1Cuando hablamos de ideología libertaria, cuando hablamos de anarquismo, es necesario especificar a cuál de las numerosas ramificaciones de la doctrina nos estamos refiriendo, pues el anarquismo, por su propia naturaleza plural, comprende un gran número de bifurcaciones en su formulación. En toda ellas, sin embargo, subyacen una serie de ideas comunes desde las que los diversos autores libertarios construyen sus propios textos : supresión del Estado y el poder político, supresión del dinero y ausencia de autoridad como tal, siendo ésta sustituida por la moral del individuo libre. La ideología libertaria es la ideología de la liberación del ser humano de las normas de convivencia social a las que está sometido por la existencia de un Estado y un poder político al que considera opresor. En libertad absoluta, el ser humano convive sólo basándose en sus propias convicciones morales y, por sus necesidades, lo hace en comunidad. Esta comunidad o comuna estará organizada, pues el anarquismo no es el caos, pero lo hará según unas normas colectivas.
2La enunciación del ideario anarquista puede producirse de manera teórica, en forma de estudios, artículos, folletos o pasquines, pero también puede estar incluida en un marco ficcional y ser, entonces, trasfondo de una novela o incluso una obra teatral. La literatura libertaria, la literatura anarquista, se caracterizó por abarcar múltiples facetas. El ensayo teórico es, quizá, la base de la anarquía, de él encontramos un buen ejemplo en el famoso Campos, fábricas y talleres [1898] de Piotr Kropotkin, pero también en Las bases morales y sociología de la anarquía [1907] de Pietro Gori. Ambos autores, junto con otros muchos que no mencionaré ahora, son fundamentales para el desarrollo del anarquismo en Europa y América Latina, y, además, son fuentes de consulta para todos los seguidores de la doctrina que, en muchos casos, serán, después, autores de otros estudios teóricos que se sumarán a la bibliografía del movimiento.
3Los autores del anarquismo proceden de la primera línea del movimiento, que surge como reacción a la situación de opresión económica y social que se vive, tras la Revolución Industrial y el auge de los Estados democráticos modernos. Sus escritos, por tanto, están dirigidos a los oprimidos y desfavorecidos que, en muchos casos, no pueden acercarse a los arduos textos teóricos de los que acabo de hablar. Es por ello que un gran porcentaje de los textos anarquistas, enfocados a la divulgación, se caracterizarán por poseer una menor carga técnica y estar pensados para la propagación del ideario anarquista. Esto supone que muchos de los ejemplares de la bibliografía anarquista estén construidos en forma de folleto : unas pocas páginas, breves, dirigidas a explicar un tema concreto del ideario anarquista y pensados para su difusión gratuita o a bajo precio entre los obreros, sus familias y todos aquellos interesados que se movían por los círculos anarquistas, como ocurre con la obra de Isaac Puente o Alfonso Martínez Rizo, del que hablaré más adelante a propósito de la utopía libertaria.
4También a la divulgación de las ideas estaban dirigidos los artículos publicados en los medios anarquistas, tales como La Revista Blanca [1899-1938], ampliamente conocida en España por ser, desde 1925, uno de los mayores órganos de difusión de la filosofía libertaria. Esta revista, dirigida por Federica Montseny, que corre paralela a la actividad de la editorial del mismo nombre, se convierte en vía de expresión de anarquistas como Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella o Soledad Gustavo. En ella encontraremos artículos referidos a diferentes temas que preocupaban a los anarquistas y que abarcan todos los ámbitos de la vida en sociedad. A ella, debemos sumar Orto, publicada en Valencia bajo la dirección de Marín Civera Martínez, donde anarquistas como Ángel Pestaña o María Josefa Varela expresaban sus ideas.
5Si nos referimos a la divulgación del ideario anarquista en la zona del Plata, lugar que cito por ser uno de los últimos reductos del movimiento libertario y donde se concentró, en América Latina, la mayor actividad de los anarquistas, en materia divulgativa, cabe destacar la labor de La Protesta que, como ya sucedía con Orto y La Revista Blanca, no constituye tan sólo una revista, sino también una editorial. De su actividad, que perduró más de treinta años a pesar de los embates del gobierno argentino, proceden la mayoría de las traducciones de libros de anarquistas de renombre, así como la publicación de obras inéditas o la reimpresión de aquellas que, al otro lado del Atlántico, se estaban produciendo. Su periódico, del mismo nombre, dio cabida a los artículos de muchos libertarios, entre los que quiero destacar, por la implicación que tendrá en este estudio, los de Pierre Quiroule.
6Así pues, el movimiento libertario se sirvió de los medios de comunicación de la época para expandir su ideario ; sin ellos, no habría sido posible que su doctrina llegara al gran número de trabajadores que se sumaron a las filas del movimiento. En estos ensayos y periódicos se encuentran enunciadas las principales ideas del anarquismo y, dependiendo del autor, también muchas particulares que se sumaron a las otras para crear ramificaciones propias.
7A esto, debemos sumar los textos a los que me referí al principio, los que poseen un trasfondo ficcional y están, por tanto, ubicados en el terreno de la literatura. En este campo podemos encontrar, por ejemplo, los cuentos que aparecen en los medios ya citados, pero también algunas colecciones de novelas, como « La Novela Ideal » o « La Novela Biófila ». La primera, promovida por La Revista Blanca, nació antes de la dictadura de Primo de Rivera, circunstancia por la que sus argumentos « hacen hincapié en la superación individual para la superación de conflictos » [Soriano Jiménez, 2016b], dejando a un lado asuntos de la revolución colectiva. A pesar de ello, los personajes de estas obras se construyen con el objetivo de extender la ideología anarquista, pues en ellas se abordan temas como el amor libre, la liberación de la mujer, etc. Lo mismo ocurre con « La Novela Biófila », donde Alfonso Martínez Rizo publica Óbito, una breve novela sobre el amor libre y el naturismo. El título de esta colección, más bien su etimología, nos lleva a pensar que sus publicaciones, no tan estudiadas como las de « La Novela Ideal » u otras colecciones, estarán enfocadas a temas que estén relacionados con el amor a la naturaleza y a los seres vivos, es decir, el respeto por la comunidad que tanto promovía el anarquismo. En estas series de novelas se abordan, por tanto, partes específicas del ideario anarquista, pero debemos sumar muchos otros volúmenes, novelas en su mayoría, en los que se aborda la doctrina libertaria desde un punto de vista más amplio, algo posible gracias a la mayor extensión del texto. En ellas, los personajes aparecerán más desarrollados y estarán inmersos en un contexto específico. Es aquí donde encontramos la mayoría de las ficciones utópicas, objeto de este estudio.
8Consideremos, entonces, la utopía libertaria como derivación literaria de la doctrina anarquista que, en clave de ficción diseña la sociedad ideal futura que persigue el movimiento. Precisamente el hecho de que esta sociedad se desarrolle en un futuro es uno de los elementos clave que nos permitirá hablar de la revolución dentro de estos textos, pues, si, como en las utopías modernas, por ejemplo la de More, esta sociedad se ubicara en otro lugar y no en otro tiempo, no existiría un motivo literario por el que narrar cómo se ha llegado a conseguir esa sociedad. Es verdad que los autores de utopías podrían ubicar esta sociedad en el futuro y obviar en el texto la narración de cómo se alcanza esta situación, pero, para el movimiento libertario, para los objetivos que persiguen sus textos, es fundamental narrar la revolución. Y es que, el adoctrinamiento de sus seguidores, como objetivo esencial, abarca también enseñar cómo preparar la sociedad para la construcción de la utopía, algo que sucede a través de la revolución.
9El corpus que manejo para hablar de utopía libertaria hispánica está compuesto, principalmente, por la obra de dos autores, uno de cada orilla del Atlántico : Alfonso Martínez Rizo (Cartagena, 1877 - Barcelona, 1941) y Pierre Quiroule (Lyon, 1867 - 1938). Pero, además, incluiré aquí también menciones a algunos trabajos breves publicados en los volúmenes de los certámenes socialistas que se celebraron, entre 1885 y 1898.
10En 1885 se celebró en Reus el Primer Certamen Socialista, convocado por el Centro de Amigos de Reus ; la convocatoria abarca una gran gama de temáticas, pero en ella no figura la utopía o la descripción de la sociedad futura como tal. Sin embargo, debo hacer mención a la obra ¡Pensativo ! (novela), que, dentro de la sección « Temas libres » presenta Juan Serrano y Oteiza resultando ganador. Esta obra, calificada por Luis Gómez Tovar como « la primera utopía libertaria española que conocemos » [1991, 19] presenta una nueva sociedad en la que un hombre nuevo, el que busca formar el anarquismo con sus escritos, ayuda a implementar el colectivismo en un pequeño pueblo de un valle del norte de España. La obra, importante por ser la primera de su género, no nos sirve, sin embargo, para hablar del tema de la revolución, ya que en la comunidad de ¡Pensativo ! el colectivismo libertario se implementa de forma pacífica. Si lo menciono es, precisamente, por ello, para mostrar que la utopía libertaria no siempre acude a la revolución para describir sociedades ideales, sino que, en muchas ocasiones, como mencionaré más adelante, se sirve del aislacionismo para presentarlas. Estas utopías presentan, sin embargo, un problema claro : el hecho de estar aisladas del resto de la sociedad las hace inalcanzables en el contexto real del movimiento anarquista, que sí aspiraba a su implementación. Estas utopías adquieren, por tanto, la connotación negativa del término y, si las menciono aquí, es porque la ausencia de movimientos revolucionarios o violentos las opone a aquellas que sí presentan un plan de acción. Se definen, por tanto, por la ausencia de acciones o movimientos violentos y son uno de los dos polos de la utopía libertaria hispánica.
11A ¡Pensativo ! debemos sumar la obra de M. Burgués i Serra, publicada en Segundo Certamen Socialista [Barcelona, 1890]. Este concurso se celebró tan sólo un año después del primero y, entre los temas encontramos aquel propuesto por el Ateneo Obrero de Tarrasa, titulado « El siglo de oro. Novelita filosófica ó cuadro imaginativo y descriptivo de costumbres en plena Anarquía ó de la sociedad del porvenir ». El siglo de oro, de Burgués i Serra, premiado por accésit, describe una sociedad futura en la que se perciben muchos rasgos de la sociedad anarquista, pero evita, por completo, explicar cómo se llegó a este estado, lo que coloca a esta utopía libertaria, que el jurado considera recomendable « por su carácter novelesco y por su positiva originalidad » [SCS, 39] en esta rama de las utopías libertarias en las que la revolución está ausente. En este Segundo Certamen, sin embargo encontramos la obra premiada para el tema en cuestión, titulada La Nueva Utopía y cuya autoría corresponde a Ricardo Mella. El jurado la describe como « cuadro filosófico-imaginativo y sintético de la sociedad del porvenir » [SCS, 39] y le concede el premio por su superioridad. Quizás, una de las cuestiones que llevó a los miembros del jurado a concederle este premio sea que Mella sí realiza una descripción, aunque breve, del proceso de transición hacia la utopía libertaria :
- 1 Ricardo Mella, La Nueva Utopía, p. 203-204.
La ‘Nueva Utopía’, creación grandiosa de una raza libre, es el producto de una profunda conmoción social que transformó, en tiempos no lejanos y de un modo radical, el mundo viejo […].
Cuentan las crónicas que la ‘Nueva Utopía’ era un pequeño villorrio de pescadores, privados de todo bienestar y de toda ilustración […].
Así vivían y hubieran vivido eternamente los infortunados antecesores de la ‘Nueva Utopía’ si un gran sacudimiento universal, iniciado en remotas tierras, no hubiera llegado hasta aquel rincón del mundo para transformarlo por completo. Ruido de armas, estruendo de cañones, el fragor imponente del combate, raudales de sangre derramada necesariamente, habían sido el prólogo fatal de aquella inmensa transformación.
Al despertar de su largo sueño, los pueblos sacudieron con horror todas sus preocupaciones y se lanzaron como una avalancha á la conquista de su dignidad […]. Los elementos viejos pugnaban constantemente contra toda innovación, y no sin nuevos combates parciales se pudo llegar, después de largo tiempo, á su definitiva conquista.1
12El nacimiento de esta nueva sociedad proviene de un cambio a nivel universal que Gómez Tovar interpreta como « catástrofe universal » [1991, 25] y que yo prefiero resaltar, a la luz de las palabras que aparecen en el texto, como un proceso revolucionario « iniciado en remotas tierras » que se sirvió de las armas y del combate. Es por ello que Mella alude a los « raudales de sangre derramada necesariamente », pues con ello, se refiere a la revolución. Gómez Tovar señala ciertamente que este nuevo estado de cosas se alcanza « como consecuencia de la revolución acaecida en un pequeño villorio del Cantábrico » [1991, 33], pero, por lo que sugiere el texto, la revolución llega a este pequeño pueblo sólo después de un derramamiento de sangre a nivel universal.
De hecho, si avanzamos en el texto de La Nueva Utopía, podemos leer :
Buscad la relación entre el presente y el pasado y apenas percibiréis el rastro de lo que fué [sic]. Una inmensa solución de continuidad media entre y el ayer y el hoy. Esta solución de continuidad tiene un nombre : revolución.2
13Y es que, para Mella, la revolución resulta inevitable a la hora de alcanzar la nueva sociedad. Si acudimos a su Ideario, compilado en 1912, podemos encontrar algunos textos referidos a la revolución. « Las Revoluciones » procede de El Libertario (Gijón) del 21 de diciembre de 1912, número 20 de la publicación. En esta obra puede leerse :
- 3 Ricardo Mella, Ideario, p. 118.
La violencia en sí misma es odiosa. Y si es verdad que fatalmente hemos de confiar a la fuerza la solución definitiva de las contiendas humanas, no lo es menos que las revoluciones son algo más profundo y más humano y más grande que las bárbaras matanzas.3
14Como muchos otros libertarios, Mella considera la violencia como algo innecesario en una nueva sociedad ; sin embargo, como se desprende de estos textos teóricos y de sus creaciones literarias, la considera un medio necesario para llevar a la sociedad a una nueva forma de organización, más justa y más libre. La revolución, la acción violenta es, por tanto, para Ricardo Mella, una fase necesaria en la transición del régimen de explotación anterior a su Nueva Utopía. Y es que « La revolución es su origen, la Justicia su fin. Pueblo regenerado, emancipado por tan potente esfuerzo, no se dejará arrebatar su preciosa conquista » [Mella, 1890, 226].
15Las últimas palabras de La Nueva Utopía sólo contribuyen a afianzar esta afirmación :
- 4 Ricardo Mella, La Nueva Utopía, p. 226.
¡Mártires de la revolución, héroes del Ideal, que os atrevisteis á luchar con el coloso de la tiranía, levantaos y admirad vuestra obra ! ¡Seres generosos que supisteis sacrificar vuestras vidas por la libertad de vuestros hijos, gozáos [sic] en vuestro intento ! […].
El ímpetu ciclónico de la revolución ha barrido los miasmas del pasado y el sol esplendente de la libertad alumbra al mundo.4
16El Tercer Certamen Socialista Libertario no se celebró en España ; la iniciativa fue continuada por el Grupo Progreso y Libertad en La Plata y se celebró en 1897, aunque la publicación es del año siguiente. Entre sus temas encontramos uno especialmente relevante para la utopía libertaria, el propuesto por La Protesta Humana, periódico-editorial y que lleva por título « Funcionamiento de la Sociedad en Comunismo Anárquico ». El premio fue concedido al trabajo del Vizconde de Chaux, pseudónimo cuya referencia real no he podido comprobar ; el accésit se concede a Palmiro, que tras un rastreo por internet parece ser el pseudónimo adoptado por V. García. Aunque no poseo datos biográficos de estos dos autores, es necesario destacar que el texto del primero, el Vizconde de Chaux, aparece cotejado como parte de una novela titulada Los libertadores que no he encontrado. Palmiro firma su texto en España, sin más datos. Este último no interesa a efectos de esta ponencia, ya que se limita a describir la sociedad comunista libertaria sin introducir ficción ni tampoco hacer referencias a la forma en la que se alcanza la misma. Sin embargo, como parte de una novela, aunque ésta nos sea desconocida, el texto del Vizconde de Chaux tiene mayor interés. Se inicia con una frase reveladora : « Cien años de régimen revolucionario, habían concluido por aniquilar el capitalismo » [Chaux, 147]. Esta es la única mención a cómo se llegó a la sociedad Ideal que describe Chaux ; además, por no conocer la identidad del autor, no resulta posible acudir a sus publicaciones en publicaciones periódicas, que, por otro lado, no he podido encontrar. Lo único que se puede desprender de este texto es que la revolución resulta inevitable para llegar al Ideal, al menos en el ideario de este vizconde. Suponemos, por ello, que se trata de un período de violencia porque utiliza la palabra « aniquilar » ; aunque no es posible afirmar esto con certeza.
17Antes de pasar a analizar el papel de la revolución en la obra de Alfonso Martínez Rizo y Pierre Quiroule, los dos grandes creadores de utopías libertarias en el ámbito hispánico, me gustaría referirme a un cuento que, bajo el título de Acraciópolis, publicó Vicente Carreras en el número 103 de La Revista Blanca. Acraciópolis, como su propio nombre indica, es el lugar sin autoridad, la Acracia, la sociedad del Ideal. Esta sociedad que imagina Vicente Carreras se encuentra inmersa en el bosque de Brasil y, fundada por un grupo de exploradores, cuenta con unos doscientos años de existencia. Lo interesante de este texto, para el tema que nos ocupa, es el final, donde Carreras indica : « Aquellas personas que lean esta descripción y les guste, si quieren ir allá sólo les diré que el camino es bien conocido : seguir siempre la carretera de la revolución social » [Carreras, 32].
18Pierre Quiroule es el pseudónimo de Joaquín Alejo Falconett, emigrado francés que realizó una gran labor en las filas del anarquismo bonaerense. Su producción escrita es bastante extensa, ya que no sólo publicó un sinfín de artículos en los medios anarquistas de la época, españoles e hispanoamericanos, sino que también es autor de varias obras de teatro y folletos de temática divulgadora. Debemos a ello sumar más de una docena de títulos de novelas de aventura publicados en la colección Sexton Blake de aventura y de los cuales no puedo señalar si es autor o traductor.
19En cualquier caso, para esta conferencia, importan, sobre todo, sus tres novelas utópicas : Sobre la ruta de la anarquía [1909], La ciudad anarquista americana [1914] y En la soñada tierra del Ideal [1924].
20Como se puede suponer por su título, Sobre la ruta de la anarquía es una novela en la que, esencialmente, se narra la revolución que lleva al estado utópico ideal. En esta obra, que no puede calificarse de utopía libertaria por no narrar en detalle la sociedad libre que se implementará tras la revolución, Quiroule se centra en los territorios europeos, a pesar de que, en la nota preliminar, parece señalar que la revolución no podría implementarse finalmente en Europa debido al gran número de población y a la proximidad de sus fronteras, que harían que los demás pueblos pugnasen por recuperar el territorio ya revolucionado. Aún con ello, Quiroule nos presenta una narración en la que una catástrofe marítima inicia una guerra en Europa. Un acorazado inglés choca con un transatlántico de pasajeros alemán y, finalmente, Europa, aliada en dos frentes, se sume en la guerra.
- 5 Pierre Quiroule, Sobre la ruta de la anarquía, p. 49.
21Aunque hasta este momento no se ha producido ningún hecho revolucionario, podemos comprobar cómo la violencia es catalizadora del mismo, ya que será la declaración de guerra la que conlleve el inicio de la revolución. Ya en el capítulo XII, titulado « Los primeros actos de la revolución », Quiroule narra cómo en Francia, al día siguiente de la declaración de guerra, todos los ministros han muerto a manos de comités revolucionarios : « Estos atentados habían sido llevados á cabo con toda felicidad, por pequeños grupos de diestros tiradores, los que desaparecieron en seguida aprovechando la confusión general originada por estas sangrientas ejecuciones »5.
22A ello se suman numerosos incendios que al mismo tiempo se producen en París, sumiendo así a la ciudad en un estado de caos. A la luz de esta narración, no podemos evitar pensar en el famoso cambio de « la propaganda por el hecho » del que hizo gala el anarquismo en uno de sus períodos históricos y que propugnaba la realización de pequeños atentados para provocar la revolución. En la obra de Quiroule, esto, de hecho, se produce, ya que este capítulo termina con la siguiente afirmación :
La Revolución Social, fantasma de dominadores ambiciosos y de poderosos insolentes, pero suprema esperanza de los desposeídos, acababa de surgir formidable y tal huracán impetuoso que todo lo arrasa á su paso iba á barrer y aniquilar para siempre este mundo de iniquidades bajo el cual agonizaban los parias víctimas de las más inhumanas y bárbaras imposiciones de una ínfima minoría de egoístas y criminales usurpadores.6
23De estos hechos deriva la acción de un grupo de anarquistas que decide aprovechar el caos para luchar contra la burguesía. Tras liberar a los presos en las cárceles, los llaman a proseguir la revolución y « A partir de ese momento la Revolución se extendió rápidamente por París entero » [Quiroule, 1909, 57]. El grupo anarquista francés procede, entonces, a emitir un comunicado que se propagará por toda Europa ; la revolución terminará por triunfar en toda Francia y, después, en Alemania para, a continuación, extenderse a Italia, España y Portugal y, por último, a Rusia, permaneciendo Inglaterra en manos de la burguesía y del régimen capitalista.
24Todo el libro está plagado de actos violentos que permiten la implementación de la sociedad anarquista ; de hecho, una de las proclamas del comité de París está destinado a justificar este uso de la violencia, que parece el único camino posible para implementar la revolución y, por consiguiente, el Ideal : « no hemos vacilado en recurrir a la violencia revolucionaria para contrarrestar la obra maléfica de estos enemigos de la humanidad » [Quiroule, 1909, 61] ; « Sólo el empleo de la violencia puede hacer triunfar nuestra causa, y nuestra emancipación la conquistaremos con el hierro y el fuego » [Quiroule, 1909, 62].
25No cabe duda de que, en Sobre la ruta de la anarquía, la violencia, que se especifica a través de atentados contra la autoridad y asesinatos de los gobernantes, es la única vía posible para que triunfe la revolución y, por tanto, se pueda implementar una nueva sociedad Ideal que, en este caso, no aparece narrada, aunque el libro finaliza con una afirmación esperanzadora con respecto al porvenir y que, por tanto, justifica toda la violencia descrita anteriormente :
¿Qué iba a salir de estas solemnes asambleas deliberativas, tan genuinamente populares ?
No lo sabemos. Pero al ver la decisión y confianza con que estos hombres libres encaraban los más graves problemas, no había por qué abrigar temores acerca del futuro.7
26La ciudad anarquista americana fue publicada en 1914 y en ella sí aparece descrita, con gran detallismo, la sociedad del porvenir, en la que ha triunfado la Anarquía. La justificación de esta obra, que el propio Quiroule indica en su introducción, es explicar « lo que pondremos en el lugar de lo destruido » [Quiroule, 1914, 17], lo que nos indica ya el carácter violento que tendrá, también en esta obra, la revolución que permitirá implementar la Anarquía. De hecho, en esta extensa introducción Quiroule indica que será necesario destruir la técnica y las grandes ciudades, ya que son éstas contrarias a la naturaleza humana. Aboga, entonces, por un retorno a la naturaleza que entronca directamente con el pensamiento que Kropotkin expone en Campos, fábricas y ciudades.
27Volviendo al texto de Quiroule, que comienza in media res, es necesario señalar que esta sociedad ideal se ubica en Argentina, aunque esto no se señala directamente. Las primeras palabras de La ciudad anarquista americana apuntan esta acción violenta que más tarde se narrará con detalle : « Veinte años habían transcurrido desde la caída de la Monarquía de El Dorado, barrida por la ola revolucionaria, y la desaparición de la dominación burguesa en esa parte del continente americano » [Quiroule, 1914, 19].
28Sin embargo, habrá que trasladarse casi al final del libro para que Quiroule describa el proceso revolucionario que llevó a la construcción de esta ciudad anarquista americana :
- 8 Pierre Quiroule, La ciudad anarquista americana, p. 187.
[...] acudía a su mente, tan nítido como si hubiesen sucedido la víspera, el recuerdo de los acontecimientos extraordinarios que veinte años atrás marcaron la acción demoledora de la Revolución en la región sublevada y su obra edificadora, sobre las ruinas de la sociedad desaparecida.8
29El protagonista de la obra había sido uno de los instigadores de la revolución en Argentina y, para ello, había seguido un proceso planificador. Primero había expuesto a algunos militantes de su confianza su plan. « Se trataba de ganar a la causa americana un pequeño ejército de hombres resueltos […] los que acabarían con estas copias demasiado perfectas de gobiernos autoritarios » [Quiroule, 1914, 191]. Para llevar esto a cabo, juntó un grupo de revolucionarios, muchos de ellos procedentes de Europa, que fueron planeando la acción revolucionaria, esperando el momento perfecto para llevarla a cabo. Durante los festejos del décimo aniversario « de su elevación al trono de la monarquía de El Dorado » [Quiroule, 1914, 205], raptaron a los reyes y dirigentes, confinándolos en celdas ; « debajo de las celdas ocupadas por los rehenes, el suelo estaba minado. Bastaba oprimir un botón eléctrico, desde afuera, para que, instantáneamente, todo saltar y fuera aniquilado » [Quiroule, 1914, 213].
30Junto a esto, provocaron incendios en diferentes puntos de la ciudad y enviaron aviones que la bombardearon, con lo que la ciudad quedó en manos de los revolucionarios. « Los monarquistas quedaron cohibidos de estupor al saber tan violento y radical cambio de forma social » [Quiroule, 1914, 220-221] y el resto de la población siguió a los revolucionarios a un nuevo lugar, elegido a tal efecto, donde se crearía la nueva comuna anarquista.
31Como hemos visto, la revolución, las acciones violentas : secuestros, asesinatos, bombardeos, destrucción de la ciudad, etc., son el único medio que Quiroule prevé para implementar la nueva sociedad. Quiero, sin embargo, terminar la exposición sobre esta obra añadiendo un hecho violento más que se describe en ella y que es, al fin y al cabo, la acción que mueve el libro. El protagonista, que encontramos al principio ya en la comuna anarquista, es un inventor que, en ese momento, está desarrollando el Vibralíber, un artilugio pensado para liberar al pueblo europeo del capitalismo, como había sucedido en Argentina :
[...] era preciso contar con un instrumento de exterminio más poderoso que todos los ya existentes y que, además, fuera liviano, de sencillo manejo, y lo bastante pequeño para ser llevado y accionado por un hombre, […] con una cantidad suficiente de dichas máquinas, los oprimidos de las viejas naciones podrían luchar eficazmente contra la clase opresora y vencerla definitivamente.9
32Este instrumento es el Vibralíber, un instrumento que « Podía [...] dirigirlo a voluntad hacia un punto dado […] el terrible aparato de exterminio » [Quiroule, 1914, 37] cuya forma de funcionamiento se describe con detalle en la obra : « Las ondas radioactivas […] [a]travesaban el cerebro de las víctimas, produciendo sobre la masa encefálica una quemadura imperceptible pero fatal, y los atacados caían como heridos por el rayo » [Quiroule, 1914, 40].
33Este aparato mortal es, para Quiroule, la salvación que llevará al resto del planeta a adoptar el Ideal anarquista. El libro finaliza con esta esperanza : « El rayo fulminante del Vibralíber iba a librar el resto del planeta de la opresión capitalista » [Quiroule, 1914, 282].
34En La ciudad anarquista americana, como hemos visto, Quiroule no sólo describe una revolución violenta que se sirve de los ya conocidos atentados, destrucción de los medios de comunicación, corte de los medios de transporte, etc., sino que, además, idea una máquina fulminante capaz de acabar con la vida de un gran número de personas al mismo tiempo. Acción extremadamente violenta pero que, para la constitución del Ideal, resulta fundamental.
35Por último, me referiré a En la soñada tierra del Ideal, publicada en 1924 y donde Quiroule describe una sociedad en la que la Anarquía ha triunfado hace ya bastante tiempo. Esta obra está más bien enfocada a describir, en tono novelesco, la evolución de la sociedad del Ideal tras la revolución, pero, no por ello olvida mencionar la violencia que fue necesaria para producir el cambio, al que se refiere como « período aciago de terribles luchas y combates con los enemigos de adentro y de afuera » [Quiroule, 1924, 19]. Tras estas luchas, recuerda el narrador que :
- 10 Pierre Quiroule, En la soñada tierra del Ideal, p. 20-21.
Cuestión vital era detener el avance de las tropas blancas que sitiaban al país convulsionado para restablecer, en él, el imperio de las instituciones derrocadas. Cuerpos de voluntarios batíanse, como leones, pero aisladamente, sin plan ni coordinación ; sus municiones escaseaban y no sabían cómo hacer ni dónde dirigirse para reponerlas. La situación, en cierto momento, llegó a ser crítica, por no decir desesperada : ¡Cañones ! ¡Armas ! ¡Municiones ! ¡Granadas ! ¡Máscaras protectoras ! ¡Alambres de púa ! ¡Aeroplanos ! ¡Víveres ! pedían, a gritos, los combatientes desprovistos de todo […].
Fué entonces –y cuando la Revolución iba a ser dominada por los técnicos y profesionales del militarismo de los contrarrevolucionarios– que aquellos hombres del pueblo crearon la industria de guerra indispensable ; transformando la mecánica para la fabricación de material bélico, instalando laboratorios para la preparación de pólvoras y explosivos, estableciendo escuelas de aviación y de tiro, proveyendo de alimentos a los defensores del territorio emancipado y mediante acertada táctica que permitió enlazar y combinar los movimientos de las fuerzas armadas del proletariado, pudieron, éstas, resistir y luego tomar ofensiva hasta derrotar y expulsar definitivamente a los ejércitos revolucionarios.10
36La obra utópica de Pierre Quiroule está plagada, por tanto, de referencias a la revolución violenta, única vía contemplada a la hora de imponer una nueva sociedad basada en los dictámenes del anarquismo. Como hemos visto hasta el momento, no se trata, por tanto, de un hecho aislado que suceda en un sólo autor, sino que todos aquellos que presentan sociedades ideales recurren a las acciones violentas para establecer la utopía anarquista.
37Queda, sin embargo, referirse a la obra del ingeniero español Alfonso Martínez Rizo que, en sendas obras 1945. El advenimiento del comunismo libertario y El amor dentro de 200 años (1932) desarrolla su sociedad Ideal, aunque la primera está destinada, más bien, a indicar cómo se estableció y a narrar, por tanto, la revolución.
381945 se inicia con un resumen histórico en el que Rizo da cuenta de sucesos violentos como guerras, revoluciones y sublevaciones sucedidas desde 1861 hasta 1945, año en el que se implementa el comunismo libertario en España. Alfonso Martínez Rizo es un apasionado de los viajes en el tiempo, a los que recurre en ambas obras y, en 1945 se describe a sí mismo en ese año, tras perder la memoria de los últimos trece que, sin embargo, ha mantenido escritos en un cuaderno publicado ahora bajo el título 1945. El advenimiento del comunismo libertario.
39Al leer el mismo autor su propia obra, descubre que en 1932, tras ser descubiertos los abusos de un viejo hacia un niño, los grupos anarquistas comienzan a preparar la proclamación del comunismo libertario que, por estar tan bien organizada, se desarrolla sin hechos violentos, salvo en Madrid, donde las fuerzas capitalistas se mantienen, aunque sin realizar ofensivas :
- 11 Alfonso Martínez Rizo, 1945 El advenimiento del comunismo libertario, p. 75.
Habían pasado ocho días y la Guardia Civil seguía encerrada en sus cuarteles sin rendirse ni consentir en parlamentar. Esto nos obligaba a mantener frente a dichos cuarteles guardias permanentes de nuestros cuadros orgánicos armadas de ametralladoras.11
40La narración sigue avanzando y no se presentan luchas o revoluciones sangrientas, salvo algunos incidentes aislados que no pueden ser vinculados con el proceso revolucionario, por no estar organizados ni obedecer a la toma de poder. Madrid sigue siendo un reducto capitalista y hacia allí se dirigen las fuerzas proletarias, armadas, pero sin intención de atentar violentamente. Rizo avanza con ellos y, al llegar a Madrid es apresado y condenado a muerte pero, al dormirse, vuelve a despertar en 1932, sabiendo lo que va a suceder.
41Esta obra, complementaria de El amor dentro de 200 años, es extraña y no presenta acciones violentas destacables, ya que la revolución triunfa por sí misma ; sin embargo, es necesario señalar que, para su autor, podría ser tan sólo un sueño, ya que el libro finaliza con él en 1932 de nuevo. Quizás sea esto un indicativo de la poca probabilidad que siente de que los ideales anarquistas se implementen sin un proceso revolucionario.
42Llegamos, por fin, a El amor dentro de 200 años, otra obra con viajes en el tiempo en la que el protagonista se despierta en el año 2132 tras permanecer dormido desde 1937, cuando fue herido « en una de las algaradas ocasionadas por la continua protesta contra la dictadura socialista » y cuando « al ser arrojada una bomba contra las tropas del ejército que intentaban restablecer el orden burgués […], una partícula minúscula de metralla se le incrustó a nuestro militar en el cerebro » [10]. Esta situación permite a Rizo trasladar a su protagonista a un tiempo futuro donde han pasado dos siglos durante los que el comunismo libertario ha triunfado por todo el globo. De hecho, a pie de página pero dentro de la narración ficticia, se invita a consultar 1945. El advenimiento del comunismo libertario para conocer los detalles del triunfo de la doctrina. Esto supone, por tanto, que debamos fijarnos en el libro anterior para conocer cómo se ha implementado el régimen y, entonces, nos lleva a concluir que la violencia fue innecesaria en la ficción de Rizo, el cual confiaba en que el anarquismo triunfara, tras doscientos años de comunismo libertario, sin grandes acciones violentas.
43He recorrido, a lo largo de esta ponencia, diversos textos vinculados con las diversas ramificaciones del movimiento libertario en el ámbito hispánico. Algunos de ellos evitan referirse a la revolución o al proceso de implementación del Ideal y otros, como los de Rizo, presuponen que esto se realizará de manera no violenta. Sin embargo, si nos acercamos a la obra de Ricardo Mella y, sobre todo, a la de Pierre Quiroule, nos encontramos con la afirmación de la revolución como vía para alcanzar la nueva sociedad.
- 12 A este respecto véase Hernández Arias, 2017.
- 13 Cabe señalar que esto es tan sólo posible porque cuando el protagonista de El amor dentro de 200 añ (...)
44Existen, entonces, dentro del movimiento libertario, diferentes apreciaciones de la violencia y de su papel en la construcción de una nueva sociedad. La de Rizo, por un lado, y la de otros autores, por otro. Si bien es necesario añadir que Martínez Rizo nos presenta una sociedad que vive en comunismo libertario y que ésta sólo llega a la anarquía al final de la obra. Los libros de Martínez Rizo presentan una trama extremadamente interesante, pero no están destinados a narrar la construcción y la llegada a la sociedad futura, sino, más bien, a experimentar con los mecanismos literarios. Es por ello que la obra de Martínez Rizo El amor dentro de 200 años puede ser calificada como distopía, pues, aunque casi durante toda la obra se introduzca una sociedad regida por el comunismo libertario, la llegada a la anarquía en el desenlace es la que motiva la acción de los personajes12 que, mediante una nueva revolución, ésta no violenta, hacen avanzar la sociedad comunista libertaria al anarquismo13.
45Como conclusión, quisiera señalar que la revolución es inherente al movimiento libertario y las acciones violentas que conlleva, también lo son. Aquellas utopías libertarias enfocadas a explicar con pormenores la sociedad del porvenir y cómo llegar a ella se sirven de la violencia ; por el contrario, otras obras, como la de Rizo, pasan por alto el proceso revolucionario con el afán de narrar acciones que tienen lugar en un plano diferente y que no está ya vinculado al de la utopía libertaria, sino al de la distopía.