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Dossier "Coup d'état en Argentine et Guerre des Malouines"
Coup d'État : militaires, résistants et artistes

Un hijo del limo: el lugar de la poesía y la militancia en la obra de Miguel Ángel Bustos

Mirian Pino

Resumos

Uno de los aspectos centrales en la academia argentina del nuevo milenio, consecuencia del golpe de Estado cívico militar eclesial de 1976, fue el estallido y la persistencia de estudios tanto disciplinares como interdisciplinares en torno a la relación entre política y poesía. Auge que se articula con la abundancia de la producción científica sobre la memoria y más tardíamente entre ésta, la agenda de DDHH y la literatura. Nombres como los de Juan Gelman, Alejandra Pizarnik, Néstor Perlongher, Francisco Urondo, Roberto Santoro comienzan a ser objetos de estudio de la crítica. En lo tocante a la producción de Miguel Ángel Bustos, contemporáneo a la formación de los poetas de la Generación del 60, no ha sido objeto de estudios académicos, salvo el de Ana Porrúa mientras que he podido ubicar notas como las de Susana Cella, Julián Axat y Daniel Freidemberg, entre otros. Miguel Ángel Bustos fue detenido el 30 de mayo de 1976, y sus restos identificados en el año 2014. Periodista, docente universitario, militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, y poeta prolífico. Su producción tanto poética como periodística ha sido reunida y publicada por su hijo Emiliano Bustos. En esta dirección, me detendré en la constitución del campo cultural, en el interregno 60-70, para luego desplegar mi hipótesis de lectura referida a su obra como una discontinuidad con respecto a la poesía en boga en el interregno 60- 70 del siglo XX. Finalmente, enfatizaré su texto El Himalaya o la moral de los pájaros (1970).

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Palabras claves:

poesía, Bustos, compromiso, militancia

Géographique:

Argentina
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Texto integral

1Corre la noche del 30 de mayo de 1976, en Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Flores. Un hijo del limo es detenido y desaparecido; su nombre Miguel Ángel Bustos poeta, periodista, militante, también cursó tres años de la carrera de Letras Modernas, en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Bustos figura entre los treinta mil desaparecidos y sus restos fueron identificados en el año 2014 por la labor de los médicos del Equipo Argentino de Medicina Forense. Ésta es una breve síntesis de un itinerario vital en el cual se conjugan, desde mi perspectiva, la problematización del encuentro entre Bustos escritor y militante, la pluma y el fusil, dualidad a la que alude Claudia Gilman para potenciar qué se entendía en las décadas sesenta y setenta del siglo XX como “escritor comprometido”; expresa la investigadora:

El compromiso implicaba una alternativa a la afiliación partidaria concreta, mantenía su carácter universalista y permitía conservar la definición del intelectual como la posición desde la que era posible articular un pensamiento crítico. De este lugar simbólico del intelectual como conciencia crítica, muchos de los escritores del período fundaron su legitimidad. (Gilman, 2003: 73).

2Desde mi perspectiva, Bustos no pertenece a ninguna de las dos esferas que convivían en el campo cultural argentino, me refiero a los “intelectuales” versus “antintelectuales”, si por esta oposición entendemos fronteras delimitadas, entre aquel escritor que asume su posición política frente a otra, más contundente y definible como “revolucionaria”, supeditada a la dirigencia política. Bustos es autor de una extensa obra poética que arranca en la década del cincuenta con Cuatro murales (1957) para culminar en 1970 con El Himalaya o la moral de los pájaros; la recopilación integral de su obra fue realizada por su hijo Emiliano Bustos; en ella se registran otros poemas dispersos, posteriores a la fecha indicada más arriba y acompañada por dos poemas de Juan Gelman “Vinos” y “Ahora”, más el prólogo de su hijo y una nota de Aldo Pellegrini. Asimismo, cabe destacar las reproducciones de dibujos del autor, que en la década del 60 y en la recopilación de su hijo forman una unidad indisoluble.

3Como lo señala Emiliano Bustos en la nota introductoria a la recopilación Visión de los hijos del mal (2008/2014) que lleva el título del libro publicado en 1967, el autor tampoco se ajusta del todo a las poéticas en boga como el grupo del 60. Y esta característica se deduce por su presencia en el campo cultural argentino, postrevolución cubana y la modalidad del latinoamericanismo pregnante en todas las manifestaciones artísticas, más apegado al referente y a lo testimonial; el latinoamericanismo dividía las aguas entre aquéllos que abogan por la militancia y otros que se alejan de la premisa relacionada a las formas de representar la historia en el arte; desde mi perspectiva esta partición es una recreación de la división de la crítica que supo aplicar a las vanguardias históricas del siglo XX en América Latina, me refiero a la dicotomía, un tanto artificial, entre vanguardia estética y política. En el caso de Bustos se trata de una historia copresente de América Latina, de una resistencia política que lo conduce a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT.

  • 1 Todas las citas realizadas en torno a este texto siguen a la segunda edición de Miguel Ángel Bustos (...)

4Militancia y lectura, pero ¿qué lecturas? El Romanticismo, los surrealistas franceses, Charles Baudelaire, el Conde Lautreamont, Arthur Rimbaud, la cábala, las religiones orientales, el conjunto del símbolos que acompañan a la masonería, conocimiento que hereda de su abuelo materno Carlos Von Jöcker, junto con un saber exhaustivo de la cultura precolombina. Esta tradición también era común a los intelectuales de la época, en todo caso Bustos se aleja en términos de una poética que transformará tanto esta cultura como el mito del Hombre Nuevo bajo formas que no eran las más comunes. No menos cierto es su admiración por Leopoldo Marechal, quien le prologará Visión de los hijos del mal, y su relación literaria con Aldo Pellegrini y Alberto Girri. Para abordar con más precisión en estos aspectos me detendré en El Himalaya o la moral de los pájaros1.

5Es importante acotar también, que Bustos se ubica en un conjunto de escritores en el continente que introducirán una cuña a la hegemonía cultural como lo fue José Lezama Lima, por ejemplo, a quien nuestro escritor le dedica una extensa nota publicada en el periódico “La opinión”, en el año 1975. Asimismo tanto Ana Porrúa como Julián Axat han indicado tradiciones religiosas, ligadas a la construcción o al laboratorio creador de un conjunto de autores entre los que se cuentan el ya citado Lezama Lima, Ernesto Cardenal, Roque Dalton, entre otros, me refiero al cristianismo. También he de acotar, que la cosmogonía cristiana aparece en la prensa gráfica de izquierda, valga como ejemplo los editoriales firmados por Carlos Quijano, director del semanario uruguayo Marcha, en ellos construía un discurso acerca del Hombre Nuevo, a partir de la base religiosa. En el caso de Bustos hará ingresar dicha tradición a su obra junto con prácticas; es decir, mientras Cardenal, por ejemplo, trae a sus textos la cultura cristiana como también lo hará en los ochenta del siglo XX Omar Cabezas con su testimonio La montaña es algo más que una inmensa estepa verde (1982), los caminos de Bustos harán otras incursiones más complejas, relacionadas a la masonería, el ocultismo, la alquimia, la influencia de la religión oriental, entre otros saberes.

6Por otra parte, como ya consigné, estaba en pleno desarrollo el grupo de poetas denominado Generación del 60, que tuvo diferentes resoluciones estéticas en un arco que abarca a Juan Gelman, Paco Urondo, Roberto Santoro, entre otros. Bustos se dedica al periodismo, a escribir notas críticas en diferentes semanarios de difusión masiva al tiempo que publica también en los diarios de corte político, producto de la militancia entre los que se cuenta “Nuevo Hombre”, órgano de difusión del PRT. También es considerado como un poeta potente por críticos y escritores de esas décadas. En la labor periodística puede advertirse la articulación entre la política y la poesía. No solo porque Bustos es un lector avieso sino que si consideramos El Himalaya o la moral de los pájaros y cotejamos qué notas culturales escribió para los periódicos La Opinión, Panorama, Clarín y El cronista comercial, entre otros, es posible pensar una operación a través de ambos lenguajes de trasvase no intertextual, sino de una visión acerca de la historia de América Latina común en ambos discursos. Asimismo, en “Nuevo Hombre” publicará en 1973 el poema a la masacre de Trelew, “Sangre de agosto”.

7El Himalaya… es un regreso a la cosmogonía amerindia cuyo ensayo ya es posible cotejarlo en un libro anterior Visión de los hijos del mal; en esta dirección el Cuarto Mundo es trabajado por Bustos a través de variadas plumas para entablar un diálogo con la Historia. También es importante acotar que si bien una de las influencia fue el surrealismo, tal registro no posee idéntico impacto como en Alturas de Machu Pichu, de Pablo Neruda. Libro leído y respetado por la sustancia épica en los letrados de la izquierda latinoamericana del momento, e incluso reseñado por Bustos. En la poética de nuestro autor, en su gesta indigenista ingresan otros registros estéticos, donde anida un abanico de lecturas a modo de máquina que produce sentido; en las reseñas periodísticas es importante señalar las notas sobre autores que conforman piezas de lectura en las cuales advierto la presencia de Lezama Lima y el barroco, Lautréamont y las dualidades irresueltas, como punto axial de Los Cantos de Maldoror; Gérard de Nerval y el Romanticismo, la masonería; Leopoldo Marechal y Adán Bueno Aires, uno de los personajes de quien tomará el rito iniciático y la construcción de arquetipos.

8Tendremos que esperar la reivindicación, en las últimas décadas, de la memoria y los DDHH para que la crítica se asome nuevamente a los aportes de Bustos sin abroquelarlo solo en la figura de un “poeta desaparecido”; esta cuestión fue señalada por Julián Axat en su interesante artículo “Un mapa oculto en el lomo del tigre. Sobre la poesía de Miguel Ángel Bustos” (artículo consultado en línea). ¿Es importante esta definición? Desde mi perspectiva sí, tanto como lo es de aquéllos que desarrollaron su labor en el exilio forzado o no, y que tienen una producción importante y de escasa circulación en el campo académico, tal es el caso de Néstor Ponce o Pablo Urquiza, entre otros, ambos residentes en Francia.

9A modo de conclusión preliminar es posible señalar en Bustos un movimiento escriturario transversal, una militancia con la palabra poética y periodística “fuera de lugar”, y un largo silenciamiento durante no solo la dictadura, sino también durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado, salvo notas y artículos firmados por Susana Cella, Ana Porrúa, contratapas de Daniel Freidemberg, Jorge Monteleone, y las notas de Julián Axat junto con recopilaciones realizadas por Emiliano Bustos en el nuevo milenio.

Tradición y modernidad

10Octavio Paz señaló en Los hijos del limo (1972) una tensión propia en el arte referida a los límites entre tradición y modernidad. Pareciera que la primera es ínsita de la segunda, sin ella no podría postularse la modernidad ya que se parte de un estadío previo. Particularmente registrable en la literatura, y con más precisión en la poesía, el encuentro problemático entre ambas implica al mismo tiempo un movimiento que regresa al pasado, lo presentiza para articularlo con diversas tradiciones como la europea. Es en definitiva, lo que Ángel Rama llamó para pensar la literatura como transculturación. Esta perspectiva, es interesante si partimos de Bustos y de El Himalaya o la moral de los pájaros, texto aparentemente despegado de la referenciación histórica; sin embargo, el mismo hecho de construir una escritura a partir de la tradición incaica y mesoamericana en conjunción con el cristianismo, la cábala, la masonería y la cultura oriental, lo convierte en un autor que planteará una poética alterna con respecto a las que circulaban en el interregno sesenta y setenta. Ni adscripto al neo indigenismo, fuera también del realismo localista, la búsqueda de Bustos recorre otros caminos, alejado de la consagración literaria, propia de una lógica de campo convulsa y entretenida en el boom latinoamericano, en el debate de premios, en el rol de revistas literarias y las editoriales.

11Como lo indica Paz, y es pertinente para pensar en la obra de Bustos, ésta es una ruptura, una discontinuidad no solo con las estéticas realistas tanto sincrónica como diacrónica. Emiliano Bustos lo liga a las vanguardias históricas, en mi caso sostengo que les confiere una vuelta de tuerca, toma de ellas como el surrealismo pero lo transfigura; en El Himalaya… hace deambular al lector por la asunción de imágenes que si bien poseen formato surreal son más que esto; un yo que relata en el primer libro la búsqueda de Himalaya y la presencia del símbolo del cristal como la unión entre el espíritu y el intelecto; me pregunto si por diversos caminos una franja importante de la militancia de los setenta potenció esta conjunción que Bustos la resimboliza en la poesía; me refiero más precisamente no solo a los autores sino a los escritos del Che. Es decir, en una fase de profundo adoctrinamiento político, en el cual el latinoamericanismo era una de las formas que asumía la militancia, Bustos prefiere para la poesía otros caminos, más sinuosos, sugerentes, ligado a mi entender a quebrantar la tradición moderna e inscribirse en otra, más polémica. De allí la dificultad para encasillarlo en una generación precisa. A propósito de esto indica el autor en 1971 a través de una entrevista publicada en el periódico Clarín:

Yo creo que la poesía es de origen divino. Eso lo creo absolutamente. […], eso no quita en mi caso una militancia. […]. Creo que es imposible escapar de esa militancia política desde el momento que no se puede escapar de nada. Es mejor conceder que la militancia política nos tome que tratar de huir de ella. Es irremediable. (Prólogo de Emiliano Bustos a Visión de los Hijos del mal, 2013: 19)

El Himalaya o la moral de los pájaros

12Resulta más que revelador la Obertura a los cuatro libros “sapienciales” de El Himalaya ya que en ella aparece un enunciado, “testimonio”, cuyo sentido está alejado del uso que los escritores contemporáneos a Bustos le confirieron. Aquél se relaciona con una experiencia personal que hunde sus raíces también en una cultura milenaria y colectivista; experiencia iluminante que es considerada por Bustos como “un juguete”, bajo la forma de un cristal, es decir, de la transparencia, agrego, en la opacidad misma del lenguaje poético. Lenguaje en busca de la revelación que se complementa con los dibujos realizados por Bustos; esta juntura entre dos lenguajes artísticos es particularmente relevante porque el autor buscará reproducir en el lenguaje verbal la potencia de las imágenes. Los libros que constituyen El Himalaya… son cuatro: “El sol antiVerbal”, “Mar tenebrarum”,“La tierra naciente” y “Monte silencio del Verbo”; ellos conforman una iniciación que comienza no bien el yo experimenta los ceremoniales de la comunión; así lo expresa:

En Mi Primera Comunión, en el casamiento atroz del moño con ese traje azul, el primero de los tristes uniformes, llevé mi cristal. Colgado en mi cuello lo mecía, alejado caía sobre mis huesos, jugaba con sus infinitas caras, con su enigma: dragón-madre de enigmas. (Bustos, 2014:244-245).

13El segundo libro está constituido a su vez por cuatro partes, en las cuales combina narración poética y poesía narrativizada. El viaje iniciático culminará en cada libro con una llegada y ascensión en gradas. Así, en el primero la ascesis pagana se realiza desde el Sol NoVerbal hasta el Sol Negro, combinando en su sentido varias tradiciones, desde la precolombina hasta la egipcia; el primer sol está referido a las culturas ancestrales mientras que el segundo posee una genealogía que si bien puede rastrearse en las culturas milenarias, infiero una influencia de Nerval; el sol negro está asociado a los demoníaco, frente al cual el yo entabla la lucha entre dos polos opuestos revelados en varios pasajes a través del sueño.

14En este tramo el lector puede advertir que arranca de la tradición cristiana del bautismo hasta llegar a la cultura precolombina, en la cual se encuentran las fuerzas contrarias, la sabiduría ancestral indígena frente a la Inquisición. He de acotar en este aspecto que Bustos lleva al extremo la experiencia de la búsqueda del conocimiento,simbolizado en el cristal. Julián Axat ha aludido a la construcción del Hombre Nuevo, que como consigné más arriba, no estaba desligada de experiencias diversamente religiosas en la militancia y en la poesía, tal es el caso de Ernesto Cardenal, Roque Dalton y Juan Gelman. Es una constante en el texto de Bustos la lucha entre las dualidades, que tiene que atravesar para encontrarse con el conocimiento. Tema este simbolizado a través de Ojo, que todo lo Ve, quizá de tradición masónica.

15El texto recupera la tradición precolombina y combina otras culturas asentándose por momentos en pasajes cercanos a La divina comedia, de Dante Alighieri, La Odisea homérica, La Eneida, de Virgilio, o el Adán, de Marechal en lo tocante al pasaje infernal como así también a la obra de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas. Si bien los motivos del viaje, la infancia y el sueño provienen de la tradición romántica, y fue recuperada por el surrealismo, Bustos transforma como alquimista el ethos individual para convertirlo en colectivo. El mar “de mercurio”, un mar de la alquimia, implica el desplazamiento tanto de los españoles como de los hombres “en estado salvaje”. Así, sobre la base de un texto de iniciación el yo ingresa al Cuzco y recorre 9 patios, como los anillos de Alighieri; el texto plantea la búsqueda del conocimiento a través de las dualidades cósmicas bien-mal, cielo-infierno, sol antiverbal-sol negro. En el transcurso de la caminata los libros sapienciales alojan la llegada a Cuzco y Tenochtitlán; junto con la alusión al Chilam Balam son las cosmogonías que tensionan el conocimiento. Como la danteia, el viaje posee el carácter de camino espiritual; en este la imagen del buitre común a varias culturas insertas en El Himalaya tiene el sentido de la depredación.

16El choque del Occidente con Tenochtitlán se configura a través de Marina, bruja, principio femenino, y encarnación del Aquelarre. Los soldados españoles, destructores de la creación del Nuevo Mundo constituyen parte del relato en el cual Marina queda atrapada en el mito de la mujer, amante de Cortés, traductora involuntaria, cautiva del desencuentro:

Y la octava virgen del país desconocido y ya próximo quedó y fue compañía de la confusa legión de guerreros; amor y Verbo de su Capitán; y se la llamó Marina por blasfemia y rezos de los dioses del mar (Ibidem: 294).

17Asimismo es interesante la dramatización que surge en los libros sapienciales originado por la voz que recorre el espacio de Tenochtitlán como testigo, el relato de lo sucedido con la princesa virgen Marina y el injerto del viaje de Hernán Cortés entre comillas. Con ese cúmulo de relatos se produce otros sentidos de la Historia del desencuentro entre ambos mundos. En esta dirección El Himalaya opera no como lugar a donde llegar sino como metáfora del ascenso hacia la luz del conocimiento, un logos que no es solo occidental ni cristiano; en definitiva infiero que el texto es transcultural y que esta condición de la historia de América vehiculiza el trauma iniciático. En esta dirección lo cosmogónico es otra vía de comprensión de la Historia.

18El último libro que compone la segunda parte es el monólogo de Marina relevado en el sueño por el yo testimoniante. En esta dirección, la voz de Marina da cuenta de la destrucción de Tenochtitlán por parte de las fuerzas malignas de los conquistadores que impusieron el Sol Negro, el oscurantismo del dominador. Expresa Malinche/Marina:

Porque yo: Malinche, tu esclava y amor: Marina; voy errante bajo el Cu de mis dioses guerreros y bajo el altar de tu dios de rapiña y nada hallo ni veo más que este campo de mágicos soles acosado por la muerte, el odio y el interminable castigo. (Ibidem: 298)

19En los libros tercero y cuarto, denominados Polifemo y Monte Silencio del Verbo, el yo continúa el ascenso, a Himalaya y para ello acude a la tradición del viaje en La Odisea para culminar con el último libro donde alude al fin del viaje hacia el sur, donde se borran los límites entre la vida y la muerte. El cuarto libro es quizá el que ayuda a comprender el significado de El Himalaya o La moral de los pájaros porque culmina con un injerto proveniente del texto del monje benedictino francés Antoine Calmet, quien fue autor de 23 tomos, obra magna titulada El comentario literal de todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, que tuvo dos ediciones en 1724 y 1726. Cabe señalar que Bustos publicó una nota en Panorama, en el año 1973, sobre Gerard de Nerval, donde alude al monje Calmet y a la formación francmasona de Nerval. Por lo tanto los vínculos con el autor francés son más que sugerentes. No menos importante, es lo señalado por Ana Porrúa en lo referente al plan del texto compuesto por libros; esta organización textual sigue a la recuperación de los códices mexicas realizado por Bernardino de Sahagún, citado en el poemario, a través de la visión de “la caja Milagro”. Este aspecto es tan importante como lo ya señalado acerca de los vínculos de Nerval y Lautréamont, cuyos linajes abogan por la lucha entre el bien y el mal, en tanto planos irresueltos.

Conclusión

20 El Himalaya… es un libro Pandora , un gesto de lectura totalizante para entender nuestra Historia; asimismo, es un libro moderno, realizado por un escritor-lector moderno; de una modernidad discontinua, que ensambla el choque de cosmogonías. También es un libro puente porque es anterior a los poemas, de corte netamente políticos publicados en el periódico de su militancia, y otros como el dedicado a Jorge Luis Borges. A partir de El Himalaya…Bustos puso en evidencia la complejidad del significado, en las décadas del sesenta y setenta, “intelectual comprometido”. Su poesía propondrá una perspectiva alterna con respecto a la dicotomía comprometido-no comprometido; quizá allí radique su primer gesto militante, en mostrarnos una modernidad otra, que hunde sus raíces en otra forma de hacer historia, con el Ojo, accesis hacia el conocimiento total como se advierte en su poesía y en sus lecturas. Éstas lo salvaron del olvido y Bustos no alcanzó a saberlo. Los lectores tuvimos que esperar la labor de recopilación de sus materiales, que señalan la importancia de la memoria cultural, punto axial para nuestro autor que nos ha dejado un legado de diversidades.

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Bibliografia

Altamirano, Carlos, Intelectuales. Notas de investigación, Buenos Aires: Norma, 2006.

Axat, Julián, “Un mapa oculto en el lomo del tigre. Sobre la poesía de Miguel Ángel Bustos”, Buenos Aires: La Tech@Eñe, Editor Conrado Yasenza, 2016.

Bustos, Emiliano, Miguel Ángel Bustos. Prosa 1960-1976, Buenos Aires: Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, 2007.

Bustos, Miguel Ángel, Visión de los hijos del mal. Obra Completa, Recopilación a cargo de Emiliano Bustos, Buenos Aires: Editorial Argonauta, 2013.

Gilman, Claudia, Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina, Buenos Aires: Ed. Siglo XXI, 2003.

Paz, Octavio, Los hijos del limo, Chile: Tajamar ediciones, 2008.

Porrúa, Ana, “Miguel Ángel Bustos: ´Una salvaje profecía´”, Providence: Inti, n° 52-53, pp. 317-325, 2000.

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Notas

1 Todas las citas realizadas en torno a este texto siguen a la segunda edición de Miguel Ángel Bustos. Visión de los hijos del mal. Obra completa. 2014.

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Referência eletrónica

Mirian Pino, «Un hijo del limo: el lugar de la poesía y la militancia en la obra de Miguel Ángel Bustos»Amerika [Online], 15 | 2016, posto online no dia 17 dezembro 2016, consultado o 10 dezembro 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/amerika/7703; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/amerika.7703

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Autor

Mirian Pino

Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) mirianpinofly@gmail.com

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