Profesor Doctor José María Blázquez Martínez (1926-2016)

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1Con el fallecimiento del profesor Blázquez Martínez desaparece una auténtica institución de la Historia Antigua española. Nacido en la ciudad de Oviedo, estudió Filología Clásica en dicha Universidad y desde el principio orientó su investigación al estudio de piezas concretas singulares, depositadas en Museos españoles, así como sobre todo al uso y a la recopilación de epígrafes latinos. Beneficiandose de una formación permanente y diversa, que incluía el estudio y recopilación de las fuentes literarias a partir del magisterio de A. Tovar, así como de la documentación epigráfica y materiales arqueológicos, en 1955 y bajo la dirección de A. García y Bellido presentó en la Universidad Complutense su Tesis Doctoral titulada “Aportación al estudio de las religiones primitivas de España”, publicada en 1962 como monografía con el título de Religiones primitivas de Hispania. Utilizaba en ella una metodología todavía poco utilizada en España y que suponía el trabajo con las inscripciones antiguas de carácter votivo, hasta ese momento poco atendidas. Este trabajo de Blázquez marcaría una parte de sus estudios a partir de ese momento, pues a lo largo de los años volvió reiteradamente sobre la cuestión, a veces con alguna síntesis (1976) y en otras con novedades al respecto.

2El profesor Blázquez ha sido en buena parte el moderno creador de la Historia Antigua española. Hasta ese momento la Historia Antigua en este país se encontraba en el desarrollo realizado por filólogos del mundo clásico, o por arqueólo­gos herederos de las Bellas Artes, si bien la figura de A. García y Bellido (fallecido en 1972) representó una conjunción de ambas. Pero si en la Universidad habían existido catedráticos de Prehistoria, Historia Antigua y Medieval, fue Blázquez el primero que desempeñó una cátedra específica de Historia Antigua Universal y de España, puesto que después de ser profesor Titular de Arqueología en la Universidad de Salamanca (1957-1965), ocupó la primera cátedra de Historia Antigua de España en la Universidad Complutense de Madrid, que desarrollaría hasta su jubilación cuando pasó a ser profesor Emérito. Pero sobre todo el profesor J. M. Blázquez resultó básico, en su influencia en el Ministerio de Educación, y en la organización de las Universidades en España, para que se reconociera de forma específica la existencia del Área de Historia Antigua en la Universidad. De esta forma la docencia universitaria de esta área se fue extendiendo en todas las Universidades, y naturalmente con esta extensión se produjo igualmente las de plazas de profesores investigadores, revistas de investigación, etc. Entre ellas Hispania Antiqua, entre cuyos fundadores figuró, o Gerión, de la que ha sido director hasta su mismo fallecimiento.

3La cantidad de publicaciones de artículos, ponencias o libros por parte del profesor Blázquez es abrumadora. Resulta difícil en España tratar de temas referidos a la antigüedad peninsular sin que existan referentes más o menos significativos en publicaciones suyas. De algunas de esas principales líneas de investigación trataremos de una forma específica en relación con el África antigua. Pero debe indicarse que durante muchos años fue Director del Instituto de Arqueología “Rodrigo Caro” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y director de la decana revista española Archivo Español de Arqueología. Su participación directiva en excavaciones, junto a su equipo de colaboradores, se centró fundamentalmente en la ciudad ibéro-romana de Castulo, en el Alto Guadalquivir y sobre la que ha publicado varios libros, y últimamente es trascendente su colaboración con José Remesal en las excavaciones realizadas en Roma en Monte Testaccio. Su reconocimiento internacional le llevó a ser miembro del Instituto Arqueológico Alemán de Berlín, a la Hispanic Society of America, o de la Academia de Arte y Arqueología de Bolonia. En las últimas dos décadas ha sido miembro numerario y muy activo de la Real Academia Española de la Historia.

4Pero en esta semblanza, naturalmente, nos interesa prestar una atención específica a su aportación referida al África antigua. Antes de la presentación de su Tesis Doctoral viajó a Marruecos, donde trató de ampliar conocimientos acerca de la presencia romana. Fruto de esta primera atención fue su participación con aportación al Congreso Arqueológico del Protectorado español en Marruecos, celebrado en Tetuán en 1953. En los años posteriores sus primeras atenciones al respecto se dirigieron sobre todo a la cuestión de las relaciones entre el Norte de África e Hispania en la antigüedad. Al respecto publicó una primera visión en 1961, que completó algunos años más tarde (1969), en un empeño por demostrar la existencia de múltiples lazos entre los habitantes de Hispania y sobre todo de la Mauretania Tingitana. La metodología usada por J. M. Blázquez en estos trabajos marca un estilo que le era propio, que mantendría a lo largo del tiempo aunque con importantes añadidos. Nos referimos a la recopilación erudita de datos tomados de las fuentes literarias, o de algún dato de la epigrafía y de la arqueología. Se trataba de la demostración en buena parte por simple acumulación a partir de esa cantidad de referencias. Como ejemplo de esta meto­dología podemos destacar su aportación al I Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar, celebrado en Ceuta, y en el que analizaba los datos aportados por M. Ponsich acerca del sector de los templos en la plataforma superior de la ciudad de Lixus.

5Esta metodología marcadamente positivista, mantenida, sin embargo tendría importantes añadidos a lo largo del tiempo, con la incorporación de elementos de Historia Social que, el propio autor reconocería como influidos por la escuela italiana (Mazza, Mazzarino...). Porque una de las características de los trabajos del profesor Blázquez era la de la introducción inmediata de los datos o conclusiones de recientes lecturas de las aportaciones realizadas por otros autores : así en 1968 cuando estudió la crisis del siglo III en Mauretania Tingitana, y siguió directamente en los datos el trabajo al respecto de M. Tarradell del año 1955 ; sin embargo al final matizaba o modificaba su conclusión derivadas de opiniones más recientes : las razones de la crisis del siglo III había que buscarlas en la propia Mauretania Tingitana mucho más que en las incursiones africanas de francos y alamanes.

6A lo largo de los años sesenta y setenta muchas de las publicaciones de Blázquez estuvieron dedicadas a la economía de la Hispania romana. Buena parte de esos trabajos luego los recopilaría en una monografía de 1978. Allí abundan especialmente los datos y referencias al África romana, desde el interés temático de las relaciones con Hispania, en especial al comercio de la misma con el cercano territorio de Marruecos. Así el autor recogía los diversos datos que, a su juicio mostraban el comercio, el movimiento de personas, de las ideas, etc. entre unos territorios y otros. A su juicio, el Norte de Marruecos había sido un territorio de fuerte proyección casi continua de los intereses económicos de hispanos en época romana. Así influyó muchísimo en la historiografía española a partir de la asunción de la tesis de M. Ponsich acerca de la existencia de unos posibles consorcios comerciales, con la conclusión de que las dimensiones de ese fenómeno habían sido enormes. La corrección del alcance y de las dimensiones de esos contactos y de verosímiles colaboraciones comerciales, que nosotros hicimos en nuestra tesis doctoral de 1987, fue muy bien recibida y asumida por J. M. Blázquez que fue Presidente del tribunal de la misma, lo que destacamos como característico de él : la liberalidad científica y la capacidad para aceptar las ideas argumentadas de los demás aunque lo contrariaran en sus opiniones anteriores.

7Otros múltiples temas referidos al África romana fueron desarrollados en su extensa producción. También en el año 1969 expondría una interesante aportación en relación con el posible origen africano del cristianismo hispano, cuestión acerca de la que volvería en otras ocasiones. Blázquez defendía que había importantes razones para apuntar ese origen, a partir sobre todo del influjo de la liturgia y de la fuerza del cristianismo del África Proconsular y de la sede de Cartago. Esta tesis sería sin embargo contrariada más adelante con argumentos no menos razonables por parte del P. Manuel Sotomayor. Otro trabajo antiguo fue el dedicado a las incursiones de moros en la Bética en época de Marco Aurelio, donde sin embargo incluyó un texto discutible de un epígrafe con casi total seguridad falso. El estudio sobre las islas Canarias en la antigüedad de 1977 se centró en la visión de las fuentes literarias acerca de las islas atlánticas, pero en épocas mucho más recientes el profesor Blázquez ha vuelto sobre el tema canario ; a la luz de nuevas aportaciones sobre contactos náuticos con púnicos o romanos, Blázquez ha defendido incluso la posibilidad de que las islas de la Púrpura, donde Juba II instaló fábricas de ese producto, pudieran incluir las Canarias.

8Junto a todos estos aspectos, que atrajeron en diversas ocasiones su atención sobre el Norte de África, han existido otros que no podemos menos que destacar. No se mantuvo al margen de la eclosión que en España ha tenido el análisis historio- gráfico, de tal forma que analizó las aportaciones a la arqueología marroquí de señeros investigadores como R. Thouvenot, M. Tarradell o M. Ponsich. En la Universidad Complutense de Madrid, bajo su impulso, se organizó el Centro de Estudios Fenicios y Púnicos, en el que participaron diversos discípulos suyos dirigidos hacia la investigación en el mundo púnico y norteafricano, entre ellos C. González Wagner, F. López Pardo o L. A. Ruiz Cabrero. Las síntesis sobre el mundo púnico, las jornadas o congresos de estudio, incluso recientemente las excavaciones en Utica (Túnez) marcan resultados de ese impulso orientado por el profesor Blázquez.

9Por último destacamos otra línea reiterada de trabajos realizados en los últimos años, como es el referido a los mosaicos romanos africanos, a los que ha dedicado una gran cantidad de aportaciones. La cuestión deriva de su estudio general acerca del museo del Bardo en Túnez, publicado en 1989. A partir de ese momento elaboró, bien en solitario, bien en colaboración, diversos trabajos acerca de los mosaicos romanos, incluyendo temas decorativos mitológicos como el publicado en esta misma revista, pero también sobre todo en relación con la explotación económica, en especial la representación de las villas norteafri- canas en los mosaicos. Y también en ocasiones, la vuelta acerca de algunos aspectos de la economía africana en la antigüedad, y de las relaciones en el mundo mediterráneo, a partir de aportaciones en publicaciones recientes. La desaparición del maestro, indudablemente, dejará un hueco en el sentimiento de los historiadores y arqueólogos españoles, al tiempo que los jóvenes investigadores españoles en formación pierden a una especie de abuelo que siempre animaba e ilusionaba sus primeros trabajos.