Olvido y saber : desconocimiento que se instaura como saber del sujeto en el mismo momento en que se recuerda. El recuerdo funda el olvido […] de la misma manera que el olvido funda la memoria.
Nicolás Rosa, El arte del olvido.
La memoria de la mujer arroja luz sobre nuevos enigmas, hace que la realidad reverbere a través del arte. Es una memoria que, habiendo ocupado por milenios la psique de la mujer, representa sin duda un tesoro a ser revisitado mediante esa misma memoria ; un tesoro expuesto a una revelación sorprendente que es la memoria de la mujer.
Nélida Piñón, La seducción de la memoria de la mujer.
1En este 54 Congreso de Americanistas, en este foro titulado “Género, discurso y resistencias en Latinoamérica”, en la muy majestuosa ciudad de Viena, retomo un tema trabajado en otro Congreso sobre Culturas de la Memoria y su auge en los campos humanísticos y sociales, que se realizó en México en el año 2010. En él, abordé el tema de la memoria y el olvido en dos novelas de escritoras argentinas en torno a la dictadura militar argentina (1976-1983), desde una perspectiva de tres décadas después ; recordando que el viejo Lukacs sostenía la necesaria distancia de treinta años para abordar temas históricos desde la novela.
2María Teresa Andruetto, nació en la provincia de Córdoba en 1954, estudió Letras en la Universidad Nacional de Córdoba y ha publicado novelas, libros para jóvenes y niños, además de poesía ; ha sido traducida al inglés, italiano y alemán y ha sido merecedora a varios premios : el de Novela del Fondo Nacional de las Artes, Lista de Honor de IBBY (promoción a la lectura) y finalista de los Premios Clarín y Editorial Santillana / Universidad de Salamanca, entre otros. Susana Chas clasifica la obra de nouvelle y señala que la autora : “Focaliza la mirada en la responsabilidad que le cupo a la sociedad durante los años del [autodenominado] Proceso de Reorganización Nacional” (Chas, 2004 : 124). Recientemente, Andruetto ganó el premio Hans Christian Andersen 2012, máximo galardón mundial de literatura infantil y juvenil, también conocido como “el pequeño Nobel”. Además fue reconocida su amplia labor de activismo en talleres, escuelas y bibliotecas, con su intenso afán por formar lectores y promover la iniciación literaria.
3La segunda autora escogida para exponer en este trabajo es Laura Alcoba que nació en La Plata (Argentina) –aunque ya veremos que no fue así – en 1968. Se trasladó a Francia con su madre, exiliada política, en 1979 (o sea a los 10 años) estudió Letras en la muy exclusiva y prestigiada Ecole Normal Supérieure, especializándose en teatro del Siglo de Oro español. Ejerce la docencia en la Universidad de Nanterre y trabaja como traductora. La novela de Laura Alcoba es una memoria activada por medio de la escritura, un modo de “quebrar el silencio traumático de una no palabra cómplice”, al decir de Nelly Richard. Se trata de recordar para poder olvidar y “salvarse de la repetición obsesiva del recuerdo”. Es un mensaje solidario con los sobrevivientes de los años oscuros de la dictadura argentina.
4En relación a mi trabajo anterior sobre La mujer en cuestión, de María Teresa Andruetto (Sudamericana, 2009), y La casa de los conejos, de Laura Alcoba (2008, Edhasa), concluía con las siguientes reflexiones :
- 1 Persino explica que cuanto más grueso es el espesor del tercer elemento, menor el poder de convoca (...)
5Algunos autores, como Vered Vinitzky-Seroussi, se refieren a conmemoraciones en torno a “pasados difíciles”, de dos tipos : unas multivocales y otras fragmentadas, a partir del análisis de tres factores : “la cultura política de la sociedad que conmemora”, la mayor o menor incidencia de ese pasado en la agenda política presente y la mayor o menor fuerza e impacto de los agentes de memoria involucrados. Vinitzky, en “Commemorating a difficult past”, distingue también tres componentes en una narrativa de memoria : “a) los protagonistas, b) el evento c) el contexto ideológico de dichos eventos” (Persino, 2008 : 60-62)1. En los casos en que el espesor mayor se centra en el tercer elemento, el contextual, menor será el poder de convocatoria y de consenso, lo que da lugar a una conmemoración fragmentada. Por su parte, Elizabeth Jelin, en su imprescindible trabajo de compilación, en varios tomos, de la colección titulada “Memorias de la Represión”, afirma que la memoria se refiere a las maneras en que la gente construye un significado del pasado y cómo se relaciona ese pasado con el presente en el acto de rememorar o recordar” (Jelin y Sempol, 2006 : 18).
6En la clasificación propuesta por Vinitzky, las novelas analizadas de Andruetto y Alcoba (ambas primeras novelas sobre el tema de las autoras), parten de fechas y hechos concretos (o sea de los eventos), centrados en el último golpe militar en Argentina (24 de marzo de 1976), y también rememoran la represión ejercida por los grupos parapoliciales (la fatídica Triple A) en los años anteriores al golpe militar y la posterior represión institucionalizada. En esta clasificación de tres componentes básicos, La mujer en cuestión se centra en la violencia ejercida por el contexto ideológico y el tejido social que rodea y justifica la historia personal de Eva Mondino, –la “mujer en cuestión” del informe–, como sobreviviente de un campo de detención y tortura (en este caso, La Rivera) mientras que, en La casa de los conejos, se privilegia a los protagonistas, que son los habitantes de la casa clandestina y también del grupo armado Montoneros. En aquellos años de la llamada guerra sucia, la responsabilidad de la sociedad civil, y no sólo de los grupos de poder, con su silencio, con el famoso ‘No te metás’ o la justificación de la violencia de estado con la expresión tan manida de ‘Algo habrán hecho’, se pone en evidencia en la novela de María Teresa Andruetto, desde una mirada metaficcional, a la vez irónica y crítica. El informe anónimo para un mandante sin nombre, rescata un caso más, una historia de vida borrada en los anales oficiales. Es también una advertencia hacia el futuro.
7La novela de Laura Alcoba, por su parte, sin decirlo abiertamente, es un primer paso para rescatar su propio origen familiar y poder comprender los motivos que tuvieron sus padres para incorporarse a la lucha armada para cambiar el país y el mundo, desde una perspectiva utópica que parecía posible en las décadas de los años sesenta y setenta.
8Ambas novelas se inscriben en un movimiento que promueve la verdad y la justicia y es posterior a los indultos otorgados por el gobierno de Menem y a las leyes de “Obediencia Debida”. Estas novelas abrevan y acompañan la larga lucha de familiares de muertos y desaparecidos y se vinculan, de manera natural, con otras novelas testimoniales y de no- ficción y a las memorias individuales y colectivas, fragmentadas y múltiples, que se opusieron a la memoria oficial monolítica que intentó imponer el estado.
9También se enlazan con los movimientos de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y la Organización que surge el 24 de marzo de 1995, H. I. J. O. S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), que ya es una memoria transgeneracional, según Diego Sempol y Elizabeth Jelin.
10De algún modo, estas primeras novelas de las autoras y las que le siguieron : Lengua madre (Mondadori, 2010) de María Teresa Andruetto y Los pasajeros del Anna C (Adhesa, 2012), responden, después de treinta años, a un llamado que Hugo Vezzetti lanzó en 1998 : La necesidad de pasar de una “dimensión privada y personal del duelo”, a otra que llama “memoria política” y que define como “sostenida en un fundamento ético” (Vezzeti cit por Persino, 2008 : 60).
- 2 Título de un libro sobre la novelística de Roberto Arlt, cuya autora es Rose Corral.
11Ambas novelas regresan, como “obsesivo circular de la ficción”2, a marcas del género autobiográfico y a los años sesentas y setentas en Argentina, con su cúmulo de sueños utópicos y la pesadilla dictatorial.
Recuerdo, recordemos.
Hasta que la justicia se siente entre nosotros.
Rosario Castellanos, “Memorial de Tlatelolco”.
12Un dato curioso enlaza a estas dos escritoras en este diálogo crítico. Me refiero a que el traductor de Alcoba del francés (ya que las primeras ediciones de las citadas novelas de Alcoba son publicadas por Gallimard) es Leopoldo Brizuela, y el que firma el comentario por parte de la editorial Mondadori en la contraportada de Lengua madre de Andruetto es el mismo autor ; quien, además, de que es escritor y nació en La Plata (1963), resultó ganador del Premio Alfaguara de Novela 2012.
13Laura Alcoba (1968) pertenece a una generación posterior a la de Andruetto (1954) (si aceptamos las clásicas propuestas de Ortega y Gasset sobre el tema : 15 años).
14Laura Alcoba afirma, en una entrevista, que se trata de una novela “sobre la confrontación entre el ideal y la realidad”. Una novela sobre su propia vida o de cómo fue que la autora nació en La Habana y no en La Plata como consta en sus documentos. Aunque de antaño supo de las muchas incongruencias que rodeaban sus primeros años, es un viaje a la Argentina desde Francia, en el año 2003, el que la lleva a escribir su primera novela titulada La casa de los conejos ; hoy este lugar ha sido convertido en un sitio de la memoria en La Plata, y es conocido como “Casa Mariani-Teruggi”. Después decide retomar el hilo de Ariadna para develar enigmas individuales y generacionales desde el espacio “otro” donde vive desde los diez años, Francia.
15Se trata de reconstruir la vida de sus padres jóvenes a partir de sus propios recuerdos (en parte confusos o borrados) y sucesivas entrevistas a sus propios padres y algunos de sus amigos sobrevivientes de aquel utópico adiestramiento realizado en Cuba para servir a la Revolución, tras las huellas del Che Guevara ; pero también con el testimonio de un intelectual francés muy importante por entonces para los jóvenes latinoamericanos : Regis Debray.
16Los pasajeros del Anna C. tiene una dedicatoria inquietante : “A la fe robada, a las ilusiones perdidas” y luego un epígrafe en francés tomado de La Chartreuse de Parme de Stendhal : “Bientôt surgirent des moeurs nouvelles e passionnées. […] Exposer sa vie devint à la mode. On vit pour être heureux après des siècles d´hipocresie et de sensations affadissantes, il fallait aimer quelque chose d´une passion réelle, et savoir dans l´ocassion exposer sa vie” (Alcoba, 2012 :9).
17Una voz narrativa en primera persona insiste en “aparecer en la foto” :
Durante nuestra travesía del Atlántico a bordo del Anna C. yo debía de tener poco más de un mes de vida. No sé qué nombre llevaba por entonces…mis padres no se ponen de acuerdo sobre el punto, como sobre tantas otras cosas. Lo único seguro es que a bordo de aquel barco mi nombre no era el mismo que me habían dado al nacer. Y que ni uno ni otro se corresponden con este que hoy es el mío. (Alcoba, 2012 : 11)
18Y luego :
Los testigos a los que pude consultar están todos de acuerdo en una cosa : al volver a Occidente, su modo de vestir no pasaba inadvertido. A bordo del Anna C., todos los miembros del grupo en que se encontraban mis padres llevaban ropas cubanas y soviéticas. (ibid.)
Quien habla en primera persona eleva la voz de la lengua madre.
Jacques Derrida.
Hay mujeres que le dan nombre a las cosas y otras que se expresan sin palabras.
Mujeres que deciden nuestras vidas.
Madres.
María Teresa Andruetto, Lengua madre.
19María Teresa Andruetto inicia su segunda novela con una dedicatoria en línea matrilineal : “A mi madre, a mis hijas”, el epígrafe elegido por la autora para la apertura de Lengua madre es de Diana Bellessi :
A dónde voy volviendo yo
que siempre quiero
irme a otra parte.
20Le siguen citas de otras escritoras : Susana Thénon, Doris Lessing y Marina Tsvietaieva en una carta a Rilke.
21La novela, a su vez, se inicia con una voz exterior a la historia (extradiegética) :
Hay un motivo para que haga estas cosas, para que hurgue en los papeles y en la vida de su madre como lo está haciendo. Es que su madre le pidió que, llegado el caso, se ocupara de leer las cartas y ordenar los libros, tal vez te interese alguno, los que no, dáselos a la Biblioteca Popular, le había dicho. Es la caja que está debajo de mi cama, no la tires sin leer las cartas. (Andruetto, 2010 : 13)
22Dos hilos fundamentales tejen la trama novelesca : la relación madre (ausente) e hija (criada en casa de los abuelos) Julia y Julieta, y las cartas que la hija lejana lee tras su regreso desde Munich (donde cursa un doctorado sobre la escritora Doris Lessing y la escritura femenina). Regresa no al pueblo de la provincia de Córdoba donde pasó su infancia sino al lugar de “autoexilio” de su madre : Trelew, para cumplir con ese mandato recibido “más allá de su muerte” (Andruetto, 2010 : 13). Que no quiso –o no pudo– cumplir en vida de su madre porque ya había acompañado la muerte de su abuela (su madre sustituta) y creía no poder resistir la de su madre, o quizás porque hasta entonces no ha podido aceptar (o perdonar) esa lejanía que vivió como abandono.
23Cartas, fotografías, telegramas, dibujos, aportan la vertiente testimonial de otra “mujer en cuestión” –Julia Pronello– que da a luz a su hija en el sótano de una casa de Trelew (Patagonia) en la que se refugia durante los años duros de la dictadura militar. El padre, Nicolás, se exila en Suecia y forma otra pareja. En su refugio académico en Alemania, Julieta rescata una frase que Doris Lessing le dice durante una entrevista en Berlín ;”todas las mujeres tenemos una fijación con el padre” (Andruetto, 2010 : 101)y la tesista le recuerda en cuál de sus obras lo escribió (The Day Stalin Die) y ella se pregunta a sí misma : ¿ Y con la madre ? ¿ Qué tienen las mujeres con la madre ? ¿ Qué tiene ella con su madre” ? (idem).
24La construcción ficcional de esas cartas que lee la hija para reconstruir tantas zonas vacías y enigmas de su relación con la madre, lo toma y agradece la autora –María Teresa Andruetto– de las palabras recibidas y guardadas en la memoria a lo largo de los años, de su madre, sus hijas y sus sobrinas (toda una genealogía en femenino) “porque su recuerdo –escribe en nota final– sirvió de base para la escritura de las cartas de esta novela” lo que refuerza el “giro autobiográfico” (término de Beatriz Sarlo) y la vocación ficcional.
25Desde la perspectiva de Jacques Derrida, “La madre será matriz, una vez más, en su multiplicidad de acepciones, que incluyen la vida y la muerte, en el diálogo que supone el contarse a sí mismo del discurso autobiográfico, ese discurso restaurador marcado por la falta” (Derrida cit. por Vilchis, 2003 : 14). Vanesa Vilchis Norat, en De(s) madres o el rastro materno en las escrituras del yo, a partir de postulados teóricos de Paul de Man y Derrida Vilchis, propone que existe “una estrecha relación entre la madre, como figura, y la autobiografía como discurso favorito de la construcción de los sujetos” (Vilchis, 2003 : 14). Y va más allá al proponer a la autobiografía como matergrafía, “una madre como “mater” en tanto imago cultural y discursivo, en tanto signo que cobija una multiplicidad de significaciones más contradictorias” (Vilchis, 2003 : 14).
26La figura de la madre está presente como enigma a develar en ambas novelas y por extensión simbólica, la madre es también la casa y el país de origen.
27Julia Kristeva, en “Stabat Mater” (“Historias de amor”), afirma que “La seducción materna es más intimidante que confortante” Kristeva cit por Vilchis, 2003 : 58. Escribe Vilchis : “Leo en la mater una estructura fundante de textos autobiográficos que parecen firmados por esa figura […] y así como toda escritura implica un acto de suplencia, la autobiografía hace de su gesto la sustitución de la madre perdida (Vilchis, 2003 : 64). Además, la madre engendra subjetividad : “Ella será siempre la primera fuente del lenguaje” (Vilchis, 2003 :65).
La creatividad nace de la imaginación y la imaginación es la forma artística de la mentira.
María Teresa Andruetto, Lengua madre.
Viajes que se multiplican, danza e identidades y papeles falsos, recuerdos contradictorios, laberintos de la memoria. Dudas, olvidos, lagunas. En estos meses de investigación, mientras recogía testimonios de mis padres y de todos los sobrevivientes de aquella aventura cubana a que me fue posible acceder, yo misma me he perdido muchas veces, lo confieso.
Laura Alcoba, Los pasajeros del Anna C.
28Ambas novelas, Lengua madre y Los pasajeros del Anna C, están narradas desde la focalización –o la voz– de la “hija” : Julieta o Laura. Ambas nacieron lejos del espacio natural de los padres : Trelew (en vez de Córdoba), La Habana (y no La Plata).
29Curiosamente, a la primera novela de Alcoba, donde se rescata de niña, elige llamarla La casa de los conejos, porque esa era la “pantalla” legal que ocultaba la imprenta clandestina donde se imprimía “Evita Montonera”, en una casa de La Plata, tras esa “fachada” y en el “embute” (palabra que, rescatada de la memoria personal), se genera el hilo del relato y es central para dilucidar el enigma de la traición a partir del diálogo intertextual con “La carta robada” de Edgar Allan Poe.
30En Lengua madre, la hija que lee las cartas de la abuela a su madre y el momento de la separación con su madre (irán a buscarla hasta Trelew los abuelos) y crecerá en el pueblo de la llanura cordobesa.
31Los abuelos, en sus cartas, se refieren a un hipotético negocio de venta de chinchillas que le permitiría a la familia Prunello salvar deudas y mejorar su economía, además de viajar al sur. Curiosa presencia de estos animales –conejos y chinchillas– domesticados para su sacrificio y comercialización.
32Historias enmarcadas de otros personajes que se incorporan a la historia hija-madre-y familia o hija-padres-compañeros de lucha.
33La abuela de Julieta –Ema– le envía a la hija, Julia, un cuento que escribe y entrega a un concurso del Centro de Jubilados –y lee la nieta escrito a máquina y engrapado a la carta–. Dice : “nació el 2 de diciembre de 1978” (Andruetto, 2010 : 29) en el sótano-refugio y con ayuda de una partera.
34Por otro lado, en la tercera parte de la novela de Alcoba, titulada “Nacimiento”, se lee : “Cuando Soledad dio a luz, el 10 de abril de 1968, Manuel no estaba en La Habana (Hospital Naval)”. Salen de Cuba un mes más tarde con rumbo a Europa (ya no a Francia por los disturbios de mayo del 68), viajan a Venecia, Génova y de allí a Brasil, y luego en otro barco, a Buenos Aires.
35[A Julieta] le gusta hacer fotos, tomar notas, documentar […], no quiere hacer psicología, no quiere subrayar nada, sabe que lo más difícil es no subrayar, sabe que la vida, que la memoria, está llena de subrayados […] aunque sabe que la vida puede transcurrir en cualquier parte, aunque es cierto que hubiera podido nacer en Suecia, donde vive todavía su padre, o en Italia, como su abuelo, o aquí nomás, en el pueblo de donde era su madre, incluso en la pequeña ciudad donde le dijeron que creció su padre, lo cierto es que ella nació en un sótano (Andruetto, 2010 : 30) ; lo que “subraya”, a pesar suyo, el secreto familiar.
La intensidad. Ese es el territorio de la literatura.
Hacia una literatura sin atributos, María Teresa Andruetto.
36Tununa Mercado (Córdoba, 1939), propone una poética de su escritura que titula “Caja de escritura” (Martínez Richter, 1997 : 23). Un día se dice : “Escribo mi caja”, y de esa “profundidad”, “volumen”, “dimensiones”, se puede “desplegar” algo. Y añade la autora que la caja “no tiene un carácter representativo, no es una casa, ni un útero, ni un féretro […] ni interior ni exterior, una instancia otra que se recorre hasta encontrar un grosor que se desprende al mismo tiempo que se fija en la serie de la frase y de la línea” (Martínez Richter, 1997 : 23). Esa caja podría traspolarse a la caja que Julia hereda a su hija Julieta y de ese espacio de escritura se van ordenando los recuerdos y desordenando las emociones.
37En Lengua madre, de María Teresa Andruetto, además de la reconstrucción del vínculo entre madre e hija, va generándose el documento a través de cartas y fotografías. En cambio, Los pasajeros del Anna C se va conformando con base en voces y testimonios grabados por la narradora protagonista.
38La entrevista, según Leonor Arfuch, supone “[…] una verdad no aprehensible por otros medios” ; “alguien dice más allá de un querer decir”. Y la investigadora la propone como “forma paradigmática en la configuración contemporánea del espacio biográfico” (Arfuch, 2010 : 121).
39En la novela de Andruetto se privilegia la escritura personal íntima que también es social y en Alcoba se subraya la palabra viva, rescatada a través de la entrevista y el testimonio. En ambos casos la memoria se reconstruye treinta años después, cuando los lectores son otros y también las circunstancias individuales y sociales.
40En un trabajo sobre los años setenta en Argentina, Alejandro Moreira cita una advertencia lanzada por Ricardo Foster en 2003 ; “la historia argentina, especialmente la reciente, […] corre el riesgo de la santificación o del museo”, o sea, por un lado la nostalgia y por el otro el distanciamiento. Las novelas de María Teresa Andruetto y de Laura Alcoba, evitan ambos escollos y nos proponen una reflexión vital y estética sobre una etapa de la vida nacional conflictiva a través de sus novelas ; donde la memoria individual se enlaza con la memoria colectiva.