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La Mémoire et ses représentations esthétiques en Amérique latine /1

La ficción : espacio simbólico de la ausencia en la novela argentina contemporánea

Graciela Aletta de Sylvas

Resúmenes

La narrativa argentina ha producido novelas que narran los horrores de la dictadura militar que se gestó entre 1976 y 1983. En este trabajo hemos recortado la temática de los desaparecidos y la apropiación de hijos.

Resulta insoslayable relacionar los procedimientos del terrorismo de Estado llevado a cabo por la dictadura argentina con el holocausto nazi y subrayar el componente de perversión con que fueron ejecutados. La memoria se reconstruye en las tramas discursivas a través del lenguaje, y la literatura es una de las tres maneras simbólicas que permite abordar la cuestión del Mal.

Las novelas elegidas se sostienen no sólo en la elección del tema, sino en el valor de su escritura : A veinte años, Luz (1998) de E. Osorio ; Tumba de jaguares (2005) de A. Gorodischer ; El secreto y las voces (2002) de C. Gamerro ; Purgatorio (2008) de T. Eloy Martínez ; Dos veces junio (2002) de M. Kohan y Los Topos (2008) de F. Bruzzone. Apelan al realismo, al componente fantástico, a la estructura rizomática, a la polifonía y a la parodia ; todas subrayan el componente ficcional sin excluir el contexto. Nuestra lectura constituye una manera de exorcizar la ausencia y el olvido porque recurre a la memoria del pasado para construir el presente.

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1Este título se refiere a la temática de la desaparición de personas y robos de bebés, inseparable del tema de la búsqueda de la identidad. La narrativa argentina ha producido novelas que narran los horrores de la dictadura militar que se gestó entre 1976 y 1983. Los vínculos entre literatura y experiencia histórica se van modificando de acuerdo a los modos de narrar y a las circunstancias en la que están insertos. No es lo mismo narrar durante la dictadura teniendo que evadir la censura o en el exilio, la posdictadura, en los años ‘90 o en la actualidad. En este trabajo abordaremos algunas novelas argentinas actuales, valorando su compromiso con el lenguaje, las estrategias narrativas y la elección que cada escritor realiza para narrar lo representado. Una empresa de lectura que, si bien aglutina a la producción escrita por su relación con la historia reciente, se sostiene en la calidad de la escritura.

  • 1  Roudinesco, Elizabeth, Nuestro lado oscuro, Barcelona : Anagrama, 2009.
  • 2  Voloshinov, Valentin, El marxismo y la filosofía del lenguaje, Madrid : Alianza, 1992.

2Si reflexionamos sobre los horrores entendiendo las torturas, los vuelos de la muerte, la desaparición de personas, la sustracción de recién nacidos, podemos hablar de perversión. Elizabeth Roudinesco se pregunta en Nuestro lado oscuro1 “ ¿Dónde empieza  la perversión y quiénes son los perversos? ”. Opina que la perversión se afirma con el nazismo y centra su análisis en las confesiones de Rudolf Höss, director de Auschwitz. Concluye que no sólo constituye un hecho humano (los animales no son perversos) presente en todas las culturas, sino que existe como un desarraigo del ser respecto al orden de la naturaleza. Supone la existencia previa del habla, del lenguaje, del arte. Algunos perversos resultan sublimes cuando se vuelcan al arte. O abyectos cuando se entregan a las pulsiones asesinas : constituyen una parte de nosotros mismos, son tendencias inconfesables que reprimimos, son nuestro lado oscuro.
Sin embargo, no podemos ignorar la adhesión a una ideología que reside en la raíz de estos actos, ya que, como afirmaba Voloshinov2, el contenido de una psique individual es tan social como la ideología.

Del Holocausto al caso argentino. Contar el horror

  • 3  Nancy Huston realiza una investigación sobre el tema para escribir su novela Marcas de nacimiento, (...)
  • 4  Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV, Madrid : Tau (...)
  • 5  Wiesel, Elie, La noche, el alba, el día, Barcelona : Círculo de Lectores, 1987 ; Semprún, Jorge, L (...)
  • 6  Levi, Primo, Si esto es un hombre, Buenos Aires : Mila (Raíces - Biblioteca de Cultura Judía), 198 (...)
  • 7  Agamben, Giorgio, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo, Valencia : Pre-texto, 2000.

3Resulta insoslayable relacionar el terrorismo de Estado con el holocausto nazi. Estos dos episodios alejados en el espacio y en el tiempo están unidos por una ideología común. Hasta el robo de niños fue una práctica liderada por Himmler : entre 1940 y 1945 más de 200.000 niños fueron raptados de sus familias biológicas en los territorios ocupados3. Adorno se preguntaba cómo escribir después de Auschwitz, inquietud recuperada en nuestro país por el filósofo Juan Pablo Feinmann, quien repite la pregunta acá y ahora : “ ¿Cómo escribir después de la Esma? ” Ya Benjamin había señalado que la gente volvía enmudecida del campo de batalla.
Para el escritor es el horror que produce la guerra el motivo de este hiato, una rotura, un enmudecimiento que sólo podría salvarse por la construcción de una memoria4.
Tanto Elie Wiesel como Jorge Semprún tardaron años en escribir el testimonio de su reclusión en el campo de concentración, 10 y 50 años respectivamente5.
En cambio, Primo Levi empezó a tomar notas durante su cautiverio y publicó Si esto es un hombre6, dos años después.
Agamben opina que la Shoá es un acontecimiento sin testigos porque los verdaderos testigos, los integrales o musulmanes son los que han sido asesinados7.

  • 8  Groppo, Bruno, Flier, Patricia (comp.), La imposibilidad del olvido, recorridos de la memoria en A (...)
  • 9  Todorov, Tzvetan, Los abusos de la memoria, Barcelona : Paidós, 2000.

4Sin embargo hay multiplicidad de relatos testimoniales que tratan de colmar ese espacio indecible que sobreviene al silencio de las armas. Se articulan alrededor del eje de la memoria, que si bien trabaja sobre el pasado, mirándolo de frente, está orientada hacia el futuro. Esta actitud, afirma Bruno Groppo8, es la única vía para evitar que se repita y para que deje de asediar al presente. Se trata de la memoria ejemplar que plantea Todorov, aquella que supera lo individual y puede constituirse en principios de acción del presente.
Recordar para no repetir9. Si nos situamos en la órbita de las expresiones literarias, nos preguntamos cómo un hombre de letras puede escribir sobre los campos de concentración y los desaparecidos si no quiere o no puede contentarse con enumerar documentalmente los horrores y sufrimientos, cuando quiere superar el testimonio. Semprún cree que la verdad de la experiencia sólo es transmisible mediante la escritura literaria.

  • 10  Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona : Lumen, 2 (...)
  • 11  Sichère, Bernard, Historias del Mal, prólogo de J. Kristeva, Barcelona : Gedisa, 1996.

5Julia Kristeva sugiere que sólo cierto modo de contemplar de cara el mal para transponerlo lo mejor posible en discurso puede sustraernos a la banalización de la que hablaba Hannah Arendt10 y abrirnos a la libertad.
Bernard Sichère en Historias del Mal11, que Kristeva prologa, considera tres discursos que actualizan el pensamiento contemporáneo del mal : la política, el psicoanálisis y la literatura. Esta última representa para el escritor una vigorosa fuerza de exorcismo del horror. Posee una capacidad transformadora de la realidad y entendida como producción, se constituye en una práctica social en la que el lenguaje que la conforma es un poderoso signo ideológico. Sin embargo a veces la literatura, más que ofrecer respuestas crea angustiosos interrogantes.

Espacio simbólico de la ausencia

  • 12  Terán, Oscar, “ Tiempos de memoria ”, Punto de vista, Nº 68, Buenos Aires, diciembre 2000.
  • 13  Schmucler, Héctor, “ Las exigencias de la memoria ”, Punto de vista, Nº 68, Buenos Aires, diciembr (...)
  • 14  Osorio, Elsa, A veinte años, Luz, Buenos Aires : Planeta, 2006.

6Del conjunto de crímenes cometidos en la década del 70 el tema de los desaparecidos y la desidentificación de bebés son los que concentran el mayor desafío ético e intelectual. Oscar Terán12 observa que desde el punto de vista lingüístico, ambas palabras tienen el prefijo negativo “des”. Los desaparecidos son los que no aparecen, los niños hoy adultos son los que no se saben a sí mismos en relación con sus ancestros. Esa negatividad, ese “ no ”, esa privación, es la condición de posibilidad de que aquello que sucedió siga sucediendo.
La memoria de nuestros desaparecidos13 está llena de agujeros, grietas y silencios.
Cuando Elsa Osorio publicó A veinte años, Luz14 en España, en 1998, recién se conocía el primer caso de hija de desaparecidos, Paula Cortassa, quien comenzó a buscar su identidad por iniciativa propia. En Argentina ninguna editorial quería publicar la novela, alegando que el tema estaba pasado de moda y que no le interesaba a nadie.

  • 15  Friera, Silvina, “ No toda la sociedad es culpable ”, Página 12, Buenos Aires, 24/10/2006.

7Luz es una joven de veinte años que a partir de la experiencia de la maternidad empieza a dudar de su origen. Realiza una minuciosa investigación que encausa la novela en los cánones del policial con el consiguiente suspenso e intriga, hasta enfrentarse en Madrid en un diálogo por momentos ríspidos, a veces tiernos, con Carlos Squirru, su padre tan buscado. Su caso es atípico : sus abuelos biológicos y su padre no saben de su nacimiento y por lo tanto no la buscan. Pide ayuda a las Abuelas de Plaza de Mayo, pero su ADN no está registrado. Osorio declara15 que su novela no es testimonial, que no se basó en ningún caso real, sino que es simplemente una ficción de una triste historia. La novela tiene un verosímil que responde al realismo. El relato propone un vínculo entre la realidad y la experiencia histórica, pero su grado de verdad se juega en el campo de la ficción y no en el de lo fáctico. Mientras escribía la novela, Osorio preguntó a varias personas acerca de cuándo se habían enterado que los militares robaban recién nacidos. La mayoría de los consultados no se ponían de acuerdo sobre si fue con la llegada de la democracia o cuando el diario Buenos Aires Herald se animó en 1978 a publicar una carta a los lectores sobre el robo de bebés. Se convirtió así en el primer medio en informar que el gobierno militar estaba secuestrando personas ilegalmente y haciéndolas desaparecer. A Robert Cox, el director, le costó la detención ilegal.

8La novela tiene un Prólogo, un Epílogo y tres Partes que no siguen una secuencia cronológica, comienza en el 98 con el encuentro de padre-hija y realiza un salto retrospectivo al 76 : los fragmentos de esta época se intercalan con el diálogo de Luz y Carlos en una mesa de café, marcados por el cambio de letra a cursiva, y con los monólogos de Miriam, una prostituta de lujo que vive con el Bestia, un sargento torturador, aunque ella desconoce sus actividades. Este hombre promete llevarle un niño a esta mujer imposibilitada de concebir, pero sin explicarle su procedencia. Esta historia se entrelaza con otra en la que Mariana, hija del general Dufau, pierde a su hijo en el parto, problema al que su padre encuentra una rápida solución : “ si está muerto, se consigue otro y ya está ” (p. 119). Asistimos a la transformación de Miriam, quien en contacto con la madre de Luz pasa del no saber al saber y a la complicidad. Osorio consigue delinear personajes humanos sin polarizarlos : lo que los caracteriza es el cambio. Miriam abandona al Bestia después del asesinato de la presa, escapa al Uruguay y vive para contarle la verdad a Luz, y el apropiador que cobardemente no averigua el origen de Luz, a quien quiere entrañablemente, empieza a investigar la identidad de Luz. Pero cuando encuentra a Miriam y está a punto de saber la verdad, es asesinado por el Bestia.

9El encuentro entre Carlos y Luz no está exento de tensiones ni conflictos. Luz le reprocha que nunca la hubieran buscado, que su sangre no estuviera registrada en el Banco Nacional de Datos Genéticos. También le reprocha haber tenido hijos en esas circunstancias, lo que la había condenado a ser desaparecida con vida y lo atribuye al egoísmo. Palabras polémicas de una hija al padre, pronunciadas en un momento de rencor por el abandono, pero que pueden suscitar toda una discusión al respecto. La novela de Osorio plantea una historia verosímil, con una intriga atrayente y tiene el mérito de ser la primera novela sobre la apropiación de menores. No está de más recordar que de los 500 hijos de desaparecidos, las Abuelas llevan recuperados 101 nietos a febrero de este año.

  • 16  Gorodischer, Angélica, Tumba de jaguares, Buenos Aires : Emecé, 2005.
  • 17  Aletta de Sylvas, Graciela, La aventura de escribir. La narrativa de Angélica Gorodischer, Buenos (...)
  • 18  Deleuze, Gilles, Guattari, Félix, Rizoma, México : Premia, 1983.
  • 19  Aletta de Sylvas, Graciela, op. cit.

10Angélica Gorodischer, escritora rosarina, escribe Tumba de jaguares16 (2005). Está integrada por tres nouvelles atravesadas por un eje paradigmático constituido por la problemática de la escritura. Su estructura es barroca, complicada, no existe un narrador ni un ego en posición de trascendencia, origen o arché de la escritura, ni un punto de vista desde el cual desenvolver el ovillo de la historia. Opuesto al fundamento del origen que propiciaban los presocráticos, y sobre el cual reflexionaba Platón, el texto se aproxima a las afirmaciones de Heráclito cuando proclamaba el permanente fluir, el proceso del devenir. Esta idea del filósofo da cuenta de un tiempo que no es lineal sino cíclico. El movimiento que dibuja Tumba de Jaguares se concreta en un círculo sin principio ni fin. Cada uno de los tres personajes de cada historia es protagonista de un relato y autor de otra. El devenir que fluye entre las ficciones forma una figura circular, ouroboros o serpientes que se muerden la cola.
La novela de Gorodischer17 atenta contra la estructura del Poder, ese narrador/autor quien dictatorialmente ejerce el poder sobre el lenguaje, el que cuenta y se apropia de lo narrado.
El relato en cambio responde al principio de multiplicidad, al que Gilles Deleuze18 ha señalado como rasgo de lo rizomático. La figura que traza la escritura puede ser rota, invertida, penetrada en cualquier parte, ya que fluye ininterrumpidamente. Elegimos la primera de las historias : “ Variables ocultas ” que tiene como personaje a Bruno Segher y está escrita por el personaje de la tercera historia, la escritora María Celina Igarzábal. Segher ha perdido una hija, desaparecida durante la represión del gobierno militar. Fue secuestrada y supuestamente violada y torturada hasta la muerte, esos instantes que sólo la imaginación del padre puede rescatar. Tumba de jaguares es la metáfora del campo de concentración, trampa en que las bestias de este mundo van a morir bramando. Víctima de los jaguares/esbirros militares/señores de la muerte, Chela-Chelita muere supuestamente en esa habitación octogonal que da título a la novela : “ Pero los jaguares no mueren así nomás, se defienden, salen de noche a cazar, sacan las garras,  arquean el lomo y atacan y se deja uno la vida tratando de huir de ese ataque. Huelen a sangre, a cubil, a sed, a cuarteo conseguido a fuerza de embates, a muerte, a la muerte. Salen, triunfantes, de donde no se sale, despojos viscosos en las fauces y una especie de rugido, ronroneo de satisfacción en el gañote… Las chicas desnudas violadas y torturadas sobre las mesas metálicas no mueren noblemente, no han podido luchar. No tuvieron garras y de esas gargantas salieron sólo gritos y gemidos ” (p. 33-34). La hija de Bruno pasa a engrosar el número de 30.000 desaparecidos en los años ‘70 en la Argentina, por los que se sigue reclamando, buscando alguna explicación y a los que la memoria sigue rindiendo homenaje.
La imposibilidad de hablar sobre la desaparición de su hija, hace que Segher se interrogue sobre el acto de escribir. Se escribe para comprender, pero la comprensión en su sentido más pleno, es imposible. Las palabras no pueden devolverle el cuerpo de la joven y decide pegarse un tiro. Esta historia recuperada desde la subjetividad de la primera persona y el monólogo, finaliza con la muerte del padre que sella la imposibilidad de la escritura para decir el horror. No es la primera vez que Gorodischer se refiere al tema de la dictadura aunque a través de otros recorridos. Ya en Kalpa Imperial, publicada en 1983, pero iniciada en 1978 y escrita durante cinco largos años del proceso, apunta en clave de lo maravilloso, a los años de violencia. Diferentes modos que tiene la literatura para abordar la realidad y para nombrar con otros recursos, desde figuraciones no realistas, sus relaciones con la historia reciente19.

  • 20  Martínez, Tomás Eloy, Purgatorio, Buenos Aires, Alfaguara, 2008.
  • 21  Villoro, Juan, “ Una cartografía conjetural ”, ADN Cultura, 10/01/09.
  • 22  Guyot, Héctor, “ La identidad de una persona está hecha de recuerdos ”, ADN Cultura, La Nación, 25 (...)

11Purgatorio20(2008) es una novela que, según Martínez, nació del hueco que le dejó la imposibilidad de vivir en la Argentina, cuando en 1975 las amenazas de la Triple A de López Rega lo empujaron al exilio. Desde entonces trató de imaginar cómo habría sido la vida de cada día que no vivió en el país. Desde estas razones autobiográficas escribe para exorcizar esa melancolía de haber sido arrancado de su lugar en el mundo, “ por lo menos ”, declara Martínez, “ me la voy a contar, voy a tratar de reconstruirla con la imaginación ”.
En esta novela realidad y ficción se imbrican para convertir el relato en un testimonio del horror de la dictadura pero, simultáneamente, en un episodio de la literatura fantástica, que algunos críticos, como Juan Villoro, denominan sobrenatural y hasta delirio21. La protagonista Emilia Dupuy, una mujer de sesenta años, ha buscado durante tres décadas a su marido, desaparecido en Tucumán en 1976. Su Purgatorio es “ una espera de la que no conoce fin ” (p. 97). Testigos presenciales aseguran, desmintiendo la historia oficial, que fue torturado y asesinado de un tiro en la frente. Pero Emilia no lo ha visto morir y cree, “ sabe ”, que está vivo. “ Donde no se ve nada no hubo nadie ”, explicaban los voceros del gobierno. Las dobles negaciones : acá no queda nada, no hay ninguno, eran expresiones que se repetían continuamente. Las autoridades argentinas respondían invariablemente con una observación del obispo Berkeley : “ Lo que no se ve no existe ” (p. 122-123). Emilia es hija del Dr. Dupuy, un civil ideólogo del régimen militar y su vocero a través del diario La República, amigo de la Anguila, como apoda a Videla, y encarna la complicidad civil de la sociedad. La protagonista tiene la certeza de que su marido no ha muerto. “ Como en la tragedia griega ” –dice Martínez– “ si no ves el cuerpo no te resignás a la pérdida, no te resignás a la muerte. En las batallas los griegos respetaban la sepultura de los muertos. Se daban una tregua para que en los ejércitos pudieran enterrar o quemar los cuerpos.
Eso, que está en la Ilíada, permite el duelo de los quedan ”22.

  • 23  Freud, Sigmund, “ Duelo y melancolía ”, Obras Completas, Buenos Aires : Hispamérica, Buenos Aires, (...)
  • 24  Gundermann, Christian, Actos melancólicos. Formas de resistencia en la postdictadura, Rosario : Be (...)
  • 25  Henry Rousso, un referente clave en los estudios franceses de la memoria, autor de El Síndrome de (...)

12A partir de Duelo y Melancolía23, Freud plantea la identificación con un objeto perdido, ya sea éste una persona o un ideal y la decidida negación del sujeto melancólico de aceptar que este objeto se haya perdido24.
Define al melancólico como a una persona que se niega a cumplir el trabajo del duelo25, aquel que no acepta la realidad de la pérdida. Este es el caso de Purgatorio. Emilia encuentra a su marido y aquí entramos en el terreno de lo fantástico, pues comprueba con sorpresa que no sólo no ha envejecido sino que sigue clavado en sus 33 años, lleva la misma ropa de los años ‘70 y las patillas de otra época. Hace el amor con el fantasma de Simón, es inmensamente feliz, a pesar de que esta presencia es por momentos inasible y desdibujada. A diferencia de la Mariana de A veinte años, Luz, que idolatra a su padre, general, asesino y torturador, Emilia se rebela contra el padre, aunque esa rebelión sea individual y no social.

Complicidad colectiva

  • 26  Gamerro, Carlos, El secreto y las voces -2002-, Buenos Aires : Verticales de Bolsillo, 2008.
  • 27  Gamerro, Carlos, Las islas, Buenos Aires : Norma, 2007.
  • 28  Al año siguiente de publicada esta novela, María Teresa Andruetto escribe La mujer en cuestión, ta (...)
  • 29  Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina., Buenos Aires  (...)

13El secreto y las voces26(2002) de Carlos Gamerro –el autor de Las Islas27, sobre la guerra de las Malvinas– sitúa la novela en Malihuel, un pueblo ficticio del sur santafesino. El hilo conductor es el narrador personaje : Felipe Félix, quien regresa a su pequeño pueblo natal después de veinte años con el pretexto de escribir un novela. Para tal fin lleva a cabo una investigación que toma un cariz político y se encuadra dentro del género policial. Comienza por indagar a los habitantes del pueblo acerca de un secreto, un crimen cometido en el ‘77, que trajo aparejada la desaparición de Darío Ezcurra, un hombre joven, vividor, mujeriego, quien se convierte en el chivo expiatorio de los militares que requieren su cabeza al comisario. Este policía comienza por pedir el consentimiento explícito de buena parte de la población. Fefe escucha las distintas voces y versiones en diálogo, a veces contradictorias, a veces coincidentes, plagadas de no dichos, rumores y prejuicios.
El personaje lee la multiplicidad de esas versiones para armar un rompecabezas que conduce a la relatividad de la verdad28. Se sabe que Ezcurra ha sido arrojado a la laguna y en un vuelco sorpresivo hacia el final, se revela que ha sido el padre de Fefe. Así la novela se convierte en la búsqueda de los orígenes y de la identidad. Sin embargo no tenemos el cuerpo. Al autor le interesa el tema de la responsabilidad civil, la culpa colectiva en los crímenes de Estado. Por eso en la novela ha habido un pacto de silencio durante tantos años y un secreto no dicho compartido por todos. Pilar Calveiro sostiene que el campo de concentración puede existir en medio de una sociedad que elige no ver, por su propia impotencia, una sociedad desaparecida, tan anonadada como los secuestrados mismos. Señala la autora, que estuvo secuestrada en la ESMA, que la inmovilidad de esta misma sociedad fue su condición de subsistencia, ya que los militares la procesaron como los cuerpos de las víctimas. Piensa que no hay que confundir parálisis con complicidad y subraya que hubo diversas formas de resistencia en el terreno del arte y de la música.
El drama reside en que toda la sociedad ha sido víctima y victimaria y padeció y a su vez tiene, por lo menos, alguna responsabilidad, todos fueron alcanzados por el poder desaparecedor29. Volviendo a la novela, el escritor cree que la literatura debe abstenerse de juzgar y sacar conclusiones. A través del componente heteroglósico y polifónico intenta recomponer la verdad. Y desde un procedimiento metonímico, elige el pequeño pueblo de Malihuel como caja de resonancia de los sucesos a nivel nacional.

Las nuevas generaciones

  • 30  Kohan, Martin, Dos veces junio, Buenos Aires: De Bolsillo, 2008 ; Ciencia Morales, Barcelona Anagr (...)
  • 31 “Martín Kohan : Dos veces junio, en Segunda Poesía, www.segundapoesía.com.ar/2004/06/martin-kohan-d (...)
  • 32  Gramuglio, María Teresa, “ Políticas del decir y formas de la ficción ”, Punto de vista, Nº 74, Bu (...)

14Martín Kohan (1967) tenía 9 años cuando se produjo el golpe del 76. Autor de Dos veces junio30(2002), la novela se inaugura con una pregunta : “ ¿A partir de qué edad se puede empesar (sic) a torturar a un niño? ” pregunta que un médico de un campo de concentración de Quilmes le hace al Dr. Mesiano. El narrador en primera persona, un conscripto, lector de la interrogación, no parece reaccionar ante el horror que suscita sino por la falta de ortografía de quien ha escrito “ s ” en lugar de “ z ”.
La pregunta está registrada en los juicios a las juntas militares cuando una detenida en un centro clandestino escucha que alguien hace esta consulta31. Esta frase inicial que queda en el registro de lo técnico, despojada de toda connotación moral, se mantiene durante toda la novela, en la que la eficacia y el deber tienen un peso decisivo. Transcurre junio de 1978, el Mundial de Fútbol, día en que la Argentina pierde el partido con Italia en la cancha de River. El conscripto es chofer del Dr. Mesiano, médico del centro de detención y mantiene con él una relación paterno-filial. El médico en vez de torturar al bebé se lo roba para entregárselo a su hermana. Cuatro años después, el protagonista, ahora estudiante de medicina, lo visita y se encuentra con el chico, a quien hasta el nombre le han sustraído. Este episodio tampoco suscita una reacción en el personaje, quien lo registra con un tono distante, impersonal, neutro y sin involucrarse subjetivamente.
Kohan narra desde su personaje literalmente la mera facticidad, con una “ organización férrea de la sintaxis ”, dice Gramuglio32, con fuerte anclaje en la referencialidad. Todo lo cuantifica y mide de manera obsesiva. Este intento por reducir la realidad a esquemas se quiebra cuando recorre de noche los alrededores del estadio de fútbol y todo se convierte en extraño y siniestro y cuando irrumpe la voz divergente en estilo indirecto de la mujer presa y torturada, que desplaza la perspectiva hacia la víctima. La complicidad del narrador, que no tiene poder de decisión en el aparato represor, lo convierte en aliado de los victimarios y lo integra en esa zona gris de la complicidad social a la que ya nos hemos referido. La actitud de neutralidad del conscripto aleja la novela definitivamente del testimonio, a lo que se suma una simple cuestión cronológica que hace imposible la relación entre testimonio y vida.

  • 33  Gusmán, Luis: Villa -1995-, Buenos Aires : Edhasa, 2006.

15Kohan se inspiró en un texto de Hannah Arendt : Eichmann en Jerusalén y en una novela de Luis Gusmán : Villa (1995)33. Los dos junios que evoca la novela se refieren al Mundial y también al de 1982, fecha histórica en la guerra de las Malvinas. Ambas novelas plantean desde un verosímil realista, desde la amoralidad de sus personajes, una interpretación sin moralejas.

  • 34  Bruzzone, Félix, Los Topos, Buenos Aires : Mondadori, 2008.

16Felix Bruzzone (1976) es hijo de desaparecidos. También lo es el personaje de Los Topos,34 quien vive con su abuela que busca a otro nieto desaparecido. Al morir esta abuela, él continúa con la búsqueda. Se relaciona con Maira, un travesti también hijo de desaparecidos, que se hacía pasar por informante de la policía y luego mataba a sus miembros, ex represores, muchos de ellos aun en servicio, haciendo justicia por mano propia. Toma contacto con HIJOS aunque no confía mucho en ellos, e instaura la categoría de neodesaparecidos, los que habían desaparecido después de la dictadura y después de los desaparecidos sociales que vinieron más adelante. Descubre que el padre había sido un doble agente que entregó a todos los de su grupo, los traicionó, incluida su mujer, pero igualmente lo hicieron desaparecer porque ya no les servía.

  • 35  Friera, Silvina, “ Ratas en el techo ”, www.no-retornable.com.ar/cuentos
  • 36  Sarlo, Beatriz : “ Condición de búsqueda ”, Perfil, 07/12/08.
  • 37  Escrache : manifestación de repudio que consiste en señalar la casa de un represor, anunciarlo púb (...)
  • 38  Rojas, Patricia, “ Bailando sobre las cenizas”, en Puentes, Buenos Aires,diciembre 2000.

17Según sus propias declaraciones, los personajes de este libro no quieren reivindicar nada, sino que buscan algo previo que tiene que ver con el origen o la identidad, saber quiénes fueron sus viejos. La literatura, sostiene, tiene que cuestionar y mostrar tensiones, trabaja más en la dimensión de la representación de las cosas que de las cosas en sí. La lucha política atraviesa la realidad de una forma y el arte la atraviesa de otra35. La condición de hijo de desaparecidos del personaje repercute en la orfandad visceral de su vida signada por el vagabundeo y los contratiempos. La novela entra en una zona de delirio en la que los personajes se cruzan de manera inesperada.
La novela está narrada en clave de parodia, se trata de un texto cómico, afirma Beatriz Sarlo36, fantasioso y de intriga sobre los desaparecidos. Con este enfoque distancia el tema de su tratamiento más previsible y sorprende al lector al posicionar la literatura en su derecho de hablar de cualquier modo sobre este tema.
Patricia Rojas afirma que los jóvenes tienen una mirada diferente sobre el pasado, porque buscan hablar de la trágica herencia sin melancolía, recurriendo a las murgas, al teatro popular, al rock y a los escraches37 como micropolíticas de la resistencia y lo hacen con alegría38.

18En algunas de estas novelas comentadas, comoPurgatorio y Dos veces junio, los protagonistas no experimentan una toma de conciencia ideológica y política frente la dictadura. La Emilia de Purgatoriosi bien asiste a una marcha de Madres de Plaza de Mayo, lo hace más como rebelión individual frente al padre que como resistencia al régimen dictatorial. En el personaje de Dos veces junio ni siquiera hay un cambio de actitud frente a los represores cuando adviene la democracia. Diferente es el caso del personaje femenino de Osorio, que, educada en los valores pro-militares, protagoniza un cambio que la conduce a descubrir su identidad. Fefe, personaje de El secreto y las voces, cuando descubre su origen y recupera su identidad, resuelve llevar el caso a HIJOS y a la justicia. En Los Topos, el personaje es un joven que busca sus orígenes  a través de la parodia más disparatada.

  • 39  Said, Edward, El Mundo, el texto, el crítico, Buenos Aires : Debate, 2004.

19Sostenemos que esta lectura de la narrativa argentina actual constituye una manera de exorcizar, desde la literatura, la ausencia y el olvido, porque recurre a la memoria del pasado para construir el presente. Explicitamos también que el ejercicio de la interpretación, desde el intelectual situado como lo entiende E. Said39, está siempre contextualizado y que, si bien se basa en una posición subjetiva, está construido socialmente en constante diálogo e interacción.

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Bibliografía

Agamben, Giorgio, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo, Valencia : Pre-texto, 2000.

Aletta de Sylvas, Graciela, La aventura de escribir. La narrativa de Angélica Gorodischer, Buenos Aires : Corregidor, 2009.

Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona : Lumen, 2001.

Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV, Madrid : Taurus, 2001.

Bruzzone, Félix, Los Topos, Buenos Aires : Mondadori, 2008.

Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, Buenos Aires : Colihue, 1998.

Deleuze, Gilles, Guatari, Félix, Rizoma, México : Premia, 1983.

Feld, Claudia, “ Entrevista a Henry Rousso ”, Punto de vista, Nº 74, Buenos Aires, diciembre, 2002.

Freud, Sigmund, “ Duelo y melancolía ”, Obras Completas, Buenos Aires : Hyspamérica, 1988.

Friera, Silvina, “ No toda la sociedad es culpable ”, Página 12, Buenos Aires, 24/10/2006.

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Notas

1  Roudinesco, Elizabeth, Nuestro lado oscuro, Barcelona : Anagrama, 2009.

2  Voloshinov, Valentin, El marxismo y la filosofía del lenguaje, Madrid : Alianza, 1992.

3  Nancy Huston realiza una investigación sobre el tema para escribir su novela Marcas de nacimiento, Barcelona : Salamandra, 2008.

4  Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia y otros ensayos. Iluminaciones IV, Madrid : Taurus, 2001.

5  Wiesel, Elie, La noche, el alba, el día, Barcelona : Círculo de Lectores, 1987 ; Semprún, Jorge, La escritura o la vida, Barcelona : Tusquets, 1995.

6  Levi, Primo, Si esto es un hombre, Buenos Aires : Mila (Raíces - Biblioteca de Cultura Judía), 1988.

7  Agamben, Giorgio, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo, Valencia : Pre-texto, 2000.

8  Groppo, Bruno, Flier, Patricia (comp.), La imposibilidad del olvido, recorridos de la memoria en Argentina, Chile y Uruguay, La Plata : Al Margen, 2002.

9  Todorov, Tzvetan, Los abusos de la memoria, Barcelona : Paidós, 2000.

10  Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona : Lumen, 2001.

11  Sichère, Bernard, Historias del Mal, prólogo de J. Kristeva, Barcelona : Gedisa, 1996.

12  Terán, Oscar, “ Tiempos de memoria ”, Punto de vista, Nº 68, Buenos Aires, diciembre 2000.

13  Schmucler, Héctor, “ Las exigencias de la memoria ”, Punto de vista, Nº 68, Buenos Aires, diciembre 2000.

14  Osorio, Elsa, A veinte años, Luz, Buenos Aires : Planeta, 2006.

15  Friera, Silvina, “ No toda la sociedad es culpable ”, Página 12, Buenos Aires, 24/10/2006.

16  Gorodischer, Angélica, Tumba de jaguares, Buenos Aires : Emecé, 2005.

17  Aletta de Sylvas, Graciela, La aventura de escribir. La narrativa de Angélica Gorodischer, Buenos Aires : Corregidor, 2009.

18  Deleuze, Gilles, Guattari, Félix, Rizoma, México : Premia, 1983.

19  Aletta de Sylvas, Graciela, op. cit.

20  Martínez, Tomás Eloy, Purgatorio, Buenos Aires, Alfaguara, 2008.

21  Villoro, Juan, “ Una cartografía conjetural ”, ADN Cultura, 10/01/09.

22  Guyot, Héctor, “ La identidad de una persona está hecha de recuerdos ”, ADN Cultura, La Nación, 25/10/08.

23  Freud, Sigmund, “ Duelo y melancolía ”, Obras Completas, Buenos Aires : Hispamérica, Buenos Aires, 1988.

24  Gundermann, Christian, Actos melancólicos. Formas de resistencia en la postdictadura, Rosario : Beatriz Viterbo, 2007.

25  Henry Rousso, un referente clave en los estudios franceses de la memoria, autor de El Síndrome de Vichy, opina que el duelo colectivo es imposible y necesario ; en Feld, Claudia, “ Entrevista a Henry Rousso ”, Punto de vista, Nº 74, Buenos Aires, diciembre, 2002.

26  Gamerro, Carlos, El secreto y las voces -2002-, Buenos Aires : Verticales de Bolsillo, 2008.

27  Gamerro, Carlos, Las islas, Buenos Aires : Norma, 2007.

28  Al año siguiente de publicada esta novela, María Teresa Andruetto escribe La mujer en cuestión, también construida con retazos de declaraciones con las que un informante intenta armar el perfil de una mujer y su relación con los desaparecidos y robos de bebés, Buenos Aires : De Bolsillo, 2009.

29  Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina., Buenos Aires : Colihue, 1998.

30  Kohan, Martin, Dos veces junio, Buenos Aires: De Bolsillo, 2008 ; Ciencia Morales, Barcelona Anagrama, 2007.

31 “Martín Kohan : Dos veces junio, en Segunda Poesía, www.segundapoesía.com.ar/2004/06/martin-kohan-dos-veces-junio

32  Gramuglio, María Teresa, “ Políticas del decir y formas de la ficción ”, Punto de vista, Nº 74, Buenos Aires, 2002.

33  Gusmán, Luis: Villa -1995-, Buenos Aires : Edhasa, 2006.

34  Bruzzone, Félix, Los Topos, Buenos Aires : Mondadori, 2008.

35  Friera, Silvina, “ Ratas en el techo ”, www.no-retornable.com.ar/cuentos

36  Sarlo, Beatriz : “ Condición de búsqueda ”, Perfil, 07/12/08.

37  Escrache : manifestación de repudio que consiste en señalar la casa de un represor, anunciarlo públicamente y montar una representación teatral, de títeres o murga, en la vereda. Se la considera un instrumento de la memoria. Oscar Conde en Diccionario etimológico del lunfardo, Madrid : Taurus, 2004 refiere que su origen viene del italiano schiacchiare : romper, destrozar.

38  Rojas, Patricia, “ Bailando sobre las cenizas”, en Puentes, Buenos Aires,diciembre 2000.

39  Said, Edward, El Mundo, el texto, el crítico, Buenos Aires : Debate, 2004.

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Para citar este artículo

Referencia electrónica

Graciela Aletta de Sylvas, «La ficción : espacio simbólico de la ausencia en la novela argentina contemporánea»Amerika [En línea], 2 | 2010, Publicado el 22 junio 2010, consultado el 03 diciembre 2024. URL: http://0-journals-openedition-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/amerika/1177; DOI: https://0-doi-org.catalogue.libraries.london.ac.uk/10.4000/amerika.1177

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