Horacio Tarcus, El socialismo romántico en el Río de la Plata
Horacio Tarcus, El socialismo romántico en el Río de la Plata, México, FCE, 2016.
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1Son evidentes las primeras características del libro de Horacio Tarcus : la claridad y la simetría. En efecto, supo organizar el autor una materia compleja y variopinta en dos grandes capítulos separados por un « intermezzo ». El primero está dedicado al socialismo argentino, mayormente porteño (se titula Del lado de acá, es decir de nuestro lado, en nuestra ribera del Río de la Plata) y el segundo al socialismo en el Uruguay, en la capital sitiada del país. Se titula por supuesto Del lado de allá, del lado de ellos, en la otra ribera del Río. En cuanto al « intermezzo », está centrado en el incesante vaivén de hombres e ideas entre ambas orillas del Río ; y los tres bloques de texto van antecedidos ellos mismos por una larga introducción teórica y metodológica.
2La amplitud de dicha introducción se justifica plenamente por ser ella la preparación y presentación del libro que estamos comentando y la del volumen que saldrá más tarde (sin duda al año que viene) y que tratará del período 1852-1880. La pertinencia de los enfoques de Horacio Tarcus sobre historia intelectual en general (que nosotros no distinguimos de la historia de la ideas) y, en particular, sobre la de su propio país, justificaría, sin duda alguna, una edición aparte de dichas páginas. Éstas empiezan por una justificación argumentada del uso del concepto de « socialismo romántico ». Muestra el autor que dicho concepto compendia perfectamente el conjunto de los socialismos anteriores a Marx y que, además, tiene la ventaja de implicar vínculos con la literatura coetánea. Prosigue su reflexión con la crítica de la dicotomía, instaurada por Marx y Engels, entre socialismo utópico y socialismo científico. Horacio Tarcus explora metódicamente todas sus implicaciones y consecuencias mortíferas sobre el pensamiento y los movimientos obreros, en el pasado como en la actualidad. No sólo resulta posible darle vuelta a la calificación de « utópico » contra Marx y Engels, como lo hace el autor, después de Eduard Bernstein y Georges Sorel, sino que pensamos – refiriéndonos a los trabajos de Marcel Ollivier – que se puede hacer lo mismo con la de « romántico », lo cual no carece tampoco de consecuencias en cuanto a historia de las ideas socialistas, tanto en el Río de la Plata como en Europa. Las páginas dedicadas a este asunto figuran entre las más sugestivas de la introducción. Horacio Tarcus formula después una pregunta sustancial que orienta toda su investigación : ¿Están « fuera de lugar », irrelevantes, en el Río de la Plata, en el seno naciones inacabadas, entre los años 1830 y 1850, las ideas del socialismo romántico ? Empieza a contestar la pregunta con una teoría detallada de la circulación de las ideas, que divide en varios momentos : producción, difusión, recepción, apropiación o, dicho de otro modo, con nuestro vocabulario, producción, importación y creolización creativa. Sea lo que sea, las consideraciones argumentadas de esta introducción teórica y metodológica terminan barriendo definitivamente las acusaciones de falta de originalidad del romanticismo social y literario en América latina. Igualmente podrían ser provechosas para el estudio de otros casos en historia de las ideas (pues las ideas son realidades esencialmente viajeras), por ejemplo, al acaso, la recepción del fourierismo en Rusia o la del pensamiento griego en el mundo musulmán.
3Si fuera preciso hallar alguna imperfección en dicha introducción, diríamos que, a veces, la descomunal erudición del autor, con su acumulación de referencias a los precursores de su propio pensamiento, embota el vigor de sus demostraciones y oscurece algo su originalidad, sobre todo cuando acude a conceptos tomados de la crítica literaria. Por ejemplo cuando opone la estética de la producción a la estética de la recepción. No se sabe muy bien a qué viene la estética en asuntos de concepción, difusión o lectura de ideas políticas, económicas o sociales, excepto, por supuesto, a embellecerlas para hacerlas más convincentes.
4En el primero de los tres grandes capítulos del libro, Del lado de acá, el autor se centra sobre la historia de la generación intelectual argentina de 1837, desde su nacimiento hasta su dispersión, con una breve incursión allende los Andes, dedicada al primer exilio, en Chile, de los miembros y simpatizantes de la Joven Argentina. Antes de pasar a la descripción metódica, prácticamente diaria, de las actividades de los estudiantes argentinos y mostrar cómo pasaron en breve tiempo de las inquietudes culturales a las preocupaciones políticas, el autor tiene que describir el paisaje intelectual de la Francia romántica, que constituye casi todo el equipo intelectual de aquellos jóvenes increíblemente galicistas y francófilos. Al respecto, Horacio Tarcus da prueba de un saber y de una documentación bibliográfica sin tacha. En cuanto a sus páginas porteñas, recurrió a documentos y libros que no pudimos conseguir cuando trabajábamos sobre la cuestión y hasta a documentos cuya existencia ignorábamos, en particular a la valiosa autobiografía de Vicente Fidel López. En tales condiciones, nos alegró leer la confirmación de nuestra hipótesis : en Buenos Aires, por cierto, había sansimonianos, pero ninguna lectura directa del conde de Saint-Simon, sustituida por la de los escritos de uno de sus discípulos más heréticos, Pierre Leroux, el inventor de la voz « socialismo ».
5Nos enseña el autor que a esta corriente principal se añade la influencia de muchos otros teóricos franceses, Fourier entre otros, así como la poderosa inspiración romántica de Mazzini y la Joven Italia. Demuestra entonces la plena utilidad del manejo del concepto de « socialismo romántico », en particular lejos de Francia o de Italia, lejos de los Fundadores y guardianes de las ortodoxias doctrinales, cuando tienden a desdibujarse las fronteras entre las doctrinas diversas. Parece que la difusión de lo que llamamos las « vulgatas del socialismo » que, capítulos tras capítulo, comparan les distintas doctrinas, no impidió cierta confusión, por lo menos en el Río de la Plata. El capítulo acaba por una aclaración documentada sobre el papel paternal y ejemplar que los exiliados argentinos desempeñaron cerca de los jóvenes románticos chilenos, Francisco Bilbao, Santiago Arcos, José Victorino Lastarria y algunos otros, y, por vía de consecuencia, sobre su papel en la preparación de la revolución de 1848-1852 en Santiago y en la creación de la Sociedad de la igualdad, el primer partido político moderno de la historia de América latina. De paso, Horacio Tarcus destaca la importancia de una figura poco conocida, por ser algo posterior a la generación de 1837, la de Mariano Fragueiro, un economista y hombre de negocios argentino, también desterrado a Chile, cuya obra, marcada por un realismo económico frío, recuerda la de Santiago Arcos.
6En cuanto al « intermezzo », se interesa por el paso de hombres e ideas de un lado a otro del Río, con un estudio pormenorizado de los recorridos intelectuales y geográficos. Horacio Tarcus insiste sobre la pelea periodística entre los militantes de la Joven Argentina, refugiados en la capital del Uruguay, y los aduladores de la dictadura de Juan Manuel de Rosas. Señala también que, al cruzar hacia la ribera oriental, las ideas evolucionan y los hombres cambian y que, por consecuencia, éstos « se bifurcan ». El autor describe dichas evoluciones gracias a su conocimiento de la prensa de Buenos Aires y Montevideo de aquellos años. Al respecto, desplega un saber que ninguno de sus antecesores poseía, incluso el autor de los presentes renglones. Sólo hay un punto en el que nos permitiríamos discrepar. Nos parece que la nueva redacción de la Creencia social de 1837, escrita en Montevideo en 1846 por Echeverría y titulada Dogma socialista, es un texto más claro, más preciso, más concreto y menos descabellado, más pegado a las realidades económicas y sociales del lugar y del tiempo, que la versión original.
7Del lado de allá, el último gran capítulo del libro, está dedicado al estudio minucioso del caldo de cultivo intelectual constituido por la ciudad de Montevideo, asediada por las tropas del general Oribe, el aliado de Rosas. El autor nos muestra que, en la « Nueva Troya » (así bautizada ad vitam aeternam por Alejandro Dumas), sobre todos los temas, filosóficos, sociales, económicos o políticos, los debates y las polémicas que tuvieron lugar no tenían nada de provinciano respecto de las corrientes intelectuales europeas contemporáneas. Al pintar este cuadro, zanja implícitamente la cuestión que planteaba en su introducción : no, tales debates no estaban « fuera de lugar ». Incluso prefiguraban los repetitivos dilemas de la historia argentina y uruguaya : federalismo o centralismo, democracia o dictadura, socialismo o capitalismo, proteccionismo o librecambio. Nos parece que los dos puntos fuertes del capítulo son el descubrimiento del economista Marcelino Pareja y el balance definitivo sobre la obra en el Río de la Plata del fourierista francés Jean-Baptiste Eugène Tandonnet. Las páginas que tratan de Marcelino Pareja constituyen un auténtico hallazgo de este actor destacado de la vida intelectual de la época romántica en aquella región del mundo. Su crítica del liberalismo económico, inspirada por Sismondi, así como la de los estragos de la acumulación capitalista, cobran a veces un sorprendente tono premarxista. Igual que para el resto de los pensadores estudiados en el libro, el autor supo reunir y estudiar textos diseminados, en este caso fragmentos de una obra importante que el tiempo estaba a punto de borrar. Se trata pues de un trabajo arduo, todavía más meritorio que para escritores o pensadores que ya figuran en estudios y antologías.
8En cuanto a los tres subcapítulos que tratan de Tandonnet, una vez más, la tarea del autor no ha sido posible sino mediante una atenta lectura de la prensa argentina y uruguaya y, en particular, gracias a la de Le Messager français, el periódico de Tandonnet. A diferencia de lo que pensábamos antes de leer estos renglones, Horacio Tarcus comprueba que el eco de este periódico no fue amortiguado por el idioma en el cual estaba redactado, tampoco por el público al cual iba destinado, sino que suscitó auténticas reacciones polémicas, y eso por ambos lados del Río. Sólo quedan por aclarecer las relaciones que Tandonnet mantuvo con los fourieristas franceses que intentaban construir la Armonía en sus dos falansterios del Santa Catarina. La obra termina con una bibliografía minuciosa, y probablemente exhaustiva, que, desdichadamente, no distingue a las claras entre estudios y documentos susceptibles de servir de fuentes primarias a la investigación. No por ello dejará de ser indispensable a cuantos historiadores de las ideas en América latina que se interesen por el demasiado desconocido siglo XIX.
9En conclusión, nos parece que el libro de Horacio Tarcus constituye un brinco cualitativo notable en la investigación sobre historia de las ideas en América latina ; sin duda por ser le autor el primer investigador en este dominio a quien no se le puede reprochar conocer mejor las fuentes francesas que las disponibles en su propio país. Ahora bien, sustancialmente, leer tal libro resulta, por supuesto, algo desalentador. Exilio, clandestinidad, resistencia, diseminación de hombres, de ideas, de libros : la historia rioplatense parece balbucear, desde la barbarie de Rosas hasta la de las dictaduras de Seguridad nacional ; lo cual no nos impide esperar con impaciencia el volumen dedicado a los años 1852-1880, del cual no dudamos que resultará tan importante como las páginas que acabamos de comentar.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Pierre-Luc Abramson, «Horacio Tarcus, El socialismo romántico en el Río de la Plata», Amerika [En línea], 16 | 2017, Publicado el 12 junio 2017, consultado el 06 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/amerika/7913; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/amerika.7913
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