36 AGN, MAC, exp. 485/2, Carta de Celso V. Ordaz Vargas a Ávila Camacho, a la Cámara de Diputados, al Senado y al secretario de Educación Pública, 17 de diciembre de 1944.

37 “El movimiento indigenista [sic] encuadrado en el sector popular”, La Voz del Indio, 6 de julio de 1953, p. 4.

38 Archivo Alfonso Caso, exp. 52/10, “Lo que Oaxaca necesita”, proyecto de gobierno del Lic. Genaro V. Vásquez, con prefacio de la Firo, sin fecha.

39 Como explican Laura Giraudo & Juan Martín-Sánchez [2016, p. 261]: “Antes de Pátzcuaro, tenía mas difusión el término ‘indianismo’ para referirse en general al interés intelectual hacia los indígenas y lo indígena, y también a las políticas o intervenciones hacia estos grupos. Este término fue recuperado desde finales de los 1960, con un importante cambio de sentido, para indicar movimientos liderados por los mismos indígenas y empezó de hecho a usarse en contraposición a ‘indigenismo’”. Indianismo se refiere aquí a ese segundo sentido. Sin embargo, el indianismo de la CNJI/CNJCI, que hablaba en nombre de los indígenas, era también un indigenismo en la inmensa mayoría de sus reivindicaciones.

40 “En favor del arte indígena”, El Universal, 21 de abril de 1940.

41 “El Miércoles se Clausura el Congreso Indigenista”, El Universal, 22 de abril de 1940.

42 “Historia Gráfica de la Confederación Nacional de Jóvenes y Comunidades Indígenas. 1946 1952”, La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952, p. 14-16.

43 AGN, MAV, exp. 111/460, Carta de José Siurob a Rogelio de la Selva, 22 de noviembre de 1946.

44 “El Congreso de Estudiantes Indígenas Quedó Inaugurado”, El Nacional, 17 de mayo de 1949. El 16 de mayo de 1949 fue inaugurado el Congreso Nacional Constitutivo de la Federación de Estudiantes Indígenas con los representantes de las sociedades de alumnos de los diferentes centros de capacitación para indígenas. El presidente del congreso, Ramón Hernández López, y el presidente del comité coordinador de la nueva federación, Onésimo Ríos Hernández, eran también los principales líderes de la CNJI. Cf. también “La Juventud Indígena se ha Unificado para Cooperar en la Magna Obra del Gobierno”, El Nacional, 20 de mayo de 1949.

45 “La verdad del Indio expresará el Presidente de la Confederación Nacional de Jóvenes Indígenas en el Congreso que se inaugura hoy”, Alborada Indígena, 9 de diciembre de 1949.

46 “El Congreso Nacional de Jóvenes Indígenas Quedó Clausurado Ayer”, El Nacional, 8 de diciembre de 1948; “Temario del II Congreso de las Comunidades Indígenas”, El Nacional, 8 de noviembre de 1951; “Acuerdos del III Congreso Nacional de la CNJCI”, La Voz del Indio, enero de 1954, p. 1 y 6.

47 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 2 de junio de 1958.

48 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 28 de junio de 1958.

49 AGN, ARC, exp. 503.11/731, Boletín oficial de información de la CNJCI, 28 de junio de 1958.

50 Por ejemplo: AGN, MAV, exp. 123/21747, Carta de la CNJI a Miguel Alemán, 25 de noviembre de 1950; “Dotación de Ejidos a los Indígenas de Acatlán”, El Universal, 6 de julio de 1952; “Empleados Públicos Acusados de Despojo”, El Universal, 28 de agosto de 1952.

51 Existía un “coordinador general” de la CNJCI en los siguientes estados: Chiapas (Erasto Urbina), Guerrero (Waldo Ojeda Sánchez), Oaxaca (Heladio Hernández Jiménez), Puebla (Juan Castillo Valera), Veracruz (Rubén Santaella Mérida), San Luis Potosí (Ramón de Haro Carreón), Estado de México (Bricio Escalante), Michoacán (Antonio Santos), Jalisco (Anastasio Romero Ávila) y Chihuahua (Romualdo Rivera). AGN, ARC, exp. 503.11/731, CNJCI, Oficio circular no 281, 4 de junio de 1958.

52 “Jóvenes Indígenas en la Campaña del Lic. López Mateos”, El Nacional, 22 de noviembre de 1957.

53 La Voz del Indio, 6 de julio de 1953, p. 1.

54 “Se clausuró la reunión indígena”, El Nacional, 24 de octubre de 1944.

55 “Temas básicos de las juventudes indígenas”, El Universal, 11 de diciembre de 1949.

56 Corcino Lora Ramírez, “Cuauhtémoc”, Alborada Indígena, 9 de diciembre de 1949, p. 4.

57 Por ejemplo, “Aniversario del Sacrificio del Egregio Cuauhtémoc”, El Universal, 29 de febrero de 1952.

58 “Ya Están en Camino los Contingentes Indígenas Para la Marcha a Ixcateopan”, El Nacional, 17 de agosto de 1950.

59 AGN, ARC, exp. 534/321, Carta de la CNJCI a Ruiz Cortines, 19 de junio de 1958.

60 Onésimo Ríos Hernández, “Notas editoriales”, La Voz del Indio, 15 de marzo de 1956, p. 1.

61 “En Bellas Artes: Homenaje a Benito Juárez”, El Universal, 18 de julio de 1952; “Al Benemérito de las Américas Lic. Don Benito Juárez”, La Voz del Indio, 19 de julio de 1952, p. 3; “Los Serranos recordaron a Juárez”, La Voz del Indio, 26 de julio de 1952, p. 1; Francisco Ríos, “La Égida de Juárez”, La Voz del Indio, enero de 1954, p. 3; Efrén Caraveo, “Cronología y microbiografía de Don Benito Juárez”, La Voz del Indio, 15 de marzo de 1956, p. 7 y 15 de diciembre de 1956, p. 6 y 8.

62 “Hay que mexicanizar al Indio y no indigenizar a México” era uno de los lemas de la CNJI. Era una referencia clara al discurso de Lázaro Cárdenas durante el congreso de Pátzcuaro: “Nuestro problema indígena no está en conservar ‘indio’ al indio, ni en indigenizar a México, sino en mexicanizar al indio, respetando su sangre, captando su emoción, su cariño a la tierra y su inquebrantable tenacidad”; “El problema indígena está en mexicanizar a los indios”, El Nacional, 15 de abril de 1940.

63 El Universal, “Conferencias Sobre los Valores Indígenas”, 23 de septiembre de 1952.

64 “Del mismo grupo autóctono surgió la proposición de que el Día del Indio Americano no sea el 14 de abril sino el 19 del mismo mes, fecha en que por vez primera se pusieron en contacto los indígenas en la sesión plenaria celebrada en la posada de Don Vasco”; “Clausura del congreso indigenista”, El Nacional, 25 de abril de 1940.

65 “Editorial. El Día del Indio”, Boletín Indigenista, 1942, vol. 2, no 1, p. 1.

66 Cf., por ejemplo: “México se ha Encontrado a sí Mismo en el Arte Escénico. Bello Festival del Indio”, El Nacional, 23 de abril de 1949; “El Día del Indio”, Boletín Indigenista, vol. 10, no 2, junio de 1950, p. 134; “El Día del Indio fue Celebrado con un Consejo Nacional”, La Voz del Indio, 1 de mayo de 1957, p. 2-3.

67 “Programa de las Festividades con que se Celebrará el Día del Indio”, El Nacional, 18 de abril de 1958.

68 “Proteste usted”, La Voz del Indio, 5 de julio de 1952, p. 2.

69 AGN, MAV, exp. 480/1, Telegrama de Jesús Luciano a Alemán, 26 de febrero de 1947.

70 AGN, ARC, exp. 485.1/3, Carta del Comité Pro-Centro Coordinador Indigenista de la Zona Maya a Ruiz Cortines, 12 de noviembre de 1954.

71 AGN, fondo Adolfo López Mateos, exp. 482.1/2, Carta de la Asociación Regional de Zapotecas Oaxaqueños a López Mateos, 6 de enero de 1962.

72 “Carta de nuestros lectores”, La Voz del Indio, 15 de diciembre de 1956, p. 2.

73 Archivo personal de Onésimo Ríos Hernández, Comité Político Pro-Onésimo Ríos H. para Diputado Federal, 10 de febrero de 1952. El lema del comité era: “Por una genuina representación Serrano-Zapoteca-Mixe”.

74 Manuel Lerin, “Lealtad y Conservación de lo Indio”, El Nacional, 4 de octubre de 1948.

75 “Raíces”, La Voz del Indio, 15 de julio de 1955, p. 8, 11.

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Table des illustrations

Titre Figura 1. El encuentro de dos mundos
Crédits Fuente: El Nacional, 19 de abril de 1940.
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Fichier image/jpeg, 192k
Titre Figura 2. Los fundadores de la CNJI: retrato de grupo
Légende Sentados, de izquierda a derecha: Florentino Escamilla (otomí), Ramón Hernández López (mixteco), Amando Ramírez García (mazahua). Parados, de izquierda a derecha: Guillermo Tapia Velasco (mixteco), Miguel Hernández Chávez (otomí), Onésimo Ríos Hernández (zapoteco), Alicia Martínez (zapoteca), Esteban Rosales Campos (mixteco).
Crédits Fuente: La Voz del Indio, 30 de noviembre de 1952.
URL http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/cal/docannexe/image/11924/img-2.jpg
Fichier image/jpeg, 300k
Titre Figura 4. El Monumento a Cuauhtémoc
Crédits Fuente: El Nacional, 21 de agosto de 1950.
URL http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/cal/docannexe/image/11924/img-3.jpg
Fichier image/jpeg, 338k
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Pour citer cet article

Référence papier

Romain Robinet, « El indigenismo de los indígenas. Historia de una “nebulosa autóctona” (México, décadas de 1940-1950) »Cahiers des Amériques latines, 95 | 2020, 69-98.

Référence électronique

Romain Robinet, « El indigenismo de los indígenas. Historia de una “nebulosa autóctona” (México, décadas de 1940-1950) »Cahiers des Amériques latines [En ligne], 95 | 2020, mis en ligne le 14 septembre 2021, consulté le 17 janvier 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/cal/11924 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/cal.11924

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Auteur

Romain Robinet

Universidad de Angers/Temos.

Romain Robinet est enseignant-chercheur d’histoire contemporaine à l’université d’Angers. Docteur en histoire de Sciences Po, Paris, et auteur de La Révolution mexicaine : une histoire étudiante (PUR, 2017). Il a publié plusieurs articles sur l’histoire du mouvement estudiantin mexicain, tels que “Sympathy for the Kaiser. Students facing the Great War in Revolutionary Mexico” (Journal of Iberian and Latin American Research, 2017) et « Discours, huées et pistolets. Les arcanes de la “politique étudiante” dans le Mexique révolutionnaire des années 1910-1920 » (Le Mouvement social, 2017). Actuellement, il mène des recherches sur l’« indigénisme autochtone » au Mexique.

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