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Un spatheion haliéutico en Carthago Spartaria y el garum africano del siglo VII

Darío Bernal-Casasola, Jaime Vizcaíno Sánchez, José Miguel Noguera Celdrán, María José Madrid Balanza, Gaël Piqués et José Antonio López-Sáez
p. 123-138

Résumés

Le paléocontenu d’un spatheion africain provenant d’un contexte du viiesiècle apr.J.-C. de la zone ElMolinete de Carthagène a fait l’objet d’une étude interdisciplinaire, constituant l’un des rares exemples méditerranéens de garum analysés pour l’Antiquité tardive, pour l’époque paléobyzantine, et le plus tardif connu à ce jour. Nous savons qu’il contenait une sauce liquide, imparfaitement filtrée, qui a laissé quelques minuscules ossements et esquilles d’ichtyofaune archéologiques, ainsi que des additifs végétaux utilisés comme aromates. Un type de garum importé d’Afrique du Nord, dans l’un des plus petits types d’amphores que le commerce romain ait connu tout au long de son histoire. La problématique du contexte céramique de la découverte, l’étude archéoichtyologique et palynologique et son interprétation technologique sont présentées, ainsi que quelques réflexions sur les sauces de poisson fermentées pour l’Antiquité tardive, avec un accent particulier sur l’Afrique du Nord tunisienne.

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Texte intégral

1. Introducción: de los problemas de atribución de los paleocontenidos de las ánforas, también de las africanas

  • 1 Recientemente, Roman Amphora Contents 2021.
  • 2 Bonifay 2004; 2016.
  • 3 Concretamente aceite en el caso de las Africana I, Tripolitana I y III; y vino para las Schöne-Ma (...)
  • 4 Bonifay 2021, p. 282-283, fig. 1.

1El estudio de las ánforas romanas está consolidado desde el s. XIX como una de las fuentes básicas de información para aproximarnos a la Historia Económica del mundo antiguo, sobre todo gracias a su potencial en relación a otras clases de cerámicas de aportar información sobre los alimentos transportados, lo que permite realizar inferencias históricas de gran utilidad, invisibles a otros indicadores arqueológicos. A pesar de la gran tradición historiográfica de los estudios, algunos de los paleocontenidos de determinadas familias anfóricas siguen siendo objeto de discusión y, en determinados casos, de controversia, ante la ausencia de indicadores empíricos para todos los tipos1. Algo que afecta también a las producciones africanas, que a pesar de haber experimentado un exponencial desarrollo de las últimas décadas2, mantienen numerosos gaps: de los 71 tipos de ánforas africanas que figuran actualmente en los repertorios de referencia más actualizados, solo se atribuye un contenido seguro al 11,27 % del total de formas (8 en total)3, mientras que del 15,49 % restante (11 tipos) no se tiene dato alguno fiable sobre su paleocontenido, y de la mayor parte (73,24 %, 52 formas) se duda entre uno y cuatro contenidos diferentes, y algunas formas se consideran, con dudas, bien polifuncionales o de contenido «intercambiable»4.

  • 5 Bernal-Casasola 2015, p. 63, fig. 1.
  • 6 García Vargas et alii 2018, p. 292-295, figs. 1-3, nos 1-8, 30-57, 63-65, 74, 78 y 81.
  • 7 García Vargas et alii 2018, p. 294, fig. 3, nos 32, 33, 36, 37 y 39: Africana indeterminada del s (...)
  • 8 Que incluyen desde análisis arqueométricos en diversas series (desde las grecoitálicas de las Isl (...)
  • 9 Munar et alii 2022.

2Por otra parte, existen muy pocos ejemplos en todo el ámbito atlántico-mediterráneo de determinación del contenido haliéutico de ánforas por criterios arqueológicos directos – tituli picti o restos físicos5 –, sin dudas los más fiables, que se pueden cuantificar en apenas unas 40 atestaciones entre época fenicio-púnica y la Antigüedad Tardía, mayoritariamente ánforas manufacturadas en la Hispania Vlterior/Baetica6, que se reducen a 5 casos si nos limitamos a las producciones africanas, ninguno de ellos posterior al s. V d.C.7. A ellos podemos sumar algunos ejemplos más dados a conocer en los últimos años, como los presentados en el Congreso RACIIC – Roman Amphora Contents International Interactive Conference8 – de Cádiz o los del reciente pecio mallorquín de Ses Fontanelles, con cargamento de la Carthaginiensis9. No obstante, en total, no llegan al medio centenar de individuos.

3Todo ello permite contextualizar el interés y singularidad del estudio que se presenta en estas páginas, centrado en el análisis del paleocontenido de un spatheion africano, procedente de un contexto del s. VII d.C., recuperado en las excavaciones de El Molinete de Cartagena. Esta pieza es especialmente relevante porque se conserva completa y hermetizada, con una inscripción pintada en rubrum y con restos físicos de su contenido, el cual se convierte en el primero en su género analizado de manera integral, habiéndose realizado un estudio palinológico y arqueoictiológico, resultados que han permitido interpretar el proceso tecnológico llevado a cabo en la elaboración de las salsas, como veremos a continuación.

2. Contexto arqueológico del hallazgo: una fosa del siglo VII d.C. en pleno corazón de Carthago Spartaria (600-625 d.C.)

  • 10 Noguera, Madrid 2009; 2014; para la ciudad bizantina: Vizcaíno 2009; 2018.

4Los importantes proyectos arqueológicos acometidos en la ciudad de Cartagena (provincia de Murcia, España) en los últimos años han contribuido de forma notable al conocimiento de la historia material de la ciudad desde su fundación a la actualidad. El proyecto que desde el año 2008 se acomete en el Parque Arqueológico del Molinete (actual cerro del Molinete – antigua arx Hasdrubalis / acrópolis de la ciudad púnico-romana), ha permitido obtener en este lugar central de la antigua topografía urbana gran cantidad de información para la reconstrucción de la historia material de Carthago Noua / Carthago Spartaria entre los siglos III a.C. y VII d.C.10.

  • 11 Noguera et alii 2016 y 2019.
  • 12 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2022.
  • 13 García-Aboal et alii 2020, p. 258.
  • 14 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020b.

5En esta zona al pie de la ladera sureste de la antigua acrópolis, se ha exhumado una parte sustancial del parcelario de la urbs romana del altoimperio, que por estar ubicada en el entorno del Foro colonial ha sido bautizado como Barrio del Foro Romano, integrado por al menos cuatro manzanas con sus respectivas calles y edificios. En la mitad oriental de la Insula I destaca el denominado Edificio del Atrio, a cuya fase de ocupación bizantina corresponde el spatheion cuyo contenido es objeto de estudio en este trabajo (fig. 1a). El edificio, construido en época flavia y con un amplio lapso evolutivo, ha sido interpretado como la hipotética sede (schola) de una corporación comercial y/o religiosa vinculada al contiguo santuario de Isis, construido en la anexa Insula II11. Después de diversas fases y vicisitudes, que culminaron con su colapso a inicios del siglo IV d.C., sus restos fueron reutilizados en el siglo V d.C. para la construcción de un conjunto de tabernas comerciales, y en los siglos VI y VII d.C. para la instalación de un complejo artesanal, en el marco de la profunda transformación que la zona experimentó en época bizantina y que incluyó, entre otros, la privatización de espacios, trabajos de aterrazamiento y recrecido de niveles de circulación12, la creación de una nueva retícula de «calles»13 y la instalación de nuevas viviendas y almacenes14.

Fig. 1: Localización de la fosa en el parcelario romano de Cartagena (A), y detalle del proceso de excavación de la misma (B)

Fig. 1: Localización de la fosa en el parcelario romano de Cartagena (A), y detalle del proceso de excavación de la misma (B)
  • 15 Bonifay 2004, p. 183-185, fig. 98.
  • 16 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.

6El spatheion objeto de estudio forma parte de un depósito hallado en el relleno de una fosa (UE 30079) realizada sobre las antiguas fauces del citado Edificio del Atrio (fig. 1b). La fosa estaba amortizada por sendos niveles de derrumbe (UE 32076) y abandono (UE 32073), que un borde ARSW Hayes 105 / Bonifay sigillée type 57 permite ubicar en un horizonte del siglo VII d.C.15. Esta impresión se confirma también por el estudio del relleno de la fosa, compuesto por piezas cerámicas y vítreas de cronología prácticamente coetánea (fig. 2a). El hecho de que muchas de ellas mostrasen abundantes trazas de nitratos y fosfatos, propios de la descomposición de detritus, y que estuviesen acompañadas de medio centenar de restos de ovicápridos con signos evidentes de preparado y cocinado, evidencian su carácter de basurero o pozo ciego ligado a un contexto doméstico de la zona16.

Fig. 2: Selección de ejemplares importados del contexto cerámico (A), y detalle de las ánforas africanas y oriental recuperadas (B)

Fig. 2: Selección de ejemplares importados del contexto cerámico (A), y detalle de las ánforas africanas y oriental recuperadas (B)
  • 17 Sánchez de Prado 2018, p. 343-348, fig. 205-206; p. 316-318, fig. 204; p. 338-341, fig. 217.
  • 18 Láiz, Ruiz 1988, p. 272-275.
  • 19 Lochner, Sauer, Linke 2005.
  • 20 Pieri 2005, p. 94-101, fig. 61; Bezeczky 2013, p. 28-31.

7Los recipientes de vidrio recuperados en el interior de la fosa corresponden a un cuenco de borde engrosado pulido al fuego tipo Feyeux 81, un vaso tipo Isings 106, y un frasco Dussart BX.3241/3242, todos ellos datados durante los siglos VI y VII d.C.17. Junto a estos, dominan los envases cerámicos fruto de la importación, a excepción de una olla de cocina de producción local, tipo CT 1.418. Las producciones orientales están representadas por un ungüentario del grupo Ephesian Early Byzantine Amphoriskos19, o por un contenedor perteneciente a la variante más tardía del tipo LRA 3 / Keay 54bis, la LRA 3B4, manufacturada en centros como Aphrodisias de Caria y la propia Éfeso a lo largo del siglo VI y principios del VII d.C.20.

  • 21 Bonifay 2004, p. 181, fig. 96.
  • 22 Reynolds 2011, p. 107.

8Es significativa la preponderancia del material cerámico norteafricano y, de modo singular, de las producciones oriundas de los talleres de Oudhna, en la actual Túnez. Es el caso de una jarra biansada Bonifay sigillée 61/Fulford 1 o del considerado como fósil director de este centro alfarero de la región de Cartago, el cuenco ARSW Hayes 99/Bonifay sigillée 55, presente aquí con una suerte de variante entre los tipos B y C cuya cronología se sitúa entre el segundo cuarto del siglo VI e inicios del VII d.C.21. Junto a estas producciones se hallaron un par de cuencos con bisel tipo ARSW Hayes 91 D/Bonifay sigillée 54, o el tipo ARSW Hayes 101, habitual en los niveles bizantinos de Cartagena22.

  • 23 Barraud et alii 1998, p. 157, nº 25, fig. 16.
  • 24 Bonifay 2004, p. 252, fig. 138.
  • 25 Bonifay 2004, p. 255-258, fig. 139.

9También la antigua Vthina es uno de los principales centros manufactureros del mortero Carthage Class 1/Bonifay commune type 1123, constatado en este vertedero con dos ejemplares, uno de la variante más temprana (A) y otro a medio camino entre las variantes B y C, datadas a partir de mediados del siglo VI y en un momento avanzado del VII d.C., respectivamente24. Más antiguo es otro mortero documentado, perteneciente al tipo Fulford 23.1/Bonifay commune type 13B, datado entre la primera mitad y mediados del siglo V d.C.25.

  • 26 Bonifay 2004, p. 125, fig. 67.
  • 27 Bonifay 2004, p. 127-129, fig. 69.
  • 28 Fournet 2021, p. 73.

10Similar predominio de material africano se observa en los contenedores anfóricos (fig. 2b), representados por tres spatheia, uno de ellos, variante Bonifay amphore 31 A-B26, en estado muy fragmentario, en correspondencia con su previsible carácter residual. Por el contrario, el spatheion objeto de análisis y otro prácticamente idéntico se hallaron completos. Ambos pertenecen al grupo de spatheia miniaturizados tipo Bonifay amphore 33 A, muy habituales entre finales del siglo VI y mediados del VII d.C.27. Su similar morfología y dimensiones encuentra correlato en una prácticamente idéntica marcación, con tituli picti en color rojo muy semejantes. Su lectura preliminar parece indicar que no están escritos en latín, sino en griego, siendo quizás la letra griega «pi» escrita de forma horizontal y encuadrada. De hecho, aunque el área de producción de estos envases, el África Proconsular, era latinoparlante, es frecuente el hallazgo en sus producciones de estos dipinti griegos, albergando desde las habituales fórmulas cristianas a nombres personales, unidades de capacidad o el nombre de la propia mercancía que, con frecuencia, era garum28.

  • 29 Vizcaíno, Bernal-Casasola 2023.
  • 30 Bonifay 2004, p. 467.
  • 31 Se procesaron muestras en polvo sobre membrana de proleno, utilizando como método de medida Multi (...)

11Una de estas anforillas, la que es objeto de análisis en estas páginas (fig. 3, inv. arq. MOL-08 32080-3-157-1), se documentó completa, con una altura total de 40 cm y 10 de anchura, con una estrecha boca de 7 cm de diámetro29. Conservaba aún su opérculo de argamasa en posición primaria, de modo que pudo recuperarse su contenido. El opérculo tiene en su superficie externa una pequeña pella de argamasa a la que se adhería un fragmento cerámico. Con ello, su sistema de cierre es una suerte de «mezcla» de las dos modalidades asociadas a este tipo de contenedor30. El contenido extraído de su interior (fig. 4) fue procesado en primer lugar en el Servicio de Apoyo a la Investigación Tecnológica (SAIT) de la Universidad Politécnica de Cartagena, donde se llevó a cabo un examen organoléptico, cribado, fotografía de 20X microscopía y análisis de las diversas muestras separadas. Este primer estudio permitió la individualización de concentraciones significativas de calcio (Ca), silicio (Si) y, en menor medida, aluminio (Al) y fósforo (P)31.

Fig. 3: Spatheion africano tipo 3 objeto de estudio (A), con detalle de su dipintus (B)

Fig. 3: Spatheion africano tipo 3 objeto de estudio (A), con detalle de su dipintus (B)

Fig. 4: Detalle del contenido del spatheion tras su cribado

Fig. 4: Detalle del contenido del spatheion tras su cribado

(Servicio de Apoyo a la Investigación Tecnológica – SAIT –. Universidad Politécnica de Cartagena)

3. Análisis arqueozoológico del paleocontenido

12La pieza objeto de estudio, como ya hemos comentado, se encontraba completa y sellada con su operculum, por lo que fue posible extraer la totalidad del paleocontenido, en el cual eran visibles macroscópicamente pequeñas piedras, sedimento arenoso y costras, estas últimas desconchadas de la pared interna del envase. Es muy probable que las mismas hayan permeado postdeposicionalmente por los pequeños orificios o poros del tapón de argamasa durante su contexto de enterramiento, en el habitual proceso de alteración de los cierres, que repercute en la ligera variación de su total hermetización.

13Una muestra interior del contenido de este spatheion fue tamizada con una luz de malla de 1 mm en una segunda fase. El residuo del tamizado enviado para análisis tenía un volumen de 7 ml (fig. 5a). Consiste en granos líticos mezclados con fragmentos de concreciones carbonatadas desprendidas, al parecer, de la pared interna de la cerámica, como antes indicábamos. Además de estos elementos minerales, solo se encontraron ínfimos huesos de pescado durante la selección de los restos a la lupa binocular. En esta muestra no se identificaron otros restos orgánicos (de carácter carpológico o de cualquier otra naturaleza).

Fig. 5: Residuo tamizado a 1 mm del sedimento interior del spatheion (A), y restos óseos identificados: primera vértebra torácica de boquerón – Engraulis encrasicolus – (B: 1. vista craneal; 2. vista lateral; 3. vista ventral; 4. vista dorsal)

Fig. 5: Residuo tamizado a 1 mm del sedimento interior del spatheion (A), y restos óseos identificados: primera vértebra torácica de boquerón – Engraulis encrasicolus – (B: 1. vista craneal; 2. vista lateral; 3. vista ventral; 4. vista dorsal)

14En total se han hallado nueve restos de ictiofauna consistentes en una vértebra, cuatro fragmentos de escamas, un fragmento de espina de aleta y tres fragmentos de hueso indeterminados.

15Solo la vértebra ha podido ser determinada a nivel taxonómico (fig. 5b): se trata de una primera vértebra torácica de boquerón (Engraulis encrasicolus). Sus dimensiones son las siguientes: medida M1 (alto del centrum): 0,7 mm; medida M2 (grueso del centrum): 0,8 mm; medida M3 (largo del cuerpo vertebral): 1,3 mm. Si se compara con esqueletos de ejemplares actuales, estas medidas corresponden a las de un boquerón de 7,5 a 8 cm de longitud total y un peso aproximado de 3 g. Esta vértebra se encuentra en bastante buen estado de conservación, pues solo le falta su espina neural y parte de la poscigapófisis.

16De los cuatro fragmentos de escamas, dos pueden atribuirse potencialmente a la misma especie (fig. 6a). Los otros dos pertenecen a otro taxón indeterminado (fig. 6b). La presencia de restos de otro taxón está asimismo confirmada por otro fragmento óseo que, aunque indeterminado, no corresponde a ningún hueso de anchoa (fig. 6c), y que se completa con otros tres fragmentos – dos astillas de huesos de la cabeza y un fragmento de espina – (fig. 6d), asimismo correspondientes a taxones ícticos indeterminados.

Fig. 6: Fragmentos de escamas posiblemente de boquerón (A) y de otro taxón no identificado (B), junto a huesos de pescado (C) y dos astillas y un fragmento de espina (D) indeterminados

Fig. 6: Fragmentos de escamas posiblemente de boquerón (A) y de otro taxón no identificado (B), junto a huesos de pescado (C) y dos astillas y un fragmento de espina (D) indeterminados

17En vista del número relativamente alto de restos de ictiofauna para este pequeño volumen de sedimento y de la ausencia de otros restos bioarqueológicos, la hipótesis de intrusiones posdeposicionales puede descartarse. Esta muestra de ictiofauna parece estar más bien asociada con el producto contenido en el envase cerámico. Un producto elaborado con boquerones y con otros pescados, quizás también con vísceras. Efectivamente no se puede descartar que esta vértebra de anchoa pueda provenir del contenido estomacal de algún pez de mayores dimensiones, por ejemplo, una caballa o de un listado.

18En ambos casos, este producto parece corresponder a una salsa de pescado que contiene un cierto número de residuos que habrían escapado al filtrado. Esto puede suceder especialmente cuando se usa una canasta, como en el método de producción de garum descrito en los Geoponica. Hay que tener en cuenta que todos estos restos, retenidos en un tamiz de 1 mm, no se conservan si se utiliza una malla de 2 mm o superiores.

4. Análisis palinológico del sedimento interior del spatheion

  • 32 Burjachs, López Sáez, Iriarte 2003.

19Una muestra sedimentológica (2 g), procedente del interior del spatheion fue sometida a análisis palinológico. Su tratamiento químico se llevó a cabo siguiendo protocolos estandarizados en la disciplina arqueopalinológica32, siguiendo las directrices tafonómicas expuestas en López Sáez, López García y Burjachs (2003) y López Sáez et alii (2006). Los morfotipos polínicos siguen a Punt (1984), Valdés, Díez y Fernández (1987) y Moore, Webb y Collinson (1991).

  • 33 López Sáez, López García, Burjachs 2003; López Sáez, Iriarte Chiapusso, Burjachs 2013.

20La muestra sedimentológica estudiada palinológicamente no alcanzó una suma base polínica de 200 pólenes procedentes de plantas terrestres, por lo que los resultados derivados de ella no son extrapolables para una potencial reconstrucción paleoambiental33. No obstante, dada la identificación de pólenes de especies potencialmente utilizadas como condimentos aromatizantes, resulta interesante señalar aquí su presencia respecto al contenido piscícola del ánfora estudiada. En la fig. 7 se recogen los valores absolutos de los palinomorfos identificados.

Fig. 7: Valores absolutos de los palinomorfos identificados

Morfotipo polínico

Pinus halenpensis-tipo

39

Quercus ilex-coccifera-tipo

13

Olea europaea

9

Periploca

5

Juniperus

7

Erica arborea

3

Pistacia lentiscus

8

Lygeum

4

Poaceae

21

Cichorioideae

19

Asterioideae

7

Apium

29

Origanum/Ocimum/Rosmarinus

18

  • 34 Stevenson, Battarbee 1991; Stambouli-Essasi 2001.
  • 35 Fuentes et alii 2005.
  • 36 Arobba 1976.

21El contenido polínico del ánfora estudiada refleja, por un lado, elementos característicos del potencial paleopaisaje del Holoceno final de la zona centro-oriental del norte de Túnez, caracterizado por el pino carrasco (Pinus halepensis) y la coscoja (Quercus ilex/coccifera)34, así como por otros elementos florísticos típicos de la vegetación del sureste semiárido ibérico, caso de Olea europaea, Periploca, Juniperus, Erica arborea, Pistacia lentiscus y Lygeum35, que quizás sean resultado del sedimento introducido postdeposicionalmente en el ánfora durante su enterramiento, al haber sido sepultado en el interior de una fosa con sedimento de diversa naturaleza. En el caso del pino, quizás su presencia se pueda justificar como parte de la resina utilizada para impermeabilizar estas anforillas africanas36, aunque en el caso del spatheion recuperado en Cartagena, la misma no era visible macroscópicamente. También se han documentado herbáceas antropogénicas y nitrófilas (Asterioideae, Cichorioideae) y gramíneas (Poaceae). De otro, destaca la identificación, con valores absolutos relativamente elevados, de dos morfotipos polínicos, uno de Umbelliferae y otro de Labiatae, concretamente de Apium (que engloba básicamente especies del mismo género como el apio, A. graveolens) y Origanum/Ocimum/Rosmarinus (aquí se incluyen especies de los géneros Origanum como el orégano O. vulgare, Ocimum como la albahaca O. basilicum y el romero Rosmarinus officinalis).

  • 37 Peña Chocarro et alii 2019; van der Veen, van Zeist, Bottema 2001.

22En conclusión, aunque no sea posible una reconstrucción paleoambiental a partir de los datos polínicos procedentes del ánfora tunecina analizada, lo cierto es que su contenido polínico refleja en gran medida el paisaje circundante del área de estudio durante su momento de ocupación, tanto de la zona costera septentrional de Túnez como potencialmente del sureste ibérico. Quizá lo más interesante de este análisis sea la identificación de especies aromatizantes en el contenido del ánfora. Lo más probable es que las especies que fueron utilizadas como aromatizantes de la salsa piscícola contenida en el ánfora de El Molinete fueran apio y romero, como ilustra el registro carpológico de yacimientos de similar cronología en otras regiones mediterráneas del suroeste de Europa y el norte de África37.

5. Interpretación tecnológica: un spatheion africano con garum de ¿engráulidos?

  • 38 Quevedo, Sternberg, Hernández 2021, p. 412-416, fig. 5.

23Una vez que disponemos de los datos empíricos es importante reflexionar sobre el producto alimenticio almacenado en la anforilla tunecina documentada en El Molinete. En primer lugar, y partiendo de la base de que el envase estaba sellado, podemos descartar que el mismo contuviese pescado en salazón, ya que de lo contrario hubiese sido localizado completamente lleno de restos óseos con ejemplares conexionados anatómicamente o, en el peor de los casos, con todos los restos del esqueleto craneal y postcraneal conservados, como por ejemplo ilustra la mitad inferior del spatheion de producción cartagenera documentado en Águilas en un contexto del s. IV/V, completamente colmatado con huesos de sardinas comunes (Sardina pilchardus, 83 %) completas, ni desescamadas ni evisceradas, y de unos 15 cm de longitud total, junto a chuclas (Spicara maena) y a bogas (Boops boops), en menor medida (17 %)38.

Fig. 8: Proceso de medición directa del volumen del spatheion a través de microesferas, con el ánfora previamente a la retirada del opérculo (A), con un detalle del interior (B) y de la cuantificación de las mismas (C)

Fig. 8: Proceso de medición directa del volumen del spatheion a través de microesferas, con el ánfora previamente a la retirada del opérculo (A), con un detalle del interior (B) y de la cuantificación de las mismas (C)
  • 39 Bernal-Casasola 2023, fig. 11 y 17.
  • 40 Soler et alii 2021.
  • 41 El contenido concreto de la pieza de El Molinete de Cartagena es de algo más de un litro (1.1413) (...)

24Descartado el contenido de pequeños peces en salazón y una vez verificados los restos ícticos en su interior, únicamente puede tratarse de salsas fermentadas de pescado del tipo garum. Con ello cuadra un contenido líquido para el ánfora, la cual ha aparecido prácticamente vacía a excepción de los restos inorgánicos intrusivos ya comentados, y los apenas nueve restos ícticos de ínfimas dimensiones, entre 1,5 y 5 mm de longitud total (figuras 5 y 6). La interpretación de su presencia, como ya hemos comentado anteriormente entre líneas, ha de ser resultado de un filtrado impreciso de la salsa fermentada tras su preparación, proceso necesario para separar la fracción sólida – allec – de la líquida – garum, liquamen –, tras la fase denominada de «fermentación dinámica» y antes de los tratamientos posteriores – hervido, molturado, madurado y embotellado –, y para lo cual se suelen utilizar embudos cerámicos (infundibula), asistidos posiblemente de filtros de lino u otros tupidos tejidos39. Este proceso de filtrado poco cuidadoso debió haber acontecido en las propias fábricas conserveras (cetariae), tunecinas en este caso. Una inferencia lógica en el caso de ánforas de gran capacidad, como ilustran, por ejemplo, los engráulidos (boquerones) documentados en las salsas de notable calidad («flor de liquamen») de las que estaban rellenas las ánforas salsarias del tipo Almagro 51c cartaginenses del pecio mallorquín de Ses Fontanelles, en pleno s. IV40; pero que sorprende en unos envases con apenas 1 litro generoso de contenido total, como sucede con los spatheia del tipo 3, variante A (Bonifay type 33) que son los que centran nuestra atención en estas páginas, que habrían requerido de un proceso de filtrado mucho más delicado, acorde con la potencial «calidad» del producto, si tenemos en cuenta su reducido volumen41.

  • 42 Rodríguez-Alcántara et alii 2018.

25La siguiente reflexión es la relacionada con las especies identificadas: como ya hemos indicado, los nueve restos de ictiofaunas arqueológicas han permitido identificar en tres ocasiones a los boquerones – Engraulis encrasicolus – (con seguridad a través de una vértebra y con posibilidad en dos de las escamas), además de una especie diferente segura, no determinable (dos escamas y un resto sin atribución) y otros huesos de especie indeterminada (dos astillas de huesos craneales y una espina). La presencia de minúsculos huesos craneales y postcraneales verifica, indirectamente, que se utilizaron peces enteros para la elaboración de las salsas, cuya sangre y enzimas eran necesarias para los procesos autolíticos y la hidrólisis propia de la fermentación42.

  • 43 Slim et alii 2007; García Vargas et alii 2018, p. 293, nº 17.
  • 44 Sternberg 2000, p. 145-146, fig. 11.

26Da la impresión que la importancia de esta especie fue notable en las pesquerías del norte de África central: en los únicos contextos salazoneros publicados in extenso, caso de las cetariae de Neapolis/Nabeul43, activas entre los ss. II y III d.C., se conoce la elaboración de preparados piscícolas a base de seis especies – sardinas, alachas, chuclas, brecas, caballas y boquerones –, siendo precisamente estos últimos, los boquerones (de unos 10 cm de tamaño), el taxón claramente mayoritario en el contexto estudiado sistemáticamente, pileta III, fechada en pleno s. III d.C.44, constituyendo un precedente claro de la explotación de estos recursos hasta fechas muy posteriores, ya en plenos momentos bizantinos.

  • 45 García Vargas et alii 2018, p. 293-300, nos 18, 20, 21, 25, 60, 61, 69, 77, 79, con toda la bibli (...)

27El empleo de boquerones para la elaboración de conservas en la Antigüedad Tardía está ampliamente constatado en todo el Mediterráneo en contextos productivos, desde la Lusitania atlántica (Tróia 2, ss. II/III; Quinta do Marim, s. III; Setúbal, Travessa de Frei Gaspar, ss. III/IV) al área hispánica mediterránea (Santa Pola, s. IV; Malaca, museo Thyssen/calle Compañía, ss. IV/V; Malaca, Palacio Aduana/Museo de Málaga, ss. IV/VI), pasando por el Fretum Gaditanum, como ilustran los contextos de Baelo Claudia – Cetaria XI de inicios del s. V – o los de Iulia Traducta – Cetaria I, de inicios s. VI45.

  • 46 Recordemos que otras ánforas africanas de similar cronología como la Keay 8A, la Keay 61 C o la K (...)
  • 47 Shelton 1975; Curtis 1991, p. 8, 13, 173.
  • 48 Van Neer, Parker 2008.

28La siguiente pregunta a plantearse es si esta especie marina es las que esperábamos documentar en un producto que se entiende de notable calidad y exquisito, envasado en pequeñas cantidades en estos spatheia miniaturizados que contenían entre una cuadragésima o septuagésima parte del producto comercializado en otras ánforas africanas sincrónicas46, siendo la respuesta claramente negativa. El producto más preciado como sabemos gracias a documentos tales como el Edictum de Pretiis o a diversas fuentes grecolatinas entre ellas los Geoponica (20, 46, 6), era el famoso garum haimation o garum de sangre, normalmente de atunes47, del cual también conocemos evidencias arqueológicas, como sucede en Aila Aqaba, en Jordania48.

29La explicación del hallazgo de engráulidos y otros pequeños taxones ícticos en estos envases africanos miniaturizados que deberían contener «refinados» productos marinos podría ser doble:

  • 49 Bernal-Casasola et alii 2007, p. 372.

30– por una parte, como se ha apuntado en el apartado dedicado al análisis arqueoictiológico, estos pequeños restos de boquerones podrían haber formado parte del contenido estomacal de peces de gran tamaño, cuyas tripas y sangre se habrían integrado en la elaboración del garum haimation. Conocemos ejemplos similares en contenidos de ánforas, como sucede con las imitaciones de grecoitálicas tardías – Dressel 1 de producción regional surhispana aparecidas en Baelo Claudia con salsas de pescado y carne terrestre, entre las cuales se documentaron pequeños restos: una valva de molusco muy erosionada – posiblemente por el ataque de los jugos gástricos –, un exoesqueleto de un pequeño balánido («percebe») y una extremidad de cangrejo de reducidas dimensiones –, restos a los cuales se les dio dicha interpretación49. En esta situación, el ánfora de El Molinete sí habría contenido garum elaborado con despojos e «hipogastrios» de grandes peces, y no una conserva realizada con boquerones.

  • 50 García Cornejo 2001, p. 568, n. 108.
  • 51 Sternberg, Delaval 2007, p. 61-76, 80-81.
  • 52 Bernal-Casasola et alii 2016, p. 740-742.
  • 53 Studer 1994.

31– por otra, es reseñable indicar el reducido tamaño del único engráulido mensurable, que ha permitido proponer un ínfimo tamaño para estos boquerones (7,5-8 cm de talla) y un peso de apenas 3 gr. Esto permite proponer como alternativa que quizás el producto comercializado pudo haber sido garum realizado del producto denominado Apua en la Antigüedad, conocido en las fuentes de época tardía (Geoponica 20, 46.1); y que podría relacionarse con el pez denominado Aphorus citado en el capítulo 6 (De piscibus) del libro 12 (De animalibus) de las Etimologías de San Isidoro de Hispalis, de los ss. VI/VII50. Se trata de pequeños alevines de clupeidos y engráulidos, afamados por su sabor y su «transparencia», con los cuales se han realizado recetas hasta fechas muy cercanas a nosotros, como recuerda el conocido pissalat del sur de Francia, realizado a base de alevines de «poutine», normalmente de sardinas y boquerones51. Tenemos dos hallazgos arqueológicos potencialmente relacionables con él. El primero de finales del s. II (175-200): un ánfora bética – Beltrán II B tardía – documentada en la capital de Lusitania llena de una «pasta» realizada con alevines de sardinas alachas (Sardinella aurita) de entre 4 y 5 cm, el producto mayoritario (98,28 %), junto a los cuales aparecieron también alevines de boquerones (Engraulis encrasicolus), algo más grandes de 5 cm (1,17 %) y puntuales restos de jureles (Trachurus trachurus) de unos 10 cm (0,55 %), y que denota cómo no se descartan las especies intrusivas, sino que todas ellas se usan para la elaboración de la salsas52; y el conocido «frasco de peregrino» (o «pilgrim flask») impermeabilizado con resina de coníferas y documentado en Petra, en un contexto del s. IV/V (entre el 363 y el 419) relacionado con preparados culinarios, cuyo contenido, interpretado como garum o allec, integraba mayoritariamente a boquerones (Engraulis encrasicolus) y alguna otra especie (Clupeidae), de tamaños muy reducidos, tratándose de un producto posiblemente producido en el Mar Rojo53, que pensamos debió ser más bien un tipo de allec, lo que justifica los más de dos mil restos óseos recuperados en la muestra.

  • 54 Piquès et alii 2021, p. 421-433, fig. 2 y 14.

32Destacar, por último, que el producto contenido en nuestro spatheion africano estuvo intencionalmente condimentado con especias adicionadas durante el proceso de fabricación, caso de las Umbelliferae y Labiatae, que pensamos debió tratarse de Apium (posiblemente apio o similar) y Origanum/Ocinum/Rosmarinus (orégano, albahaca o romero). Estas constataciones son importantes pues reflejan el habitual empleo de estos aditivos en la elaboración de salsas, como sucede con el uso de Apiaceae en las conservas de clupeidos envasados en los conocidos «pots à garum» de producción lacial en época altoimperial; o la constatada mezcla de uvas (Vitis vinifera) junto a las sardinas y boquerones de las ánforas salazoneras gaditanas (Dressel 7/11) del pecio Bou Ferrer, hundido a mediados del s. I frente a las costas de Alicante54.

  • 55 Fournet 2021, p. 73.
  • 56 Fournet, Pieri 2008, p. 179, fig. 1; p. 207; 180-184.
  • 57 Derda 1992, p. 142-143, Taf. V, no I3.
  • 58 Fournet, Pieri 2008, p. 181, fig. 2; Fournet 2021, p. 72, infra.
  • 59 Que son los siguientes: a) fórmulas cristianas; b) nombre personal, a veces ausente, interpretado (...)

33Por último, y como hemos podido comprobar, los dos spatheia africanos recuperados en El Molinete portaban inscripciones pintadas en tinta roja – rubrum – (fig. 2b, 3). En los dipinti tardorromanos se menciona la referencia al garum unida a algunos adjetivos de compleja interpretación, asociada a los spatheia norteafricanos55, conociéndose once inscripciones en ejemplares del tipo 3 de Bonifay en la ciudad egipcia de Antinoopolis, que desgraciadamente permanecen inéditos, ya que solo se ha publicado una inscripción relacionada con un spatheion del tipo 1, del s. V, en atramentum y con nueve líneas de texto56, similar al de otra ánfora de la misma tipología de Alejandría (Kom el Dikka), con seis líneas también en tinta negra57. Normalmente el sistema de etiquetado asociado a los spatheia norteafricanos suele estar en griego, según ilustra la citada inscripción del spatheion del s. V hallado en Egipto, publicada dos veces58, dividida en cuatro registros59.

  • 60 Fournet 2021, p. 72-75.
  • 61 Fournet, Pieri 2008, p. 183-184.

34Los dos ejemplares de El Molinete ofrecen un único trazo continuo, de difícil lectura, que presenta en ambos casos la singularidad de haber sido escrito en tinta roja (rubrum), frente a la grafía en negro (atramentum) habitual en los dipinti de las ánforas africanas60; no se aprecia en ellos símbolo cristológico o religioso alguno, quizás responda a una referencia ponderal a sextarii, como encontramos en los ya citados dipinti norteafricanos reiteradamente citados de Antinoopolis, que en nuestro caso deberían indicar la cifra 3, si tenemos en cuenta la propuesta de 0,4 l para el sextario africano, de menor peso que el itálico o el alejandrino61, aunque como veremos más adelante resultaría chocante, pues el contenido de ambas ánforas es divergente; la otra posibilidad es que se tratase de una marca asociada a un productor o al mercator, abreviada y con letras ligadas, aunque en ambos casos se trata de hipótesis por el momento indemostrables. Lo que sí parece evidente es que el soporte, de mucho menor tamaño que sus antecesoras del s. V, debió haber provocado fórmulas mucho más cortas, como las aparecidas en Carthago Spartaria, por el momento difíciles de interpretar ante la ausencia de paralelos.

6. Valoración y perspectivas: de la relevancia de los productos haliéuticos africanos

  • 62 «Un exemplaire d’Antinoopolis (inv. V1) permet cependant de proposer un contenu précis pour le ty (...)
  • 63 Fournet 2021.
  • 64 Bonifay et alii 2023, p. 219.

35Este trabajo ha permitido, por primera vez, caracterizar el contenido de un spatheion africano de tercera generación, habiéndole atribuido con seguridad un contenido haliéutico, gracias a las ictiofaunas arqueológicas recuperadas en su interior. Esta verificación se une a algunos datos indirectos previamente conocidos, como la referencia al hallazgo en Egipto de la asociación de un spatheion miniaturizado del tipo 3 de Bonifay con escamas de pescado, nunca publicado en detalle62; y a algunos tituli picti asociados a esta forma que aluden al garum, recuperados también en Egipto, y, asimismo, inéditos63, que eran las únicas fuentes consideradas hasta la fecha64. Esta constatación no excluye otros paleocontenidos para estos envases africanos miniaturizados, pero sí verifica su empleo para la comercialización ultramarina de salazones o salsas de pescado.

  • 65 García Vargas et alii 2014.
  • 66 Arias, De la Torre 2019, p. 534-536.

36En lo que respecta al producto haliéutico específico almacenado en esta anforilla hallada en Carthago Spartaria, haberla localizado hermetizada, con únicamente nueve restos piscícolas de ínfimo tamaño en su interior – de los cuales solo han sido determinables con seguridad los boquerones o anchoas (Engraulis encrasicolus) –, permite proponer que el producto conservado fue líquido, y que estos restos se «colaron» por un filtrado imperfecto. Es decir, el spatheion contuvo un tipo de garum o liquamen, términos que en época tardorromana parecen sinónimos65. Como se ha argumentado en el apartado anterior, no resulta ni automático ni sencillo determinar con claridad el alimento específico contenido en él, existiendo un dilema: pudo haberse tratado bien de garum refinado realizado con alevines de engráulidos (boquerones) de apenas 3 gr (entre 7,5 y 8 cm de talla), similar al producto conocido como Apua en la literatura y cuya tradición se ha mantenido en el ya citado Pissalat francés fabricado en Niza o en la fama y elevado precio de los «chanquetes» (Aphia minuta), minúsculos peces tradicionales de las costas mediterráneas de hasta 6 cm de tamaño, que en muchas ocasiones se confundían y comercializaban con los juveniles de las sardinas y boquerones66; o bien un garum de sangre o haimation, realizado con peces de gran tamaño, en cuyos estómagos pudieron haberse alojado restos de los peces por ellos consumidos, y que son los únicos biofactos conservados.

37También se ha podido demostrar gracias al análisis palinológico que este producto africano estaba condimentado con hierbas aromáticas, bien Apium (denominación que incluye varias especies, como el apio – Apium graveolens), bien Origanum/Ocimum/Rosmarinus (con diversas posibilidades como en orégano – Origanum vulgare –, la albahaca – Ocicum basilicum o el romero – Rosmarinus officinalis). Al no haberse documentado restos carpológicos – semillas – no resulta posible precisar más al respecto. Esta constatación verifica que en la antigua Africa Proconsularis (en estas fechas Zeugitania, Byzacena y Tripolitania) se utilizaron también hierbas aromáticas como aditivos del garum, una constatación que conocíamos hasta la fecha en Hispania y en Italia, que ahora hacemos extensible al norte de África.

  • 67 Roman Amphora Contents 2021.

38Este hallazgo de Carthago Spartaria vuelve a ilustrar la importancia de aplicar protocolos de estudio interdisciplinares para la caracterización de los alimentos de sociedades pasadas, con toda la problemática asociada a los mismos. Son mínimos los ejemplos conocidos en todo el mundo antiguo donde se hayan realizado trabajos combinados de este tipo (tipológicos, epigráficos, arqueozoológicos y palinológicos), que se limitan al ánfora bética citada de Augusta Emerita, a los llamados «Pots du Latium» y a las ánforas de la Bottega del garum de Pompeya, como se transluce de los trabajos más recientes67. Para el futuro, la pieza objeto de estudio, actualmente integrada en la exposición permanente del Museo del Foro Romano del Molinete en Cartagena, deberá ser objeto de análisis químicos de residuos orgánicos de las raspaduras interiores de su pared; al tiempo que restan por aplicar futuros análisis paleogenéticos para determinar los taxones de los restos óseos localizados no bien caracterizados por el estudio arqueozoológico; y también el análisis petrológico y físico-químico de la pasta cerámica para determinar su proveniencia, no habiendo sido posible por el momento muestrear la pieza al encontrarse completa.

39Respecto a la inscripción, en rubrum, no ha sido posible su correcta transcripción y comprensión, pues no se conocen paralelos, a excepción de la decena de ejemplos aún inéditos de Antinoopolis. Frente a los spatheia africanos de época precedente (s. V), cuyos tituli picti son más «historiados», con varias líneas de texto, parece que el reducido tamaño de estas últimas series africanas de los ss. VI y VII provocó la recurrencia a fórmulas más abreviadas, cuyo contenido no es posible determinar, no sabiendo si responden a una anotación comercial (nombre del comerciante, del lugar de origen o del destinatario), relativa al contenido, de carácter religioso como es tan frecuente en la Antigüedad Tardía, o de carácter metrológico (peso en sextarii). Lo que sí parece evidente es la similar grafía en ambos casos, la cual podría hacer pensar bien en el mismo elemento onomástico, bien en la misma officina salsamentaria de procedencia, debiendo posiblemente excluir su interpretación como marca ponderal, ya que el peso de ambos envases era diverso, como citamos a continuación.

  • 68 Lund 2023.
  • 69 Bonifay et alii 2023, p. 219.

40También se ha podido realizar un cálculo preciso del contenido de la pieza analizada, que asciende a poco más de un litro (1,1413), y que debe ser el contenido real, pues se ha podido calcular hasta la parte baja del tapón, pues es lógico pensar que los envasadores no dejaran posiblemente aire entre el operculum y el plano superior del paleocontenido para evitar la oxidación y la modificación del producto. El otro spatheion (fig. 2b, MOL-08-32080-1-157-2) contenía una cantidad similar pero mayor: 1,3281 litros, lo que supone una variación del 16,36 % respecto al anterior (unos 200 ml circa). Es decir, una variación de volumen en torno al 15 % entre un spatheion y otro, cuando el rango de variabilidad media dentro de cada familia anfórica se ha estimado entre el 8-10 %68. Será necesario disponer de más ejemplos analizados en detalle para obtener valores estadísticos fiables, pero la conclusión que podemos sacar por el momento es que los spatheia africanos de la variante A del denominado tipo 3 o Bonifay tipo 33A contuvieron algo más de un litro de garum (1,1-1,3): las oscilaciones que encontramos en la bibliografía de referencia, que cubican en entorno al medio litro esta forma69, deberían responder a otras variantes. Y pensamos que se deben excluir aquellos valores que multiplican por diez estas cifras (citados en la nota 41). Volvemos a insistir en que estos escasos volúmenes de producto reflejan con claridad la extrema calidad del producto transportado, como también pasa con el ánfora efesia documentada en el mismo contexto, probablemente vinaria, cuyo contenido es, incluso, inferior (0,6874 l). Por último, en relación al uso del garum, los estudios de arqueología experimental realizados y su reintroducción en la gastronomía contemporánea han permitido valorar, frente a lo que sucede con el vino, que un litro de garum, al tratarse de un producto muy concentrado, permitiría una cierta longevidad en la cocina (León Béjar 2020), por lo que el contenido de cada spatheion podía durar varias semanas en un ámbito familiar medio.

41Por otra parte, la cronología del contexto de hallazgo de la pieza, desechada a inicios del s. VII d.C. en el interior de una fosa en Cartagena, permite ciertas inferencias relevantes.

  • 70 Carannante, Giardino, Savarese 2011, p. 76, n. 63.

42La primera, muy significativa, es que constituye, por el momento, la constatación arqueológica más tardía conocida de garum. No obstante, conviene recordar la referencia expresa al garum en un documento diplomático de la abadía de Corbie el 29 de abril del año 716, en la parte central de Francia, que verifica la continuidad del producto en época posterior a la Antigüedad, así como su mantenimiento posterior en Europa70.

  • 71 Bonifay 2004, p. 8, fig. 2.
  • 72 Bernal-Casasola 2008.
  • 73 Slim et alii 2007, p. 23-27, 40.
  • 74 Slim et alii 2004, p. 285-294, fig. 184.
  • 75 Bernal-Casasola 2021.

43En segundo término, y de bastante interés, es la verificación indirecta de que las cetariae – o al menos algunas de ellas – del entorno norteafricano debieron funcionar a pleno rendimiento hasta, al menos, inicios del s. VII d.C. (600-625), pues estas ánforas debieron rellenarse en alguna de las ciudades de la costa africana (¿entornos de Nabeul o Moknine, donde sabemos que se fabricaron estas series, aunque otras variantes?)71. Este aspecto es importante porque las fechas más tardías verificadas estratigráficamente del funcionamiento de las plantas conserveras atlántico-mediterráneas no supera la barrera «histórica» del 550, coincidente con la llegada los bizantinos a Hispania72. En el Africa Pronconsularis las únicas fábricas bien excavadas y publicadas, que son las de Neapolis (Nabeul), funcionan hasta mediados del s. III, fechas a partir de las cuales fueron reemplazadas por viviendas, un fenómeno que parece existir en otras plantas conserveras como en Kelibia73. Las varias decenas de instalaciones haliéuticas conocidas en las costas de Túnez74 no han sido objeto de estudios de detalle en este sentido, siendo una línea de investigación de gran relevancia para el futuro, que deberá ser quirúrgica: una cosa es la cronología de vida de los enclaves litorales y otra muy diferente la de la actividad industrial de sus cetariae, como demostraron en su momento de manera magistral las investigaciones tunisino-francesas en Nabeul reiteradamente citadas en estas páginas y como se ha verificado con posterioridad en otros enclaves como en Baelo Claudia75; y que además tendrá que integrar la timeline de la producción anfórica vinculada (al menos potencialmente), con los menesteres haliéuticos.

  • 76 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.
  • 77 Bernal-Casasola et alii 2016.
  • 78 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.
  • 79 Vizcaíno 2008.
  • 80 Bonifay 2004, p. 473.

44Terminamos con algunas reflexiones sobre el contexto de hallazgo en Carthago Spartaria. La que nos parece más relevante es plantear por qué se desechó un ánfora completa con su opérculo in situ en una fosa, cuyo contenido ha permitido interpretarla como un «basurero o pozo ciego»76. Tratándose de un producto de lujo, la única razón lógica que se nos ocurre es que el contenido estuviese corrompido, inservible a efectos bromatológicos, de ahí que tras hacerle algún orificio para comprobarlo – que es por donde se han introducido postdeposicionalmente los restos sedimentarios y litológicos – se desechase íntegramente, enterrándola para evitar pestilencias: una situación exactamente análoga es la que sufrió el ánfora Beltrán IIB de Augusta Emerita ya comentada77. Pensamos que de haberse vaciado intencionalmente habríamos localizado una perforación de gran tamaño o se habría eliminado el tapón para evitar que el preciado producto se contaminase en contacto con la argamasa del sistema de hermetizado. De ser correcto este planteamiento, el lugar de procedencia de los materiales aparecidos en la fosa bien pudo ser una culina, donde se almacenasen y preparasen estos restos alimenticios, como induce a pensar el medio centenar de restos óseos de fauna terrestre procesada que ha aparecido en el contexto de enterramiento78; o los dos litros de garum, que no se habrían podido consumir en un ágape de estas características, si los relacionamos con los escasos individuos de vajilla aparecidos. Esta interpretación cuadraría también con el carácter homogéneo de los biofactos aparecidos, pues si fuesen procedentes de una única comida o de un banquete lo más normal habría sido documentar una cierta variedad de fauna (varios taxones de terrestre y marina, esta última totalmente ausente en este caso). El carácter «noble» de la cerámica recuperada, que incluye vajilla de vidrio y alimentos importados de África (garum) y de Éfeso (vino) hace pensar en una situación social elevada para los usuarios de dichos bienes. Estos, bien pudieron ser parte de las élites municipales de la bizantina Carthago Spartaria, bien algunos de los milites, de cierto rango, acantonados en este enclave, de cuya presencia queda registro explícito a través de una armadura de tipo laminar, que suele asociarse a oficiales de la caballería pesada imperial79. A este respecto, el registro de este tipo de spatheia del área tunecina es constante en los enclaves incorporados al Imperio Bizantino en el marco de la Renouatio Imperii justinianea, y alcanzaron especial difusión en la región del Danubio y en asentamientos de carácter militar80. Incluso, algunos autores han postulado que su distribución pudo formar parte de los mecanismos puestos en marcha por la administración imperial para garantizar el suministro annonario de los contingentes desplegados por el Mediterráneo.

45Este contexto cartagenero ilustra también cómo convivieron en el tiempo los spatheia de pasta blanca con los de coloración roja típicamente africana, y refleja asimismo unos momentos históricos en los cuales Carthago Spartaria fue una de las ciudades más cosmopolitas de Occidente, como testimonian magistralmente los hallazgos de este contexto tardorromano, procedentes de Oriente y África, y del entorno local/regional.

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Notes

1 Recientemente, Roman Amphora Contents 2021.

2 Bonifay 2004; 2016.

3 Concretamente aceite en el caso de las Africana I, Tripolitana I y III; y vino para las Schöne-Mau XXXV, pseudo Dressel 2/4, Benghazi MR1, Dressel 30 y Carthage LRA 1.

4 Bonifay 2021, p. 282-283, fig. 1.

5 Bernal-Casasola 2015, p. 63, fig. 1.

6 García Vargas et alii 2018, p. 292-295, figs. 1-3, nos 1-8, 30-57, 63-65, 74, 78 y 81.

7 García Vargas et alii 2018, p. 294, fig. 3, nos 32, 33, 36, 37 y 39: Africana indeterminada del s. II en Olbia 1; Africana I/Keay III del s. II en Olbia 2; Africanas indeterminadas en el pecio Cabrera I del s. III; la conocida Keay XXVI del s. V en Tarraco; y, por último, las Africana Ia y Tripolitana I, reutilizadas, del pecio adriático de Grado, en pleno s. II.

8 Que incluyen desde análisis arqueométricos en diversas series (desde las grecoitálicas de las Islas Eolias a diversos contextos itálicos o del limes danubiano), pasando por las conocidas ánforas púnicas del Punic Amphora Building de Corinto al pecio bético altoimperial del Bou Ferrer, destacando también una Africana II D de Águilas (Murcia) reutilizada como contenedor de pequeños espáridos (Quevedo, Sternberg, Hernández 2021, p. 412-413, fig. 3).

9 Munar et alii 2022.

10 Noguera, Madrid 2009; 2014; para la ciudad bizantina: Vizcaíno 2009; 2018.

11 Noguera et alii 2016 y 2019.

12 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2022.

13 García-Aboal et alii 2020, p. 258.

14 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020b.

15 Bonifay 2004, p. 183-185, fig. 98.

16 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.

17 Sánchez de Prado 2018, p. 343-348, fig. 205-206; p. 316-318, fig. 204; p. 338-341, fig. 217.

18 Láiz, Ruiz 1988, p. 272-275.

19 Lochner, Sauer, Linke 2005.

20 Pieri 2005, p. 94-101, fig. 61; Bezeczky 2013, p. 28-31.

21 Bonifay 2004, p. 181, fig. 96.

22 Reynolds 2011, p. 107.

23 Barraud et alii 1998, p. 157, nº 25, fig. 16.

24 Bonifay 2004, p. 252, fig. 138.

25 Bonifay 2004, p. 255-258, fig. 139.

26 Bonifay 2004, p. 125, fig. 67.

27 Bonifay 2004, p. 127-129, fig. 69.

28 Fournet 2021, p. 73.

29 Vizcaíno, Bernal-Casasola 2023.

30 Bonifay 2004, p. 467.

31 Se procesaron muestras en polvo sobre membrana de proleno, utilizando como método de medida MultiRes-He34. Las muestras (MSP13A, MSP13B y MSP13C) fueron molidas a mano en mortero de ágata y desecadas a 60º durante una noche. Queremos agradecer el apoyo de los distintos técnicos y, de modo especial, del equipo de restauradores y su directora, Izaskun Martínez, responsables del tratamiento de la pieza y su adecuada preparación para el estudio analítico.

32 Burjachs, López Sáez, Iriarte 2003.

33 López Sáez, López García, Burjachs 2003; López Sáez, Iriarte Chiapusso, Burjachs 2013.

34 Stevenson, Battarbee 1991; Stambouli-Essasi 2001.

35 Fuentes et alii 2005.

36 Arobba 1976.

37 Peña Chocarro et alii 2019; van der Veen, van Zeist, Bottema 2001.

38 Quevedo, Sternberg, Hernández 2021, p. 412-416, fig. 5.

39 Bernal-Casasola 2023, fig. 11 y 17.

40 Soler et alii 2021.

41 El contenido concreto de la pieza de El Molinete de Cartagena es de algo más de un litro (1.1413) exactamente (volumen calculado con la aplicación CAPACITY – Calcul de Capacité de la Université libre de Bruxelles, https://capacity.ulb.be/), hasta prácticamente el contacto con la parte baja del opérculo, que coincide con el reborde inferior de la parte externa del labio. También se procedió a una medición directa de la capacidad del spatheion de Cartagena, para lo cual, la pieza se extrajo de su vitrina y se abrió de nuevo retirando su tapa. Para hacer la medición se emplearon microesferas de vidrio de 200 micras (fig. 8). Posteriormente, se trasladaron las microesferas a recipientes medidores de precisión, siendo el volumen total obtenido de 1230 ml, cifra que cuadra, grosso modo, con la obtenida a través del software citado, siendo el margen de error del 6 %. Teniendo en cuenta una altura total para este tipo de entre 40-44 cm (Bonifay 2004, p. 127), resulta poco viable la propuesta publicada de unas capacidades medias de 11,7 l para esta variante, que es la que se localiza en la bibliografía de referencia (Molina, Mateo 2018, p. 307, tabla 1; usada en los trabajos de síntesis, como en Bernal-Casasola 2019, p. 572).

42 Rodríguez-Alcántara et alii 2018.

43 Slim et alii 2007; García Vargas et alii 2018, p. 293, nº 17.

44 Sternberg 2000, p. 145-146, fig. 11.

45 García Vargas et alii 2018, p. 293-300, nos 18, 20, 21, 25, 60, 61, 69, 77, 79, con toda la bibliografía.

46 Recordemos que otras ánforas africanas de similar cronología como la Keay 8A, la Keay 61 C o la Keay 61 A, B, D contenían respectivamente 46,2, 48,1 y 78 litros (Molina, Mateo 2018, p. 305).

47 Shelton 1975; Curtis 1991, p. 8, 13, 173.

48 Van Neer, Parker 2008.

49 Bernal-Casasola et alii 2007, p. 372.

50 García Cornejo 2001, p. 568, n. 108.

51 Sternberg, Delaval 2007, p. 61-76, 80-81.

52 Bernal-Casasola et alii 2016, p. 740-742.

53 Studer 1994.

54 Piquès et alii 2021, p. 421-433, fig. 2 y 14.

55 Fournet 2021, p. 73.

56 Fournet, Pieri 2008, p. 179, fig. 1; p. 207; 180-184.

57 Derda 1992, p. 142-143, Taf. V, no I3.

58 Fournet, Pieri 2008, p. 181, fig. 2; Fournet 2021, p. 72, infra.

59 Que son los siguientes: a) fórmulas cristianas; b) nombre personal, a veces ausente, interpretado como relativo a los productores, bien laicos o instituciones religiosas – iglesias, monasterios o propiedades religiosas –; o bien como los mercatores; c) nombre del producto, opcional: garum + adjetivos encomiásticos; y d) cantidad, repetida varias veces tras un símbolo referido a sextarii o a libras (Fournet 2021, p. 73).

60 Fournet 2021, p. 72-75.

61 Fournet, Pieri 2008, p. 183-184.

62 «Un exemplaire d’Antinoopolis (inv. V1) permet cependant de proposer un contenu précis pour le type miniature 3A en raison de la conservation dans l’embouchure de fines arêtes de poisson et de cristaux de sodium. De fait une sauce de poisson telle que le garum semble avoir été le contenu principal pour ce type» (Fournet, Pieri 2008, p. 180).

63 Fournet 2021.

64 Bonifay et alii 2023, p. 219.

65 García Vargas et alii 2014.

66 Arias, De la Torre 2019, p. 534-536.

67 Roman Amphora Contents 2021.

68 Lund 2023.

69 Bonifay et alii 2023, p. 219.

70 Carannante, Giardino, Savarese 2011, p. 76, n. 63.

71 Bonifay 2004, p. 8, fig. 2.

72 Bernal-Casasola 2008.

73 Slim et alii 2007, p. 23-27, 40.

74 Slim et alii 2004, p. 285-294, fig. 184.

75 Bernal-Casasola 2021.

76 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.

77 Bernal-Casasola et alii 2016.

78 Vizcaíno, Noguera, Madrid 2020a.

79 Vizcaíno 2008.

80 Bonifay 2004, p. 473.

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Table des illustrations

Titre Fig. 1: Localización de la fosa en el parcelario romano de Cartagena (A), y detalle del proceso de excavación de la misma (B)
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Titre Fig. 2: Selección de ejemplares importados del contexto cerámico (A), y detalle de las ánforas africanas y oriental recuperadas (B)
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Titre Fig. 3: Spatheion africano tipo 3 objeto de estudio (A), con detalle de su dipintus (B)
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Titre Fig. 4: Detalle del contenido del spatheion tras su cribado
Crédits (Servicio de Apoyo a la Investigación Tecnológica – SAIT –. Universidad Politécnica de Cartagena)
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Titre Fig. 5: Residuo tamizado a 1 mm del sedimento interior del spatheion (A), y restos óseos identificados: primera vértebra torácica de boquerón – Engraulis encrasicolus – (B: 1. vista craneal; 2. vista lateral; 3. vista ventral; 4. vista dorsal)
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Titre Fig. 6: Fragmentos de escamas posiblemente de boquerón (A) y de otro taxón no identificado (B), junto a huesos de pescado (C) y dos astillas y un fragmento de espina (D) indeterminados
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Titre Fig. 8: Proceso de medición directa del volumen del spatheion a través de microesferas, con el ánfora previamente a la retirada del opérculo (A), con un detalle del interior (B) y de la cuantificación de las mismas (C)
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Darío Bernal-Casasola, Jaime Vizcaíno Sánchez, José Miguel Noguera Celdrán, María José Madrid Balanza, Gaël Piqués et José Antonio López-Sáez, « Un spatheion haliéutico en Carthago Spartaria y el garum africano del siglo VII »Antiquités africaines, 60 | 2024, 123-138.

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Darío Bernal-Casasola, Jaime Vizcaíno Sánchez, José Miguel Noguera Celdrán, María José Madrid Balanza, Gaël Piqués et José Antonio López-Sáez, « Un spatheion haliéutico en Carthago Spartaria y el garum africano del siglo VII »Antiquités africaines [En ligne], 60 | 2024, mis en ligne le 01 novembre 2024, consulté le 23 janvier 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/antafr/8017 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/12qud

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Auteurs

Darío Bernal-Casasola

Universidad de Cádiz (dario.bernal@uca.es).

Jaime Vizcaíno Sánchez

Universidad de Málaga (jaimevizcaino@uma.es).

José Miguel Noguera Celdrán

Universidad de Murcia (noguera@um.es).

María José Madrid Balanza

Ayuntamiento de Cartagena (mariajose.madrid@ayto-cartagena.es).

Gaël Piqués

CNRS, Archéologie des Sociétés Méditerranéennes (UMR5140), Montpellier (gael.piques@cnrs.fr).

José Antonio López-Sáez

CSIC, Instituto de Historia, Madrid. Grupo de Investigación Arqueología Medioambiental (joseantonio.lopez@cchs.csic.es).

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