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Comptes-rendus
Littérature

Valeria Tentoni, Antitierra

Santiago de Chile, Libros del pez espiral, 2014
Milton Ezequiel López
Référence(s) :

Valeria Tentoni,Antitierra, Santiago de Chile, Libros del pez espiral, 2014.

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Palabras claves:

poesía

Géographique :

Argentina
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Texte intégral

1Entre los libros que vinieron desde Chile a Bahía Blanca en el marco del festival latinoamericano de poesía, me llamaron la atención los de una editorial nueva : Libros del pez espiral, tanto por la calidad de la impresión como por su tamaño (algo más grande de lo habitual) y su diseño en el arte de las tapas, contratapas e interiores, pero sobre todo por los autores que publican. El que ahora tengo entre mis manos se titula Antitierra, de la escritora Valeria Tentoni.

2Valeria Tentoni (1985) es bahiense, aunque vivió un tiempo en Buenos Aires mientras estudiaba en la UBA la carrera de derecho, profesión que luego de recibida abandonó para entregarse de lleno y con muchísimo entusiasmo a la tarea de leer y escribir, entusiasmo que le pone a todo lo que hace. Ya sea que esté leyendo, andando en bicicleta, escribiendo, haciendo periodismo o charlando, su actitud es la de una fanática. Tal vez por su corazón italiano, transmite pasión en sus gestos.

3Entre los libros que escribió se destacan, en poesía, Batalla sonora (Manual ediciones, 2010), Ajuar (primer premio Concurso Editorial Ruinas Circulares, 2011), y en narrativa, El sistema del silencio, un libro de relatos increíble editado en el 2012 por 17 grises (editorial de Bahía Blanca). Antitierra es su último poemario, y me animo a decir que el más contundente.

4Ya desde la tapa se propone una imagen de la extrañeza, el papel celeste está ilustrado en bronce con una obra collage de Daniel Madrid : Un hombre con estrella de mar en la espalda, de saco y corbata, que anda flotando en una bicicleta gigante y cuya cara se extiende en un periscopio que ejecuta las teclas de un piano antiguo, el fondo es un pez-caracol, que sobresale entre los objetos y los sujetos. ¿Qué música produciría ese instrumento ?

5La primera pregunta ante el título ¿Qué es Antitierra ? ¿es una sustancia similar a la antimateria ? ¿es un estado del yo poético que se opone a su naturaleza ? ¿es alguien que contradice a la tierra ? ¿es ese no soportar, no tolerar, no comprender el mundo en el que se está inmerso ? En una publicación de su página de Facebook, en la que anunciaba la salida del libro, la autora cuenta el porqué de la elección de esta palabra a partir de una cita de Aristóteles : “(Los pitagóricos) conciben e imaginan otra tierra, contraria a esta, que llaman la ‘antitierra’, no ya buscando las explicaciones y las causas para las cosas que se ven, sino llevando a ciertas opiniones suyas lo que se ve y procurando adornarlo…”. Aunque el título nos puede hacer inferir mucho más significado, el filósofo nos habla de supuestos de cosmología antigua, y muchas veces se puede percibir en los poemas de Valeria la distancia crítica y la brillantez de una estrella, así como también en su poética se acuña a la imprecisión como un modo posible de teorizar sobre el mundo. Tal vez involuntariamente, al escribir ella esté creando esa tierra gemela a escala de nuestro propio planeta.

6Al girar el libro me encuentro con una contratapa de Matías Moscardi, en la que afirma que el libro le “rompió la cabeza”. Esa expresión puede significar algo que gusta mucho, que apasiona. Y también, una idea que desestructura todo el sistema, que hace pensar de una manera nueva. Es decir, quien lee a Valeria Tentoni, tiene que estar preparado para que la cabeza se le rompa y caiga como una cáscara, dando lugar a un nuevo motor de dudas y a un sentimiento crítico ante el mundo, hay que meterse en esta cruda sinfonía que nos arroja verdades en la cara y nos pone frente a un espejo en el que ya nada es lo que parecía ser. Lo naturalizado es desplazado por lo real, dejando un halo de incomodidad en ese corrimiento de la mirada.

7Un epígrafe del chileno Andrés Florit Cento precede a los poemas : “Yo te decía la verdad pero la verdad cambió”, nos habla de ese estado inestable de las cosas, en el que todo puede replantearse, reformularse, volver a decirse de una manera diferente. En el libro podemos advertir ese tránsito de los objetos y hasta de las emociones. Si se observa algo detenidamente ese algo ya no es lo mismo, muta, se contamina de otro algo, se despliega o desaparece. Como en el tercer poema del libro : “La casa se inundó”, en el que se puede advertir la alteración del funcionamiento de una pareja ante la aparición de un pequeño gato negro, tras una tormenta. El animal, que se esfuma misteriosamente sin dejar indicios, va llenando la casa de incertidumbres y de emociones encontradas.

8Así como ese gato, desde el primer poema, “Ahora que estoy por irme”, hay un sujeto que anuncia su retirada. Nos muestra una manera de percibir la ciudad, que luego se extenderá hacia las acciones humanas, hacia las personas, incluso hacia los propios sentimientos. Esta mirada de extrañeza, que se ríe de la ridiculez de las imágenes : un cono naranja del tránsito rodando por el viento es como un “bonete ridículo”, se extiende en todo lo que percibe, incluso en las cosas que se supondrían familiares. La ironía se transforma en cinismo al apreciar el “medio permiso de desastre” por un trabajo incompleto en las líneas del tránsito. Allí también la mirada es la de una perito que busca la falla en el sistema, el punto de inflexión en el que todo se puede ir al carajo y volar por los aires.

9No se busca una manera correcta de percibir objetivamente el mundo y los relatos que lo conforman, más bien se propone un creer desmedidamente en lo que se quiere creer y un desconfiar desmedidamente en lo que muestra una grieta : “Pero a mi me gusta creerlo todo. // O que la exactitud / es una versión más / entre todas las posibles / de un hecho.” De este modo contradice el sentido de este mundo y se instala en una sensibilidad particular y caprichosa, en la que se asume la arbitrariedad del gusto, y se hace consciente de los mecanismos que le hacen interpretar la realidad de tal manera, poniendo de manifiesto una determinada personalidad.

10La poeta se percibe a sí misma en el acto de pensar y sentir : “Estaba por escribir un poema de odio”, poema en el que se tematiza la preescritura de un poema brillante. Tirada en la cama sin atender el teléfono, para pensar, “las palabras eran tiburones embadurnados con aceite en mi cabeza, / aparecían, una detrás de otra, dictadas por una supernova”. La voluntad, que la llevaría a levantarse para escribir ese poema de bronca, dolor, repulsión y venganza, desaparece como un estado más de ánimo cuando ella se queda dormida. El sueño aquí es reparador, como una salvación. La función de ese poema que nuca fue escrito dio mejores resultados : las palabras-tiburón terminaron por relajarla y evitaron una posible tragedia. Lo que leemos es lo que está en lugar de ese poema perfecto que nunca fue escrito, que fue olvidado dejando el fantasma de las palabras. No se intenta recuperar nada de lo que fue en estados alterados, se prefiere el momento de conciencia y de lucidez. Se escribe en contra del mundo pero también en contra de sí misma, en contra de lo que hay de “mundo” en el interior de la persona. En esa negación se devela el mismo mundo y la propia personalidad.

11El libro oscila entre poemas de tono alegre (“Pasa el afilador por la puerta de la casa”), poemas que hablan de la tristeza de las cosas (“Adentro de la heladera siempre es de día”), poemas más angustiantes u oscuros (“La casa se inundó”), poemas que son una crítica a la sociedad machista y de la mujer-objeto (“Todavía”), poemas que hablan desde la web (“Estoy viendo el funeral de Whitney Houston”), poemas que recuperan momentos desagradables del pasado (“Cuando era adolescente jugaba al hockey”) poemas divertidos (“El amor es un toro mecánico del que nadie se baja con elegancia”), poemas que hablan del odio y poemas que hablan del amor, en todos se busca motivos para escapar del mundo o para aguantar un poco más : lo siniestro, lo triste, lo ridículo, la culpa, lo muerto ; y su contra cara : lo alegre, lo que crece, lo que se gana, la música, la misma poesía, la explosión de sentido, la felicidad. Las dos fuerzas encuentran su equilibrio, el grito se vuelve silencio, el blanco se llena de color, la ingenuidad de la infancia cae en el conocimiento de las cosas, de la decepción se pasa a la resignación y luego a la aceptación, y así. Finalmente, el ratón pierde la cola, pero se queda con el queso.

12Como esa clavadista ilustrada en la solapa del libro, Valeria se tira un clavado sobre el mundo, se revienta contra el futuro como esos insectos que se chocan contra el parabrisas de un auto en plena ruta del poema “Quiero reventarme”. Con el fin de sentir la adrenalina en ese salto, se arriesga todo en el momento de la escritura, se pone todo de sí, desinteresadamente, sin esperar nada a cambio más que la simple experiencia que le retribuye la poesía, “con inocencia /y con exceso”.

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Pour citer cet article

Référence électronique

Milton Ezequiel López, « Valeria Tentoni, Antitierra  »Amerika [En ligne], 11 | 2014, mis en ligne le 02 décembre 2014, consulté le 06 novembre 2024. URL : http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/amerika/5297 ; DOI : https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/amerika.5297

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Auteur

Milton Ezequiel López

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