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Dossier "Coup d'état en Argentine et Guerre des Malouines"
Coup d'État : militaires, résistants et artistes

Las revistas literarias del exilio latinoamericano en Suecia (1980-1992)

Débora Rottenberg

Résumé

About thirty different magazines were published in Sweden by the Latin-American exiles, among them seven literary magazines. In this article I will present the first issue of the first published literary magazine, Hoy y aquí, appeared in May 1980. The analysis focuses in the matter of exile. I come to the conclusion that exile is represented as an oscillation between two poles, a pole of nostalgia and a pole of curiosity in the new. A fundamental function of this first issue is to encourage the readers to use language as a tool in the situation of exile, something about what Hoy y aquí becomes an example of.

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Suecia
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Texte intégral

1Se podría pensar que el campo literario sueco es monolingüe. Sin embargo, existe toda una producción literaria en diversas lenguas, entre las que destacan el inglés, el finlandés, el persa, el kurdo, el árabe y el castellano. Esta situación es producto de que el monolingüismo que había caracterizado a la sociedad desde principios del XIX se debilitó, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, con la llegada de fuerza laboral inmigrante, primero, y de refugiados, después .

2La presencia del castellano se fortaleció con la llegada de los exiliados que resultaron de las dictaduras latinoamericanas de las décadas del 70 y del 80. Como consecuencia de estos desplazamientos se calcula que en 1989 había casi 45000 latinoamericanos residentes en Suecia, con una mayoría de chilenos. Este número se puede comparar con los 12606 ciudadanos estadounidenses que vivían entonces en el país. Se trató, como se puede apreciar, de un exilio masivo , que fue estudiado por Lundberg , Mella , Luján Leiva y Delgado Fuentealba (2011).

3Como señala Rama , y ya es bien sabido, las dictaduras latinoamericanas persiguieron a los intelectuales, especialmente a los escritores, lo que explica que hubiera muchos de ellos entre los exiliados. Esto dio lugar a una gran actividad artística en los campos de la plástica, el teatro y la literatura . En el caso particular de lo literario, a pesar de sus numerosas manifestaciones, se consideró solamente en los trabajos de Rossiello , López-Calvo , Lindholm Narváez y Svensson .

Las revistas del exilio

4Rossiello presenta la situación de los escritores latinoamericanos durante los 70 y 80 dando cuenta de actividades culturales, obras publicadas, editoriales y traducciones. Destaca que la literatura del exilio latinoamericano en el caso de Suecia no contó con una marcada presencia del libro, aunque, de todos modos, menciona 157 títulos; en cambio, otras formas más efímeras, como el folleto y la revista literaria, fueron el canal más importante de distribución.

5Una búsqueda por revistas de inmigrantes en castellano en el catálogo de la Biblioteca Real de Suecia -institución a la que se supone hay que enviar todo aquello que se publica en el país- indica que estas superaban la treintena en las décadas mencionadas. Si bien las revistas del exilio no fueron pocas, no hay estudios que se hayan ocupado de ellas. En particular, las revistas literarias no han sido objeto de ningún estudio sistemático hasta el presente a pesar de su importancia.

6El género revista es relativamente fácil de definir gracias a que la biblioteconomía internacional ha forjado los términos de un consenso bastante estable. Se entiende por revista una publicación periódica, en diferentes posibles soportes, de contenido variable. Definir revista literaria es, en cambio, un poco más difícil. ¿Se trata de una revista que publica literatura? ¿O que en su título utiliza este término? El investigador belga Paul Aron apunta que, en muchos casos, las revistas literarias no solo contienen creaciones literarias, sino que incluyen notas acerca de actividades conectadas con la literatura, como la música y el teatro, por lo que su estudio implica una cierta forma de pragmatismo que debe ponerse en práctica a la hora de delimitar el corpus. En esta investigación considero un corpus formado por las siguientes revistas:

  1. Hoy y Aquí , 7 números

  2. Puertabierta , 3 números

  3. Vigencia , 4 números

  4. Saltomortal , 7 números

  5. La Revista del Sur , 4 números

  6. Signos de la poesía , 7 números

  7. Exilien , 12 números

  • 1 Nacido en Uruguay en 1947. Se refugió en Suecia en donde vive desde 1977. Se doctoró en español por (...)

7Rossiello (1993) las clasifica como literarias a excepción de Vigencia, publicación de un taller de escritura que contiene principalmente poesía, a la que no menciona. Las siete revistas están escritas en castellano, salvo Exilien, que es bilingüe castellano-sueco, y Saltomortal, que tiene un suplemento en sueco. Todas ellas se encuentran en la Biblioteca Real de Suecia, excepto Hoy y aquí, que me fue gentilmente cedida por Juan Carlos Piñeyro1, uno de sus redactores.

8Respecto de la limitación temporal del corpus habría que aclarar que las fechas que enmarcarían lógicamente la literatura del exilio latinoamericano podrían ser, por un lado, 1973, fecha de los golpes de Chile y Uruguay, o 1971, fecha del golpe de Banzer en Bolivia, y, por otro, 1990, fecha de finalización de la dictadura chilena. Sin embargo, los límites que establecí en esta investigación están dados por el propio material literario. Por un lado, las revistas literarias y folletos de los 70, mencionados por Rossiello (1993), no están en ninguna biblioteca de Suecia. Por eso, la fecha de inicio del período es la de aparición de la primera revista a la que tengo acceso, 1980. Por otro lado, establecí como fecha de cierre 1992, y no 1990, para poder analizar todos los números de Exilien. El no considerar publicaciones posteriores a esa fecha se debe a que la situación de exilio stricto sensu había terminado y aquellos que así lo deseaban podían regresar sin poner en riesgo sus vidas, lo que, de hecho, sucedió con una parte de los exiliados.

  • 2 Agradezco esta información a Sergio Infante, uno de los integrantes del mencionado taller de litera (...)

9Los límites temporales establecidos dejan de lado, por lo tanto, publicaciones posteriores a 1992, como, por ejemplo, la Revista cultural Marusia, que apareció como Revista políticocultural Marusia durante 1989 y 1990, para luego, a partir de 1992, pasar a publicar básicamente poesía, con lo que en esta segunda etapa puede considerarse revista literaria. Asimismo, queda al margen una cantidad de publicaciones que no son estrictamente revistas literarias, aunque sí dedican algunas secciones a la literatura. La más importante de ellas es Liberación, semanario de Malmö que se publica desde 1981 y que ha consagrado un espacio a la crítica literaria y al comentario de la actualidad literaria en Suecia . Otra es la revista Taller, de la que aparecieron tres números, el primero en 1979. Taller contaba con una sección de literatura, que publicaba poesía de los integrantes del taller de literatura de la Asociación Chilena de Cultura Marga Marga, textos de otros escritores, entre ellos gente que estaba exiliada en otras partes, presos o desaparecidos, así como también artículos de temas literarios2. Otra publicación que no se tomará en cuenta es el Diario Pudahuel, que, a pesar de su nombre, aparece mensualmente entre 1984 y 1987. Pudahuel -que siguió apareciendo como Revista Pudahuel hasta 1990- no es estrictamente una revista literaria, aunque contiene algunos textos literarios, especialmente poemas escritos desde la cárcel en Chile.

Hoy y aquí

10En este artículo me propongo analizar el primer número de la primera revista literaria del exilio latinoamericano en Suecia, Hoy y aquí, publicado en Estocolmo en mayo de 1980. Este tiene especial interés en tanto iniciador de una serie e indicador de la situación de los exiliados latinoamericanos en el país nórdico.

  • 3 Nacida en Uruguay. Refugiada en Suecia. Artista plástica. Diagramadora e ilustradora de Hoy y aquí (...)
  • 4 Nacido en Chile en 1949. Refugiado en Suecia. Cuentista (Immigrant-Institutet, 2016a)

11El equipo responsable de la publicación de este número está formado por Juan Carlos Piñeyro, Ana María Beaulieu3, y Edgardo Mardones4. El ejemplar es de factura muy artesanal, mimeografiado en hojas A4, plegadas de manera de armar un cuadernillo, tipo folleto, de 297 mm X 105 mm. Está editado en papel de color amarillo con ilustraciones en negro y rojo. En la portada aparecen el nombre de la revista, el dibujito de un barco vikingo, un índice a pesar de que la revista tiene solo 16 páginas, y un artículo de tipo editorial. En la contraportada, la última parte de un artículo y una foto de un hombre con un paraguas, cortada en el cuello, o sea que no se le ve la cara; al pie de la foto dice: “Edgardo Mardones (3er. Premio en la revista la Bicicleta de Chile)”.

12La revista contiene tres textos no literarios, un cuento y ocho poemas. Todos los textos, a excepción de “El suicidio de Petra”, tienen en común que abordan el tema del exilio, muchas veces en relación con el lenguaje y la literatura. A continuación, analizo los textos no literarios, considerando el análisis del ethos, entendido con Maingueneau como la construcción que hace el co-enunciador de una imagen del enunciador, una representación concebida a partir del tono que tiene todo discurso y que le da autoridad a lo que dice.

13El primer artículo lleva como título “Propósitos”. Su función es, justamente, exponer lo que se proponen los creadores de la revista; se trata de una declaración de intenciones en la que la función metatextual es preponderante. A partir de la reflexión acerca de la situación de enunciación, de las categorías de tiempo, lugar y persona, el texto construye un ethos que garantiza la adhesión del lector al proyecto propuesto.

14El artículo está estructurado en tres partes, cada una formada por un párrafo. En el primero se tematizan las categorías de tiempo y lugar, ya presentes en el título de la revista. Los autores -acá hay que suponer un autor colectivo formado por los miembros de la redacción- oponen un hoy y aquí, de miles de suramericanos, caracterizado por el hambre, la muerte, la tortura, la cárcel y el exilio, a otro hoy y aquí, de vida y creación, que son los que describen la nueva situación en Suecia. El enfatizar la deixis, el resaltar las nuevas categorías de tiempo y lugar de la enunciación, subrayadas en el texto original, es la estrategia utilizada para legitimar la justificación de la existencia de una revista de creación literaria: “este tiempo, este hoy y aquí, significa también vida y creación” (1).

15En la segunda parte se reflexiona acerca de la categoría de persona en relación con la de tiempo. Hay un desplazamiento que va desde un nosotros excluyente, referido a los miembros de la redacción, asociado al pasado y al presente, hasta un nosotros incluyente, constituido por enunciadores y co-enunciadores, autores y lectores, asociado al futuro. Se espera que “lo que ahora es frontera que divide a `actores y espectadores´ sea, a través del trabajo literario, un lugar de encuentro y transformación” (1). El acto de habla de desear es un acto indirecto de invitación, invitación a que los lectores de la revista en un futuro pasen a ser también colaboradores. La deixis se acentúa en el planteo de las aspiraciones a futuro, tiempo que solo existe en relación con el presente de la enunciación.

16La tercera parte del texto vuelve a tematizar el lugar de enunciación. Ya no se hace hincapié en un lugar de vida y creación, sino en el espacio duro, frío y doloroso del exilio que justifica el deseo de que la revista sea lugar de reunión, y también de reflexión, o sea lugar de posibilidad de un nosotros incluyente.

17Podemos observar que, como sugiere Maingueneau , la especificidad del ethos reenvía a la figura del garante que, a través de la palabra, se da una identidad a la medida del mundo que debe hacer surgir. Gracias a la lectura, accedemos a una identidad en cierto sentido encarnada con lo cual el poder de persuasión de un texto depende en parte de que lleve a su destinatario a identificarse con el movimiento de un cuerpo. Veremos, a continuación, cómo funcionan estos aspectos en el artículo considerado.

18La identidad de un grupo tiene que ver con la creación de un nosotros que pueda diferenciarse de un otros. Una manera de llevar a cabo esa construcción identitaria es a partir de la definición de sí mismos que llevan a cabo individuos y grupos al identificarse con ciertas características, lo que puede incluir elementos materiales, entre ellos los objetos de arte como los productos literarios, que dan sentido de pertenencia a una comunidad deseada. La elección de las cualidades con las que los sujetos se identifican responde, en parte, a la pregunta de qué les gustaría ser. La respuesta a esa pregunta se refiere fundamentalmente al futuro . En el texto analizado se construye la figura de un garante con el cual puede producirse una identificación tal que lleve a la creación de un nosotros cuya pertenencia en común es la literatura.

19Todo el artículo está atravesado por marcas de subjetividad. Al principio del texto, en la comparación, caracterizada como tremendamente trágica entre el hoy y aquí de Suecia y el de Latinoamérica. Al final, en la comparación entre el invierno y el exilio: el “duro frío palpable del invierno” y “el doloroso frío del destierro”. No es casual la elección léxica de destierro con sus connotaciones de expulsión y castigo. Esas marcas de subjetividad apelan al lector y a sus posibilidades de identificación con la subjetividad del locutor, colaborando también a la creación del nosotros. La literatura es el motor para la fundación de la revista y es el elemento aglutinante que permitirá concretizar ese nuevo nosotros.

20La alusión a un proyecto común a futuro, nosotros, los que haremos y leeremos esta revista, se puede relacionar con la idea de que “para ejercer un poder de captación, el ethos tiene que estar en fase con la coyuntura ideológica” . Se entiende que estas personas, antes de su llegada a Suecia, habían pertenecido a diferentes movimientos políticos, con lo cual no tenían ninguna certeza de que hubiera acuerdo entre ellos ni respecto de sus actuaciones en el pasado ni de lo que eventualmente deberían seguir haciendo para alcanzar los objetivos a que aspiraban en tanto sujetos políticos. Por lo tanto, hablar de un proyecto futuro, sobre todo relacionado con la literatura, podía intentar justamente cumplir esa función de unificación.

21Maingueneau se refiere a la incorporación para definir la acción del ethos sobre el co-enunciador, acción en tres registros indisociables: primero, la enunciación lleva al co-enunciador a conferirle una corporalidad al garante. Segundo, el co-enunciador incorpora una serie de esquemas que definen la manera específica que tiene un sujeto de inscribirse en el mundo habitando su propio cuerpo. Tercero, las dos incorporaciones anteriores permiten la constitución de un cuerpo de la comunidad imaginaria de los que adhieren al mismo discurso.

  • 5 Nacido en Uruguay. Miembro de la Comunidad del Sur. Después de permanecer en la cárcel en su país, (...)

22El texto construye un ethos que se encarna en un cuerpo que con su subjetividad se inscribe en el mundo. Es así que se le atribuye al enunciador un carácter, asociado a una serie de rasgos psicológicos, y una corporalidad, asociada a una complexión corporal y una manera de moverse en el espacio social. Estos constituyen la instancia subjetiva que emerge de la lectura y que juega el rol de garante de lo que se dice . En este caso particular, se compone la imagen de un enunciador que, por un lado, posee características psicológicas de quien está padeciendo las condiciones del exilio, cercano a Latinoamérica y preocupado por las condiciones de horror que allí se están viviendo, y, que, por otro lado y al mismo tiempo, se mueve en un espacio social de falta de integración. El lector puede adherir físicamente al universo de sentido del texto identificándose con el ethos construido dado que él también comparte la preocupación por Latinoamérica y la precariedad de la situación de un colectivo de exiliados que no lleva tantos años en Suecia. Se crea así el cuerpo de una comunidad imaginaria de aquellos que pueden adherir a ese tipo de discurso y a ese tipo de publicación. Gracias a esta serie de incorporaciones, el ethos actúa sobre el co-enunciador justificando la creación y la vida, que se anuncian en la primera parte y que se proponen para el futuro de la revista como una manera de enfrentar, más allá y a pesar del horror que se vive en Latinoamérica, un exilio frío como el invierno nórdico. Veremos que este artículo comparte algunas características con el siguiente, “Aproximaciones”, y también con el que cierra el número, “La palabra exiliada”, de Ruben G. Prieto5.

23El artículo de Prieto tiene dos funciones fundamentales: en primer término, denunciar la opresión que ejerce “la vieja y corrompida cultura occidental y cristiana” (14), y en segundo, alentar la búsqueda de caminos para liberarse de tal opresión. Para denunciar una sociedad en la que la detención de dinero y poder, así como sus productos y producciones, provocan opresión, se analizan el lugar del lenguaje en la cultura y los sentimientos causados en el enunciador y en el co-enunciador.

24El texto se estructura en una oposición entre, por un lado, el discurso de la dictadura y el del exilio, y, por otro, el de la cárcel y el del futuro. El enunciador hace un paralelo entre las situaciones de insilio y exilio; las equipara, ya que en ambas siente la derrota y la represión. En una frase cargada de aliteraciones, reflexiona en torno al lenguaje en la dictadura denunciando que la palabra en el interior adopta la forma del comunicado militar: la palabra de un poder camuflado, castrador, castrense apaga todo discurso discrepante en una rutina creciente. La palabra rígida, unidimensional, uniformante, jerarquizante, cosificadora, que disloca el lenguaje del otro, lo silencia en lo que Cavarero llamaría el horrorismo de la tortura.

25Por su parte, el lenguaje del exilio, se compara con el de la prisión; en ambos el enunciador se siente incomunicado, obligado a elegir entre lo que le han elegido otros, balbuceante como un niño, pero sin su alegría y su capacidad de goce y de aventura. En el exilio las palabras se repliegan en “un `yo´ autártico de la privatización y la separatividad” (16), en la ausencia de toda capacidad de identificación. “El exilio más que librarnos de las prisiones, evita la necesidad de su empleo por parte de los dominadores de aquí y de allá” (16).

26Sin embargo, y a pesar de la situación de incomunicación, en el calabozo las palabras inscriptas en los muros intentan reencontrar un diálogo perdido con un otro que vendría a su encuentro. Es ese lenguaje el que el enunciador alienta a emplear en el exilio, el de las palabras de solidaridad que se usaron en la cárcel a modo de resistencia. Este lenguaje, un discurso “ideal” liberador, conduciría a romper con la situación de opresión y a “regresar a nuestro suelo, al de la esperanza y la revolución” (16). Así, el enunciador de este artículo le da al lenguaje la fuerza que le podía otorgar la poesía social de un Gabriel Celaya.

27El texto no hace un análisis profundo de cuáles son los motivos que llevaron a la situación de dictadura ni de cuáles son las condiciones del exilio. En cambio, apela al pathos al aludir al desconsuelo común, producto tanto del exilio como de la experiencia de la cárcel, que el enunciador supone compartida aumentando así el grado de sufrimiento. Desde el principio, el enunciador utiliza un nosotros que incluye al resto de exiliados latinoamericanos, lectores de Hoy y aquí, es decir, los mismos que en el primer texto. Para captar la atención y hacer creíble su discurso, comienza haciendo referencia a la situación de enunciación, el exilio, que presenta como una nueva Babel. El texto apela a las funciones emotiva y conativa del lenguaje reforzadas por el uso de abundante adjetivación: “hijos desilusionados” (14) de la cultura, “marea negra” (14) que se extiende por la realidad, “separaciones excluyentes e irreconciliables” (14).

28Al igual que en el texto anterior, se construye la imagen de un enunciador que sufrió el insilio y padece las condiciones del exilio. El lector puede adherir físicamente al universo de sentido del texto identificándose con el ethos construido dado que él también comparte esas experiencias. Se crea así el cuerpo de una comunidad imaginaria. Esta creación es posible gracias al empleo de un lenguaje cotidiano en el que no hay un análisis que podría llevar a la diferenciación entre los co-enunciadores, con lo cual el texto habría ganado en profundidad teórica y perdido en poder de persuasión. Gracias a la posibilidad de incorporación en una comunidad imaginada, el ethos actúa sobre el co-enunciador justificando la exhortación al uso de un lenguaje que lleve a la esperanza y a la revolución.

29Los dos textos, el que abre la revista y el que la cierra, tienen, entonces, en común la creación de un ethos similar cuya función es alentar a hacer uso de la palabra. En el primer caso, en el ámbito de la revista, y, en el segundo, en el de la sociedad. En ambos, la situación de exilio es la que lleva a la necesidad de hacer literatura. En el primero, para sobrellevar el aislamiento. En el último, la opresión. En cambio, en el texto que analizo a continuación es la propia vida la que invita a hacer literatura, más allá de cualquier situación en particular.

30Al igual que en el artículo “Propósitos”, del que este es una continuación, el enunciador de “Aproximaciones” es también un nosotros, esta vez no incluyente, que se refiere a los miembros del equipo responsable de la publicación. El enunciador manifiesta su posición y se muestra como alguien que ha reflexionado acerca del fenómeno cultural, específicamente del artístico, y de las circunstancias que lo acompañan en el caso concreto de esta revista.

31El epígrafe de Tristan Tzara funciona como cita de autoridad avalando el punto de vista del enunciador y fortaleciendo la posición de garante que surge del texto. En este caso, no se busca la identificación del co-enunciador con el enunciador, sino que la adhesión al mundo de sentido del texto se produce gracias a la construcción de un ethos que se sustenta en la figura de un garante que detenta conocimiento, constituyendo así una representación social valorizada.

32El espíritu dadaísta se muestra ya desde el nombre de la revista, dado que para ese movimiento la existencia se decide siempre hoy . Por eso, el enunciador propone, pese a la suposición de que en tiempos de cárcel y tortura la existencia de la revista “ha de juzgarse muy probablemente a los ojos de muchos compañeros exiliados, como tarea inútil y hasta peligrosa” (2), borrar las fronteras entre el arte y la vida, en la que reír, danzar y cantar son necesidades insoslayables, aún en el exilio. Esta alegría apenas se insinúa en el texto de la portada y está completamente ausente en el que cierra la revista.

33El discurso justificatorio, ya presente en el primer artículo, se combina con algunos elementos de ars poetica. Se sostiene la importancia del arte por el arte. Sin embargo, la revista no puede escapar a las limitaciones de ese hoy y aquí; sus ideales estéticos se tensionan con los condicionamientos sociopolíticos: el arte no debe estar al servicio de ninguna otra cosa, tiene un valor en sí mismo; al mismo tiempo, eso no implica que haya que expresarse “de espaldas a nuestra América, sino [hay que hacerlo] con ella, con lo poco o con lo mucho que de ella vive en nosotros” (3).

34Sarlo explica que las revistas se hacen para intervenir en la coyuntura. Son el instrumento de la esfera pública, política, teórica o estética. Es por eso, por las tensiones impuestas por la coyuntura, que el modelo de escritura antirrepresentacional que promovía el dadaísmo y que se recoge en la cita del epígrafe: “La poesía que expresa ideas o sentimientos, a nadie le interesa ya” (2) no siempre sea el que siguen los textos literarios que aparecen en la revista.

35En este número, el texto más alejado de la escritura antirrepresentacional es “El suicidio de Petra”, de Edgardo Mardones. El poeta opone a dos personajes, Petra, una joven de izquierda, y el señor Kettelhack, dueño de fábrica. Petra agoniza y muere, mientras el empresario se desvela pensando en cómo bajar salarios y limitar la actividad sindical. Ella estudia germanística, ama la poesía de Neruda y Cardenal; el capitalista, cena, discute, se desvela, renueva o no renueva maquinaria. Petra ama el mar; su antítesis, el seños Kettelhack o su doble, el socio, van al mar a reponer fuerzas después de discutir cómo optimizar ganancias. Ella es quietud, tiene los ojos cerrados; él es movimiento. El lector no sabe por qué se suicidó Petra. La construcción contrapuntística de ambos personajes, en su denuncia de la explotación, insinúa una explicación.

36En todos los restantes textos literarios está fuertemente presente el tema del exilio. Claudio Guillén distingue una literatura de exilio, cuyo modelo son las Las tristes de Ovidio, y una literatura de contraexilio, cuyo modelo es La Odisea. La primera, más habitual en la poesía, está centrada en la nostalgia, mientras que la segunda, más típica de la narración y el ensayo, en la integración y el universalismo. Tomando a Guillén como punto de partida, Olsson (2011) destaca que casi toda la literatura de exilio muestra una dialéctica particular entre retorno y renovación, nostalgia e innovación, un resultado de que el viaje del exilio implica una partida, un corte con el origen, sin regreso seguro.

  • 6 Sergio Macías Brevis nació en Chile. Estuvo exiliado en Alemania donde se especializó en literatura (...)

37Esta tensión se ve en casi todos los textos literarios. Uno de los que más se acercan al polo de la nostalgia es el cuento de Sergio Macías6 “En Europa con peluca”, cuyo tema es el cambio de identidad en el exilio. Un narrador autodiegético se dirige a un narratario, una mujer que es su pareja desde Chile y con la que en el momento de la enunciación se encuentra en el exilio, donde “esta realidad te hace ser otra” (13). Mientras recuerda el pasado, le dirige su discurso a esa “democrática rubia” (12) para echarle en cara que se adapta a la nueva realidad, que se olvida de su historia. El narrador añora a esa mujer más tradicional que lo acompañaba en Chile y que en el exilio está cambiando.

38Otro texto cercano el polo de la añoranza es “Ayer Lucía” de Edgardo Mardones. El yo poético opone dos momentos: el de un ayer, el de Lucía, una mujer con nombre, y el del presente, el del exilio, el de una mujer sin nombre. Ambas tienen algo en común: se han reflejado desnudas en las pupilas del yo poético. Este se dirige a una de ellas, Lucía: “siempre tuviste la pintura y la crema de las máscaras anunciando los dolores del exilio” (8). Todas las acciones referidas a Lucía están en pasado: Lucía está muerta, lo que se sugiere con las dos menciones de la muerte que juega a la payaya y con la imagen final: “me lavo las manos. /Por el orificio del lavatorio/veo que se filtra la muerte” (8). En la cultura sueca, la muerte no juega a la payaya, sino al ajedrez, como se puede observar en los frescos de muchas iglesias, entre ellos los de Albertus Pictor en la de Täby Kyrkby que inspiraron a Bergman en la famosa escena de “El Séptimo Sello”. La mujer actual no lo entiende porque no comparte sus códigos. Permitirle que los comparta se hace difícil cuando la muerte acecha ahí afuera. Ya se llevó a Lucía. No hay certezas. La incertidumbre impide darle importancia a la nueva relación y lleva al yo poético a afirmarse en el polo del pasado.

  • 7 Nelson Marra nació en 1942 en Uruguay. Su cuento “El guardaespaldas” había resultado ganador, entre (...)

39La nostalgia también es objeto del poema de Graciela Curbelo “Y te vas…” que tematiza la partida. El yo poético se dirige a un tú/vos y recuerda el último encuentro, la despedida, la partida de aquel Montevideo a un lugar otro, en que no está el tú lírico ni hay nadie como el tú lírico. El mismo tema, partida y despedida, es el de “Ayer partí” de Nelson Marra7. La poesía tiene tres estrofas, la primera describe lo último que ve del Uruguay el yo poético, la frontera. Esta deja atrás indistintamente el horror, la cárcel, la dictadura, lo cotidiano, los pájaros que trinan, y el amor, “el beso de todos mis hermanos” (7), enumerados en la estrofa del medio. La última estrofa, situada nuevamente en la frontera, menciona la despedida de dos muchachos jóvenes, cuya identidad no se revela. Las dos jóvenes sonrisas se oponen al dolor y la tristeza del yo poético destacados con la enumeración de la segunda estrofa. El sintagma final “que me despidieron hasta siempre” (7) pone en evidencia la incertidumbre del exilio, el no saber cuándo se van a volver a encontrar ni si van a poder hacerlo.

40Algunos textos, especialmente aquellos que tematizan el problema del lenguaje, se alejan de este polo, llamémoslo del origen, para detenerse en una tensión: lo que hace el exilio es poner en movimiento una lógica binaria, donde lo local y lo global, la casa y el afuera, forman parte de campos de tensión y síntesis nuevos . El exilio puede entenderse como “una experiencia de ósmosis temporal, en que el pasado y el presente se interpenetran” . El escritor exiliado desarrolla su estilo particular en fricción entre diferentes sistemas lingüísticos y culturales, el propio y el que utiliza el medio extraño (Olsson, 2011).

41Este balbucear entre dos mundos se observa en “Mi palabra” de Curbelo y “A los cursos voy” de Piñeyro. En el primero se repite el título a modo de estribillo. Cada repetición encabeza una nueva etapa: la palabra limpia antesala, la de la infancia; la palabra argumento, de espacios y de horas sin sentido, la de la adolescencia; la palabra encerrada en las prisiones de las que busca huir, la del momento crucial de dejar el país; la palabra guerrera apasionada, la de la edad adulta; la palabra del presente de la enunciación, la del exilio, la mutilada en sus ansias, la obligada al silencio, ya no por la represión, sino porque está “mezclada en torbellinos de idiomas y de razas” (4), la que calla avergonzada porque pierde el rumbo, la que es rugido angustiado porque es ajena.

42La angustia de ser de otro lugar se destaca en el poema que va pasando de una etapa a otra y solo se detiene en el único paralelismo, “espejo de otros cielos/arena de otras playas/idioma de otras partes” (4), donde la otredad queda evidenciada en la reiteración. Y, sin embargo, finalmente la palabra “filosa y estremecida daga custodiando la última esperanza” (4). El lenguaje, constitutivo del ser y arma eficiente, esperanzadora ante la situación de exilio. Es el arma de su poesía, de su lengua materna. La poesía como posibilidad de superar la angustia del exilio.

43En cambio, en el poema de Piñeyro la tensión entre las lenguas va cediendo más y más espacio al polo de la renovación. El poema está formado por cinco estrofas. En las cuatro primeras a la mayoría de los versos los encabeza la anáfora “voy con” seguida por un sintagma nominal que designa elementos del pasado y del presente que se juntan en un yo poético de identidad híbrida, “voy con todos los nombres y números y códigos que me han puesto, que he heredado o merecido” (10). Los números aluden probablemente al llamado personnummer (número personal) que se le asigna a los nacidos en Suecia o a quienes tienen permiso de residencia en el país, indispensables para cualquier trámite.

44En este poema en el exilio hay deseo: “voy con ganas de morder las palabras/de entrarles aunque no quieran/de tomarlas/de violarlas como quisiera Octavio/de darles vuelta y cogerlas/una por una/o que me cojan/que de una vez me tomen/me posean/y a otra cosa” (10). Hay un ir hacia el futuro, un proyecto: “hablar el mismo idioma/ abre nuevos caminos” (10). Y eso es exactamente lo que ocurre en el verso final del poema, que está escrito en sueco. La última estrofa marca un corte con lo anterior dado por el conector adversativo y la presencia de un otro. El exilio es acá un espacio de curiosidad; por un lado, de un otro que quiere saber quién es ese de “pelos negros” (10); por otro, del poeta, por la nueva lengua que ya acepta al final de su poema.

45La curiosidad, la aceptación del otro y de su lengua también es el tema del segundo poema de Piñeyro titulado “Un hombre”. Una escena típica del metro de Estocolmo: sube un borracho, no un hombre, y todos se mudan de lugar. El yo poético se queda y se ve a sí mismo envuelto en orines, pestilente y hecho una piltrafa. Lo une al otro el sentir que no pertenece a este mundo. Lo único que lo diferencia del otro es que al poeta lo redime la tortura.

46El poema que más apunta hacia el futuro, hacia lo nuevo, sin dejar nunca de lado el dolor por lo antiguo es de Ariel Dorfman, quien, desde el exilio holandés, introduce la problemática de la memoria y su dimensión ética. En “El día está azulísimo en Ámsterdam”, el yo lírico anima al tú lírico a pedir en una farmacia un frasco de solidaridad o una píldora de ternura. En esa exhortación se distancia de la polifonía de los exiliados que dice:

Es la hora de los árboles en lucha.
Es la hora tan simple del hacha
en la raíz
de los árboles en lucha.
Y si alcanzas a percibir el sonido
de una hoja que cae, aquella,
nadie la podrá levantar
.

47A esa visión de mundo individualista se opone el yo poético que quiere actuar solidariamente para no tener que avergonzarse, para poder hacer memoria en el futuro:

Déjenme que ocupe mi puesto
en el gran eucaliptus,
déjenme que caiga como hoja
en la mano del que pasa
y tiene aún tiempo para convertir
esa sustancia ese olor,
una hoja que cae aquella
en frasco, píldora, remedio
gasa de ojos verdes,
para que mañana yo pueda entrar
o más bien tus hijos
a una farmacia, anda, a exigir,
para que mañana nadie me diga
que no tengo derecho a recordar
.

48A la preocupación por futuros cuestionamientos subyace el imperativo de recordar . El yo poético reflexiona acerca de la problemática de quién tiene derecho a recordar. En el poema se reivindica el valor de la solidaridad como la condición de posibilidad más legitima del derecho a recordar. Dorfman se adelanta así a lo que unas décadas más tarde sería una preocupación de gran actualidad que se trasluce en preguntas como las que, entre otros, formula Pilar Calveiro : ¿Quién tiene autoridad legítima para hablar? ¿Quién tiene el poder de definir el contenido de la memoria?

Un rompehielos

49Recorrer las páginas de estas revistas es una manera de hacer memoria de las dictaduras leyendo. Sus textos se mueven en un vaivén entre los polos de la añoranza por lo dejado y la curiosidad por lo nuevo. En ellos se observa que en 1980, a principios del exilio, las expresiones relacionadas con el polo del origen son muy fuertes. Hay, sin embargo, textos que tocan el polo del destino proyectándose hacia el futuro, entre ellos los no literarios, en los que se percibe una circunstancia de indefensión, de confusión, y, consecuentemente, un apremio por hacer algo por salir de esa situación.

50De esa necesidad resulta que el primer número de Hoy y aquí haga la tarea de un rompehielos, abra camino. Sus artículos no literarios cumplen, de diferentes maneras, la función de dar(se) coraje para tomar la palabra, ocupar un espacio en el campo cultural al que se había llegado hacía poco tiempo. Sus cuentos y poemas llevan a la práctica la exhortación de reunirse en torno a lo literario, una necesidad de varios de los exilados, dando comienzo a una serie de revistas literarias escritas en castellano a todo lo largo de una década en Suecia.

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Notes

1 Nacido en Uruguay en 1947. Se refugió en Suecia en donde vive desde 1977. Se doctoró en español por la Universidad de Estocolmo. Ejerció la docencia en esa y en otras universidades suecas. Tiene publicados libros de poesía en Uruguay y en Suecia (Immigrant-Institutet, 2016b).

2 Agradezco esta información a Sergio Infante, uno de los integrantes del mencionado taller de literatura.

3 Nacida en Uruguay. Refugiada en Suecia. Artista plástica. Diagramadora e ilustradora de Hoy y aquí y colaboradora de la revista Saltomortal.

4 Nacido en Chile en 1949. Refugiado en Suecia. Cuentista (Immigrant-Institutet, 2016a)

5 Nacido en Uruguay. Miembro de la Comunidad del Sur. Después de permanecer en la cárcel en su país, se exilió en Suecia, donde se desempeñó como editor y diseñador de la Editorial Nordan (Luján Leiva, 1996).

6 Sergio Macías Brevis nació en Chile. Estuvo exiliado en Alemania donde se especializó en literatura latinoamericana y fue profesor en el Departamento de Lenguas Extranjeras del Instituto Latinoamericano de la ciudad de Rostock (Macías Brevis, s/f).

7 Nelson Marra nació en 1942 en Uruguay. Su cuento “El guardaespaldas” había resultado ganador, entre 380 relatos, en el concurso que anualmente convocaba el semanario Marcha. Al día siguiente de su publicación fue conducido al Departamento de Investigaciones Nº 6 de la Jefatura de Policía de Montevideo y luego condenado a cuatro años de prisión. Una vez cumplida su pena en la Cárcel de Punta Carretas, se exilió en Suecia donde la Editorial Nordan le publicó cuentos en castellano y en traducción al sueco .

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Pour citer cet article

Référence électronique

Débora Rottenberg, « Las revistas literarias del exilio latinoamericano en Suecia (1980-1992) »Amerika [En ligne], 15 | 2016, mis en ligne le 25 décembre 2016, consulté le 03 novembre 2024. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/amerika/7696 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/amerika.7696

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Auteur

Débora Rottenberg

Universidad de Estocolmo
debora.rottenberg@su.se

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