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Participación y coautoría femenina en la literatura peninsular a finales de la Edad Media: una propuesta de identificación para la destinataria y el autor del Vençimiento del mundo

Participation et coécriture féminine dans la littérature péninsulaire à la fin du Moyen Âge : une proposition d’identification du destinataire et de l’auteur de Vençimiento del mundo
Participation and female co-authorship in peninsular literature at the end of the Middle Ages: an identification proposal for the recipient and the author of Vençimiento del mundo
Arturo Jiménez Moreno

Résumés

Le présent travaille s’appuie sur l’influence mutuelle entre les auteurs de la littérature vernaculaire – notamment religieuse – et un public de lectrices féminines, qui a accéléré son émergence dans les différents royaumes de la péninsule Ibérique tout au long du xve siècle. En l’absence d’étude conjointe sur la lecture féminine dans l’espace péninsulaire, trois cas sont proposés pour percevoir la façon dont une certaine femme, un groupe seulement féminin ou un groupe mixte, en tant que lecteurs et destinataires d’une œuvre, peuvent en conditionner la gestation, le choix du contenu ou l’adoption d’un certain style par les auteurs. Sur la base de cette approche, cette étude vise à révéler l’identité du destinataire et de l’auteur du traité intitulé Vençimiento del mundo, qui jusqu’à présent ne s’est pas matérialisé malgré le fait que leurs noms figurent dans l’en-tête du seul exemplaire manuscrit conservé. Ainsi, on propose comme destinatrice Doña Leonor Ayala, qui était l’une des filles du Ier comte de Fuensalida, Pedro López de Ayala II, et de María de Silva. Et Alfonso Núñez, doyen de la Collégiale de Talavera de la Reina, qui a occupé le poste de proviseur et vicaire général auprès de l’évêque de Zamora, Juan de Meneses, également de Talavera, est indiqué comme auteur possible. Enfin, l’interaction entre l’auteur et le lecteur dans el Vençimiento se matérialise dans le but d’Alfonso Núñez de légitimer le règne d’Isabelle de Castille devant le représentant de l’une des plus puissantes familles de Tolède qui s’opposait au pouvoir monarchique.

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Notes de l’auteur

Este trabajo se enmarca en el proyecto I+D+i «La emergencia de la república de las letras en el Renacimiento en España (Edad Media y temprana Edad Moderna)», dirigido por María Morrás (IP), Universidad Pompeu-Fabra, financiado por el MINECO (Ref. PDI2020-117637GB-1OOFFI2015-63625-C2-1-P). Utilizaré las siguientes abreviaturas: AHNo = Toledo, Archivo Histórico de la Nobleza; ACTR = Talavera de la Reina, Archivo de la Colegiata de Talavera de la Reina; BNE = Madrid, Biblioteca Nacional de España.

Texte intégral

Introducción

  • 1 V. Susan Groan Bell, «Medieval women book owners: Arbiters of lay piety and ambassadors of Culture (...)
  • 2 Un buen ejemplo de esta participación colectiva lo encontramos en una composición del portugués Du (...)
  • 3 V. Katherine Gill, «Women and the Production of Religious Literature in the Vernacular, 1300-1500» (...)
  • 4 V. Montserrat Piera, Women readers and writers in medieval Iberia. Spinning the text, Leiden-Bosto (...)
  • 5 V. Ronald E. Surtz, «Female patronage of Vernacular Religious Works in Fifteenth-Century Castile: (...)

1Lo que sabemos hoy sobre la participación de la mujer medieval en las distintas fases de la producción de la literatura en lengua vernácula –desde su gestación y su configuración hasta su evolución posterior– implica que podemos considerarla una suerte de coautora con capacidad para condicionar un determinado texto escrito por un autor, normalmente masculino1. Así, se ha estudiado la coautoría femenina en la poesía de cancionero peninsular2. En un sentido más amplio, este impacto de la mujer en la compra, copia, préstamo, lectura, encargo e incluso en la redacción de obras de carácter religioso en la Italia de los últimos siglos medievales ha sido ampliamente documentado3. En la Península Ibérica –especialmente durante el siglo xv– se produjo una situación semejante, sin embargo, hasta ahora la mayor parte de la atención se sigue centrado en una sola dirección: la influencia que los autores religiosos quisieron ejercer sobre las destinatarias de sus obras. Así, se ha analizado de qué manera el Libre de les dones de Eiximenis4, el Jardín de nobles doncellas de fray Martín de Córdoba, diversos tratados de fray Hernando de Talavera o el Libro de las historias de nuestra Señora de Juan López de Salamanca tratan de influir en el comportamiento o en las prácticas devotas de sus respectivas destinatarias5.

2Creo, por tanto, que se hace necesario ampliar el foco de análisis de la literatura medieval peninsular dirigida a mujeres y averiguar de qué forma y en qué medida ellas se convirtieron en vectores de la literatura que leían, especialmente de la literatura religiosa y específicamente de la literatura religiosa escrita para ellas. Uno de los espacios más fecundos para este análisis –no el único– lo encontramos en la capacidad de una determinada mujer, en tanto receptora de una obra, de condicionar su forma discursiva o la selección de contenidos.

3Por ese motivo, al esfuerzo por conocer a los autores masculinos de obras medievales y su contexto hay que unir también la atención para conocer a las mujeres a las que van dirigidas. Ambas líneas nos permitirán interpretar mejor una obra en todas sus dimensiones. Teniendo en cuenta esta perspectiva, el propósito del trabajo es doble. Primeramente, se citan algunos casos de la literatura española del siglo xv –unos mejor conocidos que otros– como ejemplos de esa influencia que una mujer lectora pudo ejercer en la orientación o en la selección de contenidos y recursos adoptadas por un autor en su obra. A partir de este planteamiento basado en la interacción autor-lectora, se propone el esclarecimiento de las identidades que se esconden detrás del autor y de la destinataria del tratado intitulado Vençimiento del mundo para ver de qué modo la dama noble a la que iba dirigido pudo condicionar su confección.

  • 6 V. Raúl A. del Piero, «El Vençimiento del mundo: autor, fecha, estructura», Nueva Revista de Filol (...)
  • 7 Ibíd., p. 384.
  • 8 Ibíd., p. 385-386; no obstante, Del Piero especula con tres Alfonso de Toledo como posibles respon (...)
  • 9 Ibíd., p. 386.

4Hace ya unos sesenta años Raúl A. del Piero, a la vista del códice Escorial h.III.24, realizó un concienzudo análisis caligráfico para determinar el autor del Vençimiento del mundo6. Aunque no descartaba del todo la adjudicación de la obra a Alfonso Martínez de Toledo, autor de la Atalaya de las crónicas o del Corbacho, su análisis llega a la conclusión de que Alfonso Martínez no pudo ser el autor del Vençimiento porque, entre otras razones, murió antes de que se redactara el tratado7. Por otra parte, tras una lectura detenida del encabezamiento de la obra, Raúl del Piero llega a la conclusión de que el autor fue un Alfonso Núñez –y no Martínez– de Toledo, aunque no logra identificarlo8. Desde el trabajo de Raúl del Piero hasta hoy no se han producido aportaciones relevantes a este asunto, quizá porque «si existió Alonso Núñez de Toledo, no sería él el único prosista menor del siglo xv de quien nos faltaran por completo noticias»9.

  • 10 V., no obstante, Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megías (eds.), Diccionario filológico de Literat (...)
  • 11 V. Arturo Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita en el entorno de Leonor Pimentel, I duquesa d (...)
  • 12 V. Alan Deyermond, «Las mujeres y Gómez Manrique», in: Alan Deyermond, Poesía de Cancionero del si (...)

5Sin embargo, resulta sorprendente que del Piero no prestara ninguna atención para identificar a esa Leonor de Ayala, destinataria del tratado, que también aparece citada en su encabezamiento. Si esta desatención es llamativa en sí misma, lo es más en la medida en que podría ayudar a identificar al autor del tratado. Desde el estudio de Raúl del Piero en 1961, poco o nada más se ha añadido para resolver la cuestión de la autoría y aun menos para precisar quién es esa Leonor de Ayala para quien escribió y a quien envió su tratado Alfonso Núñez de Toledo10. Tanto para esclarecer la identidad de ambos como para comprender mejor el tratado se hace necesario analizar las circunstancias e intereses de cada uno por separado; esto nos ayudará a encontrar un contexto religioso y cultural compartido por ambos, tal y como se ha podido establecer entre la condesa de Plasencia, doña Leonor Pimentel, y su confesor fray Juan López de Salamanca11; o entre el matrimonio compuesto por Juana de Mendoza y su marido el escritor Gómez Manrique con Teresa de Cartagena12.

La influencia de la mujer lectora en la península durante el siglo xv

  • 13 V. D. H. Green, Women readers in the Middle Ages, Cambridge: Cambridge University Press, 2007, p.  (...)
  • 14 Se trata del reading public que señaló Jeremy N. H. Lawrance, «The Spread of Lay Literacy in Late (...)
  • 15 V. Cristina Segura Graíño, «Mujeres educadas, mujeres instruidas, mujeres cultas, mujeres sabias», (...)
  • 16 Tal estudio ha sido abordado por quien suscribe estas líneas y se encuentra en proceso de publicac (...)
  • 17 Como veremos al tratar de la recepción de Arnalte y Lucenda, este público lector femenino que ejer (...)
  • 18 Al margen de los tres ejemplos que se explican a continuación, las reinas María de Luna, María de (...)

6La progresiva alfabetización e interés por la cultura escrita de la mujer medieval occidental se ha considerado uno de los factores que favorecen el desarrollo de la literatura en lengua vernácula en distintas partes de Europa13. Para el ámbito hispánico habrá que esperar a los siglos xiv y, sobre todo, xv para comprobar la irrupción no de lectores individuales sino de un público de lectores14. En los últimos veinte años se han publicado estudios centrados en mujeres letradas (doctae puellae) o, al menos, en mujeres con una determinada capacidad para leer –entendido este verbo en un sentido muy general– o escribir, la mayoría de ellas pertenecientes al siglo xv15. Falta, sin embargo, abordar un estudio que contemple y analice toda esa comunidad de lectoras que sin duda existió en los distintos ámbitos lingüísticos peninsulares: el castellano, el catalán y el portugués16. Si existió un público lector femenino y mayoritariamente nobiliario o vinculado a las cortes monárquicas –sin olvidar los conventos– tanto en Aragón como en Castilla o en Portugal, seguramente tuvo un cierto grado de participación en la literatura contemporánea, especialmente en la composición o traducción de textos devocionales17. Algunos ejemplos ilustrarán mejor esta influencia de las lectoras femeninas18.

  • 19 V. M. Piera, Women readers…, p. 209-218.
  • 20 V. Hanno Wijsman, Luxury bound: Illustrated manuscript production and noble and princely book owne (...)
  • 21 V. Dominique de Courcelles, «Recherches sur les livres et les femmes en Catalogne aux xve et xvie  (...)

7Gracias a la correspondencia conservada, sabemos que la reina Violante de Bar patrocinó la circulación de la obra del poeta Guillaume de Machaut en la corte aragonesa en los últimos años del siglo xiv y en los primeros del siguiente tanto por sus gustos personales como por un interés político de promocionar el linaje francés en ambientes cortesanos tras la muerte de su marido el rey19. En la difusión de Livre de las trois vertus de Cristina de Pisan en la corte portuguesa de mediados de siglo intervinieron tanto Isabel de Borgoña –infanta de Portugal, que contrajo matrimonio con el duque Felipe el Bueno– como su sobrina la reina Isabel de Coímbra –reina portuguesa gracias a su matrimonio con Alfonso V– cuando la primera envió un lujoso ejemplar en francés del Livre des trois vertus de Cristina de Pisan y la segunda patrocinó su traducción a la lengua portuguesa como manual de comportamiento para las damas de su corte20. Por último, una dama valenciana, de la que no sabemos el nombre, había oído predicar al maestro Joan Carbonell sobre san José, por lo que le pidió una versión escrita sobre la historia del esposo de María, que dio como resultado La ystòria de Joseph, fill de Ely e spòs de la sacratíssima Verge Maria (Valencia: Cristofol Koffman, 1502)21.

8El hecho de que un autor –o una autora– tenga en cuenta que su obra va a ser leída por mujeres, por mujeres y hombres o por una mujer en concreto condiciona y, en cierto modo, determina, entre otras posibilidades, la propia escritura, la adopción de un cierto estilo o la elección de un contenido concreto. Veamos algunos ejemplos contemporáneos e incluso cercanos al Vençimiento del mundo.

Los tratados de Teresa de Cartagena

9Conocemos el escándalo que supuso la aparición de la Arboleda de los enfermos de Teresa de Cartagena entre el público lector castellano de hacia 1470 gracias al testimonio que la propia autora dirige a su destinataria, doña Juana de Mendoza, en una obra poco posterior, la Admiraçión operum Dey:

  • 22 Teresa de Cartagena, Arboleda de los enfermos. Admiraçión operum Dey, ed. Lewis J. Hutton, Madrid: (...)

Algunos de los prudentes varones e asý mesmo henbras discretas se maravillan o han maravillado de un tratado que, la graçia divina administrando mi flaco mugeril entendiento, mi mano escriuió22.

  • 23 Juan Carlos Conde, «Malos saberes en según qué manos: escritura, autoridad y género en Teresa de C (...)
  • 24 T. de Cartagena, Arboleda…, p. 114.

10Como ha señalado Juan Carlos Conde, en realidad Teresa no se maravilla de las críticas a su obra sino que se resiente de las dudas sobre su capacidad como mujer –y como mujer sorda– para escribir un tratado donde, al mismo tiempo que es capaz de expresar su intimidad, «despliega […] toda una serie de saberes escriturísticos, teológicos, sermocinales y exegéticos»23 como concurren en su Arboleda: «Ca paresçe ser no solamente se maravillan los prudentes del tractado ya dicho, mas avn alguno no pueden creer que yo hisyese tanto bien ser verdad»24. Para lo que me interesa ahora, la reacción de su autora persigue despejar esas dudas tomando la decisión de escribir un segundo tratado, en este caso la Admiraçión operum Dey, para demostrar a su amiga Juana de Mendoza, a su marido Gómez Manrique y, por extensión, al resto de lectores y lectoras –los «prudentes varones» y las «henbras discretas»–, su sobrada capacidad para escribir:

  • 25 Loc. cit.

E porque me dizen, virtuosa señora, que el ya dicho bolumen de papeles bor[r]ados aya venido a la notiçia del señor Gómez Manrique e vuestra, no sé sy la dubda, a bueltas del tractado se presentó a vuestra discreçion. E como quier que la buena obra que antel subjeto de la soberana Verdad verdadera e çierta no enpeçe mucho si nel acatamiento e juizio de los onbres vmanos es avida por dubdosa como esta25.

11De este primer caso es fácil deducir que en la determinación de Teresa de Cartagena de escribir su segunda obra pesan de manera significativa las dudas que suscitó su capacidad para escribir su primer tratado entre las lectoras de su primera obra, al menos en igual proporción a los lectores.

Los Evangelios moralizados de Juan López de Salamanca

  • 26 Ese es el motivo por el que una obra que había circulado manuscrita fuera llevada a la imprenta un (...)
  • 27 Juan López de Salamanca, Evangelios moralizados, ed. Arturo Jiménez Moreno, Salamanca: Ediciones U (...)
  • 28 Ibíd., p. 16-19. Incluso la propia Leonor pudo mandar copiar y encuadernar los Evangelios moraliza (...)
  • 29 En los mismos Evangelios moralizados predomina el discurso misógino por el que se distingue a las (...)
  • 30 Ibíd., p. 216-217.
  • 31 Loc. cit.
  • 32 V. A. Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita…, p. 15-22.

12Es evidente que saber para quién se escribe puede orientar el contenido de un texto, pero, cuando una misma obra presenta dos versiones dirigidas a públicos distintos, su autor debe intentar adaptar su mensaje a cada uno. El fraile dominico y maestro en Teología por la Universidad de Salamanca Juan López de Salamanca escribió sus Evangelios moralizados, unas exposiciones con estructura y materiales propios de un sermón, que, siguiendo el calendario litúrgico, sirvieron de modelo para que otros predicadores pudieran preparar sus homilías ante los fieles castellanos del último cuarto del siglo xv, que son los destinatarios últimos de sus exposiciones26. Como es de esperar, en sus sermones-modelo fray Juan López no se aparta de la más estricta ortodoxia y, así, su mensaje pastoral se basa en advertir sobre los pecados que acechan al cristiano y en animar a seguir una vida penitencial recibiendo los sacramentos, especialmente el de la confesión, y practicando obras de caridad27. Sin embargo, entre 1450 y 1460 Juan López había escrito ya una primera versión de su obra pensada y dirigida exclusivamente para la condesa de Plasencia, doña Leonor Pimentel, de quien era confesor y director espiritual28. Por ese motivo, en algunas partes nos encontramos con determinados aspectos sobre la mujer que se apartan de su habitual consideración negativa en el resto de la literatura homilética conservada en romance29. Por ejemplo, amparado en la autoridad de Agustín, Juan López admite que una esposa puede corregir al mal marido usando progresivamente uno de estos cuatro procedimientos: amonestándolo, maltratándolo, denunciándolo a la iglesia y, «si así no pudiere, que busque sanctas personas que rueguen a Dios por su marido para que lo corrija»30. Además, parafraseando otra vez a Agustín, proclama: «Mugeres buenas, en todas las cosas sed servidoras de vuestros maridos, mas sy fallardes que son fornicadores, no lo sufrades, que señoras sodes»31. Aun a riesgo de parecer sesgado en la selección de estas citas, pero considerando que en su versión última se dirige a un público castellano heterogéneo, creo que este mensaje, que admite la insumisión de la esposa, viene condicionado por la influencia de su primera destinataria, Leonor Pimentel, una poderosa mujer que, según testimonian las crónicas de la época, participó en la vida política de su tiempo, muchas veces al margen de su marido, Álvaro de Zúñiga32.

El Tractado de amores de Arnalde y Lucenda de Diego de San Pedro

  • 33 Whinnom sitúa la redacción de la obra «a principios de los años ochenta»: Keith Whinnom (ed.), Die (...)
  • 34 Unas circunstancias parecidas debieron de animar la escritura del Sermón ordenado […] porque dixer (...)

13Fuera de la literatura religiosa, el Tractado de amores de Arnalte y Lucenda de Diego de San Pedro pertenece a una tradición literaria muy distinta, como es la de la ficción sentimental, pero no se encuentra ni lejano en el tiempo de su composición ni tampoco ajeno al contexto femenino de los casos anteriores o del Vençimiento del mundo33. En efecto, además de que la obra se compone de dos partes poéticas centradas en sendas figuras femeninas –un panegírico dedicado a la reina Isabel y las siete angustias de la Virgen–, en la introducción San Pedro «endereça» su tratado a las damas de la reina. Es evidente que el Arnalte, como el molde genérico al que trata de ajustarse, se destina a un público cortesano compuesto de mujeres, al menos en parte34. En su introducción San Pedro nos muestra indirectamente de qué manera este grupo de anónimas damas lectoras condicionó su obra actuando en varios niveles.

  • 35 D. de San Pedro, Obras…, p. 87 y 89.
  • 36 Ibíd., p. 87.

14En un primer nivel, la historia de los amores entre Arnalte y Lucenda surge a petición de ese grupo de damas cortesanas: «más nescesidad de ageno mando que premia de voluntad mía en el seguiente tratado me hizo entender»; «Vengo, señoras, a darvos la cuenta que me fue mandado que vos diese, la cual en esta manera comiença»35. En este sentido, su inseguro autor parece anticiparse a las burlas crueles que, en su opinión, estas damas iban a propalar por la corte: «Si tanta seguridad de mi saber como temor de vuestro burlar tuviese, más sin recelo en la obra començada entraría […] y [si] en todo caso el burlar de mí escusar no se puede, sea más por mis razones fazer al palacio, que por offensa mía»36. En otras palabras, Diego de San Pedro conoce y teme la mordacidad crítica de este público cortesano femenino.

  • 37 Ibíd., p. 170.

15En un segundo nivel, aunque San Pedro parece atender la petición de estas mujeres a riesgo de recibir sus aceradas burlas, sin embargo, como declara al final de la obra, en realidad obedece a la petición del propio Arnalte: «Y mucho te encomiendo [le dice el personaje al autor], como te tengo encargado, que de recontar mis plagas a mugeres sentidas hayas memoria»37. El autor, por tanto, decide afrontar imprudentemente las risas que su obra va a provocar:

  • 38 Loc. cit.

Desta manera, [virtuosas] señoras, el cavallero Arnalte la cuenta de su trabajada vida me dio. E si [y]o acá he sido tan enojoso como él allá qued[a] triste, mijor en contemplar sus males que en ponerlos por escripto librara. Pero por obedescer su mandado quise mi conoscimiento desconoscer; y quise más por las premias de su ruego que por [el] consejo de mis miedos regirme38.

  • 39 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 2, p. 1453.

16El motivo de esta decisión no es otro que el de confrontar a las damas con sus propias burlas de manera que queden escarmentadas y arrepentidas ante la relación de las desventuras amorosas de Arnalte39. Es decir, San Pedro se arriesga a ponerse a sí mismo en la picota con el fin de mostrar a las lectoras de la corte isabelina que sus habituales risas y chanzas por los sufrimientos amorosos de los personajes de ficción –y también de los enamorados reales– son crueles y desproporcionados:

  • 40 D. de San Pedro, Obras…, p. 170.

Pero vuestras mercedes no a las razones mas a la intención mire[n], pues por vuestro servicio mi condenación quise […] y para que a mi costa los cavalleros mancebos de la corte vuestras mercedes festejen, a cuya virtud mis faltas remito40.

  • 41 Ibíd., p. 87.
  • 42 Ibíd., p. 170.

17En un tercer nivel, en el Arnalte San Pedro se esfuerza por callar su nombre –«a vuestras mercedes suplico que la burla sea secreta y el fabor público»41–, sin embargo, en mi opinión, esta decisión no obedece a la historia que cuenta sino al estilo y al molde genérico elegido, es decir, afecta a su condición de autor. Aunque su nombre pueda circular durante algún tiempo entre las risas de las salas de la corte, Diego de San Pedro no acaba de sentirse seguro de su obra y no parece estar cómodo con que su nombre acabe relacionándose con ella en la imprenta, una vez superada su recepción oral en las salas y estrados de la corte. De hecho, a pesar de que pretende dar un escarmiento a la frívola mordacidad de sus lectoras, sigue insistiendo en que su Arnalte es un mero pasatiempo cortesano: «Haviendo gana de algund pasatiempo darvos, y porque cuando cansadas de oír y fablar discretas razones estéis, a burlar de las mías vos retrayáis»42. Creo que Diego de San Pedro no está seguro de haber acertado con el estilo y el molde elegido, por lo que decide no dar mayor importancia a su obra.

18Pero lo cierto es que San Pedro manifiesta su conciencia de escritor y con un cierto desdén describe el tipo de recepción que les espera a las obras que dirige a un público cortesano tan cruel pero, al mismo tiempo, tan ignorante, superficial y pagado de sí mismo:

  • 43 Ibíd., p. 88.

[Porque] las cosas en todo y todo buenas, por mucho que con gentil estilo y discreta orden ordenadas sean, no pueden a todos contentar, antes de mucho[s] son por no tales juzgadas: de unos porque no las alcançan, de otros porque en ellas no están atentos, de otros no por las faltas que [hallan], mas porque sepan que saben43.

  • 44 Ibíd., p. 87.
  • 45 V. Diego de San Pedro, Obras completas, III. Poesías, ed. Dorothy S. Severin y Keith Whinnom, Madr (...)
  • 46 D. de San Pedro, Obras…, p. 88.

19Sabemos que no es la primera obra que ha escrito, como el mismo autor aclara: «Con la virtud de vuestras mercedes despidiendo los miedos, quise de vieja falta nueba vergüença recebir»44, refiriéndose, quizá, a su Pasión trobada. Como describió magistralmente Whinnom, la sencillez y falta de pretensiones intelectuales de la Pasión trovada contrasta con el enrevesado estilo del Arnalte45. Sabemos, también, que se le presentaron varias opciones para el encargo que había recibido de las damas: «Bien pensé que otro estilo [mis] razones seguir, pero aunque fuera más sotil fuera menos agradable»46. De hecho, como vimos más arriba, considera que su obra es un simple pasatiempo para lectoras acostumbradas a «oír y fablar discretas razones».

  • 47 V. Keith Whinnom, Diego de San Pedro, Nueva York: Twayne, 1974, p. 113-116.
  • 48 V. D. de San Pedro, Obras…, p. 58-60.

20De todo ello se desprende que Diego de San Pedro, aunque inseguro en la elección de su estilo, parece preferir la sencillez a la sutileza. Sin embargo, en su Tractado de amores de Arnalte y Lucenda decide utilizar un estilo marcadamente medieval y latinizante que, de hecho, acabará superando en su Cárcel de amor con el empleo de una prosa basada en la retórica humanista47. A esta primera inseguridad hay que añadir otra que nace de la confluencia en una misma obra de una historia bastante prosaica –ovidiana48– e incluso en ocasiones ridícula con un héroe al que le mueven los altos ideales amorosos propios del género en que trata de insertarse. En el origen de esta inseguridad y de estas disonancias probablemente se encuentre el miedo a las críticas de sus lectoras a las que intenta contentar con un producto del que parece dudar y del que debió de sentirse tan inseguro que prefirió omitir su nombre.

El Vençimiento del mundo de Alfonso Núñez dirigido a doña Leonor Ayala

El códice Escorial h.III.24

  • 49 Julián Zarco Cuevas, Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial,(...)

21Antes de abordar la identificación de su autor y su destinataria, conviene pararse en el manuscrito que contiene el Vençimiento del mundo. Se trata del códice esc. h.III.2449. Contiene, por este orden, cuatro tratados: la Arboleda de los enfermos de Teresa de Cartagena (fol. 1r.o-49v.o; BETA texid 1449), Admiraçión operum Dey de la misma autora (fol. 50r.o-66r.o; BETA texid 1448), el Vençimiento (fol. 67r.o-79r.o; BETA texid 1279) y, por último, unos Dichos y castigos de profetas y filósofos que toda verdad hablaron (fol. 84r.o-91r.o; BETA texid 2397).

  • 50 No se puede descartar que se trate de un volumen facticio.

22En el proceso de copia intervienen dos manos en momentos diferentes: Pedro López del Trigo copia la Arboleda de Teresa de Cartagena hacia mediados del siglo xv y otra mano copia el Vençimiento en una fecha próxima a 1481. El tamaño moderado de la página (266x207 mm), el tipo de letra empleado (gótica redonda), el uso de capitales (o sus huecos), de rúbricas y de calderones en rojo para señalar cada parte, los folios intermedios en blanco –fol. 79-83– nos informan de un códice destinado a ser el contenedor de distintas obras para su lectura en privado o en un pequeño grupo50. Es posible que su propietario o propietaria –si es que no fueron varios– fue recopilando determinados tratados que le fueron ayudando a orientar su vida cristiana.

23Las cuatro obras que componen el códice presentan una clara tendencia a la uniformidad: no están escritas en latín sino en romance; son tratados de extensión moderada; se alejan de disquisiciones teológicas o escolásticas para mostrar su finalidad práctica, es decir, todas buscan modelar el comportamiento del lector ante el mundo desde una perspectiva cristiana, aunque quizá el último de los tratados se aparta un tanto de la orientación religiosa para acercarse a la sapiencial.

24Podemos proponer otro rasgo compartido en, al menos, las tres primeras obras: la presencia de una destinataria femenina. A Juana de Mendoza dirige Teresa de Cartagena sus dos obras; el Vençimiento, a Leonor de Ayala. No hay mención al destinatario en los Dichos y castigos, debido, quizá, a que se trata de una excerpta de los Bocados de oro, donde su compilador no vio necesario ni mencionar su nombre ni el de la persona al que iba dirigida. Posiblemente estamos ante un volumen de carácter utilitario y de uso femenino que pretende canalizar la vida religiosa de su destinataria.

Doña Leonor de Ayala, hija del II conde de Fuensalida y de doña María de Silva

25Como vimos, la redacción del Vençimiento del mundo ya estaba terminada el último día del año 1481, fecha en que su autor se lo envía desde Elche a su lectora, que residía, obviamente, en otro lugar:

  • 51 Raúl A. del Piero y Philip O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado ascético del siglo xv: E (...)

[T]ratado llamado Vençimiento del mundo, enviado desde Elche, en el Reyno de Valençia, a la sennora donna Leonor de Ayala por Alonso Nunnes de Toledo51.

  • 52 Ibíd., p. 29.

26Varios rasgos pragmáticos a lo largo del texto van confirmando y ampliando la información de este encabezamiento. El primero de ellos es el envío desde Elche, que implica que había una mujer lectora esperando el tratado para leerlo. El cabo de la copia también concreta el lugar y el año de escritura: «De la villa de Elche. Postrimero dia del anno de mjll e quatroçientos e ochenta e uno»52. El contenido del prólogo viene a certificar que el envío responde a un encargo previo de la dama:

  • 53 Loc. cit.

[S]i el plazer de mjrar las alegrías [y] fiestas de acá, y el espacio de tantas leguas, me hiziesen poner en olujdo lo que vuestra merced me mandó que escriuiese, con grand razón me podríe llamar lisonjero53.

27Además, las apelaciones a la destinataria –como «vuestra merçed» y «sennora»– son frecuentes a lo largo del tratado:

  • 54 Ibíd., p. 19.

Y pues que no le podemos serujr sy no vençemos al mundo, vestíos, sennora, de fortaleza, sy quere[de]s ser vençedora54.

  • 55 Ibíd., p. 22.

[P]ara que con estas excelençias pueda vuestra merced ganar la gloria de Dios, porque no se pueden obrar luengamente syn alguna vez pecar, tomad, sennora, el remedio cada vez que cayéredes55.

  • 56 V. R. A. del Piero, «El Vençimiento del mundo…», p. 389-391.
  • 57 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 1, p. 1009. En coincidencia con otra de las obras d (...)
  • 58 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 1, p. 1003-1008.

28Lo que caracteriza al Vençimiento –y al resto del códice– es precisamente su carácter práctico, que busca influir en la mujer a la que va dirigido, por tanto, se acerca al discurso homilético56 o al manual de devoción57. Como sintetiza el propio título, el tratado se fundamenta en el menosprecio del mundo y en la importancia de la penitencia para vencer sus acechanzas58. Es verdad que su autor parece exhibir ante doña Leonor su erudición con el uso frecuente de citas de la Biblia y de textos litúrgicos, así como de autores comunes en sermones y tratados devocionales como Jerónimo, Agustín, Boecio, Séneca, Cicerón, Bernardo, Sócrates, Inocencio III o Gregorio. Sin embargo, es más que posible que esté utilizando un recurso habitual en el proceso de confección de sermones que consiste en autorizar sus argumentos apoyándose en algún tipo de florilegio. Así, por ejemplo, contra la soberbia ensarta tres autoridades seguidas:

  • 59 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 15.

Por ende, a cada paso desfallesçe la flaqueza de nuestras fuerças tan flacas. «Graçia dé Dios a los humilldes –dize Santiago el apóstol– y a los soberuios resiste»; y el glorioso dotor sant Gregorio dezía: «La sennal de los malos es la soberuia, y la humildad es sennal de los escogidos». «¡O soberuia –escriue Ynocençio– entre todos los viçios syenpre eres primera, y syenpre la postr[i]mera, que subes [a] los onbres en alto para poder mejor derriballos»59.

  • 60 V. R. H. Rouse y M. A. Rouse, Preachers, Florilegia, and Sermons. Studies on the «Manipulus Florum (...)
  • 61 V. Manuel A. Sánchez Sánchez, Un sermonario castellano medieval. El Ms. 1854 de la Biblioteca Univ (...)

29Este tipo de herramientas prácticas a disposición del que componía un sermón o un tratado eran repertorios ordenados alfabéticamente por temas donde el predicador podía ir espigando citas, ejemplos o argumentos de cada uno de ellos60. De hecho, en la estructura del Vençimiento se van distinguiendo algunos pecados (la lujuria, la codicia y la soberbia) a los que se contraponen las virtudes contrarias (el ayuno, la limosna y la humildad, respectivamente). Cada uno de estos elementos constitutivos del texto conlleva sus correspondientes citas y analogías, la mayoría extraídas, en mi opinión, de uno o varios de esos repertorios al alcance del predicador como son concordantiae, distinctiones o summae61. Otro asunto más complejo, que requiere un minucioso trabajo de rastreo y cotejo, consiste en encontrar la fuente concreta.

  • 62 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 25-27. Gómez Redondo (Hi (...)
  • 63 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 20.

30El hecho de que la destinataria de la obra fuera una mujer no solo se nota en algunos rasgos deícticos del discurso, como vimos, sino también en la selección de determinados materiales. Así, para ponderar la importancia de la penitencia, su autor lo concreta con el adulterio femenino echando mano de los ejemplos de la mujer adúltera neotestamentaria y de María Magdalena62. El canto del Magníficat se propone como modelo de humildad de María de quien destaca que se llame a sí misma sierva63. En una analogía sobre el carácter gratuito que supone la Pasión de Cristo para la salvación de todos los cristianos señala:

  • 64 Ibíd., p. 24.

E porque no pudiesse escusar njnguno de reçebir sanjdad, mas que tanbién las flacas mugeres, que no tuvieran esfuerço para andar muchas tierras commo los onbres (que son de más gruesa materia conpuestos) hallase[n] esta melezina syn mucho trabajar en batalla64.

  • 65 V. M. A. Sánchez Sánchez, «La similitudo en la literatura española: de la Edad Media al Renacimien (...)
  • 66 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 17-18.
  • 67 Ibíd., p. 11.

31Este propósito de adaptar el mensaje al nivel y a los intereses de su destinataria se asegura con el uso de analogías de carácter didáctico como son las similitudines y los exempla, recursos también frecuentes en la predicación castellana conservada65. Así, para la identificación de nuestra Leonor Ayala me interesan especialmente dos analogías concretas. La primera se basa en ilustrar el castigo para el pecado de la soberbia con el ejemplo de la derrota del rey castellano Juan I contra los portugueses en la batalla de Aljubarrota en 1385 y, como contrapartida, con la derrota más reciente de Alfonso V de Portugal en la guerra de sucesión castellana66. La segunda analogía es la destrucción de Troya como ejemplo de los estragos que conlleva la lujuria67.

  • 68 La concurrencia en una misma mujer de su carácter noble, lector y devoto es frecuente en el siglo (...)

32Más adelante analizaremos estas analogías. Vengamos, primero, a las candidatas como destinatarias del Vençimiento del mundo. Las coordenadas espacio-temporales piden dos requisitos: la dama estaba viva en 1482 –recordemos que la obra se envía el «postrimero día» de 1481– y posiblemente residía o había estado vinculada a Toledo –de ahí «el espacio de tantas leguas» desde Elche, donde se encuentra el autor en el momento de enviar su obra– por dos motivos: primero, ese parece ser el origen del autor como indica su sobrenombre; en segundo lugar, por la vinculación que el linaje López de Ayala establece con Toledo durante todo el siglo xv. A estas circunstancias hay que añadir otras tres: nuestra dama pertenecía a la nobleza porque la trata como «sennora» y «vuestra merçed»; además su posición social tuvo que ser lo suficientemente elevada como para poder encargar a un religioso un tratado devoto; por último, se trataba de una dama con un cierto grado de instrucción y, desde luego, con ganas de mejorar su religiosidad por medio de la lectura de obras devotas68.

  • 69 En 1519 encontramos una Leonor de Ayala como mujer de Martín de Rojas, regidor de Toledo a princip (...)
  • 70 V. Alfonso Franco Silva, El condado de Fuensalida en la Baja Edad Media, Cádiz: Universidad de Cád (...)

33De entrada, debemos descartar a otras mujeres toledanas con el nombre de Leonor Ayala porque su condición social fue menos elevada o porque la cronología no encaja69. Las mejores opciones nos las ofrecen sendas hijas homónimas de los dos señores de Fuensalida que de manera consecutiva gozaron de enorme influencia y poder político y económico en Toledo a lo largo del siglo xv70.

  • 71 Ibíd., p. 60.
  • 72 AHNo, Frías, C. 838, D. 17.

34La primera Leonor Ayala –de la que poseemos pocos datos– fue hija de Pedro López de Ayala I y de Elvira de Castañeda. El matrimonio de sus padres se celebró hacia finales del siglo xiv por lo que Leonor debió de nacer en la primera década del siglo xv71. Sabemos que esta primera Leonor se casó con Diego López Dávalos, señor de Arenas de San Pedro, hacia 1432 por una carta de pago de la dote72. Aunque no se puede descartar del todo, dada la distancia cronológica entre el nacimiento de esta Leonor y la fecha de composición de la obra, me parece poco probable que su autor ensartara argumentos contra la lujuria a una señora que en 1481 sería ya una venerable anciana, si es que no había muerto ya.

  • 73 Cf. Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, ed. Aureliano Sánchez Martín, Valladolid: (...)
  • 74 V. Luis de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Silva, 2 t., Madrid: Melchor Álvar (...)
  • 75 V. A. Franco Silva, El condado de Fuensalida…, p. 86-87; E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv…, (...)
  • 76 AHNo, Frías, C. 838, D. 45.

35Tampoco han quedado muchos datos sobre la segunda Leonor de Ayala. Esta fue hija de Pedro López de Ayala II, I conde de Fuensalida, y de María de Silva. Si el matrimonio de sus padres se celebró, como parece, hacia finales de los años 20, posiblemente Leonor nació durante los 30. En 1470, una vez muerta su madre María de Silva, su hermano Pedro de Silva, obispo de Badajoz, intenta concertar con el conde de Fuensalida el matrimonio de su sobrina Leonor de Ayala con Juan de Silva, III conde de Cifuentes, probablemente para pacificar las malas relaciones entre los Ayala y los Silva73. Pero el acuerdo no llegó a buen puerto74 y el conde de Cifuentes, tras repudiar a Leonor, acaba casándose con doña Catalina de Toledo75. Queda como testimonio de la intención matrimonial un documento de súplica de dispensa por parentesco, lamentablemente sin fecha76.

  • 77 V. A. Franco Silva, El condado de Fuensalida…, p. 89, 204-219; Juan Ramón Palencia Herrejón, «Elem (...)

36De la biografía posterior de esta Leonor apenas tenemos más noticias. Quizá se retiró a algún convento toledano como el de Santo Domingo el Real de donde habían sido prioras dos parientes suyas, doña Teresa de Ayala y su hija María. Si esta es la Leonor de Ayala a la que su autor envía el Vençimiento el último día del año 1481, debió de morir entre 1482 y 1484. Esta última fecha se deduce del testamento otorgado por su padre el 4 de diciembre de 1484 cuando ordena que lo entierren en Santo Tomé de Toledo donde, según declara, ya estaban sepultados tanto su esposa María de Silva como su hija Leonor77.

  • 78 Los ejemplos de confesores de damas nobles que escriben por encargo obras destinadas a su orientac (...)

37Además de las cronológicas, podemos argüir otras circunstancias para defender que esta segunda Leonor de Ayala pudo ser la destinataria del Vençimiento. La primera de ellas, quizá la menos relevante, se basa en el hecho de que María de Silva, madre de Leonor, perteneció a una familia de origen portugués que se estableció en Toledo tras la batalla de Aljubarrota. Es posible que el autor del Vençimiento utilizara, precisamente, la derrota portuguesa como exemplum contra la soberbia por su resonancia en la memoria de la dama a la que posiblemente conocía e incluso pudo ser su director espiritual78.

  • 79 V. A. Deyermond, «Las mujeres…». Como veremos, Gómez Manrique fue nombrado corregidor de Toledo po (...)
  • 80 Por ejemplo, la dama navarra Lieta de Castro se muestra familiarizada con la materia de Troya en u (...)
  • 81 Gómez Manrique, Cancionero, ed. Francisco Vidal González, Madrid: Cátedra, 2003, p. 419-448, esp.  (...)
  • 82 Como sugiere Raúl A. del Piero («El Vençimiento del mundo…», p. 388-389), no es descartable, inclu (...)

38Por otro lado, hay que situar a nuestra Leonor de Ayala formando parte de una red de hombres y mujeres letrados vinculados a la ciudad de Toledo. Así, una de las hermanas de Leonor fue doña Guiomar de Meneses, mujer también culta y lectora, esposa de Jorge Manrique, cuyo tío, Gómez Manrique, ocupó el puesto de corregidor de Toledo desde 1477 hasta 1490 además de haber pertenecido a un importante círculo letrado burgalés compuesto de hombres y mujeres79. Por su parte, Teresa de Cartagena dedicó su tratado Arboleda de los enfermos a una «virtuosa señora» y más tarde escribió su Admiraçión operum Dey a «petiçión e ruego» de doña Juna de Mendoza, esposa de Gómez Manrique. Como vimos más arriba, otro de los exempla utilizados en el Vençimiento es el de la «destruiçión» de Troya, un motivo frecuente en contextos cortesanos a lo largo del siglo xv al alcance de las damas80. Con todo y aunque la distancia cronológica con respecto al Vençimiento sea considerable, no parece menor el hecho de que Gómez Manrique también utilizara el ejemplo de Troya en la consolatoria que dirige a su hermana Juana en 1456-1457 para ilustrar el carácter mudable de la Fortuna81. Lo que se desprende de esta red de relaciones es que doña Leonor de Ayala, por razones familiares y sociales, pudo participar en este círculo de mujeres y hombres vinculados a Toledo con intereses culturales comunes del que el Vençimiento no es más que una de sus manifestaciones literarias82. Así pues, con todas las cautelas que la falta de datos definitivos impone, Leonor de Ayala, hija del II conde de Fuensalida, pudo ser la mujer lectora a la que Alfonso Núñez de Toledo envió su tratado devoto.

Un posible autor: Alfonso Núñez, deán de la iglesia colegial de Talavera de la Reina

  • 83 Del Piero también apunta a que en el momento de escribir su obra el autor debía de tener una edad (...)

39La falta de datos y noticias sobre este Alfonso o Alonso Núñez de Toledo resulta más desalentadora, si cabe. En principio, la búsqueda debe centrarse en algún religioso de Toledo cuya vida adulta transcurriera durante el reinado de Enrique IV y, al menos, el primer tramo del de los Reyes Católicos. Tanto el contenido como el discurso o algunos materiales del Vençimiento piden un autor religioso, familiarizado especialmente con las formas del sermón medieval y con una notable preparación83. El cruce de estos datos no ha dado como resultado, hasta ahora, ningún nombre que cumpliera con todos estos requisitos, más allá del autor del Corbacho, descartado por razones cronológicas.

  • 84 El documento, fechado el 5 de mayo de 1468, contiene una colación canónica que cita a Alfonso Núñe (...)
  • 85 ACTR, C. 255, D. 16; ver imagen 2.
  • 86 V. M.ª Jesús Suárez Álvarez, La villa de Talavera y su tierra en la Edad Media, Oviedo: Universida (...)

40Sin embargo, cabe la posibilidad de que ese «prosista menor del siglo xv» –que apuntaba Raúl del Piero– fuera un Alfonso Núñez que encontramos citado como «deán de la eglesia collegial de la villa de Talavera» en un documento de 1468 ocupando el cargo de provisor y vicario general en el obispado de Zamora durante el episcopado de Juan de Meneses84. Aunque los datos sobre este deán son escasísimos, sin embargo, en otro documento conservado en el Archivo de la Colegiata de Talavera de la Reina fechado en 1475 aparece un Alfonso Núñez como deán y canónigo de la «iglesia collegial de Santa María de la dicha villa» de Talavera85. Este Alfonso Núñez era, además, propietario de una parte de la villa toledana de Cobisa junto con su hermano Juan Núñez en 148386.

Imagen 1: Detalle del documento AHNo, Luque, C. 772., D. 12, fol. 2r.o

Imagen 1: Detalle del documento AHNo, Luque, C. 772., D. 12, fol. 2r.o

Imagen 2: Detalle del documento ACTR, C. 255, D. 16, fol. 1r.o, línea 4

Imagen 2: Detalle del documento ACTR, C. 255, D. 16, fol. 1r.o, línea 4
  • 87 V. ibíd., p. 266.
  • 88 V. Cosme Gómez de Tejada y Alfonso Ajofrín, Historia de Talavera, antigua Elbora de los Carpetanos(...)
  • 89 En 1502 el Monasterio de Santa María del Pilar de la villa de Arenas adquirió parte de Los Aflejes (...)

41Mucho más conocido es el obispo de Zamora Juan de Meneses. También era natural de Talavera y pertenecía a una de las familias más poderosas de la ciudad. Él mismo llegó a acumular una gran cantidad de propiedades en la villa y su comarca87. Tras estudiar en la Universidad de Salamanca y en Bolonia, fue canónigo en la iglesia colegial de Talavera –igual que Alfonso Núñez–, arcediano en Guadalajara y, tras acompañar al cardenal Juan de Carvajal en su campaña contra los turcos en Belgrado (1455-1457), el papa Paulo II le concede la sede episcopal de Zamora, que ocupó desde 1468 hasta su muerte en 149488. En su testamento quiso ser enterrado en Arenas de San Pedro, villa de donde, como vimos más arriba, eran señores la familia López Dávalos, emparentada por vía matrimonial con la primera Leonor de Ayala, tía de la posible destinataria del Vençimiento89. Seguramente, Juan de Meneses, al ser nombrado obispo, quiso llevarse a alguien de su confianza y acudió a su compañero de la colegiata de Santa María de Talavera.

  • 90 V. ibíd., p. 152-153. Además, Teresa de Ayala, priora del monasterio de Santo Domingo el Real de T (...)
  • 91 Ibíd., p. 263-264.
  • 92 Ibíd., p. 153-154.

42Uno de los cabos sueltos es la conexión entre Leonor Ayala y Talavera. Quizá haya que tener en cuenta que una de las ramas del linaje Ayala fue la formada por los señores de Cebolla, que pertenecían a la nobleza local talaverana más influyente y con numerosas propiedades90. Juan de Ayala, IV señor de Cebolla, fue regidor de Talavera y uno de los propietarios de terrenos más importantes de la ciudad y comarca91. En 1478 su hijo Diego López de Ayala tomó Talavera para los Reyes Católicos durante la guerra de sucesión oponiéndose al arzobispo Carrillo92. No obstante, así como la rama talaverana del linaje aparece como favorable a los monarcas –quizá porque compartían su oposición a Carrillo–, la rama principal asentada en Toledo aparece como opuesta al poder monárquico.

43Tenemos, por tanto, muchas coincidencias circunstanciales que, aunque no nos permiten afirmar rotundamente que este Alfonso Núñez, natural de Talavera, fue el autor del Vençimiento, al menos nos permite sospechar que pudo serlo. Quizá el paso de este Alfonso Núñez por el obispado de Zamora explique la alusión a la batalla de Toro de 1476 que en la obra se propone como ejemplo del castigo contra la soberbia de los portugueses y que bien pudo conocer el autor de primera mano a juzgar por algunos detalles descriptivos de la batalla que incluye en su tratado:

  • 93 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 17-18.

Y porque los portogueses, ensoberueçidos de tan dichosa ventura [su inesperada victoria frente a los castellanos en Aljubarrota], desagradesçieron a Dios […] quirjendo qujtalle la gloria del vençimjento para ponella a sy mesmos, premjtió la vençedora justicia […] que vinjendo el rey don Alfonso a conquistar contra justicia este reyno, fuese de nuestros reyes vençido, y sus caualleros los vnos en el rio ahogados, y los otros en la batalla y en otras diversas partes muertos a manos de sus enemigos mortales93.

  • 94 V. Jorge Díaz Ibáñez, «El Arzobispo Alfonso Carrillo de Acuña (1412-1482). Una revisión historiogr (...)

44Del fragmento anterior se deduce que nuestro autor debió de ser partidario del bando castellano porque presenta a los Reyes Católicos como brazo ejecutor de la justicia divina («premjtió [Dios] la vençedora justicia»). La derrota de los portugueses implicaba también la derrota política del arzobispo Carrillo, que había apoyado al bando de doña Juana, frente a los Reyes Católicos. Así, en 1478 los monarcas confiscan los bienes de Carrillo en Toledo. También en 1478 actuaron contra el bachiller Alvar González de Capillas, juez de la audiencia arzobispal de Alcalá, quien había decretado por orden de Carrillo excomunión contra los habitantes de Talavera que favorecieron la recuperación de la ciudad para los reyes94. No disponemos de datos concretos para saber si nuestro Alfonso Núñez era más partidario de los reyes que enemigo de Carrillo, pero su posible vinculación a la familia Ayala pudo entrar en conflicto con los intereses económicos del arzobispo Carrillo en la ciudad de Talavera. Veremos enseguida cómo se resuelve este conflicto.

45Aunque hay bastantes cabos sueltos en la atribución de la autoría del Vençimiento del mundo al canónigo talaverano Alfonso Núñez, las coincidencias de nombre, lugar y tiempo –así como la presencia de un contexto sociocultural compartido con su destinataria– plantean la posibilidad de que fuera el autor del tratado. Entre esos cabos sueltos, falta encontrar alguna prueba documental que relacione a Leonor Ayala con Alfonso Núñez; falta explicar qué hacía en Elche desde donde le envía la obra (¿huyó de Toledo por evitar problemas con la Inquisición toledana por un posible pasado judío?); y falta confirmar su formación intelectual o su capacidad para componer un tratado como el Vençimiento. Con todo, esta propuesta pretende suscitar nuevos estudios que hallen otros datos para confirmar o desmentir esta hipótesis.

La legitimación de la autoridad de Isabel I de Castilla

46Así pues, tenemos a un religioso de cierto rango e influencia que escribe por encargo de una dama de la nobleza local toledana un tratado sobre la superación o el «vençimiento» de los pecados del mundo por medio de una vida penitencial basada en la práctica de las virtudes. Según lo que venimos sosteniendo en el presente trabajo, es posible encontrar algún elemento textual –ya sea del contenido ya del estilo– que ilustre la interacción entre el autor y su lectora –sea en la dirección que sea– y que nos permita comprender mejor una parte, al menos, de la obra.

  • 95 Conviene recordar que los Reyes Católicos habían enviado al Ayuntamiento de Toledo sendas cartas, (...)
  • 96 No se puede descartar que el mismo Alfonso Núñez, por sus intereses en Talavera, pudiera tener sus (...)

47Hemos advertido que los modos de proceder de Alfonso Núñez en el Vençimiento se pueden asimilar a los que emplea sermón medieval, especialmente al uso de algún repertorio de donde toma citas o analogías para amplificar su texto del mismo modo que un predicador a la hora de confeccionar sus sermones. Sin embargo, la destinataria del tratado, una dama noble vinculada a una de las familias más poderosas de Toledo, pudo condicionar la elección de alguno de esos materiales. Me refiero concretamente al doble uso de la batalla de Aljubarrota y, especialmente, de la batalla de Toro como ejemplos de la ejecución del castigo divino contra la soberbia de castellanos y portugueses. Conviene advertir que Alfonso Núñez ha usado estos ejemplos al lado de otros más esperables –y posiblemente presentes en esos florilegios a los que me he venido refiriendo– como son el Diluvio o la expulsión de Adán del Paraíso. Nuestro autor integra estos ejemplos bíblicos –indiscutibles y autorizados, por su propia procedencia– con otros basados en acontecimientos contemporáneos, incluso recientes, como fue el conflicto sucesorio castellano ocurrido pocos años antes, porque trata de legitimar los segundos yuxtaponiéndolos a los primeros95. En otras palabras, la derrota del bando portugués de Alfonso V y, por extensión, del arzobispo Carrillo obedece al mismo designio divino («premjtió [Dios] la vençedora justicia») que el Diluvio y, por tanto, la victoria de la reina Isabel, además de justa, se presenta como providencial a ojos de Leonor Ayala96.

  • 97 Este enfrentamiento se prolonga más allá de la llegada de Isabel al trono como refiere Diego de Va (...)
  • 98 No se puede descartar el adelanto en dos o tres años de la redacción del Vençimiento porque la def (...)

48Por último, Alfonso Núñez está legitimando la autoridad de Isabel I ante doña Leonor Ayala, posiblemente porque su abuelo y su padre, como cabezas del linaje toledano, se habían situado en el bando contrario. Primeramente, habían tomado partido por Enrique IV desde que restituyeron su poder en la ciudad de Toledo en 1468 enfrentándose a la familia rival, los Silva, partidarios de la legitimidad del infante-rey Alfonso y posteriormente de la propia Isabel97. Pocos años después, los Ayala de Toledo también habían apoyado la pretensión del rey portugués Alfonso V de acceder al trono castellano en la guerra de sucesión. Por ese motivo, a la altura de 1481 –o quizá un poco antes, hacia 147898– Alfonso Núñez utiliza la analogía de la victoria de los Reyes Católicos en Toro como castigo contra la soberbia del bando portugués al que se había adherido el linaje de Leonor Ayala para mostrarle a su lectora el carácter providencial de su reinado.

Conclusiones

49Uno de los terrenos más fecundos –pero todavía poco explorados– en el análisis de nuestra literatura medieval consiste en analizar el impacto que las mujeres lectoras peninsulares provocó en la literatura religiosa y, en general, en la producción escrita en lengua vernácula. Para ello es necesario contar con datos fiables que nos permitan determinar hasta qué punto la mujer medieval peninsular –especialmente durante los últimos siglos– se había incorporado al nuevo público lector. Con todo, es ya posible aportar casos y ejemplos de cómo fue emergiendo un tipo de lector femenino, nobiliario y religioso que influyó de diversas maneras en el desarrollo de la literatura en las distintas lenguas romances. Los textos de Teresa de Cartagena, Juan López de Salamanca o Diego de San Pedro son muestras en castellano de este impacto que, además, nos sitúan en la necesidad de abordar el estudio de otras obras cuyas circunstancias de producción y recepción nos son todavía desconocidas. El tratado intitulado Vençimiento del mundo es una de ellas.

  • 99 De hecho, Gómez Manrique fue nombrado corregidor de Toledo por los Reyes Católicos de los que fue (...)
  • 100 Fernando de Pulgar, Claros varones de Castilla. Letras, ed. María Isabel de Páiz Hernández, Pedro (...)

50No podemos asegurar que el autor del Vençimiento y Leonor Ayala formaran parte del mismo círculo que Gómez Manrique99, su mujer Juana de Mendoza o Teresa de Cartagena, pero parece indudable que Leonor de Ayala fue una lectora competente y que, como miembro de la alta nobleza toledana del siglo xv, seguramente debió de compartir, o al menos conocer, los mismos intereses culturales y devotos que los «letrados y cavalleros y ombres de fación» de los que se rodeó el arzobispo Alonso Carrillo, como señala Pulgar en sus Claros varones100. La hipótesis de Alfonso Núñez, deán en Talavera, como autor del Vençimiento queda lejos de ser definitiva, pero al menos permite abrir nuevas líneas de investigación en un asunto que lleva muchos años en vía muerta.

51Al margen de ambas propuestas, en torno a este tratado se nos han ido arrimando religiosos, algunos escritores y ciertas damas de familias nobles quienes, convocados por intereses devocionales comunes, comparten un mismo contexto social toledano y una misma cultura letrada. Dentro de este «círculo» –a pesar de lo manido del término– podemos situar la intervención de una mujer del cuatrocientos peninsular en el desarrollo de la literatura vernácula.

52En definitiva, podemos considerar el Vençimiento como un testimonio de esa mutua influencia entre el autor y su lectora que venimos sosteniendo. No se trata solamente de un tratado devoto dirigido a una dama noble necesitada de orientación espiritual, sino que también persigue un objetivo político: la legitimación del reinado de Isabel I ante un miembro del influyente linaje toledano de los Ayala.

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Notes

1 V. Susan Groan Bell, «Medieval women book owners: Arbiters of lay piety and ambassadors of Culture», in: Judith M. Bennett, Elizabeth A. Clark, Jean F. O’Barr, B. Anne Vilen y Sarah Westphal-Wihl (eds.), Sisters and workers in the Middle Ages, Chicago: University of Chicago Press, 1989, p. 135-161.

2 Un buen ejemplo de esta participación colectiva lo encontramos en una composición del portugués Duarte de Brito que aparece en el Cancioneiro de Resdende (ID 5090), donde el poeta va glosando los motes que han escrito distintas damas: «Duarte Brito aos motos destas senhoras os quaes moto sam a derradeyra regra de cada copra»; sobre la coautoría femenina en los cancioneros, v. Ana María Gómez-Bravo, «“a huma senhora que lhe disse”: sobre la práctica social de la autoría y la noción de texto en el Cancioneiro Geral de Resende y la lírica cancioneril ibérica», La Corónica, 32 (1), 2003, p. 43-64: p. 63-64; id., «Female (co)authorship in Cancionero Poetry», Revista de Literatura Medieval, 30, 2018, p. 153-172.

3 V. Katherine Gill, «Women and the Production of Religious Literature in the Vernacular, 1300-1500», in: E. Ann Matter y John Coakley (eds.), Creative women in medieval and early modern Italy: A religious and artistic Renaissance, Filadelfia: University of Pennsylvania Press, 1994, p. 64-104.

4 V. Montserrat Piera, Women readers and writers in medieval Iberia. Spinning the text, Leiden-Boston: Brill, 2019, p. 84-89.

5 V. Ronald E. Surtz, «Female patronage of Vernacular Religious Works in Fifteenth-Century Castile: Aristocratic Women and their Confessors», in: Renate Blumenfeld-Kosinski, Duncan Robertson y Nancy Warren, The vernacular spirit: Essays on medieval religious literature, Nueva York: Palgrave, 2002, p. 263-282; Arturo Jiménez Moreno, «Propuestas de lecturas y prácticas devotas para mujeres en el siglo xv», Hispania Sacra, 72 (145), 2020, p. 105-114.

6 V. Raúl A. del Piero, «El Vençimiento del mundo: autor, fecha, estructura», Nueva Revista de Filología Hispánica, 15, 1961, p. 377-392.

7 Ibíd., p. 384.

8 Ibíd., p. 385-386; no obstante, Del Piero especula con tres Alfonso de Toledo como posibles responsables del Vençimiento: el autor del Espejo de las historias y del Invençionario, dedicado al arzobispo Carrillo en 1474; fray Alfonso de Toledo, arzobispo de Sevilla, que escribió un comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo; y un Alfonsus Toletanus que se menciona en un repertorio de escritores franciscanos. Por distintas razones, descartó las tres posibilidades (loc. cit.).

9 Ibíd., p. 386.

10 V., no obstante, Carlos Alvar y José Manuel Lucía Megías (eds.), Diccionario filológico de Literatura medieval española: Textos y transmisión, Madrid: Castalia, 2002, p. 181-182; Fernando Gómez Redondo, Historia de la prosa de los Reyes Católicos: El umbral del Renacimiento, 2 t., Madrid: Cátedra, 2012, t. 1, p. 1001.

11 V. Arturo Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita en el entorno de Leonor Pimentel, I duquesa de Plasencia (c. 1435-1486), Londres: Queen Mary – University of London, 2019, p. 32-33.

12 V. Alan Deyermond, «Las mujeres y Gómez Manrique», in: Alan Deyermond, Poesía de Cancionero del siglo xv: Estudios seleccionados, Valencia: Universitat de València, 2007, p. 239-257.

13 V. D. H. Green, Women readers in the Middle Ages, Cambridge: Cambridge University Press, 2007, p. 30-42; M. Piera, Women Readers…, p. 27, 35-36, 43-49.

14 Se trata del reading public que señaló Jeremy N. H. Lawrance, «The Spread of Lay Literacy in Late Medieval Castile», Bulletin of Hispanic Studies, 62 (1), 1985, p. 79-94: p. 80.

15 V. Cristina Segura Graíño, «Mujeres educadas, mujeres instruidas, mujeres cultas, mujeres sabias», in: José M.ª Soto Rábanos, Pensamiento medieval hispano: Homenaje a Horacio Santiago-Otero, Madrid: CSIC, 1998, p. 901-915; Isabel Beceiro Pita, Libros, lectores y bibliotecas en la España medieval, Murcia: Nausicaä, 2007, p. 547-586; A. Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita…, p. 45-52; M. Piera, Women readers

16 Tal estudio ha sido abordado por quien suscribe estas líneas y se encuentra en proceso de publicación. En él se recopilan, ordenan, contextualizan y analizan datos relativos a mujeres que leyeron, que tuvieron la capacidad o la formación suficiente para leer, que dispusieron de libros o que aparecen mencionadas como lectoras. Las fuentes se encuentran en los inventarios de bibliotecas y en los testamentos, en las dedicatorias y en otros paratextos, en la información que ofrecen las fuentes históricas, artísticas o literarias contemporáneas, así como otros indicios diversos. De esta manera, el número de mujeres lectoras localizadas en los tres reinos hispánicos durante el siglo xv asciende a unas 250. A esta cantidad hay que unir un número significativamente mayor si incluimos a mujeres, tanto laicas como religiosas, que participaron en distintas prácticas de lectura grupal, pero de las que no tenemos ningún testimonio documental de su capacidad de lectura, al menos de momento; v. Arturo Jiménez Moreno, «La participación de la mujer peninsular en las prácticas de lectura grupal en el siglo xv», in: Actas del VIII Congreso Internacional de la SEMYR (Santiago de Compostela, 7-9 de septiembre de 2022), en prensa.

17 Como veremos al tratar de la recepción de Arnalte y Lucenda, este público lector femenino que ejerce su influencia sobre el escritor se aprecia en obras pensadas para su lectura grupal en espacios cortesanos compartidos por hombres y mujeres: v. M. Piera, Women Readers…, p. 8-11. También por las dedicatorias dirigidas a mujeres que aparecen en los paratextos de diversos tratados y traducciones del siglo xv y de las primeras décadas del xvi, sabemos que se compusieron a instancia de damas de la aristocracia quienes, a cambio, patrocinaron o protegieron a esos escritores: v. Nieves Baranda, «Por persona interpuesta: agencia cultural femenina en la temprana Modernidad española», in: Henar Gallego Franco y M.ª del Carmen García Herrero (eds.), Autoridad, poder e influencia. Mujeres que hacen historia, Barcelona: Icaria, 2017, p. 185-296.

18 Al margen de los tres ejemplos que se explican a continuación, las reinas María de Luna, María de Castilla o Isabel I de Castilla; damas de la aristocracia como la condesa de Foix, Leonor de Navarra, o la condesa de Benavente cumplieron una importante función en la promoción de la literatura en lengua vulgar.

19 V. M. Piera, Women readers…, p. 209-218.

20 V. Hanno Wijsman, Luxury bound: Illustrated manuscript production and noble and princely book ownership in the Burgundian Netherlands (1400-155), Turnhout: Brepols, 2010, p. 177-186, para la biblioteca de Isabel de Borgoña en general; y las páginas dedicadas al libro de Cristina de Pisan en manos de la duquesa de S.C. Kaplan, Women’s libraries in late medieval Bourbonnais, Burgundy, and France. A family affair, Liverpool: Liverpool University Press, 2022, p. 164-165. V. Ana Luisa Sonsino, «Os leitores do Espelho de Cristina: um recorte das cortes», Medievalista, 25, 2019, p. 1-27, para el patrocinio y la circulación de la traducción al portugués de Espelho de Cristina en la corte de la reina Isabel de Portugal.

21 V. Dominique de Courcelles, «Recherches sur les livres et les femmes en Catalogne aux xve et xvie siècles. Figures de lectrices», in: Dominique de Courcelles y Carmen Val Julián (eds.), Des femmes et des livres. France et Spagnes, xive-xviie siècle, París: École des Chartes, 1999, p. 95-114: § 20.

22 Teresa de Cartagena, Arboleda de los enfermos. Admiraçión operum Dey, ed. Lewis J. Hutton, Madrid: Real Academia Española, 1967, p. 113.

23 Juan Carlos Conde, «Malos saberes en según qué manos: escritura, autoridad y género en Teresa de Cartagena», in: Folke Gernert (dir.), Los malos saberes. Actas del coloquio internacional de Tréveris (noviembre del 2013), Toulouse: Presses universitaires du Midi, 2015, p. 45-62: p. 57.

24 T. de Cartagena, Arboleda…, p. 114.

25 Loc. cit.

26 Ese es el motivo por el que una obra que había circulado manuscrita fuera llevada a la imprenta unos diez años después de la muerte del autor (Zamora: Antón de Centenera, 1490).

27 Juan López de Salamanca, Evangelios moralizados, ed. Arturo Jiménez Moreno, Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2004, p. 70.

28 Ibíd., p. 16-19. Incluso la propia Leonor pudo mandar copiar y encuadernar los Evangelios moralizados si pensamos que entre sus libros existieron, al menos, dos copias y que, entre los objetos que aparecen en el inventario de sus bienes, tenía un «husyllo de prensar libros»: v. A. Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita…, p. 66-67 y 55-56, respectivamente.

29 En los mismos Evangelios moralizados predomina el discurso misógino por el que se distingue a las buenas de las malas mujeres según ciertas señales visibles en su comportamiento más externo: la mirada, el vestido, la ociosidad, la charlatanería… V. J. López de Salamanca, Evangelios…, p. 29, 144-145.

30 Ibíd., p. 216-217.

31 Loc. cit.

32 V. A. Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita…, p. 15-22.

33 Whinnom sitúa la redacción de la obra «a principios de los años ochenta»: Keith Whinnom (ed.), Diego de San Pedro, Obras completas, I. Tractado de amores de Arnalte y Lucenda. Sermón, Madrid: Castalia, 1979, p. 47.

34 Unas circunstancias parecidas debieron de animar la escritura del Sermón ordenado […] porque dixeron unas señoras que le desseavan oír predicar, donde Diego de San Pedro arma un sermón paródico sobre el amor utilizando la estructura, los materiales y recursos propios de un sermón religioso culto. Sobre los sermones de amores v. Folke Gernert, Parodia y «contrafacta» en la Literatura románica medieval y renacentista. Historia, teoría y textos, 2 vols., San Millán de la Cogolla: CiLengua, 2009, vol. 1, p. 296n.

35 D. de San Pedro, Obras…, p. 87 y 89.

36 Ibíd., p. 87.

37 Ibíd., p. 170.

38 Loc. cit.

39 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 2, p. 1453.

40 D. de San Pedro, Obras…, p. 170.

41 Ibíd., p. 87.

42 Ibíd., p. 170.

43 Ibíd., p. 88.

44 Ibíd., p. 87.

45 V. Diego de San Pedro, Obras completas, III. Poesías, ed. Dorothy S. Severin y Keith Whinnom, Madrid: Castalia, 1979, p. 28-29.

46 D. de San Pedro, Obras…, p. 88.

47 V. Keith Whinnom, Diego de San Pedro, Nueva York: Twayne, 1974, p. 113-116.

48 V. D. de San Pedro, Obras…, p. 58-60.

49 Julián Zarco Cuevas, Catálogo de los manuscritos castellanos de la Real Biblioteca de El Escorial, tomo I. Madrid: 1924, p. 232-233; C. Alvar y J. M. Lucía Megías (eds.), Diccionario filológico…, p. 181-182; BETA manid 1464.

50 No se puede descartar que se trate de un volumen facticio.

51 Raúl A. del Piero y Philip O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado ascético del siglo xv: Edición», Hispanófila, 21, 1964, p. 1-29: p. 3.

52 Ibíd., p. 29.

53 Loc. cit.

54 Ibíd., p. 19.

55 Ibíd., p. 22.

56 V. R. A. del Piero, «El Vençimiento del mundo…», p. 389-391.

57 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 1, p. 1009. En coincidencia con otra de las obras del códice escurialense, la Arboleda de los enfermos de Teresa de Cartagena: «no estamos lejos del tono y las formas de un sermón bien armado, o de un tratado espiritual capaz de sentar las bases de la escritura espiritual de los autores del xvi versados en estos temas», Juan Carlos Conde, «La ortodoxia de una heterodoxa: Teresa de Cartagena y la Biblia», Hispania Sacra, 72 (145), 2020, p. 115-123: p. 120.

58 V. F. Gómez Redondo, Historia de la prosa…, t. 1, p. 1003-1008.

59 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 15.

60 V. R. H. Rouse y M. A. Rouse, Preachers, Florilegia, and Sermons. Studies on the «Manipulus Florum» of Thomas of Ireland, Toronto: Pontifical Institute of Medieval Studies, 1979.

61 V. Manuel A. Sánchez Sánchez, Un sermonario castellano medieval. El Ms. 1854 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca, 2 t., Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 1999, t. 1, p. 92-93 y 121-27.

62 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 25-27. Gómez Redondo (Historia de la prosa…, t. 1, p. 1005) apunta a que el discurso contra la lujuria obedece a la política de los Reyes Católicos de restaurar unos determinados códigos morales en la corte tras la degradación moral del período anterior.

63 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 20.

64 Ibíd., p. 24.

65 V. M. A. Sánchez Sánchez, «La similitudo en la literatura española: de la Edad Media al Renacimiento», Criticón, 58, 1993, p. 169-183.

66 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 17-18.

67 Ibíd., p. 11.

68 La concurrencia en una misma mujer de su carácter noble, lector y devoto es frecuente en el siglo xv castellano; v. C. Segura Graíño, «Mujeres educadas…»; I. Beceiro Pita, Libros, lectores y bibliotecas, p. 547-586; A. Jiménez Moreno, Devoción y cultura escrita…, p. 45-52.

69 En 1519 encontramos una Leonor de Ayala como mujer de Martín de Rojas, regidor de Toledo a principios del siglo xvi, en un documento donde otorgan un poder para que uno de sus hijos recibiese una dote (v. José Carlos Gómez-Menor, «Los Rojas toledanos», Anales toledanos, 6, 1973, p. 181-197: p. 194-195). Otra Leonor Ayala Carrillo, monja en San Clemente de Toledo, fue hija de Diego López Dávalos, primogénito de Íñigo López Dávalos y de Leonor Carrillo, cuya vida transcurre durante el reinado de los Reyes Católicos.

70 V. Alfonso Franco Silva, El condado de Fuensalida en la Baja Edad Media, Cádiz: Universidad de Cádiz, 1994.

71 Ibíd., p. 60.

72 AHNo, Frías, C. 838, D. 17.

73 Cf. Diego Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV, ed. Aureliano Sánchez Martín, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1994, p. 371; v. Eloy Benito Ruano, Toledo en el siglo xv: Vida política, Madrid: CSIC, 1961, p. 112-113.

74 V. Luis de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Silva, 2 t., Madrid: Melchor Álvarez y Mateo de Llanos, 1685, parte I, lib. III, cap. XI; ibíd., I, p. 278.

75 V. A. Franco Silva, El condado de Fuensalida…, p. 86-87; E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv…, p. 114.

76 AHNo, Frías, C. 838, D. 45.

77 V. A. Franco Silva, El condado de Fuensalida…, p. 89, 204-219; Juan Ramón Palencia Herrejón, «Elementos simbólicos de poder de la nobleza urbana en Castilla: los Ayala de Toledo al final del Medievo», En la España Medieval, 18, 1995, p. 163-179: p. 175.

78 Los ejemplos de confesores de damas nobles que escriben por encargo obras destinadas a su orientación religiosa no son infrecuentes por esos años, como podemos comprobar en los casos de Juan López de Salamanca con doña Leonor Pimentel o en los de fray Martín de Córdoba o de fray Hernando de Talavera con la reina Isabel.

79 V. A. Deyermond, «Las mujeres…». Como veremos, Gómez Manrique fue nombrado corregidor de Toledo por los Reyes Católicos para controlar a los enemigos de la autoridad monárquica, entre los que figuraba la familia Ayala.

80 Por ejemplo, la dama navarra Lieta de Castro se muestra familiarizada con la materia de Troya en una de las epístolas que forman parte del Libro de las veyte cartas y qüistiones de Fernando de la Torre: «E principalmente e más presto dos epístolas que el portador me dixo que entre una señora que servís por amores e vos pasaron mudando vuestros nonbres en aquellos de los troyanos por encobrir e disfigurar los vuestros» (M.ª Jesús Díez Garretas, La obra literaria de Fernando de la Torre, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1983, p. 199).

81 Gómez Manrique, Cancionero, ed. Francisco Vidal González, Madrid: Cátedra, 2003, p. 419-448, esp. p. 429-439.

82 Como sugiere Raúl A. del Piero («El Vençimiento del mundo…», p. 388-389), no es descartable, incluso, que Leonor de Ayala quisiera acometer la composición de un tratado sobre la forma de superar los pecados: «Por esto, pues qujere vuestra merçed que yo escriva la manera que han de tener los que escribieren libros del cautiueryo de los pecados por la gracia de la pinjtençia» (R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 3).

83 Del Piero también apunta a que en el momento de escribir su obra el autor debía de tener una edad avanzada y, aunque nada impide que así fuera, los textos que aduce no parecen concluyentes: «No quiero poner mas palabras en medio, mas començar sin miedo e escrevir lo que no deviera tener osadia de començar sin temor de no podello llegar a fin» (R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 3); «y en esto paresçerá que amamos a d[i]nos mas que a todas las cosas, si desearemos que nuestra vida en esta vida se acabe muy presto […] esperemos daquí adelante la muerte, que ella es la puerta por donde avemos de entrar a la vida infinita» (ibíd., p. 28).

84 El documento, fechado el 5 de mayo de 1468, contiene una colación canónica que cita a Alfonso Núñez como «dean de la iglesia collegial de la villa de Talavera, provisor e vicario general en lo spiritual e temporal en todo el obispado de Çamora por el muy reverendo in Christo padre e señor don Johán de Meneses por la gracia de Dios e de la santa iglesia de Roma obispo de la dicha cibdad e obispado de Çamora»: AHNo, Luque, C. 772, D. 12, fol. 2r.o; ver imagen 1.

85 ACTR, C. 255, D. 16; ver imagen 2.

86 V. M.ª Jesús Suárez Álvarez, La villa de Talavera y su tierra en la Edad Media, Oviedo: Universidad de Oviedo, 1982, p. 274. Además, por los años 1488-1490 la Inquisición toledana instruyó un proceso contra un Alfonso Núñez de Toledo por judaizante, aunque no podemos saber si se corresponde con nuestro deán; v. Fidel Fita, «La inquisición toledana. Relación contemporánea de autos y autillos que celebró desde el año 1485 hasta el de 1501», Boletín de la Real Academia de la Historia, 11, 1887, p. 289-322: p. 317.

87 V. ibíd., p. 266.

88 V. Cosme Gómez de Tejada y Alfonso Ajofrín, Historia de Talavera, antigua Elbora de los Carpetanos… (manuscrito, 1651), Biblioteca Nacional de España, MSS/8396 (Reproducido digitalmente en Biblioteca Digital Hispánica), fol. 244v.o-245r.o; repiten los datos tanto Ildefonso Fernández y Sánchez, Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Talavera de la Reina, Talavera: 1896, p. 353-354, como Adolfo Arganda Martínez, Historia de la Talavera cristiana. La Iglesia en Talavera (siglo i al xv), Talavera: Adolfo Arganda, 2001, p. 277; véase ahora Diego González Nieto, «Juan de Meneses», in: Diccionario biográfico español (DB~e). Real Academia de la Historia.

89 En 1502 el Monasterio de Santa María del Pilar de la villa de Arenas adquirió parte de Los Aflejes en virtud de la donación otorgada a su favor por Juan de Meneses que era el propietario, quizá como parte de un acuerdo para poder ser enterrado en Arenas : v. M.ª J. Suárez Álvarez, La villa de Talavera…, p. 261n.

90 V. ibíd., p. 152-153. Además, Teresa de Ayala, priora del monasterio de Santo Domingo el Real de Toledo de 1402 a 1424, fue propietaria de varias casas y otras propiedades en Talavera.

91 Ibíd., p. 263-264.

92 Ibíd., p. 153-154.

93 R. A. del Piero y P. O. Gericke, «El Vençimiento del mundo, tratado…», p. 17-18.

94 V. Jorge Díaz Ibáñez, «El Arzobispo Alfonso Carrillo de Acuña (1412-1482). Una revisión historiográfica», Medievalismo, 25, 2015, p. 135-196: p. 161-162.

95 Conviene recordar que los Reyes Católicos habían enviado al Ayuntamiento de Toledo sendas cartas, fechadas en marzo y septiembre de 1476, anunciando la victoria y la toma de Toro respectivamente, v. E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv…, p. 123n.

96 No se puede descartar que el mismo Alfonso Núñez, por sus intereses en Talavera, pudiera tener sus propios motivos para defender al bando isabelino, pues, como vimos, fueron precisamente los Reyes Católicos los que despojaron a Carrillo de sus propiedades en la villa de Talavera.

97 Este enfrentamiento se prolonga más allá de la llegada de Isabel al trono como refiere Diego de Valera en su Crónica de los Reyes Católicos: «Y en este tiempo todos los reynos de Castilla y de León enbiaron aprovar la hermandad, y sus leyes fueron aprovadas. Y en Toledo se començó grand devate entre los principales de aquella cibdad, lo qual todo la reyna aplacó mandando a todos que se presentasen ante su alteza en la villa de Ocaña» (Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos, ed. Juan de Mata Carriazo, Madrid: RFE, 1927, p. 99-100). Quizá haya que tener en cuenta también el rechazo de la familia Ayala hacia los conversos frente a la protección que les dispensó la familia Silva, v. E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv…, p. 95-96.

98 No se puede descartar el adelanto en dos o tres años de la redacción del Vençimiento porque la defensa que su autor hace de la legitimidad del reinado de Isabel cuadra mejor con los años que van de 1476 a 1480, pues a partir de las Cortes de Toledo celebradas en 1480 los Reyes Católicos consiguen la pacificación del reino de Castilla. De hecho, en 1478 Carrillo anima al monarca de Portugal para que vuelva a entrar en Castilla y llegue hasta Toledo, vía Talavera, «porque decía que avía muchos grandes e otros cavalleros en el reino descontentos del Rey e de la Reyna»: Fernando del Pulgar, Crónica de los Reyes Católicos, 2 vols., ed. Juan de Mata Carriazo (reimpresión de Madrid: Espasa-Calpe, 1943 con estudio preliminar de Gonzalo Pontón), Granada: Universidad de Granada, 2008, vol. 1, p. 341; v. Luis Suárez Fernández, Los Reyes Católicos: La conquista del trono, Madrid: Rialp, 1989, p. 311.

99 De hecho, Gómez Manrique fue nombrado corregidor de Toledo por los Reyes Católicos de los que fue un fiel y eficaz defensor en la ciudad, incluso plantando cara al propio Carrillo, v. E. Benito Ruano, Toledo en el siglo xv…, p. 124-128. Pulgar describe pormenorizadamente la intervención de Gómez Manrique en 1478 con el fin de desbaratar la conjura de Carrillo y otros caballeros para apoyar desde Toledo un nuevo intento del rey de Portugal por entrar en Castilla, F. del Pulgar, Crónica…, vol. 1, p. 341-351.

100 Fernando de Pulgar, Claros varones de Castilla. Letras, ed. María Isabel de Páiz Hernández, Pedro Martín Baños y Gonzalo Pontón Gijón, Madrid: Real Academia Española, 2022, p. 87.

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Référence électronique

Arturo Jiménez Moreno, « Participación y coautoría femenina en la literatura peninsular a finales de la Edad Media: una propuesta de identificación para la destinataria y el autor del Vençimiento del mundo »Atalaya [En ligne], 23 | 2023, mis en ligne le 21 mars 2024, consulté le 06 octobre 2024. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/atalaya/6452 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/atalaya.6452

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Auteur

Arturo Jiménez Moreno

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