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Historiographie

Estructura social de una ciudad romano-nabatea a través de la epigrafía : Zoora entre los siglos IV-V d.C.

Carlos Martínez Carrasco
p. 29-45

Résumés

Sur la base des vestiges épigraphiques, une approche sociale et économique de la ville romano-nabatéenne de Zoora est proposée. Tout d’abord, son rôle d’enclave militaire dans une zone d’importance vitale en raison de la proximité de la frontière et de la confluence des routes commerciales se démarque. Le régiment installé dans la ville-forteresse met en avant le caractère métis de sa population, dans laquelle se mêlent des personnes d’origines différentes: arabes et non arabes. Les sources présentent également une société vivante, qui connaît une forte croissance économique, basée sur l’agriculture et les mines, fondements de son commerce. Tout cela se traduit par une oligarchie arabe hellénisée qui participe au gouvernement de la province.

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Texte intégral

1La ciudad de Ghawr aṣ-Ṣāfī, al sur del mar Muerto, en Jordania, alberga los restos de la antigua Zoora o Zoara. Pocas veces los historiadores disponemos de un material tan rico para poder reconstruir una sociedad urbana como en este caso, gracias a los restos epigráficos hallados en este yacimiento. Las estelas aportan no sólo una fecha de defunción, también un nombre, masculino o femenino, que permite rastrear el origen étnico, la lengua y las modas culturales de la zona. También su posición social y el oficio que desempeñó. En este caso, la piedra nos permite dar una dimensión humana al relato sobre el pasado. Las distintas campañas arqueológicas han aportado nuevos datos sobre cómo estaba organizada la ciudad o acerca de sus estructuras e industria. Pero lo que se ha publicado hasta el momento son los informes de las excavaciones al cierre de cada ejercicio1 o el catálogo de inscripciones fechadas entre los siglos iv-v d.C., a cargo de Y. Meimaris y K. I. Kritikakou-Nikolaropoulou, entre los años 2005-2016, la base de este trabajo. Aún se está a la espera de la aparición de Archaeological Landscapes of the Ghor es-Safi, a cargo del arqueólogo responsable de las excavaciones, K. D. Politis2.

  • 3 Son fundamentales los estudios contenidos en: Little 2007; Haldon 2010. Véase también: Stathakopo (...)

2El estudio que planteo quiere ir un poco más allá de las evidencias materiales y acercarse a la realidad social, económica y cultural de la ciudad de Ghawr aṣ-Ṣāfī/Zoora en el contexto de las transformaciones que se vivieron durante esos siglos en que se estaba creando un nuevo modelo sobre los cimientos del anterior. El hecho de que la mayoría de las inscripciones halladas pertenezcan a ese período de los siglos iv-v, pone de manifiesto la vitalidad de la red urbana oriental, y el poder de sus élites. Se pone como tope el siglo vi, con las oleadas de peste que azotaron la región desde el año 541-542 y el enfriamiento climático, que se extendió, con picos, desde 536 hasta mediados del siglo viii, aunque en los últimos estudios se ha matizado mucho la imagen catastrofista y el impacto que tuvieron en las poblaciones. El desarrollo urbano en Siria-Palestina sólo se vio resentido a partir del siglo vii3. Otro de los aspectos sobre el que convendría poner el foco es el de la presencia de los árabes en el Imperio como actores, tanto en lo político como en lo religioso.

3Con el objetivo de ofrecer una lectura de amplio espectro, pondré en relación la información que aportan las estelas funerarias con otras fuentes, de carácter historiográfico y eclesiástico. No obstante, la imagen resultante no será representativa de todo el conjunto de los habitantes de esta población. Quienes podían sufragar los gastos que suponía grabar un mensaje en piedra eran muy pocos, generalmente pertenecientes al ámbito urbano, así que sólo tenemos constancia de una parte de la sociedad. Sólo conocemos a aquellos que conformarían lo que denominamos las élites, los únicos con capacidad para sufragar los costes de fabricación de una estela.

  • 4 Meimaris 1992, 146-148.

4Las fechas que se dan en los epígrafes pertenecen a la Era de la Provincia de Arabia [EPA] cuyo « año 1 » es el 105-106 d.C., el de su constitución. El primer día del año según la EPA es el equinoccio de primavera, es decir, el 22 de marzo. Es un calendario solar basado en el modelo egipcio de 12 meses de 30 días cada uno, lo que da un total de 360 días, de ahí que se necesite de 5-6 días intercalados al final del año, entre los días 17-21 de marzo4. En el estudio consigno ambas.

Una ciudad sobre el limes árabe

  • 5 Ptol., Geog., V.17.4.
  • 6 Bowersock 1983, 85. Para una completa descripción de la Petra nabatea: Hammond 1973, 41-57.
  • 7 Farrokh 2007, 159.
  • 8 Shahîd 1984a, 20-21, n. 6.
  • 9 Amm.Marc., XIV.8.13; Ball 2000, 15-17.
  • 10 Shahîd 1984a, 22-23; Bowersock 1983, 93-94.
  • 11 Isaac 1990, 121.

5Claudio Ptolomeo situaba Zoora en la Arabia Petrea5, provincia creada a partir la conquista de Trajano (98-117 d.C.) ca. 105-106 d.C., cuya capital fue establecida en Bostra desde 114, aun conservando para la ciudad de Petra el título de metrópolis6. Paso previo a la expedición contra los partos de 1157, supuso el establecimiento de un limes fortificado que, según Irfan Shahîd, presenta algunos problemas de interpretación. La frontera se articuló tomando como eje la Via Nova Traiana que unía Ayla y Bostra, y sirvió para construir una segunda línea defensiva más al este, entre Filadelfia (Amman) y Ma’ān8. El objetivo era asegurar la posición romana en Palestina, protegiendo las rutas comerciales y las riquezas del reino nabateo, como señala el historiador Amiano Marcelino9. Entre ellas, se incluía la fértil región en torno a Zoora10. Sin embargo, para Benjamin Isaac, ese carácter defensivo sería speculative and implausible y que puestos a fantasear, podría tratarse de la primera etapa de una política de expansión romana hacia la península arábiga, hasta que Trajano se percatara de que era un terreno poco propicio para ello11.

  • 12 Hoyland 2001, 75-76; Dignas y Winter 2007, 23-25; Canepa 2009, 82-83; Hoyland 2009, 380; Di Segni(...)
  • 13 Jones 1964, 2, 609.
  • 14 Jones 1964, 1, 57; Bowersock 1983, 143-144.
  • 15 Shahîd 1984a, 26; Isaac 1990, 163-164.

6Su situación administrativa cambió con las reformas que tuvieron lugar a partir del reinado de Diocleciano (285-305 d.C.). La ciudad pasaría a formar parte de la Palaestina Tertia entre 311-314, ya con Licinio (308-324 d.C.) como augusto en Oriente. Esta reorganización de la frontera respondía a la situación creada tras la conquista de Palmira en 272 d.C., cuando el emperador Aureliano (270-275 d.C.) derrotó a la reina Zenobia. Aunque este punto del limes no estuviera directamente amenazado por los persas sasánidas, sí tuvo un papel clave en la lucha entre los dos imperios, derrotando a los ejércitos de Sapor I (241-272 d.C.) en repetidas ocasiones, en 260. A ello habría que añadir también la amenaza que suponían las tribus sarracenas, cuya alianza buscaron los romanos12. De ahí el nuevo reparto de tropas a lo largo de este sector de la frontera, con el establecimiento de un dux13 y de la Legio iv Martia en Betthoro —actual el-Lejjun, Jordania— acompañada de vexillationes de caballería14 y la construcción de la Strata Diocletiana, una calzada salpicada de fortificaciones que unía Damasco con Sura en el Eufrates, pasando por Palmira, y añadiendo nuevas fortificaciones en la línea Petra-Circesium15.

  • 16 St.Byz., s.v. Ζόαρα, vol. 2, 204.
  • 17 Eus., Onomast., s.v. Bala, 42-43.
  • 18 Not. Dig., Or. XXXIV, 26.
  • 19 Ante la falta de datos para poder fecharlo de manera precisa, se han propuesto varias hipótesis q (...)
  • 20 Abel 1909, 91 y 99; Di Segni 2004, 139.
  • 21 Abel 1909, y 99.
  • 22 Jones 1964, 2, 676-677.
  • 23 Jones 1964, 2, 566.
  • 24 Di Segni 2004, 146.
  • 25 Feissel – Gatier, 2005, nº 538, 562-563.

7Zoora sería una de esas ciudades fortificadas que albergó una guarnición militar. Esteban de Bizancio es muy claro cuando afirma que se trataba de una κώμη μεγάλη <ἤ> φρούριον ἐν Παλαιστίνῃ16 (« gran ciudad fortificada o fortaleza en Palestina »). A cerca de la presencia de soldados romanos, la primera noticia se da en las dos recensiones del Onomastikón17. Pero romanos como cives romani desde el decreto de Caracalla de 212, porque la Notitia Dignitatum adscribe un ala de Equites sagitarii indigenae18, es decir, arqueros a caballo a imitación del modelo parto. El Edicto de Beerseba —opto por quienes sostienen que se trata de una lista de tributos y no por un rescripto imperial—, datado entre los siglos v-vi d.C.19, apunta a una tropa reclutada entre los indígenas al recoger el tributo que estaban obligados a pagar en concepto de annona, ya que no estaban exentos : ἀ[πὸ] στρ[ατιωτῶν] Ζοόρ[ων] ν[ομίσματα] ν’20 (« de los soldados de Zoora, 50 piezas de oro »). Junto a ellos, aparecen también como contribuyentes los δούλ[οις], servidores civiles con los que contaban los limitanei, que debían pagar cuatro nomismata de oro21. No eran soldados, pero tenían privilegios similares, como el derecho a percibir la annona y el capitum22, asimismo, vestían uniforme y el derecho a llevar el cingulum militar ; sin embargo, cuando se retiraban no lo hacían como los veteranos y no recibían ningún tipo de compensación23. No obstante, Di Segni sostiene que estos δούλοι tendrían como función la asistencia a los peregrinos que iban a Tierra Santa24, aunque, como aseveran Feissel y Gatier, esta hipótesis se funda sobre pocos indicios25.

  • 26 IGPT, nº 30, 127-128.
  • 27 CII/P, 2, nº 1134, 44-45. Para las variantes del nombre Víctor/Victoriano, véase el índice onomás (...)
  • 28 Veg., Epit., II.XII.2.

8La guarnición de Zoora estaría compuesta por unos 480-500 efectivos, puestos bajo el mando de un tribuno. En una de las estelas se ha conservado el nombre de uno de estos oficiales, muerto en 266 EPA/371-372 d.C., de nombre Victoriano26, nombre latino. Un aspecto que se aprecia también entre sus oficiales subordinados. Y aunque a priori podamos pensar que se trataba de individuos que no pertenecerían a la comunidad de Zoora, otra hipótesis sería la de unos indígenas que adoptaron nombres latinos. De hecho, el nombre Victoriano o Víctor, en sus múltiples transcripciones griegas — Βίκτορ, Οὐίκτορ, Οὐίκτωρ, Βίκτορος, Βίκτορως —, se atestigua en otros epígrafes hallados en Judea. La mención más antigua la leemos en una inscripción dedicada a Zeus Doliqueno en Cesarea, datada ca. 1-3 d.C.27. Si se siguieron las indicaciones que Vegecio da para el nombramiento de los tribunos, este personaje debería haber destacado por sus conocimientos militares, valor y celo en el cumplimiento de su cometido28.

  • 29 Véase: IGPT, nº 162, 257-258. No se ha atestiguado en ninguna de las inscripciones recogidas en e (...)
  • 30 IGPT, nº 231, 320-322.
  • 31 Treadgold 1995, 90; Jones 1964, 2, 641.
  • 32 Veg., Epit., II.XII.2.

9En otra inscripción aparece un πριμικήριος — adaptación griega del latín primicerius — muerto ca. 370 EPA/476 d.C. cuyo nombre era de origen griego : Αντυς, « Antys », aunque aparece con frecuencia como patronímico latino bajo la forma Άντιος/Antios, de la ciudad de Antium, en el Lacio. De una forma u otra, se trata de una onomástica rara en la zona, como hacen ver los editores del corpus29. Tampoco su patronímico, Πέτρου (« hijo de Pedro »)30, permite establecer con total certeza el origen de Αντυς. Las funciones de este πριμικήριος eran las de un superintendente, en este caso en el ala acuartelada en Zoora, ocupando un rango inmediatamente inferior al del tribuno31. Y según el tratadista militar, en ocasiones eran éstos los encargados de mandar a las tropas cuando el general así lo decidía32. Por tanto, no sería de extrañar que Antius, hijo de Pedro, estuviera al frente de los equites en alguna ocasión.

  • 33 IGPT, nº 254, 341-342.
  • 34 Jones 1964, 2, 640.

10Igualmente tenemos constancia de que hacia finales del período que ocupa este trabajo, ca. 398 EPA/503 d.C., estuvo al mando de la unidad el πραιπόσιτος Πέτρος Σαμασέου, muerto a los 70 años, de origen indígena33 y que pudo haber coincidido en su etapa de servicio con el πριμικήριος Antys. Lo que ostentó Pedro, hijo de Samaseos, fue un cargo, pero no un rango. Bajo el título de praepositus pudo estar tanto un prefecto como un tribuno. De lo que no cabe duda es de que tuvo el mando efectivo de la unidad de arqueros a caballo34 durante un período de tiempo que no podemos determinar. La presencia de un oficial árabe al frente del ala de caballería pondría de manifiesto que tal vez la norma fuera ésta y no el mando de tribunos de origen occidental.

  • 35 T.Rufin, HE, XI.6; Soz., HE, VI.38; Shahîd 1984b, 146; Lenski 2002, 205-206; Martínez Carrasco 20 (...)
  • 36 PLRE, s.v. Iulius 2, 1, 481; Shahîd 1984b, 151; Lenski 2002, 206.

11Puede que la presencia de Victoriano como comandante en Zoora estuviera en función de las circunstancias políticas del momento, aunque esto sólo sea una hipótesis sobre la base de una mera coincidencia temporal. Corresponde a la revuelta de la reina árabe Mavia, durante la cual se atacaron diversas fortalezas, entre ellas las de la provincia Palaestina Tertia, que tuvo que atravesar para llegar a Egipto35. La llegada de este tribuno nos pone ante la posibilidad de que los Equites sagitarii indigenae de Zoora hubieran quedado muy dañados tras un enfrentamiento con los sarracenos. Otra hipótesis factible es que su nombramiento se debiera a las dudas del dux de Palestina acerca de la lealtad de los oficiales árabes. Sea como fuere, el nombramiento de Victoriano como tribuno se enmarcaría en un momento de inestabilidad en el limes. Asimismo, este oficial murió poco antes o poco después de que se le otorgara el mando de los ejércitos de Oriente a Julio, en 371 hasta 37836. Sobre esta base, podríamos especular con la muerte del tribuno Vitoriano durante una acción contra las tropas sarracenas de Mavia, aunque este extremo quizás sea indemostrable.

  • 37 Veg., Epit., II.XIII.1; Jones 1964, 2, 675; Treagold 1995, 88.
  • 38 Veg., Epit., II.VII.5.
  • 39 IGPT, nº 69, 162-163.
  • 40 Treagold 1995, 102-103.
  • 41 Entre los especialistas no hay unanimidad en la datación del Epitoma Re Militari, dividiéndose en (...)
  • 42 Veg., Epit., II.XX.1 y 7.

12Pero no sólo conocemos a los oficiales, sino también al δρακωνάρις, cuyo número era de 1-2 por cada ala37. El nombre de este encargado de portar el estandarte, el dragón con el nombre de la unidad38, era Καϊαμος —derivado del árabe Qaiyam39—, muerto en 288 EPA/393 d.C., incidiendo en su carácter de unidad indígena. Es interesante comprobar cómo se mantiene en el ejército de Oriente la titulatura latina, aunque helenizada, y que haya que esperar hasta el siglo viii para que en los documentos aparezca el equivalente griego del draconarius, el σκευόφορος40. Pero sus funciones irían más allá de las de llevar la enseña. Vegecio señala cómo en los siglos iv-v d.C.41 se mantuvo la costumbre de que fueran los portaestandartes los encargados de guardar el dinero de los soldados, de ahí que siga indicando que el elegido para el puesto de δρακωνάρις sea no sólo una persona íntegra sino también instruida y capaz de rendir cuentas42. Por tanto, debemos interpretar que Qaiyam era un ciudadano de cierta relevancia en Zoora y que tenía una educación que le permitía desempeñar las funciones extraordinarias que acompañaban a su cargo : sabría leer, escribir y tendría nociones de aritmética.

  • 43 IGPT, nº 237, 326-327.
  • 44 Jones 1964, 2, 653-654; Treagold 1995, 171-172.

13Pero los restos epigráficos conservados permiten ir un poco más allá en el escalafón para permitirnos conocer el nombre de uno de los στρατιώται (« soldados ») que servían en los Equites, Αἰνίας Αἰνίου (« Eneas, hijo de Eneas »), que murió ca. 377 EPA/482 d.C. a los sesenta años43. Con toda probabilidad, este Eneas habría heredado el oficio de su padre y quizás lo legara a su hijo —extremo éste sobre el que sólo podemos conjeturar—, como solía suceder entre las tropas fronterizas. Asimismo, sería probable que perteneciera a la categoría de propietarios de tierras de Zoora, aunque con toda seguridad el lote concedido, las agri limitanei, sólo sirviera para sobrevivir, completando la paga que recibía en metálico. Las tierras estaban en los alrededores de la fortaleza y no podían ser vendidas44. Él sería uno de esos στρατιώται sujetos al pago de la annona del Edicto de Beerseba dibujando una guarnición de soldados-campesinos árabes. No obstante, a pesar de que el nombre de este personaje es griego, no indicaría necesariamente un origen foráneo, ya que muchos indígenas solían adoptar nombres helénicos, como expondré a continuación.

Sociedad, economía y cultura

  • 45 Abel 1909, 91 y 99-100; Di Segni 2004, 139.
  • 46 IGPT, nº 286, 368-369.
  • 47 Jones 1964, 2, 738-739.
  • 48 IGPT, nº 62, 156.
  • 49 Hamarneh 1996, 57-75.
  • 50 Wickham 2005, 69; Jones 1964, 2, 759-760.
  • 51 Rapp 2005, 184.

14El ya mencionado Edicto de Beerseba, refleja una Zoora próspera. No eran sólo los 50 nomismata que debían pagar los limitanei, sino los 100 nomismata que tenían que aportar los κοιν[οῦ] Ζοόρ[ων] τῶν συντελ[εστῶν]45, es decir, las autoridades de Zoora encargadas del pago de los impuestos, los βουλευταί, curiales en latín. Conocemos a uno de ellos, hijo de Κασσίσος, que deriva del árabe qassis (« sacerdote »)46. Y es muy probable que, por la datación de la estela, entre finales del iv y comienzos del v, este personaje perteneciera al grupo que menciona el Edicto. Estaríamos ante un conjunto de terratenientes cuyas propiedades oscilarían entre las 25 iugera que fijó Constancio II (337-361 d.C.) y que en Oriente correspondían a una tenencia campesina, y los 300 solidi de oro, equivalentes a 150 iugera, que se impusieron como límite en 439, en Occidente con Valentiniano III (424-455 d.C.)47. Una riqueza necesaria para desempeñar sus funciones como evergetas, que sin duda alguna se daban en Zoora, como lo demostraría una de las estelas en la que puede leerse la voz ἐποίησεν48, del verbo ποιέω (« hacer »). Pero este benefactor es conocido por una inscripción que, según los editores del corpus epigráfico de Zoora, debía corresponder a un monumento funerario. Ahora bien, esto no impide que Οὐλπιανός, Ulpiano, patrocinara otras construcciones. Se trataría de un evergeta modesto que colaboró con la Iglesia en determinadas obras llevadas a cabo en el entorno de las ciudades episcopales, como demuestran los hallazgos en Jordania49. La propia inscripción, el descuido que se ve en la organización de las líneas y la forma de las letras, ponen de manifiesto esa modestia de medios. Pondría sobre la mesa que la corporación de Zoora aún estaba lejos de esa imagen de descomposición que acompañará a la institución a partir de finales del siglo v y comienzos del vi, cuando pierdan la función de recaudadores de impuestos50. De las filas de los βουλευταί saldrán los principales cuadros eclesiásticos51 y esta ciudad arabo-romana no será la excepción.

  • 52 A partir del reinado de Constantino I (306-337), equites fueron los que, junto a los senadores, c (...)
  • 53 Jones 1964, 2, 750-753.
  • 54 Jones 1964, 2, 756-757; Wickham 2005, 67-68.
  • 55 Jones 1964, 2, 776-777.

15No tenemos datos concretos, pero es de suponer que el comportamiento de los curiales de Zoora no sería diferente al de sus homólogos en el resto de las ciudades del Imperio. Hay que tener en cuenta que no todos tendrían el mismo estatus, aunque no haya pruebas que nos permitan afirmar que algunos de ellos alcanzaran el rango ecuestre52, escapando así a las obligaciones de la curia. Eran por tanto los más pobres los que tenían que ejercer las funciones en solitario, en muchos casos endeudándose para tratar de emular a los poderosos53. Son víctimas y victimarios del mismo sistema burocrático que los hace responsables con su patrimonio de los impuestos que no se recaudan, al tiempo que los convierte en implacables y despiadados con los ciudadanos comunes54, dando lugar a todo tipo de abusos. Es por tanto probable que en Zoora se diera algún tipo de patronazgo, aunque no podamos saber en qué grado. De producirse, uno de los posibles patronos que buscarían los campesinos para escapar a los abusos de los curiales podría ser el tribuno de los Equites, el πραιπόσιτος o el obispo55.

  • 56 Abel 1909, 91 y 101.
  • 57 Jones 1964, 1, 481; Di Segni 2004, 143.
  • 58 Di Segni 2004, 143.
  • 59 Jones 1964, 1, 282.
  • 60 Cotton 2009.

16El Edicto también señala de la existencia de un βικαρ[ίῳ] τῷ γινομ[ένῷ]56, alguien que había desempeñado ese oficio y había vuelto a las filas de los curiales. Esta figura nos pone delante de una ciudad compleja en su estructura administrativa, alejada de la imagen de una simple guarnición fronteriza del limes. Este personaje, del que no se ha conservado la cantidad con la que debía contribuir, era una pieza clave en la administración de justicia en Zoora, en tanto que ejercía funciones de apelaciones de los tribunales ordinarios, como representante del dux57 y muestra que el officium del duque de Palestina se habría incrementado, por lo que el Edicto reflejaría la necesidad de una contribución extraordinaria para sufragarlo58. La presencia del vicario la convertía en cabeza de un partido judicial, a la que acudirían desde otras poblaciones para recurrir las sentencias, lo cual no dejaba de representar un importante flujo de dinero además de un foco de corrupción que intentó corregir Justiniano con su reforma59. Le daría por tanto una función centralizadora del territorio ; una ciudad que quedaría un escalón por debajo de Petra, la capital de la provincia Palaestina Tertia. Las leyes que se aplicaron en este y otros tribunales del antiguo reino nabateo, fueron sin duda las mismas que estaban vigentes en el resto del Imperio, pero en esta zona hay papiros que permiten pensar que para cuestiones de derecho privado seguían rigiéndose por el sistema legal anterior a la conquista de Trajano60.

  • 61 IGPT, nº 197, 289-290.
  • 62 Jones 1964, 2, 593.
  • 63 IGPT, nº 4, 95-96.

17Tal vez sea un poco arriesgado por mi parte, pero no es del todo imposible que el vicario al que se menciona en el Edicto fuera el jefe del λιβλαρίου (lat. libellarius) Δουσάριος, que murió a los 56 años, a comienzos de 348 EPA/454 d.C.61. Es un nombre inequívocamente nabateo, para un oficio fundamental : el de ejercer como escriba y notario del tribunal62. Del mismo modo que el ὀφφικιαλίος Δημητρίος, muerto ca. 224 EPA/329-330 d.C.63, pudo estar al servicio del officium del vicario o de otro magistrado de Zoora, incluido el obispo de la ciudad. El hecho de que se mantuvieran los nombres latinos de los oficios en una zona tan poco latinizada, indica la pervivencia del latín como la lengua administrativa y del ejército por antonomasia. No obstante, el griego sería la más extendida, como lo probarían todos los testimonios epigráficos, desde las estelas funerarias al Edicto de Berseeba.

  • 64 Cribiore 2007, 182; Jones 1964, 2, 996.

18Esto nos lleva a otra cuestión no menos importante, como sería la presencia en la ciudad de una escuela pública. No son sólo Dimitrios o Dousarios, sino también el ya mencionado Qaiyam el draconarius, los personajes que sabemos necesitaron en Zoora de una instrucción para el desempeño de sus funciones civiles, judiciales y militares. Con toda seguridad, habría una escuela primaria a la que acudirían los hijos de los cuadros medios y bajos de la sociedad para aprender a leer y escribir, y algunas nociones de cálculo, en tanto que los hijos de la élite curial continuarían con su formación a manos del γραμματικός y por último del ῥήτωρ, que debía prepararlos para el desempeño de sus funciones futuras64.

  • 65 IGPT, nº 156, 251-253.

19Un papel que desempeñaron dos διδασκάλοι : Σαμιράββος (m. 332 EPA/438 d.C.)65, de inequívoco origen nabateo, y Ἰωάννες (m. 348 EPA/453 d.C.). Incluso podríamos dar un paso más allá y hablar de una familia dedicada al oficio de la primera enseñanza. Teniendo en cuenta las fechas en las que mueren y un patronímico compartido, Σαδάλλου (« hijo de Sadallas »), es probable que fueran hermanos. E incluso pensar que el propio Sadallas hubiera desempeñado el mismo oficio que sus hijos.

  • 66 Jones 1964, 2, 997-998.

20Algo más complejo de determinar, con las evidencias de las que disponemos, es si hubo escuelas de gramática y retórica en Zoora o si por el contrario tenían que marcharse a Petra o Bostra. Quizás si tenemos en cuenta que la ciudad ejercía funciones como tribunal de segunda instancia, podría plantearse la hipótesis de que las hubiera. En ellas se formarían los hijos de los curiales, destinados a ocupar los principales cargos de la administración municipal, por medio de la asunción de la tradición literaria grecorromana y cristiana. Por tanto, Zoora estaría entre las ciudades que mantuvieron a profesores y escuelas oficiales66.

  • 67 King 2017, 175-176; Jones 1964, 2, 994-995.
  • 68 Robin 2015, 127-171.
  • 69 Jones, 1981, 172.
  • 70 Shahîd 1984a, 46.

21La totalidad de las estelas está escrita en griego, lo que implica que era la lengua culta con la que la élite se representaba. Es también el idioma en que está escrito el Edicto de Beerseba, del que no hay una traducción al árabe o arameo, por lo que el conocimiento del griego debía estar, entre los siglos iv-v, muy extendido. En Zoora sucedería como en otras partes de Siria-Palestina, la lengua empleada en la educación sería el griego, hasta que el siríaco comenzó a desarrollarse, a partir del siglo v, como lengua literaria, alcanzándose una suerte de bilingüismo, como evidencian las historias recogidas por Juan de Éfeso (m. 586)67. En este medio, el árabe no pasaría de ser una lengua sin pedigrí cultural. Las inscripciones en árabe hay que buscarlas en el sur de la península arábiga68. Otra cuestión sería la lengua de culto, la que se empleaba en la liturgia. Es cierto que, desde los primeros tiempos del cristianismo, en las iglesias se traducía la liturgia al arameo69, pero no lo es menos que muchos clérigos tuvieron que aprender el griego. Pero el principal centro cultural en el Próximo Oriente no sería ni Petra ni Bostra, sino Edesa, en el norte, que rivalizaría con Antioquía, sede de una de las más importantes academias, de signo aristotélico, durante la Antigüedad Tardía. Se trataría de una competición entre dos núcleos, Edesa y Antioquía, que representaban dos modelos culturales contrapuestos y al mismo tiempo complementarios como el eran el semítico y el griego70.

  • 71 IGPT, nº 58, 152-153; nº 62, 156; nº 79, 170-171
  • 72 Keenan 1974; Papaconstantinou 2009, 460-461; Blumell 2012, 241; Sivan 2008, 102 n. 213.
  • 73 IGPT, nº 95, 189-190.

22Ese mestizaje entre ambos ámbitos queda perfectamente reflejado en la epigrafía. Uno de los rasgos que más llama la atención es la reiteración del nomen Οὐλπιανοῦ71, « Ulpiano », el del emperador Trajano. Era una práctica habitual entre las aristocracias indígenas vencidas, obligadas a adoptar el nombre de sus vencedores en el momento en el que accedían a la ciudadanía. Las élites nabateas optaron por el nomen Ulpiano del mismo modo que en Judea lo hicieron por Flavio o en el norte de África, por Julio72. Hacían ver que formaban parte de la organización política del Imperio y que participaban de la cultura griega. Hacia eso apuntaría el uso no sólo de nombres helenos, sino también latinos, como en el epitafio del sacerdote Rufo, hijo de Samarabbo, muerto ca. 302 EPA/408 d.C.73, mostrando cómo en una misma familia hubo individuos con nombres árabe y grecolatinos.

  • 74 IGPT, nº 1, 91.
  • 75 IGPT, nº 109-110, 203-204.
  • 76 IGPT, nº 215, 304-305.
  • 77 Yon 2012.

23La elección de este tipo de onomástica acaso esté en relación con un deseo de manifestar el estatus de las familias o el resultado de la semitización de los soldados romanos instalados en la provincia desde la conquista del reino nabateo, si bien esto no sea más que una hipótesis. Pero la helenización en Zoora no significó que se relegara la cultura nabatea. Así pues, se convierte casi en una norma hallar nombres como Αμήρος, transcripción griega del árabe ‘Amr (« Longevo »), junto a otros como Μακρίνος, forma helenizada del latín Macrino, siendo ambos padre e hijo74. Igual caso se da entre una hija llamada Αβουβάθη, del árabe Ḥabiba (« Amada »), cuyo padre ostentaba el nombre griego de Αἰνιας75. O un individuo de nombre Rómulo, cuyo hijo se llamaba Δουσάριος76. Ahora bien, como señala J.-B. Yon, no hay una conciencia de pertenencia étnica, teniendo en cuenta que el marco de referencia era la ciudad y que las culturas tendían al mestizaje, como prueba el caso de Palmira77.

  • 78 Eus., Onomast., s. v. Bala, 42-43.
  • 79 Hepper y Taylor, 2004.
  • 80 Procop., Pers., I.19.8-14; Io.Mal., 18, 434; Martínez Carrasco 2014, 54-55.
  • 81 Martirio de S. Aretas, § 2, 187.
  • 82 IGPT, nº 21, 116.

24La riqueza de muchos de estas familias de los estamentos medios y altos de Zoora provendría de la agricultura. En este caso, hay dos tipos de cultivos principales : la palmera datilera y el bálsamo78, que además aparecen representados en el mapa-mosaico de Madaba, como plantas características de la región79. Respecto a la explotación de palmerales, las fuentes son muy claras al respecto, indicando la presencia de importantes plantaciones de estos árboles, que se adaptan a los suelos arenosos y con alta salinidad, como los ribereños del mar Muerto, según señalé. Uno de los más conocidos era el mencionado por Procopio de Cesarea y Juan Malalas como regalo del filarca de los Banū Kinda, Abū Karib —el Abocábaro de las fuentes en griego— al emperador Justiniano, en mitad del desierto80. Y probablemente también se haga referencia a ese mismo lugar en el relato del Martirio de San Aretas en el que se dice que este φοινικῶνος (« palmeral ») estaba a treinta jornadas de viaje de la ciudad sudarábiga de Nağrān y que cuando se redactó el texto estaba bajo control de los romanos81. Es una prueba de las relaciones entre los árabes del antiguo reino nabateo, con los del Ḥimyār. Una importancia que se traslada a las estelas funerarias donde está profusamente representada, aunque con un sentido cristiano, ligado a la promesa de resurrección y vida eterna82.

  • 83 Hepper y Taylor 2004, 41.
  • 84 Hammond 1973, 65.
  • 85 Hepper y Taylor 2004, 40-41.
  • 86 Hammond 1973, 72-73.

25Pero con lo que quedaría mucho más clara esa conexión es a través de la explotación del bálsamo, ya que no es sólo el cultivo de este arbusto resinoso que crecía en las plantaciones de palmeras datileras83, sino también su exportación, con lo cual llegamos a uno de las características de la población nabatea, tenida por una « nación de caravaneros84 » : la exportación de la resina del bálsamo a otras partes del Imperio de oriente, donde era empleado en la elaboración de medicinas o en los cultos cristianos. No obstante, en la región de Zoora era necesario contar con una infraestructura hidráulica que permitiera regar el bálsamo ya que, si bien el arbusto precisa de altas temperaturas, también depende de las lluvias de verano para mantener la humedad ; unas lluvias estivales que en la zona del mar Muerto no son suficientes, de ahí que sea necesario proveer de agua a los cultivos por otros medios85. Nos pone delante de una ciudad nabatea tipo, en la que el establecimiento y continuidad del asentamiento urbano vino marcado por los conocimientos en ingeniería hidráulica que permitieron el abastecimiento y creó un paisaje específico, por medio del aterrazamiento para evitar la erosión y pérdida de tierra arable y facilitar el regadío86.

  • 87 Eus., Onomast., s. v. Fenon, 169; McCormick 2001, 46.
  • 88 McCormick 2001, 48.

26Más difícil de determinar es el impacto de las minas de cobre de Phainon. Una explotación que es descrita por Jerónimo en una interpolación en la traducción del Onomastikon como un pequeño enclave entre esta ciudad y Petra. Por lo que cuenta en el fragmento, quienes trabajaban en ellas eran los condenados en estas dos ciudades ; una mano de obra sometida a unas duras condiciones87. Éstas de Phainon, eran unas minas explotadas desde la Antigüedad88 y su supervivencia estaría ligada a la necesidad de acuñar moneda fraccionaria tanto para las transacciones comerciales diarias como para el pago a los soldados. Por eso, lo más probable es que Petra, capital de la provincia, se beneficiara del yacimiento y tal vez Zoora fuera una estación en las rutas de exportación del cobre hacia el resto del Imperio.

Conclusiones

27Sobre la base de los testimonios epigráficos se ha podido (re)construir cómo era una parte de la sociedad en una ciudad arabo-romana y ha permitido esbozar un retrato en un período muy concreto. Zoora es un ejemplo perfecto de la simbiosis que se produjo en el seno del Imperio entre las distintas etnias que convivían en él. La lengua griega es la empleada en los epígrafes en tanto que es una marca de civilización, de la cultura de una élite y sus imitadores. Pero no es menos cierto que la onomástica, si bien adaptada al griego, es en su mayoría de origen árabe/semítico, de ahí que podamos inferir la importancia del sustrato indígena, ejemplificado en la pervivencia de nombres que recuerdan a los antiguos cultos pre-cristianos. Sin embargo, el aparato del Estado, la administración y el ejército, se expresa en latín. Es lo que se deduce acerca de la helenización de todos los cargos públicos, apuntando al empleo del griego y el latín, que en el caso concreto de Zoora incluiría también el arameo con rastros árabes, aunque no hayan quedado rastros epigráficos de esto último.

28Ciudad importante en el sistema defensivo articulado en torno al limes, debía buena parte de su prosperidad a su carácter fronterizo. Ejercía como punto de encuentro de las rutas caravaneras y las calzadas que conectaban Ayla con Damasco. Pero sobre todo gracias a técnicas agrícolas que permitieron poner en cultivo tierras poco adecuadas. La administración imperial, fundamentalmente el cobro de impuestos y la administración de justicia, estarían centradas en Zoora, convirtiéndola en un polo de atracción para las poblaciones circundantes.

29Los árabes no son por tanto un cuerpo extraño dentro de la koiné mediterránea. Participan del mundo cultural helenístico, expresándose muchos de ellos en griego ; rigiéndose por los mismos códigos civiles y religiosos que un hispano o un italiano. Zoora, a través de sus testimonios epigráficos, es el mejor ejemplo de lo que fue ese sustrato común, patente en la tradición aquilatada en ciudades que formaron parte de una red de intercambios de personas, mercancías e ideas.

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Notes

1 Politis 1998; Politis 2005; PolitisO’HeaPapaioannu 2007; PolitisSampsonO’Hea, 2009.

2 Véase: http://www.hsnes.org/current_project_020.htm [última visita: 29/01/2020]

3 Son fundamentales los estudios contenidos en: Little 2007; Haldon 2010. Véase también: Stathakopoulos 2016; Martínez Carrasco 2018.

4 Meimaris 1992, 146-148.

5 Ptol., Geog., V.17.4.

6 Bowersock 1983, 85. Para una completa descripción de la Petra nabatea: Hammond 1973, 41-57.

7 Farrokh 2007, 159.

8 Shahîd 1984a, 20-21, n. 6.

9 Amm.Marc., XIV.8.13; Ball 2000, 15-17.

10 Shahîd 1984a, 22-23; Bowersock 1983, 93-94.

11 Isaac 1990, 121.

12 Hoyland 2001, 75-76; Dignas y Winter 2007, 23-25; Canepa 2009, 82-83; Hoyland 2009, 380; Di Segni 2018.

13 Jones 1964, 2, 609.

14 Jones 1964, 1, 57; Bowersock 1983, 143-144.

15 Shahîd 1984a, 26; Isaac 1990, 163-164.

16 St.Byz., s.v. Ζόαρα, vol. 2, 204.

17 Eus., Onomast., s.v. Bala, 42-43.

18 Not. Dig., Or. XXXIV, 26.

19 Ante la falta de datos para poder fecharlo de manera precisa, se han propuesto varias hipótesis que van desde situarlo durante el reinado de Teodosio II (408-450), ca. 443, hasta ubicarlo durante el gobierno de Justiniano I (527-565), señalando terminus post quem la Novela 103 de 536. Véase: Sloan 2010.

20 Abel 1909, 91 y 99; Di Segni 2004, 139.

21 Abel 1909, y 99.

22 Jones 1964, 2, 676-677.

23 Jones 1964, 2, 566.

24 Di Segni 2004, 146.

25 Feissel – Gatier, 2005, nº 538, 562-563.

26 IGPT, nº 30, 127-128.

27 CII/P, 2, nº 1134, 44-45. Para las variantes del nombre Víctor/Victoriano, véase el índice onomástico CII/P, 3, 731.

28 Veg., Epit., II.XII.2.

29 Véase: IGPT, nº 162, 257-258. No se ha atestiguado en ninguna de las inscripciones recogidas en el CII/P.

30 IGPT, nº 231, 320-322.

31 Treadgold 1995, 90; Jones 1964, 2, 641.

32 Veg., Epit., II.XII.2.

33 IGPT, nº 254, 341-342.

34 Jones 1964, 2, 640.

35 T.Rufin, HE, XI.6; Soz., HE, VI.38; Shahîd 1984b, 146; Lenski 2002, 205-206; Martínez Carrasco 2014, 45-46.

36 PLRE, s.v. Iulius 2, 1, 481; Shahîd 1984b, 151; Lenski 2002, 206.

37 Veg., Epit., II.XIII.1; Jones 1964, 2, 675; Treagold 1995, 88.

38 Veg., Epit., II.VII.5.

39 IGPT, nº 69, 162-163.

40 Treagold 1995, 102-103.

41 Entre los especialistas no hay unanimidad en la datación del Epitoma Re Militari, dividiéndose entre quienes defienden que Vegecio se lo dedicó a Teodosio I (379-395), y lo sitúan antes de 388 — señalando que no hay alusiones a las guerras civiles que estallaron ese año — [véase: Richardot 1998] y aquéllos que optan por Valentiniano II (375-392) como su destinatario, llevándola por tanto hasta los años finales del siglo iv y teniendo también en cuenta la revisión del texto ca. 450 por Flavio Eutropio [véase: Zuckerman 1994; Janniard 2008].

42 Veg., Epit., II.XX.1 y 7.

43 IGPT, nº 237, 326-327.

44 Jones 1964, 2, 653-654; Treagold 1995, 171-172.

45 Abel 1909, 91 y 99-100; Di Segni 2004, 139.

46 IGPT, nº 286, 368-369.

47 Jones 1964, 2, 738-739.

48 IGPT, nº 62, 156.

49 Hamarneh 1996, 57-75.

50 Wickham 2005, 69; Jones 1964, 2, 759-760.

51 Rapp 2005, 184.

52 A partir del reinado de Constantino I (306-337), equites fueron los que, junto a los senadores, conformaron la comitiva del emperador, y era éste quien, por medio de una carta, lo otorgaba sobre todo a aquéllos que habían desempeñado un oficio que llevara aparejado ese rango. El acceso al orden senatorial era más complejo, por todo el peso de la tradición que llevaba aparejada la institución. Véase: Jones 1964, 2, 525-530.

53 Jones 1964, 2, 750-753.

54 Jones 1964, 2, 756-757; Wickham 2005, 67-68.

55 Jones 1964, 2, 776-777.

56 Abel 1909, 91 y 101.

57 Jones 1964, 1, 481; Di Segni 2004, 143.

58 Di Segni 2004, 143.

59 Jones 1964, 1, 282.

60 Cotton 2009.

61 IGPT, nº 197, 289-290.

62 Jones 1964, 2, 593.

63 IGPT, nº 4, 95-96.

64 Cribiore 2007, 182; Jones 1964, 2, 996.

65 IGPT, nº 156, 251-253.

66 Jones 1964, 2, 997-998.

67 King 2017, 175-176; Jones 1964, 2, 994-995.

68 Robin 2015, 127-171.

69 Jones, 1981, 172.

70 Shahîd 1984a, 46.

71 IGPT, nº 58, 152-153; nº 62, 156; nº 79, 170-171

72 Keenan 1974; Papaconstantinou 2009, 460-461; Blumell 2012, 241; Sivan 2008, 102 n. 213.

73 IGPT, nº 95, 189-190.

74 IGPT, nº 1, 91.

75 IGPT, nº 109-110, 203-204.

76 IGPT, nº 215, 304-305.

77 Yon 2012.

78 Eus., Onomast., s. v. Bala, 42-43.

79 Hepper y Taylor, 2004.

80 Procop., Pers., I.19.8-14; Io.Mal., 18, 434; Martínez Carrasco 2014, 54-55.

81 Martirio de S. Aretas, § 2, 187.

82 IGPT, nº 21, 116.

83 Hepper y Taylor 2004, 41.

84 Hammond 1973, 65.

85 Hepper y Taylor 2004, 40-41.

86 Hammond 1973, 72-73.

87 Eus., Onomast., s. v. Fenon, 169; McCormick 2001, 46.

88 McCormick 2001, 48.

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Pour citer cet article

Référence papier

Carlos Martínez Carrasco, « Estructura social de una ciudad romano-nabatea a través de la epigrafía : Zoora entre los siglos IV-V d.C. »Anabases, 34 | 2021, 29-45.

Référence électronique

Carlos Martínez Carrasco, « Estructura social de una ciudad romano-nabatea a través de la epigrafía : Zoora entre los siglos IV-V d.C. »Anabases [En ligne], 34 | 2021, mis en ligne le 29 octobre 2023, consulté le 19 février 2025. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/anabases/12492 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/anabases.12492

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Carlos Martínez Carrasco

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